El Fruto Prohibido. ( Continuación - 316 )
En ese momento nos traías esos estupendos judiones que habíamos encargado como primer plato, con su morcilla, chorizo y oreja; que
nos los sirvieron en una olla de barro para que nos fuéramos sirviendo a discreción...
Solo el aroma que desprendían ya alimentaban.
Agarré el cucharon y los estuve removiendo un par de vuelta; luego miré a Rosa, y tras hacer un gesto de complicidad le dije:
----- Te voy sirviendo...
Me acercó su plato, y según dejé la primera descarga, se le iluminó la cara y comentó:
----- Uhhhhh... Que buena pinta que tienen.
Sonreí asintiendo, a la vez que le descargaba otro cucharón...
----- Vale, vale... con esto me llega.
----- Deja que enfríen un poco porque están bien calientes.
----- Si, si...
Y mientras iba removiendo los judiones con su cuchara, agarré mi plato y procedí a servirme yo también...
Una vez que terminé, ella agarró la botella de vino y me dijo:
----- Pásame tu copa y te sirvo vino.
Según se la acerqué y me sirvió, le di las gracias y fui removiendo el vino agitando la copa en círculo; luego procedí a probarlo.
----- Excelente... ----- le dije.
Ella procedió a probarlo también, y según daba un sorbo me hizo un gesto de aprobación...
----- Uhmmmmm... que bueno está. ----- me dijo.
----- Es el acompañamiento ideal para este menú. ----- le comenté.
Ella sonrió y me hizo otro gesto de aprobación...
Tras ello alzó su copa y me dijo:
----- ¿ Un brindis ?
----- Claro que si...
Acerqué mi copa y tras chocarla con la suya
fue que dijo:
----- Por nosotros...
----- Por nosotros y que repitamos esto más veces.
Ella sonrió y con un gesto cómplice guiñando un ojo
y me respondió:
----- Una vez al año por lo menos.
----- O dos. ----- le dije.
Acto seguido procedimos a probar aquellos judiones que nos habíamos servido. Y nada más probarlos, hizo un gesto positivo...
a la vez que comentó:
----- Uhhhhh... Esto está de vicio. Que acierto has tenido al traerme aquí.
Sonreí y también le hice un gesto positivo...
al mismo tiempo que también probaba los judiones, y la verdad es que eran todo un manjar; ideales parta el día invernal que teníamos.
Y así, mientras íbamos degustando aquel estupendo plato segoviano, ella retomó la conversación que dejamos a medias...
----- Entonces crees que debería llevar a mi marido a la cena.
La miré, y tras hacer un gesto le respondí:
----- A ver Rosa, mi opinión es que si, pero solo es mi opinión. Tu eres quien debe valorarlo y tomar la decisión.
----- Claro, claro... pero también me interesa saber que opinas.
----- Pues ya te lo he dicho...
Nuevamente la miré y continué:
----- Por lo que me has contado parece vuestra química y complicidad se ha roto en algún momento...
Ella asintió con un gesto mientras que yo continué:
----- ... Por tanto creo que sería bueno que retrocedieseis hasta encontrar algún punto o detalle que os ayudase a recuperarlos.
----- ¿ Como cual ?
Di un resoplido, y tras unos segundos meditando la respuesta, fue que le dije:
----- La verdad es que no sabría decirte, porque no soy psicólogo ni asesor de parejas en dificultades.
Ambos nos reímos...
a la vez que ella ponía su mano sobre la mía y me decía:
----- Eso ya lo se, pero me interesa saber lo que piensas al respecto.
Hice un gesto, y tras unos breves segundos le respondí:
----- Tal vez sería muy positivo que ambos consiguierais volver a sentiros novios otra vez.
Ella me miró de nuevo con esa expresiópn suya que siempre me había fascinado, y me dijo:
----- Si... si... ¿ Pero como ? ¿ De que manera ?
Hice un gesto arqueando las cejas, y le respondí:
----- Eso ya no lo se. Tendrás que averiguarlo tú, porque es a quien corresponde. Las personas somos diferentes y no hay una relación igual; todas tienen su propia miga.
Ella me miraba apretando el gesto, a la vez que yo continuaba:
----- Ahora solo podría hablarte sobre como nos sentimos Carmen y yo; aunque aún no hemos dado el paso de compartir nuestras vidas al cien por cien; pero andamos en ello.
Ella me seguí escuchando atentamente a la vez que hacía gestos afirmativos, a la vez que sonreía; y al final me dijo:
----- Danny, me encanta escucharte.
----- Vaya, pues muchas gracias. ----- le dije.
Y continuó:
----- Siempre tienes la respuesta adecuada.
----- Solo digo lo que veo y siento, expresando mis puntos de vista.
----- Pues son muy coherentes, y se ve que eres una persona muy reflexiva, que siempre medita lo que dice.
----- Eso si, pero no pienses que soy perfecto, porque también me equivoco y cometo mis errores.
----- A ver, eres humano.
Hice un gesto de evidencia, mientras que ella me miraba con esa expresión tan cautivadora; que al final me dijo:
----- ¿ Sabes una cosa ?
----- Dime.
----- Creo que te voy a hacer caso y le voy a llevar a la cena.
Apreté una sonrisa e hice un gesto positivo...
a la vez que ella añadió:
----- Si es que quiere venir, claro.
----- Convencele.
Habíamos terminado ya con los judiones, y en vista de que no íbamos a comer más procedieron a retirar la olla con los sobrantes y los platos. Y acto seguido nos sirvieron el estupendo cordero asado que habíamos pedido como segundo plato, el cual tenía también una pinta estupenda, servido en una fuente de barro y acompañado por unas patatas al horno.
Nos habían traído una pata y parte del costillar... Tras mirarlo pregunté a Rosa que le servía, y me dijo:
----- Si no te importa, me pones pata.
Hice un gesto positivo...
y procedí a servirle un buen trozo.
----- Ufffff...!!! eso va a ser demasiado. Yo no como tanto... ----- me dijo.
La mire con un gesto de complicidad y le dije:
----- Cuando lo pruebes verás como comes esto y más.
Ella se rió...
a la vez que le dije:
----- Yo me echo este trozo de pierna y me encargo también de las costillas.
Una vez servidos, procedimos a probar aquel lechal que también estaba de vicio, porque lo habían asado en el punto exacto... Tras ello me remangué los brazos y me puse a degustar con las manos aquellas costillas.
Rosa al verme se rió de nuevo...
----- Pero que auténtico que eres. ----- me dijo.
Hice un gesto y le respondí.
----- Esta es la manera tradicional.
----- Si, si... no lo discuto, pero me hace gracia.
Y le comenté:
----- Si tuviese barba no lo haría.
Se rió de nuevo...
y me respondió:
----- Obviamente... toda la barba engrasada...
----- Vaya espectáculo.
Y a continuación, mientras me iba a llevar una de aquellas costillas a la boca, fue que le comenté:
----- De todas maneras, las costillas aunque tienen poca carne, para mi son lo más sabroso del cordero; y me encanta dejarlas limpias.
Ella sonrió y me dijo:
----- Ya se te ve arte en ello.
Poco después me comentó que cuando vivieron en Londres, un día salieron por Covent Garden, ee el West End y en un restaurante donde entraron a comer pidieron el Lamb Steak.
----- Nada que ver. ----- le dije.
----- No, desde luego que no. Queríamos probar el cordero inglés, y ni punto de comparación con éste.
Hice un gesto de evidencia, mientras me seguía contando.
----- Nos lo sirvieron con todo tipo de especias y enterrado en menta.
Ambos nos reímos...
y le expliqué:
----- A ver, el cordero de allí es bravío y cebón; por tanto hay que disimularle el sabor... Y seguramente que ni era cordero.
----- Ah no... ¿ Y que era entonces ?
----- Carnero. ------ le respondí.
A continuación le expliqué:
----- Seguro que lo prepararon a la plancha con mantequilla fundida.
----- Sí, eso me pareció.
----- Inglaterra es la repostería, chocolates, bizcoxhos, galletas y el té.
----- Exacto.
----- Para comer hay que ir a la cocina internacional, porque la cocina inglesa prácticamente no existe.
----- El English Breakfast...
----- Y poco más.
----- Los sandwiches.
Hice un gesto de evidencia, para decirle a continuación:
----- Nada que ver con la cocina española.
Ella sonrió afirmado con un gesto, mientras continuamos dando cuenta de aquel estupendo cordero, que rematamos con un ponche segoviano como postre y que nos lo sirvieron con un chorro de vino dulce.
La verdad es que ambos quedamos bien llenos, y aquellas calorías nos quitaron todos los restos del fría que habíamos traído encima; y para rematar todo pedimos un te verde, que nada más nos los sirvieron, ella me miró con un gesto cómplice...
Puso su mano sobre la mía y tras apretar una sonrisa me dijo:
----- Gracias Danny, gracias por este día porque me lo estoy pasando fenomenal.
Sonreí... y justo en ese momento sonó mi móvil...
De entrada pensé que sería Carmen otra vez, pero al mirar la pantalla vi que era Rocío...
Continuará............................................................................