La noche que cambió a Carmen

Como van las cosas Marta termina embarazada, sin saber si es de Javier, Carlos ó July (según se desarrolle la historia) y quiera encajarle el hijo a luis. Además de una Enfermedad de transmisión sexual de miedo, sabiendo lo golfillos que son los antes mencionados :sick:. Ah... y por supuesto culpando de todo a Luis. :eek: ó en un plot twist del autor. Ana termina embarazada de Luis y se arma la gran casa de put*s enesta historia. :ROFLMAO:

Pero siendo realistas lo más probable es que Marta deje en bolas a Luis despúes del divorcio y termine quedandose con la casa, autos y hasta con la cuenta de Netflix y HBO. :oops:

#PonteLa10Luis #MartaconETS :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:
 
Una historia muy interesante y que engancha, creando ganas de saber cómo va a acabar estallando la situación y qué daños dejará la explosión a su paso. Además, está escrita de una forma bastante decente, lo que facilita mucho la lectura y, además de agracecerse bastante, ayuda a enganchar al lector. Sin embargo, después de leer todo lo publicado hasta ahora del tirón, encuentro algunos detalles que chirrían un poco y te sacan de la historia que si el autor cuidara un poco más, haría que el relato fuera prácticamente redondo.

Me refiero a imprecisiones y contradicciones en los días de la semana en que transcurre un mismo hecho (de repente un fin de semana dura solo un día o quedan un jueves para verse el viernes y al día siguiente a ese viernes vuelve a ser viernes otra vez), o incoherencias en la narración, como que Carmen le dice a Luis que se va a la masía, pero cuando él la llama le dice que está en la casa de campo de Ana o, la que me parece más evidente e inexplicable, que Carmen llegue dos veces de Zaragoza a Madrid tras el acoso de Carlos. La primera, el capítulo comienza con ella llegando a casa y volando directa al baño para mirarse al espejo antes de meterse en la ducha y la segunda va conduciendo camino a Madrid, para en un área de descanso a recomponerse, llega a casa, habla (poco) con Luis, cenan y, solo al final se mira al espejo antes de ducharse… ¿Con cuál de las dos nos quedamos?

Salvo este último desliz, el resto son fácilmente explicables por las prisas y porque soy un poco tiquismiquis, pero estaría bien intentar evitar esos pequeños errores para que el relato fuera todavía más atractivo de lo que es. Saludos y enhorabuena, Klous111
 
Última edición:
Yo no creo que ninguno de los protagonistas sea mala persona. Sólo son personas comunes que viven su realidad.
Carmen busca salir de una monotonía que no le agrada, pero dudo mucho que Javier pueda ser pareja de nadie.
Ahora está obsesionado con Carmen. El deseo le embriaga.
Pero, aun así, no ha podido evitar la tentación con otras mujeres.
¿Qué pasará cuándo la rutina de estar con la misma persona le consuma?
Luis, con sus defectos, es constante y ama a Carmen.
Pero, como en muchas relaciones donde hay infidelidad, la comunicación es nula.

Gracias por compartir.
 
Bonanit dijo:
Yo no creo que ninguno de los protagonistas sea mala persona. Sólo son personas comunes que viven su realidad.
Carmen busca salir de una monotonía que no le agrada, pero dudo mucho que Javier pueda ser pareja de nadie.
Ahora está obsesionado con Carmen. El deseo le embriaga.
Pero, aun así, no ha podido evitar la tentación con otras mujeres.
¿Qué pasará cuándo la rutina de estar con la misma persona le consuma?
Luis, con sus defectos, es constante y ama a Carmen.
Pero, como en muchas relaciones donde hay infidelidad, la comunicación es nula.

Gracias por compartir.
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Pues no serán malas personas, pero Carmen todo esto lo está haciendo fatal y ya no tiene vuelta atrás. Cuando todo estalle, se va a quedar absolutamente sola, porque está claro que Luis le va a pedir el divorcio y Javier no tiene previsto que ella se vaya a vivir con el, porque como bien dices y yo añado, es un mujeriego aunque sienta algo por Carmen.
Al final Luis se va a enterar por otras personas, y creo que va a ser pronto, cuando el golfo vaya a Madrid a verse con Ella.
Lo que no puede ser es la red de mentiras y trolas a las que se ha acostumbrado está mala mujer y que no parece que se arrepienta ni haya pensado en ningún momento el daño que le va a hacer a Luis.
Esto es como el niño que hace una trastada y sabe que luego sus padres se van a enterar y le va a caer la mundial. Luego llegan las consecuencias y te arrepientes.
Esto lo justo es que acabe mal para Carmen.
Ni Carmen ni Javier merecen un buen final, porque los dos están haciendo las cosas muy mal y tiene que haber consecuencias.
A mí me encantaria de verdad que en un giro de los acontecimientos, Luis tenga una amante que lo valore y decida irse con Ella. Estaría entonces bien la cara que se le queda a Carmen. La corneadora corneada.
 
Princesachicle dijo:
Me encanta!!!
Si yo fuera Carmen .... Ya habría cogido ese tren. Y Javier... Joder, Javier tiene que ser un poquito más valiente, si sabe que la tiene en el bote. No me puedo creer que pueda estar semanas sin llamarla.
Ella deseando hablar con él...
Él deseando hablar con ella...
Y al final uno por otro se pueden perder!!!
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Yo si que iba coger el tren
 
Esto es muy fácil.
Están los que no le va las infidelidades y por tanto no les gusta Carmen y está los que se ve que le va ese rollo y encima animan a esta mujer a que le sea infiel.
Ahora, eso sí, si es al revés.....
 
Carlos Sevillista dijo:
Pues no serán malas personas, pero Carmen todo esto lo está haciendo fatal y ya no tiene vuelta atrás. Cuando todo estalle, se va a quedar absolutamente sola, porque está claro que Luis le va a pedir el divorcio y Javier no tiene previsto que ella se vaya a vivir con el, porque como bien dices y yo añado, es un mujeriego aunque sienta algo por Carmen.
Al final Luis se va a enterar por otras personas, y creo que va a ser pronto, cuando el golfo vaya a Madrid a verse con Ella.
Lo que no puede ser es la red de mentiras y trolas a las que se ha acostumbrado está mala mujer y que no parece que se arrepienta ni haya pensado en ningún momento el daño que le va a hacer a Luis.
Esto es como el niño que hace una trastada y sabe que luego sus padres se van a enterar y le va a caer la mundial. Luego llegan las consecuencias y te arrepientes.
Esto lo justo es que acabe mal para Carmen.
Ni Carmen ni Javier merecen un buen final, porque los dos están haciendo las cosas muy mal y tiene que haber consecuencias.
A mí me encantaria de verdad que en un giro de los acontecimientos, Luis tenga una amante que lo valore y decida irse con Ella. Estaría entonces bien la cara que se le queda a Carmen. La corneadora corneada.
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Carmen en lo que menos piensa es en Luis, creo que eso quedo muy claro desde que comenzó su relación extramarital con Javier.
En mi opinión la gran perdedora en esta historía será Carmen, al perder el amor de un buen hombre, pero el que más habrá sufrido sin duda será Luis.
Veo muchos finales posibles en esta historia, desde en el que Carmen se divorcia, renuncia a su trabajo y se va a vivir con Javier y viven felices por siempre (en este escenario Javier deja de ver a sus otras amantes y se queda solo con Carmen) y Luis sigue con su vida intentando superar su dolor :sick:.
Otro escenario es en el que Luis descubre todo, hace investigar a Javier y se entera de todas sus amantes y lo expone ante todos en su ciudad, por que más de una de sus amantes debe ser casada, luego expone a Carmen ante todo su circulo de amigos y colegas de esa forma hace volar todo por los aires y ella es repudiado po todos excepto Ana. No le va a quitar el dolor que siente pero al menos no se siguirán burlando de él. :cool:
El siguiente escenario es en el que Luis descubre la traición, encara a Carmen y esta recapacita, van a terapia y vuelven a reconstruir su matrimonio sin repetir los viejos "errores". :sick:
El otro loco escenario es en el que deciden abrir el matrimonio Carmen continua con Javier y Luis se busca una amante y todos felices y contentos. :eek:
En lo personal me gustaría ver a Luis con alguien, pero viendo lo correcto que es, no lo veo posible mientras continue casado. Eso si, a mi también me gustaría ver la cara y la reacción de Carmen al saber que Luis tiene una amante, seguramente que lo mínimo que querría hacer es despellejarlo vivo y empalarlo al más puro estilo de "Vlad el empalador". Por que seamos sinceros los infieles estan bien siendo infieles, pero cuando es a la inversa..... Uffffff... agarrate. :ROFLMAO:
En el mundo real el tan mencionado Karma tard en llegar o simplemente nunca llega y estos posibles escenariosni siqueran ocurran. Pero en esta realidad el autor es Dios y podríamos ver a Carmen con un final feliz y a Luis suicidandose al no soportar la traición ó simplente la llegada de un Asteroide a punto de colisionar con la tierra y poner fin a todo. :ROFLMAO: y en esta historia como yo solo quiero ver todo arder este final también me sirve. :ROFLMAO:

(Lease con voz de Thanos) Pero sea cual sea el final, (que creo que esta aún muuuuy lejos) lo voy a disfrutar como no tienen idea. :ROFLMAO:
 
Sería absolutamente injusto un final en el que Carmen y ese golfo se vayan de rositas y sean felices juntos . Ninguno de los dos merece ser felices.
Evidentemente quiero que se separe de esa mala mujer y que la sorpresa sea que tenía una amante y estaba arreglando todo para divorciarse.
Me gusta esa Segunda opción en la que Luis destape la verdadera cara del golfo mujeriego.
 
Carmenlaputa dijo:
Veo aquí a muchos que hablan sin saber. Nadie sabe lo que es ver que se te apaga la vida y de golpe volver a sentirte viva.
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Yo creo que eso nos lo podemos imaginar.

Aquí lo que se critica, es que al pasar eso, lo correcto es terminar la relación, o por lo menos después de la primera infidelidad, pero no estar en una doble vida absurda. Por los buenos tiempos, ella le debe a Luis al menos sinceridad, y no usarlo de ancla.
 
Al amigo Estepario se le ha escapado otro escenario y es que luis se entera y no hace nada. Luis descubre la infidelidad de Carmen y sus mentiras, pero separase de ella sería descuadrar su vida, un descuadre que significaría caos, por lo cual acepta sus cuernos y todo sigue su normalidad.
 
elherdau dijo:
Al amigo Estepario se le ha escapado otro escenario y es que luis se entera y no hace nada. Luis descubre la infidelidad de Carmen y sus mentiras, pero separase de ella sería descuadrar su vida, un descuadre que significaría caos, por lo cual acepta sus cuernos y todo sigue su normalidad.
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Espero que no.
 
elherdau dijo:
Al amigo Estepario se le ha escapado otro escenario y es que luis se entera y no hace nada. Luis descubre la infidelidad de Carmen y sus mentiras, pero separase de ella sería descuadrar su vida, un descuadre que significaría caos, por lo cual acepta sus cuernos y todo sigue su normalidad.
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Creo que Luis va a descubrir la infidelidad, quizás nunca sepa de todas las guarradas que ha hecho Carmen con Javier. Pero de que va a decubrir todo y va a divorciarse, lo hará. Y el descuadre ya sucedio de eso no hay duda, que mayor descuadre que la infidelidad. ;) Ahora imagina que ya sabiendo sobre la infidelidad Carmen le dice que está embarazada. No crees que este también sería un descuadre a nivel Megaultrahyperatómico? :oops::oops: La vida de Luis ya esta descuadrada. :cry::cry: Ojalá logre la armonía que se merece. :cry::cry:
 
elherdau dijo:
Al amigo Estepario se le ha escapado otro escenario y es que luis se entera y no hace nada. Luis descubre la infidelidad de Carmen y sus mentiras, pero separase de ella sería descuadrar su vida, un descuadre que significaría caos, por lo cual acepta sus cuernos y todo sigue su normalidad.
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Es muy posible que Luis perdone y no quiera salir de su zona de confort.

Es más, yo veo más probable que Carmen sea la que ya no quiera seguir.

Ya veremos, por ahora es difícil predecir.
 
El domingo amaneció, Carmen se levantó temprano, el eco del mensaje de Javier aún zumbándole en la cabeza, y bajó a la cocina con una mezcla de nervios y determinación. Luis ya estaba allí, untando mantequilla en una tostada, el café humeando en su taza de siempre. Ella se acercó con una sonrisa calculada, sirviéndose un té mientras dejaba caer su plan como si fuera una idea espontánea. “Oye, hoy no voy a comer en casa. Me apetece hacer una sesión extra de gimnasio, que con la nueva dieta quiero sacarle partido.” Su voz era ligera, pero había un filo de ansiedad que intentó disimular.

Luis levantó la vista, una sombra de decepción cruzándole el rostro. “¿Otra vez? Podríamos salir a comer por el centro, hace tiempo que no lo hacemos,” replicó, con la boca pequeña, más un lamento que una queja firme. Carmen se acercó, remolona, inclinándose sobre él para rozarle el cuello con los labios, un beso suave que sabía cómo ablandarlo. “Venga, no te enfades,” susurró, su aliento cálido contra su piel. “Además, tengo que pedirte algo, Luis. ¿Te acuerdas del mueble de piezas que compramos para la entrada del dormitorio hace unas semanas? Nunca tienes tiempo de montarlo, y me hace tanta ilusión tenerlo ya…”

Luis la miró, atrapado entre la sorpresa y el cariño. A él se le daba bien el bricolaje —siempre había disfrutado de ensamblar cosas, de ver cómo las piezas encajaban—, y Carmen lo sabía. “Cariño, hazlo por mí y móntalo hoy, sé que te llevará unas horas,” añadió ella, poniendo cara de pena, los ojos grandes y suplicantes. Él suspiró, incapaz de negarse a esa expresión que aún lo desarmaba después de 14 años juntos. “Vale, está bien,” cedió, resignado pero con un atisbo de sonrisa. Carmen lo premió con un beso rápido en los labios y un guiño juguetón. “¡Genial, muchas gracias! Eres un amor. Para que te dé tiempo a todo, aprovecharé para comprar algunas cosas de decoración por la tarde y así te dejo trabajar concentrado. Lo dejaré en el trastero y ya decoramos todo otro día.”Luis asintió, sin poner pegas, aunque algo en su tono plano delataba que no estaba del todo convencido. Pero no insistió; nunca lo hacía.

Carmen se fue al gimnasio poco después, con el Audi ya reparado y cargada de ilusión, su sesión fue más una coartada que un esfuerzo real. Corrió apenas veinte minutos en la cinta, suficiente para sudar un poco, comió unas barritas energéticas antes de encerrarse en el vestuario. Allí, frente al espejo, se transformó: se puso un body negro ajustado con un escote profundo en V, los bordes adornados con encaje sutil que rozaba su piel, y lo combinó con leggings de imitación al cuero, brillantes y ceñidos, que moldeaban sus muslos y su culo con una precisión magnética. Un cinturón delgado con detalles metálicos definía aún más su cintura, y los zapatos negros de tacón alto añadían un toque atrevido. Se roció un perfume con notas de jazmín, floral pero intenso, y se soltó la melena rubia, dejándola caer en ondas salvajes. Femenina, sensual, radiante: estaba lista para Javier.

Condujo rápido hasta Atocha y, lo encontró esperando en la salida del AVE de Zaragoza, puntual. El encuentro fue pura combustión: Javier la vio y sus ojos se oscurecieron de deseo, abalanzándose sobre ella con un abrazo que casi la levantó del suelo. Sus labios se encontraron en un morreo adolescente, húmedo y urgente, las manos de él recorriendo su espalda mientras ella se aferraba a su cuello. “Estás increíble, guapa,” murmuró él contra su boca, y Carmen puso una mueca, apartándose lo justo para mirarlo. “Tú tampoco estás mal, mi nene.”

Se sentaron en una cafetería cercana, un café rápido para ponerse al día. Javier habló de su semana, del trabajo intenso que lo había tenido agotado en Zaragoza, y ella asintió, dejando que su voz la envolviera. Recordaron el viaje de Carmen a Zaragoza —“Ese día en el Audi fue una locura,” dijo él, guiñándole un ojo—, pero ella no mencionó a Carlos, ni el descampado, ni las lágrimas. Ese secreto seguía enterrado, y Javier, ajeno, la miraba con un cariño que la hacía brillar. Entre sorbos, sus manos se rozaban sobre la mesa, sus pies jugaban bajo ella, y los morreos volvían cada pocos minutos, cargados de deseo y promesas.

Carmen condujo hasta el hotel en la Calle Alcalá —una reserva que había hecho con antelación, un lugar discreto pero elegante—, y aparcó en el parking subterráneo con el corazón latiéndole en las sienes. Javier no podía quitarle los ojos de encima, devorándola con la mirada mientras subían al hall. “Espera a subir, tonto,” dijo ella, simpática, cuando él intentó besarla otra vez. “Confirmo la reserva y ya.” Lo hizo rápido, la llave en su mano en minutos, y subieron al ascensor en un silencio eléctrico, sus cuerpos pegados, sus respiraciones acelerándose.

En la habitación, la puerta apenas se cerró antes de que se comieran a besos, un torbellino de labios y lenguas que llenó el aire de jadeos. Javier la empujó contra la pared, sus manos buscando su culo bajo los leggings, pero Carmen lo detuvo con una sonrisa lasciva. “Me has querido comer, pero voy a ser yo quien te coma a ti primero,” susurró, la voz ronca de deseo. Lo guió hasta la cama, sentándolo al borde, y se arrodilló frente a él con una mezcla de entrega y poder. Le bajó los pantalones con dedos hábiles, liberando su erección, y tomó el pene en su boca sin dudar. Lo chupó con una intensidad que lo desarmó, su lengua trazando círculos, sus labios apretándose mientras lo llevaba a lo más profundo. Javier gimió, las manos en su pelo, “Joder, guapa, qué bien lo haces,” gruñó, perdido en la visión de ella: el body negro con su escote, los leggings brillando bajo la luz, los tacones aún puestos. No pudo resistir; el placer lo atravesó como un rayo, eyaculando en su boca con un gemido que resonó en la habitación.

Carmen se rió a carcajadas, limpiándose los labios con el dorso de la mano, sus ojos brillando de picardía. “Vaya, mi nene no ha durado nada,” bromeó, pero no le dio tregua. Se inclinó de nuevo, besándolo, tocándolo hasta que su semental volvió a endurecerse bajo sus dedos. Se quitó la ropa con una lentitud deliberada —el body cayendo al suelo, los leggings deslizándose por sus piernas, los tacones quedando atrás—, y se subió encima de él, desnuda, manejando los tiempos. Lo montó con una mezcla de urgencia y control, sus caderas marcando un ritmo que los llevaba al borde. Javier la agarró por la cintura, sus manos resbalando por su piel sudorosa, y ella se dejó ir, olvidando la tensión de los últimos días y las acaloradas discusiones. Fue una sesión corta, el tiempo apretaba, pero la intensidad se multiplicó por las ganas acumuladas, sus gemidos llenando el espacio como una sinfonía breve pero feroz.
 
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