Reencuentro con Elena

Ver en escena a Valentina siendo penetrada por Javier y Mario al mismo tiempo, mientras Irene la besa y magrea las tetas apasionadamente...priceless
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Mientras, decidida ya a encontrarlo y aclarar sus verdades E...
 
Última edición:
Me parece que nos vamos a quedar con las ganas, pero ojalá ocurra. Tengo la esperanza de que con Irene se abra un poco más, a lo mejor no para liarse con ella, pero que se suelte un poco.
Quizás no en este encuentro, pero habrá otros en las ciudades de ambos, tengo fe en Keranos.
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Capítulo 552

Sonreí al oír eso y en unos minutos llegamos al apartamento mientras ella me preguntaba cosas acerca del lugar, porque nunca había estado por ahí. Le comenté alguna que otra cosa de los sitios por donde pasábamos, aunque también le dije que por la noche saldríamos a dar un paseo y de paso ver las zonas más interesantes. Al menos, las que estuvieran cerca de la costa. Al llegar, aparqué relativamente cerca y fuimos al apartamento, preguntándome ella si había alguien dentro, haciéndolo con cierto nerviosismo. La tranquilicé diciéndole que el lugar estaba vacío en ese momento, poniendo ella un gesto de tranquilidad que me gustó ver, pero que me dejaba un poco con la incertidumbre de ver qué pasaría cuando le presentara a mis amigos. Nada más entrar por la puerta y cerrarla, Valentina me agarró de tal manera que su trolley se me escapó y me dio la vuelta para agarrarme la cara de nuevo, aunque esta vez con más fuerza y besarme ardientemente.

-Joder, estás hoy muy...
-Muy caliente. Lo sé, jeje -reía de manera algo nerviosa mirándome a los ojos y a los labios.
-Anda, vamos a la habitación a dejar esto y te pones el bikini de paso -dije de nuevo cogiendo su maletita.

Fuimos hasta allí con ella siguiéndome, aunque aproveché para enseñarle todo el apartamento, incluyendo la habitación en la que estaban mis amigos. Al entrar en la habitación en la que íbamos a estar nosotros, de nuevo nos besamos, con ella agarrando mi cara una vez más mientras que yo ya pasé a agarrar su culo. La cosa estaba caliente, pero quedamos en bajar a la playa y dejar el jugueteo para después, porque ella tenía muchas ganas ir. Así que me senté en la cama y ella se puso frente al espejo de la habitación para quitarse el ligero maquillaje que se había puesto para el viaje. Fue una sensación rara la que me entró por el cuerpo en ese momento, porque me vino como un recuerdo de mí mismo estando ahí hacía un año, pero con otra persona. Fue muy rápido, tanto como un rayo, pero me dejó un poco atontado.

-¿Qué bikini te gusta más?
-¿Eh?
-¿Estás bien? -me preguntó sonriendo.
-Sí, claro.
-¿Entonces? ¿El azul o el rojo?
-¿Cuál te gusta más a ti?
-Me gustan mucho los dos. Me los compré ayer.
-Ah, ¿sí?
-Ajá. Los que tenía estaban ya un poco viejos.
-Am.
-Va, ¿cuál te gusta más?
-El azul.
-Pues me pongo este.

Valentina se quitó sus zapatos desanudando aquella cinta anudada a cada uno de sus tobillos para descalzarse y después quitarse el vestido que llevaba, dejándolo bien puesto sobre la cama. Se quedó con un conjunto blanco de ropa interior bastante normalito, aunque la verdad es que me estaba encendiendo verla así. Y más que lo haría cuando se despojó del sujetador, dejando sus pechos libres. Ella no se estaba cortando nada en absoluto al desnudarse delante de mí. De hecho, lo hacía con una sonrisa que me indicaba que lo hacía adrede. Pero lo que me mataría fue cuando se quitó sus braguitas, haciéndolo de espaldas a mí para mostrarme bien su culo al encorvarse y coger la prenda del suelo, pasando a darse la vuelta para coger su bikini, dejándome ver su pubis con ese vello oscuro que ya había visto varias veces, pero que ahora lucía de manera diferente.

-Uff... ¿Y eso? -dije mirando su pubis encontrando un triángulo más fino de vello negro sobre él.
-¿El qué?
-Es diferente. Más fino.
-Ah... Jejeje. Es por el bikini. Por si se me mueve un poco, para que no se vea nada de nada. No me lo he quitado todo, porque sé lo que te encanta que lo tenga así.
-Joder... No lo sabes bien.

Valentina rio de nuevo y cogió su bikini, poniéndose la parte de arriba de manera bastante rápida mientras yo seguía embobado mirando su entrepierna, levantándose una erección bastante fuerte en mí. Se puso también la parte de abajo y se fue de nuevo al espejo para arreglarse el pelo un momento con las manos, pero yo estaba ya que no podía más y fui hasta ella y abrazarla desde atrás, empezando a besarle el cuello, con ella riendo por ello. No se le fue la risa cuando le agarré las tetas para cogerlas y amasarlas. Ni tampoco cuando mi mano derecha bajó por su torso hasta su entrepierna, colándose en su parte de abajo del bikini para acariciar su vello púbico y luego su rajita, aunque también lanzó un pequeño gemido con eso último. Tras eso le di la vuelta para besarla en condiciones otra vez, agarrándola del culo con fuerza para levantar su cuerpo y que se subiera a mí.

Valentina lanzó un gemido en forma de sorpresa en mi boca por estar besándonos, pero se agarró a mi cuerpo como yo quería que lo hiciera, con sus piernas abrazando mis caderas y con sus brazos a mi cuello. Fueron unos breves minutos de besos que nos dimos estando así, aunque no tardaría mucho más en llevarla a la cama para tumbarla en ella, comiéndomela con los ojos por lo guapa que era y lo buena que estaba. Ella me miraba a mí mordiéndose ligeramente el labio y ya no había vuelta atrás. Íbamos a follar por mucho que quedáramos en haberlo dejado para más tarde, por eso me quité el polo, tirándolo al suelo, siguiendo después con todo lo demás, menos con los boxers, que a duras penas contenían mi polla empalmadísima. Notaba mi corazón latir con fuerza de lo nervioso y excitado que estaba, aunque también apreciaba como ella estaba de manera similar a mí por esa respiración que tenía, la cual se aceleraba cada vez más.

-Un rapidín sí nos da tiempo, ¿no? -pregunté riéndome un poco.

Valentina sonrió ligeramente y me hizo un gesto con la cara como queriendo decir que sí, que podía ser. Así que me lancé sobre ella para ponerme sobre su cuerpo y besarla con muchas ganas, con las mismas con las que lo hizo ella nada más llegar al apartamento. En cuestión de segundos, su bikini voló y yo me empecé a deleitar con sus pechos, comiéndole las tetas con ella empezando a gemir mientras me acariciaba con sus manos por donde podía, generalmente por la cabeza y la espalda. Pero no tardé mucho en bajar más abajo, empezando a comerle el coño. De primeras, como siempre, lo hice con una pasada de mi lengua por su rajita, lentamente y notando que estaba húmeda. Ella se estremeció, aunque no fue la única, pues yo también lo hice de lo excitado que estaba y de lo que me gustaba su sabor.

Pero rápidamente cogí más ritmo para comérselo bien al lamer sus labios y jugar con ellos, moviendo mi lengua sobre ellos en movimientos circulares e incluso succionándolos. Valentina se estremecía y gemía de una manera que lo único que hacía era alentarme a hacerlo con más ganas, por eso jugué de todas las maneras posible con su sexo, colando mi lengua en su orificio para "penetrarla" así durante unos momentos, aunque en lo que más me centré fue en su clítoris. Jugué con él exactamente igual que hice con sus labios, provocándole un fuerte orgasmo que ella manifestó tensando su cuerpo durante unos segundos y lanzando un grito que me llegó a asustar un poco por no ser lo usual en ella, pasando después a respirar con ansia, dejándola yo que se recuperara, aunque la empecé a besar por el resto de su cuerpo, subiendo por su torso, llegando a sus tetas y de manera instintiva a sus labios.

Fue algo en lo que no caí en el momento, porque siempre que había intentado besarla después de haberle comido el coño, me rechazaba el beso, pero en esta ocasión no fue así, porque Valentina se dejó llevar de tal manera, que me recibió de buena gana, dándonos un buen beso con lengua que duró varios segundos, con ella abrazándome para ponerme sobre su cuerpo y acariciar así mi espalda, abrazándome con sus piernas al mismo tiempo. Estaba bastante impresionado por cómo se dejó llevar sin decir ni hacer nada. Ni siquiera se apartó pasados unos momentos en los que pensaba que se tenía que haber dado cuenta. Una vez se repuso de su orgasmo, nos quedamos mirándonos, estando de lado sobre la cama, con ella acariciándome la cara mientras que yo lo hacía con sus muslos.

-¿Qué te pasa hoy? -le pregunté susurrando.
-Estoy muy caliente. Llevaba muchos días deseando estar contigo así.
-Ya, pero... ¿Para hacer todo esto?
-¿A qué te refieres?
-Nos acabamos de comer la boca.
-¿Y? Pues lo más normal en estas situaciones.
-Ya, pero es que te acabo de comer el coño y te has corrido en mi boca. Siempre me has rechazado un beso después de eso y mírate ahora.
-Ah... Jejeje -reía de manera algo nerviosa.
-¿Estás bien?
-Claro. ¿No me ves? Jajaja.
-Ya, jaja. Lo digo por... Que no lo he hecho queriendo. Ha sido algo instintivo, pero como he visto que no te ha importado, pues he seguido.
-Bueno, no ha sido para tanto.
-¿Te ha gustado?
-Ni me ha gustado ni me ha disgustado.
-Estás muy rica Valentina. En todos los aspectos.
-Jajajajaja -reía hincando su cabeza en mi pecho.
-Me gusta mucho lo que te has hecho ahí abajo. Estás muy sexy.
-Pero si no cambia mucho...
-Ya, pero es un cambio manteniendo lo que me gusta. Me ha encantado.
-Pues me alegro, pero pasa una cosa...
-¿El qué?
-Que yo también quiero saborearte.
-Claro, jajaja -dije incorporándome para ir a por los condones.

Pero Valentina me detuvo, poniendo su mano en mi pecho para empujarme y tumbarme de nuevo en la cama. Con una sonrisa muy pícara me dio un beso, más tierno esta vez, aunque fue breve, porque al igual que hacía yo con ella, Valentina empezó a bajar por mi cuerpo con besos hasta que se puso entre mis piernas después de quitarme los calzoncillos y así tener mejor acceso a mi polla, la cual cogió con su mano para empezar a masturbarla. Se puso juguetona, moviendo su mano de manera lenta y con gestos pocos usuales, soplando también sobre ella. Me tenía nervioso porque estaba deseando dar un paso más allá, pero lo cierto es que no esperaba dar uno tan grande, porque me pilló bastante desprevenido cuando se la metió en la boca sin previo aviso y, sobre todo, sin que me llegara a poner ningún preservativo, haciéndolo totalmente a pelo.

Valentina empezó una mamada como pocas veces había visto, sobre todo en ella. Estaba bastante irreconocible ese día con tantas cosas nuevas, pero lo cierto es que me quería dejar llevar para disfrutar aquello. Mamaba de una manera intensa y rápida, aunque también lo hacía de manera más lenta por momentos, llegando incluso a sacársela para lamer mis huevos e incluso metérselos en la boca. Era una experiencia tan nueva para mí en ese momento pese a la cantidad de mamadas que había recibido ya a esas alturas que me notaba caliente en exceso y temía que me corriera rápido por mucho que el día anterior echara un par de polvos con mi amiga Irene. Pero esa sensación se intensificó mucho cuando Valentina empezó a tragar de manera tosca para intentar metérsela entera, cosa que no logró, pero que, desde luego, sí que pudo llegar más lejos que nunca conmigo.

Como no me quería correr sin follarla, la subí hacia a mí para besarla apasionadamente y levantarme de un bote a por un condón, poniéndomelo para escupir en su coño y esparcir un poco la saliva con mis dedos, metiéndosela inmediatamente para follarla en un misionero, de manera rápida y dura con ella abrazándome con sus piernas y brazos. El cabecero de la cama retumbaba con contra la pared y Valentina gemía cada vez más alto. Tanto, que pareció darse cuenta y los ahogó buscando mi boca o mordiéndome el hombro. Pero me pidió que parara a los pocos minutos de empezar a follar de esa manera.

-¿Qué pasa? ¿Te hago daño? -pregunté un poco nervioso.
-No, no. No es eso. Si ya sabes que me encanta que me lo hagas así.
-¿Entonces?
-Que yo también quiero hacértelo.
-¿El qué? ¿Follarme? ¿Me quieres follar tú a mí?
-Sí, jejeje.
-Vale.

Valentina me volvió a besar y me puso boca arriba para ponerse sobre mí y montarme. Primero de manera lenta y luego de manera más rápida conforme pasaban los minutos. Estaba disfrutando con ella como esperaba haberlo hecho el fin de semana pasado, pero más aún, porque pensaba que no iba a ser capaz de poder estar así con ella después de la bronca del fin de semana, pero ahora estábamos así y no podía estar más a gusto. Ella lo intentaba, pero no podía llegar al ritmo al que llegaba yo, por eso la follé yo en esa misma postura al hincar mis talones en la cama, con sus tetas botando de una manera hipnótica, aunque hacerlo así ocasionó que Valentina se derrumbara sobre mí pese a no haberse corrido aún. Sí que lo hizo a los pocos minutos cuando la puse a cuatro y la reventé con sendas embestidas que de nuevo hacían retumbar el cabecero de la cama. Ya sí que no pude aguantar más y me acabé corriendo dentro de la goma, haciéndolo ella un par de segundos después de mí, con gemidos lastimeros mientras que yo bufaba por el esfuerzo que estaba haciendo.

Acabamos ambos sudorosos sobre la cama, respirando muy agitadamente, aunque ella se echó sobre mi cuerpo un poco, como ya lo había hecho alguna vez que había dormido conmigo. Algún beso que otro cayó en esos momentos en los que nos quedamos callados, aprovechando yo también para acariciar su cuerpo. Estaba increíblemente a gusto con ella pese al calor que tenía por no haber puesto el aire acondicionado, pero el orgasmo que tuve fue muy intenso, haciendo que me derrumbara en la cama de lo extasiado que quedé. Valentina sí que mantuvo la postura, con algún que otro espasmo, cayendo sobre la cama poco a poco hasta que se acurrucó contra mí.

-Javi...
-Dime.
-Prométeme que nunca más nos vamos a enfadar -dijo levantando su mirada buscando la mía.
 
Por fin. La Valentina que todos esperábamos.
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Espero que sea un cambio de actitud permanente, y sobretodo saludable.
Ojalá mantenga esa actitud tan desinhibida para conocer "más a fondo" al resto del "club de los cinco".
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Keranos...algo qué decir referente a esto?
- "...me vino como un recuerdo de mí mismo estando ahí hacía un año, pero con otra persona...".
No la mencionas, una curiosa reacción que has repetido en anteriores capítulos, debe doler bastante aún. 🥹
ELENA...ELENA...ELENA...ELENA...ELENA...!!!
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;)
Mal augurio das. En todo caso todavía guardo esperanzas. 🥹



Mientras, tras discutir toda esa tarde con su hermana, sale enfurecida de casa de E...
 
Valentina está actuando muy suelta desde que llegó. Tendrá que ver con las conversaciones con Daniela?
Buen punto.
Bastante probable que haya recibido algún que otro lineamiento de como entregarse mejor a Javier.
Sí creo, que si no fue Daniela, algo disparó en su interior el temor de llegar a perderlo si no se volvía más "generosa" con él.
 
Por fin. La Valentina que todos esperábamos.
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Espero que sea un cambio de actitud permanente, y sobretodo saludable.
Ojalá mantenga esa actitud tan desinhibida para conocer "más a fondo" al resto del "club de los cinco".
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Keranos...algo qué decir referente a esto?
- "...me vino como un recuerdo de mí mismo estando ahí hacía un año, pero con otra persona...".
No la mencionas, una curiosa reacción que has repetido en anteriores capítulos, debe doler bastante aún. 🥹
ELENA...ELENA...ELENA...ELENA...ELENA...!!!
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;)
Mal augurio das. En todo caso todavía guardo esperanzas. 🥹



Mientras, tras discutir toda esa tarde con su hermana, sale enfurecida de casa de E...

Hombre, el relato dice reencuentro con Elena. Ya veremos qué sale de ese reencuentro
 
Yo creo que el reencuentro se produce al principio del relato, ya que se vuelven a ver después de un tiempo. No creo que se vuelvan a encontrar, al menos físicamente, sabrá de ella, pero no la verá. Lo digo más que nada por el resquemor con el que escribe el autor sobre ella, que ya ni la nombra por su nombre.
 
Capítulo 553

Lo dijo de una manera que no parecía para nada ella. Hasta se le cambió la voz un poco. Parecía darle mucha pena por todo lo que habíamos pasado, cosa que distaba bastante del enfado que se pilló en el momento. Pero también estaba yo así un poco como ella, y más calmado para haberme enfadado también bastante por sus maneras y por algunas palabras que dijo. Tan solo habían pasado 4 días, o menos aún más bien, porque la cosa se relajó un poco en ella, volviendo a enfadarse el domingo al ver a Cintia salir de mi casa. Por la cabeza se me pasaba lo que habíamos hablado antes de que viniera. Esta conversación que parecía inminente la queríamos retrasar a la vuelta, pero ella pareció cambiar de idea, pareciendo querer hacerlo en ese justo momento. Tardé un par de segundos en responderle, porque traté de pensar algo para relajar ella situación, pero no se me ocurría nada y ella era muy seria como para salir con una gracia en un momento así.

-Te lo prometo.
-He pasado unos días un poco malos.
-Quieres que lo hablemos, ¿no?
-Claro. ¿Tú no?
-Habíamos quedado en hacerlo a la vuelta.
-Ya, pero... Es que yo creo que nos vamos a quedar más tranquilos si lo hacemos ahora. Pienso que si lo resolvemos del todo ahora vamos a disfrutar mucho más.
-Bueno, puede ser.
-Javi -dijo sentándose en la cama con sus piernas a un lado-, sé que lo hiciste con buena intención. Si solo había que verte la cara que traías, pero...
-Ya. Es verdad que lo hice con buena intención, pero no lo pensé fríamente. Me dejé llevar por unos comentarios tuyos que no interpreté bien. Debería haberte preguntado directamente para evitar una situación como la que tuvo lugar al final. Tengo tantas ganas de hacer cosas diferentes contigo que tenía la cabeza en otro lado en vez donde la tenía que tener. Pero ya está, ya tengo clarísimo que no puede ser y me he hecho a la idea. La verdad es que prefiero seguir así que dejar de verte porque no podamos hacer otras cosas.
-Es que es muy difícil. Ojalá pudiéramos... Pero es que no puedo dejar que me vean contigo. Sería el tema de conversación permanente en la empresa y estaría muy agobiada. Además, los socios que tengo me harían la vida imposible.
-¿Cómo? ¿Por qué?
-Mira -dijo cogiendo una de mis manos-. Además del socio ese que te dije que tengo, el que estuvo a punto de venir conmigo a la boda, ¿te acuerdas?
-Ajá.
-Pues además de ese, tengo otros dos.
-Vale. ¿Y qué pasa con ellos?
-Pues que me están presionando para que les venda mis acciones de la empresa. De mi empresa -dijo corrigiéndose a sí misma.
-Am. Y te están coaccionando.
-No. Pero eso es precisamente lo que quiero evitar. Si ellos se enteran de que estoy teniendo una aventura con un niñ... Con un chico mucho más joven que yo, me harían la vida imposible.
-¿Cómo te pueden hacer la vida imposible con algo así?
-Pueden hacerme daño con una simple foto. La usarían para embarrar mi reputación. Serían capaces de vender la foto a algún medio de comunicación o algo así.
-Pero no entiendo.
-¿Qué no entiendes?
-No entiendo cómo te puede afectar algo así.
-Si hacen eso, lo ve todo el mundo. Además de mi familia, lo verían los inversores que tenemos en la empresa. Eso da muy mala imagen ante éstos últimos y sería un problema muy grande. Porque además de estropear la relación con ellos, también afectaría a otros posibles inversores que podamos tener en un futuro. ¿Lo entiendes?
-Más o menos. No tengo mucha idea de cómo va eso.
-Pues por eso no podemos... No puedo dejar que me vean contigo. No es que me avergüence de ti, de salir con alguien mucho más joven que yo o por otras cosas que hayas pensado por alguna cosa que te he dicho. De verdad que no es por eso.
-¿Y a ellos no les afectaría que pasara eso? No entiendo cómo pueden hacer algo así si ellos también están en la empresa.
-Es muy fácil. Mira, una vez pasa eso, me compran mi parte y cambian el nombre de la empresa. Le hacen un lavado de imagen, ¿sabes? O simplemente la venden. El caso es que al cambiar de dueños y de nombre, ya no se me vincula a mí y fuera el problema. Lo único que les interesa es el dinero.
-¿Y por qué no haces tú lo mismo en ese caso?
-Porque es mí empresa. Me ha costado sudor y lágrimas levantarla y sacarla adelante. ¿Sabes el tiempo que he invertido en ella?
-Y el dinero, claro.
-El dinero me da bastante igual. Pero el tiempo no. Todo el tiempo que he sacrificado perdiéndome tantas cosas que estoy empezando a disfrutar ahora no valdría de nada. Es mi empresa y quiero que todo siga igual, con su nombre, con lo que hacemos y siendo yo la dueña -decía casi emocionada.
-Vale. Ahora sí lo entiendo. ¿Y cómo sabes que son capaces de hacer algo así?
-Porque sé que ya lo han hecho anteriormente. No tenía ni idea de esas cosas, pero una vez en una cena de empresa pues alguien hizo un comentario por un chismorreo que se hizo muy sonado. La chica nos confesó a los más cercanos que ellos lo habían ideado para poder quedarse con la empresa.
-Joder...
-De primeras me hizo gracia por la tontería tan grande en la que había caído esa persona a la que arruinaron por así decirlo, pero luego en casa lo pensé y me dio miedo. No por nada en especial, sino por ver con qué clase de gente me había juntado. Estaba confiando una parte muy importante de mí a gente que no dudaría en pisotear a quien fuera por hacerse con el poder.
-La verdad es que es un poco...
-Y sus currículums eran impecables. También tenía buenas referencias de ellos, pero ya ves. Claro, yo cuando me enteré de esto, me dio miedo, pero en el fondo estaba tranquila, porque sabía que a mí no me iban a hacer algo así. Más que nada, porque yo estaba muy concentrada en el trabajo. Pero claro, ahora...
-¿No pensaste eso cuando saliste aquel día que te conocí?
-Es que iba a ser una noche de chicas. Estaba agobiada por una cosa del trabajo y me dijeron de salir con ellas para distraerme. Si ya te conté algo, ¿no?
-Sí. Más o menos.
-El problema fue que una se puso mala y la otra la acompañó. Yo también quería ir, pero me dijo que volvía enseguida, porque vivía al lado la chica que se puso mala. Y no quería que nos fuéramos con las copas recién pedidas. Me dijo que volvería, pero al final... Se quedó con ella, porque se puso a vomitar.
-¿Tan borracha se puso?
-No, no. Fue un virus estomacal. Se quedó con ella para hacerle compañía, pero yo no me enteré hasta el día siguiente, porque se le pasó avisarme. Yo esperé y pensé que para una vez que salía, pues no me iba a encerrar tan pronto. Si total, estaba sola y echaba a todo el que se acercaba con una mirada.
-Sí, jajajaja. Me acuerdo de eso. Fruncías el ceño de una manera que todos se daban media vuelta.
-Y de pronto llegaste tú.
-Me choca mucho que te fueras conmigo después de todo esto que me estás contando.
-Había bebido un poco y me dejé llevar. Ya te conté que ver una cara familiar -dijo haciendo el gesto de las comillas con las manos-, pues me relajé en ese aspecto. Te había visto algunas veces en la cafetería y se te veía buen chico. Y lo comprobé una vez hablamos.
-¿No pensaste que podían vernos de camino?
-Sí. Sí lo pensé.
-¿Y por qué no me despachaste como al resto?
-Porque... Bueno, es que me había fijado en ti. En la cafetería te había observado un poco.
-Ah, ¿sí? -dije sorprendido.
-Pues sí.
-Ya hemos tenido esta conversación, pero estoy descubriendo muchas cosas.
-No te vengas arriba tampoco -decía riéndose y agarrando mi brazo.
-Es que, que una mujer como tú me diga eso.
-A ver, físicamente estás bien. Pero verte por allí con unos papeles y tu bolígrafo rojo me daba curiosidad. Que solo echaba un par de vistazos, porque tenía que estar a lo que estaba. Pero cuando te acercaste a mí esa noche, se me vinieron esos momentos y por el alcohol también, pues me dejé llevar para saber algo más de lo que veía en la cafetería.
-Interesante.
-Y la cosa es que de camino no hablamos nada. Estaba cortada pese al alcohol, jeje. No sabía qué decir. Y llegamos a tu casa. Y pensé que ibas a lo que ibas.
-Bueno...
-Jejeje. Pero yo no tenía en mente hacer nada, ¿sabes? Pensé que era perfecto para poder tener intimidad y hablar sin que nadie me pudiera ver.
-Y al final vas y me comes la boca.
-Jajajajaja. Pues sí.
-Con lo formal que eres...
-Oye... Una tampoco es de piedra. No soy mucho de tener sexo.
-Eras.
-Bueno... Era. Pero llevaba ya mucho sin tenerlo y pues estar así tan cerca de ti, con tanta intimidad, con el alcohol que llevaba encima... Pues me lancé.
-¿Qué alcohol? Que te pongo perra, jajaja.
-Serás... -dijo poniendo su mano en mi cara para tapármela.
-Sí, di lo que quieras, pero sabes que es así.
-Aunque aquella noche...
-Sí. La primera discusión.
-Por el mismo tema.
-Ya.
-Pero bueno, ya me lo has explicado todo detenidamente. Ahora sí que veo el peligro que hay después de que me hayas dado tanto detalle.
-Me alegro de que lo hayas entendido. Me sentí un poco mal después de lo que pasó el sábado. Venías ilusionado. Se notaba. Y me enfadé mucho, pero es verdad que te podía haber hablado de otra manera.
-Da igual.
-No. No da igual. Es obvio que a ti te ha sentado muy mal. Y quiero compensarte.
-No hace falta.
-Sí hace falta. Así me quedo más tranquila.
-Como quieras. Pero no quiero que cada vez que hagas algo que no me gusta me premies.
-Tú también lo has hecho.
-Bueno...
-Es algo que he estado pensando.
-¿El qué?
-Cómo compensarte. Quiero dar un paso más allá.
-¿Cómo? -pregunté algo desconcertado.
-Quiero que vengas a mi casa.
-¿A tu casa?
-Sí. Quiero invitarte a mi casa para que la veas, para pasar tiempo allí, para que te pueda cocinar... No sé. Me apetece.
-¿Pero no dices que no te pueden ver con alguien porque...?
-En mi casa no hay cámaras. Que yo sepa, jajaja. Puedes venir como si fueras a cualquiera de los pisos que hay en el edificio.
-Lo que tú veas, Valentina.
-Yo te aviso y tú vienes, ¿vale? No te me presentes allí sin preguntar por si acaso. Cuando vea que la cosa está tranquila y no hay mucha gente entrado y saliendo te abro y subes rápido.
-Vale.
-¿No te apetece?
-Claro que me apetece, pero después de lo que me has dicho... A lo mejor es una calentada.
-¿Tú crees?
-Yo quiero que tú estés bien.
-Tendremos mucho cuidado.
-Hay una cosa de la que también quería hablar.
-Dime.
-El tema de los celos.
-Ah...
-Es evidente que te dio celos cuando viste salir a esa chica de mi casa.
-Pues sí. No te lo voy a negar, porque es verdad. Es muy obvio.
-Ya, sobre eso...
-Lo sé. No somos pareja y cada uno nos podemos ver con quien queramos. Lo sé de sobra. Pero no puedo evitar ponerme así cuando veo esas cosas. Lo siento. Por eso te dije que no me contaras nada de cuando te veías con otras, porque me duele. Yo soy una persona muy clásica en ese aspecto, ya lo sabes. Y pues prefiero pensar que te tengo solo para mí. Que luego ya sea verdad o no, es otra cosa, pero así estoy bien.
-Ya. La cosa es que no quiero que estés pensando tampoco que estoy con una y con otra, dar lugar a situaciones como esa y que te pongas así y te enfades y también que pienses que pongo en riesgo tu salud con eso de no tener cuidado. Por eso voy a dejar de verme con otras.
-¿De verdad?
-Sí. Quiero que la cosa entre nosotros esté lo mejor que pueda estar. Y si para que sea así tengo que hacer algún sacrificio, pues lo intentaré. Yo sé que tú estás poniendo de tu parte con alguna cosa que estoy viendo, como lo de invitarme a tu casa y alguna cosa más que ha pasado hace unos minutos. No es justo que tú pongas de tu parte para que los dos estemos contentos y que yo no lo haga.

Valentina puso una sonrisa muy bonita en su cara y se echó sobre mí para darme un beso muy tierno además de acariciarme la cara. Parecía que mis palabras le habían sentado muy bien y de nuevo salió esa faceta supercariñosa de ella que siendo honesto, me gustaba bastante. Estuvimos besándonos durante unos breves minutos, aunque la cosa se estaba calentando de por más, pero con la tontería del folleteo y con la conversación que acabábamos de tener se nos hizo algo tarde, siendo ya las 12 del mediodía, por lo que decidimos parar para darnos una ducha rápida. Ella primero mientras yo arreglaba la cama y demás, entrando yo después para ponerse ella de nuevo el bikini y yo mi bañador con una camiseta y bajar así hasta el coche. La conversación había ido mejor de lo que esperaba, bastante de hecho, porque ambos acabamos muy contentos al ver que el otro iba a poner de su parte para que la cosa fuera mejor y pudiéramos seguir viéndonos para pasar buenos ratos.
 
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