La situación se empezaba a caldear cuando la escuché como en voz baja le preguntaba si lo que había sucedido en el baño era un descuido o quería mostrarle a ella las dimensiones de su verga, conociendo ya de antemano la respuesta el niño prosiguió la conversación relatando como él había dejado la puerta de la habitación de invitados entre abierto esperando la visita de mi mujer para que ella viese como se pajeaba, tras un breve suspiro Ángelo detuvo el relato porque mi mujer muy sensualmente le indicó que tenía una polla enorme, imaginándome que seguramente ya la acariciaba con una de sus manos.
Al oír aquellas palabras de la boca de mi mujer mi estado de excitación en aquel sofá era cada vez mayor e iba en aumento al escuchar toda aquella conversación que ambos mantenían, todo era muy explícito, enseguida él le iba a dar la merienda mientras que ella insistía de nuevo en subir a la habitación sin éxito.