Reencuentro con Elena

A solicitud del gran Carlos. ;)

La dinámica sexual era de swingers en el grupo de los cinco, Javier, Elena, Mario, Irene y Sofía, con una diferenciación en sus interacciones, las de Mario. Irene y Sofía eran sín límites entre ellos, sin necesidad de ser presenciales, lo contrario a Javier y Elena, que aunque se permitían algún tonteo entre Elena, Irene y Sofía, eran exclusivos entre ellos, sin permitir intimidad entre Elena y Mario, algo que Javier evidentemente deseaba y Elena se negaba. Un deseo que según lo confesado por ella, de no ocurrir el quiebre, pudo cumplirse para el cumpleaños de Javier.
 
Capítulo 820

Necesitaba pensarlo, pero estábamos en un momento muy dulce, el que más desde que nos habíamos vuelto a ver, aunque también es cierto que llevábamos unas cuantas discusiones para lo poco que nos habíamos visto. Incluso se me hacía que habíamos discutido más en estas pocas semanas que en todo lo que estuvimos de pareja, pero me quedaba bastante con lo ocurrido el jueves por la noche, con ella estando tan cariñosa y tan pegada a mí.

Justo como sentí que estaba también ese día al recibirme como lo hizo, teniendo una sonrisa radiante y ahora quedándose dormida sobre mí. Tan solo fueron unos diez minutos los que estuvo durmiendo mientras yo la miraba, sin prestar nada de atención a la televisión. Lo único que hacía era observarla y acariciarle la cara y de pronto se despertó, mirándome algo desorientada, pero sonriendo una vez espabiló. Se desperezó y se abrazó a mí para quedar más cómoda y preguntarme cuánto había dormido.

Le sorprendió bastante la brevedad de su siesta, contándome que había dormido un poco mal. Me dijo que no sabía por qué cuando le pregunté el motivo de aquello, aunque eso era lo de menos, porque teníamos todo el día para descansar, pero ella no se lo quería tomar así, porque se incorporó y se puso sobre mí, sorprendiéndome bastante al sentarse sobre mis muslos, muy por la parte de arriba al pasar una pierna a cada lado de mi cuerpo.

Instintivamente puse mis manos sobre mi culo, aunque no le importó, porque no se le borró esa media sonrisa que tenía antes de hacerlo. Acercó su cara mucho a la mía y frotó su nariz con la mía para luego darme un pico. No salía de mi asombro con ella teniendo en cuenta su comportamiento desde que nos habíamos vuelto a ver, pero parecía que la última bronca que tuvimos se la había tomado en serio como para ahora estar así. Y me encantaba, tanto que fui yo el que la buscó para darnos otro pico.

Pico que dio lugar a un beso más intenso. No tardó en empezar a ponérseme dura con esos gestos de cariño que estábamos teniendo, con su olor y con esos besos que nos estábamos dando. También metí mis manos por dentro de su sudadera, acariciando su espalda desnuda y luego bajando para meterlas por dentro de sus leggings y braguitas, acariciando sus nalgas con suavidad al principio y con más intensidad progresivamente, haciendo presión para estimular mi erección.

Me pidió parar un poco entre risas, rogándole yo que no me dejara así, pero ella dijo que no iba a ser mala y que lo quería era pasar a la habitación para estar más cómodos. Así que me levanté del sofá, con ella colgando de mi cuerpo, pero la acomodé al subírmela al hombro, cosa que hizo que lanzara una carcajada. Al llegar a su habitación, la dejé sobre su cama con cuidado para que no hubiera problema. Y aun así, sonó, cosa que veía que me iba a dar la lata.

Elena me miraba con una sonrisa preciosa y me buscaba con la mirada, acariciándome una pierna con uno de sus pies. Estaba la cosa entre nosotros tan cambiada respecto a las últimas semanas que me parecía metería y hacía que me preguntara si era real todo lo de nuestra separación y demás, porque se sentía como si nunca nos hubiéramos dejado de ver.

Me pidió unos momentos para poner algo de música en el portátil que tenía sobre su escritorio, sacando también una caja de condones que había comprado del primer cajón de éste justo cuando estaba por decirle que iba a bajar al coche para coger los que yo había traído. Cogí la caja, viendo que eran de seis y la tiré a la cama para ponerme detrás de ella en lo que seguía buscando algo de música, estando encorvada. Pegué mi erección a su culo y le dije que podía ver las ganas que tenía de que nos viéramos al estar preparada con esos condones, riendo ella.

Cuando acabó de poner música, la cogí en brazos, agarrándose ella a mis caderas con sus piernas. Le di un beso que ella me siguió con mucho gusto, poniendo sus manos en mi cara, aunque volví a la cama para ponernos sobre ella. Elena me pidió que llevara cuidado, porque la cama sonaba bastante y no quería montar un escándalo, ya que me recordó que vivía en un piso y que estábamos rodeados de vecinos que vivían pared con pared.

Por lo pronto me lo tomé con calma, empezando con besos y con caricias al ponerme sobre ella, entreteniéndome en su cuello mucho, cosa que le gustaba por los sonidos que emitía. La empecé a desnudar y nada más que con eso, la cama sonaba al moverme para quitarle la ropa, siseando ella, aunque le decía que estaba llevando cuidado y que aún no habíamos empezado a hacer nada. Elena reía, diciendo que si con solo eso sonaba, no quería pensar cómo lo haría cuando pasáramos a más.

Le propuse poner el colchón directamente sobre el suelo para que no sonara, pareciéndole a ella bien, por lo que se bajó de la cama y yo puse el colchón en el suelo, riendo ella de nuevo y diciendo que le recordaba a cuando me quedé a dormir un día en su casa, estando toda la familia, poniéndonos tontos y teniendo que hacer lo mismo para que no nos escucharan.

Eso me trajo también recuerdos a mí, pero no estaba para eso en ese momento, porque necesitaba ir a más, por lo que la cogí de la mano para atraerla a mí, pegándola a mi cuerpo para besarla y tumbarnos sobre el colchón. Ya sí que teníamos más libertad por así decirlo, porque no sonaba nada mientras me movía para terminar de desnudarla o para besar diferentes partes de su cuerpo. Recorrí todo su cuerpo con besos, hasta que llegué a sus pies, pero ella me pidió que parara entre risas. Le pregunté cuál era el problema, y no había ninguno, pero no quería empezar tan pronto con eso.

Veía por dónde iban los tiros, por lo que dejé tranquila esa parte de su cuerpo y subí hasta su coño, el cual besé también con mucho cariño, estando ella encantada con cómo lo hacía. Me acariciaba la cabeza y sus gemiditos me alentaban a seguir e incluso a ir más allá, por eso pasé mi lengua por él, haciendo que se estremeciera bastante.

Con una risa algo nerviosa, se incorporó y se pidió que me tumbara como lo estaba ella antes para hacer lo mismo conmigo. Así que me tumbé y ella me empezó a desnudar, continuando con esos besos que le había dado yo antes.

Me decía mucho que le encantaba cómo olía, respondiendo yo siempre que a mí también me encantaba cómo lo hacía ella. Jugó un poco conmigo al besarme por el cuello, provocándome escalofríos, pero siguió bajando hasta llegar a mis caderas donde me dio muchos besos por la polla, moviendo su mano hacia arriba y abajo para masturbarme, aunque muy lentamente.

Me la empezó a chupar con mucho cariño, aunque le pedí que no fuera mala y que no me dejara a mi sin eso, por lo que pasamos a hacer un 69. En lo que se colocaba sobre mí, le dije que me encantaba como llevaba el coño al tener su vello púbico muy bien perfilado y recortado, riendo ella y siguiendo con la mamada que había empezado antes, sumándome yo a aquello al empezar a comerle el coño.

Paramos no mucho tiempo después, porque estábamos demasiado a tono. Sobre todo ella, que se estremecía mucho, por eso se bajó de mí y se puso a mi lado para que nos pudiéramos besar durante un rato y poder así calmarnos, aunque me dijo que tenía muchas ganas de que se la metiera, por eso se acabó poniendo bocarriba, arrastrándome con ella para quedar sobre su cuerpo. Me pidió que la metería, intentando yo alcanzar los condones, pero me dijo que primero un poco sin nada.

Le acaricié la rajita bastante con los dedos y luego con mi polla para meterla no mucho después. Elena se abrazó a mi cuerpo con brazos y piernas, mirándome a los ojos, estando nuestras caras muy pegadas. Yo me quedé quieto, siendo ella la que movía sus caderas ligeramente para que hubiera algo de penetración, aunque acabó parando, preguntándome si pasa algo para que no me moviera.

Le respondí que solo miraba lo guapa que era, haciendo que se pusiera un poco roja y empezando a moverme, aunque no duramos así nada, porque no estaba la cosa como para jugársela, por lo que me salí de ella y me puse un condón.

Ya si teníamos más libertad para hacerlo sin preocupaciones, por lo que la empecé a follar a un ritmo más adecuado, aunque ella me pedía que fuera más lento, pero ya lo hicimos lento el jueves y me apetecía un poco más de marcha.

Así que follamos con más energía, sonando los muelles del colchón, pero ni de lejos tan fuerte como lo hacía antes de que lo dejáramos en el suelo. Elena resoplaba mucho y se le escapaba algún que otro gemido, por lo que tapaba su boca con su mano. Al final se acabó corriendo con un buen orgasmo, el cual provocó el mío, además de ese chupetón que me estaba haciendo en el cuello.

Así fue como ella silenció sus gemidos, haciéndolo yo contra la almohada, porque me resultó muy placentero. Tras ese orgasmo, me aparté un poco para dejarle espacio, quitándome el condón con cuidado y tapándonos bien, porque hacía frío, quedando ahí durante un rato, aunque se me hizo más corto de lo que realmente fue, porque Elena se me pegó para relajarse y me quedé observándola de nuevo. Cuando despertó de su placer, me buscó con la mirada, diciéndome que le había gustado mucho y que estaba muy a gusto así conmigo.

Con la tontería, nos pusimos tontos otra vez y acabamos liándonos para acabar teniendo sexo no mucho más rato después. En esta ocasión nos lo tomamos con más calma, aunque solo fue de primeras, pues conforme pasaba el tiempo, más nos buscábamos para intentar que el otro se corriera. En esta ocasión sí que tuvieron lugar más posturas, empezando haciendo la cucharita, entrelazando Elena y yo los dedos de nuestras manos para sujetarnos bien.

Empezamos lento en esa postura, pero el ritmo subía rápidamente y llegábamos a un punto en el que Elena también colaboraba bastante al empujar con su culo, lo cual, acompañado de mis empujones, ocasionaba cada vez más ruido. Pero no nos importaba mucho en ese momento, aunque sí que acabamos cambiando de postura. Hicimos algunas más, pero acabamos teniéndola yo encima de mí, agarrando sus nalgas y moviendo mis caderas con rapidez desde abajo para follarla lo más deprisa que pudiera.

En esta ocasión acabamos más agotados, porque ella tuvo un orgasmo muy intenso de nuevo, mientras que el mío no lo fue tanto en realidad, porque había descargado no hacía mucho. En lo que ella se calmaba y volvía a la normalidad, yo me encargué de quitarme el condón y tirarlo a la basura, junto al otro que usamos previamente.

También pasé por el baño para lavarme un poco y luego a mirar el móvil, que me había parecido escucharlo, porque lo dejé en el salón. Era Natalia, quien me hablaba un poco y me preguntaba si quería quedar por la tarde para tomarnos un café. Le dije que tendría que ser en otra ocasión, porque el fin de semana lo iba a pasar fuera de casa. Volví con Elena, quien ya estaba consciente, aunque echa un ovillo, sonriendo al verme entrar en la habitación.

Me tumbé a su lado y le pasé su ropa, aunque pasó por el baño también, poniendo yo el colchón en su sitio. Cuando nos encontramos nos preguntamos qué podíamos comer ese día, porque ya se acercaba la hora y habíamos quemado bastante energía, por lo que nos fuimos a la cocina para ver qué podíamos hacer.

Estuvimos bastante entretenidos en ello, ayudándole yo en lo que podía, como siempre habíamos hecho cuando vivíamos juntos cuando éramos pareja. Y sinceramente, parecía que estábamos en las mismas en ese momento, aunque Elena no me había dicho palabra alguna referente a ese tema, el cual ocasionó una de las últimas broncas que tuvimos.

Ni falta que me hacía en ese momento en realidad, porque estaba tan calmado y tan cómodo con ella tan sonriente y cariñosa, que se me hacía como si ya hubiera dado ese paso, aunque sabía que no era del todo así, especialmente después de haber hablado de esto en tantas ocasiones con Ángela, quien me advertía de ir con cuidado y de no agobiarla.

No es que lo estuviera haciendo, pero sentía que faltaba algo, y era su palabra. Pero por lo pronto, me dejé llevar, ayudándole a preparar la comida para los dos y teniendo más tonteo, como el que tuvimos previamente.

En un momento dado, le di la vuelta tras abrazarla por detrás para darle un beso en los labios, cosa a la que ella no se opuso. Hasta le entraba un poco la risa, yendo a más cuando la cogí en brazos para subirla a la encimera y poder besarla mejor sin tener que encorvarme tanto.

La puse sentada en el filo, para acercarla lo máximo posible a mi cuerpo al poner mis manos sobre su culo, siguiendo con ese beso. Elena me dijo de parar, porque teníamos que estar pendientes de la comida y acabábamos de estar así hacía nada como para volver a empezar, terminando con que ya tendríamos tiempo más tarde.

Me quedé con la polla bastante morcillona, pero tenía razón en eso de que lo habíamos hecho hacía nada, pensando yo que quizá necesitaba un poco de tiempo para recuperarse en ese aspecto. Así que terminamos de preparar la comida, poniendo yo la mesa para comer en el salón, como siempre que había comido o cenado allí.
 
Es que no lo puede evitar, todas las mujeres se le caen encima a la mínima oportunidad, Natalia no había caído mientras tenía novio, ahora que está libre parece que va a ir a saco a por él.
No creo que Javi vaya a liarse con ella, pero no descartemos que se deje querer y tontee como suele hacer.
 
Así es. Pero que no se entere nadie, que si no Nata Lee me mata.
Creo que te están buscando ... yo no he dicho nada ¡Eh!

Nata-Lee_130321_02a.jpg
En el álbum de cromos de Javi, hay un hueco vacío con el nombre de... Natalia!!
Toma cromo de Natalya ... 🤫
 
Última edición:
Capítulo 821

Fue una comida muy amena en lo que hablamos de muchas cosas, como solíamos hacer en los ratos muertos, pero como que notaba bastante más interés en ella del que había mostrado últimamente por mí, porque apenas preguntaba detalles de mi vida, haciéndolo en esta ocasión de manera amplia.

Me preguntaba mucho por las clases que daba, por cómo me las apañaba con tantos niños y niñas. Le resultó toda una sorpresa que controlara de matemáticas hasta tal punto como para poder dar clases, como también me preguntó si había dado más materias, comentándole yo que también tocaba el francés.

De nuevo, parecía que estábamos en una comida cualquiera de la que teníamos cuando vivíamos juntos más de un año atrás. Su sonrisa me tenía con un calorcito en el pecho tan bueno que no podía evitar estar sonriendo todo el tiempo.

Y algo que también notaba, y me hacía gracia, era que Elena se ponía un poco roja por momentos, como si coqueteara conmigo, cosa que me tenía muy despistado, porque a esas alturas no veía muy normal ese comportamiento, aunque desde luego me gustaba que estuviera así. A lo mejor sí que se estaba haciendo a la idea de intentarlo de nuevo y estaba como si nos estuviéramos volviendo a conocer. No tenía ni idea de lo que pasaba por su cabeza.

Después de comer, recogimos bien todo y nos fuimos al sofá a descansar, volviendo ella a estar un poco somnolienta, pero no se terminó de dormir. Se echó sobre mi brazo y estuvimos viendo un poco la televisión, pero en esta ocasión fue ella la que se empezó a poner tontorrona, comenzando al meter su mano por dentro de mi sudadera para acariciar mi pecho durante unos minutos, aunque luego bajó para acariciarme el paquete. Me puso mucho que hiciera eso, pero no dejé que lo hiciera durante mucho tiempo, porque la subí encima de mí otra vez, continuando con esos besos, los cuales eran cada vez más empalagosos y guarros.

Elena paró un poco la cosa entre risas, aunque le pedí que no fuera así. Me dijo que habíamos estado así hacía nada, pero yo no veía el problema y me apetecía volver a estar así con ella. Se hacía de rogar, porque le gustaba y le iba el juego, pero al final se sumó al momento al darme más picos.

La tumbé bocarriba y seguí con esos besos, aunque ella me dijo que podíamos ir a la cama para estar más cómodos, pero la verdad es que no quería liar lo mismo con la cama. Ella decía que no le hacía mucha gracia hacerlo en el sofá, aunque éste tenía una funda. Decía aquello, pero bien que se enganchó a mi cuello para besarlo mientras me abrazaba con sus piernas y brazos, poniéndome muy difícil moverme y resistirme a lo que me estaba haciendo.

De primeras me gustaba mucho, pero llegaba un punto en el que era demasiado. Por suerte, jugaba conmigo al pasar sus labios por otras partes, sobre todos por los míos o por el resto de mi cara. Me volvía a abrazar con mucha fuerza, emitiendo unos sonidos un poco extraños, pero encantadores, para luego agarrar mi cara y volver con esos besos tan dulces, pero al final tendía a volver a mi cuello. Como digo, de primeras me gustaba mucho, pero conforme más lo hacía, más me retorcía yo, porque era algo que me podía.

-Elena, como sigas besándome el cuello, te juro que me voy a acabar corriendo...
-Jajajajajaja -reía ella con ganas.
-Te quiero follar aquí mismo. Ya.
-Vale, vale. Ve a por...

No tuvo ni que acabar la frase, porque fui a su habitación a por los condones que habíamos usado. La cosa es que no sabía dónde los había puesto, porque los había guardado ella. Tuve que buscar bien, porque la caja la acabé tirando junto a los envoltorios y a los que usamos, porque me pudo el ansia y al abrirla la rompí, así que de poco servía ya.

El tema fue que, al buscarlos, los encontré, pero no los que habíamos usado, sino que era un condón con otro envoltorio, y éste tenía una pequeña parte del otro envoltorio aún anexada a él al ir juntos como en una especie de blíster.

No voy a negar que me entró algo por dentro que no me gustó, porque eso significaba que los había usado con alguien y no me entraba en la cabeza que aquellos condones fueran de otra persona por muchos malentendidos que nos hubiéramos comido ya a estas alturas. Los condones que buscaba resultaban estar en otro cajón, por lo que los cogí y volví con ella.

Me preguntó entre risas si pasaba algo al tardar tanto, pero le dije que no, que todo estaba bien. También me comentó que me estaban mandando mensajes, mirando yo el móvil y viendo que era Natalia otra vez, aunque no los abrí, dejándolo para después. Me senté en el sofá y Elena tiró de mí para que nos abrazáramos y pudiéramos estar como antes, siguiendo con esos besos, aunque me preguntó quién me mandaba tantos mensajes, cosa que solucioné al decirle que nadie importante.

Estuvimos tonteando un poco más y al final acabamos haciéndolo ahí mismo al ponerme yo detrás de ella, haciendo la cucharita ambos con nuestra parte de abajo de la ropa a medio muslo, incluyendo la ropa interior. Me puse un condón y se la empecé a meter así, notándola muy caliente. Como teníamos puesta la tele, se permitió el lujo de gemir con un poco más de intensidad, colaborando el sofá al no hacer prácticamente nada de ruido con mis movimientos.

Empecé muy lento, cosa que ella agradecía con esos sonidos que lanzaba, poniendo además su mano en mi cara al echarla hacia atrás. Pero fue irremediable que me empezara a mover con más intensidad. Aunque no es que acabáramos precisamente rápido, pues hicimos varias posturas, las que nos permitió el espacio reducido del sofá.

Ese día Elena estaba bastante encendida por lo que podía ver, porque tomaba mucho la iniciativa, montándose encima de mí para follarme ella a mí, ya fuera con mayor o menor intensidad, cosa que dependía del momento, porque lo hizo de ambas formas. Pero terminamos con esa postura inicial, haciendo la cucharita, porque era en la que más cómodos estábamos al estar también con tanta ropa.

Aquí sí que apreté más, al igual que ella acabó colaborando al empujar con su culo, llegando los dos al orgasmo en pocos minutos mientras yo le manoseaba las tetas al meter mi mano por dentro de su sudadera y le daba algún beso en la cabeza, con su olor tan pegado a mí.

Nos quedamos unos momentos intentando recobrar el aliento, teniendo yo cuidado al quitarme el condón y al dejarlo anudado sobre la mesa. Nos pusimos bien la ropa y nos quedamos un momento ahí, pero Elena se acabó marchando al baño, porque no le gustaba tener pegado a su cuerpo el lubricante que suelen llevar los condones, al igual que no le hacía mucha gracia el olor de éstos.

Estando más tranquilo e incluso solo, no pude evitar volver a pensar en lo que me encontré en la habitación de Elena, siendo algo que me molestaba. Curioso que me sintiera así cuando yo mismo le había dicho a Elena que no tenía por qué pensar en con quién había estado o dejado de estar en todos esos meses que no nos vimos.

Y ahora sentía yo lo mismo y la entendía, pero no iba a reprocharle nada de nada, como ella sí había hecho conmigo. Porque sabía que no podía ni debía. Yo lo tenía claro, pero sí es verdad que me seguía doliendo igualmente pensar en aquello, como también me paraba en pensar con quién los podía haber usado, no habiendo muchos candidatos por lo que ella me había contado.

-Qué oportuno eres, hijo de la gran puta... -dije al ver cómo llamaban al móvil de Elena y salía el nombre de Alberto en la pantalla.
-¿Qué dices, Javi? -preguntaba Elena despistada desde el pasillo.
-Nada, que te están llamando al móvil. Un tal Alberto.
-Ah. Es del trabajo. A ver qué pasa ahora... -dijo cogiendo su móvil para marcharse a otra habitación y hablar allí.

Elena tardó un buen rato en salir de la habitación en la que entró, cosa que me permitió pensar en lo que estaba pensando justo antes de que esa llamada tuviera lugar. Recordé que Elena me dijo que ella sabía perfectamente con cuántos chicos se había acostado en esos meses en los que no nos vimos a diferencia de mí, que ni lo sabía.

Cómo pesaban esas palabras ahora, porque desde un principio pensé que no había estado con nadie, sobre todo cuando nos fuimos a la cama y encontré cierta torpeza en sus gestos, pero se ve que no era así del todo.

Y como digo, no tenía derecho a pedirle explicaciones, primero, porque yo también lo había hecho, aunque muchísimo más que ella y segundo, porque tenía que predicar con el ejemplo, pero es que dolía que lo hubiera hecho con él. Imagino que ella debía sentirse tan mal, o seguramente peor que yo al haberme visto con su hermana durante las semanas previas a nuestro reencuentro, como le mencioné.

-Ya está -dijo dejando su móvil sobre la mesa para tumbarse en el sofá, poniendo sus piernas sobre mi regazo.
-¿Era importante?
-No, no lo era. Solo era para asegurar que tengo preparada una presentación que tenemos que hacer el lunes.
-Y si no es importante... ¿Por qué te tienen que llamar en fin de semana?
-Ya sabes cómo funciona la cosa en mi trabajo, Javi. A veces pasan cosas.
-¿Qué cosas? -pregunté intoxicado por lo que pensé antes de que viniera.
-Pues emergencias de última hora, pérdidas de trabajo porque los nuevos no se hacen al material que usamos. Eso por no hablar de cuando se los acumulan muchos proyectos de la nada...
-Ya.
-Te envidio en ese aspecto.
-¿En cuál?
-Pues que en tu trabajo no tienes cosas que hacer en casa. Cuando acabas tu horario, se acaba.
-Bueno, hay veces que no.
-¿No?
-Algunas veces me tengo que llevar exámenes que les hago para corregirlos. O también redacciones para ver cómo van en esa parte.
-Pero no tienes que ir a la academia en fin de semana, ¿no?
-No. Eso no. Ni en festivos tampoco.
-Pues eso. Yo, como controlo un grupo, tengo que estar pendiente, porque doy la cara por los que están conmigo y si hay algún problema, pues tengo que ir para ayudar a solucionarlo.
-Sí, me suena que me has hablado de esto en realidad.
-Oye, ¿te apetece que salgamos luego a dar una vuelta?
-Salir... ¿Por dónde?
-No sé, por ahí. Te puedo enseñar la ciudad. ¿O la conoces?
-La verdad es que no la conozco.
-Pues ya tenemos plan. Más tarde nos damos una ducha y nos arreglamos para dar una vuelta. Podemos cenar fuera también si te apetece.
-Me parece bien.
 
Anda, ahora todo lo que veía tan fácil de hacer para Elena le parece difícil para él.

Siguen habiendo secretos y más secretos, suponía que Elena no habría estado sola todo este tiempo, pero me sorprende que tenga un paquete de condones estrenado en casa y compre otro para Javi, quiero decir, si no los vas a usar y vas a comprar otros tíralos no? O es que piensas usarlos, pero no es con Javi?

Sinceramente espero que en algún momento pregunte y Elena le diga k se ha pasado todos esos meses follandose a todo tío k se le pasara x delante, a ver si Javi eso lo entendería como le exige a ella entenderlo.

Aunque obviamente no creo que sea así, Elena no es así creo yo.
 
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