Reencuentro con Elena

¿Beligerante yo?

En cuanto a Ángela, jamás dudé se sus genuinas y sanas intenciones, además de alabar lo lista que es y su profunda empatía y comprensión hacia los demás. Debió usted malinterpretar mis palabras, ya ha manifestado en diversas ocasiones sus dificultades para "entender".

Esa es la verdad, si no le gusta tengo versiones alternativas, total solo es ... "cuestión de opiniones".

Espero que haya entendido las ironías ... o que sepa diferenciarlas de las partes que no lo son, si alguna no lo es ... emoticono guiñando ojo.
Si me pregunta si he " entendido ", es que no es usted tan entendedor como presume.
😜... Por si acaso, que ya no sé a qué atenerme.
 
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Capítulo 904

El reencuentro fue un espectáculo, porque Abby y Ángela se dieron un abrazo tremendo que me llegó a impresionar, sobre todo por parte de mi novia. Ángela estaba que no cabía en sí al vernos, dándome otro abrazo enorme a mí también, llegando a subirse a mi cuerpo. Sus ojos brillaban al tenernos por allí. No paramos de hablar durante toda la comida, contándole Abby cómo habían sido las presentaciones tanto con Sofía y Hugo, como con mi madre.

Mi amiga se interesó mucho por ambos momentos, sobre todo por la situación con mi madre. Le estuvimos contando con detalle, diciendo Abby que estaba muy cortada y que tenía mucha vergüenza, dándole yo la razón al decirle que estaba muy roja. Luego, Ángela nos preguntó si ya habíamos visto a Irene a y Mario, negando yo con la cabeza. Sugirió estar ella delante para ver sus reacciones, pareciéndome a mí bien, y a Abby más, pues dijo que así le daba fuerzas.

En broma le pregunté si con las mías no tenía suficiente, diciéndome que sí, pero que con Ángela al lado también, sería incluso mejor, dándome luego un abrazo y un beso para que no me enfadara, aunque todo era de broma. Ángela advirtió a Abby de cómo era Irene, para que no se extrañara si hacía algún comentario fuera de lugar, porque a veces se las gastaba así. Abby estaba enterada de muchas cosas, diciendo que se lo podía imaginar por todo lo que le había contado de ella.

Pasamos un momento inmejorable los tres comiendo juntos, entreteniéndonos bastante entre una cosa y otra, yendo luego a tomarnos un café y volviendo al hotel, estando Ángela con nosotros todo el rato. Estuvo jugando también con la gata, acordándose de ella. Allí estuvimos descansando un poco, estando muy a gusto, aunque al rato pensamos en ir a ver a Irene y a Mario. A Abby le pareció muy bien, por lo que le envié un mensaje a mi amiga para ver si estaban por casa para que nos pudiéramos ver. Su respuesta me hizo gracia, pues me puso en mayúscula que fuera cuanto antes, pareciendo que estaba dándome una orden.

Nos plantamos en la puerta en nada, abriéndonos Irene enseguida. Se volvió loca, porque dio un grito y luego me dio un abrazo muy grande, subiéndose a mi cuerpo de hecho y luego me empezó a dar muchos besos por la cara. Mario apareció al segundo, abrazándome también, pero nos fuimos para dentro para no coger frío.

En el salón ya les presenté a Abby, quien estaba más cortada que en la presentación que había tenido lugar con mi madre o con Sofía y Hugo. Supuse que era por la reacción de Irene al verme, como luego me confirmaría estando ya a solas en el hotel. A mis amigos les cayó muy bien Abby, aunque como digo, ella estaba más callada de lo que esperaba, pero en realidad lo entendía.

Ambos se sorprendieron bastante de la habilidad de Abby para hablar español, aunque había algunas cosas que se les escapaba, pero por lo general, podíamos comunicarnos bien en nuestro idioma. Estuvimos mucho rato en realidad, siendo cada vez mejor conforme pasaban los minutos, pues mi chica se iba soltando cada vez más hasta que llegó un punto que estaba bastante cómoda y ya no estaba sonrojada.

Les estuvimos contando cómo hacíamos nuestra vida en Canadá, aunque ellos ya conocían bastante de aquello por los días que pasaron conmigo cuando fueron a verme el anterior verano, pero se interesaron mucho en el tema de la vida de pareja que hacíamos. El único problema que había era que Abby estaba un poco preocupada por la gata, ya que llevaba ya unas cuantas horas sola en un lugar muy nuevo para ella.

Les pregunté a mis amigos si tenían problema en que la trajera, no habiendo absolutamente ninguno, en especial cuando les conté que era muy tranquila. Así que me puse en marcha para ir a por ella, quedándose Abby allí con Ángela, Irene y Mario. No tardé en llegar al hotel, encontrándome a la gata muy a gusto sobre la cama, estirándose cuando me vio aparecer.

A esas alturas tenía bastante apego a mí, por lo que se me acercó, queriendo que la cogiera en brazos, aunque la notaba mirar por la habitación, seguramente buscando a Abby. No me demoré en meterla en su cestita para cuando la llevábamos a algún sitio, explicándole mientras tanto que Abby no estaba, pero que íbamos a ir con ella, ya que nos gustaba mucho hablarle.

Al volver a la casa de Irene, todo seguía igual, aunque querían ver a la gata, pareciéndoles preciosa. Era normal que no se fuera inmediatamente con ellos al no conocerlos, yendo directamente hacia Abby, aunque también estuvo un poco con Ángela. Al final nos quedamos a cenar allí todos, estando muy a gusto y tranquilos los cuatro, pero después de la cena, Irene empezó con sus temas de conversación.

No es que nos preguntara cómo era nuestra vida sexual, aunque seguro que no era por falta de ganas, pero sí hizo un comentario que ya me hizo a mí en privado el día de Año Nuevo. Por lo que me dijo ese día, sabía que Ángela se había ido de fiesta con ellos y que luego había pasado algo más, pero lo que no me contó era que Cintia también estaba con ellos.

Al parecer, la noche se dio muy bien, porque Irene hacía comentarios con segundas, no estando yo muy seguro de si Abby era capaz de pillarlos. A ella le parecía una chica increíble físicamente y también con una personalidad interesante, aunque me confesó que andaba un poco reticente con ella por mi experiencia con esta chica.

Pero luego, cuando la empezó a conocer, fue cambiando de opinión. Eso, sumado a que Ángela tenía una confianza depositada en ella, fue suficiente para que se dejara llevar. Mario dijo que flipó con la chica, porque la veía muy dominante en varios aspectos, y eso le llamaba mucho la atención. El último detalle que nos dieron fue que acabaron en esa casa en la que nosotros estábamos y que fue una maravilla.

Yo le pregunté a Ángela cómo hizo para convencerla y que fuera hasta nuestra ciudad, siendo algo más sencillo de lo que yo pensaba. Al parecer, el día anterior a Nochevieja, a Cintia se le jodió el plan que tenía y llamó a Ángela para ver si podía estar con ella, sugiriéndole ella ese plan. También me comentó que estuvieron hablando de mí un poco, como también hicieron estando los cuatro ya solos al haber salido con más gente en realidad, pero ya sí que se reservaron un poco más detalles.

No tardamos en marcharnos una vez acabamos la cena, pues al día siguiente, Irene y Mario tenían que madrugar bastante para ir al trabajo. Ángela también tenía que trabajar, pero llevaba un horario más relajado en comparación. Aun así, la acompañamos a casa al pillarnos de camino, charlando con ella de manera muy agradable hasta que llegamos, despidiéndonos de ella con un buen abrazo, quedando en que nos veríamos mucho a lo largo de la semana entrante, como también teníamos pensado hacerlo con Irene y Mario.

Ya en el hotel, después de acomodarnos bien y listos para dormir, Abby y yo estuvimos hablando un poco. Comentamos principalmente cómo había ido todo el tema de conocer a gente nueva que era tan importante para mí, estando yo muy contento con el resultado de lo ocurrido, como también lo estaba Abby, diciendo que no le había resultado tan duro como imaginaba que sería.

También me comentó que les había caído todos muy bien y que tenía ganas de ir a comer a casa de mis abuelos al día siguiente para conocerlos a ellos también, siendo ya el resto de días más relajado al calmarse el tema presentaciones un poco, porque no teníamos en mente que tuviera lugar con nadie más.​
 
Está claro que en el grupo de amigos, no se entretienen con nada... No pueden jugar al trivial, a adivinar películas, a las cartas... ??
Al final, siempre acaban jugando a lo mismo 😝
Y suerte tiene Mario, que se " entretienen" entre ellas, si no menudo nivel de exigencia... Con tres para él sólo 😱
 
Última edición:
Capítulo 905

Otra cosa que comentamos fue lo que podíamos hacer en todos esos días que íbamos a estar allí, teniendo yo pensado enseñarle muchas cosas, queriendo hacerlo a fondo con la ciudad y si se daba, pues algún lugar cercano que le pudiera gustar, pareciéndole a ella bien. Lo que no esperaba era que hiciera alusión a Elena. No había oído ese nombre en todo el día hasta que salió de su boca.

Y no fue para pedirme que se la presentara, pero sí que le extrañó que no comentáramos nada de ella cuando estuvimos todos reunidos. Sabía de sobra que ella se llevaba muy bien con Irene y con Mario, como ya le había contado varias veces, como también sabía que yo siempre quería lo mejor para ella y que me había ido interesando de vez en cuando por ella, ya fuera preguntándole a mis amigos o a Valentina, pero Abby se extrañó de no oír su nombre en toda la tarde.

Me dejó un poco descolocado esa salida, pero le dije que sí era verdad que me interesaba porque todo le fuera bien, pero que tampoco es que hablara de ella con mis amigos a menudo. Sabía de sobra que Abby no iba con segundas intenciones mientras hablábamos de este tema, aunque me volvió a sorprender al preguntarme si me gustaría verla. Me quedé pillado nuevamente, sin saber qué responder, esperando ella una respuesta mientras me miraba, estando de lado sobre la cama, apoyando su cara en su mano.

Llegué a la conclusión de que prefería no hacerlo teniendo en cuenta que no terminamos en muy buenos términos. Abby discrepaba bastante, pensando que era una buena oportunidad para hacer las paces y quitarnos ese mal sabor de boca del que ella estaba segura que teníamos que tener. Yo no entendía cómo me hacía esas preguntas y proponía ese encuentro teniendo en cuenta que era mi ex y lo importante que había sido en mi vida.

Ella no lo veía tan raro, pensando que era toda una suerte que tuviera a tantas personas importantes en mi vida, y que siendo Elena una más no dijera de acabar bien con ella para poder seguir disfrutando de su amistad como lo hacía antes de que fuéramos pareja siquiera. Yo veía eso muy lejos, tanto esos tiempos, como el hecho de poder ser amigos, especialmente si me presentaba de pronto con novia, pues tenía por descartado tener ese encuentro a solas.

Abby volvía a discrepar, diciendo que tal vez estaría bien que nos presentara, pero que nos debíamos una conversación a solas para zanjar cualquier tipo de conflicto que quedara entre nosotros. No me entraba en la cabeza todo lo que proponía, explicándole que no le veía sentido y preguntándole si no le daba miedo que pudiera pasar algo entre nosotros.

Mi novia me contó que ella confiaba en mí y que sabía que eso no iba a pasar, básicamente, porque le había demostrado mucho a esas alturas y sabía leerme la mente con solo mirarme a los ojos. Aunque siguió al decirme que debería confiar en mí mismo tanto como ella lo hacía conmigo. También comentó que solo estábamos hablando, que no tenía por qué darse ese encuentro si yo no quería.

Mencionó que según tenía ella entendió, hacía casi un año desde la última vez que nos habíamos visto en persona y que de la misma manera que yo había empezado algo con alguien, ella podría haberlo hecho perfectamente también. Aquí intervine al decirle que no fue así en el primer lapso de tiempo que estuvimos separados cuando me dejó, pero Abby veía ambas situaciones radicalmente diferentes, siendo la primera vez muy dolorosa por el despecho y siendo la segunda muy diferente por incompatibilidad.

Ella pensaba que era una situación muy diferente y que ya me había dado señales de que no tenía mucho interés en mí a esas alturas con todo lo que yo podía ver en sus actos. Por eso no se le hacía tan raro pensar que podía haberse fijado en alguien más, especialmente habiendo pasado tanto tiempo.

Tenía sentido lo que decía, pero también le comenté que de ser así, mis amigos se habrían enterado, porque seguían teniendo mucho contacto con ella y es algo en lo que Abby me dio la razón, pero también comentó que estaba la posibilidad de querer llevarlo de manera discreta, sobre todo si estaba empezando algo con alguien.

Me dijo que no me preocupara, que solo estábamos hablando, pero que en su opinión, estaría bien hablar con ella antes que encontrársela de sopetón y que fuera un encuentro realmente incómodo. No veía eso muy posible teniendo en cuenta que nosotros vivíamos a más de 5000 kilómetros, respondiéndome ella que quizá nos la encontrábamos en uno de esos días que estuviéramos por ahí. Lo seguía viendo difícil teniendo en cuenta que no trabajaba allí, pero sí que me puso algo intranquilo que me dijera eso. Ella sonrió y me calmó acariciándome el pecho.

Una vez más, dijo que tan solo hablábamos, pero sí que hizo más hincapié en el tema de tener una charla con Noelia, porque sí le parecía que había actuado muy mal con ella con todo lo que le había contado. Aquí sí que estaba de acuerdo con ella, aunque no sabía si ella querría. Abby me dijo que podíamos probar a visitarla antes de que nos fuéramos, aunque yo no tenía ni idea de si seguía viviendo en la casa en la que lo hacía cuando me veía con ella.

Abby se mostraba positiva, diciendo que por probar no perdíamos nada, aunque se me vino a la cabeza que tenía el número de Arantxa, la vecina que teníamos cuando vivíamos Elena, Noelia y yo juntos en la urbanización que quedaba cerca de las afueras de la ciudad. Le pareció buena idea contactar con ella, pese no acabar tampoco muy bien la última vez que me vi con ella, para informarnos de por dónde se movía Noelia, aunque a las malas, podíamos pasarnos por la universidad y ver si la veíamos.

Abby se mostraba muy positiva y con ganas de que aquello tuviera lugar para reencaminar esa situación. Le confesé que fue una espina que me llevé clavada cuando me fui a Canadá pese a haberle dejado una nota de la que no obtuve respuesta. Abby se mantenía positiva aun así, diciendo que ya había pasado mucho tiempo también como para que Noelia siguiera pensando en mí de esa manera, por lo que no tenía un miedo especial por ello, pudiendo también obtener esa información por parte de Arantxa para asegurarnos.

Por lo pronto, al día siguiente nos levantamos a una hora normalita, ni muy temprano ni muy tarde tampoco. Nos dimos una ducha y fuimos a desayunar a una cafetería que había cerca y que yo había frecuentado mucho. Una vez acabamos, volvimos a la habitación del hotel para meter a la gata en una mochila especial que le habíamos comprado y que pudiera así acompañarnos.

Estuvimos paseando durante practicante toda la mañana, enseñándole yo a Abby muchos sitios de interés, aunque fue algo que pensamos tomárnoslo con calma al tener varios días por delante, para no acabar saturados ni muy cansados. En realidad, a cada poco parábamos para sentarnos en un banco y tomar un poco el sol. Abby estaba fascinada con el tiempo de aquí y eso que aún hacía frío, pero no era comparado con el que teníamos en Canadá.

Estaba muy bien superar las temperaturas negativas para variar, pues allí aún seguía haciendo tanto frío como para ello. A ella le impresionaba la diferencia tan grande de temperatura, pues en ocasiones llegaba a ser mayor a los 20 grados. Cualquier ocasión era buena para sentarnos en algún banco cuando le gustaba lo que había cerca, prefiriendo jardines y parques alejados de aglomeraciones.

Más que tomar el sol, era calentar el cuerpo, pues íbamos con ropa de manga larga, pero era agradable igualmente sentir ese calor. Hasta nos animamos un poco a soltar la gata en un pequeño parque en el que no había nadie, en una porción de césped, llevando cuidado de que no saliera corriendo, aunque ella no hizo ni amago de ello.

Cuando se acercó la hora de comer, volvimos al hotel para dejar allí a la gata para que descansara, pues pese a no haber ido a nuestro ritmo, habían sido muchos estímulos y emociones para ella y necesitaba un descanso. Nos aseguramos de que comiera y la dejamos allí durmiendo, marchándonos nosotros a casa de mis abuelos para que pudieran conocer a mi novia y para comer con ellos.

Era todo un placer poder pasear así con mi pareja cogidos de la mano, que ya era algo que hacíamos en el lugar en el que vivíamos, pero hacerlo ahora en mi cuidad como que sabía diferente. No era la primera vez que lo hacía, pero sí es cierto que llevaba muchísimo sin hacerlo. Ella estaba sonriente, pero ya empezaba a notar sus nervios al conocer a mis abuelos. Mi madre me contó que les explicó cómo era Abby y demás, pensando que no pasaría nada.​
 
Y ahora
Capítulo 905

Otra cosa que comentamos fue lo que podíamos hacer en todos esos días que íbamos a estar allí, teniendo yo pensado enseñarle muchas cosas, queriendo hacerlo a fondo con la ciudad y si se daba, pues algún lugar cercano que le pudiera gustar, pareciéndole a ella bien. Lo que no esperaba era que hiciera alusión a Elena. No había oído ese nombre en todo el día hasta que salió de su boca.

Y no fue para pedirme que se la presentara, pero sí que le extrañó que no comentáramos nada de ella cuando estuvimos todos reunidos. Sabía de sobra que ella se llevaba muy bien con Irene y con Mario, como ya le había contado varias veces, como también sabía que yo siempre quería lo mejor para ella y que me había ido interesando de vez en cuando por ella, ya fuera preguntándole a mis amigos o a Valentina, pero Abby se extrañó de no oír su nombre en toda la tarde.

Me dejó un poco descolocado esa salida, pero le dije que sí era verdad que me interesaba porque todo le fuera bien, pero que tampoco es que hablara de ella con mis amigos a menudo. Sabía de sobra que Abby no iba con segundas intenciones mientras hablábamos de este tema, aunque me volvió a sorprender al preguntarme si me gustaría verla. Me quedé pillado nuevamente, sin saber qué responder, esperando ella una respuesta mientras me miraba, estando de lado sobre la cama, apoyando su cara en su mano.

Llegué a la conclusión de que prefería no hacerlo teniendo en cuenta que no terminamos en muy buenos términos. Abby discrepaba bastante, pensando que era una buena oportunidad para hacer las paces y quitarnos ese mal sabor de boca del que ella estaba segura que teníamos que tener. Yo no entendía cómo me hacía esas preguntas y proponía ese encuentro teniendo en cuenta que era mi ex y lo importante que había sido en mi vida.

Ella no lo veía tan raro, pensando que era toda una suerte que tuviera a tantas personas importantes en mi vida, y que siendo Elena una más no dijera de acabar bien con ella para poder seguir disfrutando de su amistad como lo hacía antes de que fuéramos pareja siquiera. Yo veía eso muy lejos, tanto esos tiempos, como el hecho de poder ser amigos, especialmente si me presentaba de pronto con novia, pues tenía por descartado tener ese encuentro a solas.

Abby volvía a discrepar, diciendo que tal vez estaría bien que nos presentara, pero que nos debíamos una conversación a solas para zanjar cualquier tipo de conflicto que quedara entre nosotros. No me entraba en la cabeza todo lo que proponía, explicándole que no le veía sentido y preguntándole si no le daba miedo que pudiera pasar algo entre nosotros.

Mi novia me contó que ella confiaba en mí y que sabía que eso no iba a pasar, básicamente, porque le había demostrado mucho a esas alturas y sabía leerme la mente con solo mirarme a los ojos. Aunque siguió al decirme que debería confiar en mí mismo tanto como ella lo hacía conmigo. También comentó que solo estábamos hablando, que no tenía por qué darse ese encuentro si yo no quería.

Mencionó que según tenía ella entendió, hacía casi un año desde la última vez que nos habíamos visto en persona y que de la misma manera que yo había empezado algo con alguien, ella podría haberlo hecho perfectamente también. Aquí intervine al decirle que no fue así en el primer lapso de tiempo que estuvimos separados cuando me dejó, pero Abby veía ambas situaciones radicalmente diferentes, siendo la primera vez muy dolorosa por el despecho y siendo la segunda muy diferente por incompatibilidad.

Ella pensaba que era una situación muy diferente y que ya me había dado señales de que no tenía mucho interés en mí a esas alturas con todo lo que yo podía ver en sus actos. Por eso no se le hacía tan raro pensar que podía haberse fijado en alguien más, especialmente habiendo pasado tanto tiempo.

Tenía sentido lo que decía, pero también le comenté que de ser así, mis amigos se habrían enterado, porque seguían teniendo mucho contacto con ella y es algo en lo que Abby me dio la razón, pero también comentó que estaba la posibilidad de querer llevarlo de manera discreta, sobre todo si estaba empezando algo con alguien.

Me dijo que no me preocupara, que solo estábamos hablando, pero que en su opinión, estaría bien hablar con ella antes que encontrársela de sopetón y que fuera un encuentro realmente incómodo. No veía eso muy posible teniendo en cuenta que nosotros vivíamos a más de 5000 kilómetros, respondiéndome ella que quizá nos la encontrábamos en uno de esos días que estuviéramos por ahí. Lo seguía viendo difícil teniendo en cuenta que no trabajaba allí, pero sí que me puso algo intranquilo que me dijera eso. Ella sonrió y me calmó acariciándome el pecho.

Una vez más, dijo que tan solo hablábamos, pero sí que hizo más hincapié en el tema de tener una charla con Noelia, porque sí le parecía que había actuado muy mal con ella con todo lo que le había contado. Aquí sí que estaba de acuerdo con ella, aunque no sabía si ella querría. Abby me dijo que podíamos probar a visitarla antes de que nos fuéramos, aunque yo no tenía ni idea de si seguía viviendo en la casa en la que lo hacía cuando me veía con ella.

Abby se mostraba positiva, diciendo que por probar no perdíamos nada, aunque se me vino a la cabeza que tenía el número de Arantxa, la vecina que teníamos cuando vivíamos Elena, Noelia y yo juntos en la urbanización que quedaba cerca de las afueras de la ciudad. Le pareció buena idea contactar con ella, pese no acabar tampoco muy bien la última vez que me vi con ella, para informarnos de por dónde se movía Noelia, aunque a las malas, podíamos pasarnos por la universidad y ver si la veíamos.

Abby se mostraba muy positiva y con ganas de que aquello tuviera lugar para reencaminar esa situación. Le confesé que fue una espina que me llevé clavada cuando me fui a Canadá pese a haberle dejado una nota de la que no obtuve respuesta. Abby se mantenía positiva aun así, diciendo que ya había pasado mucho tiempo también como para que Noelia siguiera pensando en mí de esa manera, por lo que no tenía un miedo especial por ello, pudiendo también obtener esa información por parte de Arantxa para asegurarnos.

Por lo pronto, al día siguiente nos levantamos a una hora normalita, ni muy temprano ni muy tarde tampoco. Nos dimos una ducha y fuimos a desayunar a una cafetería que había cerca y que yo había frecuentado mucho. Una vez acabamos, volvimos a la habitación del hotel para meter a la gata en una mochila especial que le habíamos comprado y que pudiera así acompañarnos.

Estuvimos paseando durante practicante toda la mañana, enseñándole yo a Abby muchos sitios de interés, aunque fue algo que pensamos tomárnoslo con calma al tener varios días por delante, para no acabar saturados ni muy cansados. En realidad, a cada poco parábamos para sentarnos en un banco y tomar un poco el sol. Abby estaba fascinada con el tiempo de aquí y eso que aún hacía frío, pero no era comparado con el que teníamos en Canadá.

Estaba muy bien superar las temperaturas negativas para variar, pues allí aún seguía haciendo tanto frío como para ello. A ella le impresionaba la diferencia tan grande de temperatura, pues en ocasiones llegaba a ser mayor a los 20 grados. Cualquier ocasión era buena para sentarnos en algún banco cuando le gustaba lo que había cerca, prefiriendo jardines y parques alejados de aglomeraciones.

Más que tomar el sol, era calentar el cuerpo, pues íbamos con ropa de manga larga, pero era agradable igualmente sentir ese calor. Hasta nos animamos un poco a soltar la gata en un pequeño parque en el que no había nadie, en una porción de césped, llevando cuidado de que no saliera corriendo, aunque ella no hizo ni amago de ello.

Cuando se acercó la hora de comer, volvimos al hotel para dejar allí a la gata para que descansara, pues pese a no haber ido a nuestro ritmo, habían sido muchos estímulos y emociones para ella y necesitaba un descanso. Nos aseguramos de que comiera y la dejamos allí durmiendo, marchándonos nosotros a casa de mis abuelos para que pudieran conocer a mi novia y para comer con ellos.

Era todo un placer poder pasear así con mi pareja cogidos de la mano, que ya era algo que hacíamos en el lugar en el que vivíamos, pero hacerlo ahora en mi cuidad como que sabía diferente. No era la primera vez que lo hacía, pero sí es cierto que llevaba muchísimo sin hacerlo. Ella estaba sonriente, pero ya empezaba a notar sus nervios al conocer a mis abuelos. Mi madre me contó que les explicó cómo era Abby y demás, pensando que no pasaría nada.​
Qué ganas de complicarse la vida. Hay una bomba y se llama Noelia.
 
Definitivamente, Abby no tiene ni idea de con quién " se juega los cuartos ". Desconoce totalmente a las personas con quién pretende conciliar a Javi.
Una mujer resentida y su hermana obsesiva, no serían el ideal para un acuerdo amistoso.
 
A Abby no le interesan ni Elena ni Noelia, le interesa un Javier que haya superado los malos momentos del pasado y tenga su autoestima restablecida. Si dices que te interesas por Elena, lo lógico es que te intereses personalmente, sin temor, y si dices que aún te pesa lo mal que actuaste con Noelia, lo lógico es que ofrezcas tus disculpas en persona, sin temor. Porque si no, o lo de Javier es solo una pose o aún hay temor e inseguridad.
Todo eso está muy bien.
Mi abuela siempre decía: " Quién evita la posibilidad, esquiva el peligro"
 
Me he sorprendido de lo coincidente que he estado en este capítulo con Javier ...debo preocuparme??? :oops:;)
No se entienden muy bien esas inoportunas "sugerencias" de Abby, desde que están juntos no existe evidencia alguna de que Javier siga afectado por su pasado con Elena, nada que necesite de una reunión que fuerce la firma de algún tipo de armisticio con ella.
Habría sido suficiente con aconsejarle que no la evite ni rehuya su presencia en caso de coincidir en algún encuentro con los amigos, pero más que eso no parece muy natural hacerlo.
Es más, muchos de los positivos cambios evidenciados en él, en la forma de relacionarse en su nuevo entorno, sumados a la presencia de Abby, los debemos a la superación emocional de esa etapa de su vida.
Quizás hilaré muy fino con esto, pero noto una tenue tendencia dominante en Abby, lo que dice de ser sólo sugerencias, se asemejan mucho a una cierta intención de manejar tiempos y lugares, es algo muy sutil, más bien subliminal, no quiero decir con esto que tenga una retorcida intención en hacerlo, sólo lo siento presente, como una necesidad de imponer su propia percepción de las cosas como referente a la hora de tomar decisiones dentro de su relación, coartando en gran medida la posibilidad de que Javier, bien o mal decida. :cool:








Mientras, en la vecina ciudad Valentina prepara una gran evento para un trascendental anuncio de su más reciente amiga y colaboradora, quien por fin se ha decidido luego de años de una indefinida relación, a formalizar su unión con A...
 
A Abby no se le entiende bien, o quizás es demasiado ingenua, no sé. Tiene que entender que ella misma representa la incomodidad en persona para Noelia y Elena.

Además, Javi le ha contado lo de la mamá? Esa información es un peligro constante para todos.

Javi debería ya decirle que deje el tema y se olvide. Si no ha escuchado su nombre, es por algo.
 
Javier decidirá. Abby solo tiene de referencia lo que Javier le ha contado, y le ha contado que él se interesa por Elena y que desea que le vaya bien, si tu interés es ese, no se entiende que evite verla. También le ha contado que aún tiene una espina clavada por cómo se portó con Noelia y que pese a dejarle una nota, esta nunca le ha contestado, se ve que dejar la nota no fue suficiente para sacarse la espina, así que nada mejor que disculparse en persona.
Manipulación? No la veo por ningún lado, plantear algo que tú no has pensado, quizás porque tu subconsciente lo evita, no es manipulación, Abby simplemente espera que Javier sea consecuente con lo que le ha contado a ella. Y de paso le hace reflexionar sobre el tema. Pero imposición no la hay por ningún lado.
Javier a visto y vivido relaciones traumaticas con ex, y eso tal vez le genere algunos prejuicios, pero también tiene un referencia más positiva, como Valentina. Claro que de ella no estuvo realmente enamorado, precisamente por eso podría ser positivo cerrar bien esa puerta y Abby le ha dicho que tiene plena confianza en él, cosa que también es nueva para Javier por lo que ha visto en su entorno.
Pero lo dicho, Javier decidirá y seguro que lo que decida lo aceptará Abby. De hecho la conversación pone precisamente de relieve la diferencia con las imposiciones reales que sí sufrió por parte de Elena y su entorno. Otro punto más para Abby, cuya única mochila es una gata adorable y no una cuñada loca y una suegra insoportable.
Lo entiendo, pero como que hay demasiada premura en Abby porque Javier finiquite esos temas durante este viaje, no es tan extenso como para darse esa labor de preparar encuentros con Elena y Noelia, él nada manifestó en ese sentido hasta que ella lo hizo.
La prioridad de ambos debiera ser disfrutar los días, entendemos que este viaje de Javier no es el último a su tierra, incluso más, él debiera enfocarse en incentivar en ella un mayor interés por la cultura ibérica, que le sea lo más amigable y atractivo el entorno donde se ha desenvuelto toda su vida, de manera que cuando deba volver ya de forma definitiva a España, incluirla a ella tenga la menor resistencia posible.:cool:
 
Capítulo 906

Y así fue. Por suerte, todo fue de maravilla. Yo tenía algo de preocupación por si ellos no entendían su problemilla, o por la barrera del idioma, pero la verdad era que Abby ya tenía un buen manejo del español y no tuvieron problemas para comunicarse. La veía monísima al interactuar con mi familia estando sonrojada por la vergüenza, aunque sabía que lo estaba pasando un poco mal, pero sabía que lo tenía bajo control por sus gestos y caras.

Fue cuestión de un rato que se acostumbrara y se relajara, colaborando mis abuelos al no avasallarla a preguntas, pensando yo que mi madre había tenido algo que ver en ello. La comida le encantó a Abby, hablando con mi madre un poco una vez terminamos y recogimos todo para intercambiar alguna receta. Me encantaba verlas tan bien y charlando de esa manera.

Mi madre le comentó algunos de mis platos favoritos, pensando Abby que tenía que probar a hacerlos para que me sintiera como en casa, aunque la corregí al decirle no hacía falta que me preparara uno de esos platos para sentirme así, haciendo que pusiera una sonrisa preciosa. Estuvimos un rato más, pero luego nos despedimos de mi madre y de mis abuelos para dar otro paseo sin prisa, aunque antes fuimos a ver cómo estaba la gata, quedándonos un poco con ella.

Ya por la tarde se notaba que no hacía tan buena temperatura, pero no nos impidió seguir viendo la ciudad al estar acostumbrados a mucho más frío. A Abby le encantó como se iluminaba la cuidad conforme se hacía de noche, aunque en esta ocasión, el paseo que dimos fue más breve, porque en realidad estábamos un poco cansados.

Pero para la cena volvimos a salir haciéndolo con Ángela. En esta ocasión, Irene y Mario estaban cansados, pero quedamos con ellos para comer al día siguiente. La cena con Ángela fue muy amena, haciéndolo en un bar tranquilamente, contándonos ella cómo le iba en el trabajo y lo que estaba haciendo en esos días.

Nos contó también que nos echaba de menos a la hora de jugar una partida, porque tomamos la costumbre de jugar los tres siempre que podíamos, poniéndonos de acuerdo, aunque ello le costara a Ángela irse a dormir un poco tarde, pero cuando más solíamos jugar era en los fines de semana, no teniendo problema en esos días y pudiendo hacerlo durante más tiempo.

Pero estaba encantadísima de tenernos allí, queriendo vernos todos los días, como así quedamos en hacer. Los demás días fueron muy parecidos, en donde lo que más se repetía eran esos largos paseos para poder enseñarle a mi novia la ciudad. Le encantó una vez la vio bien a fondo, llevándola yo prácticamente por todos los sitios en los que se podía estar bien. Incluso nos animamos a ir a algún pueblo cercano, gustándole a ella también mucho y diciendo que cuando volviéramos a casa teníamos que hacer lo mismo allí, para que pudiera ver otros lugares.

Nos vimos mucho con mi familia, sobre todo para comer allí con ellos, aunque siempre estábamos los mismos, con mi madre y mis abuelos además de nosotros. Con Irene y Mario nos solíamos ver todas las noches para cenar, invitándonos a su casa la mayoría de las veces, sumándose Ángela a nosotros, a quien veíamos más, sobre todo para tomar café después de comer.

Estaba muy a gusto en casa y con gente tan importante para mí así de cerca, aunque tenía un sabor agridulce, porque sabía que todo eso se iba a acabar pronto y pensar en eso, a veces hacía que me costara disfrutar de los momentos que pasamos allí. De hecho, se nos pasó rápido ese viaje del que tantas ganas tenía yo y del que Abby acabó muy satisfecha al haber ido todo tan bien y conocer tantas cosas importantes para mí.

También hablé con Arantxa, empezando por disculparme con ella por lo ocurrido la última vez que nos vimos en persona, queriendo preguntarle acerca de Noelia. Me contó todo lo que necesitaba saber: que estaba bien. Aunque me dio más detalles, comentando que seguía con sus estudios y que ahora se había echado novio y que todo le iba realmente bien.

Le expliqué el motivo de haberle preguntado por ella, no teniendo ella mucha idea de cómo reaccionaría, ya que no habían hablado absolutamente nada de mí desde que me fui. Ella estaba segura de que había pasado más que página de lo que hubo entre nosotros, porque ahora estaba con un chico y podía verla muy feliz y centrada.

El día antes de que volviéramos a casa, fuimos a donde se encontraba ella, a la misma ciudad en la que nos estuvimos viendo durante ese breve periodo de tiempo antes de reencontrarme con su hermana. Estaba bastante nervioso por no saber qué me podía encontrar por mucho que me hubiera dicho Arantxa. No sabía si Noelia estaría receptiva a hablar o si me iba a decir de todo.

Abby y yo estuvimos un rato en el local que había justo enfrente de su casa, aquel en el que nos tomamos algo el día que celebró su cumpleaños, estando sus compañeras de piso y ese grupillo de amigas que hizo en la universidad. Necesitaba pensar bien qué decirle, o más bien cómo empezar la conversación. Abby era la que me daba fuerzas a mí en esta ocasión, justo como había hecho yo momentos antes de las presentaciones con mi familia y amigos.

Fue más sencillo decidirme cuando la vi llegar a su casa con su novio, yendo ambos cogidos de la mano y entrando sin percatarse de que yo estaba muy cerca. No pasaron ni cinco minutos cuando Abby y yo nos plantamos en la puerta para llamar. Fue su novio el que nos abrió, preguntándonos amablemente qué queríamos. Pregunté por Noelia, diciendo él que enseguida salía, yendo a buscarla.

La cara de Noelia al verme allí fue de perplejidad. Parecía que no se creía que estuviera allí, no pudiendo reaccionar. Yo le saludé, siguiéndome Abby en ello, pudiendo reaccionar Noelia al fin, devolviendo el saludo. Le pregunté si podíamos hablar, diciendo ella que sí, haciéndonos pasar y llevándonos hasta el salón. Cuando llegamos, Noelia le dijo a su novio quién era yo, pareciendo sorprenderle, aunque solo preguntó si todo iba bien.

Noelia dijo que sí, que solo íbamos a hablar, diciendo él que sin problema, levantándose para salir del salón, aunque le dije que no había necesidad de ello y que se quedara con nosotros, aceptando él. Nos sentamos en el sofá que tenía, el mismo que yo conocía de la última vez que estuve allí. Lo primero que hice, después de que Noelia nos pusiera algo de beber, fue disculparme de manera apropiada, porque pensaba que con la vez que lo hice por nota no había sido suficiente.

Me sorprendió que aceptara tan rápido mis disculpas. La verdad es que me puse rojo de la vergüenza que me entró al recordar todo lo que le hice en esos días en los que nos veíamos. Noelia le restó un poco de importancia, aunque yo seguía pensado que había sido algo muy grave. Para romper un poco el hielo, le presenté a Abby formalmente, como ella hizo también con su novio, empezando a hablar de otras cosas para ponernos al día.

Me interesé por cómo le iba en la universidad, como ella también me preguntó cómo me iba a mí. Le sorprendió el cambio que le di a mi vida al irme tan lejos, gustándole lo que estaba haciendo allí. Abby no paraba de sonreír al ver que la situación iba bien, aparentando mi mano en varias ocasiones sin que ellos lo pudieran ver. A Noelia le iba de maravilla con sus estudios, contándonos que conoció a su pareja de manera parecía a la que yo conocí a Ángela en su día.

La veía más centrada, más madura, porque se expresaba muy bien, teniendo también sus gestos de siempre. Lucía de nuevo su larga melena morena al haberle crecido bastante el pelo desde la última vez que la vi, estando muy guapa, yendo sin gafas, pero muy bien vestida. Continuamos charlando un rato más de una cosa y de otra, contándome ella que Andrea se había ido una temporada a Irlanda al tener familia allí, como yo ya sabía, pero que seguían manteniendo el contacto casi diariamente, teniendo ella pensado volver para hacer el último año de universidad junto a ella.

Lo más importante de lo que hablamos fue referente a su hermana. Noelia me contó que habían tenido una charla y que habían podido conseguir una cierta normalidad entre ellas. Noelia nos explicó que le había pedido perdón a su hermana por todas las cosas que había hecho para joder nuestra relación, como también se disculpó por meter mano en su anterior relación. Fue una conversación que tuvieron en varias ocasiones hasta que Elena decidió perdonarla, siendo una noticia de la cual me alegraba mucho.​
 

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