Keranos
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Capítulo 157
Noelia se sentó en un banco que había cerca, notablemente enfadada. Nosotros cuatro nos quedamos mirándonos los unos a los otros sin saber qué hacer hasta que Elena se acercó a ella y empezaron a hablar un rato mientras Irene, Mario y yo también lo hacíamos.
M: Vaya carácter tiene la niña...
J: A mí me lo vas a decir... Es así desde el primer día que la conocí.
I: Pero, ¿siempre es así?
J: Casi todo el tiempo. Es muy insoportable.
M: Pues entonces nada que ver con Elena.
J: Tal cual. Son como la noche y el día. Pero es que la madre es igual. Elena ha salido a su padre. Él es muy tranquilo y muy buena gente.
I: Pues buena tienes liada en su casa, jajajaja.
M: Parece que lo de independizarse no es una tontería ahora. Yo no aguantaría mucho así, la verdad...
J: Si yo te contara...
I: Esa niña es muy espabilada. ¿Te ha intentado liar, o qué?
J: ¿Por qué lo preguntas?
I: Porque no veas como ha mirado a Mario esta mañana y esta tarde antes de que apareciera su amiguito...
M: Ya ves...
J: Bueno, está en la edad. Todos hemos pasado por eso.
I: Y seguimos pasando, jajajaja.
M: La chavala tiene un meneo, pero siendo la hermana de Elena... Paso de líos.
I: Pues sí, está muy bien la chica, pero es eso. Elena es muy tradicional y a saber cómo le sienta si...
J: Callaos anda...
I: ¿Te ha provocado?
J: ¿Eh? No... Lo que hace es picar.
I: Mmm... Pues lleva cuidado, que sabe mucho.
Entonces volvió Elena y nos contó lo que habían hablado.
E: A ver, está enfadada y quiere irse con él. Yo no me fio una mierda. Ni de mi hermana, ni del chico.
I: Normal, solo piensan en pasarlo bien, no ven los riesgos.
E: Anda quien lo dice... Jajaja.
I: Cabrona, pero yo soy respetuosa, ¿o no? Tengo claro los peligros que hay, sé jugar. Tú hermana está empezando y más le vale ir con cuidado que llevarse sustos.
Elena se quedó pensativa durante unos segundos y siguió.
E: Pues solo se me ocurre que se vengan al apartamento.
J: ¿En serio? ¿Vamos a tener que escuchar cómo follan?
E: Es que no entra en razón.
I: A ver, así por lo menos te aseguras de que no pasa nada...
E: ¿Alguna idea más?
M: No, yo no lo veo mal tampoco. Estamos nosotros por si pasa algo.
J: Haz lo que veas Elena. Es tu hermana, tú decides.
E: Pues creo que es lo mejor. Porque como no le deje, va a estar toda la semana dando el coñazo con el tema y paso.
Elena llamó a Noelia y vino para contarle lo que había pensado.
E: Os venís al apartamento. Os quedáis en nuestra habitación.
N: Habréis cambiado las sábanas, ¿no? Porque seguro que habéis estado todo el día...
E: Sí, las hemos cambiado. Anda cállate ya, que al final te sales con la tuya.
N: Ya, pero no tendremos mucha intimidad.
J: Tócate los huevos... (susurré)
N: ¿Qué?
J: Nada. Que es lo que hay. O eso, o no lo ves.
N: Qué remedio entonces...
E: Pero con protección, ¿eh?
N: Pues yo no he traído...
I: Nosotros no usamos condones.
E: Ni nosotros...
J: Pues compramos.
N: Por una vez no pasa nada. Yo controlo de eso...
J: Claro que sí. Anda, vamos para una farmacia. Que no sabes dónde la ha podido meter ese...
N: Ya salió el listo...
E: Oye, te estamos ayudando...
N: Venga Elena, que seguro que la primera vez que te follaste a Javi lo hiciste sin condón.
E: Pero éramos amigos desde hace mucho. Tú acabas de conocer a ese chico y hay mucho capullo que te vende la moto...
J: Además, sí que me puse condón.
N: Sí... Seguro. A saber a cuantas te has follando sin condón...
E: Noelia, ¿a qué te quedas sin nada?
N: Vale, joder... Vamos a la puta farmacia.
Después de ir a la farmacia y regresar al apartamento, Noelia le mandó ubicación al chico y vino en nada. Ambos pasaron a nuestra habitación después de que nos cambiamos de ropa. Irene y Mario se fueron a su habitación y Elena y yo nos quedamos en el salón, tumbados en el sofá. Estábamos abrazados, en silencio. Yo estaba pensando en lo que me dijeron Irene y Mario de que Noelia le miraba con ganas. Se me ocurrió hacer algo para que Mario se acabara follando a Noelia para ver si así se olvidaba de mí, pero era algo demasiado cruel y seguro que Elena se molestaba. A Mario e Irene seguro que no les importaba por cómo eran, pero lo que me dijeron de que no querían hacer nada por respeto a Elena me recordó a cuando me acosté con Noelia y no pude frenar la situación y acabé cayendo. Era algo que tenía olvidado, pero lo que la pareja me dijo y como me lo dijo hizo que me empezara a sentir mal, como si no me hubiera comportado como un buen amigo con Elena en su día. Y también me recordó como lo había ocultado durante todo ese tiempo, viéndome a mí mismo como un mal novio que engaña a su chica de la que dice estar tan enamorado. Por suerte, Elena seguía cariñosa y me empezó a acariciar mi desnudo pecho con suavidad y cariño mientras me daba algún besito por el hombro.
-Que cariñosa...
-Sí. Es que con la tarde tan buena que hemos pasado, tengo ganas de un poco más, aunque estoy un poquito sensible...
-El problema es que aquí hace mucho calor. Y eso que estamos sin hacer nada, imagínate si nos ponemos a follar. Además, ¿y si sale tu hermana y el chico ese? Nos pueden ver...
-Ya... Pero es que tengo ganas...
-Podemos ir a un baño...
-¿Y si vamos con Irene y Mario?
-¿Segura?
-¿Por qué no? Tenía ganas de jugar con ellos esta semana, hasta que se torció el plan por mi hermana.
-Pues no sé... Como quieras.
Nos levantamos y fuimos con cuidado a la habitación de la otra pareja sin hacer mucho ruido, pasando por la nuestra, aunque no oímos nada. Llamamos y al poco Irene abrió la puerta asomando la cabeza. Al ver que éramos nosotros, la abrió y pasamos, viendo que ella estaba solo con un tanga rojo y Mario en boxers, con un buen empalme. Al estar las dos habitaciones tan juntas, empezamos a hablar en susurros.
E: Huy... ¿Os hemos interrumpido?
I: Vosotros nunca molestáis, no os preocupéis.
M: ¿Qué pasa?
J: Pues que la nena tiene ganas de fiesta y en el salón como que no.
E: Javiiiii... (dijo dándome un manotazo)
I: Mmm, dime que vamos a jugar, por favor...
E: Un poquito.
A Irene se le iluminó la cara, poniendo una sonrisa de oreja a oreja mientras Mario sonreía asintiendo.
E: Pero sin hacer ruido, que está ahí mi hermana y no quiero que sepa nada de esto, ¿eh?
I: Vale. Vamos a echar el colchón al suelo. Ahí cabemos los cuatro, si es enorme.
Echamos el colchón al suelo y fui a la puerta y eché el pestillo.
I: ¿Qué haces?
J: No quiero que nos vea a los cuatro aquí dándole que te pego...
I: Ni que fuera a entrar...
J: Si te digo la de veces que nos ha pillado...
E: Sí, mejor así. No quiero que mi hermana vea como me comes el coño.
I: Mmm... Que rico.
E: ¿Tienes ganas?
I: Ni te imaginas...
E: Lo siento Mario, pero es que aún no me veo capaz para... (dijo acercándose a él para acariciarle la espalda)
M: No te preocupes, te entiendo, no hay problema.
E: Me sabe mal...
I: No te preocupes Elena... No pasa nada. Ya sabes que aquí mandas tú. Nosotros nos adaptamos.
M: Me vale con que Irene me bese cuando te corras en su boca. Así puedo probarte un poco.
E: Claro.
I: Ya estás cachondilla, ¿no?
E: Bueno, ya lo estaba antes de venir...
I: Se te han puesto duros los pezoncitos... (dijo llevando una de sus manos a una teta de Elena)
J: Pellízcale un pezón.
Irene lo hizo, con cariño, pero apretando un poco al final, provocando que Elena lanzará un gemido que rápidamente ahogó con su mano. Después le quitó la camiseta para mirarle las tetas, al igual que hizo Mario, mientras se ponía detrás de Irene, restregando su paquete contra su culo. Irene se acercó a Elena más aún, arrastrando a Mario con ella para cogerla con suavidad del cuello para darle un beso con mucho cariño. Yo me puse detrás de Elena, cogiéndola de las caderas y arrimando mi paquete a su culo, de la misma manera que hizo Mario con Irene. Ambas chicas quedaron aprisionadas entre nosotros, cogiendo Mario mis brazos para hacer fuerza y estrujarlas entre los dos. Era una situación muy excitante, haciéndola aún más así Irene al despegarse de los labios de Elena para susurrar:
I: Como me pones, cabrona... Que dulce sabes...
En ese momento sentí un cosquilleo por los huevos, poniéndose mi polla dura al instante. Me ponía mucho ver a Irene hacerle esas cosas a mi chica. Y verla de nuevo besarla con más ganas fue más que suficiente para que no pudiera remediar frotarme con su culo cada vez más fuerte. Después de estar unos minutos así, con Irene besando a Elena y Mario y yo acariciando y besando el cuello de nuestras parejas, Irene de despegó. Ambas chicas estaban muy sonrojadas.
I: Joder, que calentón...
J: Yo estoy ya...
I: Madre mía... Y eso que no hemos hecho nada casi...
J: Me pone mucho veros así.
Elena me miraba con unos ojos muy vivos, acercándose a mí para acariciarme la polla por encima de los boxers.
I: No es justo que nosotras nos enrollemos y vosotros no...
J: Bueno... Ya está liándola...
I: A ti te pone vernos a nosotras así, ¿no? Pues a mí me pondría mucho veros así. Y seguro que Elena también, que algo dijisteis en su día.
E: Bueno...
J: Anda, que callado te lo tenías.
E: Puede estar bien.
I: Dilo, que se te hace el coñito agua si los vieras así.
E: Vale, vale. Me pondría mucho.
I: Pues venga, igualdad.
J: Joder, vale.
M: Si ya lo hemos hecho, no pasa nada.
Mario se acercó a mí y nos besamos de manera rápida y algo tímida, no como Irene que cogía a Elena del cuello. En nada nos separamos y vimos a Irene con los brazos en jarra mientras Elena sonreía.
I: Pero así no, hombre... ¿Qué mierda de beso es ese? Tenéis que hacerlo como lo hemos hecho Elena y yo. ¿Qué pasa, que al machito le da miedo besar a un hombre?
J: Tú lo has querido, pero luego no llores si te quedas sin novio...
M: Jajajaja.
Mientras Mario se reía, le cogí del cuello como Irene hizo con Elena, pero con menos suavidad y le empecé a besar con intensidad. Él puso sus manos en mis hombros, pero se relajó. Oí un gemido, aunque no supe identificar de quien y noté como alguien me abrazaba por la espalda. Estaba seguro de que era Elena, porque noté sus tetas, con sus pezones clavándose en mi espalda. Me bajó los boxers de un tirón y agarró mi polla para empezar a pajearme mientras me besaba la espalda. Acabé el beso y me separé de Mario, viendo que estaba rojo.
M: Irene, hemos terminado, jajajaja.
J: Jajajaja.
I: ¡Una polla!
E: Shhh, hablad bajito, coño.
M: Besa bien el cabrón, pero pincha por la barba.
I: Joder, me he mojado mucho.
J: Ya veo, que os habéis desnudado en nada...
I: Pfff... Que ganas de... Todo con los tres.
Noelia se sentó en un banco que había cerca, notablemente enfadada. Nosotros cuatro nos quedamos mirándonos los unos a los otros sin saber qué hacer hasta que Elena se acercó a ella y empezaron a hablar un rato mientras Irene, Mario y yo también lo hacíamos.
M: Vaya carácter tiene la niña...
J: A mí me lo vas a decir... Es así desde el primer día que la conocí.
I: Pero, ¿siempre es así?
J: Casi todo el tiempo. Es muy insoportable.
M: Pues entonces nada que ver con Elena.
J: Tal cual. Son como la noche y el día. Pero es que la madre es igual. Elena ha salido a su padre. Él es muy tranquilo y muy buena gente.
I: Pues buena tienes liada en su casa, jajajaja.
M: Parece que lo de independizarse no es una tontería ahora. Yo no aguantaría mucho así, la verdad...
J: Si yo te contara...
I: Esa niña es muy espabilada. ¿Te ha intentado liar, o qué?
J: ¿Por qué lo preguntas?
I: Porque no veas como ha mirado a Mario esta mañana y esta tarde antes de que apareciera su amiguito...
M: Ya ves...
J: Bueno, está en la edad. Todos hemos pasado por eso.
I: Y seguimos pasando, jajajaja.
M: La chavala tiene un meneo, pero siendo la hermana de Elena... Paso de líos.
I: Pues sí, está muy bien la chica, pero es eso. Elena es muy tradicional y a saber cómo le sienta si...
J: Callaos anda...
I: ¿Te ha provocado?
J: ¿Eh? No... Lo que hace es picar.
I: Mmm... Pues lleva cuidado, que sabe mucho.
Entonces volvió Elena y nos contó lo que habían hablado.
E: A ver, está enfadada y quiere irse con él. Yo no me fio una mierda. Ni de mi hermana, ni del chico.
I: Normal, solo piensan en pasarlo bien, no ven los riesgos.
E: Anda quien lo dice... Jajaja.
I: Cabrona, pero yo soy respetuosa, ¿o no? Tengo claro los peligros que hay, sé jugar. Tú hermana está empezando y más le vale ir con cuidado que llevarse sustos.
Elena se quedó pensativa durante unos segundos y siguió.
E: Pues solo se me ocurre que se vengan al apartamento.
J: ¿En serio? ¿Vamos a tener que escuchar cómo follan?
E: Es que no entra en razón.
I: A ver, así por lo menos te aseguras de que no pasa nada...
E: ¿Alguna idea más?
M: No, yo no lo veo mal tampoco. Estamos nosotros por si pasa algo.
J: Haz lo que veas Elena. Es tu hermana, tú decides.
E: Pues creo que es lo mejor. Porque como no le deje, va a estar toda la semana dando el coñazo con el tema y paso.
Elena llamó a Noelia y vino para contarle lo que había pensado.
E: Os venís al apartamento. Os quedáis en nuestra habitación.
N: Habréis cambiado las sábanas, ¿no? Porque seguro que habéis estado todo el día...
E: Sí, las hemos cambiado. Anda cállate ya, que al final te sales con la tuya.
N: Ya, pero no tendremos mucha intimidad.
J: Tócate los huevos... (susurré)
N: ¿Qué?
J: Nada. Que es lo que hay. O eso, o no lo ves.
N: Qué remedio entonces...
E: Pero con protección, ¿eh?
N: Pues yo no he traído...
I: Nosotros no usamos condones.
E: Ni nosotros...
J: Pues compramos.
N: Por una vez no pasa nada. Yo controlo de eso...
J: Claro que sí. Anda, vamos para una farmacia. Que no sabes dónde la ha podido meter ese...
N: Ya salió el listo...
E: Oye, te estamos ayudando...
N: Venga Elena, que seguro que la primera vez que te follaste a Javi lo hiciste sin condón.
E: Pero éramos amigos desde hace mucho. Tú acabas de conocer a ese chico y hay mucho capullo que te vende la moto...
J: Además, sí que me puse condón.
N: Sí... Seguro. A saber a cuantas te has follando sin condón...
E: Noelia, ¿a qué te quedas sin nada?
N: Vale, joder... Vamos a la puta farmacia.
Después de ir a la farmacia y regresar al apartamento, Noelia le mandó ubicación al chico y vino en nada. Ambos pasaron a nuestra habitación después de que nos cambiamos de ropa. Irene y Mario se fueron a su habitación y Elena y yo nos quedamos en el salón, tumbados en el sofá. Estábamos abrazados, en silencio. Yo estaba pensando en lo que me dijeron Irene y Mario de que Noelia le miraba con ganas. Se me ocurrió hacer algo para que Mario se acabara follando a Noelia para ver si así se olvidaba de mí, pero era algo demasiado cruel y seguro que Elena se molestaba. A Mario e Irene seguro que no les importaba por cómo eran, pero lo que me dijeron de que no querían hacer nada por respeto a Elena me recordó a cuando me acosté con Noelia y no pude frenar la situación y acabé cayendo. Era algo que tenía olvidado, pero lo que la pareja me dijo y como me lo dijo hizo que me empezara a sentir mal, como si no me hubiera comportado como un buen amigo con Elena en su día. Y también me recordó como lo había ocultado durante todo ese tiempo, viéndome a mí mismo como un mal novio que engaña a su chica de la que dice estar tan enamorado. Por suerte, Elena seguía cariñosa y me empezó a acariciar mi desnudo pecho con suavidad y cariño mientras me daba algún besito por el hombro.
-Que cariñosa...
-Sí. Es que con la tarde tan buena que hemos pasado, tengo ganas de un poco más, aunque estoy un poquito sensible...
-El problema es que aquí hace mucho calor. Y eso que estamos sin hacer nada, imagínate si nos ponemos a follar. Además, ¿y si sale tu hermana y el chico ese? Nos pueden ver...
-Ya... Pero es que tengo ganas...
-Podemos ir a un baño...
-¿Y si vamos con Irene y Mario?
-¿Segura?
-¿Por qué no? Tenía ganas de jugar con ellos esta semana, hasta que se torció el plan por mi hermana.
-Pues no sé... Como quieras.
Nos levantamos y fuimos con cuidado a la habitación de la otra pareja sin hacer mucho ruido, pasando por la nuestra, aunque no oímos nada. Llamamos y al poco Irene abrió la puerta asomando la cabeza. Al ver que éramos nosotros, la abrió y pasamos, viendo que ella estaba solo con un tanga rojo y Mario en boxers, con un buen empalme. Al estar las dos habitaciones tan juntas, empezamos a hablar en susurros.
E: Huy... ¿Os hemos interrumpido?
I: Vosotros nunca molestáis, no os preocupéis.
M: ¿Qué pasa?
J: Pues que la nena tiene ganas de fiesta y en el salón como que no.
E: Javiiiii... (dijo dándome un manotazo)
I: Mmm, dime que vamos a jugar, por favor...
E: Un poquito.
A Irene se le iluminó la cara, poniendo una sonrisa de oreja a oreja mientras Mario sonreía asintiendo.
E: Pero sin hacer ruido, que está ahí mi hermana y no quiero que sepa nada de esto, ¿eh?
I: Vale. Vamos a echar el colchón al suelo. Ahí cabemos los cuatro, si es enorme.
Echamos el colchón al suelo y fui a la puerta y eché el pestillo.
I: ¿Qué haces?
J: No quiero que nos vea a los cuatro aquí dándole que te pego...
I: Ni que fuera a entrar...
J: Si te digo la de veces que nos ha pillado...
E: Sí, mejor así. No quiero que mi hermana vea como me comes el coño.
I: Mmm... Que rico.
E: ¿Tienes ganas?
I: Ni te imaginas...
E: Lo siento Mario, pero es que aún no me veo capaz para... (dijo acercándose a él para acariciarle la espalda)
M: No te preocupes, te entiendo, no hay problema.
E: Me sabe mal...
I: No te preocupes Elena... No pasa nada. Ya sabes que aquí mandas tú. Nosotros nos adaptamos.
M: Me vale con que Irene me bese cuando te corras en su boca. Así puedo probarte un poco.
E: Claro.
I: Ya estás cachondilla, ¿no?
E: Bueno, ya lo estaba antes de venir...
I: Se te han puesto duros los pezoncitos... (dijo llevando una de sus manos a una teta de Elena)
J: Pellízcale un pezón.
Irene lo hizo, con cariño, pero apretando un poco al final, provocando que Elena lanzará un gemido que rápidamente ahogó con su mano. Después le quitó la camiseta para mirarle las tetas, al igual que hizo Mario, mientras se ponía detrás de Irene, restregando su paquete contra su culo. Irene se acercó a Elena más aún, arrastrando a Mario con ella para cogerla con suavidad del cuello para darle un beso con mucho cariño. Yo me puse detrás de Elena, cogiéndola de las caderas y arrimando mi paquete a su culo, de la misma manera que hizo Mario con Irene. Ambas chicas quedaron aprisionadas entre nosotros, cogiendo Mario mis brazos para hacer fuerza y estrujarlas entre los dos. Era una situación muy excitante, haciéndola aún más así Irene al despegarse de los labios de Elena para susurrar:
I: Como me pones, cabrona... Que dulce sabes...
En ese momento sentí un cosquilleo por los huevos, poniéndose mi polla dura al instante. Me ponía mucho ver a Irene hacerle esas cosas a mi chica. Y verla de nuevo besarla con más ganas fue más que suficiente para que no pudiera remediar frotarme con su culo cada vez más fuerte. Después de estar unos minutos así, con Irene besando a Elena y Mario y yo acariciando y besando el cuello de nuestras parejas, Irene de despegó. Ambas chicas estaban muy sonrojadas.
I: Joder, que calentón...
J: Yo estoy ya...
I: Madre mía... Y eso que no hemos hecho nada casi...
J: Me pone mucho veros así.
Elena me miraba con unos ojos muy vivos, acercándose a mí para acariciarme la polla por encima de los boxers.
I: No es justo que nosotras nos enrollemos y vosotros no...
J: Bueno... Ya está liándola...
I: A ti te pone vernos a nosotras así, ¿no? Pues a mí me pondría mucho veros así. Y seguro que Elena también, que algo dijisteis en su día.
E: Bueno...
J: Anda, que callado te lo tenías.
E: Puede estar bien.
I: Dilo, que se te hace el coñito agua si los vieras así.
E: Vale, vale. Me pondría mucho.
I: Pues venga, igualdad.
J: Joder, vale.
M: Si ya lo hemos hecho, no pasa nada.
Mario se acercó a mí y nos besamos de manera rápida y algo tímida, no como Irene que cogía a Elena del cuello. En nada nos separamos y vimos a Irene con los brazos en jarra mientras Elena sonreía.
I: Pero así no, hombre... ¿Qué mierda de beso es ese? Tenéis que hacerlo como lo hemos hecho Elena y yo. ¿Qué pasa, que al machito le da miedo besar a un hombre?
J: Tú lo has querido, pero luego no llores si te quedas sin novio...
M: Jajajaja.
Mientras Mario se reía, le cogí del cuello como Irene hizo con Elena, pero con menos suavidad y le empecé a besar con intensidad. Él puso sus manos en mis hombros, pero se relajó. Oí un gemido, aunque no supe identificar de quien y noté como alguien me abrazaba por la espalda. Estaba seguro de que era Elena, porque noté sus tetas, con sus pezones clavándose en mi espalda. Me bajó los boxers de un tirón y agarró mi polla para empezar a pajearme mientras me besaba la espalda. Acabé el beso y me separé de Mario, viendo que estaba rojo.
M: Irene, hemos terminado, jajajaja.
J: Jajajaja.
I: ¡Una polla!
E: Shhh, hablad bajito, coño.
M: Besa bien el cabrón, pero pincha por la barba.
I: Joder, me he mojado mucho.
J: Ya veo, que os habéis desnudado en nada...
I: Pfff... Que ganas de... Todo con los tres.