Keranos
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Capítulo 797
-Elena... ¿Qué haces aquí? -pregunté sorprendido.
-Quería despedirme de ti. Te has ido sin decir nada... Y de paso para pedirte una explicación por eso mismo.
-Eh... Pasa.
-No, si me voy ya. Tengo que volver a casa aún y se está haciendo tarde.
-Pasa igualmente. Hace frío.
-¿Y bien? -dijo ya dentro, en el salón.
-¿Cómo ha ido?
-Bien. ¿Por qué te has ido? ¿Y sin decir nada?
-Pues porque no me han hecho mucho caso, por no decir ninguno...
-¿Y ya está? ¿Por eso te vas?
-Mmm... Es que la situación entre ellos y yo no está nada bien, Elena. Ya te he...
-Sí. Ya me lo has dicho. Y también lo han hecho ellos. Hemos estado hablando durante un buen rato. No me había dado cuenta de que no estabas hasta pasado un rato, porque en fin... Hemos llorado, nos hemos abrazado...
-Sí, tienes los ojos un poco rojos aún -dije acariciando su cara.
-Ha sido Irene la que ha preguntado dónde te habías metido.
-¿Ella? ¿En serio?
-Pues sí.
-Joder...
-¿Tanto te extraña?
-La verdad es que sí. Ella es la que más enfadada está conmigo.
-Bueno...
-Entonces, ¿ha ido bien la cosa?
-Sí. Bueno, hemos hablado muchas cosas. Más que lo que he hablado con Sofía.
-¿Sí? ¿Y eso?
-No sé... Como que me ha costado menos con ellos. Lo mismo es porque no estabas tú allí.
-¿Por qué dices eso? ¿Te ha molestado que esté allí en ese momento con Sofía?
-No, no me malinterpretes. Lo digo por la tensión que hay entre vosotros. Y también porque me pone un poco nerviosa que me observes tanto.
-Ah...
-Hemos hablado mucho. Y de ti también. He oído cosas que, francamente, no me han gustado, Javi.
-Entiendo.
-Otras que sí... Pero desde luego, irte así, de esa manera... Ha estado bastante feo.
-Ya, Elena. Pero es que...
-Quiero que la próxima vez no te vayas. Si yo he podido hablar con ellos después de todo este tiempo y de haberles dado la espalda, ¿por qué no vas a poder hacerlo tú?
-No es tan fácil.
-Esa respuesta no me vale. Mientras se pueda, hay que intentarlo.
-Vale. La próxima vez no me iré.
-Hemos quedado en que hablaríamos más, en persona. Quiero que estés tú también.
-Vale. ¿Pero ellos están dispuestos a hablar conmigo?
-Sí.
-Ah, pues mejor entonces.
-¿Cómo has venido?
-Con Sofía y Hugo.
-Am... Te iba a llamar cuando nos hemos dado cuenta de que no estabas, pero he pensado que sería incómodo que volvieras habiéndote ido así, por lo que al final lo he dejado estar, pero que sepas que no me ha gustado eso que has hecho.
-Lo entiendo.
-Pues nada, solo era eso, comentarte un poco y decirte esto. Me voy ya -dijo dándose la vuelta para irse.
-Espera, Elena -dije agarrándola del brazo.
-¿Qué pasa?
-¿Por qué no te quedas a cenar?
-No puedo, Javi. Ya sabes que tengo que madrugar mucho, además de que tengo que preparar algunas cosas.
-Bueno... Quería decirte que me ha encantado este fin de semana. Ha sido muy especial compartir tanto tiempo contigo, especialmente ayer...
-Ha estado bien -dijo para quedarse después en silencio, mirándome a los ojos.
Intenté besarla al acercarme a ella y al agarrar suavemente su cara, pero ella me detuvo al poner una de sus manos sobre mi pecho para retenerme. Me disculpé por aquello, sin decir ella nada más para volver a darse la vuelta y marcharse, ahora sí, despidiéndose de mí solo de manera verbal. Me habría encantado darle un buen beso, como pretendí, pero es que no me pude consolar ni con un abrazo.
Elena se marchó y yo me quedé en el sofá, un poco chafado por cómo nos habíamos despedido, aunque me dejó bastante pensativo por lo que me comentó de que Irene y Mario estaban dispuestos a volver a establecer contacto conmigo. Era una buena noticia, como lo fue que hablaran largo y tendido, saliendo la cosa bien según me contó ella. También me sorprendió que hablaran de mí, sobre todo por aquello de que escuchó cosas que sí que le habían gustado en lo referente a mí, aunque no caía en qué podía ser.
Estuve muy distraído durante el comienzo de la siguiente semana, pensando sobre todo en cómo había ido el fin de semana que acababa de pasar. Por momentos buenos y por momentos raros. Me quedaba sobre todo con lo raro, o incómodo más bien con lo distante que estaba Elena y aquella conversación que tuvimos cuando fue a mi casa antes de volver a la suya.
Estuve bastante pendiente del móvil por si me llegaba algún mensaje o llamada por su parte, pero no terminó de llegarme nada. Como tampoco me llegó nada por parte de Irene y de Mario, lo que hacía cuestionarme si de verdad querían volver a establecer contacto conmigo o si lo habían dicho tan solo para contentar a Elena y que no se pusiera la cosa tensa.
En cualquier caso, me estuve comiendo bastante la cabeza durante toda la semana, aunque entre Ángela y Sofía me decían que no pensara de esa manera, porque siempre tendía a montarme mis películas, las cuales distaban bastante de la realidad en su mayoría.
Sofía se mantenía muy positiva, como siempre hacía con todo, transmitiendo ese buen rollo tópico suyo y también su optimismo, porque le ponía mucho corazón a las cosas que me decía. Estaba tan convencida que repetía en varias ocasiones que tenía muchas ganas de estar como al principio, pudiendo hacer planes de pareja a tres al ser ahora seis.
Ángela era un poco más precavida al decirme que no pensara cosas malas y que me centrara en lo bueno que me estaba pasando, comentando que ninguno de los dos nos esperábamos que la cosa fuera a ir tan bien y así de rápido, pero también me pedía que me contuviera un poco si se soltaba algún comentario que no me gustaba, como hice con Elena en nuestro reencuentro.
Pensaba que al hablar las cosas Elena, Irene, Mario y yo, se tendrían que sacar tanto las cosas buenas, como las malas, y ahí debía estar un poco permisivo si de verdad quería que la cosa volviera a estar como antes y que funcionara.
Me recalcó que no me decía eso para que ellos hicieran lo que quisieran conmigo. Lo decía porque quería lo mejor para mí y sabía que lo que yo más deseaba en ese momento era estar junto a Elena y que todo estuviera como antes. Por eso me pedía paciencia, porque me conocía bastante bien y sabía el pronto que tenía cuando se me provocaba.
De la misma manera, me aconsejaba que dejara que fuera Elena la que me escribiera para no agobiarla, quedándose con eso de que le ponía nerviosa cuando le observaba. Según me decía, eso parecía agobiarla y pensaba que si estaba mucho encima de ella con mensajes y llamadas, se pondría más tensa. Sugirió que le pusiera algo el fin de semana si veía que no me decía nada, y hablando de fin de semana, ella volvía el sábado por la mañana a España al haber resuelto tanto el tema en su trabajo, como lo de su piso y demás.
Como no se veía ningún plan a la vista para el fin de semana estando ya a jueves por la noche mientras teníamos esa charla, le dije que podía recogerla en el aeropuerto y que la podría acercar a su casa y de paso me pasaba a ver a la familia, pareciéndole a ella bien.
-Elena... ¿Qué haces aquí? -pregunté sorprendido.
-Quería despedirme de ti. Te has ido sin decir nada... Y de paso para pedirte una explicación por eso mismo.
-Eh... Pasa.
-No, si me voy ya. Tengo que volver a casa aún y se está haciendo tarde.
-Pasa igualmente. Hace frío.
-¿Y bien? -dijo ya dentro, en el salón.
-¿Cómo ha ido?
-Bien. ¿Por qué te has ido? ¿Y sin decir nada?
-Pues porque no me han hecho mucho caso, por no decir ninguno...
-¿Y ya está? ¿Por eso te vas?
-Mmm... Es que la situación entre ellos y yo no está nada bien, Elena. Ya te he...
-Sí. Ya me lo has dicho. Y también lo han hecho ellos. Hemos estado hablando durante un buen rato. No me había dado cuenta de que no estabas hasta pasado un rato, porque en fin... Hemos llorado, nos hemos abrazado...
-Sí, tienes los ojos un poco rojos aún -dije acariciando su cara.
-Ha sido Irene la que ha preguntado dónde te habías metido.
-¿Ella? ¿En serio?
-Pues sí.
-Joder...
-¿Tanto te extraña?
-La verdad es que sí. Ella es la que más enfadada está conmigo.
-Bueno...
-Entonces, ¿ha ido bien la cosa?
-Sí. Bueno, hemos hablado muchas cosas. Más que lo que he hablado con Sofía.
-¿Sí? ¿Y eso?
-No sé... Como que me ha costado menos con ellos. Lo mismo es porque no estabas tú allí.
-¿Por qué dices eso? ¿Te ha molestado que esté allí en ese momento con Sofía?
-No, no me malinterpretes. Lo digo por la tensión que hay entre vosotros. Y también porque me pone un poco nerviosa que me observes tanto.
-Ah...
-Hemos hablado mucho. Y de ti también. He oído cosas que, francamente, no me han gustado, Javi.
-Entiendo.
-Otras que sí... Pero desde luego, irte así, de esa manera... Ha estado bastante feo.
-Ya, Elena. Pero es que...
-Quiero que la próxima vez no te vayas. Si yo he podido hablar con ellos después de todo este tiempo y de haberles dado la espalda, ¿por qué no vas a poder hacerlo tú?
-No es tan fácil.
-Esa respuesta no me vale. Mientras se pueda, hay que intentarlo.
-Vale. La próxima vez no me iré.
-Hemos quedado en que hablaríamos más, en persona. Quiero que estés tú también.
-Vale. ¿Pero ellos están dispuestos a hablar conmigo?
-Sí.
-Ah, pues mejor entonces.
-¿Cómo has venido?
-Con Sofía y Hugo.
-Am... Te iba a llamar cuando nos hemos dado cuenta de que no estabas, pero he pensado que sería incómodo que volvieras habiéndote ido así, por lo que al final lo he dejado estar, pero que sepas que no me ha gustado eso que has hecho.
-Lo entiendo.
-Pues nada, solo era eso, comentarte un poco y decirte esto. Me voy ya -dijo dándose la vuelta para irse.
-Espera, Elena -dije agarrándola del brazo.
-¿Qué pasa?
-¿Por qué no te quedas a cenar?
-No puedo, Javi. Ya sabes que tengo que madrugar mucho, además de que tengo que preparar algunas cosas.
-Bueno... Quería decirte que me ha encantado este fin de semana. Ha sido muy especial compartir tanto tiempo contigo, especialmente ayer...
-Ha estado bien -dijo para quedarse después en silencio, mirándome a los ojos.
Intenté besarla al acercarme a ella y al agarrar suavemente su cara, pero ella me detuvo al poner una de sus manos sobre mi pecho para retenerme. Me disculpé por aquello, sin decir ella nada más para volver a darse la vuelta y marcharse, ahora sí, despidiéndose de mí solo de manera verbal. Me habría encantado darle un buen beso, como pretendí, pero es que no me pude consolar ni con un abrazo.
Elena se marchó y yo me quedé en el sofá, un poco chafado por cómo nos habíamos despedido, aunque me dejó bastante pensativo por lo que me comentó de que Irene y Mario estaban dispuestos a volver a establecer contacto conmigo. Era una buena noticia, como lo fue que hablaran largo y tendido, saliendo la cosa bien según me contó ella. También me sorprendió que hablaran de mí, sobre todo por aquello de que escuchó cosas que sí que le habían gustado en lo referente a mí, aunque no caía en qué podía ser.
Estuve muy distraído durante el comienzo de la siguiente semana, pensando sobre todo en cómo había ido el fin de semana que acababa de pasar. Por momentos buenos y por momentos raros. Me quedaba sobre todo con lo raro, o incómodo más bien con lo distante que estaba Elena y aquella conversación que tuvimos cuando fue a mi casa antes de volver a la suya.
Estuve bastante pendiente del móvil por si me llegaba algún mensaje o llamada por su parte, pero no terminó de llegarme nada. Como tampoco me llegó nada por parte de Irene y de Mario, lo que hacía cuestionarme si de verdad querían volver a establecer contacto conmigo o si lo habían dicho tan solo para contentar a Elena y que no se pusiera la cosa tensa.
En cualquier caso, me estuve comiendo bastante la cabeza durante toda la semana, aunque entre Ángela y Sofía me decían que no pensara de esa manera, porque siempre tendía a montarme mis películas, las cuales distaban bastante de la realidad en su mayoría.
Sofía se mantenía muy positiva, como siempre hacía con todo, transmitiendo ese buen rollo tópico suyo y también su optimismo, porque le ponía mucho corazón a las cosas que me decía. Estaba tan convencida que repetía en varias ocasiones que tenía muchas ganas de estar como al principio, pudiendo hacer planes de pareja a tres al ser ahora seis.
Ángela era un poco más precavida al decirme que no pensara cosas malas y que me centrara en lo bueno que me estaba pasando, comentando que ninguno de los dos nos esperábamos que la cosa fuera a ir tan bien y así de rápido, pero también me pedía que me contuviera un poco si se soltaba algún comentario que no me gustaba, como hice con Elena en nuestro reencuentro.
Pensaba que al hablar las cosas Elena, Irene, Mario y yo, se tendrían que sacar tanto las cosas buenas, como las malas, y ahí debía estar un poco permisivo si de verdad quería que la cosa volviera a estar como antes y que funcionara.
Me recalcó que no me decía eso para que ellos hicieran lo que quisieran conmigo. Lo decía porque quería lo mejor para mí y sabía que lo que yo más deseaba en ese momento era estar junto a Elena y que todo estuviera como antes. Por eso me pedía paciencia, porque me conocía bastante bien y sabía el pronto que tenía cuando se me provocaba.
De la misma manera, me aconsejaba que dejara que fuera Elena la que me escribiera para no agobiarla, quedándose con eso de que le ponía nerviosa cuando le observaba. Según me decía, eso parecía agobiarla y pensaba que si estaba mucho encima de ella con mensajes y llamadas, se pondría más tensa. Sugirió que le pusiera algo el fin de semana si veía que no me decía nada, y hablando de fin de semana, ella volvía el sábado por la mañana a España al haber resuelto tanto el tema en su trabajo, como lo de su piso y demás.
Como no se veía ningún plan a la vista para el fin de semana estando ya a jueves por la noche mientras teníamos esa charla, le dije que podía recogerla en el aeropuerto y que la podría acercar a su casa y de paso me pasaba a ver a la familia, pareciéndole a ella bien.