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@Overin puso ayer una cosa muy graciosa en "Echar a volar la imaginación". Habrá que estar atentos al restoConfieso, que echo de menos a unas cuantas personas por aquí .... @moura , @Mikelo ,@Overin, @Madridmouse80 .
Espero que estéis todos bien![]()
Confieso, que echo de menos a unas cuantas personas por aquí .... @moura , @Mikelo ,@Overin, @Madridmouse80 .
Espero que estéis todos bien![]()
Estoy en semi stand-by, pero gracias por echarme de menos.@Overin puso ayer una cosa muy graciosa en "Echar a volar la imaginación". Habrá que estar atentos al resto![]()
Esa escena es un compendio de cine donde sin palabras se dicen muchas cosas, con esa música inolvidable... con esos árboles trasmochados, pelados, destrozados por una guerra pero que sigue en pie y vivos, como los personajes, con ese paso firme de ella y esa indiferencia con la que pasa por delante del personaje de Cotten y sale de cuadro dando sensación de continuidad y evolución de su personaje mientras él no hace más que esperar... es una maravilla de escena.Y ya que en otro hilo he mencionado El tercer hombre, confieso que viendo la peli con alguien, me molesta que aceleren la imagen en la escena de la salida del cementerio. Joder, si no llega a dos minutos y el director la ideó así por algo.
Este texto le he enviado esta mañana a unos cuantos contactos de whatsapp y la respuesta ha sido la esperada: algunos lo han ignorado porque con ellos no va lo de pensar y estas cosas le aburren... otros se han limitado a enviarme un icono... y solo una persona ha sido capaz de decir que entendía el mensaje y ha compartido conmigo sus sensaciones. Estoy por bloquear a todos salvo a esa persona. Encima me ha regalado una frase: "La pantalla gigante nos hace ser uno más".¿Por qué voy al cine?
Resulta inevitable, por lo menos para los que nos gusta pensar, llegar a un momento de la vida en que hacer balance y aceptar si esa persona en que nos hemos convertido con el paso de los años, es lo que esperábamos ser.
Luego, el siguiente paso, es tratar de reconciliarse con lo que éramos y con lo que nos gustaría ser. Es preciso para ello aceptar sin rencores y sin culpas el camino recorrido. Los conflictos se resuelven con soluciones, sin culpables.
Y en la mayoría de las ocasiones no hay más remedio que volver al punto de partida o a sus inmediaciones. Para el mí el cine siempre fue una forma de disfrutar de las emociones, de las ajenas y de las propias.
El cine me recuerda que soy capaz de sentir, siempre me dice que aún soy capaz de emocionarme, en ocasiones me invita a llorar, en otras a reír y siempre me recuerda mi capacidad para amar.
Volver al cine es volver a aceptar el juego de las sombras, dejarse envolver por las historias, gozar con las imágenes, volar con el sonido y sobre todo reconocerse en las historias y en lo que los personajes sienten.
No me gusta la persona en la que me he convertido. Yo no era así y ninguno de mis planes se ha cumplido, pero curiosamente, ese fracaso ha conformado lo que ahora soy.
Ayer escuché una frase en una película, no podía ser de otra forma: “Que no lleguemos a donde apunta la estrella no quiere decir que el viaje no merezca la pena”.
Por eso sigo viendo cine, no renunciaré. Es lo que me mantiene con vida. Ese viaje es lo único real, el resto son quimeras.
Este texto le he enviado esta mañana a unos cuantos contactos de whatsapp y la respuesta ha sido la esperada: algunos lo han ignorado porque con ellos no va lo de pensar y estas cosas le aburren... otros se han limitado a enviarme un icono... y solo una persona ha sido capaz de decir que entendía el mensaje y ha compartido conmigo sus sensaciones. Estoy por bloquear a todos salvo a esa persona. Encima me ha regalado una frase: "La pantalla gigante nos hace ser uno más".
Me pasa un poco como a ti.¿Por qué voy al cine?
Resulta inevitable, por lo menos para los que nos gusta pensar, llegar a un momento de la vida en que hacer balance y aceptar si esa persona en que nos hemos convertido con el paso de los años, es lo que esperábamos ser.
Luego, el siguiente paso, es tratar de reconciliarse con lo que éramos y con lo que nos gustaría ser. Es preciso para ello aceptar sin rencores y sin culpas el camino recorrido. Los conflictos se resuelven con soluciones, sin culpables.
Y en la mayoría de las ocasiones no hay más remedio que volver al punto de partida o a sus inmediaciones. Para el mí el cine siempre fue una forma de disfrutar de las emociones, de las ajenas y de las propias.
El cine me recuerda que soy capaz de sentir, siempre me dice que aún soy capaz de emocionarme, en ocasiones me invita a llorar, en otras a reír y siempre me recuerda mi capacidad para amar.
Volver al cine es volver a aceptar el juego de las sombras, dejarse envolver por las historias, gozar con las imágenes, volar con el sonido y sobre todo reconocerse en las historias y en lo que los personajes sienten.
No me gusta la persona en la que me he convertido. Yo no era así y ninguno de mis planes se ha cumplido, pero curiosamente, ese fracaso ha conformado lo que ahora soy.
Ayer escuché una frase en una película, no podía ser de otra forma: “Que no lleguemos a donde apunta la estrella no quiere decir que el viaje no merezca la pena”.
Por eso sigo viendo cine, no renunciaré. Es lo que me mantiene con vida. Ese viaje es lo único real, el resto son quimeras.
¿Por qué voy al cine?
Resulta inevitable, por lo menos para los que nos gusta pensar, llegar a un momento de la vida en que hacer balance y aceptar si esa persona en que nos hemos convertido con el paso de los años, es lo que esperábamos ser.
Luego, el siguiente paso, es tratar de reconciliarse con lo que éramos y con lo que nos gustaría ser. Es preciso para ello aceptar sin rencores y sin culpas el camino recorrido. Los conflictos se resuelven con soluciones, sin culpables.
Y en la mayoría de las ocasiones no hay más remedio que volver al punto de partida o a sus inmediaciones. Para el mí el cine siempre fue una forma de disfrutar de las emociones, de las ajenas y de las propias.
El cine me recuerda que soy capaz de sentir, siempre me dice que aún soy capaz de emocionarme, en ocasiones me invita a llorar, en otras a reír y siempre me recuerda mi capacidad para amar.
Volver al cine es volver a aceptar el juego de las sombras, dejarse envolver por las historias, gozar con las imágenes, volar con el sonido y sobre todo reconocerse en las historias y en lo que los personajes sienten.
No me gusta la persona en la que me he convertido. Yo no era así y ninguno de mis planes se ha cumplido, pero curiosamente, ese fracaso ha conformado lo que ahora soy.
Ayer escuché una frase en una película, no podía ser de otra forma: “Que no lleguemos a donde apunta la estrella no quiere decir que el viaje no merezca la pena”.
Por eso sigo viendo cine, no renunciaré. Es lo que me mantiene con vida. Ese viaje es lo único real, el resto son quimeras.
Vivimos en la sociedad de la inmediatez y lo superficial. Muchas personas prefieren pasar horas consumiendo chorradas en lugar de socializar o reflexionar. Los temas complejos o que requieren pensar un poquito, suelen ser ignorados. Así que, no te preocupes, es lo normal.Este texto le he enviado esta mañana a unos cuantos contactos de whatsapp y la respuesta ha sido la esperada: algunos lo han ignorado porque con ellos no va lo de pensar y estas cosas le aburren... otros se han limitado a enviarme un icono... y solo una persona ha sido capaz de decir que entendía el mensaje y ha compartido conmigo sus sensaciones. Estoy por bloquear a todos salvo a esa persona. Encima me ha regalado una frase: "La pantalla gigante nos hace ser uno más".
Ese es el verbo: tratar. Conseguirlo es otra historia. Pocos lo logran; casi nadie, en realidad.Luego, el siguiente paso, es tratar de reconciliarse con lo que éramos y con lo que nos gustaría ser. Es preciso para ello aceptar sin rencores y sin culpas el camino recorrido.
¿Y si no se sabe qué responder o se teme que la respuesta no esté a la altura del texto?Este texto le he enviado esta mañana a unos cuantos contactos de whatsapp y la respuesta ha sido la esperada: algunos lo han ignorado porque con ellos no va lo de pensar y estas cosas le aburren... otros se han limitado a enviarme un icono... y solo una persona ha sido capaz de decir que entendía el mensaje y ha compartido conmigo sus sensaciones. Estoy por bloquear a todos salvo a esa persona. Encima me ha regalado una frase: "La pantalla gigante nos hace ser uno más".
Si hablamos de sexo, confieso que he pecado de pensamiento, palabra y omisión. Sobre todo, omisión.Confieso que he pecado de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Es evidente que ese es el problema.¿Y si no se sabe qué responder o se teme que la respuesta no esté a la altura del texto?
¿Y si el problema estuviera en escribir esperando respuesta?
Todos tenemos nuestros desencuentros entre lo que somos, lo que quisimos ser, lo que podemos ser y lo que fuimos, son parte de nuestra evolución como seres humanos sintientes y pensantes, el quid está en nuestra capacidad de aceptarlo, que, al menos en mi caso, es fluctuante.¿Por qué voy al cine?
Resulta inevitable, por lo menos para los que nos gusta pensar, llegar a un momento de la vida en que hacer balance y aceptar si esa persona en que nos hemos convertido con el paso de los años, es lo que esperábamos ser.
Luego, el siguiente paso, es tratar de reconciliarse con lo que éramos y con lo que nos gustaría ser. Es preciso para ello aceptar sin rencores y sin culpas el camino recorrido. Los conflictos se resuelven con soluciones, sin culpables.
Y en la mayoría de las ocasiones no hay más remedio que volver al punto de partida o a sus inmediaciones. Para el mí el cine siempre fue una forma de disfrutar de las emociones, de las ajenas y de las propias.
El cine me recuerda que soy capaz de sentir, siempre me dice que aún soy capaz de emocionarme, en ocasiones me invita a llorar, en otras a reír y siempre me recuerda mi capacidad para amar.
Volver al cine es volver a aceptar el juego de las sombras, dejarse envolver por las historias, gozar con las imágenes, volar con el sonido y sobre todo reconocerse en las historias y en lo que los personajes sienten.
No me gusta la persona en la que me he convertido. Yo no era así y ninguno de mis planes se ha cumplido, pero curiosamente, ese fracaso ha conformado lo que ahora soy.
Ayer escuché una frase en una película, no podía ser de otra forma: “Que no lleguemos a donde apunta la estrella no quiere decir que el viaje no merezca la pena”.
Por eso sigo viendo cine, no renunciaré. Es lo que me mantiene con vida. Ese viaje es lo único real, el resto son quimeras.
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