El Fruto Prohibido. ( Continuación 313 )
Entramos en el coche y ocupamos nuestros respectivos asientos; y según nos poníamos los cinturones de seguridad, la miré y le pregunté:
----- ¿ Que hacemos ? Aún es pronto para ir a comer.
Me miró con esa expresión que siempre me había fascinado y me respondió:
----- Decide tu.
Pensé durante unos breves segundos y le dije:
----- Podemos ir a Segovia o a La Granja.
Me miró apretando el gesto y me respondió:
----- Mejor a La Granja; hace tiempo que no voy.
----- Pues a La Granja que nos vamos.
Me quedé mirándola mientras apretaba una sonrisa, y ella me dijo:
----- ¿ Que ocurre ?
Sonreí y poniendo mi mano sobre su mejilla le dije:
----- Siempre me fascinó esta mirada que tienes.
Ella sonrió también, y agarrando mi mano la besó suavemente.
A continuación, puse el coche en marcha y de nuevo nos pusimos en camino.
Salimos del parking por donde nos fueron indicando ,los agentes de la Guardia Civil, y ya en la carretera comenzamos a bajar el puerto por la vertiente segoviana, en medio de un hermoso paisaje nevado y medio salvaje.
----- Es mucho más bonita la Sierra por este lado. ----- le comenté.
----- Eso sin duda. ----- me respondió.
Y a continuación le comenté:
----- Hace años, sobre todo en primavera o verano, solía venir por esta zona para hacer senderismo.
Hizo un gesto como de media sorpresa

y respondió:
----- ¡¡Anda!! Que casualidad, porque yo también he hecho senderismo por esta zona.
----- Pues lo mismo alguna vez estuvimos cerca y no nos vimos. ----- le dije
----- Probablemente; aunque yo iba con un grupo de montaña, y generalmente nos movíamos por la Fruenfría.
----- Nosotros íbamos por libre y tirábamos más hacia aquí, por Valsaín que es más auténtico.
----- Eso si.
----- Nos gustaba ir por la zona salvaje, lejos de la gente.
Ella sonrió y me comentó una anécdota:
----- Recuerdo que una vez acudimos a una charla que dio un experto montañero que nos explicó técnicas de orientación y como utilizar la brújula. Y un compañero muy cachondo mental le dijo: La mejor manera de orientarse es subir a la cumbre y mirara hacia abajo; si hay chalet es el lado de Madrid, y si hay bosque es el lado de Segovia.
Ambos nos reímos...




y le dije:
----- Anda que jodido el tío... Pero que razón tenía.
----- Desde luego que si.
Así en el descenso atravesamos las Siete Revueltas, después el Puente de la Cantina, la Boca del asno y Los Asientos. Un poco más adelante pasamos Navalhorno
Indicando hacia el lado izquierdo le dije:
----- Mira, aquí es donde tenemos reservado para comer.
----- Ahhh... pues se ve acogedor y tiene buena pinta.
----- Ya verás lo bien que se come.
----- Seguro que si.
Una vez que pasamos el pueblo, continuamos a La Granja, a donde llegamos como tres minutos más tarde, ya que estaba ahí al lado. Entramos pasando una puerta de hierro forjado y avanzamos por una amplia avenida adoquinada y arbolada, donde hay Cedros del Líbano y algunas Secuoyas de California.
Luego tomamos una calle lateral hacia la derecha donde encontramos espacio para estacionar el coche, justo en las proximidades del Palacio.
Según salimos al exterior, ella comentó:
----- Aquí también hace frío, pero no tanto como allá arriba.
Hice un gesto de evidencia...
----- Es lo normal. ----- le respondí.
Tras cerrar el coche, nos agarramos de la mano y fuimos caminando unas decenas de metros calle arriba, hasta que llegamos a unas escaleras de piedra que nos daban acceso a la entrada de los jardines del Palacio.
Por uno delos laterales accedimos al recinto, y al no ir a visitar el interior del Palacio no tuvimos que abonar entrada alguna. Ella se agarró a mi brazo y así comenzamos a pasear por aquellos maravillosos jardines al mismo pie de los montes del Guadarrama, aunque se veía un ambiente triste de claro corte invernal.
Seguimos una pequeña ruta por la que íbamos recorriendo unas rotondas en cuyo centro se encontraban algunas de las ornamentadas fuentes que dan fama al lugar; fuentes con alegorías mitológicas.
Rosa me fue comentando que ella había visto funcionar a casi todas aquellas hermosas fuentes y que algunas eran espectaculares, sobre todo una que llamaban Los Baños de Venus... Y así fuimos caminando en sentido norte, hasta que llegamos a un inmenso estanque que llaman El Mar., por cuyo margen continuamos paseando...
En unos de los laterales había una pequeña cueva artificial, hecha con pedazos de roca, y por cuyo techo caían dos abundantes chorros de agua formando dos pequeñas cascadas que mantenían el nivel del inmenso estanque.
El lugar era bien hermoso y Rosa aprovechó para tirar unas cuantas fotos con su móvil. Y mientras las tiraba me comentó que había visitado el lugar unas cuantas veces, pero que nunca había llagado hasta el punto en que nos encontrábamos y que desconocía por completo la existencia de aquel enorme estanque.
Después de haber hecho unas cuantas fotos, agarré su mano y le dije:
----- Vamos a sentarnos en un sitio curioso que hay por aquí.
Ella sonrió y se dejó llevar por mí. Tras unas decenas de metros, llegamos a un arroyo que desaguaba en el estanque, y que era atravesado por un curioso puente techado, hecho artesanalmente con ramas del pino que hay por la zona.
En cuanto lo vio, Rosa se quedó sorprendida...


y comenzó a hacerle fotos.
----- Que pasada de puente. ----- me dijo.
----- Se llama el puente de los suspiros.
----- Me encanta Danny, que maravilla de sitio.
Sonreí y le aclaré:
----- Popularmente le llaman el tranvía.
Y tras observarlo unos segundos, sonrió y comentó:
----- Es que lo miras así y parece uno de aquellos viejos tranvías.
Yo asentí mientras apretaba una sonrisa y ella continuaba tirando fotos.
Poco después nos sentamos juntos en uno de los asientos que recorrían los laterales del puente. Ella se pegó a mi, mientras que yo pasaba mi brazo por su espalda.
Tras unos segundo, se acercó a mi oído y me susurró:
----- Ne gusta este lugar.
La miré y le respondí:
----- Es un lugar muy especial.
Ella sonrió e hizo un gesto afirmativo.
A continuación suspiró y comentó:
----- Aquí se respira mucha paz y se percibe una profunda armonía con la naturaleza.
Yo asentí con un gesto afirmativo, y a continuación le comenté:
----- Que bien se lo montaban los reyes.
Ella se rió...




y dijo:
----- Ya te digo; no sabían nada. Menudos lugares que se buscaban.
Poco después se incorporó, se puso frente a mí, y tras mirarme unos segundos, se sentó sobre mi regazo, a la vez que la acogía en mis brazos; y tras ello me susurró:
----- Gracias por traerme a este sitio.
Yo solo sonreí, mientras que ella se fue acercando lentamente mientras manteníamos fija la mirada, hasta que posó sus labios sobre los míos y nos besamos suavemente y con ternura durante unos segundos...
Ufffff...!!!!


confieso que en ese momento sus labios me supieron a gloria... Así cuando nos separamos, ella me miró y sonrió con ternura, a la vez que ponía sus manos sobre mis mejillas y me decía:
----- Danny, me gusta como besas
No le respondí, solo hice un gesto manteniendo el semblante un tanto serio.
Entonces ella me dijo:
----- Ayyy... Danny. ¿ Por que no me besaste aquella noche ? tenías que haberlo hecho.
Hice otro gesto, y tras apretar los labios le respondí:
----- Tampoco me lo pediste.
Y toda sorprendida me respondió:
----- ¿ Como que no te lo pedí...? Es que no tenía que pedírtelo. Es el chico quien debe decidirse y arriesgarse.
Sonreí y le respondí:
----- Pues este chico no se decidió.
----- Pues tenía que haberse decidido, porque lo estuve deseando durante toda la noche.
Sonreí de nuevo y le respondí:
----- Lo mismo no se decidió porque temió ganarse una hostia, y por eso no se decidió.
Ella se rió




y me dijo:
----- Sabes muy bien que no; aunque ahora pienso que tal ves se la mereció por ser tan cobarde.
Yo me reí...




a la vez que ponía la mejilla como para recibir esa hostia; y ella riendo también



me dio una suave y cariñosa palmada en la cara...
Y a continuación añadió:
----- Según ibas explicando aquellos ejercicios, estaba como hipnotizada al ver moverse tus labios al hablar... Intentaba atender a tuis explicaciones, pero una voz interna me decía: Por que no se calla y me besa de una vez...
Yo me reí



y me lo recriminó:
----- No te rías porque no te miento.
Apreté los labios, y tras arquear las cejas, le confesé una vez más:
----- Y yo me moría de ganas por hacerlo.
Nos miramos en silencio durante unos segundos... Y al final dije:
----- Hay que ver como a veces complicamos la vida.
Ella asintió con un gesto y me respondió:
----- Desde luego que si.
Y fue justo en ese momento que sonó mi móvil....
Continuará......................................................................................