Keranos
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Capítulo 750
La dejé tranquila, quedándose ella en su habitación durante un buen rato, en silencio, aunque cerró la puerta cuando entró allí. Yo me quedé jugando un poco con la consola, aunque miraba la caja de condones que acababa de comprar casi continuamente. Quería volver a follar con ella, pero Andrea se sentía mal por Noelia. Entendía que era su amiga y tal, pero es que no éramos pareja y yo era libre de hacer lo que quisiera.
Además de ello, pensaba que "el daño" ya estaba hecho, no entendía qué más le daba volver a hacerlo, si ya se había dado el paso, sobre todo siendo ella misma la que lo hizo. Sin embargo, me preocupé por ella al ver la manera en la que se había ido, porque no parecía nada contenta con lo que había pasado, por lo que dejé de jugar y me levanté para ir a su habitación, llamando con mis nudillos a la puerta, aunque ella me dijo que quería estar sola, pero yo acabé abriendo la puerta para entrar y disculparme por ser tan insistente.
-Joder, ¿tan serio es como para ponerse así? -pregunté al ver como se limpiaba un poco la cara con sus manos.
-Déjame -decía ella de manera algo ñoña.
-Venía a disculparme. A lo mejor me he puesto pesado y no quería incomodarte. Está claro que lo he hecho por cómo estás ahora mismo.
-Da igual.
-No da igual. Joder, no pensaba que te pondrías así -dije acercándome a ella para quitarle alguna lagrima de la cara.
-Es que me da mucha pena por Noelia.
-Entiendo que sea tu amiga y que le quieres mucho -dije apoyándome en su escritorio un poco-, pero nada de eso va a cambiar que yo te vea muy atractiva o va a hacer que dejes de ponerme. Porque lo haces más que ella.
-Eso me da igual.
-Y te voy a decir una cosa, aunque a lo mejor lo que hago es empeorar la cosa, pero veo necesario que lo sepas. Si esta fuera la misma situación, pero contigo estando en su lugar y ella en el tuyo, Noelia no dudaría ni un segundo en irse conmigo a la cama de nuevo. Ni habría tenido los remordimientos que estás teniendo tú. Te lo aseguro.
-No es verdad.
-Sí que lo es. Si lo hizo con su propia hermana. ¿Crees que no lo haría con una amiga? En fin, ya está, no llores, porque no merece la pena. Te dejo tranquila para que sigas estudiando. Si necesitas algo, me dices.
Volví al salón para jugar un poco más, aunque me cansé rápido y me fui a mi habitación para ordenar unas cosas en lo que me ponía algo de fondo en el ordenador. Al pasar por la habitación de Andrea, esta vez estaba la puerta entornada, tal y como la dejé cuando salí, pero no logré ver nada a través de esa pequeña rendija que quedaba abierta, pero por lo menos no la oía llorar.
Ya en mi habitación pensé que quizá me podría haber ahorrado eso último, pero es que era algo que creía por completo y por eso se lo acabé diciendo. Me molestaba mucho no poder seguir jugando con Andrea de esa manera en la que tanto nos divertimos la pasada noche, pero vino a mi habitación para poner su mano en mi hombro, dándome un buen susto al estar yo con los cascos puestos, llegando a pensar que era Noelia en realidad por las tantas veces que había hecho aquello, pero era Andrea.
-¿Qué pasa? Me has asustado.
-No me puedo concentrar.
-Ah... ¿Necesitas ayuda con el francés?
-¿De verdad haría Noelia eso?
-Ya te he dicho que sí. Se lo estuvo haciendo a su hermana durante muchos meses.
-¿Y no te parece mal lo que yo he hecho?
-No. Te lo vuelvo a repetir, Noelia y yo no somos nada. Nunca lo seremos, por eso no tienes que ponerte de ninguna manera.
-Pero ella está enamorada de ti...
-Pero yo no. No puede pasar nada entre nosotros, porque yo no siento nada por ella.
-¿Y por qué quieres volver a hacerlo conmigo? ¿Qué ves en mí?
-¿Te lo tengo que decir otra vez? Me atraes mucho. Creo que ya te he dado suficientes pruebas, no sé qué más hacer para que me creas. ¿No te gustó lo que pasó anoche?
-Sí -dijo bajito.
-¿Y no te gustaría volver a hacerlo?
-Sí. No paro de pensar en ello en vez de estudiar, pero es que a la vez...
-Ya, no vuelvas a hablar de ella.
-Pero es que...
-Déjate llevar.
Andrea dudó, quedándose mirándome durante unos segundos mientras yo permanecía sentado frente a ella, empezando a acariciar sus muslos por encima de los típicos leggings negros que solía llevar. Finalmente se acercó a mí tanto como para poder besarnos tras lanzar un suspiro. La notaba nerviosa a más no poder por cómo temblaba y cómo respiraba de manera acelerada.
Por mi parte, mi erección fue instantánea, aunque me notaba raro, porque no podía haber más cambios de dirección en ese día: empecé contento por pensar que podría seguir explorando a Andrea de esa manera tan cercana para luego acabar descartándolo por la conversación que tuvimos tanto en el salón, como en su habitación, pero ahora estábamos besándonos de nuevo, marcándose otro cambio más. Pero no desaproveché para nada esta oportunidad, porque la senté sobre mi regazo y tener así mejor acceso a ella para besarla, aunque se removía bastante.
Le pedí que se tranquilizara y que dejara de pensar, porque además del tema de Noelia, podía olerme porqué se movía tanto, comentándole yo que si quería la volvía a coger en brazos como hice la noche anterior. Ella optó por callarme al juntar sus labios con los míos de nuevo. Fueron varios minutos en los que estuvimos así, aunque no metía su lengua en mi boca, siendo yo el que dio el paso. Ella lanzó un gemido tímido, pero se dejó llevar para mi sorpresa. Me levanté de la silla, agarrándola de la mano para llevarla a la cama y poder tumbarnos en ella para estar más cómodos aún.
Allí nos recreamos mucho más con esos besos, aunque yo presionaba mi erección contra su cuerpo por momentos al necesitar algo más de estimulación. Ella no parecía cansarse de comernos la boca. Estábamos casi todo el tiempo de lado, pero ella tiró de mí en un par de ocasiones para ponerme sobre su cuerpo, al igual que hacía yo con ella, acomodándose bastante bien al pasar una pierna por cada lado de mi cuerpo, pero rápidamente se bajaba y se volvía a poner de lado.
La dejé tranquila, quedándose ella en su habitación durante un buen rato, en silencio, aunque cerró la puerta cuando entró allí. Yo me quedé jugando un poco con la consola, aunque miraba la caja de condones que acababa de comprar casi continuamente. Quería volver a follar con ella, pero Andrea se sentía mal por Noelia. Entendía que era su amiga y tal, pero es que no éramos pareja y yo era libre de hacer lo que quisiera.
Además de ello, pensaba que "el daño" ya estaba hecho, no entendía qué más le daba volver a hacerlo, si ya se había dado el paso, sobre todo siendo ella misma la que lo hizo. Sin embargo, me preocupé por ella al ver la manera en la que se había ido, porque no parecía nada contenta con lo que había pasado, por lo que dejé de jugar y me levanté para ir a su habitación, llamando con mis nudillos a la puerta, aunque ella me dijo que quería estar sola, pero yo acabé abriendo la puerta para entrar y disculparme por ser tan insistente.
-Joder, ¿tan serio es como para ponerse así? -pregunté al ver como se limpiaba un poco la cara con sus manos.
-Déjame -decía ella de manera algo ñoña.
-Venía a disculparme. A lo mejor me he puesto pesado y no quería incomodarte. Está claro que lo he hecho por cómo estás ahora mismo.
-Da igual.
-No da igual. Joder, no pensaba que te pondrías así -dije acercándome a ella para quitarle alguna lagrima de la cara.
-Es que me da mucha pena por Noelia.
-Entiendo que sea tu amiga y que le quieres mucho -dije apoyándome en su escritorio un poco-, pero nada de eso va a cambiar que yo te vea muy atractiva o va a hacer que dejes de ponerme. Porque lo haces más que ella.
-Eso me da igual.
-Y te voy a decir una cosa, aunque a lo mejor lo que hago es empeorar la cosa, pero veo necesario que lo sepas. Si esta fuera la misma situación, pero contigo estando en su lugar y ella en el tuyo, Noelia no dudaría ni un segundo en irse conmigo a la cama de nuevo. Ni habría tenido los remordimientos que estás teniendo tú. Te lo aseguro.
-No es verdad.
-Sí que lo es. Si lo hizo con su propia hermana. ¿Crees que no lo haría con una amiga? En fin, ya está, no llores, porque no merece la pena. Te dejo tranquila para que sigas estudiando. Si necesitas algo, me dices.
Volví al salón para jugar un poco más, aunque me cansé rápido y me fui a mi habitación para ordenar unas cosas en lo que me ponía algo de fondo en el ordenador. Al pasar por la habitación de Andrea, esta vez estaba la puerta entornada, tal y como la dejé cuando salí, pero no logré ver nada a través de esa pequeña rendija que quedaba abierta, pero por lo menos no la oía llorar.
Ya en mi habitación pensé que quizá me podría haber ahorrado eso último, pero es que era algo que creía por completo y por eso se lo acabé diciendo. Me molestaba mucho no poder seguir jugando con Andrea de esa manera en la que tanto nos divertimos la pasada noche, pero vino a mi habitación para poner su mano en mi hombro, dándome un buen susto al estar yo con los cascos puestos, llegando a pensar que era Noelia en realidad por las tantas veces que había hecho aquello, pero era Andrea.
-¿Qué pasa? Me has asustado.
-No me puedo concentrar.
-Ah... ¿Necesitas ayuda con el francés?
-¿De verdad haría Noelia eso?
-Ya te he dicho que sí. Se lo estuvo haciendo a su hermana durante muchos meses.
-¿Y no te parece mal lo que yo he hecho?
-No. Te lo vuelvo a repetir, Noelia y yo no somos nada. Nunca lo seremos, por eso no tienes que ponerte de ninguna manera.
-Pero ella está enamorada de ti...
-Pero yo no. No puede pasar nada entre nosotros, porque yo no siento nada por ella.
-¿Y por qué quieres volver a hacerlo conmigo? ¿Qué ves en mí?
-¿Te lo tengo que decir otra vez? Me atraes mucho. Creo que ya te he dado suficientes pruebas, no sé qué más hacer para que me creas. ¿No te gustó lo que pasó anoche?
-Sí -dijo bajito.
-¿Y no te gustaría volver a hacerlo?
-Sí. No paro de pensar en ello en vez de estudiar, pero es que a la vez...
-Ya, no vuelvas a hablar de ella.
-Pero es que...
-Déjate llevar.
Andrea dudó, quedándose mirándome durante unos segundos mientras yo permanecía sentado frente a ella, empezando a acariciar sus muslos por encima de los típicos leggings negros que solía llevar. Finalmente se acercó a mí tanto como para poder besarnos tras lanzar un suspiro. La notaba nerviosa a más no poder por cómo temblaba y cómo respiraba de manera acelerada.
Por mi parte, mi erección fue instantánea, aunque me notaba raro, porque no podía haber más cambios de dirección en ese día: empecé contento por pensar que podría seguir explorando a Andrea de esa manera tan cercana para luego acabar descartándolo por la conversación que tuvimos tanto en el salón, como en su habitación, pero ahora estábamos besándonos de nuevo, marcándose otro cambio más. Pero no desaproveché para nada esta oportunidad, porque la senté sobre mi regazo y tener así mejor acceso a ella para besarla, aunque se removía bastante.
Le pedí que se tranquilizara y que dejara de pensar, porque además del tema de Noelia, podía olerme porqué se movía tanto, comentándole yo que si quería la volvía a coger en brazos como hice la noche anterior. Ella optó por callarme al juntar sus labios con los míos de nuevo. Fueron varios minutos en los que estuvimos así, aunque no metía su lengua en mi boca, siendo yo el que dio el paso. Ella lanzó un gemido tímido, pero se dejó llevar para mi sorpresa. Me levanté de la silla, agarrándola de la mano para llevarla a la cama y poder tumbarnos en ella para estar más cómodos aún.
Allí nos recreamos mucho más con esos besos, aunque yo presionaba mi erección contra su cuerpo por momentos al necesitar algo más de estimulación. Ella no parecía cansarse de comernos la boca. Estábamos casi todo el tiempo de lado, pero ella tiró de mí en un par de ocasiones para ponerme sobre su cuerpo, al igual que hacía yo con ella, acomodándose bastante bien al pasar una pierna por cada lado de mi cuerpo, pero rápidamente se bajaba y se volvía a poner de lado.