Miniescritos, prosa y verso.

La perfección inadvertida.
Al pasear, me fascina fijarme en cada rostro que cruza mi camino. Hombres, mujeres, niños. Cada uno con una historia distinta, cada uno con una mirada que refleja un universo distinto. Pero lo que me cautiva aún más es pensar en lo diferentes que somos, siendo tan
perfectamente iguales.

¿Qué significa ser perfectamente iguales? Significa que todos somos producto de la
grandiosa obra de arte que es la evolución humana. Una obra que ha tomado millones de años para perfeccionar cada detalle, cada matiz de lo que somos. Es fácil olvidar que el
cuerpo humano, en su esencia, es una maravilla de la perfección.

Mientras observo a una madre acunando a su bebé, me doy cuenta de cómo nuestras manos están diseñadas de tal manera que pueden crear, destruir, proteger y amar. La forma en que el oído interno mantiene nuestro equilibrio, permitiéndonos bailar bajo la lluvia o
simplemente caminar en línea recta. O los ojos, esas ventanas al alma, que no solo nos permiten ver el mundo, sino sentirlo y conectar con él. Estas son solo algunas de las innumerables maravillas que albergamos dentro de nosotros.

Buscamos constantemente la perfección en el mundo exterior: en el arte, en la tecnología, en la naturaleza. Sin embargo, rara vez nos detenemos a pensar que la perfección ya reside en nosotros. Cada latido de nuestro corazón, cada sinapsis que se forma en nuestro cerebro, cada sonrisa que ilumina nuestro rostro es una prueba de ello.

Al final del día, mientras el sol se pone tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados, me doy cuenta de que todo ocurre siempre, cada día, y no nos percatamos. Las maravillas del mundo, las perfecciones ocultas, están siempre presentes, esperando a que alguien se
tome el tiempo de observarlas y apreciarlas. Y yo, en mi pequeño rincón del mundo, me siento agradecido por haber tenido la oportunidad de hacerlo.
Tambien yo, me siento agradecida por haber podido leerte.

Un placer para los sentidos, tu escrito. 💋 💋
 
Por influencia de @amarch .


Parecidos irrazonables:

"Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde:
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante"...


Con el paso del tiempo,
la potencia se agota,
el ímpetu se frena,
y los miedos aumentan.

Que la vida va en serio,
un@ lo reconoce, bien más pronto que tarde,
como todos l@s seniors, yo vine,
a dejarme la vida en un instante.

Y por fin y a la postre,
nada es tan importante,
el trabajo, medrar, convertirse en un alguien,
son no más ilusión, castillos en el aire.

Pero el tiempo se pasa,
se marcha y no regresa,
y el no habértelo dado,
es el único lamento que no cesa.


..."y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra".



PS: Mis más sentidas disculpas a Jaime Gil de Biedma, espero sepa perdonar la osadía.
 
Por influencia de @amarch .


Parecidos irrazonables:

"Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde:
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante"...


Con el paso del tiempo,
la potencia se agota,
el ímpetu se frena,
y los miedos aumentan.

Que la vida va en serio,
un@ lo reconoce, bien más pronto que tarde,
como todos l@s seniors, yo vine,
a dejarme la vida en un instante.

Y por fin y a la postre,
nada es tan importante,
el trabajo, medrar, convertirse en un alguien,
son no más ilusión, castillos en el aire.

Pero el tiempo se pasa,
se marcha y no regresa,
y el no habértelo dado,
es el único lamento que no cesa.


..."y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra".



PS: Mis más sentidas disculpas a Jaime Gil de Biedma, espero sepa perdonar la osadía.
Y cuando en el terceto último entramos,
es para ver con experiencia vana
que se acaba el soneto… Y que nos vamos.


M. Machado


Excelente poema, @2D5CUENTAS , que voy a considerar dedicado.
¿Quién no tiene momentos "Miré los muros de la patria mía"?
 
El tiempo, esa melodía que siento desde que era niño,
cuando sin saber comprendí quizás demasiado tarde
que siempre pasa en un mismo sentido
lo único que no siempre coincidimos.

El tiempo paso y paso
y mis ojos se hicieron mayores
y tarde en ver, que con tu ausencia
no es lo mismo, vivir que no....
 
Deshagamos las palabras, dejemos que entre las sábanas caigan. Contra la pared serán empujadas y así quedarán tatuadas con olor a piel.

Volvería a ti, aún sin haber estado. Entraría por tus recodos, despacio, mil veces, como nunca dejaste que entrarán.
Serás de nuevo aprendiz.

Lentamente derribare ese muro en el que te proteges. Una fisura no más y te haré caer. No temas, los blancos lienzos volubles, vencen a las espadas de inamovible acero. La adversidad acrecienta las fuerzas.

Tú último bastión me encargaré de conquistar. De los sentimientos detenidos, seré tu libertad. De las noches carentes, seré tu huida.
 
Otoñal

Es tiempo de castañas,
que caen con ruido seco,
los erizos alfombran,
buena parte del suelo.
Agudas son las púas,
que protegen el fruto,
protegido en si mismo,
por una piel de acero.
Así somos nosotros,
dolor sobre tormento,
sin reparar en daños,
ni tan solo un momento,
Que sí, lo sé, si es cierto,
una vez que se abre,
el fruto es dulce y tierno,
pero ¿será que nos compensa,
tremendo sufrimiento?
 
La vida pasa, el tiempo vuela, y la esencia permanece
Pero por mas que lo intente, no he probado unos labios como los tuyos
Y por mas que lo intente, nunca llegare a saborear tu esencia....
 
¿A donde quiero ir?

¿A donde quiero ir?
A despertar.
A elegirme cada mañana.
A los abrazos que me esperan.
A la luz de tu sonrisa infinita.
A caminar acompañada.
A meter mi mano, en tu bolsillo lleno de cariño.
A soñar un futuro.
A saber de las acciones y no de vacías palabras.
A ver la belleza de la vida.
A dejarte crecer, sintiendo mi calor abrigando, espantando temores.
A donde mis demonios se esconden.
A las batallas y tormentas que resistí.
A construir de nuevo mi ser.
A expandir mi conciencia.
A equivocarme y caer.
A ser salvaje.
A por la tranquilidad aunque pierda y gane soledad.
Al lugar de mi, donde vives por siempre.
A la oscuridad para ver las estrellas brillar.
A compartir momentos en el tiempo.
A por la ternura, la alegría y el valor.
A no esperar nada de nadie.
A perdonarme, a soltar el dolor, a protegerme.
A ser yo.
 
El Lamento del Líder

En una gran ciudad, vivía un hombre llamado Fernando. Un titán de los negocios, hombre de éxito cuya fortuna se extendía tanto como su sombra. Sus trajes impecables y su aire confiado escondían un secreto que nadie podía imaginar.

Cuando la luna llena se elevaba en el cielo, una transformación radical sacudía a Fernando. Su piel se rasgaba, su postura se encorvaba y sus ojos destellaban con la furia de un animal salvaje. Se convertía en un hombre lobo, el macho alfa de una manada que se perdía entre las sombras de la metrópolis. El poder y la fuerza que sentía como lobo superaban cualquier logro que hubiera alcanzado como humano. El sabor de la carne fresca, la dulzura de la sangre humana y la adrenalina de la caza se volvieron una adicción para él. Cada vez que volvía a su forma humana, sentía un vacío que no podía llenar con ningún negocio ni conquista. Las noches sin luna se convirtieron en su peor tormento. La agobiante espera de la próxima transformación, contando los días en un calendario, marcando con ansias la próxima luna llena. Se volvió recluso, alejando a todos a su alrededor, pues temía que descubrieran su oscuro secreto.

Una noche, mientras vagaba por un viejo cementerio en su forma lupina, se encontró con una tumba antigua que llevaba su mismo nombre. Al acercarse, sintió una presencia y de las sombras emergió una figura femenina de cabellos plateados, vestida con ropajes del siglo XIX. Era Aurora, un espíritu atrapado entre dos mundos, condenada por un amor maldito con un hombre lobo. Aurora le reveló que Fernando era la reencarnación de su amado y que su maldición se extendía por siglos. La única forma de romperla era aceptar la bestia en su interior y equilibrar ambas naturalezas. Si no lo lograba, quedaría atrapado entre dos mundos, como ella.

Con el tiempo, Fernando comenzó a aceptar su naturaleza dual, buscando el equilibrio entre el hombre y el lobo. Aunque la tentación de la carne y la sangre siempre estaría presente, aprendió a canalizar esa fuerza y poder en su vida diaria.
Sin embargo, las sombras de la ciudad murmuran que, durante las noches de luna llena, un lobo solitario se puede ver en el cementerio, aullando frente a una tumba antigua, buscando la redención en los brazos de un amor que trasciende el tiempo.
 
Hoy, la niebla y la lluvia han acompañado las primeras horas de la mañana, es por eso que:

Copiado de "El big bang..."


Comprendo la tristeza de la lluvia,
cuando cae mansamente, gota a gota,
lágrimas que se derraman, lentamente,
pues anhelan rozarse con tu cuerpo.

Comprendo el furor de la tormenta,
cuando azota con sus gotas fragorosas,
son postas de tensión reconcentrada,
que en busca de tu piel golpean con saña.

Comprendo la nostalgia de la niebla,
cuando suave, envuelve sus zarcillos,
un velo de humedades silenciosas,
que tapan su miedo a no encontrarte.

Comprendo la potencia del granizo,
cuando a rachas descarga su energía,
caireles de cristal duros y frágiles
que dañan por sentir que sientes algo.

Comprendo, mucho más que cualquier cosa,
la cadencia dulce y triste, de la nieve,
sus copos, volanderos como plumas,
jugando a cubrirte con su piel.
Fantasean con un absurdo imposible,
imaginan tenerte a su meced,
sienten que eres suya para siempre,
mientras mueren al tocarte en su caer.
 
Madrugadas:

La lluvia, que salpica mi camino,
resbala sobre el cuero de mis botas,
manchadas de patearse mil senderos,
siguiendo leves rastros que no dejas.

La niebla que me tapa con su abrazo,
me ciega y me deslumbra poco a poco,
brillante como hielo cristalino,
me tapa las señales de tu paso.

Yo salgo a caminar en las mañanas,
por ver si por las noches has venido,
a visitar mi cuerpo adormecido,
pues, noche a noche, yo sueño que me abrazas,
que compartes tu cuerpo con el mío,
pero cuando la luz despunta, a un nuevo día,
la realidad se impone a mis deseos,
y salgo a pasear por las veredas,
negándome a creer que no fue cierto,
buscando, aún sabiendo que es en vano,
las huellas que no habiendo, nunca encuentro,
 
Última edición:
Mi otoño

Un bocado, el justo,
de melancolía...
envuelto en la humedad de la niebla...

Sabor, a verdín y a musgo,
ilusión en la huella del barro,
color de hojas viajeras, reposando.

Un instante, el justo,
de aromas...
en mi otoño, el paso de tu primavera...
 
Madrugadas de Otoño

Y ya siento la lluvia resbalar por mi rostro, salpicando mis momentos de sueño. Me quema el alma, me humedece la piel.

Y ya siento la niebla abrazando mi cuerpo, envolviendo mis ilusiones tardías. Reposada melancolía, me invade. Recordando tus caricias, como huellas en mi piel.

Y ya siento a la noche, visitandome eterna. No deseo despertar si no siento tu respiración. Visteme oscuridad, silenciosa cubreme con tu abrazo mortal antes del alba.

(Gracias a @2D5CUENTAS y a @Mikelo, sus escritos me han motivado)
 
Última edición:
Madrugadas de Otoño

Y ya siento la lluvia resbalar por mi rostro, salpicando mis momentos de sueño. Me quema el alma, me humedece la piel.

Y ya siento la niebla abrazando mi cuerpo, envolviendo mis ilusiones tardías. Reposada melancolía, me invade. Recordando tus caricias, como huellas en mi piel.

Y ya siento a la noche, visitandome eterna. No deseo despertar si no siento tu respiración. Visteme oscuridad, silenciosa cubreme con tu abrazo mortal antes del alba.

(Gracias a @2D5CUENTAS y a @Mikelo, sus escritos me han motivado)
Si tienes alma de poeta 🙂
 
( Perdonen ) Las molestias.

Ya ves,
acá me encuentras,
nuevamente,
torturado los pliegos,
con mi letra,
escupiendo veneno
con la tinta,
que dibuja arabescos
sin belleza.
Renegando
por mi falta de cordura,
maldiciendo
tu sobrada entereza,
irrumpiendo
a cuchillo en las certezas,
masacrando
mi orgullo pieza a pieza.
No busco la razón,
ni la nobleza,
ni quiero compasión,
solo tristeza,
escocerte en la yema
de los dedos,
ser prurito constante,
picazón,
ese algo inquietante
que no cesa.
 
Última edición:
( Perdonen ) Las molestias.

Ya ves,
acá me encuentras,
nuevamente,
torturado los pliegos,
con mi letra,
escupiendo veneno
con la tinta,
que dibuja arabescos
sin belleza.
Renegando
por mi falta de cordura,
maldiciendo
tu sobrada entereza,
irrumpiendo
a cuchillo en las certezas,
masacrando
mi orgullo pieza a pieza.
No busco la razón,
ni la nobleza,
ni quiero compasión,
solo tristeza,
escocerte en la yema
de los dedos,
ser prurito constante,
picazón,
ese algo inquietante
que no cesa.
Si que "pican" y "escuecen" tus letras. Sabes llegar 👌
Besos.
 
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