Keranos
Miembro muy activo
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Capítulo 535
-¿Te gusta el anal? -me preguntó a los pocos segundos.
-Claro que me gusta. ¿A ti no?
-Sí. Me gusta. Pero es que con lo tuyo...
-Pero no pasa nada. Podemos ir despacio. Sé cómo hacerlo.
-Tienes experiencia entonces, ¿no?
-Ajá. Me gusta más de la manera normal, pero sí que lo he practicado bastante. Y creo que tú también.
-¿Sí? ¿Por qué lo dices?
-Por cómo se ve tu culo. Parece que lo han visitado.
-Pues llevas razón. Es algo que de primeras no me hacía gracia, pero que por la insistencia de todos los hombres con los que me he acostado pues llegué a probar. Sois todos unos guarros.
-Pues como tiene que ser en el sexo.
-Jajajaja.
-¿Cómo fue tu primera vez haciendo anal?
-Conmigo misma. Me compré un juguete para probar y no parecer muy nueva cuando me estrenara de verdad con un hombre.
-Anda.
-Mira, si lo tengo aún. Y alguno que otro más.
Entonces, Nadine levantó para coger de un cajón de su mesita una bolsa con algunos juguetes. Tenía un dildo de color carne bastante realista, aunque normalito de tamaño. También tenía como un vibrador con forma de huevo y un plug anal metálico. Me gustó ver que tuviera esas cosas y pensar que se masturbaba bastante con ellos. Me la imaginaba ahí en esa cama en momentos de soledad con unas medias negras muy tupidas, con su plug puesto y follándose a sí misma con ese dildo y gozándolo y me encendí mucho. Así que me explicó cómo lo hizo y como lo hacía aún de vez en cuando, siendo algo cercano a lo que me imaginaba. Pero me la quería follar y no podía esperar, por lo que empecé a jugar con ella y con esos juguetes, usando también lubricante para a los pocos minutos después de prepararla empezar a metérsela por detrás muy poco a poco.
Sí que disfrutaba el sexo anal, porque Nadine estaba muy entregada y gemía de gusto conforme mi rabo se iba adentrando en su esfínter. Pero fue algo más fácil de lo que imaginaba. No tanto como con su hija, pero sí que fue algo más sencillo de lo que me había pasado con otras chicas. El lubricante es una pieza clave en estos casos, pero también lo es que la chica esté muy cachonda, cosa que era así. Una vez se la metí por completo, ella me dijo que aguantara, aunque no tardó mucho en pedirme que la follara. Primero despacio, pero luego me pidió que subiera la intensidad. Su último orgasmo llegó a los 5 minutos después de una buena follada de culo, aunque le dije que se tocara para que llegara más fácil, sugiriéndole incluso que usara el vibrador. Nadine estalló en un orgasmo que manifestó con un grito enorme que me llegó a asustar un poco, derrumbándose sobre la cama y yo con ella al seguirla.
Era una locura cómo temblaba su cuerpo. Vibraba mientras respiraba de manera muy entrecortada y muy acelerada. Ver todo aquello y sentir sus vibraciones y cómo me apretaba fue más que suficiente para que me provocara otro orgasmo, hincándole yo mi polla lo más profundo que pude para que hubiera la máxima presión y así disfrutar más. Llené el condón con mi semen y esperé a que ella se empezara a tranquilizar para salirme de ella, pues la veía muy sensible como para retirarme. Aunque algo que tenía Nadine era que se recuperaba pronto, por lo que no tardé mucho en sacársela para volver a tumbarme a su lado, quitándome el condón con cuidado. Nadine estaba bastante rendida y la verdad es que después del día de playa tan largo, yo también lo estaba. Ella giró su cara hacia a mí sonriendo y le dije que necesitaba darme una ducha por el sudor de tanto movimiento. A ella le pareció bien, pero me dijo que necesitaba descansar un poco más.
Al volver de la ducha me la encontré conforme la dejé, aunque ya estaba dormida. No me importó para nada, porque yo me notaba bastante saciado y me lo había pasado fenomenal, como pensaba que había sido con ella, por lo que le eché una sábana por encima para taparla y recogí los condones usados para enrollarlos en papel y echarlos a la basura. También guardé los juguetes de Nadine para que todo pareciera normal si Sofía decía de volver y se asomaba a la habitación de su madre para ver cómo estaba, por lo que también recogí los vasos y las botellas que subí. Al acabar me eché en la cama para descansar, pensando en si había hecho bien al acostarme con Nadine, porque era la madre de Sofía y apreciaba mucho a mi amiga, como ella a mí. Pero tampoco pude darle muchas vueltas, porque estaba cansado y me acabé quedando dormido con rapidez.
Ya al despertar cuando amanecía sí que me pude parar a pensar un poco más detenidamente sí aquello había estado bien. La erección que tenía al despertar me indicaba que a mi cuerpo le había gustado, porque hasta me sobaba un poco con la mano recordando lo pasado hacia pocas horas. Era algo peliagudo, pero llegué a la conclusión de que no era para tanto, porque yo no fui el que la buscó para ello. Bien es verdad que le seguí el rollo al dejarme llevar en esa conversación que se empezó a tornar en dirección a acabar como acabamos, pero no fui yo el que fue a buscarla para echar un polvo descaradamente. Ni siquiera tenía pensado hacer nada aquella noche. Como he dicho, nada más ver aparecer a ese chico en la cena, cómo se llevaba con Sofía y la complicidad que tenían, sabía que iba a acabar con él. Pero ya en casa después del accidente y con la tontería, pues surgió lo que pasó entre Nadine y yo.
No, no me arrepentía, porque estaba recordando todo lo que pasó, desde la conversación, hasta el final con una sonrisa mientras me tocaba de manera muy suave para acompañar a la erección que tenía. Así que no me sentía tan mal por ello, aunque sí es verdad que no pensaba decirle nada a Sofía por si se lo tomaba regular, cosa que creía yo que tal vez no le haría gracia, pero tampoco pensaba que lo llevaría a más, sobre todo después de haber aclarado lo que un día sintió por mí. La verdad es que había sido un día muy movidito y divertido, considerando yo que empezó el viernes por la noche con el polvazo con Sofía y luego ya sí, el sábado por la mañana con ese mañanero, todo el día de playa con las visitas a los hoteles que frecuentaba, ese rato de cena y una breve copa para luego acabar ya en casa con ese otro polvazo.
Intenté dormir algo más, pero ya sabía yo que no iba a poder, por lo que cogí el móvil para echarle un ojo, porque no lo hacía desde que nos marchamos de casa la noche anterior, aunque lo llevaba encima en todo momento. Lo primero que hice fue mirar WhatsApp, encontrando mensajes de Irene y Mario en el grupo diciéndonos que esperaban que lo estuviéramos pasando bien ambos en la playa. También contaban que les dábamos mucha envidia y que estaban deseando ellos también pisar la playa, siendo algo que tendría lugar el próximo fin de semana, marchándose ambos un par de semanas al apartamento que tenían los padres de Irene en la playa, tal y como hicieron el año anterior, aunque fueron acompañados. Al contar eso nos ofrecieron ir con ellos si queríamos para estar con ellos y pasarlo bien echando unos días en la playa y luego también saliendo de noche. A mí me gustó el ofrecimiento, por lo que pensé en ir con ellos, aunque no todo el tiempo que dijeron que estarían por ahí. Pensé en irme una semana con ellos, aunque era algo que tenía que hablar en el trabajo, pero pensaba que no me pondrían problema y además me debían vacaciones.
También vi algunos mensajes más que tenía por privado y por algún que otro grupo, aunque nada destacable del todo. De pronto se me vino a la cabeza la conversación con Valentina en la que me contó que me tenía preparado un regalo. Me quedé pensativo en qué podía ser y entré en el chat que tenía con ella. Tenía registrados ambos de sus números, pero ambos me salían sin imagen de perfil, cosa que me hacía poner una mueca en la boca siempre que veía aquello. Al no ver ningún mensaje, me fui a la aplicación en la que nos escribíamos para ver si había algo, encontrando de nuevo su perfil sin ninguna imagen, pero sí que encontré mensajes en el chat, cosa que me gustó. Una vez entré, Valentina me deseaba de nuevo que me lo pasara bien, en concreto por la noche, pero que también llevara cuidado, que siendo joven se hacen muchas tonterías. Algo que me comentaba además de eso, era que se sentía un poco mal por cómo fue nuestra conversación la tarde anterior, pero a mí ya se me había pasado ese pique que agarré.
Lo que más me impactó fue que me mandó una foto además de aquellos mensajes. No era la primera que me enviaba, pues aún tenía un poco más arriba aquella en la que me mostraba que estaba leyendo cuando le pregunté, saliendo con sus bonitas piernas desnudas. En esta nueva imagen se animó más. Bastante más de hecho, porque salía frente a un espejo en lo que parecía ser su cuarto de baño. No lo sabía a ciencia cierta, porque lo único que se veía además de ella era una especie de cortina de color crema que parecía ser la típica que se pone en las duchas. Pero poco me fijé en eso de primeras, porque en la imagen salía Valentina, aunque no se le veía la cara, ni siquiera el pelo, pero yo me conocía su cuerpo muy bien para saber de sobra que era ella.
Era una foto muy sensual en la que aparecía con una bata roja de seda que tapaba su desnudez completa, aunque la tenía abierta estratégicamente para mostrar la redondez de sus pechos, sin llegar a asomar ningún pezón por desgracia, aunque me encantó lo que vi. También jugaba con eso de medio enseñar por las partes bajas, agarrando dicha bata con su mano, pero en esta ocasión sí que dejaba asomar algo de su vello púbico, lo que me puso muy malo, llevando mi mano directamente a mi polla para empezar a tocarme aprovechando que la tenía tiesa aún. No podía quitar la mirada de esa imagen, notando detalles como que se le marcaban los pezones bajo esa fina y delicada tela de la prenda que llevaba puesta, además de las uñas de sus manos pintadas de color rojo, como siempre. Jamás hubiera esperado que esa fuera la sorpresa, pero me había encantado y ya tenía algo más sexy de ella para esos momentos en los que no pudiera hacer nada con ella, porque con la foto que le hice a escondidas, no me daba para mucho, aunque al salir su preciosa cara, me gustaba igual.
Estaba muy a gusto en la cama de Sofía haciéndome una paja con esa imagen, pero oí un ruido y bloqueé el móvil, dejándolo sobre la cama para taparme un poco con la sábana también. Pensaba que era Sofía y que estaba regresando después de estar toda la noche de fiesta, pero me equivoqué. Dándome un susto por aparecer repentinamente Nadine por la puerta, que estaba bastante entornada.
-Javi, ¿estás despierto?
-Sí. ¿Qué pasa?
-Nada. Es que... Joder, me he despertado con un calentón...
-¿Qué? Jajaja.
-Va, ven. Vamos a mi habitación y echamos un polvete rápido.
-¿Y si viene Sofía?
-No te preocupes por eso.
-No sé...
-Venga, vamos si te he visto pajeándote -dijo sentándose en la cama.
-¿Y para qué me preguntas si estaba despierto?
-Pues por educación, jajajaja. Anda -dijo mirando mi erección-, vamos a pasar un buen rato.
-¿No tuviste suficiente anoche?
-Joder, tengo que aprovechar. A saber cuándo echo otro polvo.
-Si no lo echas es porque no quieres.
-Sabes que no.
-Te puedes organizar.
-¿No te apetece entonces? Porque estabas ahí... Jajaja.
-Sí me apetece.
-Ah, que te estás haciendo el interesante... Jajaja.
-Un poco.
-Mira, vamos a hacer una cosa. Vete a mi habitación y me doy una ducha rápida. En nada estoy contigo.
-No sé, Nadine. No quiero que nos pille tu hija.
-Que no te preocupes por eso. Confía en mí.
Tenía tantas ganas después de haber visto la imagen que me envió Valentina y de la paja que me empecé a hacer que me levanté para ir a su habitación. Al hacerlo, Nadine resopló al verme así de duro, pasando a reír y dándome un cachete en el culo. Cogí un par de condones y ella se fue enflechada al baño para darse una ducha, de agua fría al parecer, porque lanzó un pequeño grito y alguna queja. En menos de 5 minutos la tenía de vuelta, comiéndome con los ojos al procurar yo que no se me bajara al seguir con la manualidad en la que me pilló en la habitación de su hija. En nada ya estaba con un condón puesto y con ella entre mis piernas comiéndomela a buen ritmo mientras se tocaba, acariciándose por lo que podía notar. Me gustaba lo que estaba haciendo, pero yo también quería tocar, por lo que le dije que se acercara para tocarla yo desde atrás.
Tampoco tardamos mucho en ponernos a follar de manera guarra y dura, con ella boca arriba y yo dándole embestidas, haciendo que sonara en cabecero. Nadine no se cortaba en gemir por muy temprano que fuera y por muchos vecinos que hubiera alrededor. Y eso me gustaba, porque la veía desatada y sin reprimirse nada, como mejor se hace eso. Tras unos minutos así, cambiamos de postura, poniéndose ella a cuatro y yo empujando desde atrás al agarrar bien de sus caderas. A pesar de haber follado la noche anterior y al estar haciéndolo de nuevo con condón, acabé corriéndome en unos 10 ó 15 minutos que duraría aquel polvo, con ella corriéndose también poco antes de que yo lo hiciera. Fue un polvo inesperado y satisfactorio haciéndolo dos veces bueno. Una vez acabamos, Nadine se acomodó diciendo que le había entrado sueño otra vez, pareciendo querer dormir de nuevo y diciéndome que Sofía no vendría hasta las 10 de la mañana más o menos, porque era algo que siempre hacía cuando salía de fiesta con sus amigos.
Yo me fui al baño para darme una ducha rápida y tratar de descansar algo más y poder hacerlo así más cómodo. Efectivamente, Sofía no andaba por ahí, porque estaba todo en silencio y nada se había movido desde que yo me fui a dormir, como pude ver al bajar a por algo de agua. Ya en la cama me paré a pensar otra vez, pero en esta ocasión en el nuevo polvo con Nadine. Esta mujer era una bomba por cómo follaba y cómo se comportaba, pero ya sí que no me parecía bien ir buscándola. Había sido divertido echar un par de polvos con ella, pero ahí se iba a quedar la cosa, porque si seguíamos, se nos iba a notar y no quería que su hija se enterara. También pensé en la facilidad que tuve para acabar en ese polvo exprés, pero tenía clara la razón. Estaba pensando en Valentina. Aquella foto desató mi imaginación y mientras follaba a Nadine, me imaginaba que lo estaba haciendo con ella, especialmente cuando la tenía a cuatro.
-Valentina, me has puesto muy tonto con esto -le puse como respuesta a los mensajes y la foto que me envió-. No esperaba que me enviaras algo así y me ha encantado. Creo que voy a volver temprano para que nos podamos ver hoy mismo.
-¿Te gusta el anal? -me preguntó a los pocos segundos.
-Claro que me gusta. ¿A ti no?
-Sí. Me gusta. Pero es que con lo tuyo...
-Pero no pasa nada. Podemos ir despacio. Sé cómo hacerlo.
-Tienes experiencia entonces, ¿no?
-Ajá. Me gusta más de la manera normal, pero sí que lo he practicado bastante. Y creo que tú también.
-¿Sí? ¿Por qué lo dices?
-Por cómo se ve tu culo. Parece que lo han visitado.
-Pues llevas razón. Es algo que de primeras no me hacía gracia, pero que por la insistencia de todos los hombres con los que me he acostado pues llegué a probar. Sois todos unos guarros.
-Pues como tiene que ser en el sexo.
-Jajajaja.
-¿Cómo fue tu primera vez haciendo anal?
-Conmigo misma. Me compré un juguete para probar y no parecer muy nueva cuando me estrenara de verdad con un hombre.
-Anda.
-Mira, si lo tengo aún. Y alguno que otro más.
Entonces, Nadine levantó para coger de un cajón de su mesita una bolsa con algunos juguetes. Tenía un dildo de color carne bastante realista, aunque normalito de tamaño. También tenía como un vibrador con forma de huevo y un plug anal metálico. Me gustó ver que tuviera esas cosas y pensar que se masturbaba bastante con ellos. Me la imaginaba ahí en esa cama en momentos de soledad con unas medias negras muy tupidas, con su plug puesto y follándose a sí misma con ese dildo y gozándolo y me encendí mucho. Así que me explicó cómo lo hizo y como lo hacía aún de vez en cuando, siendo algo cercano a lo que me imaginaba. Pero me la quería follar y no podía esperar, por lo que empecé a jugar con ella y con esos juguetes, usando también lubricante para a los pocos minutos después de prepararla empezar a metérsela por detrás muy poco a poco.
Sí que disfrutaba el sexo anal, porque Nadine estaba muy entregada y gemía de gusto conforme mi rabo se iba adentrando en su esfínter. Pero fue algo más fácil de lo que imaginaba. No tanto como con su hija, pero sí que fue algo más sencillo de lo que me había pasado con otras chicas. El lubricante es una pieza clave en estos casos, pero también lo es que la chica esté muy cachonda, cosa que era así. Una vez se la metí por completo, ella me dijo que aguantara, aunque no tardó mucho en pedirme que la follara. Primero despacio, pero luego me pidió que subiera la intensidad. Su último orgasmo llegó a los 5 minutos después de una buena follada de culo, aunque le dije que se tocara para que llegara más fácil, sugiriéndole incluso que usara el vibrador. Nadine estalló en un orgasmo que manifestó con un grito enorme que me llegó a asustar un poco, derrumbándose sobre la cama y yo con ella al seguirla.
Era una locura cómo temblaba su cuerpo. Vibraba mientras respiraba de manera muy entrecortada y muy acelerada. Ver todo aquello y sentir sus vibraciones y cómo me apretaba fue más que suficiente para que me provocara otro orgasmo, hincándole yo mi polla lo más profundo que pude para que hubiera la máxima presión y así disfrutar más. Llené el condón con mi semen y esperé a que ella se empezara a tranquilizar para salirme de ella, pues la veía muy sensible como para retirarme. Aunque algo que tenía Nadine era que se recuperaba pronto, por lo que no tardé mucho en sacársela para volver a tumbarme a su lado, quitándome el condón con cuidado. Nadine estaba bastante rendida y la verdad es que después del día de playa tan largo, yo también lo estaba. Ella giró su cara hacia a mí sonriendo y le dije que necesitaba darme una ducha por el sudor de tanto movimiento. A ella le pareció bien, pero me dijo que necesitaba descansar un poco más.
Al volver de la ducha me la encontré conforme la dejé, aunque ya estaba dormida. No me importó para nada, porque yo me notaba bastante saciado y me lo había pasado fenomenal, como pensaba que había sido con ella, por lo que le eché una sábana por encima para taparla y recogí los condones usados para enrollarlos en papel y echarlos a la basura. También guardé los juguetes de Nadine para que todo pareciera normal si Sofía decía de volver y se asomaba a la habitación de su madre para ver cómo estaba, por lo que también recogí los vasos y las botellas que subí. Al acabar me eché en la cama para descansar, pensando en si había hecho bien al acostarme con Nadine, porque era la madre de Sofía y apreciaba mucho a mi amiga, como ella a mí. Pero tampoco pude darle muchas vueltas, porque estaba cansado y me acabé quedando dormido con rapidez.
Ya al despertar cuando amanecía sí que me pude parar a pensar un poco más detenidamente sí aquello había estado bien. La erección que tenía al despertar me indicaba que a mi cuerpo le había gustado, porque hasta me sobaba un poco con la mano recordando lo pasado hacia pocas horas. Era algo peliagudo, pero llegué a la conclusión de que no era para tanto, porque yo no fui el que la buscó para ello. Bien es verdad que le seguí el rollo al dejarme llevar en esa conversación que se empezó a tornar en dirección a acabar como acabamos, pero no fui yo el que fue a buscarla para echar un polvo descaradamente. Ni siquiera tenía pensado hacer nada aquella noche. Como he dicho, nada más ver aparecer a ese chico en la cena, cómo se llevaba con Sofía y la complicidad que tenían, sabía que iba a acabar con él. Pero ya en casa después del accidente y con la tontería, pues surgió lo que pasó entre Nadine y yo.
No, no me arrepentía, porque estaba recordando todo lo que pasó, desde la conversación, hasta el final con una sonrisa mientras me tocaba de manera muy suave para acompañar a la erección que tenía. Así que no me sentía tan mal por ello, aunque sí es verdad que no pensaba decirle nada a Sofía por si se lo tomaba regular, cosa que creía yo que tal vez no le haría gracia, pero tampoco pensaba que lo llevaría a más, sobre todo después de haber aclarado lo que un día sintió por mí. La verdad es que había sido un día muy movidito y divertido, considerando yo que empezó el viernes por la noche con el polvazo con Sofía y luego ya sí, el sábado por la mañana con ese mañanero, todo el día de playa con las visitas a los hoteles que frecuentaba, ese rato de cena y una breve copa para luego acabar ya en casa con ese otro polvazo.
Intenté dormir algo más, pero ya sabía yo que no iba a poder, por lo que cogí el móvil para echarle un ojo, porque no lo hacía desde que nos marchamos de casa la noche anterior, aunque lo llevaba encima en todo momento. Lo primero que hice fue mirar WhatsApp, encontrando mensajes de Irene y Mario en el grupo diciéndonos que esperaban que lo estuviéramos pasando bien ambos en la playa. También contaban que les dábamos mucha envidia y que estaban deseando ellos también pisar la playa, siendo algo que tendría lugar el próximo fin de semana, marchándose ambos un par de semanas al apartamento que tenían los padres de Irene en la playa, tal y como hicieron el año anterior, aunque fueron acompañados. Al contar eso nos ofrecieron ir con ellos si queríamos para estar con ellos y pasarlo bien echando unos días en la playa y luego también saliendo de noche. A mí me gustó el ofrecimiento, por lo que pensé en ir con ellos, aunque no todo el tiempo que dijeron que estarían por ahí. Pensé en irme una semana con ellos, aunque era algo que tenía que hablar en el trabajo, pero pensaba que no me pondrían problema y además me debían vacaciones.
También vi algunos mensajes más que tenía por privado y por algún que otro grupo, aunque nada destacable del todo. De pronto se me vino a la cabeza la conversación con Valentina en la que me contó que me tenía preparado un regalo. Me quedé pensativo en qué podía ser y entré en el chat que tenía con ella. Tenía registrados ambos de sus números, pero ambos me salían sin imagen de perfil, cosa que me hacía poner una mueca en la boca siempre que veía aquello. Al no ver ningún mensaje, me fui a la aplicación en la que nos escribíamos para ver si había algo, encontrando de nuevo su perfil sin ninguna imagen, pero sí que encontré mensajes en el chat, cosa que me gustó. Una vez entré, Valentina me deseaba de nuevo que me lo pasara bien, en concreto por la noche, pero que también llevara cuidado, que siendo joven se hacen muchas tonterías. Algo que me comentaba además de eso, era que se sentía un poco mal por cómo fue nuestra conversación la tarde anterior, pero a mí ya se me había pasado ese pique que agarré.
Lo que más me impactó fue que me mandó una foto además de aquellos mensajes. No era la primera que me enviaba, pues aún tenía un poco más arriba aquella en la que me mostraba que estaba leyendo cuando le pregunté, saliendo con sus bonitas piernas desnudas. En esta nueva imagen se animó más. Bastante más de hecho, porque salía frente a un espejo en lo que parecía ser su cuarto de baño. No lo sabía a ciencia cierta, porque lo único que se veía además de ella era una especie de cortina de color crema que parecía ser la típica que se pone en las duchas. Pero poco me fijé en eso de primeras, porque en la imagen salía Valentina, aunque no se le veía la cara, ni siquiera el pelo, pero yo me conocía su cuerpo muy bien para saber de sobra que era ella.
Era una foto muy sensual en la que aparecía con una bata roja de seda que tapaba su desnudez completa, aunque la tenía abierta estratégicamente para mostrar la redondez de sus pechos, sin llegar a asomar ningún pezón por desgracia, aunque me encantó lo que vi. También jugaba con eso de medio enseñar por las partes bajas, agarrando dicha bata con su mano, pero en esta ocasión sí que dejaba asomar algo de su vello púbico, lo que me puso muy malo, llevando mi mano directamente a mi polla para empezar a tocarme aprovechando que la tenía tiesa aún. No podía quitar la mirada de esa imagen, notando detalles como que se le marcaban los pezones bajo esa fina y delicada tela de la prenda que llevaba puesta, además de las uñas de sus manos pintadas de color rojo, como siempre. Jamás hubiera esperado que esa fuera la sorpresa, pero me había encantado y ya tenía algo más sexy de ella para esos momentos en los que no pudiera hacer nada con ella, porque con la foto que le hice a escondidas, no me daba para mucho, aunque al salir su preciosa cara, me gustaba igual.
Estaba muy a gusto en la cama de Sofía haciéndome una paja con esa imagen, pero oí un ruido y bloqueé el móvil, dejándolo sobre la cama para taparme un poco con la sábana también. Pensaba que era Sofía y que estaba regresando después de estar toda la noche de fiesta, pero me equivoqué. Dándome un susto por aparecer repentinamente Nadine por la puerta, que estaba bastante entornada.
-Javi, ¿estás despierto?
-Sí. ¿Qué pasa?
-Nada. Es que... Joder, me he despertado con un calentón...
-¿Qué? Jajaja.
-Va, ven. Vamos a mi habitación y echamos un polvete rápido.
-¿Y si viene Sofía?
-No te preocupes por eso.
-No sé...
-Venga, vamos si te he visto pajeándote -dijo sentándose en la cama.
-¿Y para qué me preguntas si estaba despierto?
-Pues por educación, jajajaja. Anda -dijo mirando mi erección-, vamos a pasar un buen rato.
-¿No tuviste suficiente anoche?
-Joder, tengo que aprovechar. A saber cuándo echo otro polvo.
-Si no lo echas es porque no quieres.
-Sabes que no.
-Te puedes organizar.
-¿No te apetece entonces? Porque estabas ahí... Jajaja.
-Sí me apetece.
-Ah, que te estás haciendo el interesante... Jajaja.
-Un poco.
-Mira, vamos a hacer una cosa. Vete a mi habitación y me doy una ducha rápida. En nada estoy contigo.
-No sé, Nadine. No quiero que nos pille tu hija.
-Que no te preocupes por eso. Confía en mí.
Tenía tantas ganas después de haber visto la imagen que me envió Valentina y de la paja que me empecé a hacer que me levanté para ir a su habitación. Al hacerlo, Nadine resopló al verme así de duro, pasando a reír y dándome un cachete en el culo. Cogí un par de condones y ella se fue enflechada al baño para darse una ducha, de agua fría al parecer, porque lanzó un pequeño grito y alguna queja. En menos de 5 minutos la tenía de vuelta, comiéndome con los ojos al procurar yo que no se me bajara al seguir con la manualidad en la que me pilló en la habitación de su hija. En nada ya estaba con un condón puesto y con ella entre mis piernas comiéndomela a buen ritmo mientras se tocaba, acariciándose por lo que podía notar. Me gustaba lo que estaba haciendo, pero yo también quería tocar, por lo que le dije que se acercara para tocarla yo desde atrás.
Tampoco tardamos mucho en ponernos a follar de manera guarra y dura, con ella boca arriba y yo dándole embestidas, haciendo que sonara en cabecero. Nadine no se cortaba en gemir por muy temprano que fuera y por muchos vecinos que hubiera alrededor. Y eso me gustaba, porque la veía desatada y sin reprimirse nada, como mejor se hace eso. Tras unos minutos así, cambiamos de postura, poniéndose ella a cuatro y yo empujando desde atrás al agarrar bien de sus caderas. A pesar de haber follado la noche anterior y al estar haciéndolo de nuevo con condón, acabé corriéndome en unos 10 ó 15 minutos que duraría aquel polvo, con ella corriéndose también poco antes de que yo lo hiciera. Fue un polvo inesperado y satisfactorio haciéndolo dos veces bueno. Una vez acabamos, Nadine se acomodó diciendo que le había entrado sueño otra vez, pareciendo querer dormir de nuevo y diciéndome que Sofía no vendría hasta las 10 de la mañana más o menos, porque era algo que siempre hacía cuando salía de fiesta con sus amigos.
Yo me fui al baño para darme una ducha rápida y tratar de descansar algo más y poder hacerlo así más cómodo. Efectivamente, Sofía no andaba por ahí, porque estaba todo en silencio y nada se había movido desde que yo me fui a dormir, como pude ver al bajar a por algo de agua. Ya en la cama me paré a pensar otra vez, pero en esta ocasión en el nuevo polvo con Nadine. Esta mujer era una bomba por cómo follaba y cómo se comportaba, pero ya sí que no me parecía bien ir buscándola. Había sido divertido echar un par de polvos con ella, pero ahí se iba a quedar la cosa, porque si seguíamos, se nos iba a notar y no quería que su hija se enterara. También pensé en la facilidad que tuve para acabar en ese polvo exprés, pero tenía clara la razón. Estaba pensando en Valentina. Aquella foto desató mi imaginación y mientras follaba a Nadine, me imaginaba que lo estaba haciendo con ella, especialmente cuando la tenía a cuatro.
-Valentina, me has puesto muy tonto con esto -le puse como respuesta a los mensajes y la foto que me envió-. No esperaba que me enviaras algo así y me ha encantado. Creo que voy a volver temprano para que nos podamos ver hoy mismo.