Reencuentro con Elena

Bueno, si Javi aprendió algo de todo lo que le pasó, debería comentarle a Valentina el encuentro con Julia, sólo como un hecho sin trascendencia, una chica más que conoció accidentalmente saliendo de su edificio, pero antes que Valentina se entere por otro lado. Siempre que Julia sea la sobrina, que todavía no estamos seguros.
De lo contrario, Valentina creerá que Javi le esconde cosas y su confianza en él se verá afectada.
 
Bueno, si Javi aprendió algo de todo lo que le pasó, debería comentarle a Valentina el encuentro con Julia, sólo como un hecho sin trascendencia, una chica más que conoció accidentalmente saliendo de su edificio, pero antes que Valentina se entere por otro lado. Siempre que Julia sea la sobrina, que todavía no estamos seguros.
De lo contrario, Valentina creerá que Javi le esconde cosas y su confianza en él se verá afectada.
Absolutamente.(y)
 
Capítulo 576

De camino a casa fui pensando en que mi teoría no se desviaba mucho de la realidad. No era su hija, pero sí que era familiar suya, siendo su sobrina. Quizá no parezca tan grave, y en realidad no me lo tomé como tal, pero sí que se me vino a la cabeza aquella conversación en la que me dijo que no le gustaban los niños y que había tenido la suerte de ser hija única, pues en realidad no lo era, porque al parecer tenía una hermana, porque fue lo que me dijo Julia. No lograba entender por qué me había dicho eso si tenía una. ¿Quizá tenía una mala relación con su hermana? No tenía pinta de eso. Si lo fuera, dudo que su sobrina fuera regularmente a visitarla, además de que ella no me dijo en ningún momento que se llevaran mal, diciendo hasta que a su madre no le importaba que se quisiera parecer más a Valentina que a ella misma. Lo encontraba algo sumamente raro y como digo, no fue algo que enfadara, pero sí que me tenía despistado. Y luego preocupado al pensar que podía haberme dicho más cosas que no eran verdad.

Pero ya intentaría salir de dudas al siguiente día por la noche cuando quedáramos para el plan que teníamos entre manos. Aunque antes de eso, por la mañana me acerqué bien temprano al gimnasio para mantener la rutina de ejercicio, pero esta vez fue más breve de lo normal, ya que tenía que ir al peluquero para repasarme la barba un poco. Quería ir a nuestra cita exactamente igual que fui cuando yo pensaba que era una buena idea ir para darle la sorpresa. Me gustó mucho cómo iba y pensé que le gustaría verme así de bien, ya que ambos nos íbamos a arreglar como aquel día. Tras eso, fui a la tienda, como acordé con mi grupillo, ya que se iba a hacer algo y nos juntamos unos cuantos, para jugar, haciendo un parón para comer y luego seguir. Fuimos todos a excepción de Sara, quién al parecer se quedó durmiendo, cosa que ya nos confirmaría al ir por la tarde, diciendo que tenía una resaca enorme. Durante el almuerzo me percaté de que Amaya y el chico que estaba colado por ella se sentaron uno al lado del otro. Me gustaba verlos así, porque sabía que Amaya estaba abierta a conocerlo.

En un momento en el que los chicos estábamos a solas le pregunté y él dijo que se estaba animando a acercarse, aunque le costaba. Entre risas nos contó que la noche anterior estaba bastante motivado por verla tan guapa y por el alcohol que ingirió, algo a lo que no estaba nada acostumbrado. Y, de hecho, tenía pensado quedarse a solas con ella, pero nos comentó que no pudo ser por lo de Sara. La acompañaron a casa y él espero fuera para acompañar a Amaya a su casa, pero ella salió diciendo que se iba a quedar con ella, porque estaba muy mareada y con ganas de vomitar y no quería dejarla así. Le molestó que pasara eso, pero entendió que quería ayudar a su amiga, volviendo a casa solo. Yo le dije que había tenido mala suerte, pero que estaba yendo por el buen camino yendo poco a poco para conocerse y también le comenté que no tuviera prisa, que lo importante era que estuviera cómodo para no darle mala impresión e incomodarla así a ella. Lo veía cortado, pero optimista y eso me gustaba.

La cosa en el torneo fue normalita, sin tener un gran resultado, pero tampoco estrepitoso. Lo más difícil fue jugar cuando Sara estuvo por allí lanzándome miraditas y poniéndose a mi lado mientras yo jugaba para apoyarse en mi hombro e incluso acariciándome la nuca con sus dedos suavemente. La miré en varias ocasiones, pero ella hacía como si nada y seguía. Menos mal que se fue al poco, despidiéndose de todos, pasándome el brazo por los hombros a mí mientras seguía sentado para apretarme contra sus tetas. Luego me miró sonriendo y me sacó la lengua, guiñándome un ojo también. Esta chica tenía algo que me ponía mucho, una mezcla entre cómo era físicamente y su personalidad, pero lo pasaba mal para no seguirle el rollo, porque sabía que si lo hacía, al final íbamos a acabar como ella quería y no quería eso por lo que le prometí a Valentina.

Fue un momento bastante parecido al que tuvo lugar con Julia de hecho. Me costó horrores negarle el beso que me quería dar en la puerta de su casa, porque la chica era un bombón y esa noche iba guapísima. Ya conocía sus curvas desde el primer día que la vi, con ese conjunto corto y ajustado. Deseaba ver sus pechos y hacer de todo con ella y más después de la noche anterior al verla con ese vestido ajustado por la parte de arriba hasta su cintura y con una falda de vuelo. Su escote era más que generoso y juraría que no llevaba sujetador, pero era difícil de adivinar por su color oscuro y por ser de noche. En cualquier caso, era una chica con la que me hubiera ido a la cama sin ningún tipo de problema en otras circunstancias. Pero de nuevo se me venía Valentina a la cabeza y no podía, porque en ella ya tenía todo lo que buscaba. Quizá fuera eso lo que conseguía frenarme a la hora de llegar a algo más con otra chica, pero me costaba mucho igualmente. Y no había pasado ni una semana aún desde mi vuelta a casa y ya había tenido dos oportunidades claras de hacer algo.

Acabamos temprano para lo que solíamos, siendo perfecto para ir a casa y poder arreglarme tranquilamente, dándome una ducha y arreglándome tal y como lo hice el día que fui a casa de Valentina para acompañarla. Recordé todo lo pasado ese fin de semana y la verdad es que me ponía algo de mal cuerpo, pero pronto se me pasó cuando recordé cómo estábamos ahora y lo que se venía en unas horas. Así que cambié el gesto y me terminé de vestir, mandándole un mensaje para ver la hora a la que quería que fuera. Ella me dijo que le diera unos minutos más, que estaba terminando de arreglarse, quedando media hora después. Y esperé, yendo hasta el coche así vestido, con gente mirándome por la calle, dándome hasta algo de vergüenza. Menos mal que fui en coche, porque hacía un calor horrible como atravesar la ciudad así vestido. El problema era que la zona en la que vivía Valentina para aparcar era muy mala, teniendo que hacerlo varias calles en paralelo.

En cuanto llegué, miré bien para asegurarme de que no había nadie por la zona o bajando y llamé a su porterillo. Ella me abrió enseguida sin preguntar ni siquiera quién era, así que pasé para subir. Antes de hacerlo, me paré frente al gran espejo que había en la entrada para darme un último repaso y ver que todo estaba perfecto, montándome en el ascensor para subir. No puedo negar que estaba nervioso mientras lo hacía. Sabía de sobra lo que se iba a venir y sabía que iba a disfrutar mucho, pero también se me venía a la cabeza la conversación con Julia y lo que me ocultaba Valentina, aunque no estaba seguro de si era mucho o poco, pero estaba claro que cosas importantes de guardaba o las transformaba para hacerlas diferentes. No sabía del todo cómo gestionar todo aquello por mucho que tuviera en mente cómo hacerlo para que ella se terminara de abrir conmigo.

El nerviosismo que llevaba se mantuvo, aunque eso último que pensaba se me fue de la cabeza en cuanto la vi. Estaba más impresionante de lo que recordaba y eso que estaba exactamente igual, con el mismo vestido azul metalizado que le quedaba muy bien sin ser muy ajustado u holgado, aunque marcaba muy bien sus curvas. También llevaba ese peinado tan bonito como laborioso compuesto por varias trenzas para recogerlo, aunque seguía dejando su flequillo como siempre. Me recibió con un buen beso en los labios, húmedo, pero sin lengua, despegándose de mí para mirarme sonriente, aunque se sorprendió bastante al ver que llevaba una pequeña bolsa en mi mano. Inmediatamente me preguntó qué era lo que llevaba ahí, pasando yo a decirle que se trataba de las sorpresitas que le había comprado. Ella puso otra sonrisa en su rostro aún más grande y me agarró de la otra mano para llevarme a la cocina.

Allí vi que había varias cosas emplatadas, aunque ella me apartó la mirada de aquello al agarrarme la cara con sus dos manos para darme otro beso. Me decía que estaba muy guapo y no podía dejar de mirarme una vez terminamos de besarnos, siguiendo yo con mi cara sujeta por ella y muy cerca de la suya, estando Valentina con esos preciosos ojos azules casi vibrantes. Le pregunté entre risas qué le ocurría, porque la veía muy eufórica, diciendo ella que estaba encantada de poder estar los dos así para esa noche. Me dijo que no supo apreciar lo guapo que me puse en esa ocasión y por eso no podía quitarme el ojo de encima. Era maravillo oír todas esas palabras, atrayéndola yo hacia mi cuerpo para estar más cerca aún. Dejé la bolsa sobre la mesa de la cocina y la agarré de las caderas para besarla de nuevo. Y así estuvimos unos minutos, con mi polla poniéndose morcillona, aunque no quería hacer nada tan pronto. Era una noche especial y había que disfrutarlo todo a su tiempo.

Entre risas por haberse corrido su pintalabios un poco, le expliqué que había traído alguna que otra cosa para la cena. Así que ella abrió la bolsa, encontrando primero un vino que compré para la ocasión. Su reacción fue más exagerada de lo que esperaba, pues al parecer, ella entendía de vinos y me dijo que era una locura lo que había comprado. La verdad es que me costó su dinero, pero para ocasiones especiales me gustaba tener detalles como ese como he ido contando a lo largo de esta historia. Tan solo le dije que pregunté por un buen vino para una ocasión especial y que me recomendaron unos cuantos, eligiendo yo ese. Valentina miró al techo llegando a morderse un poco el labio y continuó sacando lo siguiente que había en la bolsa. Se trataba de un surtido de chocolate de varios tipos: del que tiene un alto porcentaje en cacao, otro con un poco menos, alguno con leche, blanco, con naranja y demás frutas... Le encantó el detalle, sobre todo por lo artesanal que parecía con esa presentación, siendo así, aunque también me echó un poco la bronca al decirme que no paraba de comprarle cosas con chocolate, como eso, el helado que también llevé para el postre o los que tomamos en la playa.

Pero se la veía muy contenta, pensando yo si lo seguiría estando después de ver lo que era. Para ello, sacó la bolsa en la que se encontraba, cogiendo luego el paquete en el que se encontraba al estar envuelto en papel de regalo. Me miraba sonriente y expectante, pasando a retirar las bolsas y abrir despacio el regalo. Su expresión era muy divertida al ver lo que había dentro, pues no le pareció mal y de hecho lanzó hasta una pequeña risa. El regalo se trataba de un conjunto de ropa interior muy sexy que compré tras ser atendido por una chica que trabajaba en aquel lugar, porque yo no tenía mucha idea tampoco del tema. Allí, esa chica me comentó las diferentes marcas que había y nos decidimos por una al explicarle yo que la chica que lo iba a llevar era delicada y que merecía que fuera una prenda cómoda y fina. Valentina de nuevo me miró, pidiéndome explicaciones de cuánto me había dejado al comprar todo eso. Yo le respondí que eso no importaba y ella se prestó a pagarme todo lo que había comprado, pero me negué en redondo, llegando a decírselo seriamente, porque todo eso había sido un detalle para ella de mi parte, sin más.

Ella me abrazó y me dio un beso, diciendo que lo iba a guardar bien para estrenarlo la próxima vez que nos viéramos, aunque me llevó de la mano hasta el salón, donde estaba todo listo para que cenáramos. Todo el lugar estaba muy bonito, con varias velas por varios sitios y la mesa pequeña de café lista para cenar ahí, aunque al parecer se podía cambiar de posición, luciendo ahora más alta y cuadrada, perfecta para una cena para dos. Tenía dos platos, cubiertos y servilletas de tela y un jarrón con flores en el centro. Le dije que me gustaba mucho cómo estaba todo y ella sonreía orgullosa al decirme que había hecho todo en tiempo récord por no haber llegado muy temprano a casa. Y entonces me acordé de lo de su trabajo, por lo que le pregunté, pero ella me dijo que ya lo hablaríamos tranquilamente durante la cena. Así que me dejó allí unos minutos después de poner música, con algo de jazz, como ya sabía que a ella le gustaba y la verdad es que daba un ambiente genial para la ocasión. Me prohibió levantarme de mi silla, diciendo que ya traía ella todo por ser su invitado y que volvía enseguida.

En unos minutos, Valentina vino muy sonriente, con un bol con ensalada como entrante. Una ensalada fantástica que disfruté como el que más estando acostumbrado a ellas. Pero esta tenía unos toques algo diferentes a los míos y me encantaba, por lo que le pedí que me enseñara a hacerla, porque quería tenerla en mi repertorio para mi día a día. Ella decía que encantada me enseñaría a hacerla poniendo una sonrisa más grande aún en su rostro. Así, empezamos a cenar, charlando de paso también. El tema de conversación durante toda la cena fue el trabajo y lo cierto es que no me resultó pesado por la intensidad que ponía Valentina en sus palabras al contarme todo el proyecto que tenían entre manos en su empresa, aunque también me preguntó a mí por mi semana en el mío y también curioseaba por lo que había hecho durante ese día, contándole yo, pero volviendo a lo de su trabajo.

Fue irremediable que se me viniera otra persona a la mente cuando la oía hablar así de su trabajo, porque era una situación tan familiar a tantas que había vivido en el pasado con dicha persona, que era imposible que no vinieran esos recuerdos, especialmente cuando mencionó que le había encantado cómo había quedado el apartado de publicidad en el que habían invertido bastante para que su empresa se diera a conocer a nivel internacional, ya que era en lo que trabajaba Elena. Pese a no haberlo estudiado, conocía bien el tema por cómo mi ex me explicaba cosas relacionadas con ese mundo, como la ayudé con su trabajo de fin de grado cuando me lo exponía para practicar o cuando me contaba sus proyectos una vez empezó a trabajar cuando nos fuimos a vivir juntos. Pero no dejé que todo eso empañara el buen momento que estábamos teniendo, alejándolo rápidamente de mi cabeza para seguir la conversación que me daba Valentina, aunque ayudó bastante que fuera a por los demás platos.

El primero fue un solomillo con una salsa deliciosa a base de ajo. En mi vida había probado un plato como ese y eso que me había rodeado casi siempre de gente que sabía cocinar de manera excelente, como mi madre o mi ex, pero Valentina también lo era. Y mucho. Y siempre le daba su toque con esos empatados modernos pero que encerraban un sabor único y en este caso no era menos. No sé cuántas veces le dije que me encantaba lo bueno que estaba, agradeciendo ella las palabras, aunque me tuvo que parar los pies con el vino, porque empecé a beberlo con rapidez por lo bueno que lo encontré, diciéndome ella que llevara cuidado, porque parecía que no, pero luego subía. Y llevaba razón, pues no tardé mucho en notar el calor que te entra por el cuerpo con el alcohol, igual que me entraba la risa. Pero eso no parecía ser un problema para ella, quien me miraba risueña y también se animaba a beber.

Pero el mejor plato estaría por llegar cuando me dijo que su especialidad era lo que iba a comer ahora. Y lo veía perfecto, porque midió las cantidades perfectamente para no acabar muy llenos habiendo comido ya en entrante y el primero. A los pocos minutos apareció con dos platos, dejándolos en la mesa. Me gustó mucho la presentación de aquel plato que ella me presentó como una milhoja de berenjena a la parmesana. Pero no era como alguna que ya había probado en restaurantes, que solían llevar salsa de tomate y demás. Esta era una receta con su toque y es que entre las capas de berenjena había finos filetes de salmón. No sabía muy bien si me iba a gustar, pero lo cierto es que me encantó. Fue el plato que más me había gustado de los que me había cocinado Valentina. Lo probé tranquilamente tratando de disfrutar el sabor y ver que estaba perfecta con ella mirándome con atención para ver cómo reaccionaba, sin llegar a probar su plato aún.

Se le iluminó la cara cuando le dije que era uno de los mejores platos que había probado en mi vida, sorprendiéndome por la inclusión del salmón, el cual le daba un toque sensacional. Ella lo probó entonces, diciendo que le encantaba y que era su plato favorito, comentándome cómo lo descubrió en un viaje que hizo a Italia en el que no lo llegó a pedir, pero que se fijó y luego ella intentó imitar, consiguiendo perfeccionarlo a lo largo de los años. No podía parar de decir lo bueno que estaba, y eso que con el solomillo de antes estaba encantado, pero este plato es que era el mejor de lejos. No me dejé nada y ella estaba encantada con ello, diciéndome que me lo prepararía siempre que quisiera. Y por último llegamos al postre, aunque aquí poco había que hacer ya. Valentina sirvió un poco de helado de chocolate del que llevé, acompañándolo con algo de mermelada de frambuesa y unas galletas un poco machacadas para decorar el plato, aunque también acompañaban bien.

Estuvimos más relajados durante el postre, comiéndolo con ella disfrutando como la que más de su querido chocolate que le hacía poner esas caras que a mí me hacían gracia, porque parecía que estaban jugando con ella como yo tenía pensado hacer después. Y entonces fue cuando decidí presentarle la última sorpresa que le preparé, sorprendiéndose ella una vez se lo dije, porque decía que ya había tenido suficientes detalles con ella como para que hubiera más, aunque lo decía con una sonrisa enorme en su cara, siendo muy obvio que tenía muchas ganas de ver de qué se trataba. Por eso la saqué del bolsillo derecho de mi chaqueta, poniéndola sobre la mesa con mi puño cerrado para que no viera de qué se trataba hasta que no apartara la mano. Una vez retiré la mano dejé a la vista una pequeña caja de color rojo, pasando ella a mirarla y a mirarme de inmediato a mí. Noté cómo se le cambió el gesto, pasando a ponerse algo seria, aunque la verdad es que la notaba sorprendida al ver cómo abrió sus ojos más de lo que ya estaban abiertos, manteniéndolos así.

-Este momento tan dulce que estamos teniendo, especialmente con el postre... No se me ocurre ninguno mejor para darte eso.
-Javi... ¿Qué es esto?
-¿Por qué no lo abres y lo ves? -dije pasando a beber algo del vino que aún quedaba en nuestras copas.
 
Seguro es algo semejante a lo que le regaló a Elena.
Sí señores, esa Elena, la de "Reencuentro con Elena".:adorar1:
 
Capítulo 577

Valentina se me quedó mirando fijamente, con gesto serio. Tardó varios segundos en coger la caja para sostenerla y mirarla, pareciendo estar estudiándola. Me volvió a mirar y yo le hice un gesto para que abriera la caja al mirarla directamente. Finalmente lo hizo, pasando a poner cara de no entender. Se la acercó más, como si tratara de ver bien qué era, pero seguía sin comprender de qué se trataba por la cara que ponía, por lo que le dije que lo sacara. En cuanto lo hizo, pareció entender qué era y puso una de sus típicas caras de agotamiento, mirando al techo y casi poniendo los ojos en blanco. Yo no pude evitar aguantar la risa al ver la cara que puso y su reacción en general. Valentina dejó apartada la caja, dejando lo que había su interior también sobre la mesa para apoyar su cara sobre sus dos manos y quedarse mirándolo, pasando luego a hacerlo conmigo. Yo me mantenía en silencio observándola, esperando a que fuera ella la que empezara a hablar.

-De verdad... Estás obsesionado con esa parte de mi cuerpo.
-No. Estoy obsesionado contigo -dije dejándola un poco cortada.
-Menos mal que no era de tus cosas favoritas para hacer en la cama...
-Ya. Y es verdad. Pero cuánto más remilgada te pones con el tema, más me apetece seguir jugado con tu culo. Es como cuando te prohíben hacer algo y te entran más ganas y lo acabas haciendo, ¿sabes?
-Pues no. No lo sé.
-Sí que lo sabes. ¿O se te han olvidado todas las veces que te has lanzado a mi cuello habiéndote dicho yo que no me gustaba?
-Ah, es verdad. Jajajaja.
-Pues a mí me pasa lo mismo. Además, tienes un culo precioso e invita a jugar con él.
-Shhh...
-Joder, es que no quieres ni hablar de él... Jajaja.
-Porque es algo muy...
-Ya. ¿Sabes lo que es entonces?
-Sí. Se pone ahí, ¿no?
-Ajá. Es un plug anal. El más pequeño que he encontrado pensando que tal vez te animarías a probarlo. Este era el regalo que te dije que a lo mejor no te iba a hacer mucha gracia.
-A ver... Es que... En fin. No sé. No es algo que sea muy apetecible.
-Ya. Bueno, no hace falta que lo usemos si no quieres. Era solo por hacer la gracia.
-Sí que la has hecho, sí. Me has puesto muy nerviosa.
-Ya lo he visto. ¿Te pensabas que era...?
-Hombre, pues tú me dirás con esta presentación... Además, el momento no era malo tampoco.
-Ya, jajajaja. Perdona si te ha molestado, pero es que a veces me pongo muy... Ya lo sabes.
-Muy tontito. Lo puedes decir -dijo con una sonrisa en su cara.
-Pues eso. Me apetecía gastarte una broma.
-A lo mejor la broma te sale del revés. ¿Lo probamos contigo? -dijo sosteniendo el plug.
-Ah, como quieras. No tengo ningún problema. Pero creía que no te gustaba esa zona para nada. No porque fuera tu culo en especial.
-Y será verdad...
-Valentina, ya sabes cómo soy en la cama. ¿De verdad no crees que haya probado algo así?
-Sí me lo creo. Pero no te imagino...
-Pues alguna que otra cosa he hecho. Bueno, me han hecho más bien.
-No hace falta que me des detalles.
-¿Y te animas entonces?
-Pfff... No sé...
-Sé sincera. ¿Te gustó lo que hicimos en la playa en esa zona de tu cuerpo?
-Ya te lo dije. Ni me desagradó, ni me gustó.
-Vale. Pues si quieres probar alguna vez podemos hacerlo, pero ya no te insisto más.
-A ver, si es que te conozco y sabía que esta noche iba a ser intensa. Por eso me he preparado bien.
-Ah, interesante.
-Tal vez... Puede que lo usemos. Pero bueno, la noche es muy joven, ¿no?
-Claro que lo es.

Seguimos tomándonos el postre tranquilamente, con Valentina empezando a poner caras sensuales, siendo el preludio de un momento que tuvimos muy bueno en el sofá en el que nos sentamos después de recoger la mesa y colocarla como yo la vi por primera vez. Eso sí, Valentina se negó a que le ayudara a lavar los platos y demás, diciendo que ya lo haría ella al día siguiente, porque no quería cortar el buen momento que estábamos teniendo, por lo que nos preparamos una bebida para cada uno en el minibar que tenía en el salón y nos sentamos en ese sofá similar al mío para seguir con la charla mientras bebíamos un poco más y teníamos la música de fondo. Aunque la verdad es que no hablamos tampoco gran cosa, sin llegar aún al tema que yo quería. Estábamos muy cómodos y no quería sacar el tema para cortar el rollo y encima joder una noche que prometía bastante.

Cayeron muchos besos, eso sí. Y mis manos se ponían sobre sus muslos al estar sentado un poco de lado. Ahí fue cuando le dije que me enseñara los tacones que llevaba, porque al ser el vestido tan largo no tenía ocasión de admirarlos bien. Al hacerlo, pude ver que eran muy bonitos, del mismo color que el vestido, dándome cuenta de que llevaba unas medias transparentes que dejaban ver los dedos de sus pues con una pedicura francesa que acompañaba a la manicura que llevaba, luciendo unas uñas muy bonitas también. Entre lo guapa y sexy que estaba y el alcohol que llevábamos ingerido, me estaba poniendo muy a tono, pasando a un estado permanente de tenerla morcillona con ella así tan cerca y con tanto beso. Y en un par de ocasiones miré el piano, preguntándole si aún lo tocaba, comentando ella que sí, que solía tocar todas las semanas, porque le gustaba.

Así que le pedí que tocara un poco para mí, siendo algo que encontré muy sexy al hacerlo con esa luz de ambiente que nos proporcionaban las velas. Además, apagó la música que teníamos puesta, quedándonos en total silencio, oyéndose solo el aire acondicionado, que estaba puesto y que tanto agradecía por ir yo con todo el traje puesto. Empezó a tocar, escuchándola yo con atención estando detrás de ella mientras ella estaba sentada en ese taburete que tienen los pianos, aunque rápidamente cogí una silla para ponerla justo detrás de ella y sentarme, pasando a abrazarla a los pocos minutos. Así, empecé a besarle el cuello y a acariciar su cuerpo, riendo ella bajito mientras seguía tocando y diciéndome que parara, porque así la desconcentraba. Pero es que me resultaba imposible parar con las ganas que tenía de ella pese a haberme acostado con ella hacía literalmente dos días. Me estaba encantando tanto ese momento, que necesitaba algo más, por eso, en cuanto acabó, la cogí en brazos una vez se levantó.

-¿Jugamos aquí, o nos vamos a tu habitación?
-No, aquí no. Vamos a mí habitación.
-Vale.
-Pero coge eso...
-¿El plug?
-Síiiiii -decía con tono meloso.
-Vaya, al final vas a tener ganas y todo.
-Puede... Coge también nuestras copas, ¿no?
-Vale, jajajaja.

Dejé a Valentina en la cama suavemente después de dejar todo lo que llevaba también en su mesita y ella me agarró para que me tumbara a su lado. Nos estuvimos besando lentamente durante un buen rato, aunque nuestras manos buscaban el cuerpo del otro, sobre todo para desnudarnos. Ella solo consiguió quitarme la chaqueta, diciendo que estaba muy guapo con ese fino chaleco y con todo lo demás. Yo la veía impresionante con ese vestido, su peinado, su maquillaje exactamente igual que el que se puso aquel día y también por su postura, estando tumbada bocarriba, apoyada en sus codos y con sus pechos subiendo y bajando por su respiración agitada. Di la luz para que nos pudiéramos ver bien, poniendo ella el aire acondicionado mientras tanto. Una vez volví y bebí de mi copa, le empecé a quitar los tacones lentamente para dejarlos apartados, aunque no lanzándolos, porque parecían caros.

Ella me miraba con una media sonrisa y yo pasé a besarle los pies, con ella murmurando de agrado. Me entretuve un poco en ellos, aunque con las medias no lo disfrutaba igual, por lo que le subí un poco su vestido con la intención de quitárselas, topándome con que tenían un encaje negro muy bonito. Valentina me preguntó riendo si me encontraba bien al verme tan quieto, diciéndole yo que era la primera vez que veía unas medias así y que me parecía muy sexy. Ella reía y yo me puse a quitárselas con delicadeza, porque no se las quería romper. Una vez lo hice, volví a sus pies para besarlos e incluso lamerlos, con Valentina riendo bajito, pero yo quería más y más, por eso fui subiendo por sus piernas con besos, aunque ella me paró. Haciéndome un gesto con el dedo que indicaba negación, me hizo otro después para que me acercara a ella, así que lo hice y ella me empezó a besar de nuevo, abrazándome.

Agarraba mi cara con sus manos y riendo me decía que me notaba muy acelerado y que también notaba otra cosa muy dura por la parte baja de mi cuerpo. Yo reía, pero me lancé a su cuello para besarlo, con ella murmurando de nuevo. Pero le dije que no podía más y que necesitaba ir un poco más allá, dándome vía libre para que hiciera lo que quisiera. Así que le bajé la cremallera del vestido para quitárselo poco a poco, con cuidado, encontrándome que se había puesto el conjunto de ropa interior que le acababa de regalar. Me encantó vérselo puesto y ver lo bien que le quedaba. Tanto, que le pedí que se pusiera de pie para vérselo mejor. Me entró una sensación increíble por el cuerpo al verla con ese tanga una vez se dio la vuelta para darme la espalda. No pude evitar abrazarla y besarle la espalda y luego su culo, dándole algún mordisco con ella lanzando un pequeño grito y riendo.

-Mierda, me he dejado los condones en el coche...
-Espera, no tenemos prisa.
-Joder que no... Tengo ganas de hacer de todo ya.
-Jajajaja. Pues no tengas tanta prisa. Así no se hacen bien las cosas.
-Pfff... ¿Qué te apetece hacer?
-Pues... -dijo dándose la vuelta- Mmm, a ver, ponte de pie.

Me puse de pie y ella me empezó a desnudar. Me quitó primero la fina corbata que llevaba para luego desabrochar el chaleco poco a poco. Reía de vez en cuando, porque yo estaba muy acelerado y ella me decía que me calmara, pero no podía hacerlo. Parecía que iba a ser la primera vez que iba a hacerlo con Valentina. Y no iba tan desencaminado en realidad. Después de quitarme el chaleco, empezó a con la camisa, botón a botón, lentamente, aunque yo colaboré al desabrochar los de los puños. Finalmente, me la quitó y luego me acarició el pecho, pasando a besarlo. Otra vez, empezó a reír, acariciando mis pezones y diciendo que se me habían puesto duros, y no era para menos con el escalofrío que me entró cuando sus labios tocaron mi piel. Y ahí se entretuvo un rato, siendo placentero y una tortura a partes iguales.

Pero luego me quitó el cinturón, pasando después a los pantalones para bajarlos lentamente y también con lo que me quedaba de ropa a excepción de mis boxers que escondían a duras penas una erección muy grande. Ella me la acarició por encima y luego me empujó ligeramente para sentarme en la cama y decirme que me tumbara boca arriba. Una vez estaba así, ella me despojó de mi ropa interior, dejándola junto al resto de mi ropa para ponerse de rodillas entre mis piernas y agarrar mi polla para empezar a masturbarme lentamente. Me preguntaba susurrando si me gustaba, respondiéndole yo que aquella era una pregunta bastante tonta, riendo ella una vez más. Y luego empezó a cambiar de postura, pasando a tumbarse boca abajo, apoyada en sus codos para agarrármela una vez más y metérsela en la boca, cosa que hizo que me estremeciera por lo rápido que lo hizo.

De manera risueña me preguntó si estaba bien, porque me notaba como más sensible según me decía, comentando yo una vez más que estaba hasta nervioso de las ganas que tenía. Ella me susurró que me relajara, poniendo una de sus manos en mi pecho y empujando hacia abajo para que me terminara de tumbar, ya que estaba sobre mis codos. Valentina empezó a mamar a un ritmo más normal que lento. Empezó metiéndosela un poco, aunque pronto intentaría metérsela cada vez más, llegando hasta la mitad, para luego sacársela y lamer todo el tronco y también los huevos. No estaríamos así más de 5 minutos en los que ella ya trataba de tragar más de lo que podía, subiendo y bajando su cabeza con velocidad. La avisé en varias ocasiones de que iba a acabar, pero ella no paraba y no se apartaba, por lo que me acabé corriendo en su boca, agarrando las sábanas con fuerza mientras me retorcía.

No pude verla en el momento hasta pasados unos segundos, en los que mi cuerpo se relajó un poco y abrí los ojos para verla, pudiendo contemplar cómo Valentina estaba aún con mi polla metida en su boca, algo más allá del glande mientras la sujetaba con una de sus manos. Su expresión era muy excitante de ver, con ceño fruncido y sus ojos cerrados, moviendo aún su lengua en el interior de su boca para seguir dándome placer, lo que me ocasionaba alguna punzada. Le pedí que me mirara y ella relajó su rostro, abriendo esos ojos azules preciosos para mirarme, cambiando su gesto como si sonriera. No me terminaba de creer que me hubiera hecho eso con lo que ella decía y opinaba de hacer aquello, cosa que yo ya sabía de sobra, aunque en la playa estuve cerca de llegar a ese momento, pero ahora era una realidad. Valentina se separó de mi miembro rápidamente, con sus mejillas algo hinchadas y se fue corriendo al baño que tenía la habitación. Pude oír cómo escupía y luego se enjuagaba la boca, volviendo enseguida conmigo para tumbarse a mi lado.
 
Pues no era la llave de un cinturón de castidad para Javi, era la llave del culo de Valentina en forma de plur.
Impresionante los avances en materia de sexo que está realizando Javi con Valentina. Aunque también creo que está tardando en comentarle lo del encuentro con la chica del ascensor que resultó ser su sobrina.
 
Y otra vez vuelta a las andadas. Y no quiere hablar de lo de su sobrina y porque se lo oculta.
Tranquilo, mejor luego de la noche salvaje, más tranquilos, como si fuera un comentario más sin darle mucha trascendencia para que Valentina no vea las sospechas que tiene Javi. En este caso estoy con él, es una noche especial, para qué cagarla antes?
 
Coincido con Racer_x, no era el momento para distraerse con ese tema.
Debe encontrar la ocasión para hacerlo, debe evitar más malentendidos, lo que no quita cierto morbo a lo que suceda con Julia.
Cada vez, Valentina más entregada al placer con Javier, así sigan, con seguridad será una de sus mejores amantes.
Que la entrene bien, para que sean épicos los encuentros del nuevo "club de los cinco".





Mientras, agotada luego de todo lo aclarado con su hermana, aún venía lo más doloroso, admitirle a D...
 
Capítulo 578

-Joder, ha sido increíble.
-¿Te ha gustado?
-Para de hacer preguntas tontas -dije haciéndole cosquillas.
-Vale, vale -decía ella riendo.
-No me esperaba para nada esto. Y me ha encantado.
-Ha sido intenso, ¿no?
-Joder, sí. Como para no conforme estoy...
-Me ha gustado ver cómo te has puesto. Ha sido sexy.
-¿Y lo del sabor y tal?
-Ah... Pues nada. Es que me da asco. No he podido parar cuando has empezado a... ¿Esperabas que...?
-Solo preguntaba.
-¿Te lo han hecho mucho?
-¿De verdad quieres saber eso?
-No -dijo echando su cara sobre mi pecho para tapársela.
-Valentina, necesito seguir. Te quiero comer el coño.
-¿Pero por qué eres tan grosero hablando? -preguntó riendo y mirándome, con su rostro algo ruborizado.
-Si te encanta, anda...

Me puse de rodillas sobre la cama para besar a Valentina, empezando a quitarle su ropa interior despacio, empezando por su sujetador, para dejarlo con el resto de su ropa y luego pensé qué hacer con el tanga, porque me encantaba verla con él puesto, sobre todo por la parte de atrás. Al final decidí quitárselo. Ya habría más ocasiones de verla con él puesto y no quería arriesgarme a romperlo si me calentaba más de la cuenta y tiraba de él para que no me molestara. Así que lo dejé junto a su sujetador. Una vez la tenía desnuda por completo, me puse sobre ella para besarla en los labios durante unos segundos, volviendo mi erección y agarrándola ella, pero continué bajando por su cuerpo todo lo lento que mi excitación me permitía, besando y succionando por su cuerpo, sobre todo sus tetas y sus pezones para acabar en su coño, besando previamente sus caderas y su pubis en repetidas ocasiones.

-¿Te lo vas a dejar como antes o como lo tienes ahora?
-Mmm, no sé -dijo acariciando mi cabeza-. Es que cuando empieza a crecer se pone feo, ¿no?
-A mí no me lo parece.
-Además, ¿y si me tengo que poner el bikini otra vez?
-Ah, ¿tienes planes de ir a la playa otra vez?
-Mmm, puede. O a otro sitio...
-Am.
-Y tú te vienes conmigo.
-Claro.
-Jejejeje. Pues entonces tengo que mantenerlo así hasta que se acabe el verano, ¿no?
-Lo que tú quieras.
-¿Cómo te gusta más a ti?
-Me encanta de las dos maneras, así que como tú estés más cómoda.
-Mmm... -murmura mordiéndose el labio y acariciándome la cara.

Ya no pude aguantar más y pasé mi lengua por su raja, con ella estremeciéndose y lanzando un gemido pequeño que era muy evidente que estaba tratando de reprimir. No pude empezar lo lento que me hubiera gustado en realidad, porque seguía muy acelerado y se lo comía directamente con grandes lametones, succionando sus labios y su clítoris, con ella pegando respingos muy monos cuando hacía esto último. También la "penetraba" con mi lengua, con ella lanzando sensuales murmullos cerrando los ojos. Mis manos se apoderaron de sus pechos y sus pezones, pellizcándolos yo de vez en cuando buscando darle un punto de dolor ligero para ver cómo reaccionaba. Y lo hacía bien, aunque parecía que lo que sentía por la parte de abajo era más intenso que en esa zona. Al final, en unos pocos minutos se me corrió en la boca, generando ella fluido que me sabía a gloria, aunque me tuve que apartar, porque seguí una vez empezó y llegó un punto en el que estaba muy sensible.

De nuevo nos tomamos otro descanso al quedar ambos tumbados, estando yo de lado mirándola cómo se relajaba ella con sus ojos cerrados y mordiéndose el labio por momentos. Una vez los abrió, se puso un poco de lado y nos empezamos a besar. Parecía que nunca había tenido problema por probar sus propios fluidos, no teniendo nada que ver con sus inicios en ese tema. Yo estaba deseando seguir y así se lo hacía saber al acercar mi polla a su cuerpo para frotarme, pasando ella a agarrarla para masturbarme de nuevo. Fueron unos minutos muy agradables de besos y caricias que se vieron interrumpidos por mí, porque necesitaba ir más allá pese a lo a gusto que estaba así con ella. El problema era que tenía que bajar al coche a por los condones y para ello tenía que vestirme, teniendo el problema de la erección, aunque lo que más me preocupaba era romper el momentum y que se nos fuera la excitación, pero tenía que bajar sí o sí.

-Voy a bajar a por los condones -dije incorporándome-. Si quieres ve quitándote el maquillaje para estar más cómoda mientras tanto.
-No. No te vayas -dijo agarrándome del brazo.
-¿Entonces?
-Ven, abrázame -dijo tirando de mí.
-¿No quieres seguir? -pregunté una vez estábamos abrazados.
-Claro que quiero. Lo estoy deseando.
-Pues para eso tengo que bajar.
-No. No hace falta. Quiero sentirte sin nada de por medio.

Esas palabras hicieron que me despegara de ella para mirarla a los ojos, encontrándola con una pequeña sonrisa en su cara.

-¿De verdad?
-Sí.
-¿Estás segura?
-Ajá. Me has demostrado que eres un buen chico en los días que hemos pasado en la playa. Bueno, esa borrachera... Pero fue por un bajón anímico. Pero sé que puedo confiar en ti y que no te has visto con nadie más. Si no, no estarías ahora mismo como estás y no tendrías tantas ganas de hacer de todo conmigo como siempre que acabamos en la cama.
-Jaja, vale. Veo que lo has estudiado y que no es un impulso.
-De hecho, a principios de semana visité a mi ginecóloga para ver si todo estaba en orden.
-Ah, ¿que alguien más ha visto y tocado este precioso y rico coño? -preguntaba riéndome.
-Jajajajaja. Pero qué tonto eres...
-¿Y qué tal la revisión?
-Todo perfecto. Así que cuando quieras podemos...
-Uff... Mira -dije llevándole su mano a mi pecho para que notara cómo de nervioso me había puesto lo que me acababa de decir.

Valentina se mordió el labio y nos comenzamos a besar una vez más, pero yo no podía esperar. Y ella tampoco, por lo que me puse en posición, con ella bocarriba y yo de rodillas en el centro de la cama. Abrí bien sus piernas, con ella ruborizándose y colaborando, agarrando también sus tetas. Eché saliva en mis dedos para llevarlos hasta su coño y humedecerlo, pasando a acariciarlo, provocando que ella empezara a lubricar para que fuera así más fácil. Tras eso, me acerqué a ella y agarré mi polla para frotárselo despacio, pasándola varias veces. Se me ponía la piel de gallina al notar el contacto directo con su zona más íntima, aunque fue mucho más intenso cuando se la empecé a meter muy lentamente, llegando a colar mi glande en su cavidad, siguiendo después hasta que la dejé por completo en su interior. Valentina suspiró y cerró los ojos, quedando yo muy cerca de su cara al haberme encorvado para metérsela.

Le pedí que abriera los ojos para mirarnos después de darle un beso y ella lo hizo, pasando yo a moverme lentamente en su interior, con una buena lubricación por su parte. Hasta podía notar cómo se me humedecían los huevos una vez llegaba hasta el final y eso me encantaba. Ella me decía que era increíble cómo me sentía, pensando que no iba a ser para tanto el cambio, pero sí que lo era. Y yo no podía estar más de acuerdo. Para mí hacerlo con y sin condón era como la noche y el día. Se disparaban las sensaciones, en especial por el morbo, pero es muy cierto que las sensaciones se veían muy amplificadas para mí. Aumenté el ritmo, pero tenía que bajarlo rápidamente, porque me notaba cerca, cosa que no esperaba por haberme corrido no hacía ni 10 minutos, pero estaba sobreexcitado y no podía aguantar mucho más, expresándolo con resoplidos mientras Valentina me acariciaba el cuerpo.

Ella me preguntaba si todo iba bien, respondiéndole yo afirmativamente, diciéndole que demasiado bien. Ella reía bajito, pero también movía sus caderas para continuar con la penetración, aunque le tenía que pedir que parara para no acabar tan rápido. Ella me decía que no importaba si acababa pronto, porque tendríamos mucho tiempo para seguir después, pero yo quería alargar todo lo posible mi orgasmo, porque era mi primera vez así con ella y lo consideraba especial. Fueron unos 5 minutos que se me hicieron más largos de lo que esperaba para mi sorpresa, pero llegó un momento en el que no podía más y apreté más de la cuenta ya por desesperación, terminando corriéndome dentro de ella entre gemidos lastimeros, pegando mi cuerpo al suyo para hincar mi cabeza en la almohada. Ella también tuvo su orgasmo por suerte, siendo algo muy agradable y extenuante pese a lo corto que había sido.

-¿Dónde está el aguante que sueles tener? Has acabado dos veces en nada, jejejeje -decía con la respiración acelerada, siguiendo yo sobre ella.
-Joder... Hoy estoy muy encendido. Y más con todo lo que está pasando. Que me la comas hasta el final y ahora esto...
-Me encanta sentirte así -decía acariciándome la espalda-. No te haces una idea de lo que me ha gustado sentir cómo acababas dentro de mí. Ha sido muy excitante.
-Sí que lo ha sido. Es donde más me gusta acabar.

Con cuidado, cogimos papel y toallitas que Valentina tenía en su mesita y nos limpiamos para seguir, aunque Valentina fue al baño para quitarse el maquillaje y deshacer ese peinado que tenía para estar más cómoda al dejar la cabeza sobre la almohada. Salió perfecta, con su pelo perfectamente alisado y sin nada de maquillaje, pero es que no le hacía falta. Se quedó parada mirándome, pasando a coger su copa para beber un poco, dándome a mí la mía mientras me daba un buen repaso con su mirada. Tras eso, las dejó de nuevo sobre la mesita y cogió el plug, mirándolo con detenimiento y recorriéndolo con sus dedos, pasando a mirarme con una expresión traviesa. Se sentó en la cama, dándome la espalda, aprovechando yo para incorporarme y besársela, además del cuello y los hombros, con ella murmurando. También pasé una de mis manos por la parte delantera de su cuerpo, acariciando su vientre y luego sus pechos.

-¿Quieres que lo usemos?
-La que tiene que querer eres tú.
-¿Me dolerá?
-Te aseguro que no.
-Es que... Uff...
-Si no vas a estar cómoda, lo dejamos. Es imposible que disfrutes si vas a estar incómoda.
-Es que ese no es el problema.
-¿Entonces?
-Mira, me daba mucho asco hacer algo con esa zona, ya lo sabes.
-Ajá.
-Pero con lo que probamos en la playa, pues lo veo más, mmm... Normal por así decirlo.
-Eso es bueno.
-Sí. Pero tiene su parte mala.
-¿Cuál?
-Quiero probar esto contigo, porque lo que me hiciste en la playa fue divertido y pienso que esto también lo puede ser. Y veo que te gusta probar estas cosas, entonces, pues eso me anima más.
-Vale. ¿Dónde está el problema entonces?
-El problema está en que querrás más una vez hagamos esto. Y no quiero que me lo hagas por detrás. Sé que no voy a estar cómoda por mucho cuidado que tengas. No voy a poder manejar esos nervios.
-Bueno, tranquila.
-No quiero que te ilusiones con algo que no te puedo dar, aunque estés acostumbrado a que otras te lo hayan dado.
-No digas eso. Ahora estoy aquí contigo. Eso es lo que cuenta. No voy a irme con otra porque no quieras llegar más allá en ese aspecto. Ya sabía de sobra que eso no iba a pasar nunca. Ni siquiera veía posible todo lo que hemos hecho ya. Esto para mí es como un bonus. Créeme que estoy muy contento con lo que hay. ¿Cómo voy a irme con otra con lo que me gustas y después de lo que acabamos de hacer?

Valentina sonrió al oír aquello, aunque era una expresión que transmitía vulnerabilidad.

-No hace falta que lo usemos si no quieres, de verdad. Te lo he regalado solo para hacer la coña. No quiero que te veas obligada a hacer nada que no te guste solo porque a mí sí. No lo necesito.
-Quiero probar. Pero despacio, ¿vale?
-Claro.
 

Archivos adjuntos

  • 0001.jpg
  • 0002.jpg
  • 0003.jpg
  • 0004.jpg
  • 0005.jpg
Capítulo 579

Tras unos besos breves, nos pusimos a ello, pero antes de empezar a jugar con su culo, quise que se relajara, por lo que la tumbé bocarriba para besar su cuerpo lentamente desde arriba hasta abajo. A ella le encantaba eso y yo lo sabía, por eso le daba ese gusto, aunque a mí también me gustaba mucho. Y funcionó bastante, pues se relajó de tal manera que empezó con sus murmullos típicos en esas ocasiones, pasando a tener una expresión excitada y alegre por las sonrisas que lanzaba con sus ojos cerrados. Así, bajé hasta que le empecé a comer el coño para que se terminara de excitar, cosa que vendría bien para la hora de empezar a jugar con su culo. Y tras un rato de cunnilingus en el que mantenía un ritmo muy lento para que no se acercara al orgasmo, recogí parte de sus fluidos vaginales para lubricar mis dedos y empezar a acariciarle el ano con delicadeza y cuidado.

Esperaba que reaccionara peor, pero la verdad es que lo hizo bastante bien al lanzar un sensual gemido, aunque muy bajito. Eso fue luz verde para mí para seguir jugando con esa parte de su cuerpo, aunque trataba de llevar todo el cuidado que podía, porque en esos momentos en los que estás muy cachondo es muy difícil gestionar la calma. No tardé mucho en ponerla bocabajo para jugar más detenidamente con él, colando un poco mi dedo para ver cómo reaccionaba, dando ella un respingo grande. Opté por cambiar de estrategia al comérselo como ya había hecho en la playa, cosa que recibió de mejor manera, aunque se seguía poniendo tensa cuando empujaba con mi lengua para introducirla. Pero poco a poco fue algo que se hizo normal, cosa que ayudó mucho a la hora de volver con los dedos, empezando a meter uno relativamente rápido.

Tan solo metí la punta del dedo índice para ver su reacción, y si bien es verdad que dio un saltito, no fue como el de antes, por lo que entre risas nerviosas se relajó, lanzando un suspiro. Le susurré que lo estaba haciendo muy bien y además, le daba besos en sus nalgas, con algún chupetón o mordisco que ella recibía con risas a diferencia de los murmullos con los besos. Así conseguí introducir la mitad de mi dedo dentro de ella, siendo algo muy excitante para mí, porque sentía que era lo más lejos que había llegado con ella en el sexo pese a habérmela follado sin condón hacia nada. Estaba siendo una noche muy redonda en general, pero en el apartado del sexo era ya muy difícil de mejorar, aunque traté de prepararla todo lo bien que pude para introducir ese trozo de metal dentro de ella y fue algo que intenté después de meterle todo mi dedo y hurgar para dar de sí ese agujero. Se me pasó por la cabeza meterle otro dedo para darlo de sí del todo, pero lo veía imposible.

-Voy a calentarlo un poco con la mano, ¿vale? Es que siempre están muy fríos, aunque no es algo malo, pero no creo que te termine de gustar para tu primera vez.
-Vale. Lo que mejor veas.
-¿Te está gustando? -pregunté subiendo hasta su cabeza, poniéndome sobre ella y pasando a besar su espalda.
-Ummm... No está mal.
-Estás a tiempo de que paremos si no estás segura.
-No, no. Quiero probarlo. Y quiero que tú seas el primero.

Me encantó que me dijera eso, así que volví a su culo, retrocediendo dándole besos por su cuerpo de nuevo para echar saliva en su culo y en el plug después de haberlo tenido unos momentos en mi mano para calentarlo, ya que era de metal. Se lo puse sobre el ano y empecé a acariciárselo con él, con ella temblando un poco. Yo le siseaba para que se relajara, acariciando su cuerpo y dándole algún beso de nuevo. Poco a poco empecé a hacer presión para metérselo. Notaba cómo Valentina tensaba su espalda y tuve que decirle que así no, porque iba a ser peor. Además, le comenté que tenía que relajar en especial la parte con la que estaba jugando, porque sería mucho más difícil y le podría llegar hasta doler pese a lo pequeño que era el juguete. Me hizo caso y así fue como tras varios minutos en los que la estimulé con paciencia metiéndolo y sacándolo poco a poco, logré meterlo del todo, haciendo como un pequeño click incluso.

-Ya está. ¿Qué tal?
-Uff, qué raro es esto...
-¿Pero estás bien?
-Sí. Estoy bien.
-¿Qué sientes?
-No sé... Es muy raro.
-No te ha dolido, ¿no?
-No. Nada.
-Pues ya está. Está dentro y como tiene que estar. Estás muy sexy así, Valentina.
-¿Te gusta verme con él puesto?
-Me encanta. ¿Quieres que te eche una foto y lo ves?
-No, no.
-¿Y quieres que te folle como a ti más te gusta?
-Eso sí, jejeje.

Me puse sobre Valentina para besarla por la espalda hasta llegar a su cabeza y darle un beso en ella, pasando a su cuello. Tras eso, me puse de rodillas en la cama para agarrar su culo y elevarlo mientras ella seguía tumbada boca abajo, poniéndola así en pompa. Le acaricié sus nalgas y le di un pequeño azote que ella recibió con una de sus risas. Después me mojé los dedos y los llevé a su coño para estimularlo. Era increíble tener así a Valentina, con su culazo en pompa, con el plug puesto y con mis dedos sobre su raja. También podía ver sus tetas aplastadas contra la cama y eso colaboraba a que la tocara más rápidamente. Tanto, que en nada ya se la estaba clavando en el coño para empezar a follarla, y no lentamente. Agarré a Valentina de las caderas para empotrarla bien, como a ella le gustaba. Ella se limitaba a dejarse hacer, teniendo que echar su cara sobre la almohada para ahogar sus gemidos. Esta vez sí que fui capaz de aguantar más. Por lo menos más que ella, quien se corrió a los pocos minutos pese a que traté de aguantar su orgasmo, pero no supe hacerlo lo bien que quería. A esas alturas era muy difícil ya aguantarse las ganas.

Valentina tuvo un orgasmo intenso en el que se dejó caer en la cama por completo, con su cuerpo temblando de una manera muy sexy para mí, pasando a lanzar jadeos altos, con algún que otro gemido pequeño y mono. Le acaricié el cuerpo cuando pararon esos temblores y ella se empezaba a recuperar, abrazándola desde atrás al haberse puesto de lado, con mi polla entre mi vientre y su espalda, dura como una piedra. Le di besos por la espalda y por el hombro sobre todo, esperando que se recuperara pronto, tardando unos minutos finalmente. Estaba muy sedienta, así que le alcancé su copa para que bebiera, aprovechando para hacer yo lo mismo. Nos las acabamos y ella se puso en plan mandona, sexualmente hablando. Me gustaba mucho esa mezcla de querer que la follara a mis anchas y luego tomar ella la iniciativa para ser ella la que llevara más la batuta.

Así que el siguiente polvo que echamos fue con ella poniéndome bocarriba para follarme ella a mí. Se ponía muy seria por momentos, agarrando mis muñecas para que no me zafara de esa postura. Ni que lo fuera a hacer, porque era mi preferida, aunque imagino que lo hacía para no cambiar las tornas, como ya había hecho alguna que otra vez cuando ella se ponía así. Por lo que decidí relajarme para que ella fuera en esta ocasión la que hiciera todo sí así lo quería. Fueron entre 5 y 10 minutos de una follada intensa por su parte en la que su cuerpo botaba por momentos, con sus tetas haciendo lo propio, siendo algo bastante hipnótico, o frotándose conmigo, siendo la manera que más me gustaba a mí. El resultado fue acabar dentro de ella después de que pegara mucho su cara para lamer mis labios y luego pasar a mi cuello. Fue instantáneo, levantando yo las caderas para hacer toda la presión que podía, mientras que ella empujaba con su culo hacia abajo y se frotaba como podía.

Esta vez el que necesitaba un respiro era yo por lo intenso que había sido era yo, pudiendo ver cómo ella aprovechaba para limpiarse bien con papel y toallitas, haciendo lo mismo conmigo y echándose a mi lado cuando acabó, abrazándose a mí y poniendo su cara en mi hombro. Me miraba mientras yo lo hacía hacia el techo, terminando de calmar mi respiración. Lo que más me fascinaba era que parecía seguir con ganas de follar, porque me acariciaba el vello púbico con sus dedos de manera suave, aunque también pasaba su mano por mí polla para acariciarla. Y ya cuando se empezó a endurecer, la agarraba con más firmeza para masturbarme muy lentamente. Entre risas, empezando por mi parte al verla tan activa, me puse sobre ella para besarla y pasábamos a hacer un misionero en el que fue algo más lento que en el resto de polvos que echamos, mirándonos a los ojos muy fijamente, aunque en los últimos momentos sí que apreté más, logrando acabar una vez más dentro de ella, teniendo ella otro orgasmo, aunque no tan intenso como los anteriores.

Acabamos extenuados y bastante sudorosos, por lo que nos fuimos al baño grande para llevar la bañera y darnos uno relajante, aunque aprovechamos para cambiar las sábanas mientras tanto y quitarle el plug para lavarlo bien con jabón. Ya metidos en la bañera, estuvimos en silencio gran parte del tiempo, en donde lo único que tenían lugar eran besos y caricias. Pero para mi sorpresa, la cosa se calentó bastante por ambas partes. Ambos nos habíamos corrido ya bastante, pero seguíamos con ganas aún, porque mi polla se puso dura de nuevo y ella la agarraba y jugaba mucho en general conmigo. Por eso la empecé a follar en la bañera, estando los dos de pie y ella apoyada en el filo mientras yo agarraba una vez más sus caderas y le propinaba fuertes embestidas. Pero justo cuando ella estaba por acabar, me dijo que parara. Fue raro, pues fue algo muy repentino, pensando yo que le había hecho daño.

Pero nada más lejos, porque lo que quería era salir de ahí para meternos en la otra parte, la ducha con hidromasaje que estaba acristalada. Me dijo que no quería manchar el agua de la bañera para poder relajarnos ahí una vez acabáramos, así que, con cuidado, salimos de ahí para entrar en el otro apartado, sentándome ella en uno de los asientos que tenía en esa especie de poyete y se montó sobre mí después de darle al agua con una temperatura muy agradable. Valentina botaba sobre mí y yo le metí mi dedo corazón en el culo aprovechando su dilatación. Nos volvimos a correr, llegando yo antes por la manera en la que me montaba y notaba sus tetas contra mí, además de que jugó con mi cuello. Ella lo tuvo segundos después, teniendo pinta de ser una reacción en cadena al notar mi orgasmo, aunque dudo que pudiera notar cómo acababa dentro de ella, porque aquella noche quedé bastante exprimido. Aun así, Valentina me pidió que le llevara algo de jabón para poder lavarse ella de manera más interna.

Después sí que fuimos capaces de estar un rato en la bañera para descansar ya por fin de tanto folleteo, con alguna caricia más, pero no lo suficientemente intensas o cercanas como para acabar follando otra vez. Al final decidimos cortar el momento más rápido de lo que nos hubiera gustado, porque era ya muy tarde y a ella no le gustaba despertarse tarde, por lo que salimos y recogimos todo un poco, aunque ella dijo que ya lo haría más a fondo al día siguiente y nos fuimos a la cama. Allí, yo me puse mis boxers y ella unas braguitas más cómodas que tenía en su mesita, además de uno de sus camisones, de esos con transparencias que les quedaban tan sexy. Le lancé un silbido al verla con él puesto y ella se echó a mi lado, apoyando su cabeza en mi hombro y su mano en mi pecho para acariciármelo. Estábamos ya a oscuras, aunque no completa y dispuestos a dormir, pero antes tendríamos unas palabras.

-¿Estás cómodo? -me susurró ella.
-No puedo estar mejor. Esta cama es muy cómoda y ha sido una noche fantástica.
-Sí. Ha sido una noche increíble. No te haces una idea de cuánto llevaba sin tener una así.
-Yo hace también bastante que no tengo un plan así. Al menos con alguien que me guste tanto. Me ha encantado todo lo que has cocinado, cómo estaba el salón arreglado para la cena, la conversación, verte tocar el piano... Y bueno, lo que ha pasado aquí, también, jajaja.
-Estoy muy contenta de que te haya gustado todo.
-Y estabas guapísima también. Ya lo vi en su día, pero esta vez te he podido ver con más detenimiento.
-No ha sido fácil. He tenido que coger una cita rápida para hacerme las uñas.
-Y para el pelo también, imagino.
-No. El peinado me lo ha hecho Daniela. La he llamado y le pedido que me lo haga.
-¿Le has hablado de mí?
-Puede... ¿Te molesta?
-Para nada. ¿Te ha dicho algo...?
-No, no. Ha hecho algún comentario, pero sin más. Le he dicho que yo sé que vosotros habéis tenido lo vuestro.
-Solo nos hemos visto un par de veces.
-Ya, ya. Eso es lo que me ha dicho ella. Pero se alegra mucho de que haya confiado en ella para contarle esto.
-Es muy buena chica.
-Sí. Me encanta tenerla como amiga. Me ayuda mucho a desconectar.
-Ah, ¿y yo no? -le pregunté riendo.
-Sí, jejeje. Pero de otra manera.
-Ah, jajajaja.
-Oye, que a mí también me ha encantado cómo has venido. Estabas muy guapo.
-Gracias.
-No pensaba yo que ver a alguien así todo de negro fuera algo tan sexy... Y ya ves. Para la próxima te puedes quitar la chaqueta y te puedes remangar un poco. Tienes que estar muy sexy así también, luciendo tatuajes.
-Jajajaja. Cómo te gustan...
-Es que como no he estado nunca con un chico que llevara, pues me llama mucho la atención. Además, son bonitos. No son los típicos que van todo en negro. Así con color son más agradables a la vista.
-Me alegro de que te gusten tanto.
-Y también me ha gustado cómo te has comportado durante la cena. Y los regalos.
-¿Todos? -pregunté riéndome.
-Sí, todo. Ha sido divertido en realidad.
-Me ha impresionado lo abierta que has estado a todo. Literalmente.
-Shhh -siseó dándome una palmada en el pecho, haciendo que me riera-. No seas grosero.
-Pero si te gusta. Deja ya de hacer el papel.
-Me gusta en el asunto. No todo el tiempo.
-Ah... Pues te hablaré más guarro cuando follemos.
-Deberías estar contento. Es la primera vez que hago algo así... Nunca he llegado tan lejos.
-Y lo estoy. ¿No se me nota?
-Sí. Te lo noto.
-Yo también te noto contenta.
-Porque lo estoy. Porque estás aquí conmigo. Y porque me encantas -dijo levantando su cara para mirarme a los ojos pese a la poca luz que había, aunque pude ver el reflejo de los suyos, pasando ella a darme un beso breve con sus labios húmedos.
 
Atrás
Top Abajo