El Fruto Prohibido. ( Continuación - 270 )
Puse el coche en marcha, y por aquella misma carretera fuimos hacia Majadahonda, a donde llegamos tras un trayecto de unos doce minutos. Según entramos en esa población enfilé hacia la conocida Plaza de Los Jardinillos, en cuyas proximidades estacioné el coche; al salir de el mismo, ella se agarró a mi brazo y se pegó toda a mí apoyando su cabeza sobre mi hombro.
Y así fuimos hasta un pub que había por allí, el el que había estado alguna que otra vez. Era un lugar tranquilo donde la música la tenían a un volumen aceptable y se podía hablar con tranquilidad.
Llegamos y le cedí el paso para que entrase primero ella; y así pasamos a una amplia sala, donde habría como una veintena de personas, mientras que sonaba la música de Sting. Miramos la estancia, y ella me indicó una mesa que había al fondo, en un rincón que se veía tranquilo y algo apartado.
----- Vamos para allí... ----- me dijo.
Y yo la seguí.
Tomamos asiento sin más, y se puso a mirar una pequeña carta que había sobre la mesa y donde ofertaban diferentes bebidas y algunos cócteles.
Me miró sonriendo, y acercándose a mí me dijo:
----- Me gusta este sitio, me da muy buenas sensaciones.
Sonreí y le respondí haciendo un gesto positivo...
A continuación miró de nuevo la carta, y tras unos segundos me dijo:
----- Me voy a tomar un whisky doble con hielo.
La miré un tanto sorprendido
y me preguntó:
----- ¿ Que ocurre ?
Hice un gesto divertido y le respondí:
----- Que apuntas alto.
Ella se rió y me comentó:
----- Hacía mucho que no salía tan desinhibida.
Y en tono risueño añadió:
----- Hoy es mi noche.
Hice un gesto de sorpresa y ella se rió...
----- ¿ Que tomas tú ? ----- me preguntó.
----- Un zumo de coco, que aquí lo preparan fenomenal
Se agarró a mi brazo, y tras morderse el labio inferior me dijo:
----- Sigues de chico responsable.
----- Claro, y sobre todo cuando hay que conducir; y además cuando debo proteger a tan agradable compañía.
Mientras sonreía, se acercó y me dio un beso en la mejilla.
----- Con alguien como tu me siento muy protegida. ----- me dijo.
Hice un gesto como de sorpresa, y tratando de desviar aquello fue que le dije:
----- Me voy a la barra a por tu whisky y mi zumo.
Mientras iba para allí, pesaba para mis adentros si Rosa quería intentar algo esta noche o solo eran imaginaciones mías, pero la iba percibiendo cada vez más cariñosa e insinuante, y ya no sabía que pensar. Sentía que ciertos diablos iban despertando en mi interior...
Al poco regresé y le dije:
----- Ya los he pedido, enseguida nos sirven.
Tras sentarme, ella agarró mi mano y tras acariciarla con suavidad, me miró con ternura y me dijo:
----- Ay Danny, estar aquí contigo me trae muchos recuerdos de la universidad... Como me gustaría regresar a aquella época.
Yo sonreí y le dije:
----- Vaya ritmo que llevábamos.
----- Ufffff...!!!! Ya te digo; eso si que era vivir a tope.
----- Y tan a tope... Eramos rebeldes, contestatarios, gamberros, entusiastas, soñadores...
----- E inconscientes. ----- añadió ella.
----- Si, algunas veces si que lo éramos... ----- le respondí.
En ese momento vinieron a servirnos lo que habíamos pedido, y en cuanto lo hicieron continué la conversación diciéndole:
----- Luego con el pasar del tiempo, la vida va poniendo a cada uno en su lugar.
Ella hizo un gesto afirmativo...
Luego me miró y me dijo:
----- Sabes una cosa...
----- Dime.
Agarró su vaso y me dijo:
----- Brindemos por nuestro encuentro y por que repitamos más veces salidas como esta.
Sonreí agarrando mi zumo y lo alcé, para luego chocarlo con su whisky; y le dije:
----- Por nosotros.
----- Por nosotros. ----- respondió.
Dimos un trago a nuestras respectivas bebidas, y tras ello se apoyó sopre el respaldo del asiento; extendió sus brazos sobre el mismo y en tono de confesión me dijo:
----- Ay Danny; me casé con un imbécil.
Aquella confesión digamos que me sorprendió
y me dejó como impactado.
----- ¿ Por que dices eso ? ----- le pregunté.
----- Porque es la verdad... Créeme, tengo un marido que es un auténtico gilipollas, pero gilipollas sin remedio.
La miré con cara de no acabar de entender aquello que me decía, y le comenté:
----- Pero no estás separada.
Me miró haciendo una mueca y me respondió:
----- De hecho puede decirse que si, que lo estoy; pero sigue siendo mi marido y seguimos viviendo en el mismo espacio, aúnque él en un cuarto y yo en otro. Hará como unos seis meses que estamos así.
----- A ver, explícame eso. ----- le dije.
----- Hace unos meses que me cansé de soportarle y exploté; tuvo una de sus continuas pataletas, y hasta aquí llegué, me dije a mi misma.
La miraba cada vez más sorprendido, y ella tras dar un trago a su whisky
continuó:
----- Estamos en un punto en el que ninguno da su brazo a torcer; él no se quiere ir de casa y dice que me marche yo.
----- Joder, que cabrón. ----- le dije.
----- No, si en el fondo tiene razón, porque el piso es de su madre como te dije cuando me recogiste, y debería ser yo quien se marchase. Pero yo...
Se quedó en silencio y pensativa. Entonces le dije:
----- ¿ Que pasa contigo ?
Suspiró... Y me respondió:
----- Que yo no estoy como para buscarme otra vivienda, ni hacerme yo sola cargo de mis hijos; al menos hasta que no alcancen la mayoría de edad.
Cada vez me sentía más sorprendido
con todo esto que me contaba y confesaba; y así comprendí el motivo por el que había querido que quedásemos para cenar. Se ve que llevaba tiempo con mucho lastre en su interior, y necesitaba soltarlo; y me había elegido a mí para ello...
Entonces la miré y le pregunté:
----- ¿ Que le ocurre a tu marido ?
----- Que es un imbécil.
----- Eso ya me lo has dicho.
Me miró, y tras un gesto me aclaró:
----- Está amargado y nos amarga la vida a quienes estamos a su lado.
----- ¿ Por que dices que está amargado ?
----- Porque lo está, créeme... Es hijo único con unos padres con buenas pasta y medios; así que imagina. Fue un niño mimado y consentido al que le dieron todo y le cumplieron bastantes caprichos. Y claro, iba de triunfador, de niño perfecto que se doctoró con buen expediente en empresariales, y más tarde en derecho; iba para director general de algún banco o alguna gran empresa o grupo de empresas; pero nunca llegó más allá de adjunto a dirección.
Y haciendo gestos afirmativos le dije:
----- Entiendo.
----- El tío ha ganado siempre un pastón, ha tenido buenos trabajos y puestos; pero nunca les ha sabido sacar partido. Cuando le dieron algun cargo de confianza, nunca fue capaz de crear su equipo y su círculo de confianza, porque no empatiza con la gente; él siempre avasallando y mirando a sus subordinados por encima del hombro; y claro, la gente se cansa de sus tonterías y gilipolleces; y acaba saltando el conflicto. Un conflicto innecesario y que se podía evitar. Allá por donde pasa siempre hay bronca; y eso le limita el acceso a otros objetivos porque ven que no es la persona adecuada.
----- Joder, así no es extraño que le aparten.
----- Eso mismo se lo digo yo siempre. Pero no, su excusa es que todos los mortales nos hemos compinchado para hacerle la vida imposible; él solo contra el mundo.
Yo hacía gestos negativos, mientras que ella me seguía contando más anécdotas.
----- Fíjate si será gilipollas, que estando como jefe de contabilidad, un día reune a todo su departamento y les echa una bronca de la hostia y que remató diciéndoles que como personas le habían defraudado, que todos eran una mierda como personas porque el día anterior había sido su cumpleaños y nadie le hizo regalo alguno, ni le dieron una mísera felicitación.
----- Pero eso es una pataleta infantil.
----- Totalmente; y ya le dije que esa era una señal del concepto que la gente tendrá de él; así los tratas así te tratan.
Yo le hice un gesto de evidencia...
Continuará....................................................................................................................