Reencuentro con Elena

Es casi lo que dices aquí exactamente. Lo único que no es así del todo es eso último. No es la única que se atreva a hacerlo. Es porque la amistad entre ambas era más fuerte que con el resto por así decirlo, por eso Sofía quiere saber si va a hacer algo para buscarla

,,,y lo harán? :aplausos1:




Mientras, golpeada por la visión que de él tuvo en aquella playa, que les perteneció en algún momento, provocó en E...
 
Capítulo 571

Cuando me volví a sentar en el sofá, no pude evitar empezar a sobarme por encima de la ropa por lo ocurrido hacía nada. Y también por debajo, empezando a masturbarme pensando en ella, porque venía muy atractiva con la ropa que traía, el maquillaje, su pelo bien peinado e incluso su olor tan agradable. Recordar ver su tanga unos segundos también ayudaba a que la excitación fuera a más, además del baile de sus tetas y sus pezones marcándose bastante bajo la tela. Al final me acabé masturbando, siendo algo rápido al terminar en pocos minutos en los que se me venían mucho a la cabeza esos escasos minutos que estuve en su casa y en el que algo hicimos. Se me quedó grabada la imagen de sus pechos desnudos, de la misma manera que su coño con esos labios gruesos y ese vello claro por su zona púbica. Fue un buen orgasmo que me dejó sobre el sofá recuperándome después de retorcerme un poco.

Pero bueno, había conseguido sortear ese momento peliagudo en el que vi muy difícil mantener mi palabra. Por suerte, ella me ayudó a que no pasáramos a más al levantarse para irse. No sé si habría logrado mantenerme en mis trece si ella hubiera insistido más y si se hubiera insinuado más, porque me entraron unas ganas tremendas de echar un polvo y más fácil no lo podía tener. La verdad es que me llegaba a asustar un poco ver lo difícil que se me había puesto pese a no ser tampoco nada del otro mundo en comparación con la situación que tuve con Bea un año atrás. Si me llega a pasar eso en vez de ese momento con Sara, veo imposible poder haber aguantado. Solo esperaba que no se me cruzaran muchas chicas en mi camino, al menos no de la manera en la que Sara se puso. Me podía frenar a mí mismo, pero si una chica se acercaba a mí con ganas, veía que me iba a costar demasiado, especialmente si sabía jugar sus cartas.

Tras limpiarme y echarme en el sofá de nuevo, revisé el móvil, encontrando mensajes de Valentina, dándome las gracias de nuevo por haberla invitado a pasar unos días en la playa y por los buenos momentos que le había dado allí. Me gustó mucho todo eso que me dijo y también vi que me preguntaba cómo me había ido el día, por lo que le expliqué como fue, empezando al decir que había sido un día largo después de decirle que a mí también me había gustado haberla tenido allí. Y de paso le pregunté cómo le había ido el suyo. Así, empezamos a hablar un poco para contarnos más o menos con detalle el día, con ella diciendo que alguna había liado en la oficina en su ausencia, pero que con las instrucciones que había dejado, no había sido para tanto y ya estaba todo arreglado, de la misma manera que se interesó por si había tenido alguna parecida yo el primer día de vuelta. Pero no esperaba que me saltara así después:

-Javi, ¿mañana estarás muy ocupado?
-¿Al trabajo te refieres? Ya sabes que tengo mi horario. Salgo a la 1 y entro a las 5 para echar la tarde.
-Mmm, me viene bien.
-¿Para?
-Para que vengas a mi casa cuando salgas.
-Ah, ¿y eso? -escribí sorprendido.
-Te dije que te quería invitar a mi casa. ¿Ya se te ha olvidado?
-No. Me acuerdo, pero no sé. Lo que tú veas.
-¿No te apetece?
-Claro. Mucho.
-Pues mañana te invito a comer aquí. Y luego, pues lo que surja.
-Uff... Qué bien suena eso.
-¿A que sí? Jejejeje.
-Joder, es que hemos pasado casi toda la semana pasada juntos y me apetece verte.
-No eres el único.
-Ya he comprado tus regalos.
-¿Ya? ¿Tan rápido?
-No quería dejarlo para más tarde, porque no sabía cuándo nos veríamos la siguiente vez. He hecho bien en comprarlos hoy.
-No. No me los traigas mañana.
-¿Por?
-Porque eso es especial y quiero que sea en una ocasión especial.
-¿Entonces?
-Mmm, mira, vamos a hacer una cosa. Este fin de semana te invito a cenar el sábado. Te prepararé uno de mis mejores platos y quiero que nos pongamos guapos. Quiero que vayamos vestidos como el día que fui a la boda. Estabas guapísimo.
-Tú también.
-Pues por eso. Vamos a estar los dos muy guapos y va a ser especial. Quiero que pasemos la noche juntos y bueno... Pues divertirnos, ¿no?
-Estoy deseándolo.
-Jejejeje. Bueno, te tengo que dejar, que es tarde y mañana madrugamos, sobre todo tú, que duermes menos.
-Ya.
-Mañana te pasas por casa y comemos juntos, ¿vale?
-Claro. Pero si ves que puede ser un problema...
-No te preocupes. Mi edificio está bastante vacío en estas fechas del año. Están casi todos de vacaciones.
-¿Te podré hacer gritar entonces?
-Bueno, no te emociones tampoco, jejeje.

Ese día me fui a la cama bastante contento por cómo había ido todo. En el trabajo bastante bien, pudiendo también esquivar ese momento delicado con Sara y luego por la conversación con Valentina, con quien cada vez me veía más cómodo, además de haber hecho planes, para el siguiente día sin ir más lejos en una comida juntos y luego algo más. Y en su casa. No podía creer que me hubiera invitado a su casa después de la que se montó cuando fui a darle esa sorpresa que debería haberme ahorrado por cómo se puso. Pero ahora era ella la interesada en que fuera hasta allí. Y también me tenía con ganas el plan del sábado. Ese sí que tenía buena pinta de verdad por aquello de ponernos los dos guapos y poder pasar allí la noche, pues en la quedada del día siguiente, ambos trabajábamos por la tarde y no nos podíamos entretener, pero el sábado podíamos estar más tranquilamente y sin prisas.

El día siguiente me organicé de la misma manera que el anterior, con la rutina de duro entrenamiento en el gimnasio para seguir recuperando el tiempo perdido la semana anterior, yendo luego a casa a darme una ducha para estar presentable para las clases y también para desayunar. En la academia fue todo bastante igual que el día anterior. Eso sí, el tiempo se me pasaba lentísimo y no podía dejar de verme con Valentina. Estaba bastante nervioso por eso de ir a su casa por primera vez y me quedaba varias veces pensativo en cómo sería y qué pasaría una vez estuviera allí. Me moría de ganas por ir cuanto antes, pero tenía por delante una larga mañana que parecía no avanzar. También pensaba en volver a casa aprovechando que la tenía muy cerca para cambiarme de ropa e ir más presentable, pues lo consideraba algo especial al ser consciente del paso que estaba dando Valentina al invitarme a su hogar.

Pero no fue algo que terminara de hacer, porque luego tenía que volver a la academia y tampoco quería ir en camisa, pues nunca había ido así y prefería evitar preguntas del palo. Así que cuando salí, fui hasta su casa andando, algo que quizá fue valiente por mi parte por el calor que hacía, pero procuré ir tranquilamente paseando y por la sombra, para no llegar sudado. Conforme me iba acercando, le envié un mensaje para ver cómo quería que lo hiciéramos para cuando llegara y subiera a su casa. Prefería preguntar que hacer cualquier movimiento en falso viendo lo que ocurrió el día que se iba de boda. Por suerte, lo vio y me dijo que la avisara cuando llegara, así me abriría sin necesidad de tener que llamar en el portero de la puerta. Y así lo hice una vez llegué a su bloque, esperando en la puerta después de mandarle el mensaje, respondiéndome ella qué piso era y abriéndome.

No esperaba que fuera un piso tan alto, siendo de los últimos, por lo que me monté en el ascensor. Me recordó mucho al edificio en el que vivía Cintia. Muy señorial, con una buena decoración, con montones de buzones y un ascensor amplio con un gran espejo. Sin lugar a dudas, era un sitio de dinero. Cuando llegué a su puerta, di un par de golpes con los nudillos en ese portón de madera de roble, siendo abierta rápidamente con una Valentina muy sonriente, que me hizo un gesto para que pasara. Ni siquiera me fijé en nada más que no fuera ella, porque estaba muy guapa y quería darle un beso, cosa que hice en cuanto pasé y ella cerró la puerta. Valentina me recibió poniendo las manos en los laterales de mi cuello, de manera suave para recibir y participar en ese beso. Mis manos se pusieron en su cadera, aunque rápidamente bajaron hasta su culo, agarrándolo con fuerza ante su risa, aunque se apartó de mí, diciendo que ya tendríamos tiempo más tarde.

Tras decirme eso, me cogió de la mano, andando un par de metros hasta la cocina, que se encontraba a mano izquierda, aunque el pasillo seguía unos metros más, pero de momento paramos ahí. Era una cocina espaciosa y muy iluminada. Bastante bonita, la verdad, con una mesa grande y unas sillas para poder comer ahí, aunque estaba vacía, solo con un frutero con varias frutas en él. También pude ver cómo tenía una encimera enorme con una vitrocerámica bastante grande también. Ya esperaba que fuera una casa de alto standing y cumplía lo que me había imaginado, pues también tenía una de esas enormes neveras americanas de dos puertas con dispensador de agua y hielo. Me gustó mucho lo que vi por el momento y ella se puso a contarme lo que estaba haciendo de comer, siendo algo que ya había hecho en mi casa y que me gustó mucho una vez lo probé.

Cuando me explicó lo que estaba haciendo de comer, bajó la intensidad de la vitrocerámica para que se terminara de hacer sin que se llegara a quemar, volviendo a agarrar mi mano para llevarme por toda la casa y enseñármela. Al salir de la cocina, seguimos por ese pasillo unos metros más hasta que llegamos a su final, aunque se bifurcaba a izquierda y derecha. A la derecha se encontraba el salón. Era enorme, con mucha luz también en donde predominaba una decoración basada en tonos blancos y de color crema, como en el resto de la casa como ya vería después. En él tenía dos mesas. Una rectangular de café situada entre una enorme televisión y un gran sofá muy parecido al que tenía yo en casa. La otra mesa era redonda y grande, con varias sillas, aunque estaban apartadas. Sobre ella estaba todo listo para que nos sentáramos a comer, con su mantel, servilletas de tela, cubiertos, algo para picar e incluso un jarrón con flores como centro. También me percaté de que había un piano, cosa que ya sabía por detalles que Valentina me había contado en las tantas veces que habíamos hablado ya.

Seguimos por el otro camino y nos encontramos la primera habitación, siendo la de invitados, bastante amplia y con mucha luz, como el resto de habitaciones. Me explicó que la tenía lista por si tenía alguna visita o por si había alguna emergencia, pero según me contaba, eso no tenía lugar nunca. Lo siguiente que me encontré al seguir por ese segundo pasillo fue un pequeño baño, aunque tenía ducha y demás, pero lo encontraba pequeño en comparación al grande de mi casa. Luego nos topamos con una sala de estar. No tan grande como el salón, pero bastante apañada, con un sofá similar al del salón y otra televisión grande en ella, con una mesa rectangular grande y algunas sillas alrededor de ella. Hasta nos asomamos un poco a las ventanas que tenía, dándome un poco de vértigo por la altura tan grande a la que estábamos. Desde ahí se veía la piscina comunitaria que tenían, siendo bastante grande y con alguien por ahí, aunque no había mucha gente como quizá debería.

La siguiente habitación fue otra que era de dimensiones similares a la que acabábamos de visitar. Se trataba de una especie de despacho en el que Valentina hacia sus cosas del trabajo según me contaba. Era muy bonito y todo estaba perfectamente ordenado. Me decía que ahí había pasado noches en vela alguna vez que otra por algún contratiempo que había surgido en su trabajo o cuando tenían un proyecto muy importante entre manos. Siguiendo, nos topamos con el otro baño, siendo este mucho más grande que el anterior, dejándome bastante impresionado. Era más grande que el de mi casa y lo más reseñable era que había una bañera de hidromasaje, de esas que tienen chorros y que es todo de pizarra. Muy bonita, aunque no era lo único, pues al lado había una bañera que parecía un jacuzzi, aunque no se veían los agujeros de los chorros. Parecía que simplemente era para darse un baño en ella y la verdad es que no era tan alto como uno para llenarla tanto.

Siguiendo, había otra habitación, ésta cerrada y con llave, explicándome ella que se trataba de una habitación que usaba como trastero y que la tenía cerrada así para que nadie entrara, porque a ella se le hacía muy feo cómo lucía pese a estar todo bien ordenado. Así que pasamos a la siguiente habitación, la cual era la última, tratándose de su dormitorio. Éste era amplio, con una cama enorme que estaba deseando probar con ella. Todo muy blanco y muy iluminado al tener las persianas subidas, aunque no entraba el sol directamente, cosa que se notaba al no hacer tanto calor en la casa. Volvimos a la cocina una vez terminamos y preparamos los platos para llevarlos al salón y comer allí. Una vez nos sentamos, empezamos a comer, estando lo que preparó delicioso, como yo ya sabía, pero esta vez más aún. Estuvimos muy bien almorzando tranquilamente mientras nos contamos nuestra mañana, recogiendo todo una vez acabamos y llevándolo a la cocina, ayudándola yo a lavar los platos y demás pese a que ella me decía que no hacía falta.

Cuando acabé y ella estaba terminado de limpiar la vitrocerámica al pasar una bayeta me puse detrás de su espalda, con ella riendo bajo y de manera socarrona, aunque dio un respingo cuando notó cómo empecé a bajar por su cuerpo. Me puse de rodillas a la altura de su culo para darle algún mordisco por encima de los vaqueros que llevaba puestos. Unos vaqueros ajustados que le hacía un culo impresionante. Valentina seguía con la risa previa a llegar yo a esa parte de su cuerpo, pero yo quería más, por eso eché mano a la parte delantera de su prenda, desabrochando el botón y bajando la cremallera. Valentina se resistía un poco, diciéndome de ir a la habitación, pero yo siseé para que me dejara hacer. Me apetecía mucho hacer una guarrería con ella allí mismo y me dispuse a ello al tirar de sus pantalones para bajárselos, cosa que me costó por los ajustados que eran, teniendo algún problema para pasar de su culo.

Entre risas nerviosas le pregunté cómo hacía ella para ponerse y quitarse unos pantalones así con lo que me estaba costando a mí, ganándome una risa agradable por su parte. Al final logré hacerlo, pasando a toparme con uno de sus típicos culottes, de esos que transparentaban un poco, siendo en esta ocasión de color azul claro. Antes de bajárselo también le di un par de mordiscos por su culo, esta vez sobre su piel directamente, aunque también le di algún que otro beso en esas nalgas, murmurando ella con tono de agrado. Pero luego se lo bajé y le abrí las nalgas para ver su sexo expuesto ante mí. Se me llegó a erizar la piel al verlo así todo tan abierto y no pude evitar lanzarme a comérselo todo. Ella pegó esta vez un respingo más grande, pero yo la mantuve bien sujeta para comerle el coño en esa postura, con ella empezando a gemir, aunque muy bajito.

Fueron unos pocos minutos en los que ella ponía su culo en pompa para ponérmelo más fácil, dejándose hacer con gusto mientras se agarraba al filo de la encimera. La cosa es que yo estaba tan encendido que subí una marcha más, llegando chuparle el culo. Esta vez no pegó un respingo, sino que dio un bote bastante alto, lanzando también un gritito muy mono y agudo que me gustó y me encendió aún más. Ella me decía que no le hiciera eso, pero yo lancé un sonido mientras continuaba estimulando esa parte de su cuerpo para decirle que me dejara hacer, aunque no sabía si me entendería, pero al ver que me dejó, pues supongo que lo hizo. Estaba cachondísimo comiéndole el culo mientras le abría bien las nalgas con firmeza, aunque también pasaba mi lengua por su coño para estimularla todo lo que pudiera. Valentina seguía con esos gemidos tímidos, y con sus piernas temblando ligeramente por momentos.

Ya no podía más y me puse de pie para darle la vuelta y mirarla fijamente, teniendo unas ganas locas de besarla, aunque se me venían imágenes de haberlo intentado después de simplemente comerle el coño y llevarme alguna cobra. Pero eso ya estaba superado por su parte para mi sorpresa como comprobé la semana anterior en el apartamento con ese cambio de marcha que hizo conmigo a lo que al sexo se refiere. No solo permitía eso, sino que también me la había empezado a comer sin condón, cosa que veía bastante lejana por otra de las situaciones peliagudas que habíamos tenido. Me dio por pensar que seguiríamos avanzando en el tema en ese aspecto para poder permitirme besarla en ese momento, porque, además, su culo estaba perfecto, por lo que me lancé a darle uno, pero ella se retiró como yo esperaba de primeras. E intenté darle otro, pero obtuve el mismo resultado.
 
Capítulo 572

-Venga, Valentina. No seas remilgada.
-Es que... No me gusta Javi...
-Pero si nos hemos comido la boca la semana pasada varias veces después de haberte comido el coño, venga ya.
-Ya. Eso vale, pero ahora con el culo...
-Que no pasa nada, Valentina. Lo tenías perfecto y te lo he comido sin problema. No sé por qué tanto remilgo.
-Si ya sabía yo que algo así iba a pasar, por eso me he preparado bien cuando he venido.
-Pues mira, mejor me lo pones.
-Es que no sé qué tienes con mi culo. Estás un poco obsesionado y eso que me dijiste que no te llamaba la atención jugar con esa parte, jejeje.
-¿Cómo no voy a estar obsesionado con él? Si es perfecto.
-Pero no para hacer todas estas guarrerías, hombre.
-Joder que no... ¿Me vas a besar o me voy a mi casa? -dije de broma.
-Ay, qué guarrería -dijo achinando los ojos y pasando a darme un beso.

La agarré de su culo desnudo para apretarlo con mis manos y atraerla hacia mí para que notara mi erección. Pero ella se separó rápidamente de mí.

-¿Ves como no es para tanto? -dije al verla con los ojos cerrados y apretándolos.
-Bueno...
-Estás muy rica. En todos los aspectos.
-Calla... -decía con tono de reproche, aunque de manera graciosa.
-Si fuera por mí, estaría todo el día comiéndote.
-Pfff...
-Mira.

Volví a bajar para ponerme de rodillas y comerle el coño, abriendo yo un poco sus piernas lo que me permitía su pantalón que estaba un poco por encima de sus rodillas. De nuevo, Valentina se estremeció y se dejó hacer, apoyando su culo en la encimera mientras ponía una de sus manos sobre ella y la otra acariciaba mi nuca. Me entretuve en pasar mi lengua por toda su vagina, jugando con sus labios e incluso metiéndosela por su agujerito, aunque lo que más la hacía estremecer era cuando jugaba con su clítoris.

-Javi, contigo estoy haciendo muchas cosas nuevas... -susurró cerrando sus ojos.
-¿Y te gustan? -preguntaba yo sin despegarme del todo de su sexo.
-Sí. Me encantan.
-¿Lo de jugar con tu culo también?
-Bueno, es diferente. Pero lo haces bien y lentamente para que esté tranquila en todo momento, aunque antes me ha sorprendido un poco.
-Es que estoy muy cachondo, Valentina. Me pones demasiado.
-No sé si me gusta hacer cosas tan guarras...

Ya sí que no pude aguantar más, levantándome y cogiéndola en brazos después de darle otro breve morreo. La cargué sobre mi hombro, llevándola hasta su habitación mientras le daba algún azote de camino que hacía que ella lanzara un gritito y riera. Al llegar la eché sobre la cama y me quité los pantalones y los boxers del tirón, aunque antes cogí un condón, llevándomelo a la boca para sujetarlo. Tan solo le quité los tacones, echándolos detrás de mí para que estuviera más cómoda. Y sin soltar el envoltorio del condón, tiré de él con los dedos para abrirlo, poniéndomelo de inmediato y tirándolo al suelo desde mi boca. Casi sin acariciarla se la metí, porque estaba bastante lubricada entre mis babas y su lubricación natural. Valentina lanzó un gemido que reprimió bien al apretar sus labios, cerrando los ojos con fuerza y la empecé a follar.

Y no suavemente. Tenía un calentón tan grande que no podía evitar hacerlo con rudeza y con fuerza. Pero lo bueno es que a ella le encantaba así. Varié muy poco la posición en la que estaban nuestros cuerpos, porque al tener ella toda su ropa puesta, no podía moverla a mi antojo. Tan solo podía follarla pegando sus piernas a mi torso, notando como ella me acariciaba la nuca con sus pies y luego cogiendo sus piernas para pegarlas a su propio torso y poder ponerme más sobre ella para que la penetración ganara profundidad. Valentina se corrió en cuestión de unos pocos minutos, pudiendo notar yo cómo de caliente estaba literalmente. Lo mejor de todo es que yo la seguí en su orgasmo al notarlo y por cómo me apretaba internamente. El calentón que me entró por el cuerpo tenía que ver, porque de normal me hubiera costado bastante acabar con la goma puesta.

Me eché a su lado, estando ambos jadeando con fuerza y recuperándonos. Lo hicimos casi a la vez, con Valentina echándose sobre mí para besarme en los labios y meter su mano por dentro de mi camiseta para acariciarme el pecho, levantándose después para cruzar una puerta que yo creía que era un armario, pero que resultó ser un baño que estaba dentro de la habitación. No tardó nada en salir completamente desnuda, recibiéndola yo de la misma manera al haberme quitado la camiseta también. Ella puso el aire y bajó un poco las persianas con un mando, dejando la habitación casi en penumbra. Ya, algo más calmados, nos empezamos a besar de nuevo, estando ambos de lado sobre la cama, acariciando nuestros cuerpos. Pero a los pocos minutos ya estábamos otra vez calientes. Mi erección no tardó en aparecer y Valentina al darse cuenta echó mano a ella, de la misma manera que yo agarraba de nuevo su culo y acariciaba su coño con mis deseos desde atrás.

Bajó por mi cuerpo con algunos besos sobre él para empezar una mamada lenta que se mantuvo así durante un buen rato, estando yo relajado. Pero al final acabó aumentando la intensidad y le tuve que pedir que parara, porque quería follarla de nuevo antes de correrme. Así que cogí uno de los dos condones que me quedaban y los cuales dejé sobre la mesita para ponerme uno. En esta ocasión, ella se subió a mi cuerpo para montarme, aunque no de manera rápida, siendo esta vez algo incluso lento, pero yo lo disfrutaba igual. Fueron varios minutos en los que ella estaba así, apoyada en mi pecho con sus manos y yo agarrando su culo. Luego cambiamos a otra postura, poniéndola yo a cuatro para darle fuerte, pero ella me pedía que fuera un poco más lento. Sospechaba que no quería gemir alto, porque durante todo el tiempo lo hacía bajito o jadeaba. No sabía cómo pudo aguantar durante el primero en el que le di fuerte de verdad, pero lo hizo al apretar sus labios y poner sus manos por momentos en su boca.

Pero ella siempre encabezonada en hacerlo como ella quería, por eso se puso de nuevo sobre mí para follarme de esa manera lenta, pero muy sensual. Ella me miraba muy fijamente con jadeos intensos mientras mis manos recorrían su cuerpo, centrándose más en su culo y en sus tetas. Y no le quitaba ojo a su entrepierna, pudiendo ver claramente su vello púbico al ser tan oscuro y contratar tanto con las marcas del bikini que tenía. Poco a poco aceleró y se notaba que ambos estábamos cerca de acabar, por eso tiré de sus manos para juntar nuestros cuerpos y agarrar su culo para follarla yo desde abajo al hincar mis talones en la cama y embestir. El resultado fue alcanzar nuestros orgasmos, empezando yo esta vez, lanzando un gemido que ella me tapó con sus labios para empezar a correrse, temblando bastante y abrazándose con mucha fuerza a mí.

Otra vez estábamos jadeando con fuerza tratando de recuperar el aliento, pero al par de minutos llamaron a Valentina al móvil, yendo ella rápidamente a ver quién era mientras yo me seguía recuperando. Vino enseguida, a paso ligero diciéndome que ojalá pudiéramos estar así toda la tarde, pero que me tenía que ir, porque le había surgido un problema y tenía que ir a la oficina. Le dije que no había problema y me empecé a vestir, metiéndome prisa ella diciéndome la hora que era y saltando yo de la cama, porque llegaba tarde. Me acompañó a la puerta habiéndose puesto solo una fina bata de seda, dándonos un beso en la entrada, muy breve, pero intenso, seguido de un par de picos más y salí, porque no llegaba. En lo que nos besábamos me disculpé con ella por no haberle ayudado a recoger lo que armamos en su habitación, aunque ella le quitó importancia, dándome otro pico más.

Y salí de allí pitando, bueno, todo lo que pude, porque tenía que bajar por el ascensor al estar tan altos. El problema fue que al salir de él casi arrollo a una chica que iba a subirse a él, pisándole de hecho un pie. Fue un susto, porque no esperaba a nadie por lo que me había dicho Valentina, pero ahí había una chica. Me disculpé no sé cuántas veces y me preocupé por su estado, pues el pisotón había sido grande y ella llevaba el pie casi desnudo al ir con unas sandalias planas. Por suerte no pasó nada, solo un arañazo y me disculpé una vez más diciéndole que llegaba tarde a trabajar, aunque cuando estaba por salir de la puerta me giré para mirarla bien, estando ella sonriendo y negando con la cabeza, supongo que por verme así de acelerado y por lo que le había hecho, porque además me hizo un gesto para decirme que estaba loco. Yo no pude evitar devolverle la sonrisa pese a lo extrañado que estaba al encontrarle tanto parecido a Valentina.

Con la tontería, tuve que pedirme un taxi, porque ya iba bastante justo de tiempo y con el percance que tuve con esta chica, pues ya sí que no llegaba al menos que fuera corriendo a buena velocidad, pero no quería llegar empapado en sudor, así que terminé cogiendo uno. Ya en la academia me quedé pensativo en esto último que había pasado, porque esa chica se me hacía muy similar a ella pese a no parecerse nada en la cara. La chica que me topé era delgada, alta, con buenos pechos e incluso tenía el mismo corte de pelo que Valentina, con una melena castaña a la altura de los hombros y un flequillo que le llegaba hasta las cejas. Pero también tenía alguna diferencia con ella, como su cara, como ya he dicho, o su culo, siendo bastante bonito, pero no tan voluptuoso como el de mi amante. El último detalle que distaba de ella era que esta chica llevaba unas gafas de cristales redondos, prácticamente un calco a las que usaba Andrea.

Me quedé bastante embobado toda la tarde dándole vueltas a la situación, porque es que no podía ser casualidad que se dieran un aire tan grande. Y lo cierto es que me pareció una chica muy atractiva. ¿Cómo no serlo si se parecía a Valentina? La empecé a recordar en mi mente, parándome en los detalles en los que no pude reparar en el momento por los nervios y las prisas. Iba con una camiseta blanca de tirantes y unos shorts vaqueros muy cortos. Algo simple y típico de la fecha, pero lo cierto es que le hacía bastante bien. Lo que más me venía en realidad era su bonita sonrisa y sus pechos, por aquello de que eran grandes, aunque no tanto como los de Valentina, pero sí más grandes que la media. Esa tarde la enfoqué en hacer listening y mandarles hacer una redacción o alguna prueba a los de secundaria para no tener que estar tan pendiente, porque me costaba concentrarme.

Y obviamente se me vino a la cabeza algo que seguramente se le haya venido a cualquiera al leer esto. ¿Y si era su hija? Eso era lo que más rondaba mi cabeza a lo largo de la tarde y lo que me tenía un poco en un estado de no saber por dónde tirar, porque Valentina me había dicho que no tenía hijos y que de hecho detestaba los niños. Pero es que ambas eran tan similares y era una coincidencia demasiado grande que una chica así se presentara en el edificio de Valentina cuando me dijo ella que estaba bastante vacío por las vacaciones. Otra curiosidad era que justo un par de minutos antes había recibido una llamada y me había dicho que había tenido una emergencia en la oficina. ¿Y si realmente era esta chica que venía a hacerle una visita? En mi cabeza se empezaban a armar escenarios con diferentes situaciones en la que la más probable que fuera cierta era la de que esa chica fuera su hija, que vivía allí y que al ser verano pues entraba y salía.

También pensaba que la habitación esa que ella me dijo que usaba de trastero era realmente la habitación de esta chica. Desde luego, fue curioso que fuera ella la que me dijera lo que había tras la puerta aparentemente cerrada con llave al tenerla en la cerradura. ¿Lo haría para que no preguntara yo primero y dejarme así informado para no levantar mi curiosidad? Era lo que más sentido tenía en mi cabeza y cada vez que pensaba en el tema, más parecido les veía, como el color claro de su piel, lo finas que tenían las manos y los pies... Aunque también tenían sus diferencias, como la cara, que no se parecía como ya he dicho. Y sus ojos no eran los mismos tampoco. Los de Valentina era increíbles y los de esta chica eran castaños, aunque no eran feos tampoco, teniéndolos un poco rasgados. Pero las similitudes pesaban más que esas diferencias que podía haber heredado perfectamente de su padre.

Así, llegué a casa, bastante pensativo y confuso, sin saber qué movimiento debería hacer una vez habiéndome encontrado aquello. La solución parecía fácil, simplemente yendo a preguntarle a Valentina si lo que yo pensaba era cierto o no, pero claro, es que con ella nada era tan simple, especialmente en los temas personales. Le costó mucho contarme sus miedos de manera más profunda, explicándome lo que le podía pasar si hacía algún movimiento en falso. Tal vez este fuera otro miedo, que su familia se enterara de que estaba teniendo una aventura. Temía que se lo comentara y se lo tomara mal, llegando incluso a decir de dejar de vernos por miedo a ser descubierta o algo. No quería eso, especialmente después de la semana que habíamos pasado y del gran paso que habíamos dado al haberme invitado ella a su casa, cosa que me encantó. Como no sabía muy bien por dónde tirar, decidí llamar a mis amigos para pedirles consejo una vez terminé de cenar.
 
Cada vez estoy más convencido que Javi padece TOC. Que manera de complicarse la vida, con lo fácil que es cojer el teléfono y llamar a Valentina para comentárselo. Pero bueno, es Javier y le dará infinitas vueltas, y llamará a sus amigos, y ...
 
Yo espero que Valentina no le haya ocultado algo tan importante como que tienen una hija si es que es así. Porque eso puede complicar las cosas y quebrar la confianza que empezaba. Haber en la pareja. Quiero creer que solo son figuraciones de Javi, porque si no, se va a complicar y mucho.
 
Mi humilde opinión. (así aconsejó iniciar mis intervenciones mi terapeuta) o_O:D
El problema acá no radica en quién realmente sea esa chica.
Lo es la evidente falta de confianza y de sinceridad en estos dos, ambos siguen en ese jueguito del "no te cuento, no te pregunto".
No por ser agudo, pero es kilométrica la distancia emocional que se siente cuando están juntos, siguen apareciendo actitudes forzadas.
Como si ninguno lograra ser quien en verdad desea ser, aún más en la intimidad, no logran expresarse con sus sensaciones a plenitud.
Respecto a la situación misma, no se entiende la actitud de Valentina.
Suponiendo pueda ser su hija, sobrina o hermana, y que además viva con ella, no es comprensible ocultárselo a Javier.
Como empresaria sabe mejor que nadie la relación que se debe dar entre el costo y el beneficio.
Encadena una serie de mentiras para ocultar una posible verdad, tremendo daño hace a la relación. Valdrá la pena el riesgo?.

Constatar la existencia de una mentira es la decepción inicial, lo en verdad doloroso es que nunca sobreviven solas, las hubo antes y las habrá después. copyright1691708716186.jpeg



Mientras, como indicio del final del viaje, se despierta con luces de una ciudad, aquella que una vez fue alegría y tristeza, lo sabía E...
 
Última edición:
Capítulo 573

I: ¿Qué pasa, Javi?
J: Nada, que he tenido un... Bueno, no es un problema. De momento. Pero quería contaros y que me dierais vuestra opinión.
I: Espera, que entramos dentro para hablar todos tranquilamente, que estamos en el balcón y aquí nos puede oír cualquiera.
S: ¿Qué ha pasado, Javi?
J: Pues... Es raro. Bastante.
M: ¿Pero qué es?
J: A ver, primero lo primero. Valentina me ha invitado hoy a su casa a comer. Por fin.
S: ¡Anda! Qué bien. Me alegro de que haya dado ese paso, que ya nos has contado cómo es de reservada.
J: Sí. Por fin hemos dado ese paso.
I: ¿Y qué tal?
J: Muy bien. Me ha enseñado la casa y genial. Vaya casa tiene, por cierto...
M: ¿Más grande que la tuya?
J: Bastante más. Las habitaciones son enormes -dije para describirles un poco por encima cómo era.
I: ¿Y habéis comido juntos dices?
J: Sí. Ya sabéis cómo cocina. He estado muy a gusto.
M: ¿Y cuál es el problema?
J: Bueno... Después de comer pues nos hemos puesto un poco tontos mientras recogíamos.
S: Vamos, que ha caído un polvete, ¿no?
J: Sí. Eso es. La cosa es que se nos ha ido el santo al cielo y porque la han llamado, que si no, llego hoy tarde al trabajo.
M: Jajajajaja. Estás que pierdes la cabeza por esta mujer.
J: Calla. Ahora viene el punto del tema.
I: Va, cuenta.
J: Pues al salir del ascensor, porque es que su piso está de los últimos, me he topado con una chica. Que bueno, le he pegado un pisotón sin querer a la pobre... Y bueno, pues lo típico, me he disculpado, me he preocupado de si estaba bien y tal y ya me he ido, porque tenía prisa.
S: ¿Y…?
J: Pues el tema es que se parecía a Valentina. Mucho. No de cara, pero de cuerpo era muy parecida. Demasiado. Hasta tenía su mismo peinado. Y me parece raro que justo cuando me ha dicho que me tenía que ir porque la habían llamado de la oficina por una emergencia, me pase esto. Sobre todo, cuando al llegar me había dicho que el edificio estaba bastante vacío.

De repente se hizo un silencio bastante grande que me llegó a poner nervioso.

J: ¿Y bien? ¿Qué pensáis vosotros?
I: ¿Qué piensas tú?
J: Me ha dado por pensar que es su hija.
I: Sí. Es lo que parece según nos cuentas.
M: A ver, puede ser una casualidad, ¿no? Será que no hay gente con ese cuerpo. Y tampoco es que Valentina lleve un peinado raro. Es de lo más normal y hace unos años se puso muy de moda el flequillo. Lo mismo ha vuelto.
J: Yo que sé... Es que es demasiada coincidencia.
S: ¿Ella te ha hablado de su familia?
J: Casi nada. Solo cuando era de nuestra edad o un poco antes, que tuvo un noviete que conoció en la universidad y poco más. Pero me dijo que no tenía hijos y que no le gustaban los niños, así que...
S: ¿Y si se quedó embarazada de ese chico?
M: ¿Y él dónde está entonces?
J: Por cierto, en su casa había una habitación cerrada con llave. Me ha dicho que es un trastero, pero con esto me ha dado por pensar que es la habitación de esta chica, porque también sería su casa, claro.
M: ¿Y no has visto alguna señal de esa chica? ¿Alguna foto, algún detalle?
J: No había ninguna foto en toda la casa. Solo cuadros con pinturas. No he visto ninguna señal de que ahí viva nadie más que ella.
I: Pues no sé, Javi... Solo hay una manera de averiguar si lo que piensas es verdad o no. ¿Te suena de algo esta situación?
J: Ya, ya. Ya sé que si quiero saberlo tengo que hablar con ella.
I: Bien.
S: Todavía está un poco enfadada, Javi. Que lo sepas, jaja.
I: Pues claro que lo estoy. Esto que ha hecho ha estado muy feo y se lo va a tener que currar un poco para que se me pase el enfado.
J: Ya os invitaré a mi casa y nos iremos de fiesta, ¿vale?
I: Prefiero otra cosa.
J: Ya te dije que ahora no puedo, Irene. Le he dicho a Valentina que no me vería con ninguna chica más y quiero respetarlo.
I: Esa es otra... Ya no puedo follar contigo... Si es que... -decía haciéndose la enfadada- Pero eso no es.
J: ¿Entonces?
I: Me tienes que conseguir una foto de Valentina desnuda.
J: Sí, hombre...
I: Joder, es que me pone malísima. Y me quedé con las ganas de verla sin nada de ropa. Y mira que fui con ella al baño una vez, pero entró ella sola. Lo tuvimos que hacer por turnos. Y también cuando salimos el sábado, que nos arreglamos las tres juntas. Ya estaba en ropa interior y se vistió muy rápido. No pude verle nada.
J: Irene, estás muy salida.
I: Sí. Pero es que soy así, joder. Quiero verla desnuda.
J: Pues te vas a tener que aguantar.
S: Todos aquí queremos verla desnuda.
M: Eso es verdad. Javi, si te contara lo que estamos haciendo estos días...
J: Pues cuenta. Ni que me fuera a escandalizar a estas alturas, jajaja.
S: Los cabrones estos me tienen escocida. Dicen que físicamente me parezco mucho a ella y entre los dos me follan pensando que soy ella.
J: Jajajajajaja.
S: Pero que lo hacemos a oscuras y todo para que se lo puedan imaginar bien, ¿sabes? Si hasta hemos comprado el perfume que usa Valentina para dar más ambiente.
J: Jooooooder. Cómo os lo curráis, jajajaja.
I: ¿Pero te vas a quejar, Sofía? Jajajaja.
S: No, en realidad, no. Nos lo estamos pasando muy bien. Pero bueno, esto se acaba, que mañana tengo que volver bien temprano. Verás la bronca por haberme quedado un poco más.
I: Pero si eres la jefa de departamento, anda.
S: Ya, pero también tengo mis cosas y jefes.
M: Bueno, no te preocupes, ya verás como no pasa nada.
S: Con lo que pasó después de la cagada que tuve, debería no jugármela, pero bueno...
J: Que no va a pasar nada. Si ahora la cosa está muy tranquila.
I: Bueno, Javi. ¿Cuándo vas a hablar con ella?
J: Pues le he dado una vuelta y creo que ya sé lo que voy a hacer.
I: A ver -decía con pesadez-, cuéntanos que se te ha pasado por esa cabeza tuya.
J: No quiero preguntarle directamente para que no se lo tome a mal. Ya sabéis cómo es y no quiero joder la cosa ahora que estamos tan bien y después de la que hemos tenido hace una semana.
M: ¿Y cómo lo vas a hacer?
J: Voy a darle la oportunidad de que me lo cuente ella, si es que hay algo que contar. Si lo que pienso es verdad, es que me ha mentido. Y la verdad es que es una mentira grave. Voy a comentarle lo que me ha pasado hoy al bajar del ascensor, así como anécdota. Y también sacaré el tema de las mentiras y ocultar cosas. Lo que nos ha pasado a nosotros, vaya. Para ver qué opina ella y para hacerla reflexionar sobre ello. Si me ha mentido, estoy seguro de que me lo contará. La conozco y sé que rectificaría.
S: Bueno, no suena tan mal. Si rectifica y te lo cuenta es un punto a favor de ella.
I: Yo pienso que deberías preguntarle directamente y poner todas las cartas sobre la mesa, pero tú mismo.
M: Hagas lo que hagas, ten cuidado con ella, que ya te la has jugado varias veces y la mujer tiene su carácter. Ten tacto y no reacciones mal si al final es verdad todo lo que piensas. Os gustáis bastante los dos. Se nota mucho y de ese momento dependerá que os sigáis viendo o no, porque la discusión que podéis tener viendo el pronto que tenéis los dos en esos momentos...
J: Ya. Llevas razón.

No tardamos mucho en despedirnos después de hablar un poco más, quedándome yo echado en el sofá siguiendo reflexionando en ese tema. Ya tenía decidido lo que iba a hacer, como le conté a mis amigos. Si me estaba mintiendo, desde luego era grave, pues no era una mentira sin importancia, porque ocultar todo eso me parecía excesivo, pero no me veía cortado el contacto con ella si finalmente llevaba razón en mi teoría. Eso sí, tenía que contármelo ella y no enterarme yo por otra parte, porque entonces sí que me parecería ya demasiado. Y quería darle la oportunidad de que fuera ella la que me contara, porque me ponía en su lugar y si se daba el caso, a mí me gustaría que me dejaran explicarme. Y justamente, Valentina me llamó al móvil, pero no iba a tantearla en ese momento, porque pensaba que esto tenía que haberlo en persona. Pero tampoco noté nada en absoluto, encontrándola de bastante buen humor al preguntarme cómo me había ido el día, teniendo así una charla de unos minutos en la que yo me interesé también por lo que había pasado en su trabajo, estando aparentemente solucionado.

O eso era lo que ella creía, porque el miércoles no tuvimos ocasión de vernos en todo el día. No tuvo ni un momento de descanso teniendo algo importante entre manos, aunque yo no me enteraría el mismo día, ya que ni siquiera pudimos hablar por mensaje. Yo me mantuve con mi rutina que retomé desde el lunes, madrugando mucho para ir al gimnasio y luego ir a dar mis clases con un buen tanque de café para aguantar al no recuperar del todo mi horario de sueño y también por cómo de duro entrenaba. Fue un día muy tranquilo en el que no pasó nada relevante más allá de que le diera alguna vuelta más a lo que pasaba con Valentina. Bueno, no con ella, sino con la chica esta. Quizá era una exageración y no tenían nada que ver, pero en mi cabeza se montó ese escenario y ya no podía salirme de esa teoría. Tan solo me quedaba comprobar si estaba en lo cierto o no, y para eso tenía que hablar con ella, pero con tacto. Eso era lo que me repetía constantemente. Tenía que ver si ella lo hacía por sí sola, esperando que fuera así, porque de lo contrario me decepcionaría un poco su manera de haber actuado y no me quedaría otra que preguntárselo yo mismo.

El jueves sí que tendría oportunidad de verla, aunque no temprano desde luego. Fue otro día normal en gran medida hasta que llegó la noche, en donde me dispuse a hablar con ella después de cenar al hablarle por mensaje. Ya quedaba muy atrás la aplicación esa que usábamos un par de semanas antes para poder estar más tranquilos, sobre todo por ella, porque por mí no había ningún problema. Aunque no respondía y me empecé a preocupar un poco, pero entonces llamaron a la puerta y resultó ser ella, entrando en casa y echándose sobre mí, abrazándose a mi cuello para besarme, siguiéndola yo. Parecía muy contenta, porque reía un poco mientras nos comíamos la boca, aunque la notaba muy excitada también. Al despegarse, me agarró de la mano y me llevó al salón, donde nos sentamos en el sofá y seguimos besándonos, con ella agarrando mi cara o mi cuello con suavidad y usando mucho su lengua.

Pero nos vimos interrumpidos al empezar alguien a llamar a mi puerta. Ni 5 minutos habían pasado y ya nos estaban molestando y eso que ya vivía solo, pero ahí estaba cualquiera que fuera taladrando el timbre hasta tal punto que parecía que lo iba a fundir. Valentina me preguntó si esperaba visita, respondiéndole yo negativamente y sugiriéndome que fuera a abrir por si era algo importante, pero si lo fuera, me habrían llamado también al móvil, así que seguimos besándonos, pero me empezaba a poner nervioso por la insistencia de esa persona, así que fui a abrir. Conforme me acercaba a la puerta me podía hacer una idea de quién podía ser, siendo efectivamente Cintia como vi al abrir la puerta. Como si fuera un ciclón, empezó a avanzar para entrar a mi casa, pero la agarré de la mano para detenerla. De alguna manera ella se zafó de mí, consiguiendo entrar y encarar el salón mientras me decía con aire qué era eso de que ya no podíamos follar.
 
Esto no debiera pasar de un mal rato, de una distracción, y bien gestionado, Javier hasta podría salir fortalecido.
A la vista de Valentina quedó comprobado lo honesto que ha sido Javier en su compromiso con su relación.
Apenas entró Cintia, lo hizo quejándose de la nueva condición, dando por hecho lo que él prometió establecer. Exclusividad.
Lo que debe importar a Javier, es aclarar lo sucedido en el depto de Valentina, escuchar verdades.
A mi parecer, un "no te quise contar" acá se quedaría corto.



Mientras, abrigadas por un largo abrazo que se debían, ambas hermanas se disponen a una larga y franca plática, quien empieza es N...
 
Capítulo 574

Fue una situación incómoda, pues Valentina estaba en el salón, con cara de sorpresa. Por un momento se me vino a la cabeza que la conocía, porque tenía sus ojos muy abiertos y hasta se puso recta. Cintia por su parte se quedó parada unos pasos más allá de la puerta del salón, en silencio, aunque a ella no podía verle la cara. Por suerte, no se comportó con Valentina de la misma manera que solía hacer conmigo, pasando a disculparse, dándose la vuelta para mirarme con los ojos bien abiertos y empezó a hacer el recorrido opuesto al inicial, aunque esta vez fue ella la que me agarró de la mano para llevarme a la puerta de la calle. Allí me pidió explicaciones, diciéndole yo que ya no nos podíamos ver más, porque había conocido a alguien. Ella me preguntó directamente si era la mujer que estaba en mi salón, desmintiéndolo yo rápidamente, diciendo que era mi tía que había venido a visitarme.

Se me ocurrió la misma que le soltamos a Andrea en su día y parece que le convenció, pues no hizo ninguna pregunta más y no parecía sospechar. Pero tuve que explicarle con algo más de detalle lo que había pasado, alzando la voz ella al decir que no era justo que folláramos solo cuando yo quería, aunque yo no lo terminaba de ver así. Ella me dijo que era un cabrón por hacerle eso, preguntándole yo si ya había vuelto a las andadas con ese comportamiento, pero ella me decía que era por mi culpa, por hacerme creer que podíamos vernos de vez en cuando. Le pedí de buenas maneras que se fuera y que me dejara tranquilo, que lo ocurrido hacía dos fines de semana había sido un error y que lo mejor sería que cada uno fuera por su lado. Puso cara de enfado y abrió la puerta con aire, marchándose al dar un pequeño portazo. El único miedo que me llegó a entrar era el de que se fuera de la boca por si reconocía a Valentina, pero por las reacciones de ambas parecía que no era así.

Sin saber muy bien cómo afrontar la situación, volví con Valentina, quien estaba con gesto relajado ya, aunque desde luego la excitación que tenía de disipó bastante. Una vez me senté a su lado me preguntó qué había pasado y le tuve que explicar quién era la chica y qué hacía allí. Corroboré que no se conocían de nada pese a decirme ella que le sonaba, pero la única vez que la había visto fue el domingo que vino y la vio salir de allí, desembocando en esos celos que le entraron y en la posterior discusión. Por suerte, ella no parecía tener miedo de que fuera diciendo algo por lo que le conté al decirle que era mi tía y demás, aunque lo que más le preocupaba era la manera de ser de esa chica. Le tuve que explicar que no estaba muy bien y que yo tenía que ver con eso, abriéndome de una manera un poco más personal con ella por así decirlo al remontarme a cuando la conocí, explicándole por encima todo lo ocurrido con esta chica.

Ella me escuchaba con atención y pensé que era un buen momento para intentar ver si la chica que vi en su edificio tenía que ver con ella o no, pensando decirle algo del momento como anécdota para ver cómo reaccionaba y ver si así se abría ella y me contaba algo que tuviera que hacer, pero de repente, esa excitación que se fue con el numerito de Cintia le volvió, acercándose a mí para empezar a darme pequeños picos y luego ya besos de verdad. De nuevo lo hacía con risas pequeñas, tal y como empezó cuando llegó. Así, nos fuimos calentando más y más hasta el punto de que se puso sobre mí, apretando mi erección con su culo al sentarse en la zona. Hasta se movía un poco hacia delante y atrás para frotarse, siendo algo que yo encontraba bastante agradable. Valentina estaba muy encendida ese día y se ponía con su cara sobre la mía, agarrándomela con firmeza, haciéndome cosquillas con su pelo.

En un abrir y cerrar de ojos, la ropa de ambos voló, dejando yo su típico conjunto de blusa y vaqueros ceñidos sobre la mesa para besarle por todo el cuerpo, llegando a ponerla sentada para masturbarla, cosa que le encantó. Ella también me masturbaba a mí, pero se le olvidó cuando yo empecé a aumentar el ritmo, pasando de caricias por su raja a meterle los dedos después de humedecerlos, además de acariciarle el clítoris y llegar a hacer las dos cosas al mismo tiempo, metiendo dos dedos mientras con el pulgar me centraba en la otra zona. Valentina parecía no estar tan cohibida a la hora de gemir como lo había estado en la playa o en su casa, pero tampoco es que gritara, y eso que de últimas ya le tocaba el coño con rapidez, empezando a sonar a bastante mojado. Pero entonces fue cuando me paró, agarrando mi mano con fuerza y firmeza. No quería correrse allí y no quería hacerlo de esa manera, por lo que los acabamos yendo a mi habitación.

La cogí en brazos, no como lo hice en su casa al cargarla en mi hombro, haciéndolo esta vez de la manera más normal. Ella reía y se abrazaba a mi cuello para besarme, estando los dos ya completamente desnudos. Al llegar, la eché despacio sobre la cama, con ella haciendo un sonido placentero. En lo que puse el aire acondicionado, ella me dio un pequeño azote, riendo de manera traviesa para mi perplejidad, porque eso no era algo muy común en ella, por no decir que nunca lo hacía. Cogí un condón, pero ella me dijo que esperara, que aún no quería empezar del todo. Otra vez nos empezamos a besar, de manera más guarra, con mucha lengua y ella me empujó para ponerme boca arriba. Me dijo que me estuviera quieto y empezó a bajar por mi cuerpo entre besos y succiones leves hasta llegar a mi polla, la cual empezó a mamar con un ritmo rápido.

Estaba sorprendido por cómo de activa estaba Valentina, chupando de una manera rápida y con muchas ganas. Hasta hacía el esfuerzo de metérsela todo lo que podía, llegando a atragantarse en varias ocasiones y a derramar lágrimas negras por su cara. Me tenía como una moto y se lo dije en varias ocasiones, lo que la alentaba a seguir haciéndolo e incluso a intentar tragar más todavía. Llegó un punto en el que le tuve que pedir que parara, porque si seguía así, me iba a correr en su boca. Ella bajó un poco la intensidad y continuó un poco más, pasando yo a decirle que quería comerle el coño también, pero no me dejó, porque se puso sobre mí, estirándose hasta la mesita para coger el condón, momento que aproveché para agarrar una de sus tetas que tan sexy quedaban al colgar por la postura. Rápidamente me lo puso y se acarició su raja con ella unas cuantas veces, para dejar el glande introducido en su orificio y pasar a dejar caer su cuerpo de tirón.

Esta vez sí que lanzó un gemido más alto de lo que solía, especialmente en esos últimos días. Me fascinaba cómo le gustaba hacerlo así pese al daño que se podía hacer, sobre todo al tener esa zona algo estrecha para lo que quizá debería. Se mantuvo unos instantes con mi polla bien profunda dentro de ella y poco a poco se empezó a mover, como a mí más me gustaba, aunque al poco pasó a hacerlo hacia arriba y hacia abajo. Mantenía sus ojos cerrados y sus manos en mi pecho que de vez en cuando arañaba al hincarme sus uñas y tirar hacia abajo. Pero finalmente, pasó a apoyarse sobre sus pies para botar a un ritmo endiablado que ocasionaba fuertes sonidos de palmadas por el choque de nuestros cuerpos, de la misma manera que sus tetas botaban bastante. Estaba tan extasiado por lo que veía y por lo que sentía que me acabé corriendo en el condón después de avisarla varias veces.

Ella me siguió al instante, en cuanto notó mi orgasmo por cómo me retorcía, ponía mis manos en su culo y apretaba la almohada con mi cabeza al echarla hacia atrás con fuerza. Valentina empezó a gemir alto, pasando su cuerpo a vibrar, echándose sobre mí para terminar de tener su orgasmo, jadeando y lanzando algún que otro gemido sonoro más. Fue breve, pero intenso, con Valentina quedándose encima de mí, aprovechando yo para acariciar su espalda y su culo mientras le besaba la cabeza y la cara. Fue un momento en el que pensé sacarle el tema de conversación que tenía previsto desde hacía un par de días una vez se calmara, pero de nuevo me empezó a besar, pasando a tener esos momentos de mimitos tras un polvo, especialmente en personas que se conocen de unas semanas. Me centré en disfrutar de aquello como el que está recién despierto y se queda en la cama un poco más.

Pero no tuve ocasión de llegar a hacerlo igualmente, porque Valentina se levantó para ir al baño. Era normal en realidad que fuera, porque el maquillaje se le había corrido bastante, en especial el de sus ojos y tenía que quitárselo, pero cuando salió, vino a mi habitación, totalmente vestida y hasta maquillada. Me dejó un poco despistado que lo hiciera, quedándome yo sin saber del todo qué pasaba. Ella se sentó en la cama, a mi lado para acariciarme el pecho y reír ligeramente al ver el par de arañazos que me hizo por la zona al hincarme sus uñas, aunque pasó luego a la cara. Se encorvó un poco para darme algún que otro beso, ya sin lengua, pero muy buenos igualmente y algo húmedos. Me rompía los esquemas con esos gestos, porque tenía previsto hablar con ella, pero con sus besos y demás, se me iba el santo al cielo.

-Bueno, me tengo que ir.
-¿Ir? ¿No te quedas?
-Ojalá pudiera, cariño... -dijo acariciándome la cara de nuevo.
-¿Por qué no puedes?
-Porque mañana tengo una reunión muy importante en el trabajo. Estamos en algo muy grande y tenemos una exposición. Es lo más importante en lo que llevamos de año.
-Ah, creía que ya se había pasado ese problema.
-No. No es un problema. Todo lo contrario. ¿No ves que estoy de buen humor?
-Creía que era por mí -dije haciéndome el tonto.
-Bueno, eso también, jejeje. Pero es que estamos hasta arriba. Por eso no he podido venir a verte ni ayer ni hoy hasta ahora.
-Imaginaba que estabas liada.
-No lo sabes bien. Pero es que me quedé con las ganas de seguir cuando viniste a mi casa y necesitaba relajarme.
-Ah, por eso has venido... -dije haciéndome el ofendido.
-Jajajaja. Me gusta pasar tiempo contigo en general. Pero es que necesitaba liberar tensiones.
-Ya...
-Oye, que si quieres no vengo, ¿eh? Jejeje. Además, es tu culpa. Yo estaba a mis cosas y fuiste tú el que me buscó. Empezamos a tener mucho sexo y ahora necesito tenerlo de vez en cuando.
-Eso es verdad.
-Claro. Y bueno, pues tengo que irme para que no se me haga muy tarde, que quiero levantarme bien temprano para preparar varias cosas en la oficina y que todo salga bien.
-¿Y cuando acabes nos podremos ver?
-Uff... No lo creo. Mañana va a ser un día muy largo. Tenemos que cerrar varios temas y cuando estamos en estas situaciones, la cosa va para largo. Con decirte que comemos allí y todo...
-Suena muy importante todo esto.
-Lo es. Te lo aseguro.
-Bueno, espero que todo salga perfecto, aunque conociéndote, seguro que es así.
-En principio todo está bien preparado, pero bueno, siempre puede surgir algún imprevisto.
-Ya me contarás...
-Oye, que no te preocupes, que el plan del sábado sigue en pie. No quiero dejarte tirado y me apetece mucho a mí también. Aunque el sábado tengamos algo más, cosa que no creo, ya me encargaré de llegar para la noche y que podamos vernos.
-Vale, genial. Pero si pasa algo o no puedes, avísame. Así no meto la pata.
-No te preocupes.

La acompañé hasta la puerta para despedirnos con la intención de vernos el sábado por la noche, sin poder hacerlo antes por desgracia. Allí nos entretuvimos un poco más con algunos besos mientras ella se agarraba a mi cuello y yo ponía mis manos en su culo para subirlo un poco y atraerla hacia mí. Le decía que todo iba a salir bien, porque la verdad es que mientras me contaba aquello la notaba un poco nerviosa. Ella me agradecía las palabras y me abrazaba diciéndome que tenía muchas ganas de que llegara el sábado para por fin estar más tranquilos pudiendo cenar y luego irnos a la cama con más calma, porque llevábamos un par de ocasiones en las que íbamos un poco con prisa. Así se fue de mi casa, sin que pudiéramos hablar lo que yo quería, cosa que tendría que dejarla para sábado al parecer por su agenda tan apretada, aunque eso me permitía pensar bien cómo hacerlo y que decir para no cagarla.
 
Capítulo 575

El viernes fue en gran medida un día normalito, con mi gimnasio y mis clases, aunque por el grupo de amigos que jugábamos en la tienda vi que habían echado la tarde allí jugando, cosa que me daba envidia al tener ese horario tan apretado para trabajar. Y ellos también me echaban un poco en falta por lo que llevaba sin ir, por lo que me mencionaron para que me apuntara al menos a ir a cenar con ellos. Y fue algo que sí que acabé haciendo, yendo hasta la tienda primero para ver lo que quedaba del pequeño torneo que estaban jugando y después a una hamburguesería cercana para cenar allí. Estaban todos los del grupo, hasta Amaya, a quien llevaba sin ver algunas semanas. No les fue mal en el torneo y estuvimos hablando de aquello, aunque también estaba Sara y me lanzaba alguna mirada y sonrisa con malicia. Parecía ser una chica juguetona, pero de un par de roces con sus pies no pasó la cosa al hacerle yo algún gesto.

Aunque la cosa no quedó ahí con el grupo, pues una vez acabamos de cenar, dijimos de irnos a tomarnos algo. Hasta pasamos cada uno por nuestra casa para ponernos algo más adecuado para salir de fiesta. Quedamos en un sitio y allí estábamos todos a la hora, encontrándome a todos bastante bien y a una Sara especialmente provocativa, llevando un vestido similar al que llevó el lunes cuando me visitó, marcando de nuevo sus pezones de manera casi exagerada, de la misma manera que se notaba que llevaba un tanga por lo ajustado que era. Sí que hubo acercamiento por su parte en alguna que otra ocasión, y más después de beber un poco de alcohol, pero Amaya me echó una mano. Después de algún comentario que hizo, me di cuenta de que estaba enterada de lo que había pasado entre Sara y yo y entretenía a su amiga pese a costarle retirarse del chico que estaba colado por ella y que parecía estar haciendo movimientos para acercarse a ella.

Y no duró mucho la fiesta para ella, porque se emborrachó rápido y entre Amaya y el chico que estaba por ésta última, la llevaron a casa, dejándonos al otro chico que quedaba y a mí allí solos. Y solo me quedé cuando este chico se puso a hablar con una chica que había por allí, llegando incluso a liarse con ella. Me alegraba que al menos él hubiera tenido esa suerte, aunque tal vez Amaya y el otro chico también la habían tenido después de dejar a Sara en casa. Pero ahora me encontraba solo y no me apetecía encerrarme tan rápido, por lo que me quedé echando otra copa, cuando a lo lejos me encontré con la chica a la que le pisé el pie al salir del ascensor en el bloque de Valentina. Ella también se percató de mi presencia y haciendo el tonto se acercó a mí medio cojeando y poniendo cara de dolor, llegando a mi altura y apoyándose en uno de mis brazos para agarrarse el pie que le pisé mientras yo reía por el número que estaba montando para romper el hielo.

-Joder, no fue para tanto, ¿no?
-Hombre... Saliste muy rápido y la verdad es que me dolió el pisotón. Lo que pasa es que no dije nada. Te vi muy apurado.
-Llevaba mucha prisa, por eso salí así. Ya te lo dije.
-Espero que no pisaras a nadie en tu trabajo... Jajajaja.
-Noooooooo. No llegué tarde al final. Pillé un taxi.
-Ah, bueno.
-¿Y te sigue doliendo? -pregunté de manera socarrona.
-Uff... -dijo echándose sobre mí otra vez- Me tuve que tomar un calmante, porque casi me desmayo del dolor.
-¿En serio?
-Qué va, jajajaja. Me dolía un poco, eso sí. Ya me curaron en cuanto subí -dijo levantando mi curiosidad e interés.
-Ah, qué bien. ¿Te tiene tan mimada tu novio como para curarte un pequeño arañazo?
-¿Novio? ¿Qué novio? Yo no tengo de eso, jajajaja.
-Entonces fue tu abuelita.
-Tampoco. Fue otra persona.
-Qué misteriosa.
-Ya ves. ¿Y de dónde venías tú al bajar del ascensor?
-Ah, ¿tú si puedes preguntar directamente y yo no?
-Jajajaja. Oye, ¿te apetece si nos vamos a otro sitio más tranquilo y hablamos?
-Mmm, venga, va.

Pagamos nuestras bebidas y nos fuimos a otro sitio una vez nos la acabamos. Por el camino empezamos a hablar un poco lo típico para conocernos. Yo le conté mi edad, lo que había estudiado y a lo que me dedicaba y ella hizo lo propio, contándome que tenía 20 años, que estaba estudiando historia del arte, que estudiaba en la misma universidad en la que lo hice yo, como ya sospechaba, centrándose en esto último, hablando si parar contándome con detalle lo que había visto y lo que le quedaba por ver, contándome también lo que quería hacer una vez acabara la carrera. Así, llegamos al sitio, que ya conocía yo por haber ido también con el grupillo de juego. Nos sentamos en una de las mesas que había en la terraza interior, que tenían hasta algo de intimidad y nos pedimos una copa para seguir hablando más tranquilamente y con música de fondo, a diferencia del otro sitio en el que estaba a todo trapo.

-Me llamo Javi, por cierto, jajajaja.
-Es verdad, que hemos empezado a hablar y no nos hemos ni presentado, jajajaja.
-No, más bien es que te has enredado a hablar y no has parado.
-No seas capullo, jajaja. Me llamo Julia, encantada -dijo levantándose para darme dos besos que yo correspondí poniendo una de mis manos en sus caderas.
-Pues me gusta tu nombre, nunca he conocido a una chica que se llamara así.
-¿De verdad? Si es un nombre común.
-No. Es por romper el hielo, no sé.
-Jajajajaja -reía con ganas.
-Bueno, lo he conseguido, jajaja.
-A ver, la risa es por el alcohol. No te creas tan gracioso tampoco, porque ha sido una mierda lo que has dicho, jajaja.
-Joder, que borde, coño.
-Que nooooooo -dijo dándome un manotazo-. Tampoco es para que digas eso.
-Ya, me estoy quedando contigo.
-De verdad... -decía mirando a arriba.
-Jajajaja. ¿Y has salido sola?
-No. Con mis amigas. Lo que pasa es que ya llevábamos un buen rato de fiesta y nos hemos ido descolgando y he acabado aquí contigo.
-Pues te ha pasado como a mí. Hemos salido en grupo, una se ha emborrachado y dos la han llevado a casa y otro ha ligado. Al final me he quedado solo.
-Ya no -decía con una sonrisa.
-Entonces, ¿quién te curó el estropicio que te hice?
-Mmm, ¿tanto te interesa?
-Tengo curiosidad de ver quién te mima. ¿Tu mamaíta?
-Jajajajaja. Mira, vamos a hacer una cosa. Tú me cuentas qué hacías por allí y yo te cuento quién me curó.
-Mmm, vale.
-Venga, tú primero.
-Pues... Estaba ayudando a un amigo con la mudanza -solté diciendo lo primero que se me ocurrió.
-¿Qué amigo?
-Joder, ¿te conoces a todo el edificio?
-No, jajajaja. Solo quería saber su nombre.
-Mario.
-¿Y vas a ayudarlo más?
-No lo sé. Depende de si me llama o no. ¿Por?
-Para llevar cuidado cuando me vaya a montar en el ascensor, jajajaja.
-Serás cabrona... Jajajaja.
-Jajajaja. Es que vaya manera de salir. Menos mal que no era una abuelita, si no, la matas.
-Hala...
-Jajajajaja.
-Entonces, si vas mucho por ahí, es que vives en ese edificio, ¿no?
-¿Tú crees?
-Es lo que parece.
-Pues no. No vivo ahí.
-Am... ¿Entonces?
-Yo vivo más por el centro. Cerca de aquí.
-Yo también vivo por aquí cerca.
-Pues mira... Tendré que llevar cuidado cuando salga de casa también, jajaja.
-Joder... -dije tapándome la cara mientras reía.
-Pues nada, fui a ver a mi tía.
-¿Tía? -pregunté pensando en quién podía ser.
-Ajá. Voy a verla a menudo.
-Está bien que visites a la familia todo lo que puedas.
-Es que es muy importante para mí. A ver, que también lo es mi madre, pero es que ella tiene una clase... Me gustaría ser como ella de mayor.
-¿Y cómo es ella para que pienses eso?
-¿No te has cruzado con ella en el edificio?
-La verdad es que no. El edificio está bastante vacío y tampoco es que haya ido tanto.
-Mejor, jajajaja.
-¿Por?
-Porque es un mujerón.
-¿Y cuál es el problema?
-Ninguno, ninguno. Jajajaja.
-Mmm...
-Tiene su gracia que me quiera parecer a ella más que a mi madre.
-¿Por?
-Porque físicamente somos muy parecidas. Parezco más hija suya que de mi madre. Por ejemplo, mi madre tiene poco pecho y yo, como puedes ver, pues... Jajajaja.
-Ya, lo he notado. ¿Y tu tía también...?
-Sí. Más grandes que las mías, de hecho. Y le copié el peinado -dijo despejando cualquier tipo de duda que pudiera quedar en mi cabeza.
-¿También tiene flequillo? Pues ahora en verano...
-Ya, por eso llevo una coleta ahora, porque da calor.
-¿Y qué dice tu madre?
-Pues nada. ¿Qué va a decir? Si fuera una desconocida pues a lo mejor, pero es que es su hermana, jajaja -comentó regalándome un buen detalle.
-Entonces no le importará.
-Para nada, ya te lo digo. Además, ella es muy formal y sabe muy bien cómo tratar con las personas. A veces la he visto con algo del trabajo y es que se me cae la baba. Ojalá ser yo así algún día.
-Bueno, un poco de pavo tienes, así que tienes que entrenar eso, jajajaja.
-Qué cabrón eres, ¿eh? Jajajaja.
-Uy, eso no suena muy educado. Vas a tener que visitar más a tu tía.
-Pfff... -resoplaba partiéndose de risa.
-Bueno, creo que me voy a ir yendo.
-¿Y eso? ¿Tan temprano? ¿Madrugas un sábado y en verano?
-Siempre madrugo. ¿No ves las ojeras que tengo?
-Ya, sí. Es que con la barba que llevas y esos tatuajes, pues no me he fijado tanto.
-¿Te gusta mi look?
-Sí. Mi tipo de chico es así. Bueno, tal vez con una barba normal, pero sí. Ganas más en camisa, por cierto.
-Ya, jajajaja.
-¿Y tú? ¿Qué opinas de mí?
-Pues que eres una chica muy apañada. Tú ganas también sin gafas.
-Ah, jajajaja.
-A ver, que no estás mal con ellas tampoco, pero te veo más niña cuando las llevas.
-¿Y el resto?
-El maquillaje también hace. Con esa raya de ojos estás más llamativa. Y el vestido suelto este está muy bien.
-Fresquito de verano.
-A lo mejor las sandalias altas no le pegan, ¿no?
-¿No te gustan?
-No he dicho eso. Es que ya eres alta de por sí, pero con eso, pues no veas.
-¿No te he dicho que he salido a mi tía? Jajaja. Ella también es muy alta.
-Bueno, pues eso. Que estás bastante bien.
-Venga, vamos a pagar y nos vamos.
-¿Quieres que te acompañe a casa?
-Uy, si vas a ser un galán y todo... Jajajaja.
-Bueno, pues no te acompaño...
-No, no. Va. Jajaja.

Pagamos y acompañé a Julia a casa, que efectivamente, estaba bastante cerca de donde estábamos. A diferencia de Valentina, ella vivía en una casa. Era una calle en la que todas las casas eran prácticamente iguales. Al menos en estructura, porque la fachada de cada una estaba pintada de un color diferente. Al llegar a su puerta me dijo que aquella era su casa y yo para seguir con la coña, le comenté que no tenía que preocuparse y que podía salir tranquila de casa, porque esa calle no la había pisado más de dos veces en lo que llevaba viviendo en la ciudad. Ella se reía bastante y se acercó a mí para despedirse con dos besos, dándomelos mientras se apoyaba en mi hombro. Yo le puse una mano de nuevo en sus caderas y se los devolví, aunque al despegarse se quedó mirándome a los ojos y luego a los labios. Fue un momento breve, pero intenso en el que a mí también me dieron ganas de lo que ella intentaría al acercarse de nuevo a mí buscando un beso en los labios, pero me acabé retirando.

-Uy...
-Perdona, pero es que...
-¿Tienes novia?
-Mmm, bueno... Más o menos.
-¿Más o menos? Jajaja.
-Estamos viendo lo que pasa y tal.
-Am... Bueno... -dijo algo cortada- Mmm... Oye, me vendría bien sacarme el C1 de inglés. ¿Me das tu número para hablarte y darte mis datos para que me apuntes a las clases?

Me quedé mirándola sonriendo levemente y ella me devolvió la sonrisa.

-¿Es para eso?
-Claro, jajaja.
-Vale, apúntalo.
-Ya está -dijo una vez le di mi número-. Aunque en lo que aclaras lo tuyo con esa chica, pues... Si quieres que nos veamos para tomar un café o algo... -dijo sonriendo de nuevo.
-Jajajaja, ya me dirás tus datos para apuntarte a la academia -dije dándome la vuelta y echado a andar para volver a casa.
-Buenas noches.
-Nos vemos -dije sin darme la vuelta.
 
Ya desvelado el misterio, no le quita obligación a Valentina. Insuficiente el salvavidas de Keranos. Debe alguna explicación aún.
En cuanto a Julia, según lo descrito, parece una versión actualizada de Valentina, un upgrade de al menos 20 años. :babeando1:
Se notó muy interesada en su "tío", y habituada al entorno de su universidad, no parece un personaje intrascendente.
Es otro personaje femenino en el universo de Javier, y ya sabemos qué ha sucedido con el 99,99% de estas mujeres. :devilish:
Una raya más? :dancer1:




Mientras, tras una agotadora noche de confesiones y recriminaciones, suena su cel, un número antes bloqueado, es I.
..
 
Ya desvelado el misterio, no le quita obligación a Valentina. Insuficiente el salvavidas de Keranos. Debe alguna explicación aún.
En cuanto a Julia, según lo descrito, parece una versión actualizada de Valentina, un upgrade de al menos 20 años. :babeando1:
Se notó muy interesada en su "tío", y habituada al entorno de su universidad, no parece un personaje intrascendente.
Es otro personaje femenino en el universo de Javier, y ya sabemos qué ha sucedido con el 99,99% de estas mujeres. :devilish:
Una raya más? :dancer1:




Mientras, tras una agotadora noche de confesiones y recriminaciones, suena su cel, un número antes bloqueado, es I...
Tenía pensado subir unas fotos de "Julia", pero la página no está por la labor hoy...

Lo intentaré más tarde
 
Atrás
Top Abajo