Keranos
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Capítulo 236
-Hola -dijo sonriendo.
-Hola.
-¿Todo bien?
-Bueno, creo que me he colado...
-Pero, ¿está bien?
-Sí. Bueno, eso creo. Dice que no le he hecho daño y me he asegurado de que estaba bien y se ha tranquilizado. Ya debe estar durmiendo.
-Bueno, me alegro de que todo esté bien.
Sofía se levantó y se quitó la toalla con mucha naturalidad para empezar a vestirse mientras yo me sentaba en el sofá, sin prestarle atención, pensando más en mis cosas y en lo que había ido pasando durante toda la noche.
-Siento haber cortado el rollo varias veces...
-Ah... ¿Quieres hablar de ello?
-¿Te has dado cuenta?
-Joder, Javi... Habría que estar ciego y sordo para no darse cuenta. ¿Estás bien? -dijo sentándose a mi lado.
-Sí, sí. Supongo.
-A ver, cuéntame -dijo cogiéndome las manos.
-No sé... Es que....
-Vale, te voy a ir contando lo que he pensado yo y a ver si así te sueltas, ¿vale? Es mejor hablar las cosas, Javi. Si te las guardas dentro es peor.
-Vale.
-Mira. He hablado con Irene mucho de esto y siempre me ha dicho que no tuviera muchas expectativas, porque sabe de sobra las ganas que te tengo, y también a tu chica, ¿para qué nos vamos a engañar...?
-Ajá.
-Y así he venido. Hemos echado un finde muy bueno de piscineo entre amigos, porque yo ya a todos os considero amigos, de los de verdad. Quiero que sepáis que podéis contar conmigo para lo que queráis.
-Muchas gracias. Ya sabes que yo siempre intento echar una mano cuando alguien la necesita, así que puedes contar conmigo. Y estoy seguro que con Elena también.
-Pero lo que no me esperaba es que Elena estuviera así de cariñosa y abierta.
-Ya, yo tampoco lo esperaba.
-Ayer te dije que hablaría con ella para que se soltara más y nos dejara tontear y tal, pero es que apenas le dije nada. Algún chascarrillo, pero nada del otro mundo. Te lo prometo.
-Ya, si te creo, no hay problema.
-Irene me ha dicho muchas veces que eras tú el que llevaba la batuta, como que eras el que dominaba la situación.
-Pero yo...
-Espera. Déjame acabar.
-Vale.
-Me ha dicho eso, pero también me ha dicho que te desvives por Elena y que estás todo el rato preguntándole si todo está bien, si está a gusto, si tiene algún problema, si quiere seguir...
-Así es.
-Y la verdad, me encanta. Pienso que es algo importantísimo en estos temas. Y más cuando no es tan liberal. Pero hoy... ¿Qué ha pasado hoy?
-No estoy muy seguro.
-Ya sido ella la que ha animado la cosa y la que ha empezado con las preguntas y tal... Iba a animar yo la cosa, aunque sin esperar mucho, pero es que la cosa ha ido cogiendo intensidad rápidamente.
-Ya. Elena estaba hoy muy encendida.
-¿Sabes por qué?
-No. La verdad es que no. En todo el día hemos tenido nada especialmente sexual, ni insinuaciones siquiera. Por la mañana se ha puesto tristona por la marcha de su prima, luego cortada con nuestra vecina cuando nos ha oído y luego ñoña cuando Irene nos ha dicho lo de Mario.
-Pues no sé qué le habrá dado a tu chica, pero estaba como si fuera Irene casi.
-¿Habrán hablado entre ellas?
-No -dijo Irene, quien estaba bajo el umbral de la puerta.
Ambos la miramos, viniendo ella hasta nosotros. Iba con la camiseta que se había puesto, marcando pezones por no llevar sujetador, su pelo recogido con una coleta y abajo solo llevaba sus braguitas negras, las cuales dejaban gran parte de sus nalgas al aire.
I: No ha hablado conmigo nada del tema sexual. ¿Por qué os lo preguntáis?
S: Porque cuando nos habéis dejado solos iba muy lanzada y no sabíamos por qué está así.
I: ¿Ha pasado algo, Javi?
J: No, no ha pasado nada. Que tampoco es que esté rayadísimo, pero bueno...
I: A ver... Un poquito raro sí que me ha parecido cuando os he visto.
S: Ah, ¿pero nos has visto?
J: Sí. Yo me he dado cuenta.
I: He venido a por mi móvil y he visto como le comías las tetas.
S: Pues no me he dado cuenta.
I: Estarías flipando, ¿cómo lo ibas a hacer? Jajaja.
S: Más he flipado cuando me las ha comido a mí.
I: ¿Qué dices?
S: Pues eso. Que Elenita estaba muy encendida hoy...
I: No me lo puedo creer. Con lo que me ha costado irla soltando y contigo de primeras...
S: ¿Estás celosa? Jajaja.
I: Un poquito, jajaja.
S: La cosa es que Javi estaba como cortado. Elena le animaba a que me tocara las tetas, o a que me las comiera, pero él como que rehuía la situación.
I: ¿Qué te pasa, cariño? -dijo acariciándome la cara.
J: Tengo miedo. Me da miedo que Elena se sienta mal viéndome haciendo cosas con otra, aunque sea ella la que me diga de hacer algo. No puedo quitarme de la cabeza lo que pasó con Ángela. No quiero volver a verla así. No puedo.
I: Pero eso no tiene sentido. Hemos hecho varias cosas después de eso. ¿No pensabas así entonces?
J: Sí, sí lo hacía. Pero también me dejaba llevar. Ha llegado un punto en el que ese pensamiento no me deja relajarme para poder disfrutar. No sé... No puedo.
I: Ay, Javi... -dijo con preocupación.
J: Otra situación que se me viene mucho a la cabeza es lo de Bea.
S: ¿Bea?
Irene y yo le contamos lo que pasó con Bea, hablando yo más porque fue el que lo vivió, pero también intervino Irene explicando lo que le dijo Elena cuando le contó sus pensamientos ya en privado una vez se lo confesé. También le contamos la pelea que tuvimos Irene y yo, con ella creyendo que le había puesto los cuernos a Elena y si bien es verdad que fue una situación muy fuera de lugar, tampoco es que hiciera nada con ella. No nos llegamos a tocar siquiera sin contar los dos besos que me dio de despedida. Sofía me miraba impresionada, aunque entendió la situación por mi enfado, el cual achaqué una vez más a la borrachera de Elena más que por lo que pasó realmente.
J: Debéis pensar que soy un idiota por poder estar con dos chicas a la vez con el permiso de mi chica y no llegar a hacer nada.
-No -respondieron las dos a la vez.
I: Yo creo que eres un chico genial que quiere a su novia con toda su alma y que, para él, ella es lo primero.
S: Opino igual. Es algo que admiro de ti, Javi. Cómo quieres a Elena y cómo la cuidas. Si es que solo hay que ver cómo la miras.
J: Tengo miedo de que a Elena le dé de nuevo por menospreciarse como ha hecho alguna vez. No quiero eso. Quiero que se vea con mis ojos. Ella es la mejor para mí. En todos los aspectos.
I: He hablado con ella bastante de eso y no para de decirme cómo la animas y como se lo dices siempre. Pero Javi, tienes que entender que eso es algo psicológico. No es tan fácil desprenderse de algún complejo o de algunos pensamientos maliciosos. Por desgracia es así y solo se pueden aplacar con mucho esfuerzo y terapia. No digo que Elena la necesite, ni mucho menos, porque no noto que sea algo serio cuando lo hemos hablado, pero no deja de ser algo que está en la cabeza y esas cosas son muy delicadas.
S: Eso les he dicho yo antes. Que de adolescente estaba acomplejada con éstas. -dijo señalándose las tetas- Pero que ahora estoy encantada.
I: Yo creo que no hay por qué preocuparse, Javi. Ella lo tiene bastante claro.
J: Ya, pero no puedo evitar pensar en si le puede dar por ahí.
S: Entonces, ¿es por eso por lo que no has hecho nada conmigo?
J: Sí.
S: Menos mal. Me estaba asustando, creía que era por mí.
I: ¿Cómo va a ser por ti?
S: Me ha rechazado ya varias veces. Y esta noche unas cuentas. Estaba empezando a pensar que no le parecía nada atractiva.
J: No, no es eso. Es por Elena. ¿Sabéis? Hemos hablado del tema y le pregunté que por qué era tan cortada con Mario y no quería hacer nada más. Ya sabes cómo se puso cuando Mario estaba... En fin, cuando la tocó sin que ella se diera cuenta.
I: Sí. Se molestó bastante.
J: Pues me dijo que sentía que me estaba engañando al dejar que otro le tocara y demás.
I: Uff... Javi, no me gusta por dónde va esto. Creo que deberías de hacer nada con más gente. Por eso que me acabas de decir y por lo que te está pasando con tu miedo, lo mejor es que estéis solos y evitéis esas situaciones.
S: Joder, Irene... Que seas tú quien le diga eso... Muy chunga tienes que ver la cosa...
I: No me gusta que puedan surgirles problemas. Les quiero a rabiar y para mí, que ellos estén bien es más importante que lo que yo quiera hacer con ellos. Me da igual quedarme sin eso, lo importante es que ellos sigan como han estado siempre.
J: Gracias, Irene.
I: Se lo comentaré a Mario para que sepa la situación.
S: ¿Dónde está?
I: Durmiendo.
S: ¿Tan reventado lo has dejado?
I: En realidad no. No hemos follado, hemos hecho el amor, como diría Elena, jejeje. Es que nos hemos puesto muy ñoños... Aun así, nos hemos corrido unas cuantas veces y Mario cuando se corre varias veces cae muerto.
S: ¿Por eso aguanta tanto la corrida?
I: Básicamente. Le empieza a entrar sueño y se queda empanado. Ahora se ha corrido tres veces y el pobre se ha quedado frito.
J: Yo también tengo sueño. Me voy ya a la cama.
I: Nosotras nos quedamos un poco más hablando. Que me tiene que contar el juego, que tengo ganas, jajaja.
S: Jajajaja. Buenas noches, Javi.
Me levanté y me fui, saliendo del salón.
-Espera, Javi -dijo Irene viniendo detrás de mí.
-Dime.
-Que no te preocupes tanto, de verdad. Ya verás como no pasa nada.
-Ya, ya. Me lo tomaré con calma, pero quiero hablarlo con ella.
-Vale, lo veo bien, es muy importante la comunicación -dijo mientras me daba un abrazo.
-Gracias por preocuparte.
-Te machacas mucho, Javi -dijo apretando el abrazo.
-Solo quiero que esto salga bien. La quiero como no he querido a nadie en mi vida.
-Y ella a ti -dijo acariciando mi cara y dándome un beso en la mejilla.
Nos dimos de nuevo las buenas noches y ella volvió al salón mientras que yo fui a dormir con Elena. Cuando llegué me senté en la cama y me quedé mirándola por la ligera luz que entraba de la calle. Estaba preciosa, como siempre, siguiendo en la misma postura en la que la había dejado. Me tumbé con cuidado y ella se movió, poniéndose de lado, aunque sin despertarse. Yo aproveché y la abracé por detrás, dándole un beso en la cabeza, durmiéndome rápidamente porque estaba cansado.
-Hola -dijo sonriendo.
-Hola.
-¿Todo bien?
-Bueno, creo que me he colado...
-Pero, ¿está bien?
-Sí. Bueno, eso creo. Dice que no le he hecho daño y me he asegurado de que estaba bien y se ha tranquilizado. Ya debe estar durmiendo.
-Bueno, me alegro de que todo esté bien.
Sofía se levantó y se quitó la toalla con mucha naturalidad para empezar a vestirse mientras yo me sentaba en el sofá, sin prestarle atención, pensando más en mis cosas y en lo que había ido pasando durante toda la noche.
-Siento haber cortado el rollo varias veces...
-Ah... ¿Quieres hablar de ello?
-¿Te has dado cuenta?
-Joder, Javi... Habría que estar ciego y sordo para no darse cuenta. ¿Estás bien? -dijo sentándose a mi lado.
-Sí, sí. Supongo.
-A ver, cuéntame -dijo cogiéndome las manos.
-No sé... Es que....
-Vale, te voy a ir contando lo que he pensado yo y a ver si así te sueltas, ¿vale? Es mejor hablar las cosas, Javi. Si te las guardas dentro es peor.
-Vale.
-Mira. He hablado con Irene mucho de esto y siempre me ha dicho que no tuviera muchas expectativas, porque sabe de sobra las ganas que te tengo, y también a tu chica, ¿para qué nos vamos a engañar...?
-Ajá.
-Y así he venido. Hemos echado un finde muy bueno de piscineo entre amigos, porque yo ya a todos os considero amigos, de los de verdad. Quiero que sepáis que podéis contar conmigo para lo que queráis.
-Muchas gracias. Ya sabes que yo siempre intento echar una mano cuando alguien la necesita, así que puedes contar conmigo. Y estoy seguro que con Elena también.
-Pero lo que no me esperaba es que Elena estuviera así de cariñosa y abierta.
-Ya, yo tampoco lo esperaba.
-Ayer te dije que hablaría con ella para que se soltara más y nos dejara tontear y tal, pero es que apenas le dije nada. Algún chascarrillo, pero nada del otro mundo. Te lo prometo.
-Ya, si te creo, no hay problema.
-Irene me ha dicho muchas veces que eras tú el que llevaba la batuta, como que eras el que dominaba la situación.
-Pero yo...
-Espera. Déjame acabar.
-Vale.
-Me ha dicho eso, pero también me ha dicho que te desvives por Elena y que estás todo el rato preguntándole si todo está bien, si está a gusto, si tiene algún problema, si quiere seguir...
-Así es.
-Y la verdad, me encanta. Pienso que es algo importantísimo en estos temas. Y más cuando no es tan liberal. Pero hoy... ¿Qué ha pasado hoy?
-No estoy muy seguro.
-Ya sido ella la que ha animado la cosa y la que ha empezado con las preguntas y tal... Iba a animar yo la cosa, aunque sin esperar mucho, pero es que la cosa ha ido cogiendo intensidad rápidamente.
-Ya. Elena estaba hoy muy encendida.
-¿Sabes por qué?
-No. La verdad es que no. En todo el día hemos tenido nada especialmente sexual, ni insinuaciones siquiera. Por la mañana se ha puesto tristona por la marcha de su prima, luego cortada con nuestra vecina cuando nos ha oído y luego ñoña cuando Irene nos ha dicho lo de Mario.
-Pues no sé qué le habrá dado a tu chica, pero estaba como si fuera Irene casi.
-¿Habrán hablado entre ellas?
-No -dijo Irene, quien estaba bajo el umbral de la puerta.
Ambos la miramos, viniendo ella hasta nosotros. Iba con la camiseta que se había puesto, marcando pezones por no llevar sujetador, su pelo recogido con una coleta y abajo solo llevaba sus braguitas negras, las cuales dejaban gran parte de sus nalgas al aire.
I: No ha hablado conmigo nada del tema sexual. ¿Por qué os lo preguntáis?
S: Porque cuando nos habéis dejado solos iba muy lanzada y no sabíamos por qué está así.
I: ¿Ha pasado algo, Javi?
J: No, no ha pasado nada. Que tampoco es que esté rayadísimo, pero bueno...
I: A ver... Un poquito raro sí que me ha parecido cuando os he visto.
S: Ah, ¿pero nos has visto?
J: Sí. Yo me he dado cuenta.
I: He venido a por mi móvil y he visto como le comías las tetas.
S: Pues no me he dado cuenta.
I: Estarías flipando, ¿cómo lo ibas a hacer? Jajaja.
S: Más he flipado cuando me las ha comido a mí.
I: ¿Qué dices?
S: Pues eso. Que Elenita estaba muy encendida hoy...
I: No me lo puedo creer. Con lo que me ha costado irla soltando y contigo de primeras...
S: ¿Estás celosa? Jajaja.
I: Un poquito, jajaja.
S: La cosa es que Javi estaba como cortado. Elena le animaba a que me tocara las tetas, o a que me las comiera, pero él como que rehuía la situación.
I: ¿Qué te pasa, cariño? -dijo acariciándome la cara.
J: Tengo miedo. Me da miedo que Elena se sienta mal viéndome haciendo cosas con otra, aunque sea ella la que me diga de hacer algo. No puedo quitarme de la cabeza lo que pasó con Ángela. No quiero volver a verla así. No puedo.
I: Pero eso no tiene sentido. Hemos hecho varias cosas después de eso. ¿No pensabas así entonces?
J: Sí, sí lo hacía. Pero también me dejaba llevar. Ha llegado un punto en el que ese pensamiento no me deja relajarme para poder disfrutar. No sé... No puedo.
I: Ay, Javi... -dijo con preocupación.
J: Otra situación que se me viene mucho a la cabeza es lo de Bea.
S: ¿Bea?
Irene y yo le contamos lo que pasó con Bea, hablando yo más porque fue el que lo vivió, pero también intervino Irene explicando lo que le dijo Elena cuando le contó sus pensamientos ya en privado una vez se lo confesé. También le contamos la pelea que tuvimos Irene y yo, con ella creyendo que le había puesto los cuernos a Elena y si bien es verdad que fue una situación muy fuera de lugar, tampoco es que hiciera nada con ella. No nos llegamos a tocar siquiera sin contar los dos besos que me dio de despedida. Sofía me miraba impresionada, aunque entendió la situación por mi enfado, el cual achaqué una vez más a la borrachera de Elena más que por lo que pasó realmente.
J: Debéis pensar que soy un idiota por poder estar con dos chicas a la vez con el permiso de mi chica y no llegar a hacer nada.
-No -respondieron las dos a la vez.
I: Yo creo que eres un chico genial que quiere a su novia con toda su alma y que, para él, ella es lo primero.
S: Opino igual. Es algo que admiro de ti, Javi. Cómo quieres a Elena y cómo la cuidas. Si es que solo hay que ver cómo la miras.
J: Tengo miedo de que a Elena le dé de nuevo por menospreciarse como ha hecho alguna vez. No quiero eso. Quiero que se vea con mis ojos. Ella es la mejor para mí. En todos los aspectos.
I: He hablado con ella bastante de eso y no para de decirme cómo la animas y como se lo dices siempre. Pero Javi, tienes que entender que eso es algo psicológico. No es tan fácil desprenderse de algún complejo o de algunos pensamientos maliciosos. Por desgracia es así y solo se pueden aplacar con mucho esfuerzo y terapia. No digo que Elena la necesite, ni mucho menos, porque no noto que sea algo serio cuando lo hemos hablado, pero no deja de ser algo que está en la cabeza y esas cosas son muy delicadas.
S: Eso les he dicho yo antes. Que de adolescente estaba acomplejada con éstas. -dijo señalándose las tetas- Pero que ahora estoy encantada.
I: Yo creo que no hay por qué preocuparse, Javi. Ella lo tiene bastante claro.
J: Ya, pero no puedo evitar pensar en si le puede dar por ahí.
S: Entonces, ¿es por eso por lo que no has hecho nada conmigo?
J: Sí.
S: Menos mal. Me estaba asustando, creía que era por mí.
I: ¿Cómo va a ser por ti?
S: Me ha rechazado ya varias veces. Y esta noche unas cuentas. Estaba empezando a pensar que no le parecía nada atractiva.
J: No, no es eso. Es por Elena. ¿Sabéis? Hemos hablado del tema y le pregunté que por qué era tan cortada con Mario y no quería hacer nada más. Ya sabes cómo se puso cuando Mario estaba... En fin, cuando la tocó sin que ella se diera cuenta.
I: Sí. Se molestó bastante.
J: Pues me dijo que sentía que me estaba engañando al dejar que otro le tocara y demás.
I: Uff... Javi, no me gusta por dónde va esto. Creo que deberías de hacer nada con más gente. Por eso que me acabas de decir y por lo que te está pasando con tu miedo, lo mejor es que estéis solos y evitéis esas situaciones.
S: Joder, Irene... Que seas tú quien le diga eso... Muy chunga tienes que ver la cosa...
I: No me gusta que puedan surgirles problemas. Les quiero a rabiar y para mí, que ellos estén bien es más importante que lo que yo quiera hacer con ellos. Me da igual quedarme sin eso, lo importante es que ellos sigan como han estado siempre.
J: Gracias, Irene.
I: Se lo comentaré a Mario para que sepa la situación.
S: ¿Dónde está?
I: Durmiendo.
S: ¿Tan reventado lo has dejado?
I: En realidad no. No hemos follado, hemos hecho el amor, como diría Elena, jejeje. Es que nos hemos puesto muy ñoños... Aun así, nos hemos corrido unas cuantas veces y Mario cuando se corre varias veces cae muerto.
S: ¿Por eso aguanta tanto la corrida?
I: Básicamente. Le empieza a entrar sueño y se queda empanado. Ahora se ha corrido tres veces y el pobre se ha quedado frito.
J: Yo también tengo sueño. Me voy ya a la cama.
I: Nosotras nos quedamos un poco más hablando. Que me tiene que contar el juego, que tengo ganas, jajaja.
S: Jajajaja. Buenas noches, Javi.
Me levanté y me fui, saliendo del salón.
-Espera, Javi -dijo Irene viniendo detrás de mí.
-Dime.
-Que no te preocupes tanto, de verdad. Ya verás como no pasa nada.
-Ya, ya. Me lo tomaré con calma, pero quiero hablarlo con ella.
-Vale, lo veo bien, es muy importante la comunicación -dijo mientras me daba un abrazo.
-Gracias por preocuparte.
-Te machacas mucho, Javi -dijo apretando el abrazo.
-Solo quiero que esto salga bien. La quiero como no he querido a nadie en mi vida.
-Y ella a ti -dijo acariciando mi cara y dándome un beso en la mejilla.
Nos dimos de nuevo las buenas noches y ella volvió al salón mientras que yo fui a dormir con Elena. Cuando llegué me senté en la cama y me quedé mirándola por la ligera luz que entraba de la calle. Estaba preciosa, como siempre, siguiendo en la misma postura en la que la había dejado. Me tumbé con cuidado y ella se movió, poniéndose de lado, aunque sin despertarse. Yo aproveché y la abracé por detrás, dándole un beso en la cabeza, durmiéndome rápidamente porque estaba cansado.