Keranos
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Capítulo 415 A
No entendía por qué tanto ella como mi madre me estaban hablando de Sofía de esa manera. No sabía el porqué de sus palabras y por qué querían verme de nuevo con pareja. Si yo estaba muy a gusto a mi bola, ¿para qué iba a meterme de nuevo en una relación? Sofía era una chica fantástica, como le dije a Irene, pero no terminaba de verme con ella de esa manera. Ni con ella ni con nadie, por eso estaba un poco mosca con el tema y con que las dos me hubieran dicho algo tan similar.
Yo no era desde luego una de esas personas que cambian de pareja como quien cambia de móvil. Sabía de gente que era así. Que lo pasaba mal durante unos días y luego se iban con otra persona como si nada. No podía entender cómo podían hacer algo así cuando a mí me costó meses asimilar y sobrellevar el final de mi relación. Y ahora no buscaba nada de nada, solo pasármelo bien, tal y como hacía cuando estaba en la universidad.
Algo que también me dejó pensativo de nuevo fue esos pensamientos que tenía Irene acerca de su relación con Mario. No sabía que ella también tuviera esas inseguridades en su relación. La veía una chica segura y aparte del tema que tuvo precisamente con Sofía, no vi nada más que me pudiera dar pie a pensar que a veces le daba por pensar eso. Si incluso trataba con naturalidad muchas veces el acostarse con otras personas como si nada estando con Mario.
La cabrona de Irene me sacó de esos pensamientos al tirarse encima de mí yendo solo en ropa interior. Me asustó y me sobresaltó, riendo ella, pero rápidamente se puso a comerme la boca con ansia mientras de acomodaba bien sobre mi cuerpo. Rápidamente eché mano a su culo para tocar directamente su piel por llevar un tanga negro, al igual que su sujetador, aunque éste voló de inmediato al quitárselo yo y lanzarlo por ahí. Rápidamente le empecé a comer las tetas con ella gimiendo mientras me acariciaba la cabeza.
También le soltaba algún azote con fuerza, murmurando ella con tono de placer. Cómo le iba la fiesta... Tan cachondo me puso verla así y las ganas con las que venía que me levanté con ella sobre mí todavía para ir a su habitación con ella en brazos y poder estar más tranquilos en la cama. Allí le seguí comiendo las tetas durante un rato más, con lamidas, chupetones y algún que otro mordisco para hacerle un poco de daño, pero a ella le encantaba. También me recreé por todo su cuerpo con esos chupetones y mordiscos.
Para haber follado ya con ella, se ponía de unas maneras cuando le hacía eso que era algo que me llamaba la atención. Le quité el tanga y lo tiré a una de las sillas que había por la habitación para comerle el coño y que se corriera así en breve con sus típicos gemidos agudos y anunciándomelo poniendo la voz de la misma manera, algo que siempre me hacía gracia. La verdad es que me llevé una agradable sorpresa al ver a Irene con una franja de pelo de unos dos dedos de grosor sobre su pubis.
Era muy diferente al triángulo que solía llevar siempre, pero aun así estaba tremendamente preciosa con aquel detalle. También la había visto sin nada ahí abajo y no estaba mal tampoco, pero se me hizo muy rara verla así en su día y prefería que se dejara algo, aunque fuera menos, como en este caso.
También le temblaban un poco las piernas. Eso es algo de lo que más me gusta cuando una chica tiene un orgasmo conmigo. Esa manera en las que sus piernas vibran y se quedan con esa cara de placer es algo que me pone como una moto. Y ella lo sabía, aunque no lo simulaba. Sus orgasmos le producían esos temblores tan llamativos para mí. Una vez se corrió, tiró de mí para que me pusiera sobre ella y la besara, quedándonos así, los dos muy pegados y besándonos durante varios minutos, aunque ella no paraba de echar mano a mis bajos para sobarme por encima de los vaqueros.
-Me gusta lo que te has hecho aquí -dije acariciándole el pubis.
-¿Sí?
-Claro. Ya sabes lo que me gusta que las chicas tengan pelo ahí abajo. Me gustaba más tu triángulo, pero así está muy bonito también.
-Es que para la vuelta de Mario me lo quité todo. A él le gusta más así. Y cómo llevábamos tanto sin vernos, pues quería darle esa sorpresa. Y lo mantuve así durante unos días y ahora me lo he dejado así, para que los dos estemos contentos.
-Os hinchasteis a follar, ¿no?
-Pues ya te puedes imaginar. Qué pasada. Cuando estamos sin vernos unos días, Mario se transforma. Quiere follar y te folla. Muy bruto. Me encanta. Se parece mucho a ti en esas ocasiones en ese aspecto. Ya sabes lo que me encanta que me den caña y que me traten como a una puta. Pues él ni me insulta ni nada, pero sí que me folla con más agresividad cogiéndome del cuello y todo.
-Eso está muy bien. Son las ganas de sentirte.
-Los primeros días echamos muchos polvos. Todos muy salvajes, pero cuando acabábamos teníamos nuestro momento de mimitos. Me encanta lo dulce que es. Si fuera siempre así de bruto para follarme... Pero es que él es muy bueno y no le gusta tratarme mal.
-Pero es un juego.
-Ni con esas. Ya se lo he dicho muchas veces, pero es que se le pone mal cuerpo. Y mira que sabe que me pone a mil, pero nada.
-¿Te molesta?
-No, para nada. Si a mí me encanta cómo me folla mi novio. Me conoce perfectamente y sabe qué hacerme y lo que me gusta aparte de eso. No tengo ninguna queja en eso.
-Menos mal.
-Pero también quiero tener mi ración de eso que él no me da. Por eso quiero seguir follando contigo como ahora.
-Por mí, bien. Me encanta lo guarra que eres y cómo te gusta que dé fuerte.
-Voy a por el portátil y te enseño lo que hemos hecho.
-Venga.
En lo que ella fue a por el ordenador, yo me quité la ropa para quedarme desnudo sobre la cama. Estuve mirando el móvil en lo que venía, viendo que tenía algún mensaje de Eva diciéndome si no iba por el estudio como le dije que haría para seguir viéndonos y que así me mantuviera informado, aunque también es verdad que lo podría haber hecho por mensaje o por llamada. Le dije que al día siguiente me acercaría si me echaba una mano para pillarme una cita con su compañero, contestándome ella afirmativamente al instante, así que al día siguiente la vería y le preguntaría mejor en persona si había empezado a hablar con Raquel. Irene regresó como salió, totalmente desnuda, con el portátil y el cargador en sus manos. Se quedó parada al poco de entrar en la habitación para mirarme por todo el cuerpo, quedándose callada y sin decir nada.
-¿Qué pasa? -le pregunté riéndome.
-Qué estás buenísimo.
-Jajajaja. Tú también lo estás. Venga, ven, que nos va a dar frío.
Irene puso el portátil sobre la cama, enchufando el cargador en el enchufe de la mesita después de quitar el de la lamparita. Lo puso a nuestro lado y se echó sobre mí para empezar a besarme por el cuerpo, pero no había puesto el vídeo, por lo que se lo pedí. Estaba tan excitada que se le había pasado, pero lo acabó poniendo para luego seguir como había empezado. En el vídeo me encontré a Irene comiéndosela a Mario y entonces ella se puso de la misma manera, imitando lo que salía en el vídeo. La verdad es que me resultaba bastante excitante estar en esa situación y ella parecía estar encantada también por la forma en la que me la comía. Los primeros minutos del polvo estuvimos así, pero porque ella quería.
Se encabezonó en que lo hiciéramos como ella y Mario lo hacían en el vídeo y no estaba mal, pero yo necesitaba algo más movidito, por lo que la acabé poniendo boca abajo en la cama para ponerme sobre ella y metérsela desde atrás y así poder follarla bien. La agarré del pelo con fuerza para que mantuviera su cabeza alta y mirara el vídeo. La follé con ganas al empujar con fuerza mientras le decía guarradas muy subidas de tono mientras ambos veíamos el vídeo.
Así conseguí arrancarle un par de orgasmos con ella gimiendo muy agudo, aunque yo le tiraba del pelo para que no perdiera detalle del video. Paré un poco de darle así de fuerte, manteniendo un ritmo más calmado al seguir penetrándola. Le di un poco de respiro, aunque también aproveché para descansar yo un poco, porque no quería acabar. De hecho, no quería correrme demasiadas veces, teniendo en mente hacerlo solo una vez para que explotara bien. Lo único que no sabía era dónde hacerlo.
Para seguir con el juego, le dije a Irene que me explicara lo que sentía en los momentos que se veían en el vídeo y en ese mismo momento mientras yo la follaba. A ella parecía volverle loca jugar de esa manera, porque estaba muy participativa y activa. Había momentos en los que ella empujaba con su culo para acelerar un poco la penetración, pero yo se la hincaba con fuerza a la vez que le tiraba del pelo con fuerza para corregir la situación y demostrarle quién mandaba.
Ella gemía de gusto cuando le hacía eso, por lo que me hacía dudar de si lo hacía para aumentar la follada o para que la tratara así. En cualquier caso, ambos nos lo estábamos pasando muy bien. Llegamos a un punto del video en el que Mario follaba a Irene de manera muy dura estando ella a cuatro y me entraron ganas de hacer lo mismo, por lo que la puse así para imitar a mi amigo. Irene se agarraba a las sábanas con fuerza mientras yo bombeaba con fuerza desde atrás para reventarla bien, provocándole otro orgasmo.
Y menos mal, porque me noté cerca yo también de acabar. Aun así, no paré de darle, pero pasé a hacerlo de manera mucho menos intensa para intensificar su orgasmo. Irene gemía y resoplaba y eso me gustaba mucho, por lo que le daba algún que otro azote con fuerza para ver cómo reaccionaba. Lo hacía como esperaba, con gritos que mezclaban placer y dolor. Irene era una amante excelente. Me salí de ella y se tumbó del todo boca abajo para recuperar el aire, poniéndome yo a su lado para acariciar su culo y seguir dándole algún azote. Después de esa escena, Irene pasó a montar a Mario, pero eso era algo que no quería recrear pese a lo que me encantaba esa postura.
Sabía que si Irene me montaba así me iba a correr en nada y no tenía eso en mente, así que la dejé descansar un poco más. Pero me pidió que la dejara comérmela, así le di permiso y me acomodé para ponerse ella entre mis piernas siguiendo tumbada boca abajo y me la estuvo comiendo un poco, aunque le dije que lo hiciera despacio. El video se acabó, teniendo una duración de 20 minutos y le dije que me gustó mucho y que efectivamente, se veía a Mario más activo sexualmente hablando, follándola de una manera más salvaje de lo que yo estaba acostumbrado a ver. Irene me dio la razón y me pidió que la follara de nuevo, por lo que nos empezamos a besar y la puse de espaldas a mí, pero estando tumbada de lado para follarla haciendo la cucharita. Me apetecía hacerlo así, y le daba con ganas, gritando ella mi nombre de manera alta.
-¿Dónde quieres mi leche?
-Donde tú quieras.
-¿Vas a ser buena chica y te lo vas a tragar todo?
-Sí -dijo inmediatamente de manera seria y segura.
-Vale, pues ponte a cuatro, que te voy a reventar como a ti te gusta.
-¿Y si me lo haces un poquito así encima de mí?
-Venga, va.
Estaba tan entregada que accedí a lo que me pidió, así que la follé durante un rato en un misionero en el que ella no apartaba su mirada de mis ojos. Yo aumentaba y bajaba el ritmo para jugar con ella, con Irene acariciando o agarrando mis brazos con fuerza, dependiendo de cómo le estuviera dando. Se corrió como ella siempre solía hacer conmigo, con esos gemidos agudos y con sus palabras con el mismo tono diciéndome que ya le venía. Para intensificar su nuevo orgasmo, me puse sobre ella para pegar nuestros cuerpos y le empecé a besar el cuello, abrazándose ella a mí con todo su cuerpo y llegando a su orgasmo, teniendo uno bastante intenso.
Yo seguí, aun así, porque me veía con fuerzas para seguir, provocándole otro orgasmo, aunque no tan intenso. Me ponía bastante que mi amiga fuera multiorgásmica y que llegara tan fácil al orgasmo conmigo. Que explotara tantas veces en mis manos era algo que me reconfortaba mucho. Me incorporé para mirarla, viendo como ella se estremecía aún con su cara de placer y pasaba a tirarse de los pezones mientras yo le seguía dando, aunque muy suavemente.
-¿Te gusta cómo te follo?
-Me encanta -decía con la voz muy ida y aguda.
-Pues vamos a por otro orgasmo.
No entendía por qué tanto ella como mi madre me estaban hablando de Sofía de esa manera. No sabía el porqué de sus palabras y por qué querían verme de nuevo con pareja. Si yo estaba muy a gusto a mi bola, ¿para qué iba a meterme de nuevo en una relación? Sofía era una chica fantástica, como le dije a Irene, pero no terminaba de verme con ella de esa manera. Ni con ella ni con nadie, por eso estaba un poco mosca con el tema y con que las dos me hubieran dicho algo tan similar.
Yo no era desde luego una de esas personas que cambian de pareja como quien cambia de móvil. Sabía de gente que era así. Que lo pasaba mal durante unos días y luego se iban con otra persona como si nada. No podía entender cómo podían hacer algo así cuando a mí me costó meses asimilar y sobrellevar el final de mi relación. Y ahora no buscaba nada de nada, solo pasármelo bien, tal y como hacía cuando estaba en la universidad.
Algo que también me dejó pensativo de nuevo fue esos pensamientos que tenía Irene acerca de su relación con Mario. No sabía que ella también tuviera esas inseguridades en su relación. La veía una chica segura y aparte del tema que tuvo precisamente con Sofía, no vi nada más que me pudiera dar pie a pensar que a veces le daba por pensar eso. Si incluso trataba con naturalidad muchas veces el acostarse con otras personas como si nada estando con Mario.
La cabrona de Irene me sacó de esos pensamientos al tirarse encima de mí yendo solo en ropa interior. Me asustó y me sobresaltó, riendo ella, pero rápidamente se puso a comerme la boca con ansia mientras de acomodaba bien sobre mi cuerpo. Rápidamente eché mano a su culo para tocar directamente su piel por llevar un tanga negro, al igual que su sujetador, aunque éste voló de inmediato al quitárselo yo y lanzarlo por ahí. Rápidamente le empecé a comer las tetas con ella gimiendo mientras me acariciaba la cabeza.
También le soltaba algún azote con fuerza, murmurando ella con tono de placer. Cómo le iba la fiesta... Tan cachondo me puso verla así y las ganas con las que venía que me levanté con ella sobre mí todavía para ir a su habitación con ella en brazos y poder estar más tranquilos en la cama. Allí le seguí comiendo las tetas durante un rato más, con lamidas, chupetones y algún que otro mordisco para hacerle un poco de daño, pero a ella le encantaba. También me recreé por todo su cuerpo con esos chupetones y mordiscos.
Para haber follado ya con ella, se ponía de unas maneras cuando le hacía eso que era algo que me llamaba la atención. Le quité el tanga y lo tiré a una de las sillas que había por la habitación para comerle el coño y que se corriera así en breve con sus típicos gemidos agudos y anunciándomelo poniendo la voz de la misma manera, algo que siempre me hacía gracia. La verdad es que me llevé una agradable sorpresa al ver a Irene con una franja de pelo de unos dos dedos de grosor sobre su pubis.
Era muy diferente al triángulo que solía llevar siempre, pero aun así estaba tremendamente preciosa con aquel detalle. También la había visto sin nada ahí abajo y no estaba mal tampoco, pero se me hizo muy rara verla así en su día y prefería que se dejara algo, aunque fuera menos, como en este caso.
También le temblaban un poco las piernas. Eso es algo de lo que más me gusta cuando una chica tiene un orgasmo conmigo. Esa manera en las que sus piernas vibran y se quedan con esa cara de placer es algo que me pone como una moto. Y ella lo sabía, aunque no lo simulaba. Sus orgasmos le producían esos temblores tan llamativos para mí. Una vez se corrió, tiró de mí para que me pusiera sobre ella y la besara, quedándonos así, los dos muy pegados y besándonos durante varios minutos, aunque ella no paraba de echar mano a mis bajos para sobarme por encima de los vaqueros.
-Me gusta lo que te has hecho aquí -dije acariciándole el pubis.
-¿Sí?
-Claro. Ya sabes lo que me gusta que las chicas tengan pelo ahí abajo. Me gustaba más tu triángulo, pero así está muy bonito también.
-Es que para la vuelta de Mario me lo quité todo. A él le gusta más así. Y cómo llevábamos tanto sin vernos, pues quería darle esa sorpresa. Y lo mantuve así durante unos días y ahora me lo he dejado así, para que los dos estemos contentos.
-Os hinchasteis a follar, ¿no?
-Pues ya te puedes imaginar. Qué pasada. Cuando estamos sin vernos unos días, Mario se transforma. Quiere follar y te folla. Muy bruto. Me encanta. Se parece mucho a ti en esas ocasiones en ese aspecto. Ya sabes lo que me encanta que me den caña y que me traten como a una puta. Pues él ni me insulta ni nada, pero sí que me folla con más agresividad cogiéndome del cuello y todo.
-Eso está muy bien. Son las ganas de sentirte.
-Los primeros días echamos muchos polvos. Todos muy salvajes, pero cuando acabábamos teníamos nuestro momento de mimitos. Me encanta lo dulce que es. Si fuera siempre así de bruto para follarme... Pero es que él es muy bueno y no le gusta tratarme mal.
-Pero es un juego.
-Ni con esas. Ya se lo he dicho muchas veces, pero es que se le pone mal cuerpo. Y mira que sabe que me pone a mil, pero nada.
-¿Te molesta?
-No, para nada. Si a mí me encanta cómo me folla mi novio. Me conoce perfectamente y sabe qué hacerme y lo que me gusta aparte de eso. No tengo ninguna queja en eso.
-Menos mal.
-Pero también quiero tener mi ración de eso que él no me da. Por eso quiero seguir follando contigo como ahora.
-Por mí, bien. Me encanta lo guarra que eres y cómo te gusta que dé fuerte.
-Voy a por el portátil y te enseño lo que hemos hecho.
-Venga.
En lo que ella fue a por el ordenador, yo me quité la ropa para quedarme desnudo sobre la cama. Estuve mirando el móvil en lo que venía, viendo que tenía algún mensaje de Eva diciéndome si no iba por el estudio como le dije que haría para seguir viéndonos y que así me mantuviera informado, aunque también es verdad que lo podría haber hecho por mensaje o por llamada. Le dije que al día siguiente me acercaría si me echaba una mano para pillarme una cita con su compañero, contestándome ella afirmativamente al instante, así que al día siguiente la vería y le preguntaría mejor en persona si había empezado a hablar con Raquel. Irene regresó como salió, totalmente desnuda, con el portátil y el cargador en sus manos. Se quedó parada al poco de entrar en la habitación para mirarme por todo el cuerpo, quedándose callada y sin decir nada.
-¿Qué pasa? -le pregunté riéndome.
-Qué estás buenísimo.
-Jajajaja. Tú también lo estás. Venga, ven, que nos va a dar frío.
Irene puso el portátil sobre la cama, enchufando el cargador en el enchufe de la mesita después de quitar el de la lamparita. Lo puso a nuestro lado y se echó sobre mí para empezar a besarme por el cuerpo, pero no había puesto el vídeo, por lo que se lo pedí. Estaba tan excitada que se le había pasado, pero lo acabó poniendo para luego seguir como había empezado. En el vídeo me encontré a Irene comiéndosela a Mario y entonces ella se puso de la misma manera, imitando lo que salía en el vídeo. La verdad es que me resultaba bastante excitante estar en esa situación y ella parecía estar encantada también por la forma en la que me la comía. Los primeros minutos del polvo estuvimos así, pero porque ella quería.
Se encabezonó en que lo hiciéramos como ella y Mario lo hacían en el vídeo y no estaba mal, pero yo necesitaba algo más movidito, por lo que la acabé poniendo boca abajo en la cama para ponerme sobre ella y metérsela desde atrás y así poder follarla bien. La agarré del pelo con fuerza para que mantuviera su cabeza alta y mirara el vídeo. La follé con ganas al empujar con fuerza mientras le decía guarradas muy subidas de tono mientras ambos veíamos el vídeo.
Así conseguí arrancarle un par de orgasmos con ella gimiendo muy agudo, aunque yo le tiraba del pelo para que no perdiera detalle del video. Paré un poco de darle así de fuerte, manteniendo un ritmo más calmado al seguir penetrándola. Le di un poco de respiro, aunque también aproveché para descansar yo un poco, porque no quería acabar. De hecho, no quería correrme demasiadas veces, teniendo en mente hacerlo solo una vez para que explotara bien. Lo único que no sabía era dónde hacerlo.
Para seguir con el juego, le dije a Irene que me explicara lo que sentía en los momentos que se veían en el vídeo y en ese mismo momento mientras yo la follaba. A ella parecía volverle loca jugar de esa manera, porque estaba muy participativa y activa. Había momentos en los que ella empujaba con su culo para acelerar un poco la penetración, pero yo se la hincaba con fuerza a la vez que le tiraba del pelo con fuerza para corregir la situación y demostrarle quién mandaba.
Ella gemía de gusto cuando le hacía eso, por lo que me hacía dudar de si lo hacía para aumentar la follada o para que la tratara así. En cualquier caso, ambos nos lo estábamos pasando muy bien. Llegamos a un punto del video en el que Mario follaba a Irene de manera muy dura estando ella a cuatro y me entraron ganas de hacer lo mismo, por lo que la puse así para imitar a mi amigo. Irene se agarraba a las sábanas con fuerza mientras yo bombeaba con fuerza desde atrás para reventarla bien, provocándole otro orgasmo.
Y menos mal, porque me noté cerca yo también de acabar. Aun así, no paré de darle, pero pasé a hacerlo de manera mucho menos intensa para intensificar su orgasmo. Irene gemía y resoplaba y eso me gustaba mucho, por lo que le daba algún que otro azote con fuerza para ver cómo reaccionaba. Lo hacía como esperaba, con gritos que mezclaban placer y dolor. Irene era una amante excelente. Me salí de ella y se tumbó del todo boca abajo para recuperar el aire, poniéndome yo a su lado para acariciar su culo y seguir dándole algún azote. Después de esa escena, Irene pasó a montar a Mario, pero eso era algo que no quería recrear pese a lo que me encantaba esa postura.
Sabía que si Irene me montaba así me iba a correr en nada y no tenía eso en mente, así que la dejé descansar un poco más. Pero me pidió que la dejara comérmela, así le di permiso y me acomodé para ponerse ella entre mis piernas siguiendo tumbada boca abajo y me la estuvo comiendo un poco, aunque le dije que lo hiciera despacio. El video se acabó, teniendo una duración de 20 minutos y le dije que me gustó mucho y que efectivamente, se veía a Mario más activo sexualmente hablando, follándola de una manera más salvaje de lo que yo estaba acostumbrado a ver. Irene me dio la razón y me pidió que la follara de nuevo, por lo que nos empezamos a besar y la puse de espaldas a mí, pero estando tumbada de lado para follarla haciendo la cucharita. Me apetecía hacerlo así, y le daba con ganas, gritando ella mi nombre de manera alta.
-¿Dónde quieres mi leche?
-Donde tú quieras.
-¿Vas a ser buena chica y te lo vas a tragar todo?
-Sí -dijo inmediatamente de manera seria y segura.
-Vale, pues ponte a cuatro, que te voy a reventar como a ti te gusta.
-¿Y si me lo haces un poquito así encima de mí?
-Venga, va.
Estaba tan entregada que accedí a lo que me pidió, así que la follé durante un rato en un misionero en el que ella no apartaba su mirada de mis ojos. Yo aumentaba y bajaba el ritmo para jugar con ella, con Irene acariciando o agarrando mis brazos con fuerza, dependiendo de cómo le estuviera dando. Se corrió como ella siempre solía hacer conmigo, con esos gemidos agudos y con sus palabras con el mismo tono diciéndome que ya le venía. Para intensificar su nuevo orgasmo, me puse sobre ella para pegar nuestros cuerpos y le empecé a besar el cuello, abrazándose ella a mí con todo su cuerpo y llegando a su orgasmo, teniendo uno bastante intenso.
Yo seguí, aun así, porque me veía con fuerzas para seguir, provocándole otro orgasmo, aunque no tan intenso. Me ponía bastante que mi amiga fuera multiorgásmica y que llegara tan fácil al orgasmo conmigo. Que explotara tantas veces en mis manos era algo que me reconfortaba mucho. Me incorporé para mirarla, viendo como ella se estremecía aún con su cara de placer y pasaba a tirarse de los pezones mientras yo le seguía dando, aunque muy suavemente.
-¿Te gusta cómo te follo?
-Me encanta -decía con la voz muy ida y aguda.
-Pues vamos a por otro orgasmo.