Reencuentro con Elena

La lancé a la cama con ella rebotando, donde lo que más lo hacía eran sus pechos, siendo algo muy hipnotizante....

Cervantes se está revolviendo en su tumba. Compendio de errores en una sola frase
 
La lancé a la cama con ella rebotando, donde lo que más lo hacía eran sus pechos, siendo algo muy hipnotizante....

Cervantes se está revolviendo en su tumba. Compendio de errores en una sola frase
Lo vuelvo a decir una vez más (y ya he perdido la cuenta). No soy escritor profesional. Lo hago lo mejor que puedo para que la lectura sea entretenida y agradable a la vista. También es verdad que pienso que este tipo de foro no es lugar para andar fijándose en esas cosas y ser tan quisquilloso.
 
Lo vuelvo a decir una vez más (y ya he perdido la cuenta). No soy escritor profesional. Lo hago lo mejor que puedo para que la lectura sea entretenida y agradable a la vista. También es verdad que pienso que este tipo de foro no es lugar para andar fijándose en esas cosas y ser tan quisquilloso.
Totalmete de acuerdo contigo.
Una pareja echando un polvo de campeonato y aqui alguien fijandose en como esta escrito???? Anda, anda..........
Keranos, tu a lo tuyo, que lo aces jenial 🤣 🤣 🤣
 
Capítulo 563

Aunque yo tenía en mente algo más para acabar, por eso me puse sobre ella, sin tocarla, para besarla en el cuello y en sus hombros, pasando luego a su cabeza y su cara una vez la puso de lado.

-¿Cómo estás?

Pero Valentina no contestaba. Respiraba con ansia y de manera entrecortada. Demasiado rápido para que lo hiciera con la manera que había tenido de correrse. Por lo que esperé un poco, con los mismos besos que le estaba dando, aunque también lo empecé a hacer por su espalda. Ella poco a poco se recuperó y empezó a disfrutar de esos mimitos que le daba por como reaccionaba a los besos que le daba con sus tiernos gemidos. Así que, una vez vi que estaba ya bien para poder hablar, subí hasta su cabeza entre besos para volver a preguntarle.

-¿Cómo estás?
-Uff... Muerta.
-Jajajaja.
-No sé cómo lo haces, pero me llevas al final de una manera...
-Ya ves... -dije cerrando sus piernas para ponerme sobre ella, encajando mi polla entre la raja de su culo y mi abdomen.
-Jejeje... -reía por lo que estaba haciendo.
-¿Cómo ha ido la cosa cuando he metido el dedo? -pregunté empezando a moverme ligeramente para frotarme con ella.
-Bien. Me ha dado gustito.
-Ah, ¿sí? -pregunté impresionado.
-Sí -contestó bajito-. Pero de ahí a meter lo que tienes tú... Mejor te olvidas, ¿vale? Lo siento.
-Ya. Si ya sé que eso no va a pasar.
-Es que tiene que ser imposible que todo eso pueda entrar en un culo. ¿Lo has hecho con alguien?
-Da igual. No pienses en eso.
-¿No has acabado tú?
-Pues no. He estado muy cerca, pero al final no lo he hecho.
-¿Quieres...?
-Espera. ¿Puedes tú...?
-¿Más? -preguntaba casi horrorizada.
-Jajajajaja. No, no tenía pensado follarte más.
-¿Entonces?
-Te quiero comer el culo.
-¿Pero qué dices? -preguntaba intentado darse la vuelta.
-Shhh -siseé apretando con mi cuerpo para que no se moviera.
-Eso es una guarrería muy grande, Javi.
-¿Y? No te voy a pedir que me dejes follártelo. Eso es imposible. Lo sé y lo acabamos de hablar. Pero comértelo es algo que veo factible. Te aseguro que no te va a doler.
-Ya sé que no me va a doler. Pero es que esa zona no está pensada para hacer eso. ¿Sabes el peligro que...?
-Valentina, es una forma más de disfrutar y es algo muy excitante. Da mucho morbo. ¿Por qué no dejas los prejuicios de lado y abres la mente para disfrutar?

Valentina se quedó en silencio y echó su cabeza sobre la almohada de lado. No llegó a responder, viendo yo así lo que opinaba del tema.

-Da igual. Está claro que no estás cómoda. Mejor lo dejamos.
-No, espera -dijo apretando mis manos que estaban siendo agarradas por las suyas al haberlas pasado por debajo de su cuerpo.
-¿Mmm?
-Podemos intentarlo. Es que es muy... Uff... Qué guarrería.
-Si te ha gustado lo de antes, esto también te va a gustar. Es una zona muy sensible y si te la estimulan bien, te puede dar mucho placer.
-Vale. Está bien. Pero solo una cosa.
-Dime.
-En cuanto acabes, vas corriendo al baño a lavarte bien todo. ¿Vale?
-Vale -dije riéndome.
-Uff...
-Estás nerviosa. Lo sé. Pero te prometo que te va a gustar.
-Despacito, ¿vale?
-Claro. Confía en mí -dije besándola en la mejilla.
-Sabes que lo hago.

Bajé por su cuerpo con pequeños besos y llegué a sus nalgas, las cuales besé y mordisqueé un poco para que se relajara y no hacerlo tan de golpe. Poco a poco se las abrí para ver su precioso culo por dentro, pasando a soplar, con ella estremeciéndose, lo que me hacía gracia y ella me medio regañaba diciéndome que no me riera. Se lo empecé a acariciar durante unos minutos hasta que finalmente pasé a jugar con mi lengua por la zona. Ella pegó un respingo más fuerte que en cualquier otra ocasión anterior esa noche y lanzó un gritito. Le acaricié la espalda y empecé a comérselo muy lentamente y con detenimiento. Y ella se relajaba conforme pasaban los minutos, por eso aumenté el ritmo poco a poco, llegando a lamer con más fuerza e incluso me animé a meter un poco mi lengua en ese orificio, con ella resoplando de manera alta.

Yo seguí así durante un buen rato y conforme más lo hacía, ella más se relajaba y lograba disfrutar de aquello. Y ya fue cuando metí la mano por debajo de su cuerpo para estimular su coño, jugando con sus labios y con su clítoris. Quería que tuviera otro orgasmo y en ello me centré metiéndole un par de dedos mientras que con los de la otra mano jugaba por la zona, sin dejar su ojete libre de mi boca que ensalivaba bien la zona para que estuviera más cómoda. Valentina tuvo un fuerte orgasmo que manifestó con un grito y moviendo su cuerpo, aunque yo hacía fuerza con mi cabeza para tenerla bien sujeta mientras le seguía comiendo el culo. Ella retorcía las sábanas e hincaba su cabeza en la almohada, ahogando sus gritos en ella. Yo por mi parte, cuando la solté al notarla más sensible de la cuenta, me puse de rodillas detrás de ella para masturbarme, acabando enseguida al verla así y por el calentón que llevaba, haciéndolo sobre sus nalgas con algunos chorros que se desparramaban sobre su piel.

Me eché a su lado un par de minutos, con ella retorciéndose y con varios espasmos. Cuando recuperé el aliento, me incorporé para limpiarla bien con papel y luego con toallitas que siempre llevaba en su bolso, marchándome a la ducha dejándola allí reposando. Me di una rápida, enjabonándome bien, porque había sudado después de ese rato en el que la reventé a buen ritmo, de la misma manera que me lavé la boca con pasta de dientes que había ahí, usando mis dedos como cepillo y enjuagándome bien para que no me dijera nada, aunque tenía aquello inmaculado. Al volver, me la encontré tumbada de lado, tapada con una sábana hasta arriba y cogiéndola con sus manos, llegando a taparse hasta la cara. Tenía una expresión muy tierna y preciosa, mirándome con una sonrisa que era delatada por sus ojos al no poder verle la boca al estar tapada.

-¿De qué te ríes? -le pregunté riéndome mientras me quedaba de pie, echado en el marco de la puerta del baño.
-De nada... Jejeje.
-Ha estado bien la noche, ¿no?
-Uff... De las mejores.
-La verdad es que sí.
-Anda, ven aquí conmigo.
-¿No te duchas?
-Ahora. Pero ven, que me apetece estar abrazada a ti.

Fui con ella a la cama y me tumbé a su lado, destapándose un poco ella para echar su cara en mi hombro y pasar su brazo por mi pecho.

-¿De verdad te gusta hacerle eso a una chica?
-Sí. Da morbo. Y tu culo es precioso y perfecto para eso.
-Shhh...
-Y se podría comer de él.
-Calla... -replicaba con tono de molestia, aunque ñoño a la vez.
-Ha sido una noche especial. Y lo tengo muy en cuenta. Te esfuerzas mucho para tenerme contento.
-Creo que es importante ser generosa en la cama.
-Sí. Lo es. Pero tú nunca me dices nada de lo que te gusta para que lo pongamos en práctica.
-Es que ya haces todo lo que me encanta. No hay nada que me deje.
-Am... Oye, me he lavado bien la boca y tal.
-Ya te he oído.
-Para que no te cortes si me quieres besar.
-Bobo... -dijo levantando su cara para darnos un beso en los labios, aunque sin lengua.
Nos quedamos un rato en silencio, aunque yo me quedé pensativo mirando al techo, notándolo ella.
-¿Qué ocurre? -preguntó adormilada.
-Nada. Es por lo de Irene. Estoy un poco mosqueado. Me da que pasa algo. Y creo que sé qué puede ser. Habéis estado bastante rato solas y seguro que habéis hablado muchas cosas, ¿verdad?

Pero Valentina no contestó, se había quedado dormida sobre mí. Y no me extrañaba, pues era muy tarde y habíamos tenido una sesión de sexo intensa, pero que se durmiera justo cuando le pregunté eso me daba que pensar. Estuve un rato atento y parecía legítimamente dormida, así que no pensé que lo hiciera adrede. Y no quería despertarla, porque la veía muy cómoda y pensé que era mejor dormir allí al haber pagado por toda la noche, teniendo que devolver la habitación a las 12 del mediodía, así que podíamos dormir allí tranquilamente y luego irnos por la mañana a desayunar fuera y luego volver. Antes de dormirme me quedé pensando en el día tan extraño que habíamos tenido. No por nosotros, sino por parte de Irene. Eran situaciones y excusas que no me terminaban de cuadrar, porque conocía a mi amiga de sobra y nunca se ponía así con sus periodos, por lo que pensaba que le ocurría algo. Y era bastante claro que Valentina tenía algo que ver, porque su comportamiento cambió cuando ambas volvieron de esa caminata.

De repente se me iluminó la mente y vi claro por qué era. Valentina le tenía que haber dicho que le prometí no verme con más chicas y eso afectaba de forma directa a Irene, porque no habían sido pocas las ocasiones en las que nos habíamos acostado. Pensaba que se había acostumbrado a tenerme para eso y ahora me había perdido de esa forma y eso la había enfadado y quizá hasta puesto triste. Por eso estaba tan distante y seria, siendo una manera de ser totalmente opuesta a la suya natural. Fue algo que no llegué a meditar tampoco hasta ese momento en el que lo pensé, siendo algo que también me daba pena y que esperaba que no me costara tanto de respetar o de sobrellevar, porque quería mantener la promesa que le hice a Valentina. Pensé hablarlo con mi amiga en algún momento que tuviéramos a solas en las siguientes horas, aunque no tenía del todo claro cuándo podía ser, pero ya vería cómo hacerlo, por lo que le pediría ayuda a Valentina para que se quedara con Mario y así poder estar a solas con ella. Tampoco le di muchas más vueltas, porque me acomodé para descansar con Valentina entre mis brazos, estando muy cómodo con ella en todos los aspectos.

El despertar fue agradable por tenerla de la misma manera que cuando caí dormido, pero pronto se me fue ese bienestar al recordar el día que era. Era el cumpleaños de una persona que ya no estaba en mi vida desde hacía muchos meses, pero que sin embargo, no se terminaba de ir de mi cabeza. Con cuidado, deshice el abrazo que Valentina y yo nos estábamos dando y fui al baño para darme una pequeña ducha, porque no me apetecía estar más en la cama pese a lo temprano que era. Me puse la ropa que llevé la noche anterior y me quedé sentado en un sillón que había en la habitación, esperando a Valentina se despertara para que se duchara y poder irnos, aunque no quería despertarla por ser temprano y verla dormida tan profundamente, por eso decidí dejarla descansar un poco más.

Mientras ella lo hacía, yo me puse a mirar el móvil, saltándome uno de esos dichosos recordatorios que fui poniendo en diferentes fechas en el calendario. Como si se me fuera a olvidar su cumpleaños... Recordé el momento en el que lo puse y cómo de feliz era. Y si bien es verdad que ya no estaba tan triste como en los primeros meses, no podía dejar de ponerme un poco mal cuando la recordaba, en especial todos los buenos momentos que pasamos juntos y el último que vivimos, el más espantoso. En esos momentos en silencio y a oscuras en la habitación con mi amante durmiendo, me preguntaba qué sería de ella, qué estaría haciendo esos días, cómo iba a celebrar su cumpleaños y con quién, aunque me figuraba esto último. Fue un momento muy amargo en el que me estuve comiendo la cabeza con ella durante varios minutos.
 
La ace jenial, Wapete? No fuiste a clase los días que tocaba ortografía?
Pos sí que lo ace mu bien, pero las clases de ortografía y gramática están en otro hilo. Aquí se viene a disfrutar del relato y hablar sobre él y si te parece bien, agradecer al autor el trabajo realizado desinteresadamente. Y como ya he dicho, las clases de gramática, estilo y ortografía están en otro sitio.

Y bueno, a lo que importa. Y si lo que ha puesto así a Irene, ha sido que ha visto a lo lejos a Elena y al hermano de Javi juntos?
 
Pos sí que lo ace mu bien, pero las clases de ortografía y gramática están en otro hilo. Aquí se viene a disfrutar del relato y hablar sobre él y si te parece bien, agradecer al autor el trabajo realizado desinteresadamente. Y como ya he dicho, las clases de gramática, estilo y ortografía están en otro sitio.

Y bueno, a lo que importa. Y si lo que ha puesto así a Irene, ha sido que ha visto a lo lejos a Elena y al hermano de Javi juntos?
Eso es lo que yo pienso pero.... Keranos nos hace esperar....
 
Lo vuelvo a decir una vez más (y ya he perdido la cuenta). No soy escritor profesional. Lo hago lo mejor que puedo para que la lectura sea entretenida y agradable a la vista. También es verdad que pienso que este tipo de foro no es lugar para andar fijándose en esas cosas y ser tan quisquilloso.
Ya lo mencioné en su momento, pero hay que tener en cuenta la constancia con la que pública Keranos, no cualquiera. Saludos colega.
 
Ya da igual lo que haga Elena. No debe mirar para atrás y si hacia delante, que ahora está avanzando con Valentina.
Aún espero un segundo reencuentro con la otra persona, pero ya mucha agua ha corrido bajo el puente.
Ya no me convence Valentina, sus 14 años de diferencia parecen 30, su carácter insufrible.
 
Capítulo 564

Por suerte, Valentina no tardó mucho en despertarse, abriendo sus brazos para desperezarse y levantando su cabeza para buscarme, aunque no se veía casi nada dentro de la habitación. Pero ella fue capaz de encontrarme, haciendo un sonido tierno y volviéndose a echar para tumbarse bien. Me preguntó qué hacía despierto ya y ahí sentado, explicándole yo que no podía dormir más y que me había dado una ducha para despejarme, sentándome ahí para dejarla descansar. Se incorporó, dejándome ver sus preciosos pechos y se volvió a estirar para levantarse y venir hacia mí, sentándose en mi regazo para abrazarme y darme un beso. Fue un gesto que hizo que nos quedamos en silencio, pero que a la vez me transmitía lo bien que estaba ella de estado de ánimo, porque estaba cariñosa. Y me gustaba verla así, por eso le empecé a acariciar sus muslos, pero rápidamente se fue a la ducha para que nos fuéramos cuanto antes.

Desde la ducha me decía que la noche anterior se había quedado dormida por mi culpa, porque le había provocado muchos orgasmos y la había dejado para el arrastre. Esas palabras hicieron que pusiera una pequeña sonrisa en mi boca, aunque sabía que aquel día iba a estar un poco de aquella manera por lo mencionado anteriormente. Pero ella estaba muy contenta y en cuanto salió de la ducha, corrió las cortinas para que entrara la luz del sol y se sentó en la cama para ponerse sus sandalias, viniendo hacia mí para volver a sentarse sobre mí y estar unos minutos así de nuevo. Pero no queríamos volver muy tarde, sobre todo por ella, porque no quería que nuestros amigos se dieran cuenta de que habíamos pasado la noche fuera, porque pensaba que tal vez les podía sentar mal que hubiéramos hecho eso. Así que nos fuimos, dejando la habitación más o menos recogida para que no se notara lo que pasó la noche anterior y nos montamos en el ascensor para bajar.

-¿Estás bien? -me preguntó Valentina mientras se agarraba a mi brazo.
-¿Mmm?
-Te noto un poco... ¿Te pasa algo?
-No, no me pasa nada -dije sonriendo y pasando mi brazo por sus hombros, dándole un beso en la cabeza también.
-¿Es por haberte quedado con ganas de hacer algo? ¿Querías llegar hasta el final? Es que...
-Valentina, tranquila. No es nada de eso. No me pasa nada. De verdad.
-Vale -dijo dándome un abrazo.

Pero en cuanto el ascensor se detuvo se separó de mí. Dejamos la llave en recepción y nos fuimos, poniéndonos en camino hasta el apartamento, aunque antes de llegar paramos a desayunar, porque estábamos muy hambrientos, cosa que era normal después de la noche que tuvimos con tanto movimiento. Así que paramos en una cafetería cercana, sentándonos en una terraza para desayunar tranquilamente con el aire que corría al ser aún temprano por la mañana. En ese rato estuve más callado de la cuenta como era de esperar por cómo me levanté. Ella me daba conversación y yo le correspondía como podía, pero no era como siempre. Aunque ella no me volvió a preguntar en ese momento, cosa que era de agradecer, porque no me apetecía mucho dar explicaciones por si se ponía insistente. Así que terminamos de desayunar tranquilamente y nos fuimos al apartamento.

Al llegar, entramos despacio y tratando de hacer el menor ruido posible, a petición de Valentina, porque no quería que se dieran cuenta de que veníamos ahora. Así que entramos y fuimos a la habitación para cambiarnos de ropa y echar esa a lavar, cosa que hicimos en el acto. Me esperaba un buen rato a solas con ella hasta que mis amigos se despertaran, cosa que no esperaba que hicieran pronto, por lo que, para evitar silencios largos y una posible conversación que no quería tener, decidí salir a correr un poco. Por suerte ella me dejó mi espacio y no dijo de venir conmigo a correr, cosa que ya sabía que hacía de vez en cuando, aunque supuse que bastante ejercicio hizo por la noche. Ella se quedó allí, sentada en una mesa con una tablet que se llevó para organizar alguna cosa del trabajo y tenerlo todo bien controlado. Así que me puse ropa de deporte y salí a correr por la playa antes de que pegara más el sol.

De normal, hacer ejercicio me despejaba mucho la cabeza al centrarme en estar atento por dónde iba, al ver a gente y demás por la calle y también al estar pendiente de hacer buenos movimientos con mi cuerpo para no hacerme daño, pero ese día no podía librar mi mente de lo que empecé a pensar al despertar. Tan ofuscado me sentí que paré un poco para sentarme en el paseo marítimo y descansar un poco. Pero no me quería enfriar, así que me levanté para reanudar la marcha, yendo por la orilla y tratando de evitar las multitudes que se empezaban a montar en la playa para echar un buen día allí, pero tuve que dar la vuelta, porque estaba llegando a un lugar bastante propicio a provocarme que me pusiera peor, porque era aquel rincón donde celebramos su cumpleaños y donde pasamos una noche especial.

Ya casi a medio camino del apartamento, Valentina me llamó para preguntarme dónde estaba, respondiéndole yo donde más o menos creía que estaba y lo que me quedaba para llegar, pero ella me dijo que no lo hiciera, que ellos ya venían hacia donde estaba yo para estar allí toda la mañana. Le dije que había bastante gente y que nos moviéramos un poco para estar más tranquilos, pareciéndole bien a ella y diciéndome que se echaba un bañador y demás para que me pudiera cambiar y luego para tener ropa que ponerme cuando dijéramos de volver. Así que me entretuve dando alguna vuelta por la zona corriendo mientras ellos llegaban, cosa que tuvo lugar como a la media hora de la llamada. Valentina me saludó alegremente, haciéndolo Mario también de buena manera, pero Irene, sin embargo, ni abrió la boca. Simplemente llegaron y pusimos las sombrillas y echando las toallas en la arena.

Fui a cambiarme ahí directamente, pensando desnudarme y hacerlo rápido al no haber tanta gente, pero a Valentina no le terminó de parecer bien, o eso fue lo que pensé, porque en cuanto me vio quitarme la camiseta, se levantó diciéndome que esperara para coger mi toalla y rodear mi cuerpo con ella para que me pudiera quitar la parte de abajo y ponerme el bañador. En cuanto me lo puse, me fui al agua para quitarme la sudada que llevaba encima, acompañándome Valentina, aún visiblemente contenta por lo que veía en su cara, pese a ir con unas grandes gafas de sol, aunque llevaba su pelo recogido y era más fácil. Hasta se animó a acercarse un poco más de la cuenta a mí, pero tampoco sin que nos llegáramos a tocar. Al estar solos, comentamos algo de la noche anterior, diciéndome ella que se paraba a pensarlo y no podía creer que hubiera hecho todo aquello.

Cosas que sí es cierto que no eran para tanto, pero que para ella era algo impensable cuando la empecé a conocer después de acostarme con ella y ver cómo era en ese aspecto. Se me venía mucho a la cabeza cuando se la puse sobre su culo y me dijo que si me atrevía a hacer algo por esa zona, me la cortaba. Cómo había cambiado la cosa en unas pocas semanas... Pero también me decía que no le gustaba del todo hacer aquello, no porque le hiciera daño o le molestara o algo parecido. Tampoco me dijo que fuera porque le daba asco, porque valoró que le hiciera caso en lavarme las manos y la boca una vez acabáramos. La principal razón que me dio fue que se sentía muy vulgar haciendo aquello y que no le gustaba sentirse así. Sin embargo, me dijo que de vez en cuando sí que podríamos hacer algo. Se notaba que quería tenerme contento con el sexo que teníamos y era algo que agradecía, pero le dije que no hacía falta que lo hiciéramos si ella no iba a estar cómoda. Al final quedamos en dejarlo para situaciones especiales, porque ella también lo disfrutaba en cierto modo, así que ahí quedó la cosa.

Cuando volvimos con nuestros amigos, estuvimos en silencio. Se notaba que Irene estaba muy distante y Mario trataba de sacar conversación. Valentina le seguía la charla, pero Irene no abría la boca para nada. Y yo tampoco. No pensaba que fuera a esta muy hablador lo que quedaba de día. Por suerte, ese momento algo incómodo se acabó cuando Irene se levantó para ir al agua y estar allí un buen rato, acompañándola Mario a los pocos minutos. Valentina y yo nos quedamos sobre las toallas, en silencio de primeras mientras ella me echaba crema por la espalda y los hombros para que no me quemara más de lo que ya lo estaba. Yo también le eché por la espalda y aproveché para tocarle un poco el culo al meter la mano ligeramente por dentro de su bañador, con ella riendo, pero haciendo un sonido para que parara.

-Javi, ¿y lo de anoche?
-¿El qué?
-Lo de agarrarme del cuello.
-Ah... ¿Qué pasa con eso?
-Pues... Que no me parece normal. ¿No?
-Bueno, es una manera de jugar.
-Am...
-No pensarás que me puse así porque quería hacerte daño, ¿no?
-No, no. ¿Cómo voy a pensar eso?
-Bien. Porque no es así. Para nada. Es solo un juego.
-Ah... Nunca me había pasado que un hombre se comportara así conmigo.
-Bueno, cada uno es como es. Yo soy de llevar las riendas y...
-Eso sí lo tengo claro, jajaja.
-¿Por? -pregunté riéndome.
-Porque se nota. Cuando estamos en la cama -dijo acercándose a mí para hablar bajito, como si alguien nos pudiera oír sin llegar a ser posible en realidad-, eres tú el que marca el ritmo, cómo hacerlo por la postura y esas cosas.
-Ya. Bueno, pues eso. Yo soy así y a veces pues me gusta jugar de esa manera. Tiene su punto de morbo y es un plus.
-Ya veo.
-¿No te gustó?
-Bueno... Es que fue algo muy nuevo. Como lo otro. No sabía muy bien qué pensar y cómo tomármelo. Pero bueno, estuvo bien.
-No te veo muy convencida.
-Es que... No me esperaba para nada eso. Me pilló desprevenida.
-Bueno, pues no lo hacemos más.
-Yo no he dicho eso. He dicho que fue algo nuevo y que me pilló por sorpresa. Si a ti te gusta...
-Pero te tiene que gustar a ti también. No vale que lo hagas porque me gusta a mí. Esto solo funciona si nos gusta a los dos. Todo en ese tema funciona así.
-Ya, ya. No sé... Podemos probar ahora que ya sé cómo es y tal.
-Bueno, ya veremos. Si te veo en la onda y con ganas, cuenta con ello.
-Vale -decía conforme.
-Aunque tampoco fue para tanto.
-Ah, ¿no?
-Para nada. Agarrarte un poco así y un par de azotes es algo muy light.
-¿En serio?
-Esto no es nada comparado con lo que he llegado a hacer.
-A ver, ponme un ejemplo.
-Pues he llegado a agarrar con más fuerza del cuello, hasta tal punto que la otra persona se ponía roja. También he dado azotes con mucha más fuerza. He llegado incluso a usar fustas. Y también mordazas, cuerdas... He tenido momentos en el que la otra persona era sumisa total.
-Madre mía... Te tienes que estar quedando contigo.
-Para nada. Te prometo que he hecho todo eso.
-¿Pero por qué? ¿Cómo le puede gustar eso a la gente?
-Es otra forma de jugar, Valentina. Es verdad que no a todo el mundo le gusta, pero tiene su punto. Por probar un poco no significa que te guste a morir tampoco. Es una experiencia más que sirve para no cansarse de siempre lo mismo por así decirlo.
-Ah, ¿por eso lo hiciste? ¿Estás aburrido de cómo lo hacemos?
-Noooooo. No es eso. Qué va.
-Am... Jejejeje. Estaba de broma.
-Ya, ya lo sé. Pero por si acaso. Para que se te quite esa tontería que acabas de decir de la cabeza.
-Ay, que se enfada.
-No. Hemos quedado en que no nos íbamos a enfadar más, ¿no?

Valentina se bajó sus gafas para mirarme a los ojos con los suyos, teniendo una expresión de complicidad que me encantaba. Le pedí perdón por no bajármelas yo, porque si lo hacía, me dolerían los ojos de la luz que había con el sol pegando ya bastante. Pero ella ya sabía ese detalle de mí por ir con gafas de sol en las pocas ocasiones que me había visto o que habíamos estado en la calle. Lo mejor del momento fue que nos dimos un rápido pico para zanjar la conversación sobre ese tema, siguiendo con otras cosas, aunque más banales. El resto de la mañana estuvimos en allí, como venía siendo lo normal esos días, aunque precisamente aquel, no estábamos tan habladores. Y así seguiría la cosa durante el almuerzo, el cual hicimos en el apartamento. Valentina se encargó de preparar algo excelente para comer con la buena mano que tenía para ello, con mis amigos ayudándola, quedándome yo esta vez en la habitación descansando después de haberme duchado, porque estaba un poco bajo de ánimo y les puse la excusa de que me dolía la cabeza por el sol del rato que estuvimos en la playa y del que estuve yo corriendo antes de que llegaran.

Por la tarde casi que más de lo mismo, con una breve visita a la playa de nuevo, aunque nos subimos bastante rápido para descansar un poco y luego arreglarnos para irnos a un bar a cenar, porque la temperatura por la noche invitaba a salir y se estaba muy a gusto. El diálogo que protagonizaron Valentina y Mario parecía no tener fin, porque no paran, tratando muchos temas dentro del principal, el trabajo. Parecía que les daban cuerda a los dos, con Mario explicando los proyectos que tenían y en los que le gustaría participar y con Valentina más de lo mismo, pero ella daba aún más detalle al ser la jefa y al ser la que casi tomaba todas las decisiones al ser la mayor accionista. Traté de prestar atención para ver si se me pegaba algo y poder así hablar luego con ella, pero no me quedaba con gran cosa. Irene por su parte, estaba más pendiente del móvil que otra cosa, siguiendo con ese distanciamiento que tenía desde la mañana del día anterior.
 
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