El Fruto Prohibido. ( Continuación - 339 )
Entré en la sala, y efectivamente allí estaba Rosa tomandose el café que se solía tomar a esas horas... Según entré la saludé con un buenos días que me respondió con ungesto, mientras que me iba a la máquina a sacarme un té con limón que me relajase un poco. En cuanto lo tuve en mis manos, me acerqué a su mesa y le dije:
----- ¿ Puedo ?
Sonrió y me respondió con un gesto invitándome a que tomase asiento.
----- Claro que puedes. ----- me dijo.
Y así sin más me senté frente a ella; dí un pequeño trago a mi té y le dije:
----- Vamos a tomarnos yun poco de relax.
Y sonriendo me respondió:
----- Si, este es de los mejores momentos del día.
----- ¿ Como va la jornada ?
----- Como siempre, la rutina habitual. Estamos terminando el primer módulo de este curso.
----- ¿Y que tal se portan ?
----- Generalmente bien, son trabajadores y ponen interés, pero ya sabes que siempre hay alguien que distorsiona o a quien le cuesta más.
----- ¿ Con que curso estás ?
----- Con los de segundo...
Hice un gesto y le comenté:
----- Aún hay que lidiarlos un poco.
Ella hizo un gesto afirmativo.
----- ¿ Que tal vosotros ? ----- me preguntó.
----- Bueno, más o menos con las tareas de siempre; pero hoy andamos algo más relajados porque ayer fue un día de locos.
----- Si, ya me percaté.
Y entonces le comenté:
----- Hoy la novedad es que nos hemos traído a Ernesto.
Y me reí...


----- ¿ Quien es Ernesto ?
----- Te tienes que acordar de él, es aquel amigo venezolano con quien compartía apartamento en aquella época de la facultad.
----- Ah, si... pero eran dos. ¿ No ?
----- Si, dos. Alejandro y Ernesto, que además eran primos.
----- Si, ya me acuerdo... Pero ambos parecían sacados del circo.
Me reí con ganas...




y le dije:
----- Desde luego que si, porque vaya dos.
Ella se rió también...




y me comentó:
----- Les recuerdo de haber coincidio en alguna de las fiestas que se montaban en la facultad... Alejandro era algo más formal...
----- Si, si... ----- le dije.
----- Ernesto era como más gamberro.
Y haciendo gestos afirmativos le dije:
----- Y bailongo también.
----- Ah, si... vaya marcha que tenía, era incansable. Creo que alguna vez bailé con él.
La miré con una expresión un tanto pícara y le dije:
----- ¿ No intentó ligarte ?
Me miró un tanto sorprendida



y me respondió:
----- Que yo recuerde no; habré hablado un par de veces con él, pero no recuerdo que me echase la caña.
Yo me reí...




y ella continuó:
----- Ahora que recuerdo, a una amiga mía si que se le insinuó, pero a mi no.
----- Será que ya iría algo cargado y no se percató...
Ella se rió...




y me respondió:
----- Sería eso.
Luego hizo un gesto y continuó:
----- Lo que si recuerdo es que cuando ya andaba algo tomadillo se ponía a bailar con una marcha que ya no había quien le parase.
----- Buffff....!!!! ya te digo. Y si ya iba bien cargado, le ponías al lado una escoba con faldas y también intentaba ligarsela.
Entonces se partió de risa...



y me dijo:
----- Mira que eres cabroncete.
Hice un gesto de evidencia y me justifiqué:
----- Pero si era así, no exagero.
Y en ese momento me comentó:
----- Guapo no era la verdad, pero tenía una simpatía que le daba cierto atractivo...
Y afirmando con gestos le añadí:
----- Y que bien lo sabía explotar el muy jodido.
----- Alejandro también era simpático y bailongo, pero no de esa manera; era como más discreto.
----- Bueno, también tenía lo suyo, pero era con otra clase; pero Ernesto era como un buey desbocado.
Ella se reía




afirmando con gestos.
----- Se os veía muy unidos.
----- Si claro, eramos como los Tres Mosqueteros; uno para todos y todos para uno.
Y también me comentó:
----- Recuerdo que teníamos una compañera de clase que la pobre no era muy agraciada, se llamaba Magdalena, era algo dentuda y padecía de obesidad; pues estábamos hablando con él y al ver que ella se nos acercaba nos dijo: Disculpen, pero me voy no sea que esa tocineta se fije en mi.
Me reí




haciendo gestos negativos y le dije:
----- Si es que cuando quería era un cabrón con todas las letras.
----- Si, a mi me sentó mal aquella actitud.
----- Ya pero lo hacía sin maldad, él creía que hacía gracia y no medía lo cruel que podía ser.
----- La pobre ya se quedó con La Tocineta... y mira que estaba acomplejada.
----- Para poner motes era único el jodido.
Y casualidad de casualidades, que justo en ese momento entraba Ernesto en la sala...
Según le vi le dije a Rosa:
----- Mira, hablando del Rey de Roma...
----- Por la puerta asoma. ----- añadió ella.
----- Hey, hermano. ----- me saludó.
----- ¿ Que hay ? ----- le dije.
----- Me dijo Carmen que andabas por acá, así que vengo a que me invites a un café.
Saqué una moneda del bolsillo, y al dársela le dije:
----- Toma, sírvete tu mismo en la máquina.
----- Ok hermano, muchas gracias.
Y mientras él se iba a la máquina a sacarse ese café, Rosa me miró y le dije:
----- Este es Ernesto.
----- Si, ya me lo imaginé.
----- ¿ Le reconoces ?
----- Si, poco ha cambiado.
Hice un gesto de evidencia...
Y en ese momento, cambiando el tema Rosa me comentó:
----- Al final le he convencido.
La miré un tanto extrañado y le pregunté:
----- ¿ Convencido ? ¿ A quien y a que ?
----- A mi marido, le he convencido para que el viernes me acompañe a vuestra cena.
----- Ah, genial. Así podré conocerle.
Entonces hizo un gesto y me dijo:
----- Espero que David y tu habléis con él y le deis un buen asesoramiento sobre como gestionar y dirigir un equipo de trabajo y un negocio.
Sonreí y le respondí:
----- Tranquila que lo haremos en cuanto veamos la oportunidad.
En ese momento ya venía Ernesto con su café.
----- ¿ Me puedo sentar con ustedes ? ----- preguntó.
----- Claro que puedes... ----- le dijo Rosa.
----- Adelante... ----- le dije con un gesto.
Se sentó en medio de los dos; y tras hacerlo, me miró y me dijo:
----- ¿ No les interrumpo ?
----- Y si nos interrumpes ya estamos interrumpidos. ----- le respondí.
Rosa se rió....




mientras que Ernesto sonrió y tras mirarme me dijo:
----- Y bien... ¿ Es que no me vas a presentar ?
Le miré con una expresión divertida y le respondí:
----- No, no te voy a presentar.
Me miró sorprendido


y me preguntó:
----- Hey... ¿ Y eso por que ?
----- Por tener mala memoria. ----- le respondí.
----- ¿ Mala memoria ? ¿ Que mala memoria ? ----- me dijo incrédulo.
----- La tuya, una pésima memoria.
Rosa nos miraba con una expresión divertida mientras seguíamos con nuestro alocado diálogo.
Ernesto se pasó la mano por la frente, y tras resoplar me dijo:
----- A ver, aclarámelo porque ando perdido... ¿ Que le pasa a mi memoria ?
----- ¿ Es que no te acuerdas de Rosa ? ----- le pregunté.
----- ¿ Rosa ? ¿ Que Rosa ?
----- Rosa Corral, aquella compañera de la facultad a quien di alguna clase de apoyo.
Rosa seguí mirando con una expresión divertida y sonriendo, y así le aclaró:
----- Si hombre, coincidimos alguna que otra vez en alguna fiesta en la facultad, al igual que con un primo tuyo que era muy simpático.
----- Alejandro. ----- dijo Ernesto.
----- Si, Alejandro. ----- le respondió ella.
Ernesto puso cara de sorprendido...


y le preguntó:
----- ¿ Y esa Rosa eras vos ?
----- Claro... ----- le dijo sonriendo.
Entonces Ernesto puso cara de lamento


y tras echarse las manos al pecho le dijo:
----- Perdonáme, aunque se que es imperdonable el que no recuerde a una mujer tan hermosa y vistosa como sos vos...
----- Uhhhhh.... que galán. ----- dijo Rosa sonriendo.
Ambos se pusieron en pié e intercambiaron un par de besos; tras ello, Ernesto le dijo agarrando sus brazos:
----- Es un placer verte de nuevo, aunque no te recuerde.
Y sonriendo, Rosa le respondió:
----- Lo mismo digo, aunque yo si que te recuerdo.
Ernesto alzó la mirada al techo y tras elevar los brazos le respondió:
----- Es que yo soy inolvidable.
----- Desde luego que si... ----- dije yo.
Rosa se partió de risa...



Mientras que Ernesto la miraba de nuevo y le decía:
----- Estás bien guapa.
----- Muchas gracias...
----- Se ve que los años no han debido pasar para vos.
----- Uy que va... Los años pasan, ya lo creo que pasan.
----- Pues a vos te sientan de maravilla.
----- Muchas gracias otra vez.
Luego Ernesto me miró y se dirigió a mi:
----- Hey hermano, como es que no me avisaste que esta belleza andaba por acá.
Alcé la mirada al techo, y tras resoplar le respondí:
----- Porque se de sobra el peligro que tienes.
Nuevamente, Rosa se partió de risa...



----- Ay noooo...!!! no me digás eso; vos sabés que yo soy una persona seria y formal.
Casi me atraganto con el final de mi té... para después responderle:
----- Siiiiii... sobre todo eso.
En ese momento entró Carmen en la sala, y con mucho desparpajo le dijo:
----- A ver tú... ¿ Que haces por aquí ? Ya está bien de escaquearte.
Ernesto puso cara de lamento y tras mirarnos a Rosa y a mí nos dijo:
----- Ayyyyy.... Que cruz me ha caído hoy.
Rosa y yo nos miramos y nos partimos de risa...




mientras que Ernesto respondía a Carmen...
----- A ver jefa, voy a irme de nuevo con los informáticos porque allí estoy aprendiendo muchas cosas interesantes.
Carmen le miró apretando el gesto, y tras morderse el labio le respondió:
----- Donde sea pero aprovechando el tiempo..
Luego Ernesto me miró y me dijo en tono de súplica:
----- Ay hermano, dame la fórmula para domar a esta leona.
Rosa y yo nos volvimos a partir de risa...





mientras que Carmen le respondía:
----- A ti si que te voy a domar bien domado. Cuando llegues a Sevilla Rocío no te va a reconocer; te va a ver tan cambiado que va a pensar que eres un impostor.
Carmen le agarró de un brazo y tirando de él se lo llevó para fuera de la sala, mientras que Rosa y yo no parábamos de reír.
Mientras nos poníamos en pié para regresar a nuestro respectivos puestos, Rosa me dijo:
----- Vaya personaje; tenías razón, no ha cambiado.
Y tras un gesto de evidencia le respondí:
----- Como se suele decir... Los viejos rockeros nunca mueren.
Se rió


y me dijo:
----- Si que es verdad.
Y luego comentó:
----- Pero sigue siendo igual de gracioso y con esa simpatía tan suya. Es encantador.
Hice un gesto exagerado y le respondí:
----- Si, un encantador de serpientes.
Nuevamente se rió...



y me dijo:
----- No seas tan malo.
----- Nooooo... para nada. Pero hay que reconocer que tiene una frustrada vocación de payaso.
Rosa se rió de nuevo...



Y así salimos de la sala y regresamos a nuestros respectivos puestos para continuar la jornada de aquel día...
Continuará....................................................................