Reencuentro con Elena

No son las mismas personas. Ella esta resentida y él es una bola de fuego. La relación nunca será igual. Lo bueno es que Javi ha madurado un poquito... solo un poquito.

Sin duda la historia esta llegando a su conclusión.

Besitos @Keranos , eres muy constante. Una virtud .
Me sumo a las felicitaciones por la constancia y añadiría la tenacidad, y desarrolladas de forma altruista y generosa, sin esperar nada a cambio. Eso merece nuestro reconocimiento, sin duda.
 
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Me ha parecido algo patética esta confesión de Elena, vivió estos quince meses a las sombras de Javier, demasiado atenta al desarrollo de su vida amorosa, una verdadera decepción la ausencia de amor propio, para nada se ajusta a la personalidad y carácter que le conocimos antes de la ruptura.

Ser testigos de la montaña rusa que significó esta experiencia junto a Javier, nos dio el suficiente conocimiento de su evolución personal lo que sirvió para intentar entenderlo, y algunas (muchas) veces excusarlo, situación muy diferente a Elena, donde deliberadamente se ha dejado de profundizar en su vida, dando un tratamiento muy superficial a lo que sucedió en sus últimos 16 a 18 meses, desde unos tres meses antes del quiebre, no sé. me ha quedado la sensación de una apresurada forma de acomodar las piezas para acercar el final.

Entiendo el alcance autobiográfico de esta historia post COVID, tan actual que ya nos acercamos al presente de la vida del autor, sin duda, un arriesgado juego, considerando las confesiones vertidas en el relato, algo que me hace pensar que la ficción tuvo un gran porcentaje de participación en muchos pasajes, particularmente el relacionado con Mariela.
 
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Capítulo 819

Por la mañana, me desperté temprano, como siempre, aunque aquella noche dormí bastante bien. Como para no teniéndola así a mi lado, aunque era un poco raro con el enfado que habíamos tenido, pero la verdad es que esas últimas horas con ella habían sido buenas. Ella también se despertó cuando miré que hora era.

Me dijo que tenía que irse, porque tenía que trabajar y se quería pasar por casa para darse una ducha. Así que se vistió rápido, pasando por el baño brevemente y la acompañé a la puerta, donde me ofrecí a llevarla, pero no hacía falta, porque había venido con su coche, que estaba aparcado bastante cerca esta vez. Me despedí de ella diciéndole que me había gustado hablar con ella y que hubiera pasado la noche allí conmigo.

Ella también me dijo que había estado muy bien, dándome un abrazo, siguiendo bastante ñoña. Me comentó que le gustaría que pasáramos el fin de semana juntos, pero esta vez solos, en su casa. No puse ninguna pega. De hecho, le dije que estaría muy bien, por lo que quedamos en eso, en que el sábado iría a su casa para que pudiéramos pasar el fin de semana juntos.

Ya en el gimnasio, sí que pensé un poco en lo ocurrido la noche anterior, y no era en lo que pasó en la cama, sino en la conversación que tuvimos antes de acabar allí. Me resultaba algo muy delicado, porque veía en ella unos celos muy fuertes, más de los que solía tener cuando éramos pareja hacía más de un año.

Aquello me daba que pensar, porque había tenido reacciones muy extremas con amigas, sin tener yo planeado hacer nada de nada. Si se ponía así con algo tan simple como eso, no quería pensar qué podría pasar en otras circunstancias.

Le atormentaba mucho que me hubiera visto con más chicas en los meses en los que estuvimos separados, y lo entendía, pero también pensaba que era algo inevitable, especialmente habiendo tantos meses de por medio desde que nos separamos y nos volvimos a reencontrar. No sabía muy bien qué hacer para ayudar en ese aspecto, porque la reacción que tuvo en presencia de nuestros amigos no me gustó nada y era algo que no quería que volviera a pasar.

El viernes, ya más tranquilo cuando regresé de trabajar por la tarde, hablé con Ángela, con Irene y también con Sofía, ya que me habían preguntado, para comentarles que Elena se había pasado la noche anterior por casa y que habíamos estado hablando y demás. Todas se interesaron mucho por lo que ocurrió, por lo que les estuve contando.

A las tres les pareció algo delicado, no pillándoles de nuevas tampoco, porque la conocían, ya fuera en mayor o en menor medida, pero lo suficiente como para saber que era una chica celosa. Y por lo que me decían, aunque también lo notaba yo, la cosa había ido a peor en ese aspecto, porque no les parecía muy normal que se preocupara de que me hubiera acostado con una o con otra en los meses en los que no nos veíamos.

Ángela fue la que me dio una opinión más fundamentada al decirme que pensaba que se comportaba así porque tal vez Elena creía que al haberme visto con tantas chicas, ella podía quedar un poco atrás en el tema cama y que por eso la tentación para mí de verme con otras era mucho mayor. Veía lógico lo que me decía, pero también le expliqué que no me había parado a pensar en algo así y que disfrutaba bastante con ella.

Ángela me dijo que no dudaba de lo que le decía, pero también me recordó que no hacía mucho me andaba quejando porque Elena y yo no conectábamos como antes en la cama a mi parecer, cosa que me dejó tan descolocado como pensativo, porque es verdad que pensaba eso.

Le comenté que tal vez dije aquello porque andaba algo molesto con ella, pero la verdad es que me gustaba cuando me iba con ella a la cama, aunque sí que era notable la brevedad del momento en cuestión. De hecho, le comenté por encima lo ocurrido la pasada noche, donde tuvo lugar un momento así, aunque lo disfruté bastante.

Ángela reía al ver cómo nos peleábamos y luego acabábamos así, pero se alegraba de que la cosa se recondujera al final. Aunque sí me dijo que prestara atención a sus celos y que buscáramos ayuda si la cosa iba a peor. Le di las gracias por el consejo, pero es que como Elena no había dicho nada aún respecto a lo que éramos, pues no sabía cómo podría decirle eso llegado el momento.

Le comenté que me dijo que me quería, pero no sabía si estaba dando el paso del todo. Obviamente era algo importante que volviera a decir eso, pero tampoco hizo más referencia a qué pasaba entre nosotros.

Ángela me pidió algo más de paciencia, poniéndome como ejemplo que había dado un gran paso al decirme esas palabras y que estaba segura de que al final sería ella misma la que me dijera qué pasaba entre nosotros, pero que tenía que ser comprensivo con ese problema de celos que tenía, aunque yo no le diera motivos para que los tuviera, pero sabía de sobra que cuanto más le mencionara el asunto, peor iba a ser, porque se lo podía tomar como algo a lo que estar pendiente en todo momento y eso le podría crear una obsesión o algo parecido. Acabó por aconsejarme que tuviera cuidado con ese tema y que fuera compresible y flexible, pero que no dudara en pedir ayuda si veía que la necesitábamos.

También hablé con Elena precisamente, porque estuvimos concretando para quedar al día siguiente. Quedamos en que iría a media mañana, por lo que podía seguir con mi rutina de hacer ejercicio sin problema. Lo que no me esperaba era toparme con Natalia allí, la chica que conocí en el anterior gimnasio al que iba y con la que tuve bastante tonteo.

Estaba igual salvo por un detalle, ahora no era rubia, sino que tenía el pelo tintado con un naranja muy intenso, y también tenía más tatuajes, aunque los suyos eran todos en negro a diferencia de los míos. Me saludó como si tal cosa, acercándose a mí por detrás y dándome unos toquecitos en el hombro, de ahí mi sorpresa.

Me dio dos besos pese a estar yo bastante sudado y me preguntó qué tal estaba y cómo me iba. Le conté un poco por encima, haciendo lo propio con ella mientras la observaba, viendo que estaba tal cual la vi por última vez, aunque notaba algo raro en ella además de su pelo, pero no daba con qué.

Fue ella misma la que despejaría esa duda una vez me dijera que estaba bien, porque me preguntó si le notaba algo diferente además de su pelo, y le dije que sí, pero que no caía en qué. Según me contó, se había operado los pechos, pero no para ponerse o quitarse, sino para recolocarlos, ya que tenía las tetas caídas, como yo ya sabía de cuando nos veíamos meses atrás.

De ahí notar algo raro en ella, pero no saber el qué, porque de normal, llevaba las tetas bien sujetas con esos tops que se ponía, pero es verdad que fijándome más se podía notar que las tenía más subidas. Le dije sí que lo notaba ahora, echándose ella a reír y diciéndome que cuando quisiera que podía verlas, cosa que hizo que pusiera cara de sorpresa, preguntándole si ya no tenía novio para decirme aquello.

Al parecer se dieron un tiempo por los celos de ambos, porque estaban llegando a un punto muy tóxico y con el pasar de las semanas la cosa se fue enfriando y tras valorarlo, decidieron dejarlo, aunque me contó que se veían de vez en cuando, sobre todo cuando salían por la noche o en el gimnasio y que al final no era raro que terminaran follando.

Me hacía gracia cómo me lo contaba, por eso sonreía y también reía por momentos, pasando ella a contarme que al final el tema de las clases que daba en el gimnasio en el que la conocí había ido a peor. Tan a peor que acabaron suspendiéndolas y que se había quedado sin ese trabajo, pero que había encontrado uno en este gimnasio en el que nos encontrábamos y que estaba muy contenta con ello, porque aquí sí que tenía mucha más gente y podía impartir otras modalidades.

Me preguntó cuánto llevaba yendo por ahí y la verdad es que llevaba ya yendo un tiempo, sorprendiéndole a ella, pues llevaba ya un par de meses en él y no me había visto nunca. Le comenté que de normal iba muy temprano, siendo ese el motivo de no vernos, pues según me contó, sus clases no se daban tan temprano y como yo no iba más que ese rato que iba por la mañana, pues no podíamos coincidir, aunque ella sí que madrugó ese día para ir.

Nos acabamos despidiendo, pues yo ya estaba acabando mi sesión, aunque ella me dijo que me podía quedar más si quería, que ya me dejaba tranquilo, pero la verdad es que como había quedado con Elena, quería ir yendo a casa para prepararme, porque no había preparado nada de ropa para pasar allí el fin de semana.

Así que dejé ahí la conversación y la sesión de ejercicio, diciéndome ella que ya nos veríamos, con una buena sonrisa y con una mirada bastante poderosa provenientes de esos ojazos azules que tenía. No pude evitar resoplar cuando salí de allí, porque esta chica era de armas tomar.

Estaba bien buena y tenía un carácter fuerte, como recordé en la ducha por experiencias previas con ella, aunque no acabé masturbándome, pero una fuerte erección tampoco pude evitar tener. Desayuné tranquilamente y preparé algo de ropa, echándola en una mochila, porque iba bastante bien de tiempo y me puse en camino para ir a casa de Elena, no sin antes coger unos cuantos condones, ya que pensaba que los necesitaríamos viendo lo bien que fue la noche del jueves.

En cuanto llegué, Elena me abrió la puerta sin hacerme esperar. Me encantó cómo me recibió, con una sonrisa enorme, dándome un beso en la mejilla, diciéndome que olía muy bien y acompañándome al salón poniendo una mano en mi espalda. Allí estuvimos charlando un poco, preguntándome ella qué había de nuevo en el trabajo, cosa que me gustó, porque mostraba mucho más interés del que había mostrado semanas atrás.

Yo también me interesé por el suyo, contándome ella que la cosa iba bien y que por suerte no había entrado tanta cosa últimamente como para tener que ir también en fin de semana a la oficina, cosa que le tocaba hacer de vez en cuando. Me estuvo contando detalles de un proyecto que tenía entre manos y luego nos quedamos viendo un poco la tele, estando ella bastante somnolienta.

De hecho, se quedó reposando sobre mi brazo y acabó dando una cabezadita. Yo estaba bastante cómodo y encantado de estar así con ella, pero el recuerdo de haber visto a Natalia hacía poco más de una hora cruzó mi cabeza.

Y no el de que estaba soltera, o el de quedar para vernos precisamente, porque lo que más me llamó la atención fue el hecho de que se separara de su novio por temas de celos. Yo ya sabía de esos problemas, por cosas que pasaron con ella, como esos mensajes que intercambiábamos para hablar de cosas del gimnasio, sus clases o de Lola, la amiga que teníamos en común, pero es que había mucho tonteo en lo que nos decíamos sin importar en realidad el tema.

Y ella me acabó diciendo que era mejor borrar toda la conversación por si su novio la veía, como también me contó algún que otro problema sin entrar mucho en detalle. Y ahora resultaba que lo habían dejado por los celos. Era imposible no pensar en Elena y en los suyos, especialmente cuando veníamos de una situación en donde habían sido protagonistas. Solo rondaba mi cabeza la posibilidad de que esos celos fueran a peor y que no pudiéramos sobrellevarlos y nos pasara lo mismo que a Natalia y a su novio, aunque Elena y yo lo éramos pareja siquiera aún, porque ella necesitaba pensarlo.
 
Habla con una chica y automáticamente se empalma y se queda resoplando y quiere que no sea celosa?

Javi es instinto con patas, no puede controlar nada, será fiel con Elena en actos, pero en pensamientos ya se ve que no. Y al menos esta vez no estuvo de tonteo como con Ángela.
 
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No recuerdo cómo eran aquellos juegos entre Javier, Elena, Irene y Mario ¿Eran todos con todos o cómo funcionaba eso?
 
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No recuerdo cómo eran aquellos juegos entre Javier, Elena, Irene y Mario ¿Eran todos con todos o cómo funcionaba eso?
Según recuerdo, Elena no quería saber nada de Javi probando siquiera algo con otra (sólo lo dejaba hacer cosas con Mario :LOL:), y Elena tampoco se dejaba hacer nada hetero, sólo con chicas.

Es por eso que Irene se destapó como lo que realmente era al meterse con Javi, una puñalera.
 
Según recuerdo, Elena no quería saber nada de Javi probando siquiera algo con otra (sólo lo dejaba hacer cosas con Mario :LOL:), y Elena tampoco se dejaba hacer nada hetero, sólo con chicas.

Es por eso que Irene se destapó como lo que realmente era al meterse con Javi, una puñalera.
Gracias por la aclaración.
 
Esto va tomando una peligrosa nueva dinámica, peligrosa para Elena, si no me equivoco, Natalia es la única mujer de este relato que se le ha escapado a Javier, en su momento usando a su amiga Lola intentó involucrarla en un trío, pero al final Natalia prefirió hacerlo con su novio y Lola, la mayor derrota en la historia de Javierman.

Da la impresión que esta extrema vulnerabilidad de Elena terminará teniendo un efecto desastroso en la estabilidad de una posible relación con Javier, celos que en el pasado fueron asimilados con una predisposición que su ex, curiosamente ya no presenta, hecho que en parte se explica porque se han intensificado a un grado que bordea lo clínico, y además que ahora Javier se presenta cada vez menos tolerante a ciertas actitudes de ella.

No me genera mucha esperanza este reencuentro, si como lectores la incertidumbre se acrecienta en cada interacción de Javier con alguna amiga, es comprensible que para Elena sea infinitamente más difícil, y siendo más justos y menos ingenuos, es que tampoco Elena aporta mucho manteniendo en su círculo más cercano a dos declarados y enamorados pretendientes, como Alberto y David, y suponiendo que la regla más común que suele cumplirse entre los infieles es, quién más cela es quién más engaña, nada bueno se espera.

La dinámica sexual era de swingers en el grupo de los cinco, J-E-M-I-S, con una diferenciación en sus interacciones, M-I-S eran sín límites entre ellos, sin necesidad de ser presenciales, lo contrario a J-E, y aunque permitían algún tonteo entre E-I-S, eran exclusivos entre ellos, sin permitir intimidad con M, algo que J evidentemente deseaba y E se negaba. Un deseo que según lo confesado por Elena, de no ocurrir el quiebre, pudo cumplirse para el cumpleaños de Javier.
 
Esto va tomando una peligrosa nueva dinámica, peligrosa para Elena, si no me equivoco, Natalia es la única mujer de este relato que se le ha escapado a Javier, en su momento usando a su amiga Lola intentó involucrarla en un trío, pero al final Natalia prefirió hacerlo con su novio y Lola, la mayor derrota en la historia de Javierman.

Da la impresión que esta extrema vulnerabilidad de Elena terminará teniendo un efecto desastroso en la estabilidad de una posible relación con Javier, celos que en el pasado fueron asimilados con una predisposición que su ex, curiosamente ya no presenta, hecho que en parte se explica porque se han intensificado a un grado que bordea lo clínico, y además que ahora Javier se presenta cada vez menos tolerante a ciertas actitudes de ella.

No me genera mucha esperanza este reencuentro, si como lectores la incertidumbre se acrecienta en cada interacción de Javier con alguna amiga, es comprensible que para Elena sea infinitamente más difícil, y siendo más justos y menos ingenuos, es que tampoco Elena aporta mucho manteniendo en su círculo más cercano a dos declarados y enamorados pretendientes, como Alberto y David, y suponiendo que la regla más común que suele cumplirse entre los infieles es, quién más cela es quién más engaña, nada bueno se espera.

La dinámica sexual era de swingers en el grupo de los cinco, J-E-M-I-S, con una diferenciación en sus interacciones, M-I-S eran sín límites entre ellos, sin necesidad de ser presenciales, lo contrario a J-E, y aunque permitían algún tonteo entre E-I-S, eran exclusivos entre ellos, sin permitir intimidad con M, algo que J evidentemente deseaba y E se negaba. Un deseo que según lo confesado por Elena, de no ocurrir el quiebre, pudo cumplirse para el cumpleaños de Javier.
Muchas gracias, es admirable tu dominio del relato, no solo por recordar cosas sucedidas hace muchos capítulos, sino también por comprender tan bien el "mar de fondo" de la historia y el carácter de los personajes.
 
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