La noche que cambió a Carmen

No creo que sea una follamiga más de Javier, creo que también siente algo fuerte por ella.

El que me está decepcionando es Luis. Acepto que al principio no note nada, pero ya lo último es para ponerse a pensar, pero al parecer a él ya le da lo mismo todo.

Creo que ese matrimonio está más que muerto, independientemente de Javier, un matrimonio no puede ser tan desentendido entre sus partes.
 
Pues yo no voy a cambiar lo que pienso de Javier.
Un tipo que con sus amigos habla así de ella y que además tiene encuentros con otras mujeres no es alguien con el que te juegues tú matrimonio.
 
El sábado por la noche, Zaragoza vibraba con el pulso de la fiesta. Javier estaba en una discoteca con Carlos y July, el aire cargado de sudor, luces estroboscópicas y bajos que retumbaban en el pecho. Las cervezas habían dado paso a chupitos de tequila, y el alcohol les soltaba la lengua y las manos. Bailaron entre la multitud, riendo a gritos, hasta que Carlos, con los ojos brillantes de exceso, propuso cambiar de escenario. “Vamos al ‘Divorcio’, tíos, ahí siempre hay carne fresca.” El pub, un antro conocido por las mujeres divorciadas que buscaban desahogo, los recibió con su luz tenue y su olor a perfume barato.

Se acomodaron en una mesa cerca de la barra, las botellas acumulándose mientras observaban el panorama. Había mujeres de todas las edades, pero las de cuarenta y pico dominaban, con sus vestidos ajustados y sus risas roncas. Javier, con una cerveza en la mano, dejó que sus ojos vagaran, pero su mente estaba en Madrid, en el apartamento, en el cuerpo de Carmen temblando bajo el suyo. Carlos, ya medio borracho, lo pinchó con el codo. “¿Qué tal con la madrileña, eh? Cuenta, cabrón.”

La conversación se torció rápido, el alcohol sacando lo peor de ellos. Javier sonrió, esa mueca canalla que lo definía, y se inclinó hacia delante. “Menudo torrente, no veáis cómo la come, una guarra de escándalo.” Su voz era grave, cargada de un orgullo sucio, y los otros estallaron en risas. July dio un golpe en la mesa, derramando cerveza. “Joder, qué cabrón, ¿y la muy puta follando a espaldas del marido? Eso es nivel.” Javier asintió, el tequila quemándole la garganta mientras seguía. “Esa tiene unas ganas de guerra... cómo me lo paso. No os imagináis lo que es tenerla encima, chupándomela como si no hubiera mañana.”

Carlos, el más interesado, no dejaba de preguntar, sus ojos brillando con una mezcla de envidia y lujuria. “Es que está buenísima, me la pone morcillona, hostia,” dijo, riéndose con una carcajada ronca. “¿Y qué tienes pensado? ¿Te la vas a volver a tirar? A ver si la presentas. Vaya culo tiene la muy guarra, mira esa foto, bufffff.” Sacó el móvil de Javier de la mesa, abriendo las imágenes que él les había pasado: Carmen en Lleida, las mallas Adidas marcando su trasero, la coleta oscilando en el viento. “A ver si la traes y le rompemos el culo,” añadió Carlos, entre risas, su voz pastosa por el alcohol. July se unió, asintiendo como si fuera un plan real, y la mesa se llenó de un humor grosero, casi repulsivo, que convertía a Carmen en un objeto de sus fantasías.

Mientras, en Madrid, Carmen estaba en su cama, las sábanas frías rozándole la piel. Luis roncaba a su lado, perdido en su sueño de números y plazos, y ella, con el móvil en la mano, pensaba en Javier. Una media sonrisa se dibujaba en sus labios, los recuerdos del viernes todavía frescos: sus jeans arrancados, sus gritos resonando en el apartamento, el calor de él dentro de ella. No sabía que en Zaragoza lo reducían a chistes vulgares, que su intimidad era carne de cañón entre risas ebrias. Le escribió un mensaje a la 1:30, como la noche anterior, pero esta vez no lo envió, guardándolo en borradores: “Mi nene, ¿dónde estás tonight? ”

En el pub, la noche avanzó y apareció Mónica, una divorciada de 42 años con el pelo teñido de castaño y un vestido rojo que dejaba poco a la imaginación. Se acercó a la mesa, atraída por las risas y el descaro de los tres. “¿Qué hacéis tan animados?” preguntó, coqueta, y Carlos, todavía alterado por las historias de Carmen, fue el primero en actuar. “Buscando diversión, guapa, ¿te apuntas?” La conversación se volvió un juego de flirteos y toqueteos rápidos. Mónica se sentó entre ellos, riendo ante las pullas de July, pero fue Carlos quien se lanzó: sus manos rozaron sus muslos, subiendo por el vestido mientras ella fingía resistirse.

Javier los miraba, participando a medias, dejando que Mónica le rozara el brazo, que sus dedos jugaran con el borde de su camisa. Pero no estaba del todo ahí. El tequila lo tenía flotando, y las fotos de Carmen en el móvil de Carlos, que seguía mirándolas con obsesión, lo devolvían a ella. “Esta madrileña sí que sabe, no como estas,” murmuró Carlos, mostrando la pantalla a Mónica, que rió sin entender del todo. La noche se diluyó en más copas, más roces.

En la cama, Carmen cerró los ojos, la media sonrisa intacta, ajena a la grosería que la pintaba en Zaragoza. Luis seguía durmiendo, los cuernos invisibles creciendo, mientras ella soñaba con su nene, con un próximo encuentro que la haría gritar otra vez.
 
Mónica se acercó a Javier en la barra, rozándole el brazo mientras pedía un ron, y Carlos, siempre el instigador, propuso lo inevitable: “Venga, al piso de Javi, que esto se pone interesante.” Los tres salieron tambaleándose, el aire fresco de la noche golpeándolos sin apagar el fuego que ya ardía. En el ascensor del edificio de Javier, Mónica se apretó entre ellos, sus manos juguetonas buscando cintura y muslos, y cuando la puerta del piso se abrió, la ropa empezó a volar antes de que el cerrojo encajara.

El salón se convirtió en su campo de batalla. Javier la besó primero, un choque de labios feroz, sus manos levantando el vestido rojo hasta dejarlo arrugado en su cintura. Carlos no se quedó atrás, acercándose por detrás, desabrochándole el sujetador con dedos hábiles mientras le mordía el cuello. Mónica gimió, entregada, sus uñas arañando el pecho de Javier a través de la camisa. “Sois unos cerdos, me encantáis”, susurró, y eso fue la chispa. La tumbaron en el sofá, el vestido rojo cayendo al suelo como un trapo, y ella se abrió de piernas con una sonrisa desafiante, buscando lo mismo que ellos: sexo salvaje, sin compromiso, puro instinto.

Carlos fue el primero, bajándose los pantalones y embistiéndola sin preliminares, sus manos agarrándola por las caderas mientras el sofá crujía bajo el peso. “¡Esta es igual de zorra que la madrileña, eh!” gritó, bombeándola sin parar, su risa resonando entre los jadeos de Mónica. Javier se unió, arrodillándose frente a ella, ofreciéndole su polla erecta que ella tomó con avidez, chupándola con una mezcla de rudeza y maestría. Sus gemidos vibraban contra él, y Carlos seguía, sudoroso, dándole palmadas en el culo que resonaban como disparos. “¡Joder, qué guarra!” exclamó, y los tres rieron, atrapados en un frenesí que no admitía pausas.

El trío se desplegó como una coreografía caótica. Javier la giró, poniéndola a cuatro patas, y la penetró por detrás, sus embestidas profundas sacándole alaridos que llenaban el piso. Carlos se colocó delante, metiéndosela en la boca otra vez, sus manos enredadas en el pelo corto de Mónica mientras ella se retorcía entre los dos. “Traga, venga, que te gusta”, gruñó él, y ella obedeció, los ojos cerrados, perdida en el placer crudo que ambos le daban. Cambiaron posiciones sin descanso: Javier sentado en el sofá con Mónica montándolo, sus tetas rebotando frente a su cara, mientras Carlos la tomaba por detrás, un vaivén brutal que hacía temblar los muebles.

Los rayos del sol empezaban a colarse por las persianas cuando el clímax se acercó. Exhaustos pero insaciables, la pusieron de rodillas entre ellos, sus cuerpos sudados brillando bajo la luz tenue del amanecer. Javier y Carlos se masturbaron frente a ella, sus respiraciones entrecortadas mezclándose con los gemidos de Mónica, que los miraba con una mezcla de sumisión y victoria. “Dáselo todo”, dijo Carlos, ella abrió la boca y ellos estallaron. Javier eyaculó primero, un chorro salvaje que le salpicó la cara, seguido por Carlos, que gruñó mientras terminaba, dejando su semen correr por sus mejillas y labios. Mónica se relamió, riendo entre jadeos, satisfecha en su búsqueda de una noche sin reglas.

Se derrumbaron en el sofá, el aire pesado de sexo y cerveza. “Menuda fiera”, murmuró Carlos, limpiándose el sudor de la frente, y Javier asintió, la cabeza dándole vueltas. Mónica se levantó, recogiendo su vestido con una sonrisa cansada. “Sois unos bestias, me voy a dormir la mona. Hasta otra, chicos.” Salió del piso sin mirar atrás, dejando tras de sí el eco de una noche que no significaba nada más allá del placer.

Mientras tanto, en Madrid, Carmen dormía, ajena a todo, soñando con su “nene” y su próximo encuentro. Luis a su lado. El mensaje de Carmen de la noche anterior seguía sin respuesta, y el contraste la golpeó, pero no lo suficiente como para cambiar.
 
Si es que es un cerdo. Y sus amigos más todavía.
Si de verdad Carmen piensa en este engendro humano, troglodita, que no tiene valores ni educación y que habla así de Ella a sus espaldas.
De verdad espero que Carmen reaccione y pase de este troglodita.
 
Supongo que en algún momento Carmen abrirá los ojos y verá que ese tío es un cerdo que no le conviene.
Hay que ser ruin y miserable para hablar así de Carmen.
 
La historia está muy bien escrita y engancha.
Ahora no se por donde tirará la historia hay muchos caminos:
carmen se divorcie de luis y viva un romance y algo mas con Javier.
Carmen caiga más en la infidelidad, sumisión y practique varios tipos de sexo como tríos con los amigos de Javier y hay puede haber algo con Carlos ya que se le ve con ganas.

Eso sí la historia es muy entretenida y por mí parte enhorabuena 👏🏻
 
Te falta una opción, que siga con Luis y mandé a paseo a ese mal tío que es Javier. Sería lo más coherente.
Y si no quiere seguir con Luis, que se divorcie, pero alejada de ese sinvergüenza.
 
Me llama la atención que al único que le cae mal Javier es a mí.
No sé, pero me sorprende que os parezca bien su doble cara, siendo un completo falso con Carmen, que lo tiene idealizado, cuando es un golfo.
A mí todo lo que sea que Carmen no se vaya con ese tipo, me parecerá un buen final, siga o no con Luis.
 
Gracias a todos por leer y la interacción.

Javier y sobre todo Carlos son bastante impresentables, es la realidad. A Carlos se le nota intenso.

Sobre Carmen se pueden decir muchas cosas, pero no cabe duda de que es una mujer que despierta morbo y atracción entre los hombres. Muy probablemente no está teniendo el mejor comportamiento con Luis, pero también hay que valorarle las cosas buenas que tiene. Su energía renovada y femenidad, su simpatía, es muy cariñosa y detallista.

Se agradecen todos los comentario.
 
No, en serio, que yo sé que soy muy duro con Javier y seguramente también he criticado mucho a Carmen, quizás excesivamente, pero es que no me gusta ni como está llevando esto ni como lo está engañando y no muestra ni arrepentimiento ni se para a pensar en el daño que le está causando a Luis.
Y luego está que no se está dando cuenta que es ella la que siempre da el paso adelante para ver al mujeriego, que también merece saber cómo habla de ella a sus espaldas, de forma ruin y miserable.
A mí me gustaría que cambiara y le intentará dar una oportunidad a Luis, que creo que se lo merece. Pero está claro que se ha enamorado de Javi sin saber la clase de persona que es en realidad.
Ojalá reaccione y vea que quien le conviene es Luis que le da estabilidad y lo merece mad que ese.
Pero está absolutamente ciega.
 
Gracias a todos por leer y la interacción.

Javier y sobre todo Carlos son bastante impresentables, es la realidad. A Carlos se le nota intenso.

Sobre Carmen se pueden decir muchas cosas, pero no cabe duda de que es una mujer que despierta morbo y atracción entre los hombres. Muy probablemente no está teniendo el mejor comportamiento con Luis, pero también hay que valorarle las cosas buenas que tiene. Su energía renovada y femenidad, su simpatía, es muy cariñosa y detallista.

Se agradecen todos los comentario.
Pues cuéntanos cómo ha acabado ese pedazo de mujer, con un " pan sin sal ", cómo Luis.
 
No, en serio, que yo sé que soy muy duro con Javier y seguramente también he criticado mucho a Carmen, quizás excesivamente, pero es que no me gusta ni como está llevando esto ni como lo está engañando y no muestra ni arrepentimiento ni se para a pensar en el daño que le está causando a Luis.
Y luego está que no se está dando cuenta que es ella la que siempre da el paso adelante para ver al mujeriego, que también merece saber cómo habla de ella a sus espaldas, de forma ruin y miserable.
A mí me gustaría que cambiara y le intentará dar una oportunidad a Luis, que creo que se lo merece. Pero está claro que se ha enamorado de Javi sin saber la clase de persona que es en realidad.
Ojalá reaccione y vea que quien le conviene es Luis que le da estabilidad y lo merece mad que ese.
Pero está absolutamente ciega.
Pues qué triste oportunidad tendría Luis, no?.
En serio quieres que continúe con una mujer que ni lo quiere, ni lo desea, ni lo respeta?
 
Pues qué triste oportunidad tendría Luis, no?.
En serio quieres que continúe con una mujer que ni lo quiere, ni lo desea, ni lo respeta?
Lo que verderamente quiero es que no sea tan tonta para irse con ese sinvergüenza , golfo y mujeriego.
Si se separan, tampoco va a perder mucho Luis. Puede encontrar una mujer mejor que ella con facilidad.
 
Yo espero que Luis se entere pronto de lo que está haciendo su mujer. Entonces se descubrirá de qué pasta está hecho.
Sólo pido por favor al autor, que no nos encamine por la senda de los cornudos consentidores.
 
Pues cuéntanos cómo ha acabado ese pedazo de mujer, con un " pan sin sal ", cómo Luis.
Veo que te cae bien,eh.
Ahora dime lo que quieras, que soy un polvorilla y tal, pero al que tienes que criticar por golfo, caradura y mujeriego que es Javier, de ese no dices nada.
Pues será un " pan sin sal", pero prefiero un tío decente como Luis a ese golfo y sinvergüenza de Javier .
 
Lo que verderamente quiero es que no sea tan tonta para irse con ese sinvergüenza , golfo y mujeriego.
Si se separan, tampoco va a perder mucho Luis. Puede encontrar una mujer mejor que ella con facilidad.
Carmen ya tiene a otro hombre que no es su marido, en sus deseos y en su corazón. Luis ya no es nadie para Carmen.
 
No, perdona. Carmen tiene un golfo,sinvergüenza, caradura, miserable, ruin y repugnante ser en su corazón. La ostia que se va a llevar cuando sepa la porquería de persona que es se va a escuchar desde mi casa en Sevilla.
 
Seguramente me estoy pasando, pero es que hacía mucho tiempo que no me caía tan mal un personaje como es Javier.
Y no me parecería nada justo que se quede con Carmen, porque no la merece para nada.
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo