En un pueblo donde los vecinos eran muy promíscuos, cuando iban a confesarse siempre le contaban al cura:
----- Padre que he jodido con mi vecina casada.
----- Hijo mío eso es un pecado mortal, anda rézate varios padre nuestros y varias ave marías.
Padre que he jodido con mi prima, padre que he jodido con mi cuñada, etc...
Hasta que un día el cura en el sermón de la misa dice a los feligreses:
----- A ver hijos míos, la mayoría confesáis el mismo pecado siempre en diferentes versiones; así que a partir de ahora en vez de ser tan explícitos y dar tantos detalles, decirme simplemente... Padre que me he tropezado. Yo ya sabré lo que me queréis decir y actuaré en consecuencia.
Y así pasados unos meses, a este cura lo trasladan a otro pueblo y traen un cura nuevo. Y a la hora de confesar.
----- Padre que me he tropezado.
----- Ay hijo, mira mejor por donde pisas.
----- Padre que me he tropezado.
----- Ayyy hija, mira bien por donde pones el pié.
----- Padre, que me he vuelto a tropezar.
Hasta que pasadas unas semanas dice para sí: En este pueblo la gente no hace más que tropezar, voy a ver si hablo con el alcalde para que arregle las calles.
Y así va para el ayuntamiento y pide hablar con el alcalde.
Y en cuanto le recibe le suelta:
----- Vengo a hablar con usted porque las calles de este pueblo deben estar fatal, todos los dias viene gente a la confesión a decirme que han tropezado.
El alcalde comienza a descojonarse...





Y el cura le suelta:
------ Pues yo que usted no me reiría tanto porque su mujer y su hija son las que más se tropiezan....
















