Keranos
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Capítulo 323
Al día siguiente me desperté solo en la cama. Ni siquiera me enteré de cuándo se fue Elena al trabajo. Ni siquiera sabía si se había despedido de mí con un beso. Así de taciturno me levanté para empezar un nuevo día, poniéndome a trabajar después de desayunar, como era costumbre. Tras unos minutos de ponerme a trabajar recibí una videollamada de Irene. Fue algo que me extrañó, ya que no solíamos hacer videollamadas de esa manera. Siempre que las hacíamos era cuando estábamos todos. Aun así, se la cogí, encontrándomela bastante despeinada y con los ojos muy entrecerrados e hinchados. Estaba muy mona.
-Buenos días, jajajaja -dije al encontrármela con esas pintas.
-Mmm... Buenos días.
-¿Qué pasa? ¿A qué viene esta videollamada?
-Yo que sé... Te quería llamar y le habré dado a otra cosa.
-Ah... Bueno. Estás muy guapa, jajajaja.
-Menos guasa, anda... Si es que hemos dormido superpoco.
-Ya, eso me imaginaba.
-Mario ha ido a trabajar. A ver cómo me viene luego...
-Seguro que no le importa con lo bien que se lo pasó anoche.
-No, desde luego que no.
-Te noto un poco ronca. ¿Puede ser? Jajajaja.
-Estás muy graciosillo, ¿eh?
-Si es que me hace gracia verte así.
-Pues sí, estoy ronca. Ayer fue una pasada. Hicimos un trio con Sofía. Que, por cierto, está aquí conmigo -dijo enfocándola.
-Buena noche os habéis pegado.
-Sí. Nena, despierta, que estoy en llamada con Javi -dijo zarandeándola un poco.
Pero Sofía no se acabó de despertar. Hizo un sonido extraño para saludar y se dio la vuelta para seguir durmiendo.
-Déjala que duerma, que seguro que lo necesita.
-Yo también lo necesito. Y más que nadie.
-¿Y eso?
-Ha sido una noche muy larga y muy movidita. Ya sabes cómo somos.
-Claro, pero, ¿qué hay de extra para que digas eso?
-¿Pues qué va a ser? Ayer era un día especial y tenía que hacerle un buen regalo a Mario.
-¿Qué le has regalado?
-Aparte de lo que visteis, pues ayer le dejé que me follara el culo.
-Ostia... ¿Sí?
-Sí. Mira que estaba cachonda perdida y así es más fácil, pues joder... Qué daño, tío...
-Si es que él lo tiene más complicado.
-Pues a ésta se la folla por ahí que no veas -dijo haciendo un gesto con la cabeza para señalar a Sofía.
-Ya, pero su culo no es como el tuyo.
-Me escuece aún.
-Normal.
-Llevó mucho cuidado y usamos cositas para hacerlo más fácil, pero es que... Pero bueno, anoche llegamos más lejos que nunca en sexo anal. Me metió la mitad según me dijeron los dos.
-No está nada mal. ¿Lo llegaste a disfrutar?
-Me quería morir. Pero lo hice por él. Hasta que ya no pude más y le pedí que parara.
-Yo creo que no deberías haberlo hecho si tanto te duele.
-Quería hacerle un regalito. Un día es un día
-Ya, pero yo que sé... Yo no me veo repitiendo con un dildo desde que Elena lo intentó, la verdad.
-Pues prueba con popper, jajaja.
-Jajajaja. ¿Qué dices? Anda...
-Te lo digo porque anoche yo tomé. ¿Por qué te crees que me pudo meter la mitad?
-¿Va en serio?
-Sí. No es para tanto si crees que...
-No, si un colega mío lo usó una vez.
-¿Y qué tal le fue? ¿Mejor que a mí?
-Pues ni idea. Lo hizo por hacer la gracia y estuvo un rato con nosotros, así que dudo que lo pudiera aprovechar. Además, era hetero.
-Pfff... Qué tontería.
-Pues sí. La verdad es que sí.
-Yo lo usé para poder disfrutar, pero es que...
-Hay que llevar cuidado con eso.
-Sí, con todo. Pero no te preocupes, no pasó nada.
-Vale, bien. Bueno... Si lo que buscas es darme envidia, lo siento, pero no lo has conseguido.
-¿No?
-Pues no, porque cuando llegamos, Elena pasó de largo y fuimos a un descampado y lo hicimos en el coche.
-¡Anda! ¿Y eso?
-Le apetecía mucho. Seguramente por ver cómo os estabais poniendo. Así que me llevó hasta allí y lo hicimos en plan tranquilo.
-¿Estaba cariñosa?
-Sí.
-¿Y por qué no fuisteis a casa? ¿O aquí en la nuestra?
-Porque hoy tenía que ir a trabajar y si nos quedamos con vosotros no sabemos cuándo acabamos. Luego tendríamos que volver y ducharnos... Pues no dormimos nada. Y en casa con su hermana le cuesta a veces.
-Pues os quedáis a dormir y os vais temprano, pero al menos dormís algo. Ya sabéis que esta casa también es vuestra.
-Ya, pero es que, si de normal Elena viene reventada, imagínate después de una noche así y sin dormir...
-Ah... Bueno, tampoco es que hubiéramos hecho mucho.
-¿Y eso?
-Pues estuvimos hablando las tres cuando os dejamos solos y dijo que le hubiera gustado hacer algo por Mario, como hizo por mí en su día cuando fue mi cumple. ¿Te acuerdas?
-Claro.
-Pues tenía algo en mente, pero al final nada. Dijo que no le apetecía mucho hacer eso por ti. Estando pachucho y tal no quiere hacer nada. Dice que quiere dejar de hacer todo esto y que prefiere hacer vida de pareja normal.
-Ah... -dije extrañado.
-Eso y también por el enfado que tenía.
-¿Enfado?
-Sí.
-¿Por qué?
-Eso ya no te lo puedo decir.
-¿Qué? ¿Por qué no?
-Pues porque no, Javi. Y no insistas, porque no voy a soltar palabra. Que te lo cuente ella.
-Pero...
-No.
-Joder, pues mejor no haberme dicho nada, ahora no voy a parar de darle vueltas.
-Pues le preguntas a ella.
-Ya...
-Y ahora por lo que te llamaba.
-¿Eh?
-Te llamo para preguntarte qué te pasa.
-¿Qué me pasa de qué?
Entonces noté movimiento, viendo como Irene miraba a su derecha, incorporándose Sofía para sumarse a la conversación.
S: Se refiere a la cara que traías.
J: ¿Qué cara?
I: Este chico es tonto. Javi, que no somos idiotas, joder.
J: No digo que lo seáis, pero no sé a qué os referís.
I: Nos referimos a la cara de mierda que traías, que parecía que ibas a un entierro en lugar de al cumpleaños de uno de tus mejores amigos.
J: Ni idea.
I: Me pones de los nervios cuando te pones en este plan.
S: A ver, tranquilos. Javi, se te notaba mucho. Además, Elena nos dijo algo cuando estuvimos las tres a solas. Algo de que fuisteis a ver a su madre y ella lo vio y luego Elena se fijó más y también se dio cuenta.
J: Joder... Ya le dije que no era nada. No sé por qué tanto hablar de ello.
S: Lo habla porque se preocupa de ti, Javi. ¿Por qué va a ser?
J: Si eso está muy bien, pero es que ya le he dicho que no me pasa nada.
I: Ella dice que te ve con expresión triste.
J: ¿Vosotras me veis así?
S: Yo ayer te noté raro. No eras el Javi de siempre.
I: Yo te noté muy raro también. Fue exactamente igual que la última vez que fuimos a vuestra casa a cenar. Y ahí no estabas malo por esto que te ha dado.
J: No sé...
I: Javi, no me toques los ovarios. Que cojo y me planto allí como el otro día.
J: Irene, te estoy diciendo que no sé lo que es. Yo me noto como siempre. No sé qué coño quieres que te diga.
I: Quiero que me digas lo que te pasa. No me parece normal ese cambio que ha pegado tu cara y tu expresión. ¿Os pasa algo a Elena y a ti?
J: Que yo sepa, no. Lo mismo sabes tú más que yo por eso de que Elena está enfada.
I: Eres tonto, tío. ¿Le pregunto a Elena directamente a ver si me lo contáis de una vez?
J: Haz lo que quieras, Irene. Yo ya te he dicho que no me pasa nada. Le he dicho lo mismo a Elena y a su madre.
S: Bueno, ya está bien. Calmaos los dos. Irene, si dice que no le pasa nada, pues será eso. Creo que confía mucho en ti como para contarte lo que le pudiera pasar, ¿no?
I: Pues no lo sé, porque se hace mucho de rogar.
J: Lo que me pasa es que echo de menos estar allí.
S: ¿Eso es? ¿Por eso estás así?
J: Pues sí. Echo de menos a mi madre, a vosotros, a mi casa, a mi ciudad. Aquí no conozco a nadie y como Elena trabaja tanto, pues me siento un poco solo.
S: ¿Y a ella no le pasa?
J: Supongo que no, porque está todo el día con gente en su trabajo.
I: Y con su amiguita del alma.
J: También.
S: Ah, la que me contaste, ¿no?
I: Sí, hija.
J: Ya está más tranquila. Y menos mal.
I: ¿Menos mal por qué?
J: ¿Te parece poco todo lo que ha hecho? Pues menos mal que ya no le da por meterse en mi vida. Se agradece.
S: Pues no sé, Javi. ¿Has hablado de esto con Elena?
J: Bah... ¿Para qué? ¿Para hacerla sentir mal? Paso.
I: A ver, es que es delicado. Si te sientes así es un problema. Eso está claro. Pero el problema en realidad es que no se puede hacer mucho al respecto. Quiero decir, ¿vas a estar todos los días viniendo aquí y yendo allí de vuelta? No tiene sentido.
J: Ya. Pensaba que sería todo diferente. Yo no tenía nada que me atara a mi ciudad, porque con el trabajo que tengo me podía permitir venirme aquí a vivir. Pero veo que me equivocaba. Echo de menos muchas cosas.
S: Qué putada...
I: Y pensar que tú rechazaste el ascenso por ella para que no estuviera así y ahora el que se encuentra en esa situación eres tú...
S: ¿Cómo? ¿Qué ascenso?
J: Tienes la lengua muy larga, Irene.
I: ¿Qué más da? A estas alturas...
J: No quería contártelo por si te sentaba mal, Sofía.
S: ¿Contarme el qué?
I: A Javi le propusieron un ascenso cuando vino del viaje en el que os conocisteis.
S: ¿En serio?
J: Sí. Dijeron que estaban sorprendidos con mi trabajo y más aun teniendo en cuenta lo joven que era, por eso decidieron apostar por mí. Que si me veían mucha proyección y tal. Y como nuestro jefe de departamento se fue del periódico, pues necesitaban a alguien.
S: Fue exactamente lo que me dijeron a mí.
I: Y Javi lo rechazó por Elena. Porque se puso muy mal al estar esas semanas separada de él. Con eso de que tenía que viajar tanto, estarían mucho tiempo separados y sin verse. Y a Javi no le gustó nada ver así a Elena.
S: Ya, si cogió un vuelo el día de antes de que regresáramos. ¿Esa era la emergencia que me dijiste?
J: Sí. Elena estaba muy mal.
I: Pasó la noche con nosotros de hecho porque bueno... Da igual. El caso es que no lo pudo soportar.
S: Pues eso es muy bonito, Javi. No cualquiera hace eso.
I: Javi, ¿de verdad es eso lo que te pasa?
J: No hay nada más -mentí.
I: Bueno. Espero que sea así. Creía que era algo grave. Esa cara que tienes no es normal.
S: Pues será eso. Y ahora con lo que le ha pasado, pues tiene peor cara. A ver si la cosa va a mejor. Tenemos que ir a verlo más. Y anímate a conocer gente por ahí.
J: Ya. Tengo que salir a distraerme un poco.
I: Javi, cuídate. Porfa.
J: Vale. Luego hablamos.
Ambas se despidieron de mí diciéndome que me querían y que me irían llamando para ver cómo me encontraba de estado de ánimo.
Al día siguiente me desperté solo en la cama. Ni siquiera me enteré de cuándo se fue Elena al trabajo. Ni siquiera sabía si se había despedido de mí con un beso. Así de taciturno me levanté para empezar un nuevo día, poniéndome a trabajar después de desayunar, como era costumbre. Tras unos minutos de ponerme a trabajar recibí una videollamada de Irene. Fue algo que me extrañó, ya que no solíamos hacer videollamadas de esa manera. Siempre que las hacíamos era cuando estábamos todos. Aun así, se la cogí, encontrándomela bastante despeinada y con los ojos muy entrecerrados e hinchados. Estaba muy mona.
-Buenos días, jajajaja -dije al encontrármela con esas pintas.
-Mmm... Buenos días.
-¿Qué pasa? ¿A qué viene esta videollamada?
-Yo que sé... Te quería llamar y le habré dado a otra cosa.
-Ah... Bueno. Estás muy guapa, jajajaja.
-Menos guasa, anda... Si es que hemos dormido superpoco.
-Ya, eso me imaginaba.
-Mario ha ido a trabajar. A ver cómo me viene luego...
-Seguro que no le importa con lo bien que se lo pasó anoche.
-No, desde luego que no.
-Te noto un poco ronca. ¿Puede ser? Jajajaja.
-Estás muy graciosillo, ¿eh?
-Si es que me hace gracia verte así.
-Pues sí, estoy ronca. Ayer fue una pasada. Hicimos un trio con Sofía. Que, por cierto, está aquí conmigo -dijo enfocándola.
-Buena noche os habéis pegado.
-Sí. Nena, despierta, que estoy en llamada con Javi -dijo zarandeándola un poco.
Pero Sofía no se acabó de despertar. Hizo un sonido extraño para saludar y se dio la vuelta para seguir durmiendo.
-Déjala que duerma, que seguro que lo necesita.
-Yo también lo necesito. Y más que nadie.
-¿Y eso?
-Ha sido una noche muy larga y muy movidita. Ya sabes cómo somos.
-Claro, pero, ¿qué hay de extra para que digas eso?
-¿Pues qué va a ser? Ayer era un día especial y tenía que hacerle un buen regalo a Mario.
-¿Qué le has regalado?
-Aparte de lo que visteis, pues ayer le dejé que me follara el culo.
-Ostia... ¿Sí?
-Sí. Mira que estaba cachonda perdida y así es más fácil, pues joder... Qué daño, tío...
-Si es que él lo tiene más complicado.
-Pues a ésta se la folla por ahí que no veas -dijo haciendo un gesto con la cabeza para señalar a Sofía.
-Ya, pero su culo no es como el tuyo.
-Me escuece aún.
-Normal.
-Llevó mucho cuidado y usamos cositas para hacerlo más fácil, pero es que... Pero bueno, anoche llegamos más lejos que nunca en sexo anal. Me metió la mitad según me dijeron los dos.
-No está nada mal. ¿Lo llegaste a disfrutar?
-Me quería morir. Pero lo hice por él. Hasta que ya no pude más y le pedí que parara.
-Yo creo que no deberías haberlo hecho si tanto te duele.
-Quería hacerle un regalito. Un día es un día
-Ya, pero yo que sé... Yo no me veo repitiendo con un dildo desde que Elena lo intentó, la verdad.
-Pues prueba con popper, jajaja.
-Jajajaja. ¿Qué dices? Anda...
-Te lo digo porque anoche yo tomé. ¿Por qué te crees que me pudo meter la mitad?
-¿Va en serio?
-Sí. No es para tanto si crees que...
-No, si un colega mío lo usó una vez.
-¿Y qué tal le fue? ¿Mejor que a mí?
-Pues ni idea. Lo hizo por hacer la gracia y estuvo un rato con nosotros, así que dudo que lo pudiera aprovechar. Además, era hetero.
-Pfff... Qué tontería.
-Pues sí. La verdad es que sí.
-Yo lo usé para poder disfrutar, pero es que...
-Hay que llevar cuidado con eso.
-Sí, con todo. Pero no te preocupes, no pasó nada.
-Vale, bien. Bueno... Si lo que buscas es darme envidia, lo siento, pero no lo has conseguido.
-¿No?
-Pues no, porque cuando llegamos, Elena pasó de largo y fuimos a un descampado y lo hicimos en el coche.
-¡Anda! ¿Y eso?
-Le apetecía mucho. Seguramente por ver cómo os estabais poniendo. Así que me llevó hasta allí y lo hicimos en plan tranquilo.
-¿Estaba cariñosa?
-Sí.
-¿Y por qué no fuisteis a casa? ¿O aquí en la nuestra?
-Porque hoy tenía que ir a trabajar y si nos quedamos con vosotros no sabemos cuándo acabamos. Luego tendríamos que volver y ducharnos... Pues no dormimos nada. Y en casa con su hermana le cuesta a veces.
-Pues os quedáis a dormir y os vais temprano, pero al menos dormís algo. Ya sabéis que esta casa también es vuestra.
-Ya, pero es que, si de normal Elena viene reventada, imagínate después de una noche así y sin dormir...
-Ah... Bueno, tampoco es que hubiéramos hecho mucho.
-¿Y eso?
-Pues estuvimos hablando las tres cuando os dejamos solos y dijo que le hubiera gustado hacer algo por Mario, como hizo por mí en su día cuando fue mi cumple. ¿Te acuerdas?
-Claro.
-Pues tenía algo en mente, pero al final nada. Dijo que no le apetecía mucho hacer eso por ti. Estando pachucho y tal no quiere hacer nada. Dice que quiere dejar de hacer todo esto y que prefiere hacer vida de pareja normal.
-Ah... -dije extrañado.
-Eso y también por el enfado que tenía.
-¿Enfado?
-Sí.
-¿Por qué?
-Eso ya no te lo puedo decir.
-¿Qué? ¿Por qué no?
-Pues porque no, Javi. Y no insistas, porque no voy a soltar palabra. Que te lo cuente ella.
-Pero...
-No.
-Joder, pues mejor no haberme dicho nada, ahora no voy a parar de darle vueltas.
-Pues le preguntas a ella.
-Ya...
-Y ahora por lo que te llamaba.
-¿Eh?
-Te llamo para preguntarte qué te pasa.
-¿Qué me pasa de qué?
Entonces noté movimiento, viendo como Irene miraba a su derecha, incorporándose Sofía para sumarse a la conversación.
S: Se refiere a la cara que traías.
J: ¿Qué cara?
I: Este chico es tonto. Javi, que no somos idiotas, joder.
J: No digo que lo seáis, pero no sé a qué os referís.
I: Nos referimos a la cara de mierda que traías, que parecía que ibas a un entierro en lugar de al cumpleaños de uno de tus mejores amigos.
J: Ni idea.
I: Me pones de los nervios cuando te pones en este plan.
S: A ver, tranquilos. Javi, se te notaba mucho. Además, Elena nos dijo algo cuando estuvimos las tres a solas. Algo de que fuisteis a ver a su madre y ella lo vio y luego Elena se fijó más y también se dio cuenta.
J: Joder... Ya le dije que no era nada. No sé por qué tanto hablar de ello.
S: Lo habla porque se preocupa de ti, Javi. ¿Por qué va a ser?
J: Si eso está muy bien, pero es que ya le he dicho que no me pasa nada.
I: Ella dice que te ve con expresión triste.
J: ¿Vosotras me veis así?
S: Yo ayer te noté raro. No eras el Javi de siempre.
I: Yo te noté muy raro también. Fue exactamente igual que la última vez que fuimos a vuestra casa a cenar. Y ahí no estabas malo por esto que te ha dado.
J: No sé...
I: Javi, no me toques los ovarios. Que cojo y me planto allí como el otro día.
J: Irene, te estoy diciendo que no sé lo que es. Yo me noto como siempre. No sé qué coño quieres que te diga.
I: Quiero que me digas lo que te pasa. No me parece normal ese cambio que ha pegado tu cara y tu expresión. ¿Os pasa algo a Elena y a ti?
J: Que yo sepa, no. Lo mismo sabes tú más que yo por eso de que Elena está enfada.
I: Eres tonto, tío. ¿Le pregunto a Elena directamente a ver si me lo contáis de una vez?
J: Haz lo que quieras, Irene. Yo ya te he dicho que no me pasa nada. Le he dicho lo mismo a Elena y a su madre.
S: Bueno, ya está bien. Calmaos los dos. Irene, si dice que no le pasa nada, pues será eso. Creo que confía mucho en ti como para contarte lo que le pudiera pasar, ¿no?
I: Pues no lo sé, porque se hace mucho de rogar.
J: Lo que me pasa es que echo de menos estar allí.
S: ¿Eso es? ¿Por eso estás así?
J: Pues sí. Echo de menos a mi madre, a vosotros, a mi casa, a mi ciudad. Aquí no conozco a nadie y como Elena trabaja tanto, pues me siento un poco solo.
S: ¿Y a ella no le pasa?
J: Supongo que no, porque está todo el día con gente en su trabajo.
I: Y con su amiguita del alma.
J: También.
S: Ah, la que me contaste, ¿no?
I: Sí, hija.
J: Ya está más tranquila. Y menos mal.
I: ¿Menos mal por qué?
J: ¿Te parece poco todo lo que ha hecho? Pues menos mal que ya no le da por meterse en mi vida. Se agradece.
S: Pues no sé, Javi. ¿Has hablado de esto con Elena?
J: Bah... ¿Para qué? ¿Para hacerla sentir mal? Paso.
I: A ver, es que es delicado. Si te sientes así es un problema. Eso está claro. Pero el problema en realidad es que no se puede hacer mucho al respecto. Quiero decir, ¿vas a estar todos los días viniendo aquí y yendo allí de vuelta? No tiene sentido.
J: Ya. Pensaba que sería todo diferente. Yo no tenía nada que me atara a mi ciudad, porque con el trabajo que tengo me podía permitir venirme aquí a vivir. Pero veo que me equivocaba. Echo de menos muchas cosas.
S: Qué putada...
I: Y pensar que tú rechazaste el ascenso por ella para que no estuviera así y ahora el que se encuentra en esa situación eres tú...
S: ¿Cómo? ¿Qué ascenso?
J: Tienes la lengua muy larga, Irene.
I: ¿Qué más da? A estas alturas...
J: No quería contártelo por si te sentaba mal, Sofía.
S: ¿Contarme el qué?
I: A Javi le propusieron un ascenso cuando vino del viaje en el que os conocisteis.
S: ¿En serio?
J: Sí. Dijeron que estaban sorprendidos con mi trabajo y más aun teniendo en cuenta lo joven que era, por eso decidieron apostar por mí. Que si me veían mucha proyección y tal. Y como nuestro jefe de departamento se fue del periódico, pues necesitaban a alguien.
S: Fue exactamente lo que me dijeron a mí.
I: Y Javi lo rechazó por Elena. Porque se puso muy mal al estar esas semanas separada de él. Con eso de que tenía que viajar tanto, estarían mucho tiempo separados y sin verse. Y a Javi no le gustó nada ver así a Elena.
S: Ya, si cogió un vuelo el día de antes de que regresáramos. ¿Esa era la emergencia que me dijiste?
J: Sí. Elena estaba muy mal.
I: Pasó la noche con nosotros de hecho porque bueno... Da igual. El caso es que no lo pudo soportar.
S: Pues eso es muy bonito, Javi. No cualquiera hace eso.
I: Javi, ¿de verdad es eso lo que te pasa?
J: No hay nada más -mentí.
I: Bueno. Espero que sea así. Creía que era algo grave. Esa cara que tienes no es normal.
S: Pues será eso. Y ahora con lo que le ha pasado, pues tiene peor cara. A ver si la cosa va a mejor. Tenemos que ir a verlo más. Y anímate a conocer gente por ahí.
J: Ya. Tengo que salir a distraerme un poco.
I: Javi, cuídate. Porfa.
J: Vale. Luego hablamos.
Ambas se despidieron de mí diciéndome que me querían y que me irían llamando para ver cómo me encontraba de estado de ánimo.