Keranos
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Capítulo 464
Durante la semana seguí con la rutina de siempre, aunque parte de ella tuviera lugar en algunos sitios diferentes, como el gimnasio. Todo lo demás estaba exactamente igual, con todo muy bien en el trabajo, encontrando a una Rebeca más animada a participar en clase, aunque aún le seguía costando alcanzar el ritmo del resto, pero ya trataríamos de llegar a él en esas clases extra de los sábados. Algo que es digno de mención, aunque no le daba tanta importancia fue que varias personas que yo creía ya dejadas atrás se pusieron en contacto conmigo. Una de ellas era Eva preguntándome de manera amigable si ya no me pensaba tatuar más, porque no me pasaba por el estudio. No sabía muy bien a qué venía eso cuando me dijo que no le gustaba repetir en la cama con nadie que no fuera su novio para evitar problemas de sentimientos y demás.
Precisamente le pregunté que por qué me contactaba después de decirme aquello y ella me dijo que se acordó de mí por ver a alguien que venía pidiendo un diseño similar a uno de mis tatuajes. Por eso me habló por mensaje, aunque no dijo nada más, ni yo tampoco le di más importancia al responderle que de momento no tenía pensado hacerme ninguno más al tener ya los dos brazos rellenos por completo. Ella me dijo que había mucha más piel por todo el cuerpo, aunque rápidamente pasó a otro tema, al de Raquel en concreto. Al parecer ya habían hecho el trío y no paraba de decir lo buena que estaba y lo bien que se lo había pasado con ella. Al dejarla en visto en cada mensaje que me mandaba de ese asunto, me acabó preguntando si me pasaba algo. Yo simplemente le respondí que no me apetecía hablar de eso.
Entonces fue cuando ella me preguntó si estaba aún picado por no haber sido yo el chico con el que lo habían hecho. Le respondí que no estaba dando saltos de alegría desde luego, pero no le di opción a replicarme al escribirle que no me interesaba ningún detalle de lo ocurrido aquella noche, comentando también que ya conocía a las dos, tanto vestidas como desnudas y que había estado también con ellas en la cama, así que poco me aportaba lo que me tuviera que decir. Ella se reía burlándose de mí al decir que sí que estaba picado al responderle así, pasando a preguntarme si no me interesaban las reacciones tanto de Raquel como la de su novio, añadiendo también que sabía cómo había quedado la cosa entre ambos después de la charla que tenían que tener. Le contesté negativamente y le dije que tenía lío en el trabajo, esperando que pillara la indirecta.
Y sí que pareció pillarla, pues no me volvió a hablar de aquello. Quizá fui borde con ella sin llegar a merecerlo, pero preferí hacerlo así para evitar más acercamiento con ella. Seguía teniendo en mente aquello de no inmiscuirme mucho en la vida de la gente, y pese a lo bien que me caía Eva, no quería tener una relación de amistad con ella. Sabía que, si seguía teniendo contacto con ella, diría de verla para repetir lo que una vez hicimos. De normal no me daría por ahí, pues en tiempos de universidad había mucha gente que iba y venía de mi vida y cuando conseguía ligar con rollos de una noche, era muy raro volver a verlas. Sin embargo, Eva me caía muy bien, como ya he dicho y, además, follaba de escándalo, así que veía bastante probable que me diera por decirle de quedar. Tan solo me volvió a hablar para decirme que, si alguna vez tenía pensado tatuarme más, que no durara en hacerlo en aquel estudio, que era muy bien recibido.
De la que sí pasaba más era de Raquel. Bastante lío tenía ya con su novio como para meterme en medio encima. No era una chica que me cayera mal, pero después de ese tonteo en el que yo veía cada vez más cerca ese trío, no quería verla, porque sabía que se me iba a ir la boca con alguna indirecta acerca de ese tema y ella no sabía las intenciones que teníamos Eva y yo respecto al tema. Además, estaba tan buena que a esas alturas se me iban a ir los ojos descaradamente, especialmente después de haberla visto desnuda y haberme ido con ella a la cama. Era algo que no quería hacer delante de ella, por eso prefería quedarme bastante al margen. Tanto, que ni me interesaba saber qué había pasado con su relación. Que sí, que podría irme con ella a la cama de nuevo seguramente si había roto con su novio, pero desde lo de Cintia, prefería salvar las distancias con gente que apenas conocía.
Otra persona que me contactó fue Lola. Se extrañó de no verme en toda la semana y me preguntó si me encontraba bien o si había faltado por encontrarme mal o algo así. Vaya, ahora que me había ido, sí que me daba bola. Le confesé que me había borrado de ese gimnasio y que me apunté a otro que me pillaba mejor para hacer un entrenamiento más seguido al aprovechar mejor el tiempo para correr. No pareció convencerle mucho mi explicación, por lo que al final le confesé que lo hice para no estar en medio. No me terminaba de sentir cómodo con Natalia, porque se volvió todo bastante frío con ella, y con razón, y seguramente por mi culpa, pero prefería no verla. Y lo mismo con ella. Con aquello de que se estaba viendo en serio con alguien, pues quería evitar la tentación de acercarme para intentar algo con ella cuando llevara bastantes días sin sexo.
No se lo llegué a decir con esas palabras eso último, pero le dejé caer más o menos lo que pensaba y ella pareció entenderlo, aunque le daba pena, porque me dijo que le caía bastante bien. Yo también pensaba así de ella, reconociéndolo, además de los momentos tan buenos como íntimos que pasamos juntos. Finalmente le deseé suerte en lo suyo con aquel chico, porque veía cómo se miraban ambos y era bastante obvio que de ahí iba a surgir algo fuerte. Ella también me deseó que me fuera bien, aunque recalcó que no le gustaría perder esa amistad que surgió entre ambos, pero yo lo veía mejor así, por lo que se lo medio expliqué de nuevo, aunque ella lo veía un poco exagerado. Al final la cosa quedó ahí, aunque no tenía entre mis planes quedar con ella.
Pasando a lo que más me importaba, en esa semana tuve conversaciones con mis amigos más cercanos, pero vayamos por orden. El primero de ellos en hablarme fue Mario, quién me pilló en el gimnasio haciendo bicicleta.
-¿Qué pasa? ¿Te he pillado follando? Jajajaja.
-No, coño. ¿Por qué lo preguntas?
-Porque como respiras fuerte...
-Estoy en el gimnasio.
-Ah, yo es que estoy desayunando y quería hablar contigo.
-Claro. ¿Qué pasa?
-Es para hablar de lo del fin de semana.
-¿Es por Irene?
-No. En realidad, no. ¿Por?
-¿No te ha contado nada?
-Sí, todo. Lo de que vio a Noelia y todo lo que pasó después.
-¿Y qué te parece?
-Pues bien, ¿qué me va a parecer? Eres su amigo y la has animado perfectamente.
-Ya. Lo digo por la manera de...
-Es normal. Os queréis mucho y os tenéis mucho cariño.
-Sigo sin entender cómo te da igual todo, jajajaja.
-Joder, porque confío en los dos. Jajajaja. No tengo miedo de que me vayas a robar a la novia o que ella se vaya contigo.
-Eso está bien.
-Además, el domingo sí que os hinchasteis, ¿no? Jajajajaja.
-Joder... Esa sí que era la Irene que conozco. Qué morbosa es la cabrona.
-No lo sabes bien.
-¿Te ha contado lo que hicimos?
-Sí. Todo.
-Entonces poco tenemos que hablar, jajajaja.
-Bueno, por esa parte, sí.
-Eso, eso. ¿Qué es eso de que quieres afianzar cosas?
-Joder, vas directo, ¿eh?
-¿Qué quieres que te pregunte entonces? Jajaja.
-No sé... A lo mejor cómo me ha ido este fin de semana con alguien... -decía haciéndose el interesante.
-Bueno, pero eso luego. Me interesa más lo otro.
-Joder... Cualquiera diría que eres un tío... Jajajaja.
-Que sí, que ahora hablamos de eso.
-¿Qué quieres saber entonces?
-Pues eso que me dijiste. ¿De qué va el asunto? ¿Le vas a pedir formalmente que se case contigo?
-Bueno, ya sabes cómo es con ese tema...
-Ya. Lo sé.
-La verdad es que me gustaría bastante dar ese paso. Ya son 4 años juntos y estoy como el primer día con ella. Irene me llena mucho.
-Eso se ve en cómo la miras. Y ella está igual contigo.
-Ya. Pero no es algo que me corra tanta prisa.
-¿Entonces?
-Últimamente me están entrando muchas ganas de algo.
-¿De qué?
-De tener un bebé.
-Ostia, Mario...
-Últimamente me ha dado por ver vídeos de bebés, veo muchos por la calle... Se me queda una cara de bobo cuando los veo... Parezco tonto.
-Esas son palabras mayores.
-Eso es. Esto no es algo que se piense a la ligera.
-¿Pero y esto de dónde viene?
-No lo sé. Es como que me lo pide el cuerpo, ¿sabes?
-Bueno, algo me puedo imaginar.
-Pero son unas ganas muy fuertes. De hasta pasar todos los días un rato imaginándonos ya con uno.
-¿Y qué dice Irene?
-No lo hemos hablado en serio. Ella se ríe como si le entrara vergüenza y acabamos follando, pero de ahí no pasamos.
-Jajajajaja. Ojalá verla así.
-Es divertido, pero no llegamos a nada.
-¿Y qué tienes pensado?
-No sé. Es algo que tenemos que hablar seriamente y aún somos jóvenes. A ver qué dice ella.
-Buah, tío. La verdad es que me alegraría mucho si dierais el paso. No termino de imaginaros con un bebé, pero me encantaría veros así tan en familia.
-Gracias. Ojalá tenga lugar más pronto que tarde.
-Seguro que sí.
-Bueno, ¿quieres que te hable de Ana? ¿O se te han pasado las ganas con esto? Jajajaja.
-Va, cuenta. Aunque me parece raro que me sueltes todo esto y me vayas a contar ahora cómo te has follado a otra.
-Jajajajajaja -reía mi amigo con ganas.
-¿Qué tal ha ido con Ana?
-Uff... Mejor de lo que pensaba.
-¿Sí?
-Pues sí. Está bien buena cuando se desnuda. Me la esperaba a lo mejor diferente al pasar lo años, pero qué va. Y folla...
-Joder...
-Y diría que lo tienes bastante hecho con ella.
-¿En serio?
-Creo que sí. Estuvimos cenando en un restaurante en las afueras y estuvimos hablando varias cosas y saliste en la conversación. Que si te veía muy cambiado, con esos tatuajes... Y lo decía sonriendo.
-Pues tuvimos un pequeño encontronazo.
-Sí. También comentó eso. Pero tampoco le dio mucha importancia. Yo creo que si te la ligas, la tienes donde quieres.
-Pues habrá que.
-¿Te gusta?
-Joder, ¿a quién no le puede gustar una chica así? Además, está el morbo de que fuimos compañeros de clase.
-Me contó que te habías visto con Fátima y tal.
-Lo imaginaba. Las chicas se cuentan todo.
-Oye, y dices que Fátima no está mal y eso, ¿no?
-Es apañada y simpática.
-Es que Ana me habló muy bien de ella.
-A lo mejor viendo que sois abiertos quiere hacerle el favor a Fátima para que te acuestes con ella.
-Pues seguramente le diga de quedar. Pero no me quiero venir muy arriba, que ya no estoy mucho en ese plan.
-Bueno, piensa que son del círculo de amigos, que no te estás yendo con cualquiera.
-Ahí llevas razón.
-Desde que me pasó lo de la chica esta que me la lio bastante, estoy yo también en ese plan de no estar con cualquiera.
-Haces bien.
-¿Y estuvisteis mucho rato?
-Llegamos a casa sobre las 12 y acabamos bien entrada la madrugada. Se quedó a dormir de hecho y luego desayunamos tranquilamente y se marchó a su casa.
-Entonces, muy bien.
-Sí. Y luego Irene en cuanto vino se me tiró encima para que le contara mientras... Y bueno, también me contó ella lo vuestro.
-Joder, acabaría escocida, porque ese día no paramos.
-Estaba muy cachonda. Hablamos un poco en lo que venía a casa y se lo noté, pero no esperaba que se me tirara así.
-Joder con tu novia...
Después de hablar de aquello, pasamos a tratar otros temas distintos, aunque no hablamos mucho más porque tenía que regresar a trabajar mientras que yo volvía a hacer ejercicio, aunque me dio qué pensar con aquello que me contó de que quería tener un bebé. La verdad es que no me los imaginaba a los dos en plan familia con un bebé y el típico carricoche, pero por cómo hablaba y cómo lo decía, se le veía ilusionado. Recordaba ese sentimiento que a mí también me dio en un momento dado en mi relación y es algo muy bonito. De hecho, lo hablamos en varias ocasiones, llegando hasta a imaginar la niña que queríamos tener y que ahora veía tan imposible... Pero me hacía bastante ilusión para ser sincero. Ver a mis amigos así en mi mente me hacía poner una sonrisa en mi cara. También me hubiera gustado mucho ver a Irene hablar de ese tema, pues cuando Mario me la describió con esa vergüenza, me hacía gracia al no ser Irene para nada así.
Y ya llevaban 4 años como pareja. Era normal que ya se fuera pensando en ello. Si hasta yo lo hice con muchísimo tiempo menos con pareja. Quizá fuera algo más deseado por nuestra parte al tener que estar al cargo de Paula en alguna ocasión esos últimos meses, pero lo recuerdo como un sentimiento muy agradable que mezclaba una sensación de madurez con una de nerviosismo. Madurez por dar el que probablemente sea el paso más importante en la vida al concebir a un hijo o una hija y el nerviosismo de notar que todo iba muy rápido y que una vez que el paso se diera, ya no había vuelta atrás. Y tan solo en 6 meses de relación. ¿Lo habría pensado ella en su anterior relación la cual duró 5 años? Por cosas que me decía, imaginaba que no, porque al parecer Alejandro era infantil y egoísta en parte, aunque también era un crío a esas alturas, pero tampoco estaba seguro del todo.
Durante la semana seguí con la rutina de siempre, aunque parte de ella tuviera lugar en algunos sitios diferentes, como el gimnasio. Todo lo demás estaba exactamente igual, con todo muy bien en el trabajo, encontrando a una Rebeca más animada a participar en clase, aunque aún le seguía costando alcanzar el ritmo del resto, pero ya trataríamos de llegar a él en esas clases extra de los sábados. Algo que es digno de mención, aunque no le daba tanta importancia fue que varias personas que yo creía ya dejadas atrás se pusieron en contacto conmigo. Una de ellas era Eva preguntándome de manera amigable si ya no me pensaba tatuar más, porque no me pasaba por el estudio. No sabía muy bien a qué venía eso cuando me dijo que no le gustaba repetir en la cama con nadie que no fuera su novio para evitar problemas de sentimientos y demás.
Precisamente le pregunté que por qué me contactaba después de decirme aquello y ella me dijo que se acordó de mí por ver a alguien que venía pidiendo un diseño similar a uno de mis tatuajes. Por eso me habló por mensaje, aunque no dijo nada más, ni yo tampoco le di más importancia al responderle que de momento no tenía pensado hacerme ninguno más al tener ya los dos brazos rellenos por completo. Ella me dijo que había mucha más piel por todo el cuerpo, aunque rápidamente pasó a otro tema, al de Raquel en concreto. Al parecer ya habían hecho el trío y no paraba de decir lo buena que estaba y lo bien que se lo había pasado con ella. Al dejarla en visto en cada mensaje que me mandaba de ese asunto, me acabó preguntando si me pasaba algo. Yo simplemente le respondí que no me apetecía hablar de eso.
Entonces fue cuando ella me preguntó si estaba aún picado por no haber sido yo el chico con el que lo habían hecho. Le respondí que no estaba dando saltos de alegría desde luego, pero no le di opción a replicarme al escribirle que no me interesaba ningún detalle de lo ocurrido aquella noche, comentando también que ya conocía a las dos, tanto vestidas como desnudas y que había estado también con ellas en la cama, así que poco me aportaba lo que me tuviera que decir. Ella se reía burlándose de mí al decir que sí que estaba picado al responderle así, pasando a preguntarme si no me interesaban las reacciones tanto de Raquel como la de su novio, añadiendo también que sabía cómo había quedado la cosa entre ambos después de la charla que tenían que tener. Le contesté negativamente y le dije que tenía lío en el trabajo, esperando que pillara la indirecta.
Y sí que pareció pillarla, pues no me volvió a hablar de aquello. Quizá fui borde con ella sin llegar a merecerlo, pero preferí hacerlo así para evitar más acercamiento con ella. Seguía teniendo en mente aquello de no inmiscuirme mucho en la vida de la gente, y pese a lo bien que me caía Eva, no quería tener una relación de amistad con ella. Sabía que, si seguía teniendo contacto con ella, diría de verla para repetir lo que una vez hicimos. De normal no me daría por ahí, pues en tiempos de universidad había mucha gente que iba y venía de mi vida y cuando conseguía ligar con rollos de una noche, era muy raro volver a verlas. Sin embargo, Eva me caía muy bien, como ya he dicho y, además, follaba de escándalo, así que veía bastante probable que me diera por decirle de quedar. Tan solo me volvió a hablar para decirme que, si alguna vez tenía pensado tatuarme más, que no durara en hacerlo en aquel estudio, que era muy bien recibido.
De la que sí pasaba más era de Raquel. Bastante lío tenía ya con su novio como para meterme en medio encima. No era una chica que me cayera mal, pero después de ese tonteo en el que yo veía cada vez más cerca ese trío, no quería verla, porque sabía que se me iba a ir la boca con alguna indirecta acerca de ese tema y ella no sabía las intenciones que teníamos Eva y yo respecto al tema. Además, estaba tan buena que a esas alturas se me iban a ir los ojos descaradamente, especialmente después de haberla visto desnuda y haberme ido con ella a la cama. Era algo que no quería hacer delante de ella, por eso prefería quedarme bastante al margen. Tanto, que ni me interesaba saber qué había pasado con su relación. Que sí, que podría irme con ella a la cama de nuevo seguramente si había roto con su novio, pero desde lo de Cintia, prefería salvar las distancias con gente que apenas conocía.
Otra persona que me contactó fue Lola. Se extrañó de no verme en toda la semana y me preguntó si me encontraba bien o si había faltado por encontrarme mal o algo así. Vaya, ahora que me había ido, sí que me daba bola. Le confesé que me había borrado de ese gimnasio y que me apunté a otro que me pillaba mejor para hacer un entrenamiento más seguido al aprovechar mejor el tiempo para correr. No pareció convencerle mucho mi explicación, por lo que al final le confesé que lo hice para no estar en medio. No me terminaba de sentir cómodo con Natalia, porque se volvió todo bastante frío con ella, y con razón, y seguramente por mi culpa, pero prefería no verla. Y lo mismo con ella. Con aquello de que se estaba viendo en serio con alguien, pues quería evitar la tentación de acercarme para intentar algo con ella cuando llevara bastantes días sin sexo.
No se lo llegué a decir con esas palabras eso último, pero le dejé caer más o menos lo que pensaba y ella pareció entenderlo, aunque le daba pena, porque me dijo que le caía bastante bien. Yo también pensaba así de ella, reconociéndolo, además de los momentos tan buenos como íntimos que pasamos juntos. Finalmente le deseé suerte en lo suyo con aquel chico, porque veía cómo se miraban ambos y era bastante obvio que de ahí iba a surgir algo fuerte. Ella también me deseó que me fuera bien, aunque recalcó que no le gustaría perder esa amistad que surgió entre ambos, pero yo lo veía mejor así, por lo que se lo medio expliqué de nuevo, aunque ella lo veía un poco exagerado. Al final la cosa quedó ahí, aunque no tenía entre mis planes quedar con ella.
Pasando a lo que más me importaba, en esa semana tuve conversaciones con mis amigos más cercanos, pero vayamos por orden. El primero de ellos en hablarme fue Mario, quién me pilló en el gimnasio haciendo bicicleta.
-¿Qué pasa? ¿Te he pillado follando? Jajajaja.
-No, coño. ¿Por qué lo preguntas?
-Porque como respiras fuerte...
-Estoy en el gimnasio.
-Ah, yo es que estoy desayunando y quería hablar contigo.
-Claro. ¿Qué pasa?
-Es para hablar de lo del fin de semana.
-¿Es por Irene?
-No. En realidad, no. ¿Por?
-¿No te ha contado nada?
-Sí, todo. Lo de que vio a Noelia y todo lo que pasó después.
-¿Y qué te parece?
-Pues bien, ¿qué me va a parecer? Eres su amigo y la has animado perfectamente.
-Ya. Lo digo por la manera de...
-Es normal. Os queréis mucho y os tenéis mucho cariño.
-Sigo sin entender cómo te da igual todo, jajajaja.
-Joder, porque confío en los dos. Jajajaja. No tengo miedo de que me vayas a robar a la novia o que ella se vaya contigo.
-Eso está bien.
-Además, el domingo sí que os hinchasteis, ¿no? Jajajajaja.
-Joder... Esa sí que era la Irene que conozco. Qué morbosa es la cabrona.
-No lo sabes bien.
-¿Te ha contado lo que hicimos?
-Sí. Todo.
-Entonces poco tenemos que hablar, jajajaja.
-Bueno, por esa parte, sí.
-Eso, eso. ¿Qué es eso de que quieres afianzar cosas?
-Joder, vas directo, ¿eh?
-¿Qué quieres que te pregunte entonces? Jajaja.
-No sé... A lo mejor cómo me ha ido este fin de semana con alguien... -decía haciéndose el interesante.
-Bueno, pero eso luego. Me interesa más lo otro.
-Joder... Cualquiera diría que eres un tío... Jajajaja.
-Que sí, que ahora hablamos de eso.
-¿Qué quieres saber entonces?
-Pues eso que me dijiste. ¿De qué va el asunto? ¿Le vas a pedir formalmente que se case contigo?
-Bueno, ya sabes cómo es con ese tema...
-Ya. Lo sé.
-La verdad es que me gustaría bastante dar ese paso. Ya son 4 años juntos y estoy como el primer día con ella. Irene me llena mucho.
-Eso se ve en cómo la miras. Y ella está igual contigo.
-Ya. Pero no es algo que me corra tanta prisa.
-¿Entonces?
-Últimamente me están entrando muchas ganas de algo.
-¿De qué?
-De tener un bebé.
-Ostia, Mario...
-Últimamente me ha dado por ver vídeos de bebés, veo muchos por la calle... Se me queda una cara de bobo cuando los veo... Parezco tonto.
-Esas son palabras mayores.
-Eso es. Esto no es algo que se piense a la ligera.
-¿Pero y esto de dónde viene?
-No lo sé. Es como que me lo pide el cuerpo, ¿sabes?
-Bueno, algo me puedo imaginar.
-Pero son unas ganas muy fuertes. De hasta pasar todos los días un rato imaginándonos ya con uno.
-¿Y qué dice Irene?
-No lo hemos hablado en serio. Ella se ríe como si le entrara vergüenza y acabamos follando, pero de ahí no pasamos.
-Jajajajaja. Ojalá verla así.
-Es divertido, pero no llegamos a nada.
-¿Y qué tienes pensado?
-No sé. Es algo que tenemos que hablar seriamente y aún somos jóvenes. A ver qué dice ella.
-Buah, tío. La verdad es que me alegraría mucho si dierais el paso. No termino de imaginaros con un bebé, pero me encantaría veros así tan en familia.
-Gracias. Ojalá tenga lugar más pronto que tarde.
-Seguro que sí.
-Bueno, ¿quieres que te hable de Ana? ¿O se te han pasado las ganas con esto? Jajajaja.
-Va, cuenta. Aunque me parece raro que me sueltes todo esto y me vayas a contar ahora cómo te has follado a otra.
-Jajajajajaja -reía mi amigo con ganas.
-¿Qué tal ha ido con Ana?
-Uff... Mejor de lo que pensaba.
-¿Sí?
-Pues sí. Está bien buena cuando se desnuda. Me la esperaba a lo mejor diferente al pasar lo años, pero qué va. Y folla...
-Joder...
-Y diría que lo tienes bastante hecho con ella.
-¿En serio?
-Creo que sí. Estuvimos cenando en un restaurante en las afueras y estuvimos hablando varias cosas y saliste en la conversación. Que si te veía muy cambiado, con esos tatuajes... Y lo decía sonriendo.
-Pues tuvimos un pequeño encontronazo.
-Sí. También comentó eso. Pero tampoco le dio mucha importancia. Yo creo que si te la ligas, la tienes donde quieres.
-Pues habrá que.
-¿Te gusta?
-Joder, ¿a quién no le puede gustar una chica así? Además, está el morbo de que fuimos compañeros de clase.
-Me contó que te habías visto con Fátima y tal.
-Lo imaginaba. Las chicas se cuentan todo.
-Oye, y dices que Fátima no está mal y eso, ¿no?
-Es apañada y simpática.
-Es que Ana me habló muy bien de ella.
-A lo mejor viendo que sois abiertos quiere hacerle el favor a Fátima para que te acuestes con ella.
-Pues seguramente le diga de quedar. Pero no me quiero venir muy arriba, que ya no estoy mucho en ese plan.
-Bueno, piensa que son del círculo de amigos, que no te estás yendo con cualquiera.
-Ahí llevas razón.
-Desde que me pasó lo de la chica esta que me la lio bastante, estoy yo también en ese plan de no estar con cualquiera.
-Haces bien.
-¿Y estuvisteis mucho rato?
-Llegamos a casa sobre las 12 y acabamos bien entrada la madrugada. Se quedó a dormir de hecho y luego desayunamos tranquilamente y se marchó a su casa.
-Entonces, muy bien.
-Sí. Y luego Irene en cuanto vino se me tiró encima para que le contara mientras... Y bueno, también me contó ella lo vuestro.
-Joder, acabaría escocida, porque ese día no paramos.
-Estaba muy cachonda. Hablamos un poco en lo que venía a casa y se lo noté, pero no esperaba que se me tirara así.
-Joder con tu novia...
Después de hablar de aquello, pasamos a tratar otros temas distintos, aunque no hablamos mucho más porque tenía que regresar a trabajar mientras que yo volvía a hacer ejercicio, aunque me dio qué pensar con aquello que me contó de que quería tener un bebé. La verdad es que no me los imaginaba a los dos en plan familia con un bebé y el típico carricoche, pero por cómo hablaba y cómo lo decía, se le veía ilusionado. Recordaba ese sentimiento que a mí también me dio en un momento dado en mi relación y es algo muy bonito. De hecho, lo hablamos en varias ocasiones, llegando hasta a imaginar la niña que queríamos tener y que ahora veía tan imposible... Pero me hacía bastante ilusión para ser sincero. Ver a mis amigos así en mi mente me hacía poner una sonrisa en mi cara. También me hubiera gustado mucho ver a Irene hablar de ese tema, pues cuando Mario me la describió con esa vergüenza, me hacía gracia al no ser Irene para nada así.
Y ya llevaban 4 años como pareja. Era normal que ya se fuera pensando en ello. Si hasta yo lo hice con muchísimo tiempo menos con pareja. Quizá fuera algo más deseado por nuestra parte al tener que estar al cargo de Paula en alguna ocasión esos últimos meses, pero lo recuerdo como un sentimiento muy agradable que mezclaba una sensación de madurez con una de nerviosismo. Madurez por dar el que probablemente sea el paso más importante en la vida al concebir a un hijo o una hija y el nerviosismo de notar que todo iba muy rápido y que una vez que el paso se diera, ya no había vuelta atrás. Y tan solo en 6 meses de relación. ¿Lo habría pensado ella en su anterior relación la cual duró 5 años? Por cosas que me decía, imaginaba que no, porque al parecer Alejandro era infantil y egoísta en parte, aunque también era un crío a esas alturas, pero tampoco estaba seguro del todo.