Capítulo 874
Después de llevarla de vuelta al hotel, me fui a la universidad para ir a trabajar, haciéndose un rato bastante largo, porque lo único de lo que tenía ganas en ese momento era de irme con mis amigos. Una vez salí, me los encontré en recepción, comentando ellos que habían ido a por mí y que habían aprovechado para ver si podían ver cómo daba clase, siendo así en parte al poder asomarse por una de las ventanas que tenía el aula que yo usaba.
Me dio un poco de vergüenza, aunque ellos me decían que les parecía muy profesional y que lucía muy bien al vestir con camisa y con la barba así de arreglada. No pasó desapercibido que estuviera vistiendo una camisa de manga larga en verano, aunque no hiciera un calor como al que estábamos acostumbrados nosotros, pero era algo que les llamaba la atención. Les expliqué el motivo, creyendo ellos que era algo problemático allí, pero nada más lejos.
Solo les comenté que seguro que así les daría buena impresión a la gente que me contrató, a la vez que quedaba más serio de cara al alumnado. Que tampoco es que me fuera mal con ellos, porque no tenía ningún problema con ninguno, sobre todo al rondar todos la veintena y al tener interés en lo que yo impartía.
Les dije que no pensaba tampoco que me fueran a despedir si un día descubrían todos los tatuajes que tenía, por lo que estaba tranquilo en ese aspecto. Simplemente quería encajar mejor con el profesorado y personal que me encontraba en la universidad. Pero no perdimos más el tiempo allí, pues pasé por casa, que estaba al a pocos minutos de la universidad para dejar lo mío y poder irnos a algún sitio a comer, aunque antes pasearíamos un poco.
Les enseñé la ciudad, o al menos lo que mejor conocía, teniendo pensado ver lo que más cerca teníamos y ya el fin de semana hacerles un buen tour al tener todo el tiempo disponible en lugar de unas pocas horas hasta que tuviera que volver al trabajo. Llegamos a un buen sitio, frecuentado por estudiantes según me contaron, aunque no había mucho de eso, pero daba por sentado que cuando entráramos en el curso, el ambiente se iría animando.
Lo pasamos bien al tener el lugar un buen ambiente aun así con algo de música y algunas televisiones, pero nos entretuvimos en charlar entre nosotros. Comentaron que encontraron mi casa un poco pequeña, preguntándome si llevaba bien vivir ahí. La verdad es que a veces se hacía pequeña, pero tampoco es que necesitara mucho más para vivir. Lo que más me molestaba era que para ir a la cocina desde el salón, tenías que atravesar el único dormitorio del que disponía, pero por todo lo demás no veía más problema.
Tras comer, estando todo bastante bien, nos fuimos a dar una vuelta, precisamente, porque el calor de allí lo permitía, enseñándoles yo algunas cosas más que no venían en guías y que eran más de callejear y de encontrar rincones. Pero lamentablemente tenía que volver al trabajo, así que me puse en camino hacia mi casa para poder coger mis cosas y volver a la universidad.
Me acompañaron hasta allí, comentando que el fin de semana, además de enseñarles la ciudad a fondo, podríamos ir al río para verlo e incluso bañarnos si era posible, pero que también podíamos ir a alguna piscina. A todos les pareció bien, sabiendo Ángela esto ya con más antelación al haberlo hablado por la mañana mientras desayunábamos. Las clases de la tarde se me hicieron también un poco largas hasta que pude salir de allí para volver a encontrarme con mis amigos.
Repetimos plan al salir a cenar fuera, aunque también estuvimos en mi casa un rato, pudiendo ellos permitirse volver andando, aunque les pillara retirado. En realidad, comentaron que se estaba a gusto, pues tenía un buen sofá como el que tenía en mi anterior casa, por lo que cabíamos los cuatro sin problema, viéndonos ahí una película hasta que se hizo tarde y se marcharon, no sin antes quedar en que nos veríamos al día siguiente para pasar más tiempo juntos.
Fue algo que se repitió a lo largo de la semana hasta que finalmente llegó el fin de semana, en donde pudimos estar mucho más tiempo juntos, enseñándole yo la ciudad a fondo en su plenitud. Para descansar, en esta ocasión, no comimos en ningún restaurante, pues compramos algunas comidas ya hechas que se pudieran comer al momento y nos fuimos al río, haciendo como un picnic muy cerca de éste.
Allí comimos tranquilamente a la sombra de un par de árboles para que no nos diera el sol tan de pleno, aunque una vez acabamos y recogimos todo, nos pasamos por mi casa y luego por el hotel para coger unos bañadores y pasar la tarde en una piscina. Estuvimos muy a gusto, aunque no es que probáramos mucho la piscina, pues hacía algo de viento y daba bastante frío cuando salías al estar mojado.
Sin embargo, tuvo lugar una conversación entre Irene y yo al estar Ángela haciendo unos ejercicios en la piscina al aparecer una monitora y Mario nadando un poco. No me esperaba que me preguntara si había pasado página respecto a Elena, porque desde mi marcha no hablábamos nada de ella en ese aspecto, porque ese era uno de los cometidos de irme hasta allí. Le respondí que no era fácil al ser una persona a la que había querido tanto y al compartir tantísimas cosas.
Pero ella quería saber la respuesta, diciéndole yo que bueno, que me encontraba bastante mejor a esas alturas, pero que también era verdad que pensaba de vez en cuando en ella al estar tan solo allí. Le pareció interesante mi respuesta, aunque lo que dijo fue que pensaba que eso de no haber encontrado amistades no era un problema. Y no era uno, como le comenté, pero que se me venía ella a la cabeza en esos momentos de soledad.
No quedaría ahí la conversación al mencionarme ella que le había dicho a Elena que ahora estaba allí al par de semanas de irme, cosa que ganó mi atención, preguntándole cuál había sido su reacción. Según me contó Irene, Elena mostró indiferencia de primeras, aunque luego si le preguntaría el motivo de haberme ido y cómo estaba. Al parecer fue algo de lo que le informó el día de su cumpleaños, no sentándole muy bien que lo hiciera de primeras.
Tampoco le sentó muy allá que le preguntara si yo le había llamado para felicitarla y demás. Pero al final se interesó un poco, aunque no dijo si le parecía bien que me hubiera ido o no. Otro detalle interesante fue que Valentina acudió brevemente al cumpleaños de Elena, donde se reencontró con Irene, Mario y Sofía, conociendo también a Hugo de paso. Me comentó que se saludaron alegremente y que estuvieron hablando un poco de mí, aunque no delante de Elena.
Entre todos le contaron cómo me estaba yendo y demás, aunque ahora que sabía este dato, me habían entrado ganas de llamarla para preguntarle un poco por la situación, porque me la podía imaginar como si la estuviera viendo, teniendo que estar ella incómoda, como se solía poner en los momentos que involucraban situaciones personales. Así que tendría que llamarla en otra ocasión para que me contara sobre eso.
Por lo pronto, continuamos la tarde de piscineo hasta que dijimos de cortar para marcharnos, darnos una ducha y arreglarnos para salir a cenar y luego a tomarnos algo todos juntos. Me pudo la curiosidad y le pregunté a Valentina si tenía un momento para hablar, pillándola bien para poder hacerlo. Me saludó con energía, alegrándose mucho de oírme, aunque se puso nerviosa cuando le saqué el tema que tenía en mente.
Me estuvo contando un poco, aunque le pedí que no se pusiera nerviosa, que no pasaba nada. Se tranquilizó al ver que simplemente tenía curiosidad y nada más. Así que me empezó a contar, alegrándose mucho de volver a ver a mis amigos. Le pregunté qué tal le iba a Elena en el trabajo, contándome ella que de maravilla, que tenía muy buena conexión con ella y que podían hacer muchas más campañas de manera tranquila al tener un departamento en condiciones al fin.
Terminamos de charlar al poco, marchándome yo a por mis amigos para ir a cenar por ahí, haciéndolo en un buen restaurante esta vez para disfrutar un poco más. Les encantó aquel lugar, pero más les gustó el sitio al que fuimos después, pues las chicas no querían parar de bailar, turnándose al cambiar de pareja o haciéndolo también entre ellas mientras Mario y yo descansábamos un poco.
Nos retiramos bastante tarde en realidad, aunque no pasó nada esa noche. No capté un interés especial por parte de Ángela en que acabáramos juntos en la cama, y a decir verdad, yo tampoco es que tuviera muchas ganas tampoco pese verla guapísima y al llevar ya varias semanas sin tener sexo. Pero eso quedaba en un plano secundario, porque lo que más me interesaba era la compañía y el cariño de mis amigos, el cual estaba muy claro para mí al haber hecho ellos ese viaje para verme, sacrificando de paso sus vacaciones.