Keranos
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Capítulo 380
Y se levantó para irse aparentemente al baño, porque podía oír la ducha dada. Me molestó increíblemente su reacción al verme a su lado. ¿Por qué lo había hecho así? ¿Tenía novio? No. Imposible. No había ningún indicio de que lo tuviera. Ella vivía sola, como me dijo y no había ninguna foto de ningún chico por ahí, y eso que la casa estaba repleta. En la mayoría de ellas, Mónica salía sola, ya fuera en lugares turísticos, playa, o con su familia. Tampoco veía ningún otro indicio en forma de la típica alianza que también llevan algunas parejas antes de prometerse siquiera.
También recordaba haberla visto un par de veces, contando la de anoche, de fiesta. Y no vi ningún chico en ninguna de las dos ocasiones. Aunque muchas parejas salen cada uno por su lado con sus amigos por la noche. Pero si te dejan tirada, como le pasó la noche anterior, ¿no es lo más normal llamar a tu novio para estar con él? La otra vez estaba con su amiga, la que me inspeccionó las partes bajas y tampoco había un chico cerca. No, no tenía novio. ¿Novia? Poco importa el género con las conclusiones que saqué. Además, si tuviera pareja no se hubiera lanzado a mí como lo hizo, porque fue ella la que me empezó a besar.
Y tampoco iba borracha como para que se le fuera así la cabeza y mucho menos para que reaccionara así al despertar. Era imposible que no recordara lo que hicimos. Quizá se arrepentía de lo que había hecho conmigo después de que se le pasara esa desinhibición que proporciona el alcohol. No lo sé, pero el caso es que me enfadé bastante. Tanto con ella, por cómo me daba una de cal y otra de arena, como con la situación en general.
Estaba cansado de estar bien y mal por momentos con ella y, de hecho, ya me estaba hartando. Así que me incorporé para levantarme, sintiendo un pinchazo en la cabeza. Tampoco había bebido tanto, pero no estar acostumbrado para nada me levantó algo de resaca. Aun así, me levanté y me vestí rápidamente para irme de allí cuanto antes. Pasaba de hablarlo con ella, porque sabía que me iba a enfadar y probablemente la mandaría a la mierda. Ni me despedí ni nada, salí de allí intentando hacer el menor ruido posible.
Legué pronto a casa, porque no andaba lejos en realidad. Cuando llegué me di una ducha y desayuné algo, que después de tanto movimiento sí que tenía algo de hambre. Pensé en salir a correr, pero me acababa de duchar y me dolía un poco la cabeza, así que pasé. Como no estaba cansado, me entretuve en recoger la casa, jugar un poco con la consola o tocar la batería, aunque esto último lo dejé rápido porque me retumbaba todo.
No quise pensar más en el tema de Mónica, porque ya era algo que me aburría, pensando solamente en poner tierra de por medio al estar una temporada sin verla, porque sabía que en cuanto la viera me iba a acordar del cabreo que pillé, así que pensé que si dejaba pasar un poco de tiempo se me olvidaría y así podría hablar con ella de manera normal, ya fuera en forma de sesión, o en una charla normal, aunque tampoco me sentaba bien ser su última opción, cosa que me había pasado cada vez que ella me había buscado para hablar.
Ese enfado que tenía se vio mitigado en parte por los pequeños nervios que me empezaban a entrar por el cambio de trabajo que tenía lugar el martes. Aún tenía el lunes para ponerme en situación del todo y ultimar alguna cosa, pero el cambio iba a seguir estando ahí e iba a pasar de dar clase a un alumno a darle a varios a la vez, sin saber si se me daría bien del todo, porque al estar en grupo muchas veces se vienen arriba y no paran de hablar y querer jugar.
Yo pondría todo de mi parte para que saliera bien y tampoco debería haber ningún problema por lo que me contó la que iba a ser mi jefa, diciendo que todos los niños y niñas que iban se portaban bien en general, aunque también me tocaría darle clase a gente de otros niveles. Hasta bachillerato en concreto para empezar a coger soltura. Y si veíamos que me iba bien, pues ya me diría de ampliar a todo tipo de gente que fuera ahí para sacarse cursos de inglés, como el B1, B2, C1... De hecho, le escribí por mensaje para pasarme al día siguiente por la mañana para terminar de hablar unas cosas y para preguntarle acerca de los grupos que iba a llevar yo, para hacerme a la idea o incluso para preparar algo.
No le hice caso al móvil en todo el día y cuando lo hice me topé con alguna llamada perdida de Mónica, aunque no tenía ningún mensaje. No le iba a hacer caso, la verdad. Estaba cansado de su comportamiento. También vi mensajes en varios grupos, como en ese nuevo en el que entré del juego. Me decían que me habían echado de menos. La verdad es que se me pasó acercarme para jugar, teniendo que dejarlo para el finde siguiente, porque por las tardes iba a ser imposible al entrar a las 4 de la tarde y al salir a las 9 de la noche.
También tenía muchos mensajes en el grupo grande de amigos, aunque no los leí todos, mirándolos en diagonal porque había más de 500 mensajes y me podían dar las uvas. Curiosamente, en el de amigos más cercanos en el que estábamos Irene, Mario, Sofía y yo no había ninguno, cosa que me extrañó, aunque tampoco le di mucha importancia. También me di cuenta de que tenía mensajes de un número que no tenía registrado. Y me asustó. Pensé que sería Elena de nuevo tratando de encararme por lo que pasó en mi casa el día de Reyes, pero la foto que había era muy rara, algo de arte, como un cuadro. Nunca había visto a Elena mirar nada de eso, así que acabé abriendo el chat.
-Hola... Soy Cintia. Quiero hablar contigo.
Buah... Otra. Pasando también de responderle, y mucho menos de hablar con ella. Después de lo ocurrido el viernes en su casa no quería saber nada más de ella, por lo que la bloqueé y a otra cosa.
El resto del día me dediqué a vaguear sin hacer gran cosa. Al día siguiente fui al gimnasio a machacarme bien, porque me apetecía compensar no haber hecho nada en todo el domingo y para dejar atrás lo pasado el fin de semana, aunque tuve que volver a casa más temprano de lo que solía, porque tenía que ir a hablar con mi jefa para ultimar detalles. Me contó que le tenía que dar clase a varios grupos en los que había niños y niñas de todas las edades. Desde los primeros cursos de primaria, hasta los últimos, pasando también por la ESO y hasta Bachillerato.
En principio no tenía ningún problema, porque pese a haber dado clase solo durante un mes, me veía con capacidad para darle clases a cualquier tipo de estudiante. Esas escasas semanas me proporcionó a mi ver una experiencia para poder lidiar con aquello sin problema. Por lo menos tenía la mentalidad adecuada, y eso ya hace bastante para que la cosa termine de ir bien. Me recalcó darles caña a los grupos de Bachillerato, a los de segundo en específico por la selectividad. Le comenté que le di clase a dos chicas hacía varios meses atrás y que ambas salieron bien, aunque pensaba que en realidad casi que no necesitaban las clases e iban buscando otra cosa.
Tras una charla sobre lo que comprendía todos esos cursos, mi jefa me preguntó si se me daba bien el francés aún, porque recordaba que así era cuando me saqué allí los títulos para mejorar el currículum para cuando me pusiera a trabajar. Le comenté que llevaba tiempo sin hablarlo y que más hacia que no lo escribía, pero también que no debería tener problema, pues alcancé un nivel bastante alto. En alemán no llegué a tanto, pero el francés en su día se me daba casi tan bien como el inglés, aunque al entrar al periódico me centrara más en este último, llegando a conocer muchas palabras de las que no tenía ni idea al tener que traducirlas.
Ella me dijo que una chica que estaba estudiando algo de idiomas en la universidad necesitaba ayuda con esa lengua y que fue allí porque le pillaba cerca de la universidad con la esperanza de que la pudiera ayudar. Me comentó que ella misma era la que se encargaba de ayudarla, pero que como llevaba tantos años sin hacer nada con el francés, pues pensó en dejármela a mí. Yo en principio no tenía ningún problema, así que me quedé conforme, teniendo ya más o menos en la cabeza lo que me iba a encontrar. Me despedí de ella y salí de allí.
El resto de la mañana la pasé en el estudio de tatuajes para seguir con lo nuestro, teniendo ya bastante hecho, pero aún nos faltaba trabajo. Ese día mi tatuador estaba más charlatán de lo normal, por lo que no me aburrí ni nada. Me preguntaba en mi cabeza si Raquel tenía algo que ver en eso. Pero también pensaba en que quería volver a verla y volver a tirármela, porque el polvo que echamos fue algo que no supe aprovechar y quería resarcirme. Pero tampoco me iba a meter en una relación, por muy tóxica que me pareciera al contarme ella lo que se traían entre manos, pero tampoco iba a ser yo el que le dijera lo que tenía que hacer o cómo tenía que hacerlo, porque ahí estaba yo, aún dolido por lo ocurrido.
En lo que él me tatuaba y hablaba, Eva entró un par de veces. La primera no le hice mucho caso, pero la segunda sí que tuve que hacerlo al agacharse ella para coger algo de un armario que había en la sala, cerca de nosotros. En ese momento pude ver cómo asomaba claramente un tanga verde agua bastante fino, aunque no era de hilo. Mi tatuador se dio cuenta, porque me comentó:
-¿Te mola Eva?
-¿Eh? ¿Por qué?
-Porque le has mirado el culo.
-Joder, se ha agachado de manera muy llamativa y se le veía el tanga, ¿a dónde querías que mirara?
-Solo te pregunto.
-No es muy de mi tipo.
-¿Por? A mí me parece que está muy bien.
-No sé... Su estilo no pega mucho conmigo. Y su pelo es muy llamativo, me gustan más normalitas en ese aspecto.
-Pues tú te lo pierdes... Porque la chica es un trozo de pan.
-No digo que no lo sea.
-Y si no cuentas el pelo y su manera de vestir, ¿qué te parece el resto?
-De cara es muy guapa. Esos morritos que tiene son muy bonitos. Y de cuerpo está también bien. Algo delgada, pero es atractiva.
-Desnuda gana mucho, la verdad. Sí que se nota que está delgada. A veces se le marcan las costillas, pero vamos, que eso no es problema.
-¿Es buena en la cama?
-Ejem... -dijo riendo para que me cortara.
-Joder, ¿me preguntas esas cosas y no me respondes eso?
-Ya te dije que sí, ¿no?
-Bueno, tampoco pasa nada por decir algún detalle...
-Digamos que es muy abierta... -dijo levantándose y marchándose para volver enseguida- Y la come muy bien -remató susurrando.
Me reí y él salió un momento de la sala en la que estábamos, volviendo enseguida para seguir tatuándome. Ya cambiamos de tema y hablamos de otras cosas, sin tocar más el tema de Eva. Al final acabamos poco antes de la hora de comer. Fui a pagar, estando también Eva detrás del mostrador quedándose mirándonos a los dos. Yo la miraba de reojo viendo que se fijaba en mí. Pagué y me despedí, quedando en que volvería a la mañana siguiente. Por el camino pensé que el cabroncete de mi tatuador tenía algo que ver con eso. Algo le tenía que haber dicho para que Eva se fijara en mí como lo estaba haciendo en ese momento. De hecho, mientras comía después de hacerme algo rápido hablé con él por mensaje.
-¿Le has dicho algo a Eva de mí?
-¿Yo? ¿Por qué lo preguntas?
-Por cómo me miraba cuando estaba pagando.
-No me he dado cuenta, la verdad.
-Claro, te ciegas con el dinero y no te enteras ni de media.
-Pues claro, si me estás haciendo de oro, jajajaja.
-Entonces, ¿no le has dicho nada?
-A ver... Algo ha pasado.
-¿El qué?
-Has visto que ha estado entrando alguna vez, ¿no?
-Sí.
-Pues cuando he salido me ha agarrado del brazo para hablar.
-Huy...
-Que no es nada malo, coño.
-A ver...
-Me ha preguntado por ti, así directamente.
-¿El qué?
-Pues si yo creía que ella te molaba.
-Ah...
-Que ha entrado una vez y te ha visto y la otra vez que ha entrado ha buscado provocarte un poco. Y creo que lo ha conseguido, ¿no? Jajajaja.
-Solo me he fijado un poco. Cualquiera lo habría hecho.
-Ya, eso es verdad.
-Conque te ha preguntado por mí...
-Pues sí. Diría que le atraes. Pero ella no es de relaciones.
-Ni yo busco una.
-Ya, ya lo sé. Y se lo he dicho.
-¿Y qué te ha dicho ella?
-Se ha reído y me ha dicho que ya la conozco, que no sabía por qué le salía por ahí. Me ha preguntado también si tenías novia.
-¿En serio?
-Sí. Creo que va a ir a por ti.
-Tampoco es un problema.
-Yo solo te aviso de lo que hay. Ya tú haz lo que veas.
-Ya.
-Pero una cosa sí que te voy a pedir.
-Dime.
-Eva es muy buena amiga. Si acaba pasando algo entre vosotros, cuida de ella, ¿vale?
-¿Cuidar?
-Me refiero a que uséis protección, a que la trates bien y esas cosas.
-Ah, coño... Creía que te referías a otra cosa.
-¿A qué?
-No sé. Me había parecido que a lo mejor tenía un problema o algo.
-No, no. Para nada. Solo que tengáis cabeza.
-Sí. No te preocupes. Dale mi número si eso para que me hable.
-¿Quieres que se lo dé?
-Sí. ¿Por qué no?
-Vale. Esta tarde cuando volvamos al lío le digo.
Dejamos de hablar y terminé de comer tranquilamente. Después de reposar la comida estuve un poco aburrido sin saber qué hacer. Lo único que me apetecía era hacer algo de ejercicio, por lo que regresé al gimnasio de nuevo para machacarme un poco más. Imaginaba que así luego podría dormir mejor al cansarme más. Incluso corrí una hora después de salir de allí, dando una buena vuelta mientras escuchaba música. Al regresar me di una ducha rápida y estuve jugando un poco para cenar después, con bastante hambre después de haber quemado mucha energía. Tras cenar cogí el portátil para ver material para poder trabajar mejor al siguiente día.
En concreto para ver lo que estaban viendo en clase, porque no estaba del todo seguro con algunos cursos. Lo encontré de momento todo y me miré por encima el contenido que tenían que estar dando en clase. Mi idea era presentarnos e ir ayudándoles con los ejercicios, para ver si todos iban al mismo ritmo, ya que suponía que irían niños y niñas de diferentes colegios, y por ende, de diferentes clases. Si al final todos resultaban ir por el mismo camino, ya me encargaría también de explicar lo que estuvieran dando en clase para que lo repasaran para enterarse bien y también para los rezagados que no prestan mucha atención en clase. Una vez preparado todo lo de inglés fui a ver lo de francés, pero me empezaron a llegar mensajes.
Y se levantó para irse aparentemente al baño, porque podía oír la ducha dada. Me molestó increíblemente su reacción al verme a su lado. ¿Por qué lo había hecho así? ¿Tenía novio? No. Imposible. No había ningún indicio de que lo tuviera. Ella vivía sola, como me dijo y no había ninguna foto de ningún chico por ahí, y eso que la casa estaba repleta. En la mayoría de ellas, Mónica salía sola, ya fuera en lugares turísticos, playa, o con su familia. Tampoco veía ningún otro indicio en forma de la típica alianza que también llevan algunas parejas antes de prometerse siquiera.
También recordaba haberla visto un par de veces, contando la de anoche, de fiesta. Y no vi ningún chico en ninguna de las dos ocasiones. Aunque muchas parejas salen cada uno por su lado con sus amigos por la noche. Pero si te dejan tirada, como le pasó la noche anterior, ¿no es lo más normal llamar a tu novio para estar con él? La otra vez estaba con su amiga, la que me inspeccionó las partes bajas y tampoco había un chico cerca. No, no tenía novio. ¿Novia? Poco importa el género con las conclusiones que saqué. Además, si tuviera pareja no se hubiera lanzado a mí como lo hizo, porque fue ella la que me empezó a besar.
Y tampoco iba borracha como para que se le fuera así la cabeza y mucho menos para que reaccionara así al despertar. Era imposible que no recordara lo que hicimos. Quizá se arrepentía de lo que había hecho conmigo después de que se le pasara esa desinhibición que proporciona el alcohol. No lo sé, pero el caso es que me enfadé bastante. Tanto con ella, por cómo me daba una de cal y otra de arena, como con la situación en general.
Estaba cansado de estar bien y mal por momentos con ella y, de hecho, ya me estaba hartando. Así que me incorporé para levantarme, sintiendo un pinchazo en la cabeza. Tampoco había bebido tanto, pero no estar acostumbrado para nada me levantó algo de resaca. Aun así, me levanté y me vestí rápidamente para irme de allí cuanto antes. Pasaba de hablarlo con ella, porque sabía que me iba a enfadar y probablemente la mandaría a la mierda. Ni me despedí ni nada, salí de allí intentando hacer el menor ruido posible.
Legué pronto a casa, porque no andaba lejos en realidad. Cuando llegué me di una ducha y desayuné algo, que después de tanto movimiento sí que tenía algo de hambre. Pensé en salir a correr, pero me acababa de duchar y me dolía un poco la cabeza, así que pasé. Como no estaba cansado, me entretuve en recoger la casa, jugar un poco con la consola o tocar la batería, aunque esto último lo dejé rápido porque me retumbaba todo.
No quise pensar más en el tema de Mónica, porque ya era algo que me aburría, pensando solamente en poner tierra de por medio al estar una temporada sin verla, porque sabía que en cuanto la viera me iba a acordar del cabreo que pillé, así que pensé que si dejaba pasar un poco de tiempo se me olvidaría y así podría hablar con ella de manera normal, ya fuera en forma de sesión, o en una charla normal, aunque tampoco me sentaba bien ser su última opción, cosa que me había pasado cada vez que ella me había buscado para hablar.
Ese enfado que tenía se vio mitigado en parte por los pequeños nervios que me empezaban a entrar por el cambio de trabajo que tenía lugar el martes. Aún tenía el lunes para ponerme en situación del todo y ultimar alguna cosa, pero el cambio iba a seguir estando ahí e iba a pasar de dar clase a un alumno a darle a varios a la vez, sin saber si se me daría bien del todo, porque al estar en grupo muchas veces se vienen arriba y no paran de hablar y querer jugar.
Yo pondría todo de mi parte para que saliera bien y tampoco debería haber ningún problema por lo que me contó la que iba a ser mi jefa, diciendo que todos los niños y niñas que iban se portaban bien en general, aunque también me tocaría darle clase a gente de otros niveles. Hasta bachillerato en concreto para empezar a coger soltura. Y si veíamos que me iba bien, pues ya me diría de ampliar a todo tipo de gente que fuera ahí para sacarse cursos de inglés, como el B1, B2, C1... De hecho, le escribí por mensaje para pasarme al día siguiente por la mañana para terminar de hablar unas cosas y para preguntarle acerca de los grupos que iba a llevar yo, para hacerme a la idea o incluso para preparar algo.
No le hice caso al móvil en todo el día y cuando lo hice me topé con alguna llamada perdida de Mónica, aunque no tenía ningún mensaje. No le iba a hacer caso, la verdad. Estaba cansado de su comportamiento. También vi mensajes en varios grupos, como en ese nuevo en el que entré del juego. Me decían que me habían echado de menos. La verdad es que se me pasó acercarme para jugar, teniendo que dejarlo para el finde siguiente, porque por las tardes iba a ser imposible al entrar a las 4 de la tarde y al salir a las 9 de la noche.
También tenía muchos mensajes en el grupo grande de amigos, aunque no los leí todos, mirándolos en diagonal porque había más de 500 mensajes y me podían dar las uvas. Curiosamente, en el de amigos más cercanos en el que estábamos Irene, Mario, Sofía y yo no había ninguno, cosa que me extrañó, aunque tampoco le di mucha importancia. También me di cuenta de que tenía mensajes de un número que no tenía registrado. Y me asustó. Pensé que sería Elena de nuevo tratando de encararme por lo que pasó en mi casa el día de Reyes, pero la foto que había era muy rara, algo de arte, como un cuadro. Nunca había visto a Elena mirar nada de eso, así que acabé abriendo el chat.
-Hola... Soy Cintia. Quiero hablar contigo.
Buah... Otra. Pasando también de responderle, y mucho menos de hablar con ella. Después de lo ocurrido el viernes en su casa no quería saber nada más de ella, por lo que la bloqueé y a otra cosa.
El resto del día me dediqué a vaguear sin hacer gran cosa. Al día siguiente fui al gimnasio a machacarme bien, porque me apetecía compensar no haber hecho nada en todo el domingo y para dejar atrás lo pasado el fin de semana, aunque tuve que volver a casa más temprano de lo que solía, porque tenía que ir a hablar con mi jefa para ultimar detalles. Me contó que le tenía que dar clase a varios grupos en los que había niños y niñas de todas las edades. Desde los primeros cursos de primaria, hasta los últimos, pasando también por la ESO y hasta Bachillerato.
En principio no tenía ningún problema, porque pese a haber dado clase solo durante un mes, me veía con capacidad para darle clases a cualquier tipo de estudiante. Esas escasas semanas me proporcionó a mi ver una experiencia para poder lidiar con aquello sin problema. Por lo menos tenía la mentalidad adecuada, y eso ya hace bastante para que la cosa termine de ir bien. Me recalcó darles caña a los grupos de Bachillerato, a los de segundo en específico por la selectividad. Le comenté que le di clase a dos chicas hacía varios meses atrás y que ambas salieron bien, aunque pensaba que en realidad casi que no necesitaban las clases e iban buscando otra cosa.
Tras una charla sobre lo que comprendía todos esos cursos, mi jefa me preguntó si se me daba bien el francés aún, porque recordaba que así era cuando me saqué allí los títulos para mejorar el currículum para cuando me pusiera a trabajar. Le comenté que llevaba tiempo sin hablarlo y que más hacia que no lo escribía, pero también que no debería tener problema, pues alcancé un nivel bastante alto. En alemán no llegué a tanto, pero el francés en su día se me daba casi tan bien como el inglés, aunque al entrar al periódico me centrara más en este último, llegando a conocer muchas palabras de las que no tenía ni idea al tener que traducirlas.
Ella me dijo que una chica que estaba estudiando algo de idiomas en la universidad necesitaba ayuda con esa lengua y que fue allí porque le pillaba cerca de la universidad con la esperanza de que la pudiera ayudar. Me comentó que ella misma era la que se encargaba de ayudarla, pero que como llevaba tantos años sin hacer nada con el francés, pues pensó en dejármela a mí. Yo en principio no tenía ningún problema, así que me quedé conforme, teniendo ya más o menos en la cabeza lo que me iba a encontrar. Me despedí de ella y salí de allí.
El resto de la mañana la pasé en el estudio de tatuajes para seguir con lo nuestro, teniendo ya bastante hecho, pero aún nos faltaba trabajo. Ese día mi tatuador estaba más charlatán de lo normal, por lo que no me aburrí ni nada. Me preguntaba en mi cabeza si Raquel tenía algo que ver en eso. Pero también pensaba en que quería volver a verla y volver a tirármela, porque el polvo que echamos fue algo que no supe aprovechar y quería resarcirme. Pero tampoco me iba a meter en una relación, por muy tóxica que me pareciera al contarme ella lo que se traían entre manos, pero tampoco iba a ser yo el que le dijera lo que tenía que hacer o cómo tenía que hacerlo, porque ahí estaba yo, aún dolido por lo ocurrido.
En lo que él me tatuaba y hablaba, Eva entró un par de veces. La primera no le hice mucho caso, pero la segunda sí que tuve que hacerlo al agacharse ella para coger algo de un armario que había en la sala, cerca de nosotros. En ese momento pude ver cómo asomaba claramente un tanga verde agua bastante fino, aunque no era de hilo. Mi tatuador se dio cuenta, porque me comentó:
-¿Te mola Eva?
-¿Eh? ¿Por qué?
-Porque le has mirado el culo.
-Joder, se ha agachado de manera muy llamativa y se le veía el tanga, ¿a dónde querías que mirara?
-Solo te pregunto.
-No es muy de mi tipo.
-¿Por? A mí me parece que está muy bien.
-No sé... Su estilo no pega mucho conmigo. Y su pelo es muy llamativo, me gustan más normalitas en ese aspecto.
-Pues tú te lo pierdes... Porque la chica es un trozo de pan.
-No digo que no lo sea.
-Y si no cuentas el pelo y su manera de vestir, ¿qué te parece el resto?
-De cara es muy guapa. Esos morritos que tiene son muy bonitos. Y de cuerpo está también bien. Algo delgada, pero es atractiva.
-Desnuda gana mucho, la verdad. Sí que se nota que está delgada. A veces se le marcan las costillas, pero vamos, que eso no es problema.
-¿Es buena en la cama?
-Ejem... -dijo riendo para que me cortara.
-Joder, ¿me preguntas esas cosas y no me respondes eso?
-Ya te dije que sí, ¿no?
-Bueno, tampoco pasa nada por decir algún detalle...
-Digamos que es muy abierta... -dijo levantándose y marchándose para volver enseguida- Y la come muy bien -remató susurrando.
Me reí y él salió un momento de la sala en la que estábamos, volviendo enseguida para seguir tatuándome. Ya cambiamos de tema y hablamos de otras cosas, sin tocar más el tema de Eva. Al final acabamos poco antes de la hora de comer. Fui a pagar, estando también Eva detrás del mostrador quedándose mirándonos a los dos. Yo la miraba de reojo viendo que se fijaba en mí. Pagué y me despedí, quedando en que volvería a la mañana siguiente. Por el camino pensé que el cabroncete de mi tatuador tenía algo que ver con eso. Algo le tenía que haber dicho para que Eva se fijara en mí como lo estaba haciendo en ese momento. De hecho, mientras comía después de hacerme algo rápido hablé con él por mensaje.
-¿Le has dicho algo a Eva de mí?
-¿Yo? ¿Por qué lo preguntas?
-Por cómo me miraba cuando estaba pagando.
-No me he dado cuenta, la verdad.
-Claro, te ciegas con el dinero y no te enteras ni de media.
-Pues claro, si me estás haciendo de oro, jajajaja.
-Entonces, ¿no le has dicho nada?
-A ver... Algo ha pasado.
-¿El qué?
-Has visto que ha estado entrando alguna vez, ¿no?
-Sí.
-Pues cuando he salido me ha agarrado del brazo para hablar.
-Huy...
-Que no es nada malo, coño.
-A ver...
-Me ha preguntado por ti, así directamente.
-¿El qué?
-Pues si yo creía que ella te molaba.
-Ah...
-Que ha entrado una vez y te ha visto y la otra vez que ha entrado ha buscado provocarte un poco. Y creo que lo ha conseguido, ¿no? Jajajaja.
-Solo me he fijado un poco. Cualquiera lo habría hecho.
-Ya, eso es verdad.
-Conque te ha preguntado por mí...
-Pues sí. Diría que le atraes. Pero ella no es de relaciones.
-Ni yo busco una.
-Ya, ya lo sé. Y se lo he dicho.
-¿Y qué te ha dicho ella?
-Se ha reído y me ha dicho que ya la conozco, que no sabía por qué le salía por ahí. Me ha preguntado también si tenías novia.
-¿En serio?
-Sí. Creo que va a ir a por ti.
-Tampoco es un problema.
-Yo solo te aviso de lo que hay. Ya tú haz lo que veas.
-Ya.
-Pero una cosa sí que te voy a pedir.
-Dime.
-Eva es muy buena amiga. Si acaba pasando algo entre vosotros, cuida de ella, ¿vale?
-¿Cuidar?
-Me refiero a que uséis protección, a que la trates bien y esas cosas.
-Ah, coño... Creía que te referías a otra cosa.
-¿A qué?
-No sé. Me había parecido que a lo mejor tenía un problema o algo.
-No, no. Para nada. Solo que tengáis cabeza.
-Sí. No te preocupes. Dale mi número si eso para que me hable.
-¿Quieres que se lo dé?
-Sí. ¿Por qué no?
-Vale. Esta tarde cuando volvamos al lío le digo.
Dejamos de hablar y terminé de comer tranquilamente. Después de reposar la comida estuve un poco aburrido sin saber qué hacer. Lo único que me apetecía era hacer algo de ejercicio, por lo que regresé al gimnasio de nuevo para machacarme un poco más. Imaginaba que así luego podría dormir mejor al cansarme más. Incluso corrí una hora después de salir de allí, dando una buena vuelta mientras escuchaba música. Al regresar me di una ducha rápida y estuve jugando un poco para cenar después, con bastante hambre después de haber quemado mucha energía. Tras cenar cogí el portátil para ver material para poder trabajar mejor al siguiente día.
En concreto para ver lo que estaban viendo en clase, porque no estaba del todo seguro con algunos cursos. Lo encontré de momento todo y me miré por encima el contenido que tenían que estar dando en clase. Mi idea era presentarnos e ir ayudándoles con los ejercicios, para ver si todos iban al mismo ritmo, ya que suponía que irían niños y niñas de diferentes colegios, y por ende, de diferentes clases. Si al final todos resultaban ir por el mismo camino, ya me encargaría también de explicar lo que estuvieran dando en clase para que lo repasaran para enterarse bien y también para los rezagados que no prestan mucha atención en clase. Una vez preparado todo lo de inglés fui a ver lo de francés, pero me empezaron a llegar mensajes.