Capítulo 705
Me volví a sentar en la cama y pasados unos pocos minutos, apareció, abriendo la puerta y cerrándola. Qué diferente estaba, sobre todo teniendo en cuenta que me recibió con un pijama bastante ancho y ciertamente infantil. En esta ocasión iba vestida de día a día, pero no estaba nada mal, aun así. Seguía en zapatillas de andar por casa, pero el resto estaba bien. Hasta se había quitado las gafas, porque cuando me llevó hasta allí las llevaba puestas, pero ya no. Y también se había puesto un poco de maquillaje. Se quedó una vez más echada contra la puerta de su habitación, como si tuviera miedo de que me fuera a ir o algo. En todo momento tenía una sonrisa enorme en la cara y se hacía agradable mirarla. Con un paso muy lento, casi con parsimonia, se acercó a mí, que seguía sentado sobre la cama. Nuestra diferencia de estatura era tal que ella de pie estaba a mi misma altura estando yo sentado. Pasó sus brazos por mi cuello y se acercó todo lo que pudo a mí para juntar nuestras caras. Empezó acariciando mi nariz con la suya para acabar dándome un beso idéntico al que me dio antes de que dejara la habitación.
-Joder... Qué nerviosa estoy. Parece que voy a perder la virginidad o algo, jijijiji...
-No hables más -le pedí.
Noelia se decidió y me empezó a besar ahora con más ganas, agarrando mi cara para darme un morreo en toda regla, el cual seguí. Puse mis manos en su culo para apretarlo e incluso darle algún azote que ella recibía con una risa traviesa, dándole más intensidad al beso hasta tal punto de que se volvió muy guarro. Me quitó la sudadera y la tiró contra la silla de su escritorio, poniéndose muy roja su cara, aunque no pude verla mucho más, porque me volvió a besar. Tras eso se empezó a quitar ella también la ropa, quedándose solo con su sujetador en la parte de arriba. Ella fue la que me desnudó por completo momentos después, haciéndolo también consigo misma. Ambos estábamos desnudos y ella deseando de seguir, pero parecía tener miedo a dar un paso en falso. Yo me limitaba a mirarla estando sentado un poco hacia atrás al apoyarme en mis brazos.
La senté sobre mi regazo, lanzando ella un sonido muy ñoño. En todo momento mantenía su cara muy cerca de la mía. Abrí sus piernas con una de mis manos, colaborando ella y pasé a acariciar el tupido y oscuro vello de su pubis, que seguía perfectamente cuidado. Se estremeció mucho cuando lo hice. Tanto, que hasta se le erizó la piel. Ella solo me acariciaba la espalda, aunque paró después de dar un gran respingo una vez le acaricié su rajita. Estaba muy caliente y muy húmeda. También se le escapó un gemido muy tierno, aunque pasaría a ser más sensual y en cantidad una vez se la empecé a tocar de manera más contundente. La empecé a masturbar en esa postura, abandonándose ella de inmediato a lo que sentía, dejándose hacer en todo momento. Solo aparté mis dedos de su coñito para llevárselos a la boca y que se probara a sí misma, cosa que hizo con muchas ganas. Se los metí bien en la boca para humedecerlos y masturbarla con más intensidad al meterle los dedos. No se corrió de milagro, porque paré a tiempo cuando vi que se retorcía de manera exagerada al alternar entre penetrarla con mis dedos y acariciar su clítoris.
Noelia no pudo remediar volver a besarme, pudiendo notar yo un poco el sabor de sus fluidos, cosa que he de reconocer que me gustó. Le dije que me la chupara, poniéndose ella inmediatamente de rodillas en el suelo para encajarse entre mis piernas y lanzarse a ello. La tuve que parar con un tirón de pelo para decirle que lo hiciera más lentamente, porque parecía que llevaba años sin hacerlo. Le costaba no aumentar el ritmo en esa mamada que me empezó a hacer. Y me molestó que no siguiera el ritmo que yo le imponía, por eso me levanté y la senté en la cama para follarle la boca al ver que tantas ganas tenía. Pensaba que eso haría que me hiciera más caso, pero lejos de tomárselo como un correctivo, ella lo recibía de buena gana. Hacía sonidos de atragantarse, y no bajos precisamente. Y como veía que no obtenía el resultado que esperaba, pues se la follé con más intensidad. Pero ella seguía igual, aguantando muy bien pese a la rudeza que empleaba.
No me corrí en su cara ni en su boca. No era el momento. Pensaba que ya era bastante espera y la eché hacía atrás para agarrar sus piernas de los tobillos y elevarlos, clavándosela del tirón, cosa que hizo que lanzara un grito en forma de gemido. Le dije que había visto la caja de pastillas sobre el escritorio y ella me dijo que sí, que eran para no quedarse embarazada.
-¿A cuántos te follas para tener que tomar eso por miedo a quedarte embarazada?
-A nadie. No follo con nadie. Solo las tomo por si alguna vez te apetece hacerlo así. Ya te lo dije. Yo solo tengo ojos para ti. Para mí solo existes tú. Fóllame, por favor. No me dejes así.
Esa manera de suplicarme que la follara me dio alguna idea, pero no era tampoco el momento. Más que nada, porque yo tenía unas ganas de follar que no me podía aguantar más. Así que la empecé a follar, bastante fuerte para lo que me gustaba a mí hacer de primeras. Aunque tampoco era un problema para ella, porque gemía que se moría de gusto. Se empezó a tocar el clítoris con los dedos, aunque yo le aparté la mano, porque así poco iba a durar. Y también debía controlarme un poco, porque no parecía que fuera a durar mucho. De hecho, paré en varias ocasiones, momentos que aprovechaba yo para escupir sobre su coño, aunque no le hacía falta en absoluto de lo lubricado que estaba. También se la sacaba para que me la chupara un poco y dale pollazos en la cara, estando ella con una sonrisa de manera permanente. Se la metí de nuevo al ponerla a cuatro sobre la cama, arqueando ella su espalda. Le tiraba del pelo y le daba fuertes azores. De pronto se oyó la puerta de la casa cerrarse de un portazo. No sabía si estábamos molestando a su compañera y se había ido o si había venido la otra, pero me daba igual, porque seguí follándola de la misma manera.
La volví a poner bocarriba para follarla en esa postura inicial, agarrándola de los tobillos hasta que vi que agarraba las sábanas con fuerza, retorciéndolas. Era un claro indicio que su orgasmo era inminente, porque también apretaba mucho su cara, sobre todo sus ojos. Y efectivamente, se empezó a correr segundos después, lanzando gritos muy altos de placer, aunque a mí aún me quedaba, por lo que seguí, dándole incluso con más fuerza, empezando Noelia a gritar con mucha más intensidad, pasando yo a taparle la boca después de mandarle que se callara. Ya no pude aguantar más y me salí de ella para agarrarla del pelo, desde la parte de su nuca y decirle que abriera la boca después de darle un guantazo. Ella lo hizo, aunque no abrió sus ojos y me empecé a correr, intentando apuntar a su boca, aunque los chorros empezaron a salir con tanta fuerza que le cruzaron toda la cara.
Me mareé un poco por la tensión liberada, quedando ella bocarriba, respirando muy agitadamente y con varios espasmos. Le costó un poco recuperarse, como a mí, pero lo terminó haciendo, poniéndose de lado para mirarme con una sonrisa y sus ojos entornados. Me dijo que casi la había matado, echándose a reír. Después me preguntó por qué no había acabado dentro de ella, comentando que sería algo que le encantaría sentir. Le respondí diciendo que es no iba a pasar nunca, pasando a comentar que la cama sonaba un poco para cambiar de tema, riendo ella y diciendo que sí. Tras eso fui al baño, conforme estaba, desnudo. Me eché un poco de agua en la cara para despejarme, pues seguía aún un poco mareado. Y me quedé mirándome al espejo, aunque volví con ella no mucho después. Al hacerlo me la encontré sobre la cama, bocarriba, sin hacer nada, esperándome. Entré y cogí mi ropa para empezar a vestirme, pero ella se levantó rápidamente para impedírmelo, tirando de mí para que me tumbara a su lado. Estaba ya con la cara limpia y bien abrazada a mí, piel contra piel.
Pasados unos pocos minutos llamaron a la puerta, riendo ella y levantándose de inmediato para ponerse mi sudadera, que le quedaba a medio muslo y salir corriendo. No tenía ni idea de qué pasaba, pero pronto lo sabría al verla aparecer con una pizza. Me dijo que la había pedido, porque aún no había cenado y después del polvazo que acabábamos de echar le había entrado un hambre increíble. Me dijo que no me preocupara, que la había pedido como más me gustaba a mí para que pudiera cenar allí con ella. Me puse los boxers y ella dejó la pizza sobre la cama para ir a por unos refrescos y servilletas. Cenamos en silencio, aunque ella trataba de sacar tema de conversación. Pero eran temas muy banales más que nada. Yo respondía con monosílabos, asintiendo o negando. No estaba cómodo del todo con la situación y ella parecía darse cuenta, aunque no se rendía y trataba de seguir charlando conmigo.
-Buah, Javi. No te haces una idea de cómo de contenta estoy. Me ha hecho una ilusión que hayas venido... Yo creo que esto puede funcionar muy bien. Ya no vamos a estar más solos. Verás cuánto nos vamos a querer.
-Eh, no te vengas arriba. Esto no es nada. Eso que te quede perfectamente claro.
-Pero...
-No quiero una relación contigo ni nada por el estilo. Olvídate de eso ya. Si no lo haces o vuelves a decir algo así, no me ves más.
-Vale, vale. ¿Entonces?
-Esto es solo sexo. Punto.
-Bueno... También es divertido -decía conforme para mi sorpresa.
No sabía por qué se había conformado con eso que le había dicho, porque ella ya se estaba empezando a montar una película en su cabeza, para variar... Pero era algo que vi necesario, porque no quería nada con ella en realidad. Simplemente estaba allí por un arrebato que me dio. Fue un movimiento que hice sin pensar por una foto que vi de mis amigos, los cuales me ocultaba sus planes, sin saber yo por qué, como también parecían ocultarme una relación que habían empezado, porque veía a Sofía y a Hugo bastante juntos. Y no me importaba que empezaran algo. Y tampoco me daban envidia, pero sí me molestaba mucho que no me dijeran nada al respecto. Me sentó muy mal y me vi arrastrado hacia Noelia para tener una vía de escape. Ambos seguimos cenando, aunque yo no tenía muchas más ganas. Cuando acabamos, ella se acercó a mí para ponerse sobre mi cuerpo, con una pierna a cada lado, preguntándome si quería más y si estaba listo, empezando a liarnos de nuevo.
Fue ella la que se tiró a mí con una risa muy juguetona. No quedó nada de la pizza, porque ambos estábamos muy hambrientos al ser ya algo tarde y también por el meneo que habíamos tenido antes de que llegara. Tiró la caja al suelo y se lanzó sobre mí para comerme la boca con muchas ganas, como si no lo acabáramos de hacer hacía poco. Aunque tampoco tardó mucho en dejar mis labios tranquilos, aunque no cesó con sus besos, pues empezó a hacerlo por todo mi cuerpo, entreteniéndose bastante, mezclando deseo y cariño en su forma de hacerlo, aunque cuando llegó a mi polla, el deseo se apoderó más de ella. Yo me encontraba bocarriba y ella entre mis piernas, jugando con sus pies al levantarlos y bajarlos. Me recordó mucho a cuando estaba así con su hermana, por lo que aparté la vista de ese detalle, pasando a mirar el techo, aunque al final acabé cerrando mis ojos. El problema era que, una vez lo hacía y me concentraba en lo que Noelia provocaba en mi cuerpo, Elena volvía a aparecer.