Confesiones

Confieso que hace tiempo que pasó olímpicamente del resto del foro y sólo entro en 5 hilos más o menos de los cuales un porcentaje elevado están en la zona no pornográfica
Que cosas
 
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Confieso que como hoy llueve y voy a estar en casa todo el día, me apetecería descargar... y que alguna forera me incentivase
 
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Y ya que en otro hilo he mencionado El tercer hombre, confieso que viendo la peli con alguien, me molesta que aceleren la imagen en la escena de la salida del cementerio. Joder, si no llega a dos minutos y el director la ideó así por algo.
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Esa escena es un compendio de cine donde sin palabras se dicen muchas cosas, con esa música inolvidable... con esos árboles trasmochados, pelados, destrozados por una guerra pero que sigue en pie y vivos, como los personajes, con ese paso firme de ella y esa indiferencia con la que pasa por delante del personaje de Cotten y sale de cuadro dando sensación de continuidad y evolución de su personaje mientras él no hace más que esperar... es una maravilla de escena.
 
¿Por qué voy al cine?

Resulta inevitable, por lo menos para los que nos gusta pensar, llegar a un momento de la vida en que hacer balance y aceptar si esa persona en que nos hemos convertido con el paso de los años, es lo que esperábamos ser.

Luego, el siguiente paso, es tratar de reconciliarse con lo que éramos y con lo que nos gustaría ser. Es preciso para ello aceptar sin rencores y sin culpas el camino recorrido. Los conflictos se resuelven con soluciones, sin culpables.

Y en la mayoría de las ocasiones no hay más remedio que volver al punto de partida o a sus inmediaciones. Para el mí el cine siempre fue una forma de disfrutar de las emociones, de las ajenas y de las propias.

El cine me recuerda que soy capaz de sentir, siempre me dice que aún soy capaz de emocionarme, en ocasiones me invita a llorar, en otras a reír y siempre me recuerda mi capacidad para amar.

Volver al cine es volver a aceptar el juego de las sombras, dejarse envolver por las historias, gozar con las imágenes, volar con el sonido y sobre todo reconocerse en las historias y en lo que los personajes sienten.

No me gusta la persona en la que me he convertido. Yo no era así y ninguno de mis planes se ha cumplido, pero curiosamente, ese fracaso ha conformado lo que ahora soy.

Ayer escuché una frase en una película, no podía ser de otra forma: “Que no lleguemos a donde apunta la estrella no quiere decir que el viaje no merezca la pena”.

Por eso sigo viendo cine, no renunciaré. Es lo que me mantiene con vida. Ese viaje es lo único real, el resto son quimeras.
 
¿Por qué voy al cine?

Resulta inevitable, por lo menos para los que nos gusta pensar, llegar a un momento de la vida en que hacer balance y aceptar si esa persona en que nos hemos convertido con el paso de los años, es lo que esperábamos ser.

Luego, el siguiente paso, es tratar de reconciliarse con lo que éramos y con lo que nos gustaría ser. Es preciso para ello aceptar sin rencores y sin culpas el camino recorrido. Los conflictos se resuelven con soluciones, sin culpables.

Y en la mayoría de las ocasiones no hay más remedio que volver al punto de partida o a sus inmediaciones. Para el mí el cine siempre fue una forma de disfrutar de las emociones, de las ajenas y de las propias.

El cine me recuerda que soy capaz de sentir, siempre me dice que aún soy capaz de emocionarme, en ocasiones me invita a llorar, en otras a reír y siempre me recuerda mi capacidad para amar.

Volver al cine es volver a aceptar el juego de las sombras, dejarse envolver por las historias, gozar con las imágenes, volar con el sonido y sobre todo reconocerse en las historias y en lo que los personajes sienten.

No me gusta la persona en la que me he convertido. Yo no era así y ninguno de mis planes se ha cumplido, pero curiosamente, ese fracaso ha conformado lo que ahora soy.

Ayer escuché una frase en una película, no podía ser de otra forma: “Que no lleguemos a donde apunta la estrella no quiere decir que el viaje no merezca la pena”.

Por eso sigo viendo cine, no renunciaré. Es lo que me mantiene con vida. Ese viaje es lo único real, el resto son quimeras.
Este texto le he enviado esta mañana a unos cuantos contactos de whatsapp y la respuesta ha sido la esperada: algunos lo han ignorado porque con ellos no va lo de pensar y estas cosas le aburren... otros se han limitado a enviarme un icono... y solo una persona ha sido capaz de decir que entendía el mensaje y ha compartido conmigo sus sensaciones. Estoy por bloquear a todos salvo a esa persona. Encima me ha regalado una frase: "La pantalla gigante nos hace ser uno más".
 
Este texto le he enviado esta mañana a unos cuantos contactos de whatsapp y la respuesta ha sido la esperada: algunos lo han ignorado porque con ellos no va lo de pensar y estas cosas le aburren... otros se han limitado a enviarme un icono... y solo una persona ha sido capaz de decir que entendía el mensaje y ha compartido conmigo sus sensaciones. Estoy por bloquear a todos salvo a esa persona. Encima me ha regalado una frase: "La pantalla gigante nos hace ser uno más".

Pues aquí llevas dos iconos, así que estamos al menos al nivel de esos contactos en principio más personales....

Eres muy valiente al contar esas cosas que duelen, pero es difícil responder ante eso. Ojalá te lleguen por aquí también regalos inspirados.
 
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¿Por qué voy al cine?

Resulta inevitable, por lo menos para los que nos gusta pensar, llegar a un momento de la vida en que hacer balance y aceptar si esa persona en que nos hemos convertido con el paso de los años, es lo que esperábamos ser.

Luego, el siguiente paso, es tratar de reconciliarse con lo que éramos y con lo que nos gustaría ser. Es preciso para ello aceptar sin rencores y sin culpas el camino recorrido. Los conflictos se resuelven con soluciones, sin culpables.

Y en la mayoría de las ocasiones no hay más remedio que volver al punto de partida o a sus inmediaciones. Para el mí el cine siempre fue una forma de disfrutar de las emociones, de las ajenas y de las propias.

El cine me recuerda que soy capaz de sentir, siempre me dice que aún soy capaz de emocionarme, en ocasiones me invita a llorar, en otras a reír y siempre me recuerda mi capacidad para amar.

Volver al cine es volver a aceptar el juego de las sombras, dejarse envolver por las historias, gozar con las imágenes, volar con el sonido y sobre todo reconocerse en las historias y en lo que los personajes sienten.

No me gusta la persona en la que me he convertido. Yo no era así y ninguno de mis planes se ha cumplido, pero curiosamente, ese fracaso ha conformado lo que ahora soy.

Ayer escuché una frase en una película, no podía ser de otra forma: “Que no lleguemos a donde apunta la estrella no quiere decir que el viaje no merezca la pena”.

Por eso sigo viendo cine, no renunciaré. Es lo que me mantiene con vida. Ese viaje es lo único real, el resto son quimeras.
Me pasa un poco como a ti.
No me gusta todo lo que soy, ni todo lo que ha formado parte de mi vida, pero eso no quiere decir que para llegar a donde estoy ahora mismo, no haya tenido momentos agradables, entrañables, deliciosos... Mientras sucedían, disfrutaba de todos ellos, siendo la protagonista. Se tú, el protagonista con todos los sentidos, en este tiempo presente.

Creo que la frase que te han dicho, es adecuada, perfecta. Quédate con ella.
Yo solo puedo acompañar a tus palabras de ahora y hacerlas mías, entenderte.
Somos el tiempo compartido.

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💋 💋 💋
 
¿Por qué voy al cine?

Resulta inevitable, por lo menos para los que nos gusta pensar, llegar a un momento de la vida en que hacer balance y aceptar si esa persona en que nos hemos convertido con el paso de los años, es lo que esperábamos ser.

Luego, el siguiente paso, es tratar de reconciliarse con lo que éramos y con lo que nos gustaría ser. Es preciso para ello aceptar sin rencores y sin culpas el camino recorrido. Los conflictos se resuelven con soluciones, sin culpables.

Y en la mayoría de las ocasiones no hay más remedio que volver al punto de partida o a sus inmediaciones. Para el mí el cine siempre fue una forma de disfrutar de las emociones, de las ajenas y de las propias.

El cine me recuerda que soy capaz de sentir, siempre me dice que aún soy capaz de emocionarme, en ocasiones me invita a llorar, en otras a reír y siempre me recuerda mi capacidad para amar.

Volver al cine es volver a aceptar el juego de las sombras, dejarse envolver por las historias, gozar con las imágenes, volar con el sonido y sobre todo reconocerse en las historias y en lo que los personajes sienten.

No me gusta la persona en la que me he convertido. Yo no era así y ninguno de mis planes se ha cumplido, pero curiosamente, ese fracaso ha conformado lo que ahora soy.

Ayer escuché una frase en una película, no podía ser de otra forma: “Que no lleguemos a donde apunta la estrella no quiere decir que el viaje no merezca la pena”.

Por eso sigo viendo cine, no renunciaré. Es lo que me mantiene con vida. Ese viaje es lo único real, el resto son quimeras.

Es en el proceso de perseguir nuestras metas y vivir nuestras experiencias donde encontramos el verdadero significado y aprendizaje.

Hacer balance de nuestra vida es un acto de valentía y un paso hacia el crecimiento personal. En lugar de ver los desvíos y los cambios de ruta como fracasos, deberíamos verlos como parte esencial de nuestro viaje.

Este texto le he enviado esta mañana a unos cuantos contactos de whatsapp y la respuesta ha sido la esperada: algunos lo han ignorado porque con ellos no va lo de pensar y estas cosas le aburren... otros se han limitado a enviarme un icono... y solo una persona ha sido capaz de decir que entendía el mensaje y ha compartido conmigo sus sensaciones. Estoy por bloquear a todos salvo a esa persona. Encima me ha regalado una frase: "La pantalla gigante nos hace ser uno más".
Vivimos en la sociedad de la inmediatez y lo superficial. Muchas personas prefieren pasar horas consumiendo chorradas en lugar de socializar o reflexionar. Los temas complejos o que requieren pensar un poquito, suelen ser ignorados. Así que, no te preocupes, es lo normal.
 
Confieso que en una fotografía que he visto,
en uno de los hilos que frecuento,
aún sabiendo de cierto que no es cierto,
sino una proyección de la protagonista,
mis neuronas, que van a su libre albedrío,
asociaron dos imágenes dispersas,
en la una un cabello remojado,
en la otra un simple y vulgar cepillo,
y la unión de las dos, pelo y cepillo,
y el íntimo acto de juntarlos,
para moroso y lento,
proceder a su peinado,
he de reconocer que me excitaron.
 
Luego, el siguiente paso, es tratar de reconciliarse con lo que éramos y con lo que nos gustaría ser. Es preciso para ello aceptar sin rencores y sin culpas el camino recorrido.
Ese es el verbo: tratar. Conseguirlo es otra historia. Pocos lo logran; casi nadie, en realidad.

Volver en el tiempo y encontrarte con el niño que fuiste, y el pequeño cabroncete de diez, once años, todo lleno de reproches y, lo que más te lacera, decepción en su mirada.

¿Reconciliarse?

"Y aprende que la vida tiene un precio que no puedes pagar continuamente.
Y aprende dignidad en tu derrota"
 
Este texto le he enviado esta mañana a unos cuantos contactos de whatsapp y la respuesta ha sido la esperada: algunos lo han ignorado porque con ellos no va lo de pensar y estas cosas le aburren... otros se han limitado a enviarme un icono... y solo una persona ha sido capaz de decir que entendía el mensaje y ha compartido conmigo sus sensaciones. Estoy por bloquear a todos salvo a esa persona. Encima me ha regalado una frase: "La pantalla gigante nos hace ser uno más".
¿Y si no se sabe qué responder o se teme que la respuesta no esté a la altura del texto?

¿Y si el problema estuviera en escribir esperando respuesta?
 
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