Charón
Miembro muy activo
- Desde
- 15 Jun 2023
- Mensajes
- 2,719
- Reputación
- 9,661
El Fruto prohibido. ( Continuación - 332 )
Llegamos por fin al hospital, y nada más cruzar la entrada nos dirigimos a aquel mismo parking al aire libre donde aparqué dos días antes cunado llevamos a Marisa; cada vez iba sintiendo más inquietud en mi interior, la cual me costaba disimular, ya que muchos fantasmas revoloteaban alrededor de mi mente...
Según estacionamos y salimos del coche, Carmen sonrió y me agarró la mano; así fuimos para la entrada del edificio. Nada más pasarla y a mano derecha había una pequeña tienda; y Carmen me indicó:
----- Vamos a llevarle algo.
La miré con cierta sorpresa y le dije:
----- ¿ Llevarle algo ?
----- Si, no veo correcto que nos presentemos con las manos vacías.
----- ¿ Y que quieres que les llevemos ? ----- le pregunté.
----- No se... unas flores o unos chocolates.
Hice un gesto y le respondí:
----- Flores seguro que ya tendrá, alguien se las habrá llevado.
----- Pues unos chocolates.
----- A saber si puede comerlos...
Me miró con el semblante serio, y tras soltarse de mi mano me respondió:
----- Joder tío... como eres. Te repito que no me parece correcto el presentarnos con las manos vacías.
Torcí el gesto y le dije:
----- Vale, como quieras. Tu ganas.
Y entramos en aquella pequeña tienda donde tenían un poco de todo, prensa, revistas, pasatiempos, caramelos y golosinas, chocolates, flores, etc...
Y una vez dentro me preguntó:
----- ¿ Que le llevamos ?
----- Elige tu; la idea ha sido tuya.
Hizo un gesto de paciencia, y al final optó por un pequeña ramo de flores que ya venían en un recipiente de plástico, y también eligió una pequeña caja de chocolates. Al final no la dejé pagar, y lo hice con mi tarjeta.
Al salir tomamos camino hacia los ascensores. Carmen me sonrió y tras acercarse y darme un pico en los labios fue que me dijo:
----- Alegra esa cara hombre, vas tan serio que parece que vas a un funeral.
----- Es que no estoy cómodo con esta visita... ----- me excusé.
----- Ya lo se.
----- Y dudo que sea buena idea el que estemos aquí.
----- Como no va a ser buena idea... Es normal que quiera verte y agradecerte lo que hiciste por ella.
Hice un gesto, y nuevamente nos agarramos de la mano, hasta que llegamos a los ascensores.
Una vez allí y mientras esperábamos, me preguntó:
----- ¿ En que planta está ?
----- En la tercera.
Pocos segundos después tomamos por fin el ascensor y subimos a esa tercera planta; al salir miré los indicadores y señalé a Carmen cual era el pasillo que debíamos tomar.
Nuevamente nos agarramos de la mano, y como a mitad del pasillo pude ver a Sofía con otras dos mujeres más o menos de su quinta... Al percatarse de nuestra llegada vino toda sonriente a nuestro encuentro. La verdad es que venía un tanto elegante con un vestido medio largo en color negro y una chaqueta roja de punto por encima.
Al llegar a nuestra altura, toda eufórica agarró mi brazo y saludó:
----- Danny...!!! que bueno que hayas venido. Que contenta se va a poner Marisa.
----- Hola... ----- respondí sonriendo.
y tras intercambiar cordialmente un par de besos, me miró de arriba a abajo y me dijo:
----- Pero bueno, que elegante vienes.
----- Es mi atuendo de trabajo. ----- Le expliqué.
Luego reparó en Carmen y me dijo:
----- ¿ Tu chica ?
----- Mi chica... ----- respondí con un gesto afirmativo.
Toda sonriente se acercó a Carmen y se presentó:
----- Hola, soy Sofía.
----- Yo Carmen. ----- le respondió también sonriendo.
Y también intercambiaron un par de besos.
Tras ello se dirigió a mi diceiendo:
----- Que chica más guapa que tienes, y que buen gusto el tuyo.
Hice un gesto de aprobación... Mientras que sonriendo, Carmen le agradecía los elogios.
----- Muchas gracias.
Y mirando a ambos, nos dijo:
----- Es que hacéis una buena pareja.
Entonces le fui explicando a Carmen quien era Sofía y lo que habíamos vivido el sábado. Sofía le mostraba el agradecimiento que me profesaba por como reaccioné, a la vez que le comentó su versión de los acontecimientos
A continuación nos llevó junto con aquellas dos señoras con quien la habíamos visto al llegar; y así comenzaron las presentaciones tras comentarnos que también eran amigas de Marisa y una de ellas era además compañera de trabajo.
----- Estas son Esther y Blanca. ----- nos dijo Sofía.
Carmen y yo nos fuimos presentando también, y cordialmente fuimos intercambiando un par de besos.
Esther era una morena buen guapa, más o menos de la estatura de Sofía, con el cabello largo, luciendo una hermosa y ondulada melena, más unos ojos oscuros que se mostraban cautivadores, y unos labios gruesos muy apetitosos y demoledores; además de lucir una estupenda figura mientras iba embutida en un corto y apretado vestido rojo... Blanca por el contrario era algo bajita y regordeta, unos ojos claros y una boca `pequeña, con una media melena teñía de mechas, pero guapa y con una hermosa sonrisa, que en ese momento vestía unos apretados pantalones vaqueros y un jersey de punto en color crema.
Tras las presentaciones, Sofía les comentó:
----- Danny es el vecino de Marisa al que recurrí, y que fue como nuestro ángel salvador.
Yo hice un gesto de exageración, a la vez que Esther decía:
----- Todo un héroe.
----- Bueno, bueno... no hay que exagerar. ----- comentaba yo.
E intervino Sofía:
----- Como que no; si no llega a ser por ti, no se que habría pasado porque yo me vi desbordada. pero cuando te llamé y viniste, te vi con una seguridad y una templanza que me dije a mi misma que había acertado al llamarte; porque desde un principio me diste la impresión de que sabías lo que se debía hacer, y eso me tranquilizó bastante en medio de la tensión en que me encontraba.
Hice un gesto y le aclaré:
----- Más que lo que se debía hacer, digamos que sabía lo que no había que hacer.
----- Es igual; yo me vi bloqueada y tu reaccionaste y te pusiste al frente.
Hice otro gesto y le rerspondí:
----- Es que bloquearse es lo peor que nos puede ocurrir ante una situación de emergencia, nunca hay que perder la calma y analizar en todo momento la situación y reaccionar lo mejor posible, ya sea para bien o para mal; porque muchas veces hay que dejar llevarse por la intuición y no perder un tiempo que puede ser vital.
Y en ese momento fue que intervino Carmen:
----- ¿ Donde está Marisa ?
Sofía le indicó una puerta cerrada y le respondió:
----- En esa habitación.
----- ¿ Podemos verla ?
----- Si claro, pero tenemos que esperar porque han entrado a atenderla un ATS con una enfermera.
Y Esther añadió:
----- Esta mañana han dado de alta a su compañera y esta sola en el cuarto.
----- Seguro que hoy le traen a alguien... ----- dijo Blanca.
Y así, mientras esperábamos a poder verla, Carmen se agarró a mi brazo mientras charlábamos con las amigas de Marisa que no paraban de regalarme elogios y agradecerme lo que hice por ella.
Y Carmen toda orgullosa les decía:
----- Es que mi chico vale mucho.
Entonces Sofía comentó mi origen escocés... Y la verdad es que el estar allí charlando de manera distendida me fue calmando esa inquietud e incertidumbre que llevaba por dentro y con las que había entrado en el hospital... Pero estando allí, como quien dice, al pie del cañón, solo faltaba dar el paso definitivo y verme ante Marisa; y que fuera lo que tuviera que ser.
A los pocos minutos, se abrió por fin la puerta del cuarto y salieron aquellas profesionales que habían estado atendiendo a Marisa, con quienes habló un momento Sofía y a quien le dijeron que todo iba bien y que evolucionaba positivamente... También nos indicaron que estábamos demasiada gente allí y que siguiendo las normas del hospital, solo podíamos estar dos personas por paciente. Sofía les indicó que tenían razón y que enseguida bajaríamos la mayoría a la cafetería.
A continuación, Sofía entró al cuarto y la escuchamos hablar con Marisa, quien le contaba que acababan de hacerle un control y que le habían retirado los goteos y unos cuantos cables a los que la habían tenido conectada, y que también la habían sacado de la cama y la habían sentado en el sillón, lo cual era una buena señal.
Tras ello, Sofía se asomó a la puerta y nos indicó que entráramos... Miré a carmen y le cedí el paso.
Así entramos en el cuarto y allí vimos a Marisa sentada en el sillón, con las piernas estiradas sobre un taburete y cubierta por una bata.
----- Mira cariño, mira quienes han venido a verte. ----- le decía Sofía.
Marisa se nos quedó mirando fijamente, mientras que Carmen se le acercaba sonriendo, a la vez que le decía:
----- Hola Marisa... ¿ Que tal estás ?
Tras un par de segundos le respondió en tono tenue:
----- Estoy bien, gracias.
Le acercó las flores y los chocolates, a la vez que le decía:
----- Te hemos traído esto.
----- Muchas gracias, no os teníais que haber molestado.
----- Nada, nada... no ha sido ninguna molestia.
----- Te veo muy bien, y estas muy guapa.
Esbozó una sonrisa y le respondió:
----- Que voy a estarlo; debo estar horrible.
----- Anda, anda... no digas eso; como vas a estar horrible con lo guapa que eres.
Entonces le agarró la mano, tras apretar los labios le respondió:
----- Muchas gracias.
Sofía le pidió a Carmen que le diese esas flores porque así las ponía con otras que tenían allí...
Tras ello, Carmen me miró, y tras dejarme espacio me dijo que me acercase. y así fue que me vi ante Marisa, quien alzó la mirada; le acerqué la mano y me la agarró apretándola con suavidad. y sin soltarla, tras unos segundos me dijo:
----- Gracias Danny, muchas gracias por todo.
Sonreí y le respondí:
----- No hay nada que agradecer. Ahora lo importante es que te recuperes veamos en ti esa Marisa de siempre.
Viendo que le caía una lágrima, Carmen sacó su pañuelo y suavemente se la secó.
----- Eh, venga... animo. ----- le decía.
Y tras un sollozo, Marisa le dijo:
----- Es que no me porté bien con vosotros y fui muy borde; especialmente contigo cuando aquella vez te impedí que acariciaras a mis perros.
Carmen le puso la mano en la mejilla y sonriendo le dijo:
----- Bueno, olvida eso que no tiene importancia; para mi es como si nunca hubiera ocurrido.
----- Pero ocurrió y fui muy injusta.
----- Bueno, todos nos equivocamos alguna vez; y como te digo, para mi no pasó nada. Así que borrón y cuenta nueva.
Luego Marisa reclamó mi mano, la cual se la acerqué y la tomó suavemente entre las suyas, para luego llevársela a su mejilla; y tras superar unos segundos de emoción Me dijo:
----- Siempre te estaré agradecida, y me siento en deuda contigo.
Me agaché para estar a su altura, y poniendo mi otra mano en su hombro le dije:
----- A mi no me debes nada...
----- Si te debo, te debo todo lo que hiciste por mi, y gracias a ello estoy ahora aquí y puedo contarlo, porque de no haber sido por ti no se lo que...
En ese momento le pudo la emoción y bajó la mirada, mientras que Carmen acariciaba sus cabellos e intentaba calmarla, mientras que yo respondía a Marisa:
----- Solo hice lo que debía hacer y lo que habría hecho cualquier persona con un mínimo de humanidad.
Y así, mientras que Carmen y yo hablábamos con ella, Sofía se mantenía un poco apartada y las otras dos amigas observaban desde la puerta.
En ese momento llegó otra enfermera con ropa de cama en sus brazo y nos recriminó que estábamos demasiada gente en el cuarto y que estábamos contraviniendo las normas del hospital.
Sofía agarró a sus amigas y les dijo:
----- Venga, dejemosles que hablen y nosotras nos vamos un rato a la cafetería:
Continuará.....................................................................
Llegamos por fin al hospital, y nada más cruzar la entrada nos dirigimos a aquel mismo parking al aire libre donde aparqué dos días antes cunado llevamos a Marisa; cada vez iba sintiendo más inquietud en mi interior, la cual me costaba disimular, ya que muchos fantasmas revoloteaban alrededor de mi mente...
Según estacionamos y salimos del coche, Carmen sonrió y me agarró la mano; así fuimos para la entrada del edificio. Nada más pasarla y a mano derecha había una pequeña tienda; y Carmen me indicó:
----- Vamos a llevarle algo.
La miré con cierta sorpresa y le dije:
----- ¿ Llevarle algo ?
----- Si, no veo correcto que nos presentemos con las manos vacías.
----- ¿ Y que quieres que les llevemos ? ----- le pregunté.
----- No se... unas flores o unos chocolates.
Hice un gesto y le respondí:
----- Flores seguro que ya tendrá, alguien se las habrá llevado.
----- Pues unos chocolates.
----- A saber si puede comerlos...
Me miró con el semblante serio, y tras soltarse de mi mano me respondió:
----- Joder tío... como eres. Te repito que no me parece correcto el presentarnos con las manos vacías.
Torcí el gesto y le dije:
----- Vale, como quieras. Tu ganas.
Y entramos en aquella pequeña tienda donde tenían un poco de todo, prensa, revistas, pasatiempos, caramelos y golosinas, chocolates, flores, etc...
Y una vez dentro me preguntó:
----- ¿ Que le llevamos ?
----- Elige tu; la idea ha sido tuya.
Hizo un gesto de paciencia, y al final optó por un pequeña ramo de flores que ya venían en un recipiente de plástico, y también eligió una pequeña caja de chocolates. Al final no la dejé pagar, y lo hice con mi tarjeta.
Al salir tomamos camino hacia los ascensores. Carmen me sonrió y tras acercarse y darme un pico en los labios fue que me dijo:
----- Alegra esa cara hombre, vas tan serio que parece que vas a un funeral.
----- Es que no estoy cómodo con esta visita... ----- me excusé.
----- Ya lo se.
----- Y dudo que sea buena idea el que estemos aquí.
----- Como no va a ser buena idea... Es normal que quiera verte y agradecerte lo que hiciste por ella.
Hice un gesto, y nuevamente nos agarramos de la mano, hasta que llegamos a los ascensores.
Una vez allí y mientras esperábamos, me preguntó:
----- ¿ En que planta está ?
----- En la tercera.
Pocos segundos después tomamos por fin el ascensor y subimos a esa tercera planta; al salir miré los indicadores y señalé a Carmen cual era el pasillo que debíamos tomar.
Nuevamente nos agarramos de la mano, y como a mitad del pasillo pude ver a Sofía con otras dos mujeres más o menos de su quinta... Al percatarse de nuestra llegada vino toda sonriente a nuestro encuentro. La verdad es que venía un tanto elegante con un vestido medio largo en color negro y una chaqueta roja de punto por encima.
Al llegar a nuestra altura, toda eufórica agarró mi brazo y saludó:
----- Danny...!!! que bueno que hayas venido. Que contenta se va a poner Marisa.
----- Hola... ----- respondí sonriendo.
y tras intercambiar cordialmente un par de besos, me miró de arriba a abajo y me dijo:
----- Pero bueno, que elegante vienes.
----- Es mi atuendo de trabajo. ----- Le expliqué.
Luego reparó en Carmen y me dijo:
----- ¿ Tu chica ?
----- Mi chica... ----- respondí con un gesto afirmativo.
Toda sonriente se acercó a Carmen y se presentó:
----- Hola, soy Sofía.
----- Yo Carmen. ----- le respondió también sonriendo.
Y también intercambiaron un par de besos.
Tras ello se dirigió a mi diceiendo:
----- Que chica más guapa que tienes, y que buen gusto el tuyo.
Hice un gesto de aprobación... Mientras que sonriendo, Carmen le agradecía los elogios.
----- Muchas gracias.
Y mirando a ambos, nos dijo:
----- Es que hacéis una buena pareja.
Entonces le fui explicando a Carmen quien era Sofía y lo que habíamos vivido el sábado. Sofía le mostraba el agradecimiento que me profesaba por como reaccioné, a la vez que le comentó su versión de los acontecimientos
A continuación nos llevó junto con aquellas dos señoras con quien la habíamos visto al llegar; y así comenzaron las presentaciones tras comentarnos que también eran amigas de Marisa y una de ellas era además compañera de trabajo.
----- Estas son Esther y Blanca. ----- nos dijo Sofía.
Carmen y yo nos fuimos presentando también, y cordialmente fuimos intercambiando un par de besos.
Esther era una morena buen guapa, más o menos de la estatura de Sofía, con el cabello largo, luciendo una hermosa y ondulada melena, más unos ojos oscuros que se mostraban cautivadores, y unos labios gruesos muy apetitosos y demoledores; además de lucir una estupenda figura mientras iba embutida en un corto y apretado vestido rojo... Blanca por el contrario era algo bajita y regordeta, unos ojos claros y una boca `pequeña, con una media melena teñía de mechas, pero guapa y con una hermosa sonrisa, que en ese momento vestía unos apretados pantalones vaqueros y un jersey de punto en color crema.
Tras las presentaciones, Sofía les comentó:
----- Danny es el vecino de Marisa al que recurrí, y que fue como nuestro ángel salvador.
Yo hice un gesto de exageración, a la vez que Esther decía:
----- Todo un héroe.
----- Bueno, bueno... no hay que exagerar. ----- comentaba yo.
E intervino Sofía:
----- Como que no; si no llega a ser por ti, no se que habría pasado porque yo me vi desbordada. pero cuando te llamé y viniste, te vi con una seguridad y una templanza que me dije a mi misma que había acertado al llamarte; porque desde un principio me diste la impresión de que sabías lo que se debía hacer, y eso me tranquilizó bastante en medio de la tensión en que me encontraba.
Hice un gesto y le aclaré:
----- Más que lo que se debía hacer, digamos que sabía lo que no había que hacer.
----- Es igual; yo me vi bloqueada y tu reaccionaste y te pusiste al frente.
Hice otro gesto y le rerspondí:
----- Es que bloquearse es lo peor que nos puede ocurrir ante una situación de emergencia, nunca hay que perder la calma y analizar en todo momento la situación y reaccionar lo mejor posible, ya sea para bien o para mal; porque muchas veces hay que dejar llevarse por la intuición y no perder un tiempo que puede ser vital.
Y en ese momento fue que intervino Carmen:
----- ¿ Donde está Marisa ?
Sofía le indicó una puerta cerrada y le respondió:
----- En esa habitación.
----- ¿ Podemos verla ?
----- Si claro, pero tenemos que esperar porque han entrado a atenderla un ATS con una enfermera.
Y Esther añadió:
----- Esta mañana han dado de alta a su compañera y esta sola en el cuarto.
----- Seguro que hoy le traen a alguien... ----- dijo Blanca.
Y así, mientras esperábamos a poder verla, Carmen se agarró a mi brazo mientras charlábamos con las amigas de Marisa que no paraban de regalarme elogios y agradecerme lo que hice por ella.
Y Carmen toda orgullosa les decía:
----- Es que mi chico vale mucho.
Entonces Sofía comentó mi origen escocés... Y la verdad es que el estar allí charlando de manera distendida me fue calmando esa inquietud e incertidumbre que llevaba por dentro y con las que había entrado en el hospital... Pero estando allí, como quien dice, al pie del cañón, solo faltaba dar el paso definitivo y verme ante Marisa; y que fuera lo que tuviera que ser.
A los pocos minutos, se abrió por fin la puerta del cuarto y salieron aquellas profesionales que habían estado atendiendo a Marisa, con quienes habló un momento Sofía y a quien le dijeron que todo iba bien y que evolucionaba positivamente... También nos indicaron que estábamos demasiada gente allí y que siguiendo las normas del hospital, solo podíamos estar dos personas por paciente. Sofía les indicó que tenían razón y que enseguida bajaríamos la mayoría a la cafetería.
A continuación, Sofía entró al cuarto y la escuchamos hablar con Marisa, quien le contaba que acababan de hacerle un control y que le habían retirado los goteos y unos cuantos cables a los que la habían tenido conectada, y que también la habían sacado de la cama y la habían sentado en el sillón, lo cual era una buena señal.
Tras ello, Sofía se asomó a la puerta y nos indicó que entráramos... Miré a carmen y le cedí el paso.
Así entramos en el cuarto y allí vimos a Marisa sentada en el sillón, con las piernas estiradas sobre un taburete y cubierta por una bata.
----- Mira cariño, mira quienes han venido a verte. ----- le decía Sofía.
Marisa se nos quedó mirando fijamente, mientras que Carmen se le acercaba sonriendo, a la vez que le decía:
----- Hola Marisa... ¿ Que tal estás ?
Tras un par de segundos le respondió en tono tenue:
----- Estoy bien, gracias.
Le acercó las flores y los chocolates, a la vez que le decía:
----- Te hemos traído esto.
----- Muchas gracias, no os teníais que haber molestado.
----- Nada, nada... no ha sido ninguna molestia.
----- Te veo muy bien, y estas muy guapa.
Esbozó una sonrisa y le respondió:
----- Que voy a estarlo; debo estar horrible.
----- Anda, anda... no digas eso; como vas a estar horrible con lo guapa que eres.
Entonces le agarró la mano, tras apretar los labios le respondió:
----- Muchas gracias.
Sofía le pidió a Carmen que le diese esas flores porque así las ponía con otras que tenían allí...
Tras ello, Carmen me miró, y tras dejarme espacio me dijo que me acercase. y así fue que me vi ante Marisa, quien alzó la mirada; le acerqué la mano y me la agarró apretándola con suavidad. y sin soltarla, tras unos segundos me dijo:
----- Gracias Danny, muchas gracias por todo.
Sonreí y le respondí:
----- No hay nada que agradecer. Ahora lo importante es que te recuperes veamos en ti esa Marisa de siempre.
Viendo que le caía una lágrima, Carmen sacó su pañuelo y suavemente se la secó.
----- Eh, venga... animo. ----- le decía.
Y tras un sollozo, Marisa le dijo:
----- Es que no me porté bien con vosotros y fui muy borde; especialmente contigo cuando aquella vez te impedí que acariciaras a mis perros.
Carmen le puso la mano en la mejilla y sonriendo le dijo:
----- Bueno, olvida eso que no tiene importancia; para mi es como si nunca hubiera ocurrido.
----- Pero ocurrió y fui muy injusta.
----- Bueno, todos nos equivocamos alguna vez; y como te digo, para mi no pasó nada. Así que borrón y cuenta nueva.
Luego Marisa reclamó mi mano, la cual se la acerqué y la tomó suavemente entre las suyas, para luego llevársela a su mejilla; y tras superar unos segundos de emoción Me dijo:
----- Siempre te estaré agradecida, y me siento en deuda contigo.
Me agaché para estar a su altura, y poniendo mi otra mano en su hombro le dije:
----- A mi no me debes nada...
----- Si te debo, te debo todo lo que hiciste por mi, y gracias a ello estoy ahora aquí y puedo contarlo, porque de no haber sido por ti no se lo que...
En ese momento le pudo la emoción y bajó la mirada, mientras que Carmen acariciaba sus cabellos e intentaba calmarla, mientras que yo respondía a Marisa:
----- Solo hice lo que debía hacer y lo que habría hecho cualquier persona con un mínimo de humanidad.
Y así, mientras que Carmen y yo hablábamos con ella, Sofía se mantenía un poco apartada y las otras dos amigas observaban desde la puerta.
En ese momento llegó otra enfermera con ropa de cama en sus brazo y nos recriminó que estábamos demasiada gente en el cuarto y que estábamos contraviniendo las normas del hospital.
Sofía agarró a sus amigas y les dijo:
----- Venga, dejemosles que hablen y nosotras nos vamos un rato a la cafetería:
Continuará.....................................................................
Última edición: