Partamos de la base que nadie es inocente en este relato, Carmen y Luis, uno más que otro, son responsables del descalabro de su matrimonio, hasta ahora ninguno ha mostrado una mínima intención o esfuerzo por salvarlo, los motivos de Carmen los conocemos de sobra, en cambio los de Luis son todo un misterio.

Lo que está sucediendo con Carmen es una transformación que con gran riesgo se da en una vía que va en sentidos opuestos, por uno la esposa y por otro la mujer, mientras la esposa va en un sentido decreciente, sin el combustible necesario que alimente su subsistencia, la mujer crece y evoluciona a pasos tan acelerados que pueden llegar a sorprendernos.
Nada hay más peligroso para una esposa decepcionada y frustrada sexualmente en su matrimonio, que tomar conocimiento del poder que su condición de mujer le da sobre los hombres, lo que inicialmente es un aliciente de crecimiento personal y sexual en búsqueda de la felicidad, suele transformarse en una constante e insatisfactoria acechanza de placeres y sensaciones que la arrastran a situaciones cada vez más extremas.
No necesariamente sea el caso de Carmen, sin embargo ya ha probado su buena ración de sexo ilícito, en situaciones que desprecian cada vez más su condición de esposa, ni ella misma da cuenta de la mujer que se está convirtiendo, por ahora racionaliza lo suficiente como para evitar abrir esa puerta, con Carlos tuvo la primera oportunidad, y sabemos que vendrán más tentaciones.
Tengo la impresión que el más dañado en este proceso será Javier, que romantiza su relación hasta el punto que se encontrará atrapado en un juego que Carmen domina más cada vez.
Está tan adormecido Luis en lo que respecta a Carmen, que ni siquiera sabemos si queda algo del amor que tuvo por ella, su estoicidad le ha dado una frialdad que lo ha blindado por ahora, pero se hace más evidente cada día que pasa, que el momento que tendrá que enfrentarse a su nueva realidad está muy próximo.