Keranos
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Capítulo 397 A
Ella me miraba sin entender a qué me refería, pero asentía con mucha fuerza, respirando ya aceleradamente. Así que me la quité rápidamente para quedarme totalmente desnudo. Su cara era un poema por como de abiertos tenía los ojos y la boca. De hecho, me entró la risa mientras ella decía muy excitada:
-Madre mía...
-¿Te gustan? -pregunté a los pocos segundos al ver que no decía nada, aunque no me quitaba ojo.
-Me encantan. Estás supersexy.
-¿Sí? -pregunté riéndome.
-Mucho. Nunca he estado con un chico con tantos tatuajes -respondía muy excitada.
-Joder... Estás roja.
-Te lo estoy diciendo. Estoy a mil. Y después de ver lo bueno que estás y todo esto... Uff...
Sofía se acercó, poniéndose de rodillas, pero sentándose sobre sus talones para acariciarme los brazos con sus dedos. Me encantaba ver la reacción de la gente al llevar los brazos así. Estaba embobada sin parar de acariciar. Otra cosa que me gustaba hacer era quejarme cogiendo aire de manera brusca. En este caso ella pegó un respingo, echándose para atrás, pero al ver cómo me reía, se rio también y hasta me llegó a dar un manotazo.
No paraba de decir que le encantaban y que con los brazos así de contorneados quedaban estupendamente. De pronto, se puso seria y se montó sobre mí para abrazarme al pasar sus brazos por mi cuello. Nos quedamos mirándonos durante unos segundos y vuelta a esos besos que no parábamos de darnos. Pero ella hizo fuerza para que nos tumbáramos y así tener más control sobre mí.
-Ahora me toca a mí.
-¿Mmm?
-Estoy deseando comértela.
-Ah... Pues soy todo tuyo.
Me puse cómodo al pasar mis manos por detrás de mi nuca y ella se puso sobre mí a cuatro patas. Teníamos nuestras caras bastante pegadas y veía como sonría varias veces, mirándome tanto a los ojos como a los labios. Se le notaba mucho las ganas de besarme, pero le ponía remedio con rápidos picos acompañados de pequeñas risas. Tampoco se demoró mucho más, bajando por mi cuerpo como yo lo solía hacer. Se ve que se había fijado bien en cómo llevaba a cabo yo mis ritmos y mis momentos, porque lo hizo con mucha similitud.
Qué diferentes son las sensaciones cuando haces eso y cuando las recibes, pero qué satisfacción dan ambas. Me dejé hacer y ella fue bajando por todo mi cuerpo para darme besitos y pequeñas succiones, como si fueran minichupetones. Es que era lo que hacía yo siempre en esos momentos. También se puso a jugar al pararse en mis pezones, aunque no originara en mí las mismas sensaciones que yo provocaba en ella por cómo se ponía con esos gemidos y murmuros mientras se retorcía.
Se detuvo más en mis abdominales, jugando también con el ombligo, pasando después a las caderas y a mí pubis, no sin antes coger mi polla para sujetarla echándola a un lado. Pero de ahí, volvió a subir, marchándose hacia los brazos, en los cuales también se entretuvo bastante con esos mismos besitos y succiones. Luego volvió a bajar, pasando a mis piernas, con las mismas muestras de cariño. Ahora estaba sufriendo las consecuencias de ese juego. Me encantaba jugar siempre con la otra persona al hacerla esperar y buscar desesperarla, pero ahora era yo el desesperado.
Me moría de ganas de que me comiera la polla. Menos mal que volvió a subir por mis piernas en dirección a donde yo quería. Me la agarró y se quedó mirándola durante unos segundos, como si la estudiara, para lanzar una pequeña risa juguetona y darle un pequeño beso a la altura del glande. Aquello hizo que me estremeciera y ella lo notó, volviendo a reír. Después echó su cara sobre uno de mis muslos y me empezó a pajear lentamente. Lo hacía muy bien, pero yo quería que me la comiera ya.
-¿No me la ibas a comer?
-Déjame disfrutarte, ¿no? Quiero saborear el momento -dijo soplándome, ganando que me volviera a estremecer.
-Si yo estoy deseando que lo saborees...
-Jajajajaja. Qué impaciente...
-Con una chica como tú, ¿qué esperas? Jajaja.
-Eres muy adulador tú... -decía con tono de guasa.
-¿A quién no le gusta que le regalen los oídos? Aunque lo digo de verdad. Haciendo memoria... Estoy seguro que eres una de las chicas más atractivas con las que me he ido a la cama.
-Mmm... Qué bueno saber eso.
Sofía pasó la punta de su lengua de manera tímida a lo largo de mi polla, desde la base hasta la punta, rodeando mi glande muy lentamente una vez llegó.
-Joder... -susurré.
-Mmm... Qué rica. Tú también eres uno de los chicos más atractivos con los que he estado.
Y justo cuando acabó de decir eso se metió mi glande en su boca para chuparlo con ganas, succionando para sacarlo haciendo hasta ruido. Que lo hiciera así me provocó un escalofrío del que ella se percató y el cual le hizo gracia. Pero otra vez empezó a pasar su lengua de manera tímida a lo largo, haciendo también alguna succión por el tronco. Empecé a tragar saliva, estando bastante inquieto por la manera que tenía de jugar conmigo. Ella estaba a lo suyo, centrándose más en mi polla que en mis reacciones a ese punto.
Pero seguía haciendo todo eso sin parar. También me acariciaba el pecho con su mano, de manera muy suave. Incluso le agarré la mano, llegando a entrelazar mis dedos con los suyos, porque ya no sabía qué hacer para que me la empezara a comer bien. Por suerte, ella parecía bastante encendida, por lo que empezó a usar su lengua más.
Jugaba cada vez de manera más intensa al lamer desde la base hasta la punta de nuevo, pero ahora apretaba mucho mi polla contra su lengua para que lo pudiera notar bien. Y por fin se decidió a chupar como yo quería, metiéndosela en la boca para succionar con fuerza mientras me pajeaba el resto con su mano.
Solo se metía el glande, pero eso era suficiente en ese momento para mí, siendo algo más intenso que el jueguecito de pasar su lengua a lo largo. Aunque poco a poco se la iba metiendo más, pasando a librar mi polla de su mano para bajarla hasta mis huevos y sujetarlos o apretarlos. Me estaba gustando la manera en la que hacía eso y yo la animaba a tragar más cada vez. Ella me miraba a los ojos al levantar su mirada, acariciándole yo la cara.
De pronto se la sacó para bajar a mis huevos y chupármelos también. Estuvo unos pocos minutos haciendo aquello, con lamidas y succiones, metiéndoselos por momentos en la boca mientras me masturbaba con cierta fuerza y aire. Pero ya sí que se animó más a comérmela bien, metiéndosela de nuevo en la boca para chupar como yo quería. Se dedicó a dar grandes chupetones por mi glande, pasando a metérsela bien profundo después, aunque no pasaba de la mitad.
Pareció venirse arriba cuando le empecé a decir lo bien que lo hacía, porque se puso de rodillas sobre la cama para incorporarse y así poder comérmela mejor. Para ayudarla le hice una coleta con las manos y ella se dispuso a tragar cada vez más, yendo poco a poco hasta que por fin se la metió entera, con dos lagrimones cayéndole por la cara.
-Joder, Sofía...
-¿Te gusta? -preguntó cuándo se la sacó de su boca.
-Me encanta. Hazlo otra vez.
Me hizo caso y me la empezó a comer de nuevo hasta que se la metió entera en la boca. La animé a que me la chupara de esa manera, pero poniendo más babas. Y así lo hizo, metiéndosela y sacándosela de la boca constantemente, con varias tragadas a fondo en las que yo incluso le empujaba la cabeza para que llegara hasta el final y aguantara un poco, aunque la soltaba cuando me daba un par de toquecitos en mi pecho.
-Joder, qué bien la chupas -le decía alabando su trabajo.
-Estoy perrísima.
-Pues imagínate yo -respondí con mi respiración acelerada.
Sofía siguió chupándola así durante unos segundos más hasta que se acercó más poniendo sus tetas sobre mí. Joder, estaba que no me lo creía. Al fin me iban a hacer una cubana. Y con esas tetazas. Hacía muchísimo tiempo que no me hacían una por venir acostándome con chicas que no tenían demasiado pecho. Y para una que sí tenía un buen par de tetas, como era Raquel, desaproveché la ocasión por no estar disfrutando al 100%. Pero ahora Sofía estaba agarrando cada una de sus tetas con sus manos para poner mi polla entre ellas, mirándome a los ojos antes de hacer nada más.
-¿Quieres?
-Sí, joder -dije enérgicamente.
-Jajajaja, qué ímpetu.
-Hace la vida que no me hacen una...
-Qué afortunada soy.
-Yo soy el afortunado por tenerte así ahora mismo.
Sofía empezó a mover sus tetas lentamente mientras yo me incorporaba, apoyándome en mis codos. Poco a poco lo hacía con más brío. Llegando a ponerme muy cachondo. Tanto, que notaba que me estaba acercando demasiado rápido a mi orgasmo. Por suerte, paró de hacerme aquello, teniendo pinta de que estaba cansada por la postura y también porque no debía ser algo muy cómodo para ella. Quizá incluso le dolía un poco por la manera en la que movía sus tetas con tanta fuerza y con tal rapidez.
Pasó a echarse sobre la cama de nuevo para volver a chupármela durante unos minutos. Me resultaba curioso, porque la estimulación era mayor con la mamada, pero me resultaba más excitante lo otro. Supuse que se trataba de que no fuera algo muy común desde hacía más de un año en mi vida. En cualquier caso, Sofía volvió a hacerme esa cubana que empezó minutos antes cuando se recuperó de ese supuesto cansancio.
Otra vez me machacaba la polla con sus tetas, estando muy lubricada por las babas que me dejó en la mamada que acompañaba a esa estimulación que me hacía ahora con sus pechos. Y otra vez estaba con el corazón que se me iba a salir por la boca por las sensaciones que me estaba provocando, pero sobre todo por la visión que tenía de ella agarrándose sus tetas para exprimirme. Sofía se percató de esto, preguntándome si estaba cerca de acabar, asintiéndole yo.
-Avísame, ¿vale?
-Ajammm... -afirmé como pude.
Sofía siguió restregando sus tetas con mi polla de aquella manera tan frenética, empezando a gemir ella también, cosa que me ponía más malo aún. También se dedicó a decirme guarradas, como su estuviera buscando acelerar mi orgasmo. Y vaya si lo consiguió, porque al par de minutos ya sentía esos escalofríos y ese cosquilleo en los huevos.
-Ya. Ya viene. Me voy a correr... -decía con la respiración muy acelerada.
Sofía soltó mi polla y la agarró para metérsela en la boca, succionando el glande y jugando con él con su lengua mientras me pajeaba con fuerza y mucha rapidez. Al final le acabé llenado la boca de leche mientras me retorcía del gusto y embestía ligeramente hacia arriba de manera instintiva. Ella gemía con agrado al recibir mi corrida en su boca, apretándome también los huevos casi como si fueran limones que estuviera exprimiendo.
Aguantó todo lo que le eché en la boca, esperando a que terminara de descargar, sujetando mi glande con sus labios para que no se escapara nada. Me apretó la polla, masturbando lentamente para sacarlo todo y luego se despegó de mí, soltándome. Cuando abrí mis ojos, porque estaba extasiado, la miré, estando ella con su boca cerrada. Me sonrió y abrió un poco la boca para que viera que lo tenía todo aún en la boca. Luego se lo tragó y me sonrió de nuevo, dándome un beso en la polla, la cual ya había perdido fuerza y estaba echada sobre uno de mis muslos.
-Qué rico estás... -decía con tono meloso.
-Joder, Sofía... Qué pasada... -respondí aún con mi respiración acelerada.
-Me alegro de que te haya gustado tanto.
-Me encanta cómo la comes. Te la metes entera en la boca. No es algo que me hayan hecho muchas. Y lo de la cubana... Joder...
-Estamos empate. Dos a dos.
-Uff... No me piques, que sales perdiendo.
-Ya veremos... Jijijiji.
Sofía subió por la cama gateando hasta ponerse a mi altura. Cogió papel de la mesita para limpiarse sus propias babas de sus tetas y de su pecho, al igual que lo hizo con mi polla y se tumbó dejándome descansar un poco para seguir luego, aunque lo hacía quedándose muy pegada a mí, acariciando mi cuerpo mientras yo disfrutaba de esas muestras de cariño tan placenteras después de haber tenido un buen orgasmo.
Cuando me recuperé, me puse sobre ella de nuevo para besarla. Ella se me abrazó, pegando mi cuerpo al suyo, clavándome los pezones. Tenía intención de volver a bajar por su cuerpo para comérselo, pero ella no me soltaba. Así que le esperé a que ella quisiera seguir. Mientras tanto le tocaba con mi mano su coño, el cual estaba bastante mojado.
-Fóllame -me susurró al oído.
Me despegué de ella, viendo la expresión tan bonita que tenía con esa sonrisa tan preciosa. Me puse de rodillas sobre la cama después de coger un condón de la mesita y lo empecé a abrir. Ella me agarró mi polla, ya muy dura de nuevo con sus pies y la empezó a mover. La miré sonriendo y ella hizo lo mismo, pero amasándose las tetas. Ahora que tenía más experiencia en el tema de los pies, me dio por fijarme en ellos y los encontré bastante bonitos.
Me parecía muy sexy cómo Sofía me estimulaba mientras no para de tocarse las tetas de esa manera, animándose incluso a pellizcar sus pezones para tirar de ellos. Dejé el condón sobre la cama y agarré una de sus piernas para coger un pie y besárselo, aprovechando también para lamer un poco. Ella reía, dándome la sensación de que le hacía cosquillas por momentos.
-Qué sexy... -me dijo en forma de susurro.
-¿Te gusta?
-Sí. Me parece muy excitante.
-Son bonitos y creo que es muy sexy jugar con ellos -le confesé.
-Lo haces muy bien. Me gusta.
De besarlos y lamerlos pasé a meterme sus dedos en mi boca. Ella reaccionó con un suspiro, tocándome la polla con el otro mientras tanto. También pasó a tocarse el coño, haciendo pequeños movimientos circulares en su clítoris, aunque sin meterse los dedos. Yo seguí a lo mío, viendo como ella disfrutaba también de lo que le estaba haciendo, pero sus ganas le podían.
-Javi... Fóllame ya, anda... No puedo esperar más.
-Vale -dije volviendo a coger el condón.
-Nooooo... Un poco sin eso, va...
-Sofíiiiiiia... Ya hemos hablado de esto.
-Pero es que te quiero sentir bien. Por favor... -me rogaba.
Para que dejara el tema, volví a poner el condón sobre la cama y me acerqué a ella hasta que mis rodillas estaban pegadas a sus nalgas. Me moría de ganas por metérsela sin condón, pero pasaba de líos. Así que opté por escupir un poco en su coño, aunque ya estaba bastante lubricado, para rozarme con ella, pero sin llegar a metérsela. Empecé agarrando mi polla para acariciarle su raja con mi glande. Ella se retorcía murmurando, volviendo a tocarse las tetas.
Yo me encendía más por momentos y pasé a apoyarla sobre su raja por completo, sujetándola con el pulgar para mantenerla pegada y empezar a moverme dando pequeñas embestidas con mis caderas, aunque sin metérsela. El roce era muy bueno y placentero para mí. Y por lo que podía ver, también lo era para ella, porque cerró sus ojos y apretó con su cabeza la almohada al echarla hacía atrás, mordiéndose también el labio.
-¿Te gusta?
-Síiiiiii -gemía.
-Estás muy mojada.
-Me tienes loca. Métemela, por favor.
Cogí el condón para terminar de abrirlo, aunque ella se revolvió.
-Nooooo -dijo con tono de reproche-. Sin eso.
-Pero...
-Por favor. Confío en ti. Estoy segura de que no habrá problema.
Ella me miraba sin entender a qué me refería, pero asentía con mucha fuerza, respirando ya aceleradamente. Así que me la quité rápidamente para quedarme totalmente desnudo. Su cara era un poema por como de abiertos tenía los ojos y la boca. De hecho, me entró la risa mientras ella decía muy excitada:
-Madre mía...
-¿Te gustan? -pregunté a los pocos segundos al ver que no decía nada, aunque no me quitaba ojo.
-Me encantan. Estás supersexy.
-¿Sí? -pregunté riéndome.
-Mucho. Nunca he estado con un chico con tantos tatuajes -respondía muy excitada.
-Joder... Estás roja.
-Te lo estoy diciendo. Estoy a mil. Y después de ver lo bueno que estás y todo esto... Uff...
Sofía se acercó, poniéndose de rodillas, pero sentándose sobre sus talones para acariciarme los brazos con sus dedos. Me encantaba ver la reacción de la gente al llevar los brazos así. Estaba embobada sin parar de acariciar. Otra cosa que me gustaba hacer era quejarme cogiendo aire de manera brusca. En este caso ella pegó un respingo, echándose para atrás, pero al ver cómo me reía, se rio también y hasta me llegó a dar un manotazo.
No paraba de decir que le encantaban y que con los brazos así de contorneados quedaban estupendamente. De pronto, se puso seria y se montó sobre mí para abrazarme al pasar sus brazos por mi cuello. Nos quedamos mirándonos durante unos segundos y vuelta a esos besos que no parábamos de darnos. Pero ella hizo fuerza para que nos tumbáramos y así tener más control sobre mí.
-Ahora me toca a mí.
-¿Mmm?
-Estoy deseando comértela.
-Ah... Pues soy todo tuyo.
Me puse cómodo al pasar mis manos por detrás de mi nuca y ella se puso sobre mí a cuatro patas. Teníamos nuestras caras bastante pegadas y veía como sonría varias veces, mirándome tanto a los ojos como a los labios. Se le notaba mucho las ganas de besarme, pero le ponía remedio con rápidos picos acompañados de pequeñas risas. Tampoco se demoró mucho más, bajando por mi cuerpo como yo lo solía hacer. Se ve que se había fijado bien en cómo llevaba a cabo yo mis ritmos y mis momentos, porque lo hizo con mucha similitud.
Qué diferentes son las sensaciones cuando haces eso y cuando las recibes, pero qué satisfacción dan ambas. Me dejé hacer y ella fue bajando por todo mi cuerpo para darme besitos y pequeñas succiones, como si fueran minichupetones. Es que era lo que hacía yo siempre en esos momentos. También se puso a jugar al pararse en mis pezones, aunque no originara en mí las mismas sensaciones que yo provocaba en ella por cómo se ponía con esos gemidos y murmuros mientras se retorcía.
Se detuvo más en mis abdominales, jugando también con el ombligo, pasando después a las caderas y a mí pubis, no sin antes coger mi polla para sujetarla echándola a un lado. Pero de ahí, volvió a subir, marchándose hacia los brazos, en los cuales también se entretuvo bastante con esos mismos besitos y succiones. Luego volvió a bajar, pasando a mis piernas, con las mismas muestras de cariño. Ahora estaba sufriendo las consecuencias de ese juego. Me encantaba jugar siempre con la otra persona al hacerla esperar y buscar desesperarla, pero ahora era yo el desesperado.
Me moría de ganas de que me comiera la polla. Menos mal que volvió a subir por mis piernas en dirección a donde yo quería. Me la agarró y se quedó mirándola durante unos segundos, como si la estudiara, para lanzar una pequeña risa juguetona y darle un pequeño beso a la altura del glande. Aquello hizo que me estremeciera y ella lo notó, volviendo a reír. Después echó su cara sobre uno de mis muslos y me empezó a pajear lentamente. Lo hacía muy bien, pero yo quería que me la comiera ya.
-¿No me la ibas a comer?
-Déjame disfrutarte, ¿no? Quiero saborear el momento -dijo soplándome, ganando que me volviera a estremecer.
-Si yo estoy deseando que lo saborees...
-Jajajajaja. Qué impaciente...
-Con una chica como tú, ¿qué esperas? Jajaja.
-Eres muy adulador tú... -decía con tono de guasa.
-¿A quién no le gusta que le regalen los oídos? Aunque lo digo de verdad. Haciendo memoria... Estoy seguro que eres una de las chicas más atractivas con las que me he ido a la cama.
-Mmm... Qué bueno saber eso.
Sofía pasó la punta de su lengua de manera tímida a lo largo de mi polla, desde la base hasta la punta, rodeando mi glande muy lentamente una vez llegó.
-Joder... -susurré.
-Mmm... Qué rica. Tú también eres uno de los chicos más atractivos con los que he estado.
Y justo cuando acabó de decir eso se metió mi glande en su boca para chuparlo con ganas, succionando para sacarlo haciendo hasta ruido. Que lo hiciera así me provocó un escalofrío del que ella se percató y el cual le hizo gracia. Pero otra vez empezó a pasar su lengua de manera tímida a lo largo, haciendo también alguna succión por el tronco. Empecé a tragar saliva, estando bastante inquieto por la manera que tenía de jugar conmigo. Ella estaba a lo suyo, centrándose más en mi polla que en mis reacciones a ese punto.
Pero seguía haciendo todo eso sin parar. También me acariciaba el pecho con su mano, de manera muy suave. Incluso le agarré la mano, llegando a entrelazar mis dedos con los suyos, porque ya no sabía qué hacer para que me la empezara a comer bien. Por suerte, ella parecía bastante encendida, por lo que empezó a usar su lengua más.
Jugaba cada vez de manera más intensa al lamer desde la base hasta la punta de nuevo, pero ahora apretaba mucho mi polla contra su lengua para que lo pudiera notar bien. Y por fin se decidió a chupar como yo quería, metiéndosela en la boca para succionar con fuerza mientras me pajeaba el resto con su mano.
Solo se metía el glande, pero eso era suficiente en ese momento para mí, siendo algo más intenso que el jueguecito de pasar su lengua a lo largo. Aunque poco a poco se la iba metiendo más, pasando a librar mi polla de su mano para bajarla hasta mis huevos y sujetarlos o apretarlos. Me estaba gustando la manera en la que hacía eso y yo la animaba a tragar más cada vez. Ella me miraba a los ojos al levantar su mirada, acariciándole yo la cara.
De pronto se la sacó para bajar a mis huevos y chupármelos también. Estuvo unos pocos minutos haciendo aquello, con lamidas y succiones, metiéndoselos por momentos en la boca mientras me masturbaba con cierta fuerza y aire. Pero ya sí que se animó más a comérmela bien, metiéndosela de nuevo en la boca para chupar como yo quería. Se dedicó a dar grandes chupetones por mi glande, pasando a metérsela bien profundo después, aunque no pasaba de la mitad.
Pareció venirse arriba cuando le empecé a decir lo bien que lo hacía, porque se puso de rodillas sobre la cama para incorporarse y así poder comérmela mejor. Para ayudarla le hice una coleta con las manos y ella se dispuso a tragar cada vez más, yendo poco a poco hasta que por fin se la metió entera, con dos lagrimones cayéndole por la cara.
-Joder, Sofía...
-¿Te gusta? -preguntó cuándo se la sacó de su boca.
-Me encanta. Hazlo otra vez.
Me hizo caso y me la empezó a comer de nuevo hasta que se la metió entera en la boca. La animé a que me la chupara de esa manera, pero poniendo más babas. Y así lo hizo, metiéndosela y sacándosela de la boca constantemente, con varias tragadas a fondo en las que yo incluso le empujaba la cabeza para que llegara hasta el final y aguantara un poco, aunque la soltaba cuando me daba un par de toquecitos en mi pecho.
-Joder, qué bien la chupas -le decía alabando su trabajo.
-Estoy perrísima.
-Pues imagínate yo -respondí con mi respiración acelerada.
Sofía siguió chupándola así durante unos segundos más hasta que se acercó más poniendo sus tetas sobre mí. Joder, estaba que no me lo creía. Al fin me iban a hacer una cubana. Y con esas tetazas. Hacía muchísimo tiempo que no me hacían una por venir acostándome con chicas que no tenían demasiado pecho. Y para una que sí tenía un buen par de tetas, como era Raquel, desaproveché la ocasión por no estar disfrutando al 100%. Pero ahora Sofía estaba agarrando cada una de sus tetas con sus manos para poner mi polla entre ellas, mirándome a los ojos antes de hacer nada más.
-¿Quieres?
-Sí, joder -dije enérgicamente.
-Jajajaja, qué ímpetu.
-Hace la vida que no me hacen una...
-Qué afortunada soy.
-Yo soy el afortunado por tenerte así ahora mismo.
Sofía empezó a mover sus tetas lentamente mientras yo me incorporaba, apoyándome en mis codos. Poco a poco lo hacía con más brío. Llegando a ponerme muy cachondo. Tanto, que notaba que me estaba acercando demasiado rápido a mi orgasmo. Por suerte, paró de hacerme aquello, teniendo pinta de que estaba cansada por la postura y también porque no debía ser algo muy cómodo para ella. Quizá incluso le dolía un poco por la manera en la que movía sus tetas con tanta fuerza y con tal rapidez.
Pasó a echarse sobre la cama de nuevo para volver a chupármela durante unos minutos. Me resultaba curioso, porque la estimulación era mayor con la mamada, pero me resultaba más excitante lo otro. Supuse que se trataba de que no fuera algo muy común desde hacía más de un año en mi vida. En cualquier caso, Sofía volvió a hacerme esa cubana que empezó minutos antes cuando se recuperó de ese supuesto cansancio.
Otra vez me machacaba la polla con sus tetas, estando muy lubricada por las babas que me dejó en la mamada que acompañaba a esa estimulación que me hacía ahora con sus pechos. Y otra vez estaba con el corazón que se me iba a salir por la boca por las sensaciones que me estaba provocando, pero sobre todo por la visión que tenía de ella agarrándose sus tetas para exprimirme. Sofía se percató de esto, preguntándome si estaba cerca de acabar, asintiéndole yo.
-Avísame, ¿vale?
-Ajammm... -afirmé como pude.
Sofía siguió restregando sus tetas con mi polla de aquella manera tan frenética, empezando a gemir ella también, cosa que me ponía más malo aún. También se dedicó a decirme guarradas, como su estuviera buscando acelerar mi orgasmo. Y vaya si lo consiguió, porque al par de minutos ya sentía esos escalofríos y ese cosquilleo en los huevos.
-Ya. Ya viene. Me voy a correr... -decía con la respiración muy acelerada.
Sofía soltó mi polla y la agarró para metérsela en la boca, succionando el glande y jugando con él con su lengua mientras me pajeaba con fuerza y mucha rapidez. Al final le acabé llenado la boca de leche mientras me retorcía del gusto y embestía ligeramente hacia arriba de manera instintiva. Ella gemía con agrado al recibir mi corrida en su boca, apretándome también los huevos casi como si fueran limones que estuviera exprimiendo.
Aguantó todo lo que le eché en la boca, esperando a que terminara de descargar, sujetando mi glande con sus labios para que no se escapara nada. Me apretó la polla, masturbando lentamente para sacarlo todo y luego se despegó de mí, soltándome. Cuando abrí mis ojos, porque estaba extasiado, la miré, estando ella con su boca cerrada. Me sonrió y abrió un poco la boca para que viera que lo tenía todo aún en la boca. Luego se lo tragó y me sonrió de nuevo, dándome un beso en la polla, la cual ya había perdido fuerza y estaba echada sobre uno de mis muslos.
-Qué rico estás... -decía con tono meloso.
-Joder, Sofía... Qué pasada... -respondí aún con mi respiración acelerada.
-Me alegro de que te haya gustado tanto.
-Me encanta cómo la comes. Te la metes entera en la boca. No es algo que me hayan hecho muchas. Y lo de la cubana... Joder...
-Estamos empate. Dos a dos.
-Uff... No me piques, que sales perdiendo.
-Ya veremos... Jijijiji.
Sofía subió por la cama gateando hasta ponerse a mi altura. Cogió papel de la mesita para limpiarse sus propias babas de sus tetas y de su pecho, al igual que lo hizo con mi polla y se tumbó dejándome descansar un poco para seguir luego, aunque lo hacía quedándose muy pegada a mí, acariciando mi cuerpo mientras yo disfrutaba de esas muestras de cariño tan placenteras después de haber tenido un buen orgasmo.
Cuando me recuperé, me puse sobre ella de nuevo para besarla. Ella se me abrazó, pegando mi cuerpo al suyo, clavándome los pezones. Tenía intención de volver a bajar por su cuerpo para comérselo, pero ella no me soltaba. Así que le esperé a que ella quisiera seguir. Mientras tanto le tocaba con mi mano su coño, el cual estaba bastante mojado.
-Fóllame -me susurró al oído.
Me despegué de ella, viendo la expresión tan bonita que tenía con esa sonrisa tan preciosa. Me puse de rodillas sobre la cama después de coger un condón de la mesita y lo empecé a abrir. Ella me agarró mi polla, ya muy dura de nuevo con sus pies y la empezó a mover. La miré sonriendo y ella hizo lo mismo, pero amasándose las tetas. Ahora que tenía más experiencia en el tema de los pies, me dio por fijarme en ellos y los encontré bastante bonitos.
Me parecía muy sexy cómo Sofía me estimulaba mientras no para de tocarse las tetas de esa manera, animándose incluso a pellizcar sus pezones para tirar de ellos. Dejé el condón sobre la cama y agarré una de sus piernas para coger un pie y besárselo, aprovechando también para lamer un poco. Ella reía, dándome la sensación de que le hacía cosquillas por momentos.
-Qué sexy... -me dijo en forma de susurro.
-¿Te gusta?
-Sí. Me parece muy excitante.
-Son bonitos y creo que es muy sexy jugar con ellos -le confesé.
-Lo haces muy bien. Me gusta.
De besarlos y lamerlos pasé a meterme sus dedos en mi boca. Ella reaccionó con un suspiro, tocándome la polla con el otro mientras tanto. También pasó a tocarse el coño, haciendo pequeños movimientos circulares en su clítoris, aunque sin meterse los dedos. Yo seguí a lo mío, viendo como ella disfrutaba también de lo que le estaba haciendo, pero sus ganas le podían.
-Javi... Fóllame ya, anda... No puedo esperar más.
-Vale -dije volviendo a coger el condón.
-Nooooo... Un poco sin eso, va...
-Sofíiiiiiia... Ya hemos hablado de esto.
-Pero es que te quiero sentir bien. Por favor... -me rogaba.
Para que dejara el tema, volví a poner el condón sobre la cama y me acerqué a ella hasta que mis rodillas estaban pegadas a sus nalgas. Me moría de ganas por metérsela sin condón, pero pasaba de líos. Así que opté por escupir un poco en su coño, aunque ya estaba bastante lubricado, para rozarme con ella, pero sin llegar a metérsela. Empecé agarrando mi polla para acariciarle su raja con mi glande. Ella se retorcía murmurando, volviendo a tocarse las tetas.
Yo me encendía más por momentos y pasé a apoyarla sobre su raja por completo, sujetándola con el pulgar para mantenerla pegada y empezar a moverme dando pequeñas embestidas con mis caderas, aunque sin metérsela. El roce era muy bueno y placentero para mí. Y por lo que podía ver, también lo era para ella, porque cerró sus ojos y apretó con su cabeza la almohada al echarla hacía atrás, mordiéndose también el labio.
-¿Te gusta?
-Síiiiiii -gemía.
-Estás muy mojada.
-Me tienes loca. Métemela, por favor.
Cogí el condón para terminar de abrirlo, aunque ella se revolvió.
-Nooooo -dijo con tono de reproche-. Sin eso.
-Pero...
-Por favor. Confío en ti. Estoy segura de que no habrá problema.