El Fruto Prohibido. ( Continuación - 341 )
Sin mayor novedad llegamos a mi barrio; tras dejar estacionado el coche en mi plaza de garaje, Ernesto miró alrededor y me dijo:
----- Se echa de menos no ver acá la moto de Carmencita.
Hice un gesto de no darle importancia, mientras que él añadió.
----- Parece como que el lugar no está completo.
Torcí el gesto y le respondí:
----- Está con lo que tiene que estar que es mi coche; para eso pago el alquiler.
El se rió...



y tras recoger mis cosas y cerrar el coche nos dirigimos hacia el ascensor, el cual tomamos y subimos hasta mi apartamento.
Tras abrir la puerta le cedí el paso y me dio las gracias.
Una vez dentro, pasamos al salón y allí saqué el portátil y lo dejé sobre la mesa con un par de carpetas con unos papeles que debía revisar. Tras ello me fui a mi cuarto para quitarme la ropa de trabajo y ponerme algo más informal y cómodo, mientras que Ernesto se fue al suyo para relajarse también tras este día ajetreado que habíamos tenido cada uno a su manera.
En cuanto me quité el traje y me puse un atuendo más cómodo, regresé al salón y allí puse en marcha el portátil y abrí aquellas carpetas que debía revisar... Poco después vino Ernesto con la intención de hacerme compañía.
----- ¿ Que hacés ? ----- me preguntó.
----- Revisando unos asuntos pendientes del trabajo.
----- Ay hermano, es que no parás de trabajar.
Me encogí de hombros y le respondí:
----- Es lo que hay.
----- ¿ Puedo ayudarte en algo ?
----- No gracias, esto debo hacerlo yo solo.
A continuación me comentó que le había gustado pasar el día con nosotros en el trabajo como que también le gustó ver lo bien organizados que estamos y lo eficientes que somos; que le sorprendió el ritmo que llevamos y que casi no tengamos un momento de relax.
Yo sonreí y le expliqué que no siempre es así, pero que últimamente teníamos mucho trabajo; la colaboración con la Universidad y un montón de servicios de todo tipo que teníamos contratados.
A continuación me comentó que lo único que no le gustó fueron esos momentos en que Carmen le metió caña y fue dura con él.
----- Ay hermano, es que no me dejaba respirar...
Yo me partía de risa...




----- Que mujer, es puro carácter...
Hice un gesto de evidencia.
----- Nunca tuve una jefa tan dura y tan constante.
Mientras el se desahogaba yo iba ordenando esos asuntos que tenía pendientes, y cuando ya estaba apunto de terminar, Ernesto me preguntó si salíamos a cenar por el barrio, que invitaba él.
Levanté la vista un momento, y tras mirarle le pregunté:
----- ¿ A ti que te apetece ?
----- Hombre, me apetece salir y cenar fuera, romper un poco la rutina.
----- Bueno... ¿ Y a donde vamos ?
----- Donde vos digás, para eso estamos en tu barrio. Pero no estaría mal ir a esa cervecería alemana y comer algo allí.
Volvía a mirarle, y con un gesto le di mi aprobación.
----- ¿ Entonces vamos ? ----- me preguntó.
----- Vamos... Pero antes deja que termine aquí con esto que ya me queda poco.
----- Si claro.
En cuanto acabé y recogí todo, nos fuimos preparando para salir; a parte de ropa de abrigo nos pusimos también unos anoraks ya que en la calle hacía frío y estaba lloviznando algo de agua nieve...


Una vez que salímos y bajamos en el ascensor, en el portal nos encontramos con Sofía que venía acompañada de Noelia, y ambas traían de pasear a los perrillos.
Sofía me saludó con una amplia sonrisa...
----- Hola Danny, que placer verte ne nuevo.
----- Muchas gracias, lo mismo digo.
E indicando a los perrillos me comentó:
----- Venimos de pasear a estos dos monstruillos...
Me reí...


Y a continuación saludé a la chica que sujetaba las correas de los perrillos.
----- Hola Noelia.
----- Hola... ----- respondió secamente.
----- ¿ Como vas con el inglés ?
----- Buffff... así, asi... ----- me respondió.
----- Te digo una vez más que si necesitas ayuda no dudes en pedírmela.
----- Yaaaa... gracias.
Luego miré a Sofía y le pregunté:
----- ¿ Que tal está Marisa ?
----- Bien, bastante bien. Mañana le dan el alta y la traemos para casa.
----- Ah que bueno; como me alegra oír eso.
Mientras, Ernesto me miraba en silencio y haciéndome gestos disimuladamente, los cuales comprendí enseguida, y en ese momento se lo presenté a Sofía como un amigo muy especial y casi hermano. Ambos se saludaron cordialmente e intercambiaron un par de besos, a la vez que Ernesto sacó esa simpatía que tan buenos resultados le solía dar con las mujeres.
Sofía comenzó a reírse con él...




Y Ernesto indicando a Noelia le dijo:
----- Tu hija... ¿ no ?
Y sonriendo le respondió:
----- No, yo no tengo hijos. esta es la hija de Marisa.
Entonces Ernesto miró a lachica, la cual se ruborizaba mientras que él comentaba:
----- Ahhhh...!!! Es tan guapa como su madre... Bueno, sin desmerecerte a vos.
Sofía se rió de nuevo...




mientras que yo agarraba a Ernesto del brazo y casi arrastras me lo llevaba para la calle.
----- Me lo llevo que si no, no salimos de aquí... ----- comenté.
Y en medio de risas nos despedimos cordialmente, mientras que Noelia se mantenía al margen en silencio y con el semblante serio.
Ya en la calle, según nos ïbamos alejando del portal, Ernesto me comentó:
----- Ay hermano; vaya vecinas que tienes, como te envidio.
----- ¿ Envidias ?
----- Ya lo creo, con unas vecinas así se me quitan las ganas de regresar a Sevilla.
Me reí...



y tras darle un leve empujón le dije:
----- Anda, anda... déjate de historias.
----- No se como Carmen te deja solo teniendo tan cerca unas bellezas así.
Me reí de nuevo...




y le respondí:
----- Porque sabe que no soy tan peligroso como tu.
Tras reírse



me comentó:
----- Así que esa niña es la hija de tu vecina.
Hice un gesto afirmativo y le respondí:
----- Así es...
----- Ahhhh... joder con a niña.
----- ¿ Que le pasa a la niña ?
----- Pues que apunta las misma maneras que la madre, va camino de convertirse en un auténtico bellezón.
Hice un gesto de evidencia y le respondí:
----- Ya dice el refrán: De tal palo tal astilla.
Se rió de nuevo



y me respondió:
----- Si, así es.
Y a continuación comentó:
----- Va a romper más de un corazón la jodida.
Sonreí y le respondí:
----- Seguramente que ya habrá comenzado a romper alguno.
----- Ahhhh... eso sin duda; porque está bien hermosa la muchacha.
Y así, mientras charlábamos sobre la hija de Marisa, atravesamos el boulevard y fuimos llegando a las proximidades del Centro Comercial; avanzamos hacia la calle siguiente y enseguida llegamos a aquella cervecería alemana.
Nada más entrar nos quitamos los anoraks y ocupamos una mesa que estaba libre, justo al lado del ventanal que daba a la calle... Nos pusimos a mirar la carta y enseguida nos atendió una de las camareras que ya me conocía de vista y que nos saludó cordialmente. De beber le pedí una jarra de cerveza y para comer una par de salchichas con chucrut y patata cocida. Para sorpresa mía, Ernesto pidió lo mismo.
Según nos dejó la camarera, le miré y le pregunté:
----- ¿ Pero tu puedes comer este menú ?
Me miró, y tras sonreír me respondió:
----- Bahhhh... un día es un día.
Le miré con el semblante serio y le dije:
----- ¿ Y la cerveza ?
----- Te digo que un día es un día y no me jodás con este tema.
Levanté las manos y le dije:
----- Vale, vale... Tu sabrás.
Hizo un gesto, y tras poner su mano sobre la mía me comentó:
----- Mirá hermano, vamos a cenar acá los dos juntos como en los viejos tiempos y vamos a celebrar este tiempo que he pasado con vos y que ya se acaba; y a saber cuando vamos a poder repetirlo. En dos día me marcho a Sevilla y regreso a mi infierno.
----- Bien, bien... pero no te descuides ni te descontroles. ----- le dije.
Puso su mano en mi hombro, y tras sonreír me dijo:
----- Tranquilo hermano, tengo todo bajo control.
----- Vale, si tu lo dices te creo.
Justo en ese momento nos sirvieron aquello que habíamos pedido, y tras hacer un brindis con nuestras jarras de cerveza...


nos pusimos a cenar sin más.
Probamos aquellas estupendas salchichas que las habían dejado en su punto y fuimos comentando al respecto.
Poco después, Ernesto comentó:
----- Ay esta jodida Carmencita que nos ha abandonado. Con lo bien que podía estar ahora acá cenando con nosotros.
Hice un gesto y le respondí:
----- Quería estar en su casa y que le vamos hacer.
----- Yaaaa... pero me habría gustado invitarla a ella también.
----- Ya habrá ocasión.
----- Eso espero, a ver si os acercáis por Sevilla a visitarme.
Hice un gesto y le respondí:
----- Ufffff... por el momento está complicado, ya ves como andamos de trabajo.
----- Si, ya lo he visto hoy.
Y tras darle un trago a su cerveza, me miró y me preguntó:
----- ¿ Y cuando se van a vivir juntos, Carmen y vos ?
Hice un gesto y encogiéndome de hombros le respondí:
----- Algo estamos mirando, pero ella siento que no pone el interés que debería poner.
----- ¿ Y eso ?
----- Porque tenemos un desacuerdo al respecto; ella quiere que nos quedemos aquí en Madrid, mientras que yo prefiero que nos mudemos a un lugar lo más cerca posible del trabajo.
----- Claro, yo también pensaría así como vos.
----- Es que así ganaríamos tiempo y calidad de vida.
----- Eso sin duda...
Y a continuación me preguntó:
----- ¿ Entonces ella no quiere ?
----- No es que no quiera, es que prefiere que nos quedemos en Madrid; dice que aquí tiene montada su vida, su ambiente, sus amigas, etc...
----- ¿ Y por que no se viene con vos a este apartamento que tienes ?
----- Ufffff... lo hemos hablado, pero no, no es factible.
----- ¿ Por que ?
----- Pues como sabes, este lugar lo monté con Keiko, y esa ya es una historia pasada. Carmen es otro momento y otra página en mi vida y requiere otro lugar donde construir con ella sobre terreno nuevo y no sobre recuerdos del pasado.
----- Ya, hermano... te entiendo. ¿ Y no has vuelto a saber de ella ?
----- ¿ De Keiko ?
----- Si...
----- No, no he vuelto a saber más. Supongo que habrá encontrado a alguien y llenado sus vacíos; como yo encontré a Carmen y poco a poco ha ido llenando esos vacíos que me quedaron con keiko.
Continuará....................................................................