Keranos
Miembro muy activo
- Desde
- 22 Jun 2023
- Mensajes
- 980
- Reputación
- 6,390
Capítulo 117
Al rato me desperté con Elena haciéndome cosas en la cara, como si dibujara cosas con su dedo.
-Mmm... ¿Qué haces? (dije desperezándome)
-Viendo lo guapo que eres. (dijo empezando a besarme el cuello)
-Qué buen despertar...
-Sí, parece que estamos despiertos todos... jijiji... (decía mientras agarraba mi polla por encima de la ropa)
Entonces Elena se empezó a frotar con mi cuerpo mientras tenía su cara pegada a la mía, volviendo a pasar a mi cuello, bajándome los pantalones y los boxers para echar mano a mi polla y empezar a masturbarla muy suavemente. Después ella también se bajó la ropa, poniendo su coño sobre mi polla, empezando a frotarse. Estaba muy mojada, por lo que había una buena estimulación, recorriendo toda mi polla, moviendo sus caderas. Después de unos minutos haciendo eso se la metió, empezando a follarme despacio mientras su respiración se entrecortaba. Fue algo breve, aunque muy sensual, dándome ella muchos besos por la cara cogiéndome con sus manos del mentón mientras yo agarraba su culo. Aumentó ligeramente la cabalgada mientras pasó a besarme el cuello, haciéndolo para ponerme como ella sabía que me ponía cuando lo hacía así, empezando a sentir escalofríos por todo el cuerpo hasta que me empecé a correr dentro de ella, notando como me temblaban las piernas mientras ella gemía muy dulcemente en mi cuello, empezando también a temblar al notar mi orgasmo. Una vez dejé de correrme y habiendo parado ella, me volví a dormir en cuestión de segundos.
Al rato me desperté sin estar Elena a mi lado. Me desperecé y vi que estaba sentada con su portátil sobre la mesa, concentrada.
-Mira que te gusta dormir, ¿eh?
-Tía, con lo que me has hecho, he caído otra vez...
-Luego soy yo la sensible... (dijo con tono de guasa)
-¿Vamos a empezar otra vez con eso? ¿Quieres que me levante y te empotre contra la mesa? Porque por mí no hay problema... jajajaja.
-Relájate anda, que tengo que estudiar un poco, picha brava, jajaja.
-Te veo más animada.
-Sí, bueno, después de lo que hemos hecho... Eso levanta en ánimo a cualquiera.
-¿Se te ha pasado el cabreo entonces?
-Bueno, un poco. Pero sigo pensando que deberíamos estar más relajaditos un tiempo.
-Sí, sí. Estoy de acuerdo.
-Que mal cuerpo se me ha puesto al ver así a Irene...
-Sí, a mí también.
-Ya te he visto, que has ido al baño y todo.
-Eh... sí. Me he agobiado un poco.
-¿Crees que volverán a estar como antes?
-Claro, nosotros hemos tenido también nuestras cosas y míranos.
-Bueno, vamos a dejar de pensar en esto. ¿Qué te apetece para cenar?
-Lo que tú quieras. ¿Quieres que salgamos por ahí?
-No, quiero estar aquí tranquilita contigo.
-Vale, pues ahora hacemos algo.
Estuvimos un rato así, con ella estudiando y yo tirado en el sofá con el móvil hasta que llegó la hora de cenar, preparándola entre los dos y cenando mientras veíamos la tele. Después vimos una película los dos tumbados en el sofá, abrazados con nuestros cuerpos bien pegados, hasta que Elena se quedó dormida ya cuando estaba acabando, por lo que apagué la tele y la llevé con cuidado para acostarnos y dormir.
El domingo nos despertamos sobre las 10, yendo a la ducha juntos y después a desayunar.
-¿Cuando vienen tus padres?
-Pues no sé, creo que por la tarde, ¿por?
-Para saber cuánto tiempo nos queda para estar juntos.
-Bueno, aunque vengan puedes estar aquí, no pasa nada, ya lo sabes.
-Ya, ya. Me refería a ya sabes...
-¿A follar?
-Javiiiii... (dijo dándome un manotazo)
-Me encanta cuando te pones así.
-Si es que eres muy bruto...
-No te importa que lo sea cuando te follo...
-¿Ves? Otra vez. (dijo dándome otro manotazo mientras reía)
-Jajajaja.
-Pues eso, que me había traído todo lo usamos.
-¿Las cuerdas y eso?
-Sí, pero con lo que pasó ayer con el tema de Irene, como que se me han pasado las ganas de hacerlo así. Me apetece estar más tranquilita, como ayer por la tarde.
-Ah, no pasa nada. Ya tendremos tiempo de hacerlo así cuando nos apetezca.
-Por cierto, mi hermana me ha contado algo.
-¿El qué? (dije intentando aparentar tranquilidad, pero alarmándome)
-Que le ha salido muy bien el examen de inglés, que ha sido gracias a tu ayuda. Ya solo le queda el de selectividad y que lo lleva muy bien.
-Ah, genial. (dije aliviado)
Terminamos de desayunar y Elena se puso con sus cosas, diciéndome al rato de practicar la exposición de su trabajo. Me senté en mi cama y ella empezó a explicar el contenido mientras yo le escuchaba atentamente. Ella empezó muy bien, pero conforme avanzaba se iba poniendo un poco nerviosa y le daba una risa tonta. Yo también me empecé a reír y ella se empezó a desesperar, poniendo sus brazos en jarra.
-No puedo contigo. Me pongo nerviosa.
-¿Por qué?
-Porque me miras así y lo último que quiero es explicarte esto... jajajaja.
-Joder, ¿cómo te miro?
-Lo sabes bien... ¿No te acuerdas lo que te dije aquí el día que empezamos a salir?
-¿El qué?
-Que una de las cosas que más me gustan de ti es que sabes escuchar. Y es lo que estás haciendo, me miras con esa cara, con esos ojos y uff... Es que se nota que te interesa lo que escuchas, aunque no lo entiendo, esto te debe parecer aburrido.
-Me interesas tú.
-Pfff... No me digas eso, que te como.
-Aclárate, o estudias, o lo otro, jajajaja.
-Vale, vale. Seguimos, pero no me mires tan así.
-¿Así cómo? Jajajaja.
-Ay... No sé, pero vamos a centrarnos.
Siguió explicando el tema, ya más relajada mientras yo atendía, lanzándose sobre mí una vez acabó.
-Pues eso es todo, y ahora te voy a follar.
-Joder...
-Eso te pasa por provocarme...
-Pero si no he hecho nada.
-Siiiii...
Elena me empezó a comer la boca con mucha ansia, bajando por mi cuerpo a los pocos segundos, bajando mis pantalones y mis boxers de un fuerte tirón. Empezó una mamada muy rápida mientras me acariciaba el pecho y luego la cara, para a los pocos minutos subir por mi cuerpo, habiéndose desnudado antes para ponerse sobre mi cara, con una pierna a cada lado, dejando caer su peso para ponerme su coño en mi boca, empezando a frotarse. Se lo empecé a comer mientras ella empezaba a gemir, llevando mis manos a sus tetas, teniendo ya los pezones bastante duros. No tardó mucho en correrse con lo cachonda que estaba, entre gemidos altos, empapándome la barbilla. Se retiró de mi cara, bajando por mi cuerpo, quedándose tumbada encima de mí mientras yo le cogía el culo, empezando a besarme, saboreando sus flujos.
-Que guarrilla eres...
-Mmm...
Entonces sin pasar prácticamente tiempo para recuperarse, se sentó sobre mis muslos, apoyando sus manos en mi pecho para coger mi polla y empezar a masturbarla. Me miraba muy fijamente a los ojos, soltando algunos suspiros. Ya me veía venir lo que iba a hacer, viendo que era una de esas ocasiones en la que Elena no podía estar más encendida y le gustaba llevar el control de la situación.
-¿A qué esperas para metértela?
Entonces ella empezó a emitir ronroneos desde su garganta, cambiando la cara a una de puro vicio, mientras movía sus caderas ligeramente al ritmo del que me masturbaba. Sin esperar mucho más la cogió fuertemente de la base para mover su cuerpo sobre ella y metérsela directamente, lanzando un profundo gemido al entrar. Se quedó quieta, con toda mi polla en sus entrañas, mirándome fijamente a los ojos mientras respiraba aceleradamente. La visión que tenía de ella era impresionante, con su cara de estar a mil, esos ojos bien abiertos, clavando su mirada en los míos, con su pelo castaño ligeramente ondulado y brillante por la luz natural que le daba directamente desde la ventana, sus pezones de punta y duros. Rápidamente empezó a moverse del mismo modo que lo hacía antes de que mi polla estuviera dentro de su coño, empezando a follarme a buen ritmo. A los pocos minutos se volvió a correr, hincándome sus uñas en mi pecho mientras apretaba un poco la cara y daba unas fuertes últimas embestidas mientras su respiración se entrecortaba, quedándose quieta durante unos segundos mientras notaba como vibraba y hacía contracciones con su coño. Me quedé quieto, contemplándola mientras acariciaba sus muslos. Entonces ella abrió sus ojos, volviendo a mirarme.
-¿Ya está?
-¿Qué?
-¿Esa era la follada que me ibas a meter?
Se quedó callada, mirándome de forma desafiante, arañándome un poco con sus uñas.
-¿Quieres más?
-¿Podrás aguantar?
Su expresión cambió a una más seria, riéndose con malicia después, empezando a moverse de nuevo como antes, pero más rápido, achinando sus ojos. Siguió follándome de esa manera durante unos minutos hasta que empezó a bajar el ritmo, notando como se empezaba a estremecer.
-¿Ya no puedes más?
-Pfff... (resoplaba mientras me volvía a mirar de manera desafiante)
Volvió a acelerar el ritmo, arañándome más aún con sus uñas como si tuviera rabia por mis palabras, pero no podía aguantar el ritmo. La pobre se había corrido ya dos veces y no podía aguantar más sin poder volver a hacerlo de lo sensible que estaba. Entonces se inclinó sobre mí para empezar a besarme el cuello, cogiendo mis muñecas y empujándolas contra la almohada.
-No, así no.
-Pero si te gusta... (dijo separando sus labios de los míos y levantando su cara para mirarme a los ojos)
-Sí, me encanta. Me vuelve loco.
-¿Entonces?
-Quiero que me revientes de verdad. Que hagas que me corra contra mi voluntad, que te tenga que suplicar que pares porque note que se me sale el corazón por la boca.
-Joder, Javi...
-Ya lo has hecho antes.
-Lo sé, pero...
-Sí, ya lo sé. Estás muy sensible, te has corrido ya dos veces y no puedes hacer eso.
-Mmm... (dijo con tono ñoño, apoyando su cara sobre mi pecho)
-Tengo una idea. (dije después de estar unos segundos en silencio)
-¿Él qué?
-¿Confías en mí?
-Siempre.
-Pues cierra los ojos y déjate llevar.
Al rato me desperté con Elena haciéndome cosas en la cara, como si dibujara cosas con su dedo.
-Mmm... ¿Qué haces? (dije desperezándome)
-Viendo lo guapo que eres. (dijo empezando a besarme el cuello)
-Qué buen despertar...
-Sí, parece que estamos despiertos todos... jijiji... (decía mientras agarraba mi polla por encima de la ropa)
Entonces Elena se empezó a frotar con mi cuerpo mientras tenía su cara pegada a la mía, volviendo a pasar a mi cuello, bajándome los pantalones y los boxers para echar mano a mi polla y empezar a masturbarla muy suavemente. Después ella también se bajó la ropa, poniendo su coño sobre mi polla, empezando a frotarse. Estaba muy mojada, por lo que había una buena estimulación, recorriendo toda mi polla, moviendo sus caderas. Después de unos minutos haciendo eso se la metió, empezando a follarme despacio mientras su respiración se entrecortaba. Fue algo breve, aunque muy sensual, dándome ella muchos besos por la cara cogiéndome con sus manos del mentón mientras yo agarraba su culo. Aumentó ligeramente la cabalgada mientras pasó a besarme el cuello, haciéndolo para ponerme como ella sabía que me ponía cuando lo hacía así, empezando a sentir escalofríos por todo el cuerpo hasta que me empecé a correr dentro de ella, notando como me temblaban las piernas mientras ella gemía muy dulcemente en mi cuello, empezando también a temblar al notar mi orgasmo. Una vez dejé de correrme y habiendo parado ella, me volví a dormir en cuestión de segundos.
Al rato me desperté sin estar Elena a mi lado. Me desperecé y vi que estaba sentada con su portátil sobre la mesa, concentrada.
-Mira que te gusta dormir, ¿eh?
-Tía, con lo que me has hecho, he caído otra vez...
-Luego soy yo la sensible... (dijo con tono de guasa)
-¿Vamos a empezar otra vez con eso? ¿Quieres que me levante y te empotre contra la mesa? Porque por mí no hay problema... jajajaja.
-Relájate anda, que tengo que estudiar un poco, picha brava, jajaja.
-Te veo más animada.
-Sí, bueno, después de lo que hemos hecho... Eso levanta en ánimo a cualquiera.
-¿Se te ha pasado el cabreo entonces?
-Bueno, un poco. Pero sigo pensando que deberíamos estar más relajaditos un tiempo.
-Sí, sí. Estoy de acuerdo.
-Que mal cuerpo se me ha puesto al ver así a Irene...
-Sí, a mí también.
-Ya te he visto, que has ido al baño y todo.
-Eh... sí. Me he agobiado un poco.
-¿Crees que volverán a estar como antes?
-Claro, nosotros hemos tenido también nuestras cosas y míranos.
-Bueno, vamos a dejar de pensar en esto. ¿Qué te apetece para cenar?
-Lo que tú quieras. ¿Quieres que salgamos por ahí?
-No, quiero estar aquí tranquilita contigo.
-Vale, pues ahora hacemos algo.
Estuvimos un rato así, con ella estudiando y yo tirado en el sofá con el móvil hasta que llegó la hora de cenar, preparándola entre los dos y cenando mientras veíamos la tele. Después vimos una película los dos tumbados en el sofá, abrazados con nuestros cuerpos bien pegados, hasta que Elena se quedó dormida ya cuando estaba acabando, por lo que apagué la tele y la llevé con cuidado para acostarnos y dormir.
El domingo nos despertamos sobre las 10, yendo a la ducha juntos y después a desayunar.
-¿Cuando vienen tus padres?
-Pues no sé, creo que por la tarde, ¿por?
-Para saber cuánto tiempo nos queda para estar juntos.
-Bueno, aunque vengan puedes estar aquí, no pasa nada, ya lo sabes.
-Ya, ya. Me refería a ya sabes...
-¿A follar?
-Javiiiii... (dijo dándome un manotazo)
-Me encanta cuando te pones así.
-Si es que eres muy bruto...
-No te importa que lo sea cuando te follo...
-¿Ves? Otra vez. (dijo dándome otro manotazo mientras reía)
-Jajajaja.
-Pues eso, que me había traído todo lo usamos.
-¿Las cuerdas y eso?
-Sí, pero con lo que pasó ayer con el tema de Irene, como que se me han pasado las ganas de hacerlo así. Me apetece estar más tranquilita, como ayer por la tarde.
-Ah, no pasa nada. Ya tendremos tiempo de hacerlo así cuando nos apetezca.
-Por cierto, mi hermana me ha contado algo.
-¿El qué? (dije intentando aparentar tranquilidad, pero alarmándome)
-Que le ha salido muy bien el examen de inglés, que ha sido gracias a tu ayuda. Ya solo le queda el de selectividad y que lo lleva muy bien.
-Ah, genial. (dije aliviado)
Terminamos de desayunar y Elena se puso con sus cosas, diciéndome al rato de practicar la exposición de su trabajo. Me senté en mi cama y ella empezó a explicar el contenido mientras yo le escuchaba atentamente. Ella empezó muy bien, pero conforme avanzaba se iba poniendo un poco nerviosa y le daba una risa tonta. Yo también me empecé a reír y ella se empezó a desesperar, poniendo sus brazos en jarra.
-No puedo contigo. Me pongo nerviosa.
-¿Por qué?
-Porque me miras así y lo último que quiero es explicarte esto... jajajaja.
-Joder, ¿cómo te miro?
-Lo sabes bien... ¿No te acuerdas lo que te dije aquí el día que empezamos a salir?
-¿El qué?
-Que una de las cosas que más me gustan de ti es que sabes escuchar. Y es lo que estás haciendo, me miras con esa cara, con esos ojos y uff... Es que se nota que te interesa lo que escuchas, aunque no lo entiendo, esto te debe parecer aburrido.
-Me interesas tú.
-Pfff... No me digas eso, que te como.
-Aclárate, o estudias, o lo otro, jajajaja.
-Vale, vale. Seguimos, pero no me mires tan así.
-¿Así cómo? Jajajaja.
-Ay... No sé, pero vamos a centrarnos.
Siguió explicando el tema, ya más relajada mientras yo atendía, lanzándose sobre mí una vez acabó.
-Pues eso es todo, y ahora te voy a follar.
-Joder...
-Eso te pasa por provocarme...
-Pero si no he hecho nada.
-Siiiii...
Elena me empezó a comer la boca con mucha ansia, bajando por mi cuerpo a los pocos segundos, bajando mis pantalones y mis boxers de un fuerte tirón. Empezó una mamada muy rápida mientras me acariciaba el pecho y luego la cara, para a los pocos minutos subir por mi cuerpo, habiéndose desnudado antes para ponerse sobre mi cara, con una pierna a cada lado, dejando caer su peso para ponerme su coño en mi boca, empezando a frotarse. Se lo empecé a comer mientras ella empezaba a gemir, llevando mis manos a sus tetas, teniendo ya los pezones bastante duros. No tardó mucho en correrse con lo cachonda que estaba, entre gemidos altos, empapándome la barbilla. Se retiró de mi cara, bajando por mi cuerpo, quedándose tumbada encima de mí mientras yo le cogía el culo, empezando a besarme, saboreando sus flujos.
-Que guarrilla eres...
-Mmm...
Entonces sin pasar prácticamente tiempo para recuperarse, se sentó sobre mis muslos, apoyando sus manos en mi pecho para coger mi polla y empezar a masturbarla. Me miraba muy fijamente a los ojos, soltando algunos suspiros. Ya me veía venir lo que iba a hacer, viendo que era una de esas ocasiones en la que Elena no podía estar más encendida y le gustaba llevar el control de la situación.
-¿A qué esperas para metértela?
Entonces ella empezó a emitir ronroneos desde su garganta, cambiando la cara a una de puro vicio, mientras movía sus caderas ligeramente al ritmo del que me masturbaba. Sin esperar mucho más la cogió fuertemente de la base para mover su cuerpo sobre ella y metérsela directamente, lanzando un profundo gemido al entrar. Se quedó quieta, con toda mi polla en sus entrañas, mirándome fijamente a los ojos mientras respiraba aceleradamente. La visión que tenía de ella era impresionante, con su cara de estar a mil, esos ojos bien abiertos, clavando su mirada en los míos, con su pelo castaño ligeramente ondulado y brillante por la luz natural que le daba directamente desde la ventana, sus pezones de punta y duros. Rápidamente empezó a moverse del mismo modo que lo hacía antes de que mi polla estuviera dentro de su coño, empezando a follarme a buen ritmo. A los pocos minutos se volvió a correr, hincándome sus uñas en mi pecho mientras apretaba un poco la cara y daba unas fuertes últimas embestidas mientras su respiración se entrecortaba, quedándose quieta durante unos segundos mientras notaba como vibraba y hacía contracciones con su coño. Me quedé quieto, contemplándola mientras acariciaba sus muslos. Entonces ella abrió sus ojos, volviendo a mirarme.
-¿Ya está?
-¿Qué?
-¿Esa era la follada que me ibas a meter?
Se quedó callada, mirándome de forma desafiante, arañándome un poco con sus uñas.
-¿Quieres más?
-¿Podrás aguantar?
Su expresión cambió a una más seria, riéndose con malicia después, empezando a moverse de nuevo como antes, pero más rápido, achinando sus ojos. Siguió follándome de esa manera durante unos minutos hasta que empezó a bajar el ritmo, notando como se empezaba a estremecer.
-¿Ya no puedes más?
-Pfff... (resoplaba mientras me volvía a mirar de manera desafiante)
Volvió a acelerar el ritmo, arañándome más aún con sus uñas como si tuviera rabia por mis palabras, pero no podía aguantar el ritmo. La pobre se había corrido ya dos veces y no podía aguantar más sin poder volver a hacerlo de lo sensible que estaba. Entonces se inclinó sobre mí para empezar a besarme el cuello, cogiendo mis muñecas y empujándolas contra la almohada.
-No, así no.
-Pero si te gusta... (dijo separando sus labios de los míos y levantando su cara para mirarme a los ojos)
-Sí, me encanta. Me vuelve loco.
-¿Entonces?
-Quiero que me revientes de verdad. Que hagas que me corra contra mi voluntad, que te tenga que suplicar que pares porque note que se me sale el corazón por la boca.
-Joder, Javi...
-Ya lo has hecho antes.
-Lo sé, pero...
-Sí, ya lo sé. Estás muy sensible, te has corrido ya dos veces y no puedes hacer eso.
-Mmm... (dijo con tono ñoño, apoyando su cara sobre mi pecho)
-Tengo una idea. (dije después de estar unos segundos en silencio)
-¿Él qué?
-¿Confías en mí?
-Siempre.
-Pues cierra los ojos y déjate llevar.