Keranos
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Capítulo 137
Ver todo aquello ya me excitó, pero esas palabras, como las dijo... Mi polla se puso dura en nada, apretándome mucho los boxers y el pantalón. Ella se dio cuenta y la miró sonriendo, mordiéndose el labio. Me acerqué hacia ella, acariciando con mi mano desde su pie, subiendo por sus piernas, caderas, estómago, pecho y barbilla, hasta la boca, poniendo un dedo en sus labios. Ella lo cogió con su boca y lo empezó a chupar mientras me miraba con ojitos.
-Vaya, parece que esta zorrita tiene ganas... (dije casi susurrando)
Ella lanzó un gemido mientras seguía mirándome así y chupando mi dedo. Le saqué el dedo de la boca y me eché hacia atrás, poniéndome de rodillas en medio de la cama. Ella rozó mi polla con su pie derecho, empezando a estimularme. Se lo cogí con fuerza y me lo llevé a la boca, para besarlo y chupar sus dedos a través de las medias. Ella se encogía como si tuviera vergüenza mientras me miraba con ojitos y las mejillas sonrojadas, lanzando un gemido cuando empecé a chupar. Yo la miraba fijamente, cogiendo también su otro pie, besándolo y chupándolo de la misma manera. Después de estar un rato así, fui recorriendo el resto de sus piernas con besos, hasta llegar a sus ingles, amagando con ir a su coño, pero pasando de largo, yendo a su pubis, que también besé. Seguí subiendo por su cuerpo hasta llegar a su cara, quedándome a pocos centímetros de ella mientras me apoyaba en mis brazos, notando ya como respiraba de manera acelerada. Ella echó mano a mi polla, pero yo la aparte, cogiéndole de la muñeca y poniéndola al lado de su cabeza, aprisionándola, cogiéndole la otra de la misma manera.
-¿Quién manda aquí?
-Tú.
-Bien. ¿Quieres que te folle?
-Sí, por favor.
-¿Crees que te lo mereces después de lo que me has hecho?
-Lo que tú quieras, es tu decisión.
-Te has portado un poco mal...
-Sí, he sido mala. Perdón.
-¿Cómo quieres que te folle?
-Como tú quieras, mi amor.
Me tumbé a su lado mirándola mientras ella seguía boca arriba, con su cabeza girada para mirarme. Le empecé a acariciar el cuerpo, empezando por sus labios, pasando a sus tetas, jugando con sus pezones, haciendo que se le erizara la piel. Seguí bajando por su pecho y barriga, haciendo que se estremeciera por las cosquillas que le estaba haciendo. Llegué a su pubis jugué con sus pelos, notando ya como su respiración iba más rápido, con su vientre bajando y subiendo.
Le empecé a acariciar su raja muy suavemente, cogiendo intensidad al pasar los segundos. Poco a poco le empecé a meter un dedo, para a los pocos segundos meterle otro. Estaba muy mojada y empezaba a gemir muy ligeramente mientras me miraba con ojitos. No pude aguantar más y bajé a comérselo directamente, aspirando su olor a hembra, empezando a lamerle con cariño. Ella cerraba sus ojos mientras se mordía el labio, con cara de estar disfrutando.
Mientras se lo comía y ella estaba abandonada a su placer, me bajé con cuidado los pantalones y los boxers, para incorporarme y meterle la polla rápidamente, de manera brusca. No le causó dolor, ya que su coño estaba muy bien lubricado, pero sí que le causó impresión porque no se lo esperaba. Cogió aire, abriendo mucho los ojos.
-Creías que iba a ser suave, ¿no?
-Javiiiii... (dijo bajito, con voz dulce)
-Shhh... Ahora me toca a mí reventarte.
Entonces empecé a dar fuertes embestidas, pausadas, con ella cogiendo aire con cada una de ellas, soltando después un gemido. Ya habiendo empezado a follarla, aproveché para terminar de desnudarme y seguir con las embestidas. Cada vez más fuertes, soltando ella un grito con cada una de ellas. Después de unas cuantas, bajé la intensidad, pero aumenté la velocidad, empezando a mojarme ella mucho. Mientras la follaba, ya de rodillas en medio de la cama, volví a coger sus piernas, volviendo a besarle y chuparle los pies. Elena estaba roja de lo cachonda que estaba, gimiendo cada vez más y más alto. Salí de ella para empujar sus piernas hacia ella, poniendo sus pies al lado de su cabeza, lo que hizo que se levantara su culo. Bajé mi cabeza para volver a comerle el coño y también el ojete, dando grandes lametones, centrándome en su clítoris después. No tardó nada en correrse, mojándome mucho la barbilla, notando también como le temblaban las piernas fuertemente mientras se las agarraba. Solté sus piernas y se quedó boca arriba, con algún espasmo, respirando muy fuertemente.
Sin dejar que se recuperara, dirigí mi polla hasta la apertura de su coño. Elena abrió de nuevo sus ojos bastante, con una reacción parecida a cuando le metí la polla anteriormente, pero más exagerado. Lanzó un gemido de molestia y empezó a respirar fuertemente, mirándome con ojos de desesperación para que parara.
-No voy a parar.
-Por favor...
-¿Quién manda aquí?
-Tú, pero...
-Pero nada. Antes no has parado tú y te lo he suplicado. Ahora vas a pagar.
Se la empecé a clavar mientras ella se estremecía y me decía que fuera despacio. Así lo hice, inclinándome sobre ella mientras ella me abrazaba con sus brazos y piernas, mientras me jadeaba en la oreja. Me movía despacio y notaba como me estrujaba con las paredes de su coño. Variaba el ritmo, aumentándolo hasta que me abrazaba con mucha fuerza y notaba como empezaba a temblar, bajando el ritmo o quedándome directamente quieto. Me lo pasé muy bien jugando con su orgasmo que estaba deseoso por estallar. Cada vez que paraba ella gemía con desesperación, suplicándome en ellos que no parara y que no alargara más ese sufrimiento, pero yo quería jugar y como me lo estaba pasando tan bien, seguí así durante un buen rato hasta que ya empezó a temblar de una manera más fuerte, llegando a notar los latidos de su corazón al estar nuestros cuerpos tan apretados. En cuento lanzó el gemido que anunciaba su orgasmo, aumenté bastante el ritmo, dándole a ella unos espasmos que hacían que me moviera yo también. Gritaba como si la estuvieran matando, por lo que paré de moverme, notando como apretaba mi polla fuertemente, casi como si lo hiciera con la mano. Me quedé quieto mientras ella me abrazaba con todas sus fuerzas, humedeciéndome la oreja por su respiración tan acelerada como si hubiera corrido por su vida. Poco a poco salí de ella y me tumbé a su lado. Ella estaba en otro mundo, con los ojos cerrados, intentando recuperarse mientras yo la observaba.
Cuando vi que se recuperaba, eché mano de nuevo a su coño, pegando ella un respingo muy grande, cerrando sus piernas con fuerza y moviéndose de lado dándome la espalda, soltando también un gemido alto, mostrando molestia y nada de placer. No me tomé muy bien esto, siendo consciente de lo sensible que estaba, pero yo estaba muy cachondo, con la polla durísima y necesitaba seguir, por lo que le di la vuelta hacia a mí con brusquedad, poniéndola boca abajo. Como no podía jugar con su coño al estar tan sensible, fui a por su culo, lanzándome a comérselo, lanzando ella gemidos algo extraños, aunque no expresaban molestia ni hacia nada por resistirse o apartarme de ella. Jugué con mi lengua ahí, haciendo círculos mientras le abría los cachetes con las manos. Después de estar comiéndoselo un rato alargué mi mano hasta la mesita para coger un bote de lubricante, untándome los dedos con él para empezar a metérselos. Estuve jugando un buen rato, esperando a que se terminara de recuperar, haciéndomelo ella saber al cambiar sus gemidos a unos más melosos, mostrando placer.
En cuanto noté ese cambio me embadurné la polla con lubricante para metérsela poco a poco, lanzando ella un gemido más alto cuando notó que hacia presión con la punta de mi polla. Se la metí muy lentamente hasta que se acostumbró y empezó a disfrutar bien. La cogía de las cuerdas que ataban su cuerpo y le daba bastante fuerte, pero paré al poco, cogiendo el vibrador que había en la mesita. Se lo metí en el coño y lo accioné con el móvil a un nivel medio, para volver a meterle la polla en el culo y reventarla mientras cogía de las cuerdas y tiraba de ellas hacia mí. A los pocos segundos cogí la fusta y le di un par de azotes con ella, restallando al chocar, pero la solté enseguida porque notaba que me iba a correr en breve. Cogí el móvil y puse el nivel del vibrador al máximo, provocado que casi instantáneamente Elena se corriera entre las fuertes vibraciones que podía notar hasta yo con mi penetración por la parte de atrás, haciendo que estallara en alaridos, empezando a temblar descontroladamente, empezando a moverse, aunque yo la sujetaba. Se corrió de tal manera que el vibrador salió disparado de su coño contra la cama al estar a cuatro patas, empezando a mojarse con un fuerte chorro que puso perdida la cama. Yo al notar este orgasmo suyo tan bestial, tuve el mío, corriéndome dentro de su culo entre fuertes jadeos también. Se derrumbó en la cama saliendo mi polla de manera brusca de ella, aunque no le importó. Se quedó tumbada boca abajo, con la cara de lado, respirando muy fuertemente. Le daban bastantes espasmos, haciendo que su culito respingón dara botes. Fui a ducharme para aprovechar mientras ella se recuperaba.
Cuando volví de ducharme me la encontré dormida, conforme la había dejado. Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla y ni se enteró. Pasaba el tiempo y no se despertaba, por lo que le empecé a acariciar para despertarla. Se asustó un poco porque no sabía que había pasado y donde estaba. Tras tranquilizarla y explicarle qué había pasado me dio un beso y me abrazó para que me tumbara a su lado.
-Conmigo no se juega... jajajaja.
-Que cabrón eres...
-No iba a dejar que me hicieras eso y que te fueras como si nada...
-Eres muy bruto tío...
-Venga ya, si lo has disfrutado como nadie... No me digas que te he hecho daño...
-No, daño no. Pero la sensación de que se me sale el corazón por la boca es muy...
-Lo sé. Si me ha pasado a mí antes.
-Para una vez que te lo hago... Tú me lo haces muchas veces...
-Bueno, pues paro...
-No, no... Jo... No seas malo...
-Venga, vamos. A la ducha mientras yo recojo esto, que es casi la hora de comer.
Fue a ducharse mientras yo cambiaba las sábanas y recogía todo, guardándolo de nuevo en su mochila. Cuando salió no nos pusimos de acuerdo para qué comer por lo que decidimos salir a comer fuera, yendo a un bar. Nos sentamos en una terraza de un bar cercano, encontrándonos con Irene y Mario. Al final comimos los cuatro juntos, pasando un muy buen rato. Nos dijeron que iban a la piscina y que comerían en un bar que hay allí, pero al final se quedaron con nosotros. Nos dijeron de ir con ellos después de comer, por lo que cuando acabamos, fuimos a mi casa para coger yo un bañador, yendo después a casa de Elena rápidamente para ella cogiera el suyo. Al estar su pueblo tan cerca, no tardamos nada. Cuando salió de su casa venía con otra ropa y con un peinado que se hacía de vez en cuando, con unas trencitas hacia abajo en cada lado de su nuca. Estaba preciosa, con una camiseta ancha que tenía el cuello muy estirado, tanto que se le quedaba un hombro al aire. Llevaba también unos shorts vaqueros y unas chanclas. Cuando llegamos nos sentamos los cuatro en el césped para hablar.
I: Elena, ¿qué te pasa? Te veo rarilla...
E: ¿Eh? No... No me pasa nada.
M: Algo te pasa, estás como que no estás.
E: Que nooooo.
Mientras ellos hablaban yo sonreía, dándose cuenta Irene.
I: ¿Ves? Algo pasa, mira a Javi.
Elena me miró haciendo un gesto para que dijera nada.
I: Va, ¿qué es? (dijo viniendo hacia a mí para echarme crema por todo el cuerpo)
J: Nada, nada. Yo paso de líos.
I: Va... Cuéntamelo... (dijo mientras me esparcía la crema por mi cuerpo de manera sensual)
E: Ireeeeene...
I: ¿No estarás celosa?
E: No.
I: Échale crema a Mario tú, así estamos en paz.
E: No.
J: Elena, no te enfades.
E: No estoy enfadada.
M: Ya está, no pasa nada. Irene no te pongas pesada.
I: Vale, vale... (dijo retirándose de mí)
Elena sonrió y vino hacia a mí para seguir echándome crema mientras Irene se la echaba a Mario.
E: Es que Javi...
I: ¿Qué ha hecho?
J: ¡Eh! Que empezó ella.
I: Huy...
E: Tía, que me ha reventado. Pero mucho...
M: Ahí está, jajajajaja. Di que sí, Javi.
J: Hombre, pues claro. Pues no va y me la empieza a chupar mientras conducía...
I: Pero Elena... jajajaja.
E: Joder, que tenía un calentón...
J: Pero es que conforme entramos a mi casa me empuja contra la puerta y me la empieza a comer como vamos...
I: Bueno, pero no es para tanto.
J: Que no dice... Que me corrí y seguía la tía. Que me temblaban las piernas y me caí al suelo mareado.
M: Eso me lo hace Irene a mí de vez en cuando y joder...
E: Pues me la devolvió, pero bien...
I: ¿Al final hiciste lo de las cuerdas?
E: Sí, jajaja.
J: ¿Has sido tú? Me lo tendría que haber imaginado.
I: Sí, jajaja. El otro día quedamos para practicarlo.
M: Me puse más cachondo cuando las vi ahí con las cuerdecitas...
J: Ah, todos ahí menos yo, muy bien todo...
E: Jo, Javi, que era una sorpresa...
I: A ver, el trío estuvo muy bien, pero contigo habría estado mejor seguro.
E: Pero, ¿qué dices?
I: Es broma, jajaja.
J: No cuela, no.
I: Javi, ¿le has dicho eso ya?
J: Joder, pues no. Entre unas cosas y otras siempre pasa algo y no he podido.
E: ¿El qué?
I: Va, cuéntale.
J: Pues que como tu cumpleaños es ya mismo, hemos pensado en ir a la playa una semana los cuatro. ¿Qué te parece?
A Elena se le abrieron mucho los ojos, se le iluminó la cara.
J: Se le ocurrió a Irene y como sé que te gusta mucho la playa...
E: Me encanta. (dijo abrazándose a mí para darme un beso)
I: Que bien nos lo vamos a pasar.
E: ¡Qué ganas!
J: Al final Sofía no puede.
I: Vaya...
J: No tiene las vacaciones hasta agosto.
E: Ah, ¿pero iba a venir?
J: Bueno, dijo que nos echaba de menos y que vendría unos días.
I: ¿Te molesta?
E: No, no.
I: No te pongas celosa, si Javi solo tiene ojos para ti, y yo te prefiero a ti a ella (dijo dándole un beso en la mejilla cariñosamente)
Elena puso una media sonrisa en su boca mirándome.
Después nos fuimos a bañar, echando el resto de la tarde en la piscina hasta que atardeció y nos estábamos preparando para irnos.
E: A ver como le digo a mi madre que me voy una semana fuera.
I: Pues le dices que te vas con tu novio y unos amigos, ¿cuál es el problema?
E: Se nota que no la conoces...
I: Elena, tienes 23 años, no 13.
E: Ya, pero mi madre...
J: Elena, tienes que echarle valor, ya te lo dijo.
M: Joder, ¿qué tienes una madre o un ogro en casa?
I: Mira, vamos a casa, nos duchamos y nos ponemos presentables y vamos a tu casa a decírselo los cuatro.
E: Venga, vale.
Nos fuimos al coche y quedamos con ellos en que vendrían a mi casa para irnos los cuatro en mi coche. Una vez nos duchamos, salimos a la calle a esperarlos, viniendo ellos al rato. Elena se montó en el coche y Mario también.
-Irene, no me jodas, ¿eh?
-Que nooooo.
-Es que te veo venir y luego el marrón me lo como yo.
-Que no, Javi.
-No me la líes, anda.
Ver todo aquello ya me excitó, pero esas palabras, como las dijo... Mi polla se puso dura en nada, apretándome mucho los boxers y el pantalón. Ella se dio cuenta y la miró sonriendo, mordiéndose el labio. Me acerqué hacia ella, acariciando con mi mano desde su pie, subiendo por sus piernas, caderas, estómago, pecho y barbilla, hasta la boca, poniendo un dedo en sus labios. Ella lo cogió con su boca y lo empezó a chupar mientras me miraba con ojitos.
-Vaya, parece que esta zorrita tiene ganas... (dije casi susurrando)
Ella lanzó un gemido mientras seguía mirándome así y chupando mi dedo. Le saqué el dedo de la boca y me eché hacia atrás, poniéndome de rodillas en medio de la cama. Ella rozó mi polla con su pie derecho, empezando a estimularme. Se lo cogí con fuerza y me lo llevé a la boca, para besarlo y chupar sus dedos a través de las medias. Ella se encogía como si tuviera vergüenza mientras me miraba con ojitos y las mejillas sonrojadas, lanzando un gemido cuando empecé a chupar. Yo la miraba fijamente, cogiendo también su otro pie, besándolo y chupándolo de la misma manera. Después de estar un rato así, fui recorriendo el resto de sus piernas con besos, hasta llegar a sus ingles, amagando con ir a su coño, pero pasando de largo, yendo a su pubis, que también besé. Seguí subiendo por su cuerpo hasta llegar a su cara, quedándome a pocos centímetros de ella mientras me apoyaba en mis brazos, notando ya como respiraba de manera acelerada. Ella echó mano a mi polla, pero yo la aparte, cogiéndole de la muñeca y poniéndola al lado de su cabeza, aprisionándola, cogiéndole la otra de la misma manera.
-¿Quién manda aquí?
-Tú.
-Bien. ¿Quieres que te folle?
-Sí, por favor.
-¿Crees que te lo mereces después de lo que me has hecho?
-Lo que tú quieras, es tu decisión.
-Te has portado un poco mal...
-Sí, he sido mala. Perdón.
-¿Cómo quieres que te folle?
-Como tú quieras, mi amor.
Me tumbé a su lado mirándola mientras ella seguía boca arriba, con su cabeza girada para mirarme. Le empecé a acariciar el cuerpo, empezando por sus labios, pasando a sus tetas, jugando con sus pezones, haciendo que se le erizara la piel. Seguí bajando por su pecho y barriga, haciendo que se estremeciera por las cosquillas que le estaba haciendo. Llegué a su pubis jugué con sus pelos, notando ya como su respiración iba más rápido, con su vientre bajando y subiendo.
Le empecé a acariciar su raja muy suavemente, cogiendo intensidad al pasar los segundos. Poco a poco le empecé a meter un dedo, para a los pocos segundos meterle otro. Estaba muy mojada y empezaba a gemir muy ligeramente mientras me miraba con ojitos. No pude aguantar más y bajé a comérselo directamente, aspirando su olor a hembra, empezando a lamerle con cariño. Ella cerraba sus ojos mientras se mordía el labio, con cara de estar disfrutando.
Mientras se lo comía y ella estaba abandonada a su placer, me bajé con cuidado los pantalones y los boxers, para incorporarme y meterle la polla rápidamente, de manera brusca. No le causó dolor, ya que su coño estaba muy bien lubricado, pero sí que le causó impresión porque no se lo esperaba. Cogió aire, abriendo mucho los ojos.
-Creías que iba a ser suave, ¿no?
-Javiiiii... (dijo bajito, con voz dulce)
-Shhh... Ahora me toca a mí reventarte.
Entonces empecé a dar fuertes embestidas, pausadas, con ella cogiendo aire con cada una de ellas, soltando después un gemido. Ya habiendo empezado a follarla, aproveché para terminar de desnudarme y seguir con las embestidas. Cada vez más fuertes, soltando ella un grito con cada una de ellas. Después de unas cuantas, bajé la intensidad, pero aumenté la velocidad, empezando a mojarme ella mucho. Mientras la follaba, ya de rodillas en medio de la cama, volví a coger sus piernas, volviendo a besarle y chuparle los pies. Elena estaba roja de lo cachonda que estaba, gimiendo cada vez más y más alto. Salí de ella para empujar sus piernas hacia ella, poniendo sus pies al lado de su cabeza, lo que hizo que se levantara su culo. Bajé mi cabeza para volver a comerle el coño y también el ojete, dando grandes lametones, centrándome en su clítoris después. No tardó nada en correrse, mojándome mucho la barbilla, notando también como le temblaban las piernas fuertemente mientras se las agarraba. Solté sus piernas y se quedó boca arriba, con algún espasmo, respirando muy fuertemente.
Sin dejar que se recuperara, dirigí mi polla hasta la apertura de su coño. Elena abrió de nuevo sus ojos bastante, con una reacción parecida a cuando le metí la polla anteriormente, pero más exagerado. Lanzó un gemido de molestia y empezó a respirar fuertemente, mirándome con ojos de desesperación para que parara.
-No voy a parar.
-Por favor...
-¿Quién manda aquí?
-Tú, pero...
-Pero nada. Antes no has parado tú y te lo he suplicado. Ahora vas a pagar.
Se la empecé a clavar mientras ella se estremecía y me decía que fuera despacio. Así lo hice, inclinándome sobre ella mientras ella me abrazaba con sus brazos y piernas, mientras me jadeaba en la oreja. Me movía despacio y notaba como me estrujaba con las paredes de su coño. Variaba el ritmo, aumentándolo hasta que me abrazaba con mucha fuerza y notaba como empezaba a temblar, bajando el ritmo o quedándome directamente quieto. Me lo pasé muy bien jugando con su orgasmo que estaba deseoso por estallar. Cada vez que paraba ella gemía con desesperación, suplicándome en ellos que no parara y que no alargara más ese sufrimiento, pero yo quería jugar y como me lo estaba pasando tan bien, seguí así durante un buen rato hasta que ya empezó a temblar de una manera más fuerte, llegando a notar los latidos de su corazón al estar nuestros cuerpos tan apretados. En cuento lanzó el gemido que anunciaba su orgasmo, aumenté bastante el ritmo, dándole a ella unos espasmos que hacían que me moviera yo también. Gritaba como si la estuvieran matando, por lo que paré de moverme, notando como apretaba mi polla fuertemente, casi como si lo hiciera con la mano. Me quedé quieto mientras ella me abrazaba con todas sus fuerzas, humedeciéndome la oreja por su respiración tan acelerada como si hubiera corrido por su vida. Poco a poco salí de ella y me tumbé a su lado. Ella estaba en otro mundo, con los ojos cerrados, intentando recuperarse mientras yo la observaba.
Cuando vi que se recuperaba, eché mano de nuevo a su coño, pegando ella un respingo muy grande, cerrando sus piernas con fuerza y moviéndose de lado dándome la espalda, soltando también un gemido alto, mostrando molestia y nada de placer. No me tomé muy bien esto, siendo consciente de lo sensible que estaba, pero yo estaba muy cachondo, con la polla durísima y necesitaba seguir, por lo que le di la vuelta hacia a mí con brusquedad, poniéndola boca abajo. Como no podía jugar con su coño al estar tan sensible, fui a por su culo, lanzándome a comérselo, lanzando ella gemidos algo extraños, aunque no expresaban molestia ni hacia nada por resistirse o apartarme de ella. Jugué con mi lengua ahí, haciendo círculos mientras le abría los cachetes con las manos. Después de estar comiéndoselo un rato alargué mi mano hasta la mesita para coger un bote de lubricante, untándome los dedos con él para empezar a metérselos. Estuve jugando un buen rato, esperando a que se terminara de recuperar, haciéndomelo ella saber al cambiar sus gemidos a unos más melosos, mostrando placer.
En cuanto noté ese cambio me embadurné la polla con lubricante para metérsela poco a poco, lanzando ella un gemido más alto cuando notó que hacia presión con la punta de mi polla. Se la metí muy lentamente hasta que se acostumbró y empezó a disfrutar bien. La cogía de las cuerdas que ataban su cuerpo y le daba bastante fuerte, pero paré al poco, cogiendo el vibrador que había en la mesita. Se lo metí en el coño y lo accioné con el móvil a un nivel medio, para volver a meterle la polla en el culo y reventarla mientras cogía de las cuerdas y tiraba de ellas hacia mí. A los pocos segundos cogí la fusta y le di un par de azotes con ella, restallando al chocar, pero la solté enseguida porque notaba que me iba a correr en breve. Cogí el móvil y puse el nivel del vibrador al máximo, provocado que casi instantáneamente Elena se corriera entre las fuertes vibraciones que podía notar hasta yo con mi penetración por la parte de atrás, haciendo que estallara en alaridos, empezando a temblar descontroladamente, empezando a moverse, aunque yo la sujetaba. Se corrió de tal manera que el vibrador salió disparado de su coño contra la cama al estar a cuatro patas, empezando a mojarse con un fuerte chorro que puso perdida la cama. Yo al notar este orgasmo suyo tan bestial, tuve el mío, corriéndome dentro de su culo entre fuertes jadeos también. Se derrumbó en la cama saliendo mi polla de manera brusca de ella, aunque no le importó. Se quedó tumbada boca abajo, con la cara de lado, respirando muy fuertemente. Le daban bastantes espasmos, haciendo que su culito respingón dara botes. Fui a ducharme para aprovechar mientras ella se recuperaba.
Cuando volví de ducharme me la encontré dormida, conforme la había dejado. Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla y ni se enteró. Pasaba el tiempo y no se despertaba, por lo que le empecé a acariciar para despertarla. Se asustó un poco porque no sabía que había pasado y donde estaba. Tras tranquilizarla y explicarle qué había pasado me dio un beso y me abrazó para que me tumbara a su lado.
-Conmigo no se juega... jajajaja.
-Que cabrón eres...
-No iba a dejar que me hicieras eso y que te fueras como si nada...
-Eres muy bruto tío...
-Venga ya, si lo has disfrutado como nadie... No me digas que te he hecho daño...
-No, daño no. Pero la sensación de que se me sale el corazón por la boca es muy...
-Lo sé. Si me ha pasado a mí antes.
-Para una vez que te lo hago... Tú me lo haces muchas veces...
-Bueno, pues paro...
-No, no... Jo... No seas malo...
-Venga, vamos. A la ducha mientras yo recojo esto, que es casi la hora de comer.
Fue a ducharse mientras yo cambiaba las sábanas y recogía todo, guardándolo de nuevo en su mochila. Cuando salió no nos pusimos de acuerdo para qué comer por lo que decidimos salir a comer fuera, yendo a un bar. Nos sentamos en una terraza de un bar cercano, encontrándonos con Irene y Mario. Al final comimos los cuatro juntos, pasando un muy buen rato. Nos dijeron que iban a la piscina y que comerían en un bar que hay allí, pero al final se quedaron con nosotros. Nos dijeron de ir con ellos después de comer, por lo que cuando acabamos, fuimos a mi casa para coger yo un bañador, yendo después a casa de Elena rápidamente para ella cogiera el suyo. Al estar su pueblo tan cerca, no tardamos nada. Cuando salió de su casa venía con otra ropa y con un peinado que se hacía de vez en cuando, con unas trencitas hacia abajo en cada lado de su nuca. Estaba preciosa, con una camiseta ancha que tenía el cuello muy estirado, tanto que se le quedaba un hombro al aire. Llevaba también unos shorts vaqueros y unas chanclas. Cuando llegamos nos sentamos los cuatro en el césped para hablar.
I: Elena, ¿qué te pasa? Te veo rarilla...
E: ¿Eh? No... No me pasa nada.
M: Algo te pasa, estás como que no estás.
E: Que nooooo.
Mientras ellos hablaban yo sonreía, dándose cuenta Irene.
I: ¿Ves? Algo pasa, mira a Javi.
Elena me miró haciendo un gesto para que dijera nada.
I: Va, ¿qué es? (dijo viniendo hacia a mí para echarme crema por todo el cuerpo)
J: Nada, nada. Yo paso de líos.
I: Va... Cuéntamelo... (dijo mientras me esparcía la crema por mi cuerpo de manera sensual)
E: Ireeeeene...
I: ¿No estarás celosa?
E: No.
I: Échale crema a Mario tú, así estamos en paz.
E: No.
J: Elena, no te enfades.
E: No estoy enfadada.
M: Ya está, no pasa nada. Irene no te pongas pesada.
I: Vale, vale... (dijo retirándose de mí)
Elena sonrió y vino hacia a mí para seguir echándome crema mientras Irene se la echaba a Mario.
E: Es que Javi...
I: ¿Qué ha hecho?
J: ¡Eh! Que empezó ella.
I: Huy...
E: Tía, que me ha reventado. Pero mucho...
M: Ahí está, jajajajaja. Di que sí, Javi.
J: Hombre, pues claro. Pues no va y me la empieza a chupar mientras conducía...
I: Pero Elena... jajajaja.
E: Joder, que tenía un calentón...
J: Pero es que conforme entramos a mi casa me empuja contra la puerta y me la empieza a comer como vamos...
I: Bueno, pero no es para tanto.
J: Que no dice... Que me corrí y seguía la tía. Que me temblaban las piernas y me caí al suelo mareado.
M: Eso me lo hace Irene a mí de vez en cuando y joder...
E: Pues me la devolvió, pero bien...
I: ¿Al final hiciste lo de las cuerdas?
E: Sí, jajaja.
J: ¿Has sido tú? Me lo tendría que haber imaginado.
I: Sí, jajaja. El otro día quedamos para practicarlo.
M: Me puse más cachondo cuando las vi ahí con las cuerdecitas...
J: Ah, todos ahí menos yo, muy bien todo...
E: Jo, Javi, que era una sorpresa...
I: A ver, el trío estuvo muy bien, pero contigo habría estado mejor seguro.
E: Pero, ¿qué dices?
I: Es broma, jajaja.
J: No cuela, no.
I: Javi, ¿le has dicho eso ya?
J: Joder, pues no. Entre unas cosas y otras siempre pasa algo y no he podido.
E: ¿El qué?
I: Va, cuéntale.
J: Pues que como tu cumpleaños es ya mismo, hemos pensado en ir a la playa una semana los cuatro. ¿Qué te parece?
A Elena se le abrieron mucho los ojos, se le iluminó la cara.
J: Se le ocurrió a Irene y como sé que te gusta mucho la playa...
E: Me encanta. (dijo abrazándose a mí para darme un beso)
I: Que bien nos lo vamos a pasar.
E: ¡Qué ganas!
J: Al final Sofía no puede.
I: Vaya...
J: No tiene las vacaciones hasta agosto.
E: Ah, ¿pero iba a venir?
J: Bueno, dijo que nos echaba de menos y que vendría unos días.
I: ¿Te molesta?
E: No, no.
I: No te pongas celosa, si Javi solo tiene ojos para ti, y yo te prefiero a ti a ella (dijo dándole un beso en la mejilla cariñosamente)
Elena puso una media sonrisa en su boca mirándome.
Después nos fuimos a bañar, echando el resto de la tarde en la piscina hasta que atardeció y nos estábamos preparando para irnos.
E: A ver como le digo a mi madre que me voy una semana fuera.
I: Pues le dices que te vas con tu novio y unos amigos, ¿cuál es el problema?
E: Se nota que no la conoces...
I: Elena, tienes 23 años, no 13.
E: Ya, pero mi madre...
J: Elena, tienes que echarle valor, ya te lo dijo.
M: Joder, ¿qué tienes una madre o un ogro en casa?
I: Mira, vamos a casa, nos duchamos y nos ponemos presentables y vamos a tu casa a decírselo los cuatro.
E: Venga, vale.
Nos fuimos al coche y quedamos con ellos en que vendrían a mi casa para irnos los cuatro en mi coche. Una vez nos duchamos, salimos a la calle a esperarlos, viniendo ellos al rato. Elena se montó en el coche y Mario también.
-Irene, no me jodas, ¿eh?
-Que nooooo.
-Es que te veo venir y luego el marrón me lo como yo.
-Que no, Javi.
-No me la líes, anda.