Finca La Salceda

SLIBERA.... me tienes en ascuas esperando cada día la continuación del relato de Maribel, Jorge.... y PEDRO
Cundo puedas sigue alimentando nuestro morbo
Muchas gracias
 
Antes de que empiece a llover, Pedro se levanta y se va a la ducha mientras Maribel se queda tumbada, desnuda, abrazada a su marido una vez que su amante la ha dejado.
Cuando Pedro sale de la ducha, Maribel se incorpora, agarra su móvil, lo desbloquea y abriendo la app de contactos se lo ofrece a Pedro “¿me apuntas tu número?”
“Viciosa” contesta él.
Con el terminal en la mano, teclea un instante y luego se lo devuelve acercándose para besarla una vez más.
“Que afortunado soy habiéndote conocido”
“Tu lo que quieres es aprovecharte de mí, descarado”
“¿Acaso no te gusta que te folle?”
“me encanta”
“Adios cornudo, gracias por compartir. Ya nos veremos”

Cuando se quedan solos Maribel se gira hacia Jorge, desnuda, sonriendo
Le besa con ternura acariciándole la cara y el pelo.
“Eres el mejor marido del mundo”
“¿Por qué?”
“Porque has mejorado nuestra vida sexual. Tengo que darte las gracias. Tenías razón”
“¿en que?”
“Merecía la pena probarlo”
“¿y ahora?”
“Pues como los vinos buenos, las comidas ricas… algo que se disfruta de cuando en cuando y se saborea en el recuerdo todo el tiempo”
“¿Quieres seguir follándotelo? A ver si te vas a pillar por Pedro…”
“No hay peligro cielo… a Pedro le quiero para un ratito y solamente para que me haga gozar como me hace gozar. Lo siento cariño, es otra cosa diferente. Tu y yo hacemos el amor y me encanta, pero Pedro me folla y me hace sentir físicamente cosas diferentes”
“¿Solo vas a querer hacerlo con él?”
“¿quieres que lo haga con más?”
“A mí me daría morbo, pero llegados a este punto… haremos lo que tu quieras y a ti más te guste”
“¿te excita que lo haga con muchos?”
“Si”
“Eres un guarro”
“Y a ti te encanta”
“Si”
“Me encanta que te estés convirtiendo en una zorrita”
“y tu eres un cerdo y un cornudo”
“a mucha honra, puta”
Se besan con pasión y ella se sube encima de él mientras se abrazan.
Luego ella se desliza hacia abajo y succiona su pene fláccido dentro de su boca y empieza a jugar con él con su lengua.
La polla de Jorge crece y alcanza una cierta dureza al cabo de un minuto
Luego ella la suelta
“Por hoy se ha acabado, si te vas a quedar con ganas, te haces una pajita tu solito”
“Zorra”
“Cornudo”
Se levanta y se va a la ducha sonriendo y tirándole un beso y haciendo con la mano el movimiento de imitación de una paja....



Esa noche, tras una cena ligera, se acuestan temprano. Maribel está agotada. Ella se acuesta desnuda, en contra de su costumbre de ponerse siempre unas bragas y un camisón, incluso en las noches más calurosas e incluso estando solos. Jorge la imita.

Se despierta ya amanecido y se gira. Maribel está sentada en la cama, con el teléfono en la mano escribiendo.

Se gira al notar que Jorge está despierto.
“buenos días amor. ¿qué tal has dormido?”
Le besa en los labios.
“¿Con quién chateabas?”
“Y a ti que te importa, cotilla” le contesta con una sonrisa
“¿Secretitos entre nosotros a estas alturas?
Maribel se sienta sobre su vientre y le sujeta las manos contra la cama
“¿Quieres el desayuno en la cama?”
“uy no, que lo llenamos todo de migas”
“no has entendido nada, tonto”
Se incorpora, se agarra al cabecero y en cuclillas, con una pierna a cada lado de la cabeza de su marido pone sus labios vaginales exactamente en su boca
“vamos, cómemelo”
Jorge saca la lengua y obedece
La reacción no se hace esperar: Maribel gime, jadea y se excita a toda velocidad mientras se acaricia los pechos ella sola
Luego le agarra las manos a su marido y se las ponen encima de sus pechos
“vamos apriétamelas”
La polla de Jorge se pone a mil
Maribel se excita cada vez más.
Jorge la conoce, está a punto de correrse así que disminuye la intensidad para que se alargue el momento

Está tan concentrado en comerle el coño a Maribel que no oye la puerta.
Ni a su mujer diciendo “hola”
Solo se da cuenta de que algo ha pasado cuando nota que la cama se hunde primero a ambos lados de su cabeza.
Abre los ojos y ve a Pedro, desnudo, con las piernas a ambos lados de su cabeza con la espalda apoyada en el cabecero y con su polla dentro de la boca de su mujer.
Continúa lamiendo, ahora más despacio aún.
Pero la excitación de Maribel ha llegado al máximo y alcanza un orgasmo en unos segundos.

Ella se levanta
Se pone a 4 al lado de Jorge y Pedro se pone en cuclillas detrás agarrándola por los hombros dejando su polla grande y dura rozando su vagina y su ano.
Jorge se la agarra, y rodeándola con sus dedos, empieza a masturbar a Pedro lentamente. Aprecia la dureza y el grosor de su polla y finalmente, la dirige dentro de su mujer.
Pedro inicia su vaivén con calma, pero en cuanto nota la vagina lubricada, empieza una cópula frenética, a una velocidad de vértigo. Maribel responde con un par de orgasmos en apenas dos minutos.
Pedro entonces acompasa el ritmo un poco, pero con unas embestidas implacables que duran 10 minutos de rítmicas cachetadas como un martillo pilón. Maribel se corre dos veces más. Finalmente, Pedro acaba emitiendo un bramido y embiste erráticamente a menor velocidad dos o tres veces hasta vaciarse dentro de ella.
Después la saca y deja la vagina abierta, enrojecida, muy mojada y con un churrete blanco y espeso saliendo de ella, separando las nalgas para que lo pueda ver Jorge.
“¿has visto cornudo?”
Jorge ha conseguido ver el espectáculo completo sin masturbarse y se incorpora rápidamente hasta ponerse de rodillas ocupando el lugar de Pedro.
“¿puedo” pregunta a su mujer
“Claro cariño, ahora tu”
La mete, notando la dilatación dejada por el mayor tamaño del miembro de Pedro y una humedad y lubricación desconocidas. Cuando llega al fondo nota que algo líquido escurre por su escroto, probablemente el semen de Pedro mezclado con el flujo de su mujer. Empieza a bombear con fuerza y suena un chapoteo que nunca ha escuchado mientras nota más humedad escurriendo por sus huevos.
La excitación es máxima y se corre al cabo de 10 o 15 empujones gruñendo y jadeando. Cuando se la saca, un líquido espeso y blanco escurre de la vagina de Maribel en grandes goterones que caen sobre las sábanas.
Pedro, que se había ido al baño a lavarse y vestirse vuelve a la habitación.
Se acerca a Maribel, le da un beso en la boca y se va sin decirle nada.

El matrimonio se derrumba en la cama, agotados.
EXPECTANTE de seguir leyendo Slibera....
 
Cuando Miguel y Ana terminaron la carrera, ambos tuvieron relativamente fácil encontrar un trabajo y unos meses después de su último examen, ambos estaban empleados. El en una empresa de seguros, ella en una consultora internacional. Sus sueldos, sin ser extraordinarios eran razonablemente buenos y como seguían viviendo con sus padres, empezaron a ahorrar cada mes una buena cantidad. Con intención de irse a vivir juntos lo antes posible, empezaron a hacer planes de boda, para hacerlo por las buenas y con plena aprobación de ambas familias. La perspectiva de ver a sus hijos casados gustó a los padres de ambos hasta el punto de que decidieron que ambos querían aportar una cantidad en metálico a partes iguales para dar la entrada en la compra de un piso. Tras una breve búsqueda de nuevas promociones, encontraron una en el barrio madrileño de Moratalaz, aún en construcción y con la entrega de llaves y la escritura previstos para un año después de la fecha de la boda. La hipoteca, la pagarían ellos a lo largo de los años y de esa manera tendrían una vivienda en propiedad al cabo del tiempo. El sueño de la clase media nacional, hecho realidad.

Al principio, pensaron en una unión civil, sencilla, con pocos invitados, pero ante las reticencias que despertó la idea en ambas madres, la boda se acabó siendo la más tradicional: ceremonia religiosa en la parroquia de la familia de ella, seguida de una cena en un céntrico y lujoso hotel. Los invitados, que eran fundamentalmente familiares de ambos, amigos de los padres y compromisos laborales de uno y otro progenitor, se completaron con un pequeño grupo de amigos y compañeros de trabajo de los contrayentes, entre los que no podía faltar Pedro, por supuesto. A la boda se presentó en solitario, ya que por aquella época su relación con la que sería su esposa, Blanca, apenas acababa de comenzar.

El enlace fue de lo más convencional, con sus correspondientes fotos y felicitaciones en la iglesia, seguidas de un banquete lleno de excesos tanto en comida como en bebida que acabó, como suele ser costumbre, con más de un invitado e invitada necesitando un brazo del que agarrarse para salir con dignidad del lujoso establecimiento. En definitiva, una boda clásica en la que todo el mundo se sintió cómodo y que en la que no pasó absolutamente nada digno de reseñar. Al menos para casi todos los invitados.

Y es que la peculiaridad del evento pasó desapercibida a ojos de todos los invitados y las familias: la noche de bodas no la disfrutaron solos Miguel y Ana, porque Pedro, se unió a ellos.

Cuando le contaron a Pedro que se iban a casar, primero se estuvo riendo un rato preguntándoles que por qué, pero luego entendió el plan de apaciguar a las familias para que les dejasen en paz. Les confirmó que si, tenía intención de asistir, pero poniendo una condición: solo iría si podía ser el primero en follarse a la novia. Miguel le contestó si no era pasarse un poquito…, pero Pedro se lo explicó: “con lo puta que es Anita, te va a poner los cuernos de verdad, los de marido legal, tarde o temprano….y tu lo sabes. Pero yo he sido el primero en ponértelos, y el que más veces se la ha follado después de ti, así que creo que tengo derecho de pernada con Ana ¿no crees? ¿Además, no te da morbo ser cornudo oficial el mismo día de tu boda? Seguro que se te está poniendo dura solo de pensarlo” Miguel y Ana se rieron con la ocurrencia de Pedro, pero tras pensarlo un rato, acabaron reconociendo que era una idea morbosa. Le añadiría un punto picante a un día pensado más para los padres que para ellos.

Como parte del paquete de la celebración de la boda, el hotel les ofreció una suite para pasar la noche de bodas. Ambos desde allí iniciarían su viaje de novios al día siguiente. Durante el baile que siguió al banquete, Miguel le pasó a Pedro una copia de la llave y cuando decidieron retirarse a Pedro les siguió discretamente al cabo de unos cinco minutos.

Cuando llegó a la Suite, Ana le estaba esperando sentada en la cama con su vestido de novia con su marido al lado. Pedro entró, se quitó la chaqueta del traje, luego los zapatos y se acercó a la cama quedando de pie frente a ella.
“Estás guapísima”
“Gracias”
“Estarás deseando follártela no marido?”
“Evidentemente”
“Ya, pero antes lo haré yo. Vamos Anita, sácamela”
Ana le bajó la cremallera y se la sacó, Ya la tenía morcillona.
Se la metió en la boca y se la chupó durante unos minutos hasta que Pedro consideró que la tenía suficientemente dura. Entonces se la sacó y volvió a dar instrucciones.
“Anda maridito, quítale las bragas a tu mujer para que me la folle”
Mientras Miguel y Ana se ponían de pie, él se quitó el pantalón y el boxer. Estaba desabrochándose la camisa cuando vio a Miguel levantarle la falda del traje de novia a Ana, descubriendo las medias blancas, el liguero de encaje y un tanga blanco a juego

Miguel se lo bajó lentamente mientras Ana, de pie, de frente a Pedro sujetaba las faldas a la altura de su pecho.
Cuando el tanga alcanzó el suelo, Pedro le dijo a Miguel “Déjale los zapatos”
Eran unos zapatos de tacón, blancos, no demasiado altos.

Anda maridito, siéntate en esa butaca.
Miguel obedeció.
Ahora Ana ponte de pie, delante de él y apóyate en los reposabrazos de la butaca.
Ana obedeció quedando de pie, inclinada hacia delante muy cerca de la cara del que ahora era su marido desde hacía unas horas. Ambos sonreían y Miguel se abrió la bragueta para sacársela completamente dura sabiendo lo que venía a continuación.
Miguel levantó las faldas con una mano y con la otra apuntó su miembro a la vagina de Ana. La frotó por exterior un par de veces, resbalando sobre el abundante flujo que emanaba del cuerpo de ella.
“joder que zorra eres, estás empapada”
Ana rio.
Pedro se la metió de un golpe.
Ana pegó un respingo por la sorpresa, seguida de un suspiro de placer
Pedro permaneció un instante quieto, en una penetración profunda y tirando de sus caderas para atraerla hacia él.
“mmm que rico, tu coño ahora me gusta más, me da más morbo follarte casada que soltera”
Y empezó un vaivén implacable, con el sonido de las cachetadas de su ingle contra las nalgas de ella como sonido de fondo.
Miguel no veía nada más que la cara de su recién casada esposa. Se mordía el labio, cerraba los ojos, los ponía en blanco y gemía sin parar

El primer orgasmo lo tuvo al cabo de dos minutos. El segundo otros dos o tres minutos después, ya aún vinieron otros dos más antes de que Pedro, sudoroso y jadeante le dijera a Ana “date la vuelta, de rodillas” retirándose hacia atrás
Ana obedeció y se puso de rodillas delante de Pedro
Entonces Pedro empezó a masturbarse vivamente delante de ella a centímetros de su cara, hasta que eyaculó sobre la misma abundantemente. Entonces, mirando a Miguel le dijo “yo os declaro cornudo y mujer, ahora puedes besar a la novia”.
 
A pesar que al mi no me va mucho el tema de humillación, excelente capitulo.
Argumento creible con buena narración.
A la espera del siguiente capítulo.
Grácias y saludos.
 
A pesar que al mi no me va mucho el tema de humillación, excelente capitulo.
Argumento creible con buena narración.
A la espera del siguiente capítulo.
Grácias y saludos.
Intenté seguir esta bien contada historia, pero me superó la sumisión y humillación.
Para gustos, disgustos...dicen.:cool:
 

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