Reencuentro con Elena

Capítulo 566

Al día siguiente me desperté con la boca muy pastosa y con un dolor de cabeza enorme. Estaba muy desorientado y no sabía qué había pasado la noche anterior. Lo único que notaba era estar tumbado y con bastante oscuridad en el sitio en el que me encontraba. Poco a poco fui abriendo los ojos después de frotármelos para ver por la poca luz que entraba por la ventana al estar la persiana bastante echada que estaba en la habitación del apartamento de Irene en la que yo dormía. Y no estaba solo, pues Valentina se encontraba a mi lado, tumbada de lado, apoyando su cabeza sobre su mano. Me miraba con una expresión tierna, con una ligera sonrisa en su cara y pasó a acariciarme mi pecho desnudo con la mano que tenía libre. Tenía un malestar en el cuerpo increíble, como si me hubiera pasado un camión por encima y también tenía el estómago revuelto, cosa que ya sospechaba porqué era.

-¿Cómo estás? -me susurró Valentina empezando a hablarme con un tono bastante maternal.
-Fatal. Me encuentro bastante mal.
-Normal...
-¿Qué pasó anoche?
-Uff... Muchas cosas.
-Espero que ninguna mala.
-Bueno...
-Uff... Va, cuéntame.
-Estábamos los cuatro tomando algo sentados en una terraza. ¿Te acuerdas de eso?
-Sí.
-Y luego os fuisteis Irene y tú a hablar apartados. Parecías serio cuando nos dijiste que ibais a hablar. Estuvisteis un rato apartados. Os podíamos ver.
-Sí. Eso sí lo recuerdo.
-Irene regresó bastante seria.
-Ya. No fue una conversación muy fácil.
-¿Quieres hablar de ello, o...?
-En resumen, Irene se había enfadado mucho conmigo, porque le oculté cosas muy importantes sobre mí. Y me lo ha echado en cara, porque somos muy cercanos, como si fuéramos familia. Y lleva razón.
-¿El qué exactamente?
-Pues eso que pensaba que mi pareja me engañaba con su jefe y lo de que mis padres se han separado.
-Ah... Es que estuvimos hablando mucho cuando los nos fuimos a dar un paseo. Fueron temas de conversación que surgieron y yo pues comenté esas cosas. Pensaba que ella ya la sabía al ser vosotros tan amigos, pero es evidente que no lo hacía. Y algo suponía por sus reacciones, porque pasaba a quedarse callada. Al final le pregunté y me reconoció que no sabía eso. Era muy evidente que estaba molesta. Por eso estaba así cuando regresamos.
-Ya. Ahora ya entiendo por qué estaba así.
-¿Estás enfadado conmigo?
-¿Mmm?
-Ya sabes... Por haber hablado con ella de esos temas y haber comentado cosas que no debía tal vez.
-No. No estoy enfadado contigo.
-No era mi intención que nada de esto pasara. De verdad. Yo solo quiero que todos estemos bien y mira lo que ha pasado. Os he enfrentado a ti y a tu mejor amiga. Lo siento.
-No pienses en eso. Tú no sabías que ella no tenía ni idea de esos temas. Es lo más normal pensar que sí que lo hacía. El que tiene la culpa soy yo por no haberle contado nada de eso cuando debería haberlo hecho.
-¿Y por qué no lo hiciste?
-Lo del jefe de mi ex por miedo. Tenía miedo de contárselo y que ella fuera a preguntarle directamente, porque la conozco y sé que es capaz como se le cruce el cable. Y lo de mis padres... Pues porque fue a raíz de una situación muy mala que no quería contarle para que no se llevara una mala impresión de mi ex.
-¿Cómo? Estoy perdida con eso último.
-Es que no te lo he llegado a contar a ti. A ver... Me peleé con mi padre y me fui de casa. Mi madre lo dejó a los pocos días por algo muy feo que dijo. Y esa pelea que tuve viene por un hecho que tuvo lugar unos días antes.
-¿Y tiene que ver con tu ex?
-Sí. Apareció por casa con mi hermano y bueno...
-Oh... Cuánto lo siento.
-Fue un palo muy grande, pero me sirvió para cambiar de aires.
-No hace falta que me cuentes más si no quieres.
-Es que... Son muchas cosas. Y... Bueno, da igual. No quiero hablarte de ella. No creo que te haga gracia que lo haga.
-Javi, no me importa. Si te sirve para desahogarte, adelante. Pero si ves que lo vas a pasar mal, pues no me comentes nada.
-Es que ayer fue su cumpleaños y estos días pues... Hace un año estuvimos aquí mismo. Justo en esta habitación en la que estamos tú y yo. En algún momento se me ha venido algún recuerdo que yo pensaba que estaban ya bien enterrados.
-Ahora entiendo cuando te quedabas así como embobado.
-Ya. Creo que no ha sido muy buena idea venirse aquí. Quizá deberíamos haber ido a otro sitio.
-Yo he estado muy bien estos días, pero si quieres nos vamos.
-¿Estás cómoda?
-Mucho. Tus amigos me han caído fenomenal. Y bueno... Estoy aquí contigo, ¿no? Jejeje.
-Ya, jaja.
-Hacía tiempo que no estaba así de integrada para algo que no fuera trabajo. Y me gusta la sensación.
-Pues nos quedamos. Si nos volvíamos mañana por la tarde igualmente.
-Como tú quieras. Pero va en serio. Si no vas a estar cómodo, nos vamos. No tengo problema.
-No te preocupes. Además, me gustaría hablar con mis amigos. No quiero irme estando así con Irene. Ya nos hemos peleado antes y no quiero dejar la cosa así. También tengo que contarle a Mario, que sé que está molesto, que me lo dijo ayer Irene. Y también tengo que contarle estas cosas a mi amiga Sofía, que venía hoy.
-Am... Antes he oído a tus amigos y parecía que había alguien más. Seguro que era ella.
-Pues seguramente. ¿Qué hora es?
-Un poco pasadas las 11.
-Pfff...
-Mira, vamos a hacer una cosa.
-¿El qué?
-Como no te encuentras muy bien, ¿qué te parece si nos quedamos aquí toda la mañana descansando y luego comemos aquí tranquilamente? Luego podríamos bajar a la playa con ellos por la tarde.
-Mmm, me parece bien. Pero no me parece justo que te quedes aquí encerrada por mí pudiendo estar en la playa y hablando con mis amigos y conociendo a Sofía.
-No digas eso. He pisado más la playa estos días que en los últimos años. Además, no te voy a dejar solo estando así. Necesitas que te cuide.
-Jajajaja.
-¿De qué te ríes? -preguntaba hincándome los dedos en mi vientre.
-No sé... Me lo dices así... Parece que te has puesto en plan madre.
-Ay...
-¿Qué pasó anoche?
-Ya te lo he dicho. Pasaron muchas cosas.
-¿Me puedes detallar?
-Pues... A ver. Volviste al poco de que lo hiciera Irene y dijiste que ibas al baño. No volviste.
-Ah...
-Me empecé a preocupar y fui a buscarte al baño, pero no estabas. Se lo comenté a tus amigos y fuimos a buscarte. Mario volvió al apartamento, Irene se fue por un lado de la playa y yo me fui por otro.
-¿Y dónde estaba?
-Estabas en un sitio al que fui con Irene en ese paseo que dimos cuando hablamos de... Me contó que ese sitio era especial para ti y para tu ex. Se puso muy sensible y lloró un poco. Tuve que consolarla.
-Joder...
-Y anoche, estaba cerca de ese sitio por la parte que me tocó a mí para buscarte y te encontré allí. Estabas tumbado, echado en una roca y con una botella en la mano, bastante borracho.
-Lo siento.
-No pasa nada. Sé que no eres así y que fue algo puntual.
-¿Qué pasó después?
-Avisé a tus amigos y les dije que no se preocuparan, que estabas bien y que yo me encargaba de ti. Irene me dijo que estaba enfadada contigo y que no quería verte en ese momento, por eso ellos se fueron para tomarse una copa más.
-¿Cómo volvimos?
-Pues andando. ¿Cómo si no? Jajaja.
-Ya.
-Estabas bastante mal. Se nota que no bebes mucho. O al menos, que no te emborrachas. Y ayer lo estabas. Mucho. Te tuve que meter los dedos para que vomitaras.
-Joder, vaya estampa.
-Te sentó bien hacerlo, pero te pusiste la barba perdida, así que te llevé a la orilla para limpiártela con agua. Y de paso la cara. Luego para volver, pues bueno... Entre mis tacones que se hundían mucho en la arena y lo que te tambaleabas, pues... Aunque era gracioso. No te pusiste mal. Ni siquiera hablabas. No fue tan difícil, aunque... Bueno, te caíste de boca. Menos mal que fue en la arena...
-Menos mal.
-Y ya aquí, pues te quité la ropa y te metí en la ducha. Bueno, nos metimos los dos, porque tú no estabas para ducharte, así que tuve que hacerlo yo. Estabas lleno de arena.
-Joder, qué vergüenza.
-No fue para tanto. Lo único que hacías era abrazarte a mí. Estabas tierno en realidad. Ya te dejé aquí tumbadito y dormidito y pude terminar de arreglarme el pelo.
-¿Para dormir?
-Sí, bueno, ya sabes que me gusta...
-Sí. Eres muy presumida.
-Oye... -dijo dándome un manotazo en el pecho- Que solo es para estar más cómoda. Si no me lo peino, luego se me enreda.
-Ah, bueno. Si es por eso, vale, jajajaja.

Estuvimos un rato más en la cama descansando, aunque ella me dijo que llevaba bastante despierta, pero que no quería dejarme solo, por eso se quedó allí conmigo. Nos acabamos levantando para desayunar algo, aunque yo no tenía mucho cuerpo para hacerlo, pero ella me obligó para que me pudiera tomar una pastilla sin tener el estómago vacío. El resto de la mañana estuvimos en el salón, los dos reposando, aunque ella estuvo gran parte del tiempo sentada en la mesa con su tablet para teclear con ese teclado que llevaba incorporado. Yo me quedaba mirándola bastante y ella me sonreía cuando se daba cuenta. Para comer, ella salió brevemente a un supermercado cercano para comprar algo, porque no había gran cosa en la nevera y es cierto que entonces sí que me entró hambre, así que vino con algo para poder cocinar, preparando uno de sus buenos platos que ya había probado en mi propia casa en una de esas veces que se había quedado a comer o a cenar conmigo y había preparado algo.

Disfrutamos de la comida los dos bastante cómodos y estando solos, sin rastro de mis amigos, aunque no quería estar todo el día sin verlos, porque quería hablar con ellos y quería también presentarle Valentina a Sofía. Así que sobre las 4 de la tarde nos pusimos en contacto con ellos, aunque fue más Valentina la que lo hizo, llamando a Irene para preguntarle que habían hecho y de paso también para contarle lo que hicimos nosotros. Según me contó Valentina, habían estado toda la mañana en la playa, tomando el sol y bañándose, comiendo por allí y volviendo a la playa, siguiendo el plan que teníamos casi todos los días. Y aún seguían allí, con la intención de estar toda la tarde, así que cogimos nuestras cosas y nos pusimos en camino para bajar con ellos, aunque no estaban en una parte retirada, sino que estaban en una zona que se solía llenar más según las indicaciones que le dio Irene a Valentina para que supiéramos donde se encontraban.

-Gracias -le dije antes de salir.
-¿Por qué? -me preguntó algo distraída alzando su mirada desde su bolso a mí.
-Por haber cuidado de mí y por preocuparte.
-Ah, jejeje. No es nada.
-Sí que lo es -dije dándole un beso.

Valentina se abrazó a mi cuello y me siguió el beso, agarrándola yo de las caderas. Aunque fue breve, porque salimos del apartamento para bajar a la playa. La verdad es que no la veía nada nerviosa para el sitio en que íbamos a estar, cosa que me extrañaba un poco. Y no se puso tampoco así una vez llegamos y a la vez que me extrañaba, me gustaba, porque me permitía relajarme al verla así. Aunque sí que notaría algo de nerviosismo por su parte una vez llegamos a la altura de mis amigos, sobre todo cuando vio a Sofía y ésta se puso de pie para que las pudiera presentar. La cara de Sofía era muy divertida, siendo muy parecida a la que puso Irene, aunque no tan descarada. La de Valentina, sin embargo, no era del todo así. Tenía una pequeña sonrisa que me indicaba que le había caído bien, pero miraba mucho su cuerpo por todas partes, dándome la sensación de que se estaba poniendo algo celosa quizá, porque sabía que era ella con quien había pasado el fin de semana en la playa hacía pocos días.

Puede sonar mezquino, sobre todo cuando ella sabía que mi amiga y yo habíamos tenido sexo hacía pocos días, pero no podía evitar que me hiciera gracia cuando se ponía celosa. No era la primera vez que me pasaba, ni con ella, ni en general y en la mayoría de las ocasiones era algo se me hacía divertido, pero es que al fin y al cabo cuando me acosté con Sofía, no teníamos esa exclusividad pese a haberlo intentado antes, con mi incapacidad para ello y teniéndoselo que explicar a Valentina. Y justo por eso se me pasó el momento de risa, porque recordé que le había prometido eso de nuevo y esta vez iba en serio, pero sabía que me iba a resultar difícil. No me veía con la misma entereza que cuando estaba con mi ex, sorteando bastantes situaciones peliagudas en las que era difícil no caer. En esos días no estaba del todo convencido de poder lograr lo que me propuse, ya que era de gatillo rápido cuando alguna chica se me ponía a tiro, metiéndome literalmente hasta el fondo sin pensarlo ni dudarlo. Pero ahora las cosas eran diferentes y tenía que tener cuidado, porque no quería joder la cosa con Valentina.

Fue un rato agradable una vez hice las presentaciones, porque nos sentamos para disfrutar de un día de playa como veníamos haciendo desde hacía varios días. Ellos ya llevaban un buen rato, aunque nos bañamos y estuvimos hablando igualmente cuando llegamos. Eso sí, Irene seguía distante, aunque no tanto como el día anterior, pero se le notaba seria todavía. En lo que volvimos todos del agua y nos sentamos en las toallas tomando un aperitivo, me quedé pensativo para ver cómo lo haría para contarle a Mario y a Sofía todo lo que le conté a Irene la noche anterior. Y pronto tendría la oportunidad de hacerlo con uno de ellos, porque sin que yo le dijera nada previamente, ni siquiera un gesto, Valentina se puso de pie diciéndoles a las chicas de dar un paseo con ella para poder hablar de cosas de chicas. Fue algo que me gustó bastante que hiciera, no solo para echarme una mano, sino para integrarse más y poder conocer así a Sofía de paso. Así que las tres se marcharon empezando a caminar sobre la orilla, dejándonos a Mario y a mí solos.
 
Y bueno retomando...

"-Eso es lo que pienso.
-Ah, que no lo sabes del todo.
-No. Me enfadé y me encerré en mi habitación"

Elena está con el hermano, está confirmadísimo. Se imaginan que clase de persona sería la mamá si no le dice a su traumado hijo que no están juntos? Y lo dejara creyendo que si?

Es decir, la mamá nunca permitiría que eso quede en duda. Si no lo negó es que es cierto, están juntos.

Por otro lado, tampoco entendí a la mamá por dejar entrar a Elena a la casa estando de novia con el hermano, es incomprensible que permita semejante burla.

Ahora Irene que va a hacer con esta información?, si Elena es es taaan importante en su vida, supongo que irá a buscarla para aclarar la situación. Ya de por sí no entiendo cómo no la contactó antes. No sé que significa la amistad para ella la verdad. Además dónde quedaron los códigos?, tirarse a su ex?

Y bueno, espero que no pase mucho para que vuelva a tocarse el tema central, lo de Valentina parece un disco rayado. La verdad no entiendo bien a dónde va eso porque la relación no avanza ni ellos quieren que avance.
Yo tampoco lo entendí.
 
Raro rarísimo que no le monte el pollo por “lo infantil” de emborracharse así. Recuerdo que le molesta todo.
Porque creo que ya ha empezado a sentir algo por el.
Pues yo lo siento, pero no pienso ser duro con Javi.
Si Irene está enfadadita, doble trabajo tiene enfadarse y desenfadarse.
El lo único que tiene que hacer es dar explicaciones. Si las aceptan bien y si no pues mala suerte.
 
Y yo si veo avances en la relación. Que va más lento, puede ser, pero poco a poco van encaminándose a ser novios.
Lo que pasa es que aquí alguno cririca a Javi por su actitud ante los problemas, para mí con mucha dureza.
 
Demasiado bien se han comportado Irene y Mario. Si alguien que dice ser mi mejor amigo me hace lo que les ha hecho Javier, le mando tan cerca que todavía está dando vueltas para encontrarse. Se ha comportado con ellos como si fueran compañeros de barra más que como amigos y nada que ver como mejores amigos.
Ahora toca ronda de disculpas, aunque creo que sería mejor hacerlo cuando estén todos juntos y no hacerlo uno por uno.
 
Demasiado bien se han comportado Irene y Mario. Si alguien que dice ser mi mejor amigo me hace lo que les ha hecho Javier, le mando tan cerca que todavía está dando vueltas para encontrarse. Se ha comportado con ellos como si fueran compañeros de barra más que como amigos y nada que ver como mejores amigos.
Ahora toca ronda de disculpas, aunque creo que sería mejor hacerlo cuando estén todos juntos y no hacerlo uno por uno.
No estoy de acuerdo. Por muy amigos que sean, no tienes porqué contarlo todo. Ni siquiera se lo hubiera dicho a Valentina, que ha sido una bocas
O lo dices en el momento que pasó o mejor te lo callas.
 
Demasiado bien se han comportado Irene y Mario. Si alguien que dice ser mi mejor amigo me hace lo que les ha hecho Javier, le mando tan cerca que todavía está dando vueltas para encontrarse. Se ha comportado con ellos como si fueran compañeros de barra más que como amigos y nada que ver como mejores amigos.
Ahora toca ronda de disculpas, aunque creo que sería mejor hacerlo cuando estén todos juntos y no hacerlo uno por uno.
Coincido, lo mejor era hablarlo con todos a la vez.
 
No estoy de acuerdo. Por muy amigos que sean, no tienes porqué contarlo todo. Ni siquiera se lo hubiera dicho a Valentina, que ha sido una bocas
O lo dices en el momento que pasó o mejor te lo callas.
Justamente a quienes más debía sinceridad y confianza era a esos tres, Irene, Mario y Sofía, ellos le sacaron a flote, fueron un soporte vital para Javier, literalmente vital.
En cuanto a Valentina, sólo compartió información con la mejor amiga de Javier, haciéndole suponer que era la más enterada.
Obviamente, también con la velada intención de recibir información privilegiada de Irene.
El típico juego de chicas.
 
Ya me está cayendo mejor Valentina. Se ha lucido como "novia". :love:
Como nadie esperaría, ha manejado este mal trance de Javier, con gran generosidad y cariño. Sorpresivo y emotivo a la vez.
Le ha golpeado fuerte la fecha a Javier, bueno o malo, ya veremos si nos lo cuenta esta vez.
Si con esta situación ha reaccionado tan mal, ni imaginemos como se pondría si de sorpresa se la encontrara de frente. :eek:
Lo tendríamos internado en urgencias.
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Ya parecía haberse recuperado mejor de su ruptura en la anterior relación.
A todas luces, no ha superado el dolor de recordar a Elena.
Escuchaste Keranos?...Javier no ha superado a Elena!!!:bdsm1:





Mientras, envuelta en los brazos de su madre intenta no recordar anteriores abrazos. Lo ha pasado mal E...
 
Coincido con algunos lectores en que Valentina está evolucionando, como follamiga era la típica tía repugnante que cada 5 minutos monta un pollo. Sin embargo parece que como novia lo está haciendo bastante bien.

Y también coincido con los que criticáis a Javi por no haber contado esas cosas a sus amigos. Carlos, amigo y tocayo, aquí lo tengo claro y discrepo contigo, se lo tenía que haber contado y punto, joder que son sus mejores amigos. Lo de la separación de sus padres no hay por donde cogerlo y lo de las sospechas de una posible infidelidad de Elena era cuestión del "como lo cuentas" para que Irene no se pusiera como una moto pero debería contar esas cosas. No tiene justificación alguna y ahora está pagando las consecuencias. Veremos como se lo toma Mario y luego Sofía.
 
Capítulo 567

-Mario, te quería comentar...
-Ya. Me lo imagino. Me ha tocado mucho los cojones lo que ha pasado. Que lo sepas.
-Ya. Me lo ha contado Irene.
-Me ha molestado mucho. No sabes cuánto. Hasta tal punto de preguntarme si confías en nosotros.
-Claro que lo hago.
-Ya. Ya lo sé. Pero bueno, tampoco quería amargarme las vacaciones, por eso he estado como si tal cosa. Pero Irene... Joder. Ella sí que ha estado mal.
-Eso es evidente. No parece ni ella.
-Hacía mucho que no lloraba. Y cuando se ha enterado de todo esto...
-Joder...
-Ni regla ni mierdas. Eso era lo que le pasaba. Todo el rato que estuvimos en el apartamento, llorando. Y por la noche igual.
-Si yo me olía que algo había. Pero no eso.
-¿Por qué no nos has contado nada de eso?
-Pues porque no quería que pensarais mal de ella. Sé que la apreciáis aún. ¿Crees que no conozco a Irene? Seguro que si os cuento que tengo sospechas de que ella y su jefe... En fin, que seguro que hubiera ido corriendo a preguntarle.
-¿Y?
-Joder, pues que... ¿Y si era verdad?
-¿No querrías saberlo?
-Está claro que no. Nunca supe del asunto más de lo que vi esa noche en su móvil. Pero decidí pasar página y olvidarme del tema. Y me funcionó, porque la veía más pendiente de mí y tal. Pero ya ves de qué sirvió.
-Tienes la mala costumbre de guardarte cosas importantes que deberías compartir. Ya sea por ti, para desahogarte o por nosotros, porque nos merecíamos conocer esas cosas al ser vosotros dos nuestros mejores amigos.
-Lo sé. La otra cosa... Pues el día de Reyes.
-¿Qué pasó?
-Después de Noche Vieja, hablé con mi hermano y me preguntó por Irene y Sofía. Pensaba que estaba interesado en Sofía, porque ya vio que Irene era tu novia.
-¿Y bien?
-Me contó que no, que tenía algo por ahí. Y el día de Reyes se planta con Elena en casa. Con todos sus cojones.
-¿En serio?
-Sí. Estaba hablando con mi madre en la cocina cuando salí de la ducha y me entró curiosidad por ver quién era, porque mi madre me dijo que veía acompañado. Y la vi allí, en el salón.
-¿Y qué pasó?
-Pues me encerré en mi habitación. Era bastante obvio lo que pasaba.
-Por tu reacción te dolió bastante encontrarte eso, ¿no?
-Me quería morir. Y por si no fuera poco, al par de días mi padre suelta por su boca lo que suelta.
-¿El qué?
-Que si me quedaba mucho por estar así. Nos peleamos y mi padre le dijo a mi madre que era su culpa por haberse empeñado en tener otro hijo. ¿Te lo puedes creer?
-Joder...
-Esa misma noche hice las maletas y me fui de casa. Que fue cuando me quedé unos días con vosotros y luego ya me fui a mi casa de ahora.
-Pues vaya.
-Debería haberos contado todo esto. Si lo sé, pero creía que pensarais que me estaba haciendo la víctima al decir cosas así de ella. O que eso podría distorsionar vuestra manera de verla.
-Ya. A Sofía también le vas a contar, ¿no?
-Claro. En cuanto pueda. Antes de irme tengo que hablar con ella.
-Sabe que pasa algo. Cuando ha venido y ha visto a Irene... Pero ella le ha dicho que te pregunte a ti.
-Pues cuando volvamos al apartamento hablaré con ella.
-¿Y anoche que pasó?
-Me emborraché bastante. Ya me levanté regular. Ayer fue el cumpleaños de Elena y me vinieron muchos recuerdos. Y luego con lo de Irene...
-Bueno, pero estás bien, ¿no? Valentina nos dijo que se ocupaba de ti e Irene no quería ni verte, así que...
-Ya. Mejor así. Según me ha contado Valentina, anoche estaba en un estado bastante lamentable, aunque ella se lo ha tomado a risa. Imagino que para relajar el ambiente y no hacerme sentir peor. También me ha preguntado si estoy enfadada con ella por lo que ha pasado, aunque le he dicho que no. Seguro que lo que hice anoche le ha molestado, porque sé cómo es, pero ha preferido no hacerme sentir peor al echarme ella también la bronca.

Nos quedamos en silencio unos minutos, pensando yo que no sacaríamos más nada de esos temas, pero me equivocaba, porque Mario siguió:

-Joder, no me imaginaba que David te podía hacer algo así...
-¿Lo de juntarse con Elena?
-Bueno, eso no me extraña. Elena es una chica muy guapa y atractiva. Es normal que haya despertado interés en él. Pero para hacer eso...
-Al poco de mudarme apareció por casa.
-¿Quién? ¿Elena?
-No, coño. Mi hermano.
-¿Y qué pasó?
-En lugar de explicarme las cosas bien y tal, vino buscado bronca. Me preguntó que si estaba contento por acabar con la relación de mis padres y también me preguntó qué cojones le había hecho a Elena.
-Uff...
-Le metí un par de puñetazos y lo eché de mi casa. Y desde entonces no sé nada de él. Ni de mi padre.
-¿Y tu madre?
-Con ella hablo todos los días y voy mucho a verla. Ahora vive con mis abuelos. Mi padre se ha ido con mi hermano.
-¿Habéis vendido la casa?
-No. Pero ahí está.
-Me va a dar pena ahora cuando pase por ahí.
-¿Qué me vas a decir a mí?

Nos volvimos a quedar en silencio, pasando a mirar el móvil y luego hablando de otras cosas, aunque las chicas no tardaron en llegar, estando allí un poco más, aunque recogimos todo para volver al apartamento para ducharnos y luego salir a comer a un restaurante, donde pasamos un buen rato. Las que más hablaban eran Valentina y Sofía, como era normal al haberse conocido ese día, aunque los demás también interveníamos. Al regresar al apartamento, nos fuimos a las habitaciones para descansar un poco y reposar la comida, marchándonos Valentina y yo a nuestra habitación mientras que el resto se quedaban en el salón. Me pareció un momento perfecto para hablar con Sofía, por lo que le dije a Valentina que iba a hacerlo en ese momento. Ella me dijo que nos dejaba intimidad y se quedó en la habitación. Al llegar me los encontré en el sofá y a Mario en un sillón, sentándome yo en el otro para empezar la conversación.

Cuando dije de qué quería hablar, Irene y Mario se levantaron para marcharse a la habitación, pero los detuve. Quería que se quedaran por si les asaltaba alguna duda, aunque también tenía en mente comentar alguna cosa importante que me quedaba en el tintero. En esta ocasión, Irene y Mario se quedaron en silencio, ella con los brazos cruzados mientras que él estaba en una postura más cómoda al dejarse escurrir un poco en el sillón. Sofía me miraba con atención, y lejos de cómo se comportaron mis otros dos amigos en esas conversaciones, Sofía no me llegó a echar nada en cara, manteniendo una expresión triste en todo momento, hasta haciendo algún puchero con sus labios. Tampoco me preguntó por qué no le había contado nada, pareciendo ser más comprensible en ese aspecto, entendiendo quizá de primeras por qué no lo hice, aunque acabé explicando mis motivos.

Una vez terminé de contar todo lo que ya les había contado a Irene y a Mario, les pregunté si tenían alguna pregunta más al respecto o algo así, pero resultó que no me hicieron ninguna. Por eso pasé a contarles algo más para dejar todo bien despejado. Empecé por aquello de ir a ver a una psicóloga, explicándoles quién era, pues ellos ya la habían visto en una vez que coincidimos en mi ciudad. No les sorprendió para nada que hubiera acudido a una, pero sí les sorprendió mi historia con ella, aunque se alegraban de que hubiéramos quedado bien finalmente después de dejar pasar unas semanas, siguiendo en contacto regularmente. También les conté cómo me sentía cuando empecé a salir y qué era lo que buscaba en las chicas, tratando de encontrar esa similitud con ella, comentando cómo me acabé acostando con Raquel por su parecido en la cara y en alguna parte del cuerpo, además de porque la chica estuviera muy bien de serie.

Pero lo más importante se lo contaría al final. Estaba bastante nervioso por ello, con mis manos sudando incluso, porque era algo serio y no sabía cómo podían terminar de reaccionar. Estuve titubeando un poco, pensando en no hacerlo, pero al final encontré el valor y lo solté. No llegaron a decir nada exagerado una vez les conté que me acosté con Maribel después de contar la situación que se montó, pero sí veía sorpresa en sus caras. Y parecieron entender por qué lo hice, teniendo los recuerdos como parte fundamental en esa experiencia. Se me vinieron demasiados a la cabeza, además de los olores y eso con la tensión que teníamos pues fue más que suficiente para que se diera lo que se terminó dando. Les pedí opinión y me dijeron que les parecía algo fuerte. Entendían mi parte por lo que les describí y por cómo ella se parecía a su hija. Lo que no entendían era la parte de Maribel, pero supusieron que algo de atracción debía haber para que acabará así la cosa.

No fue tampoco una charla muy extensa, pues no me llegaron a preguntar nada más después, quedándose callados. Así que les dije que me iba a descansar si no tenían ninguna duda, después de disculparme por no haberles contado todo aquello mucho antes, por supuesto. Al volver me tumbé con Valentina, preguntándome ella cómo había ido la cosa y contándole yo lo que había pasado, llegando a contarle esos detalles que le acababa de contar a mis amigos y que ella no sabía. Incluso lo de Maribel pese a que sabía que no le sentaba bien que le hablara de cuando tenía o había tenido sexo con otras, pero lo hice muy de pasada, solo para ponerla en contexto. Pareció calarle que me abriera así con ella, por eso se puso cariñosa, abrazándome y dándome algunos besos por el cuerpo a la vez que me acariciaba con sus manos. Pero no acabamos teniendo sexo, porque era más cariño que otra cosa. Tan solo nos dimos algún que otro beso sin lengua ni siquiera y nos acomodamos para descansar un poco después de lo que había pasado la noche anterior, permaneciendo así todos en el apartamento durante toda la tarde.

Todos estábamos bien servidos de playa y de baños, por eso permanecemos allí toda la tarde. Incluso Sofía, que acababa de llegar, pero es que ella vivía en un lugar en el que había playa, así que más de lo mismo. Pero eso no significaba que nos fuéramos a quedar allí todo el día, porque para la noche sí que saldríamos después de ponernos guapos. Era nuestra última noche allí para Valentina y para mí y quedamos en salir para cenar en un lugar esta vez más bueno, que eso no significa que en los demás sitios a los que íbamos la cosa estuviera mal. Ni mucho menos, pero surgió y nos apeteció a todos. Valentina se puso insistente en que quería pagar ella como agradecimiento por haber estado allí unos días, pero todos nos negamos, pagando cada uno lo suyo. Así que acabamos yendo al mejor restaurante de la ciudad, cosa que Irene sabía y no nos hizo ni falta mirar en el móvil.

Esta vez, optamos todos por ir bien arreglados, pero más elegantes que otra cosa, aunque las chicas iban tremendamente atractivas. El maquillaje que se pusieron fue también algo más cargado de lo que solían llevar, pero la ocasión lo merecía. Lo que más impactó a todos era cómo de alta quedaba Valentina con los tacones que se puso, quedando muy cerca de la mía. Y eso que ni Irene ni Sofía eran bajitas, siendo de hecho altas también, pero esta mujer lo era más. Ellas también llevaban taconazos para el momento, pareciendo Mario y yo de estatura más normal, aunque ambos íbamos bien servidos en eso también. La cercanía de Valentina no se quedó en esos mimos que me hizo por la tarde, ya que por momentos me ayudó con la barba, para que la llevara lo mejor que pudiera. Aunque para arreglarse se juntó con mis dos amigas para ayudarse las unas a las otras.

La cena fue fantástica, mejor que en cualquier sitio que habíamos visitado en esos días. Y no era para menos con los precios que tenían, pero un día es un día y nos apetecía acabar así nuestra última noche. Todos parecían contentos, aunque Irene mantenía un poco su cara larga, de la misma manera que estaba más callada de lo habitual. Sin embargo, no era tan exagerado como lo era horas antes o incluso antes de que hablara con ella. Sofía era la que más animada estaba, tratando de sacar conversación y de integrarnos a todos, aunque con la que seguía hablando más era con Valentina. Tras un par de horas en ese sitio cenando muy tranquilamente, tomándonos hasta un postre, salimos y empezamos a caminar para pasear un poco y disfrutar de la brisa marina, aunque había bastante calor. Por eso se me ocurrió ir a por un helado, pero todos estaban bastante llenos y no podían comer más.

Estuvimos un rato por la playa, aunque sin meternos en la arena para que las chicas no se mataran con esos tacones, pero sí nos sentamos en la valla del paseo marítimo, en una zona en la que no había nadie, estando muy retirado de la zona más céntrica. Fue otro rato agradable en el que charlábamos mirando el mar y tras eso, Mario sugirió pasar por un chino para comprar algunas bebidas e irnos al apartamento para poder estar allí más cómodos, en el balcón y sin tener que preocuparnos de beber de por más para luego no tener problemas al regresar, como el que tuve yo la noche anterior. Pero una vez estábamos ya en el apartamento, Valentina dijo que no le apetecía beber. No sé si lo haría para acompañarme a mí, pues bastante había bebido la noche anterior y no me apetecía beber de nuevo tan rápido.
 
No recuerdo bien, pero creo que a sus amigos nunca les contó todo lo que pasó antes con la hermana de Elena hasta el día D o si?, porque si lo hubiera hecho, supongo que sus amigos lo hubieran obligado a decírselo a Elena. Pero bueno, ya para que supongo cosas que nunca pasan aquí.

Con Mario creo nunca ha hablado nada que no sea intrascendente, y el hecho que no le indague sobre Elena y su hermano, da a entender que no le gusta profundizar nada.

Lo de Irene llorando dos días por alguien que conoce menos de un año, me sigue pareciendo contradictorio con sus acciones, en fin, que raras amistades.
 
Capítulo 568

Pero me di cuenta de que le apetecía algo. Cuando dije lo del helado, ella parecía estar interesada, pero acabó callándose. Supongo que lo hizo para que no tuviéramos que ir todos a por un helado expresamente para ella, pero lo cierto es que yo también me había quedado un poco con las ganas de comerme el último antes de irme de allí, por eso se lo comenté cuando nos fuimos a la habitación a ponernos más cómodos. Ella me decía entre risas que no hacía falta que fuera, comentando también que estaba comiendo demasiadas tonterías, pero yo le puse solución a eso al decirle que ya lo quemaríamos, haciendo un gesto al mirar la cama. Ella de nuevo rio, acercándose a mí para darme un beso. Así que no me llegué a quitar la ropa y fui a la heladería para comprar un par de helados mientras mis amigos se ponían más cómodos y salían al balcón para tomarse algo.

No me demoré más de 10 minutos, pero me sorprendió escuchar algo cuando llegué. Para no molestar a nadie me llevé unas llaves y entré en el apartamento. Me pareció oír algo de interés para mí proveniente del balcón, por lo que me acerqué, tratando de no hacer ruido. Ni siquiera me asomé, tan solo me quedé al lado de la puerta para escuchar a mis amigos hablar de mí y de la información que les conté. Parecía que llevaban poco con esa conversación y justo pude oír a Sofía preguntarle a Irene su opinión de si creía que Elena me había sido infiel con su jefe. Ella dijo que no pensaba que fuera así, aunque que yo viera indicios era algo que le mosqueaba.

Pero lo más interesante vino cuando le preguntó si iba a buscarla para preguntarle y salir de dudas ahora que la tenía más localizada al relacionarla con mi hermano. Ella dijo que tenía que pensarlo, aunque reconoció que le dolió mucho que cortara relación ella y con los demás también por lo que pasó. Sabía que su amiga del trabajo tenía bastante que ver ahí, pero fue algo que le causó tal decepción que se lo tomó como una traición. Irene explicó que trató de buscarla en cuanto se enteró de que rompimos, intentando de todo salvo una cosa: ir a casa de su madre. Fue algo que no terminó de hacer porque se lo pedí yo mismo y sabía que me traería problemas. Así fue cómo lo contó ella, con una voz cada vez más quebrada conforme avanzaba en su respuesta a mi amiga Sofía.

Ya había oído más que suficiente, por lo que, con cuidado, me retiré, yendo a la habitación en la que nos hospedábamos Valentina y yo, recibiéndome ella con un fuerte abrazo seguido de un beso. A estas alturas me resultaba especialmente llamativo cómo esa mujer que vi en la cafetería por primera vez tan seria y firme se había convertido en una mujer cercana y cariñosa. Como que no le pegaba, pero para nada me iba a quejar. Se empeñó en ir al balcón para comérnoslo allí acompañados de mis amigos pese a que yo le sugerí quedarnos en la habitación, pero se puso insistente.

Al llegar al balcón, todos se quedaron callados, cortando esa conversación de la que oí parte, pero no parecía importarles que nos sumáramos a ellos. Cada uno nos cominos nuestro helado, con ella muy centrada en el suyo y poniendo casi caras de placer al hacerlo, sin prestar mucha atención a la conversación que tenía lugar, cosa que me hacía gracia. La cosa se animó un poco más con el alcohol de por medio, aunque tampoco ponía la cosa como antes de que mis amigos se enfadaran. Pero no me podía quejar tampoco para cómo estaba el patio. Con la tontería, eran cerca de las 3 de la mañana, así que nos fuimos a dormir. Aunque no fue algo que ninguno hiciéramos en el momento.

No tenía ni idea de cómo se iba a apañar Sofía para dormir. De primeras pensé que lo haría en el salón, pero es verdad que con la confianza que tenían y habiendo hecho ya tantas cosas, pues lo más normal era que durmiera con Mario e Irene, ya que en el salón no había aire acondicionado y tener las ventanas abiertas tampoco es que ayudara del todo. Así que se fue con ellos y Valentina y yo nos quedamos a oscuras, pero los empezamos a oír. De primeras hablaban solamente, pero luego ya empezarían a oírse algunas risas y luego ya pues lo que era de esperar con algunos gemidos donde se distinguía claramente que había dos chicas. Valentina se revolvió un poco en la cama y se abrazó a mí, acariciándome, imagino que para ver si estaba dormido por la manera en la que lo hacía. La notaba muy inquieta y me preguntaba si estaba incómoda por oírlos tan claramente.

-¿Estás bien? -le pregunté para salir de dudas.
-Sí, claro.
-Te noto un poco... ¿Estás incómoda por oírlos?
-No. Ya te lo dije. No me importa.
-¿Entonces?
-Es que no sé... Están ahí... ¿Los tres?
-Eso parece.
-Pero... ¿De verdad?
-Bueno, es que Irene y Sofía son bisexuales.
-¿En serio?
-Sí.
-Vaya... No lo sabía.
-Pues ahí están. Se lo están pasando bien.
-Ya. Eso desde luego.
-Podríamos hacerlo también nosotros.
-¿Unirnos? ¿Pero qué dices?
-No, jajajajaja. Decía de hacerlo tú y yo. Ahora. Así quemamos el helado, como te he dicho antes.
-Ah...
-A ver... Bueno, da igual.
-¿Qué?
-Nada, nada.
-No, ahora lo dices.
-Nada, que sería divertido estar todos ahí. Pero es imposible. Lo sé, no te preocupes.
-¿Te gustaría?
-Seguro que estaría muy bien. Pero tú no estás en esa onda.
-¿Te daría igual verme con otro...?
-Ya sabes la respuesta.

Valentina se quedó en silencio unos momentos, pero siguió después de que empezara a acariciar su cuerpo.

-¿Te has excitado al oírlos?
-Un poco. Pero lo que me pone a mil eres tú.
-¿Te apetece...?
-Uff... Muchísimo.
-A mí también me apetece ahora.
-¿Te ha gustado oírlos?
-No. Eso no ha tenido nada que ver.
-¿Entonces?
-Pues estar así abrazada a ti y notar esto -dijo agarrando mi polla de una manera tan firme e inesperada que me hizo dar un respingo y reír.
-Ah... Pues mira, qué bien.
-Estoy deseando en realidad estar solos.
-¿Sí? ¿Para qué? -dije haciéndome el tonto.
-¿Para qué va a ser...?
-No sé. Dímelo.
-Lo sabes de sobra.
-Pero quiero que me lo digas.
-Pues quiero que estemos los dos solos para que podamos hacer todo lo que queramos sin tener que estar pendientes de no ser escuchados. No quiero tener que reprimirme.
-Mmm, qué bien suena eso.
-Pues sí, jejeje.
-Aunque me hubiera gustado que lo hubieras dicho de otra manera.
-A ver, dilo tú.
-Estás deseando que te empotre bien en mi cama para hacerte chillar como a una perra.
-Pero qué bruto eres... -decía riendo mientras hundía su cara en mi pecho.
-Sí, pero es lo que quieres.

Ella no dijo nada más, pasando a ponerse sobre mí al pasar una pierna por encima de mi cuerpo, pasando a agarrarme la cara para besarme con intensidad mientras notaba cómo sus pechos se aplastaban contra mí y yo le agarraba el culo. Fueron varios besos empalagosos los que nos dimos mientras podíamos escuchar a los demás pasarlo bien. Hasta se me hacía exagerado, porque no recordaba que fueran tan expresivos, sobre todo por parte de Sofía, pero puede que lo viera así al estar de normal dentro de esa situación y más pendiente de otras cosas que del ruido que pudiéramos hacer. Valentina estaba muy risueña al oírlos, cosa que me hacía gracia y que me sorprendía, porque pensaba que podría ser algo que la escandalizara. Pero por suerte no era así, porque estábamos también nosotros empezando a disfrutar.

De pronto, Valentina encendió la luz de la mesita de noche, diciendo que me quería ver, cosa que me parecía perfecta, porque yo también quería hacerlo con ella. No se le iba esa preciosa sonrisa de su cara y esta vez le dio por tomar un papel más activo estando en la cama. Se empezaba a frotar conmigo mientras yo permanecía boca arriba e incluso hacía fuerza con sus manos al ponerlas sobre mis hombros para que me mantuviera quieto. Tan solo pude pasarle el pelo por detrás de la oreja para ver bien su cara al echarse su pelo hacía delante. No me dejó hacer nada más y entonces fue cuando empezó a besarme de nuevo. Y para mi sorpresa, Valentina lo hacía de manera suave, aunque no se quedó en mi cara, sino que empezó a bajar por mi cuerpo, justo y como yo solía hacerlo. Me dijo que me relajara y así empezó a descender, pasando de largo por mi cuello, riendo en ese momento y continuando por mi pecho.

En él se entretuvo bastante, recorriéndolo por completo con pequeños besos en los que sus labios succionaban mínimamente mi piel, pero luego siguió por mis caderas, bajando a mi entrepierna para continuar con esos besos, aunque por encima de los boxers. Lo hacía riendo con tono travieso, recorriéndola por completo debido a la erección tan grande que tenía. Pero estaba juguetona y pasó a las piernas, aunque no se entretuvo mucho en ellas. Una vez más, se puso sobre mí al pasar una pierna por mi cuerpo, a la altura de mi vientre, con esa preciosa sonrisa y sujetándome de los hombros otra vez. Hasta hacía los movimientos de montarme, muy ligeros, pero los hacía, con una risita. Yo solo podía decirle lo guapa que estaba y ella con un gesto socarrón mirando al techo me dijo que le apetecía jugar, pero al verme así de tierno, no podía continuar.

Así que se quitó la parte de arriba de su pijama de verano para liberar sus preciosos pechos, los cuales no dudé en agarrar al momento. Mientras los tocaba y jugaba con ellos le comenté que ya tendríamos tiempo de jugar, de la misma manera que le decía que estaba deseando follarla y reventarla sin tener que estar pendientes de nadie. Y también de verle sus bonitos camisones con transparencias. Y ella también tenía ganas de todo eso, pero hasta que no volviéramos a casa no podría ser. Pero tampoco íbamos a estar quietos por muy poco que nos quedara allí, por eso Valentina se inclinó hacía a mí, empezando yo a comerle las tetas despacio, aunque no pude evitar hacerlo con más ganas por la excitación que tenía. Me faltaban manos para agarrarlas y jugar con ellas, pero también quería hacerlo con su culo. Ella reía sin parar por notarme así de nervioso y acelerado y se acabó echando de nuevo sobre la cama.

Y esta vez fue ella la que no pudo aguantar más, tirando de mis calzoncillos para quitármelos y agarrar mi polla para empezar a masturbarla. No tardó mucho en bajar para ponerse entre mis piernas y empezar a comérmela, empezando despacio y aumentando el ritmo rápidamente. Me encantaba que me la comiera sin condón, porque lo sentía todo más y me daba mucho morbo por todo lo que habíamos hablado del tema, que parecía quedar lejos por cómo de entregada estaba. Y como yo también quería participar en esas sensaciones, le dije que se pusiera sobre mí para hacer un 69. Fue un momento espectacular en el que estaba cómodo recibiendo y dando placer, pero no me quedó otra que aumentar la manera en la que yo la estimulaba para que acabara antes que yo. La razón era muy simple, no quería jugármela a confiarme y terminar descargando en su boca. Lo deseaba, como nada en ese momento, pero no sabía cómo podría reaccionar y no quería meter la pata otra vez. Pero tenía que hablarlo con ella, aunque no veía ese momento el mejor para no romper la magia.

Se empezó a retorcer, apretando su cuerpo contra mí y hundiendo su cabeza en uno de mis muslos, tratando de no manifestar mucho su orgasmo. Me gustó mucho el resultado y la moví para ponernos cara a cara, pasando yo a abrazarla. Ella seguía un poco ida, con la respiración bastante acelerada, pero yo necesitaba seguir, especialmente oyendo a mis amigos, así que cogí un condón y me lo puse. Ella vio cómo lo hice y con una sonrisa me dio la espalda para agarrar una de sus nalgas y tirar de ella, exponiendo todo su sexo de manera exagerada, cosa que me encantó. Veía su culo así y me entraban unas ganas locas de follarlo, pero sabía de sobra que aquello no iba a ocurrir nunca, por eso dirigí mi polla hacia su vagina y se la metí después de un par de pasadas. Así la empecé a follar, agarrando sus caderas y moviéndome a buen ritmo. Pero la cama sonaba un poco, por eso ella me daba algún manotazo para que bajara la intensidad, haciéndolo yo, pero subiéndola de nuevo al poco sin poder remediarlo.

Por eso estuvimos probando en diferentes posturas, tratando yo de ponerla a cuatro para darle como a ella le gustaba. Y lo hicimos, pero me venía arriba muy rápido y lo hacía con demasiada intensidad. Cosa que no era un problema de normal, pero sí que lo era cuando ella no quería que hiciéramos mucho ruido, por no decir nada. Tampoco es que hiciéramos mucho, pues de un par de golpes del cabecero contra la pared no pasábamos, pero eso era más que suficiente para ella. Lo curioso era que el cabecero de la otra cama sí que retumbaba bien. También me montó como a mí más me gustaba, pero yo ponía las manos en su culo para dirigir la follada, tratando de hacerla más rápida y lográndolo, pero de nuevo, sonaba la cama y Valentina me paraba, agarrando mis manos para que no me moviera y provocara lo anteriormente mencionado.

Pero era gracioso verla esforzarse por llevar el control y no lograr llevarme al límite pese a lo cachondo que estaba. Necesitaba una marcha más y ella lo sabía, por eso se encorvó para ir a por mi cuello, pero yo me resistía y eso la ponía casi histérica, aunque no iba en serio, pero sí que la notaba un poco molesta. Le dije que si quería que ambos acabáramos bien, me tenía que dejar a mí. No parecía muy convencida de mis palabras y decía que quería ser ella la que me provocara a mí llegar hasta el final, pero le dije que con tanta represión no podía relajarme, porque necesitaba desfogar de verdad. Al final accedió, bajándose de mí para sentarse sobre la cama con sus piernas a un lado. Pero la cogí en brazos para llevarla contra la pared y empotrarla en ella. Ahí no íbamos a hacer más ruidos que nuestros gemidos y jadeos, los cuales ella apagaba contra mi piel, jadeando yo alto sin llegar a gemir en realidad.
 
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