Reencuentro con Elena

Tranquilos todos: Valentina solamente quiere " hablar ' con Javi.
Porque se lo lleve a cenar a su casa de las afueras, vayan a estar solos, y ella se haya puesto guapísima para la ocasión...
Ya pensáis que pretende tener sexo con Javi.
Es que acaso ninguno de vosotros ha invitado a una chica a cenar, en un lugar precioso y tranquilo, (con habitaciones a vuestra disposición). Con la única intención de interesaros por su trabajo y su estado de ánimo??...😜
 
Capítulo 700

El otoño había hecho su presencia en el jardín, aunque con lo que había llovido últimamente, lo veía muy vigoroso. Pocas flores quedaban, pero se notaba que seguía siendo cuidado. No llegué a entrar en el pequeño invernadero que había, pero se podía ver un poco su interior desde fuera. También fuimos hasta la parte de la piscina, impresionándome un poco al verla vacía. Parecía incluso más grande así, contándome ella que lo hacía todos los años cuando quedaba poco para entrar en invierno, porque no era nada fácil cuidar de tanta agua durante todo el año. Y finalmente fuimos hasta las canchas, estando cubiertas con una lona para proteger el suelo del mal tiempo. No tardamos mucho en volver para entrar dentro y resguardarnos, porque Valentina tenía mucho frío. Tiritaba y hasta tenía la nariz un poco roja. De vuelta, le pasé el brazo por encima e incluso le dije que le podía dejar mi abrigo, pero se apartó diciendo que no hacía falta, que en nada íbamos a entrar.

Cuando llegamos al porche interior nos limpiamos los zapatos con una manguera para no ensuciar nada, secando bien las suelas con el felpudo que había en la entrada. Así, entramos dentro, donde Valentina puso rápidamente la calefacción, quitándose el abrigo, dejándome ver ahora sí, lo guapa que iba. No iba como en otras tantas ocasiones la había visto, porque no llevaba ni siquiera un vestido, cosa que me dejaba bastante claro que no tenía intenciones de nada más que de cenar para charlar esa noche. Pero eso no quitaba que estuviera guapa, porque llevaba puesto un jersey de cuello vuelto, de color crema, el cual le realzaba mucho las curvas de sus pechos. Hasta podía notar el sujetador que llevaba puesto, no por el color, sino por lo ajustado que era, que permitía intuir las copas. También llevaba unos vaqueros ajustados y acababa con unos botines de color chocolate, como he descrito previamente.

Le volví a decir que estaba muy guapa, sonriendo ella de manera algo tímida, aunque pasó a decirme rápidamente que le gustaba cómo iba vestido. Le comenté que ya sabía que le gustaría y que por eso lo hice. Entre los dos pusimos la mesa pese a que Valentina no quería que yo hiciera nada, porque decía que era su invitado. Comenté que no me importaba y que me hacía más un favor con eso de invitarme que de no querer que le ayudara. Así que la pusimos y ella metió en el horno la carne que dejó preparada hacía unas horas. Empezamos con unos entrantes típicos y una ensalada mientras se hacía. Los primeros minutos fueron muy silenciosos. Hasta incómodos podría decir, porque se notaba que aún era temprano para estar así después de lo que había pasado, aunque ella se esforzó en romper el hielo diciendo que no hacía falta que hubiera traído nada, aunque le gustó el gesto igualmente, sobre todo al ver de qué se trataba.

Sonreí al ver cómo dejaba de comer para coger la caja y ver qué contenía al darle la vuelta y leer todo lo que llevaba. Poco a poco empezamos a charlar un poco para contarnos cómo nos iba en lo que nos acabábamos los entrantes y la ensalada. Nos contamos acerca de nuestro trabajo y también ella me pidió disculpas por aquello de ponerme a alguien vigilándome. No le di importancia, porque ya lo había hecho antes con su exmarido y no me parecía tan raro que lo hubiera hecho conmigo, en especial después de decirle que me hubiera gustado seguir con ella. No se lo dije con esas palabras. De hecho, omití gran parte de lo que pensaba, pero le dije que eso era agua pasada. También me preguntó por qué le dije precisamente eso en lo que pensaba, lo de seguir con nuestra relación cuando me juntaba mucho con la chica con la que le engañé. No entendía cómo le podía decir eso y estar tanto tiempo con ella.

Le empecé a contar lo especial que era Ángela para mí, cuánto nos conocíamos y cómo se esforzó por hacerme más llevadero algo en lo que ella había tenido algo de culpa. A Valentina no parecían convencerle mucho mis explicaciones, siguiendo sin verlo normal. Pasó a preguntarme directamente qué habría hecho si hubiera vuelto con la intención de darme otra oportunidad. Me pilló bastante desprevenido esa pregunta y le dije era algo que sabía que no iba a pasar. Me pidió que respondiera la pregunta sin escaquearme y le dije que iba en serio con eso de continuar nuestra relación. Le dio la risa, preguntándome si no veía lo contradictorio que era querer eso y decir que no estaba enamorado de ella, como le reconocí en nuestro reencuentro. Respondí diciendo que eso no quitaba que la quisiera de verdad, como tantas veces le había dicho, recalcando que ese sentimiento por ella sí que era real, por si se pensaba otra cosa.

Tras eso pasó a preguntarme si ese sentimiento seguía ahí cuando parecía que mis intenciones era iniciar una relación con Ángela por la cara que llevaba el día que iba a declarar lo que sentía por ella y también por la cara que llevaba al salir del lugar. Le transmití que era lo que había vivido con ella era real y que fueron unas semanas fantásticas, sobre todo las últimas, desde que acordamos ser pareja. Y también me gustaron las previas a esas a pesar de las fuertes broncas que tuvimos en diferentes ocasiones. Seguí diciendo que ella era una mujer increíble y que aprendí mucho de ella durante todo el tiempo que nos estuvimos viendo, pero que nuestro trato cortó de raíz, cosa que ya sabía yo que iba a pasar. Le volví a decir que lo último que quería era hacerle daño, pero también consideraba que se merecía saber la verdad, especialmente después de todo lo vivido con su exmarido. Además de eso, le recordé que en mi previa relación había escondido muchas cosas debajo de la alfombra y que todo fue mucho peor una vez se destapó. No quería tampoco que eso volviera a pasar, optando por ser honesto desde el minuto uno.

Le expliqué que esa forma tan repentina de dejar de vernos y pasar Ángela a ocupar mucho tiempo en mi vida, hizo que hubiera como una transición. Le volví a recordar lo importante que era esa chica para mí y lo bien que me conocía. Reconocí que estaba muy a gusto a su lado y que poco a poco pasaron cosas que me hizo verla de otra manera, como ese detalle de contarme algo tan importante para ella que muy pocas personas conocían, aunque no le di tantos detalles a ella. Ese acercamiento cada vez era mayor y me hizo replantearme las cosas. Valentina no quería mucha más información, porque ya conocía lo que había pasado, pero sí me hizo una pregunta, y fue que si estaba enamorado de ella y si me había roto el corazón. Le respondí que era muy pronto para decir algo así, porque de hecho, no habíamos iniciado una relación. No parecía conforme con mi respuesta, por lo que le dije que no, que no estaba enamorado de ella, pero que la quería mucho. Para que lo terminara de entender, le conté que los sentimientos que tenía por Ángela eran muy parecidos a los que tenía por ella cuando estábamos juntos y que sí, me llevé un palo con su marcha a Francia y con algún comentario en el que comentaba que no tenía nada que le atara aquí fuertemente, como una relación.

Ahora sí que fue suficiente para Valentina, quien se fue a ver cómo iba la carne en lo que llevaba también el bol de la ensalada y el plato de los entrantes. La verdad es que no esperaba que me hubiera incomodado un poco esa conversación, porque me recordó mucho a la noche de mi cumpleaños, al momento en el que ella vino y me empezó a recriminar muchas cosas. También me recordó a mi reacción a tal momento, en el que la invité a irse de casa de malas maneras. No quería que la cosa volviera a ese punto, porque quería llevarme bien con ella y no estar como el perro y el gato todo el tiempo. Pero seguía resentida. Se le notaba, por eso sacaba ese tema de conversación que de hecho ya hablamos esa noche, pero se ve que necesitaba aclarar alguna que otra cosa, o más bien conocer algún detalle de todo lo ocurrido desde que nos dejamos de ver. La noche había empezado fuerte, y eso que aún no habíamos tocado el tema de conversación principal de la noche, la ruptura de amistad entre Irene, Mario y yo, porque la idea de esa cena era precisamente tratar ese tema.

No tardó mucho en volver después de haberme quedado en mi mundo, perdido entre mis pensamientos, oyéndose tan solo la música tan agradable que puso para acompañar a la cena. No había escuchado mucho jazz desde que Valentina se fue de mi vida y ahora lo volvía a hacer, y en su casa. Regresó con un plato en cada mano y se volvió a sentar para que pudiéramos continuar cenando. Le dije que me gustó mucho lo que habíamos comido antes, pero es que esa carne tenía una pinta increíble. Y olía de maravilla. Ella me agradeció las palabras con esa típica media sonrisa suya y empezamos a cenar. Empezamos en silencio, pero luego se interesó por el tema que concernía a mis amigos. Le estuve contando todo lo que ocurrió, desde lo que pasó en la noche de mi cumpleaños hasta lo del domingo anterior, en donde decidieron terminar nuestra relación de amistad. Por suerte, ahora Valentina no me metía caña por así decirlo, porque con la conversación de antes sí que la notaba más encendida. Ahora, sin embargo, estaba más preocupada, aunque ella se mantenía positiva y decía que seguro que no era para tanto, pero yo no lo veía tan así. Ya había tenido peleas con Irene por una u otra cosa, pero no como ésta.

-Por lo que veo, tú también andas enfadado con ellos.
-¿Yo? ¿Por qué lo dices?
-No te has puesto el reloj que te regalaron ellos. Siempre te lo ponías cuando te arreglabas.
-Ah... Es que... No. No estoy enfadado con ellos.
-¿Entonces? ¿Por qué no lo llevas?
-Irene hizo un comentario. Ya te he dicho que esta vez ha sido la más dura. Dijo que se arrepentía mucho de haberme regalado ese reloj. Porque me lo regalaron ellos, ya lo sabes. Fue un regalo importante por parte de Irene para Mario. Y nos unimos mucho cuando mi ex me dejó. Tanto, que me lo regalaron en una de las noches que empecé a salir después de estar encerrado bastante en casa.
-¿Por eso no lo llevas?
-Ajá.
-¿Se lo has devuelto?
-No. Está en mi casa. Pero se lo voy a devolver.
-¿De verdad?
-Sí.
-¿Por qué?
-Porque ella... Ellos no quieren ser mis amigos ya. El valor que tiene para ellos es mucho más grande que el que tuvo hasta que dijo eso. No me parece bien que me lo siga quedando cuando me ha dicho eso.
-¿Ya no quieres ser su amigo?
-Yo no he dicho eso. Claro que quiero serlo, pero con esas palabras que me dijo veo que esto ha sido un golpe muy duro para ella y si le he hecho ese daño, quizá no merezca tenerlo.

Valentina se quedó en silencio, siguiendo con la cena, tal y como hice yo, aunque luego dijo que la llamaría para hablar con ella, cosa a la que me opuse. Le expliqué que eso ya lo habían hecho mis amigas y que no quería que nadie más diera la cara por mí. Algo desconcertada me preguntó si tenía algo en mente para redirigir la situación, diciéndole yo que no, que no tenía nada planeado, pero que por el momento dejaría pasar un poco el tiempo y ya intentaría ver qué podía hacer para volver a sus vidas. Ahí quedaron los temas feos de conversación, volviendo a los más cotidianos, interesándose ella por eso de que ahora daba clases de otras asignaturas. Fue algo que empezamos a hacer acabando de cenar, siguiendo ya sentados en el sofá del salón después de que ella me arrastrara hacia allí agarrándome de un brazo por insistirle yo en ayudarla a limpiar lo que habíamos usado, pero ella era cabezona con eso y no quería.

De la misma manera que continuamos con esa conversación, también lo hicimos con el vino. Ambos teníamos una copa de la que bebíamos, tal y como hicimos durante la cena. La notaba acalorada, porque la veía colorada y había momentos en los que se abanicaba con la mano o se pasaba el pelo por detrás de la oreja. Pero es que era normal con la calefacción aún puesta y con ese jersey que llevaba, aunque no hice ningún comentario. Charlamos y charlamos mientras nos bebíamos el vino que quedaba y comíamos chocolate del que llevé, el cual le encantó. Me seguía haciendo gracia las caras que ponía y el silencio que guardaba mientras lo degustaba. Me recordó a varios momentos meses atrás en los que estábamos muy bien y en los que disfrutábamos mucho. Verla con los ojos cerrados mientras saboreaba lentamente ese dulce me recordaba a los besos que nos dábamos como pareja. Por eso me fui acercando a ella hasta que posé mis labios sobre los suyos. Ella dio un respingo, apartándose rápidamente, llegando a coger aire de la impresión.

-Perdona, me he dejado llevar. Pero es que estás muy guapa y... Da igual, mejor me voy -me disculpé.
 
Bueno, el primero en caer ante los encantos de Valentina ha sido él ... jejeje
Sí claro, Javi no se folla a las feas. Ahora bien, es increíble lo de este chaval porque donde pone el ojo.... zas!!! follada al canto. Así es normal que no madure y siga cometiendo los mismos errores una y otra vez.
 
Capítulo 701

Me levanté para salir de allí, aunque no tenía ni idea de cómo volver a casa, además de que estaba bebido por la cantidad tan alta de vino que habíamos tomado con la tontería, pero tampoco fue algo de lo que me tuviera que preocupar, porque Valentina tiró de mí para sentarme de nuevo y agarrar mi cara con fuerza para comerme la boca con ansia. Estaba muy desconcertado con eso, porque no esperaba para nada que fuera a pasar algo así. Simplemente me dejé llevar, seguramente más desinhibido por el alcohol, aunque tampoco iba borracho. Al parecer ella también tenía ganas en el fondo por cómo siguió aquel beso que empezó de una manera bastante distinta. Nos empezamos a liar en el sofá, con ella murmurando de forma empalagosa, aunque sus manos no se despegaban de mi cara. Las mías recorrían su cuerpo, buscando sus curvas y sus zonas erógenas.

Nos despegamos y me quedé apreciando cómo ella me miraba con unos ojos vibrantes, aunque algo entornados, pasando después a mirar después sus labios, con todo el maquillaje corrido por el morreo que nos acabábamos de dar. Me volvió a agarrar la cara con fuerza para besarme de la misma manera, aprovechando yo para ponerla sobre mí y empezar a tocar su culo, el cual amasaba y apretaba. Mi erección se disparó rápidamente y ella lo notó, lanzando un gemido pequeño y sensual a la vez que se apretaba contra ella. No podía más. Necesitaba follarla, por eso me puse de pie, con ella agarrándose a mi cuerpo, empezando a andar yo como podía para ir hacia las escaleras y empezar a subirlas, aunque tenía que pararme varias veces, porque entre que no veía y el alcohol que llevaba encima era fácil caerse. Me agarraba a la barandilla y subía lentamente, hasta que llegamos al dormitorio principal, lugar en el que había estado varias veces junto a ella.

Nos echamos sobre la cama, besándonos con mucha intensidad hasta que me puse a desnudarla. Le desabroché los vaqueros mientras nos seguíamos comiendo la boca con ansia, aunque cuando fui a quitárselos me acordé de que llevaba aún sus zapatos. Me separé de ella, viendo como quedaba bocarriba, con sus ojos cerrados y relamiéndose. Le quité rápidamente los botines para encontrarme con sus delicados pies envueltos en unas medias negras. Seguí tirando del pantalón hasta quitárselo, viendo que llevaba unos panties negros que tampoco le duraron mucho más, dejándola con unas braguitas muy sexy, con algo de bordados, aunque no transparentaban nada. Después fue el turno del jersey, que me fue mucho más fácil de quitar, para dejarla así en ropa interior solamente. Ella se dejaba hacer, teniendo pinta de que le gustaba lo que estaba pasando por las sonrisas que ponía, aunque mantenía sus ojos cerrados.

No me demoré mucho tampoco en quitarle si ropa interior, empezando por su sujetador, abrazándome ella para besarme de nuevo, aunque me despegué para seguir, encontrándome sus tetazas desparramadas, poniéndome mucho verlas así, aunque más me pondría volver a ver su culo y su pubis cubierto por una fina y tupida capa de bello bastante oscuro. Tan solo lo miré durante unos segundos, porque me lancé a comérselo de inmediato. Ella rio fuerte de primeras, como si le hiciera cosquillas, pero rápidamente empezaría a gemir, acariciando mi cabeza y empujándola por momentos a medida que se acercaba a su orgasmo. No tardó mucho en tenerlo. Diría que no llegó ni a los 5 minutos, porque sus gemidos empezaron a crecer en volumen hasta que llegó un punto en el que dio un grito muy fuerte y alto, que desembocó en una serie de fuertes espasmos que la dejaron engarrotada por unos instantes. Poco a poco se empezó a relajar mientras yo seguía saboreando sus fluidos y besaba sus muslos. Tiró de mí sin abrir sus ojos para besarme con mucha pasión, entrelazando sus piernas con mi cuerpo, aunque pasados unos segundos me dijo que se lo hiciera ya.

Deseaba hacerlo y hasta me dolía la polla de lo que me apretaban los pantalones por la erección que tenía, pero había un detalle importante: no tenía condones. En ningún momento vi la posibilidad de acabar así, por lo que no terminé de echarme ninguno. Pensaba que iba a tardar mucho más en llegar a ese momento, llegando a tener incluso dudas de que pudiera pasar de verdad. Y ahora me encontraba con el problema de no poder seguir por no tener ninguno. Y ella tampoco tenía, porque se lo dije y comentó que no ha comprado ni tampoco tenía allí, cosa que me hizo pensar que ella no tenía intención de acabar así, aunque el final fue bastante diferente. Sabía cómo era ella con ese tema, pero me sorprendió mucho cuando me dijo que daba igual, pero que se la metiera cuanto antes. Yo en ese momento no estaba para pensar mucho y me desnudé en segundos para encajarme entre sus piernas y metérsela aprovechando lo mojada que estaba.

Aunque la noté apretadita, como siempre. Valentina lanzó un gemido de gusto que me encantó, aunque yo no me quedé atrás, porque lancé uno parecido. Empecé a moverme lentamente, aunque recordé cómo le gustaba a ella, empezando a hacerlo con más rapidez. Pero ella me pedía más. Me encendía mucho que me lo pidiera pese a no ser muy explícita. La empecé a follar con contundencia mientras la besaba de manera salvaje. Ella se abrazaba a mis caderas con sus piernas y me clavaba las uñas en la espalda, arañándome al tirar hacia abajo alguna vez. Me despegué de ella unos instantes para apoyarme sobre mis brazos y ver bien su cara, aunque también pude ver cómo botaban sus tetas y eso aceleró mucho mi orgasmo. Le dije, casi ordenándole, que abriera sus ojos y me mirara. En cuanto lo hizo me empecé a correr, mirando fijamente esos ojazos azules, aunque luego le miré las tetas. Valentina se volvió a correr a grito limpio, haciendo fuerza con su cabeza hacia atrás mientras yo apuraba los últimos coletazos de mi orgasmo, llenándola bien al llevar varios días sin descargar.

Me derrumbé sobre ella, pudiendo notar cómo vibraba su cuerpo, aunque me acabé echando a su lado. Esta vez pasaron unos minutos hasta que hubo algún movimiento. Y fue ella quien lo hizo al empezar a besarme de nuevo una vez se recuperó. Poco a poco bajó por mi cuerpo hasta llegar a mi polla para comérmela. Era una Valentina casi irreconocible por cómo se comportaba, aunque es verdad que conforme nos hicimos pareja se animaba a hacer más cosas. Pero ahí estaba ahora, comiéndomela sin condón y después de hacerla follado a pelo y haberme corrido dentro de ella. Lo hacía con ganas, con ansia más bien, pero se tomó su tiempo para darme placer. Mi polla no tardó nada en volver a ponerse dura. Ella chupaba y se la hincaba en la garganta para coger aire después, jugando con mis huevos para tomarse un breve descanso y continuar con la mamada. De pronto la paró y se montó sobre mí para follarme como más me gusta, habiéndosela metido del tirón antes al dejar caer su cuerpo de manera brusca.

Qué delicada era para unas cosas y qué burra era haciendo eso. Lanzó un gemido alto y me empezó a follar, siguiendo con el recital de gemidos en lo que me montaba con mucha velocidad. Botaba por momentos, pero se centraba más en hacerlo como sabía que me gustaba, gimiendo cada vez más alto y empapándome los bajos. Yo agarraba su culo y sus tetas, pellizcando incluso sus pezones, notándome muy cerca de acabar de nuevo, por eso la paré y la puse a cuatro. Ahí fue cuando la reventé de verdad, porque era la postura que más le gustaba a ella. Daba cada grito cuando mi glande llegaba al final de su coño que daba casi miedo. Parecía poseída, pero yo no podía parar teniéndola así mientras veía rebotar sus tetas en el reflejo del espejo. La agarraba de las caderas con las dos manos, pero cambié una de ellas de sitio al agarrar su pelo y tirar hacia atrás con firmeza, irguiendo ella su espalda. Ya no pude aguantar más y me empecé a correr, haciéndolo ella también, seguramente al notar mi orgasmo. Era una locura cómo temblaba Valentina, sobre todo sus piernas. Sus gemidos se volvieron agudos, aunque seguían siendo muy altos, pero se fueron apagando poco a poco, hasta que pasaron a ser lastimeros, casi sollozos.

Ahí acabó una gran noche para los dos, viendo yo imposible que pudiera terminar así, sobre todo con la reacción que tuvo cuando le di un simple pico. Y ahí estábamos, habiendo follado como locos, sudorosos y extasiados, conmigo abrazándola desde atrás cuando me eché sobre la cama para recobrar el aliento, al igual que hacía ella después de haberse derrumbado sobre la cama. Su cuerpo tardó en dejar de temblar. Me encantaba ver sus piernas moverse de esa manera. Poco a poco su respiración se fue relajando, al igual que cesaban esos espasmos y temblores, quedando relajada hasta tal punto que se quedó dormida. Y yo también me acabé durmiendo, porque llevaba una mala racha de sueño y había bebido mucho alcohol, además de que habíamos tenido una cena algo copiosa y hacía calor en la casa. También era algo tarde, siendo más de las 2 de la mañana cuando acabamos. Todo aquello, más la intensa sesión de sexo que acabábamos de tener fue más que suficiente como para que cayera dormido enseguida.

Me desperté horas después, siendo ya de día, solo en la cama. Podía oír la ducha correr, sabiendo ya dónde estaba Valentina. Yo me desperecé y me quedé tumbado sobre la cama, bocarriba pensando en lo que había pasado. Estaba flipando bastante por cómo se desenvolvió la parte final de la noche. Fue un poco como una montaña rusa, empezando la cosa no tan bien como yo esperaba cuando la conversación giró alrededor de nosotros y de lo que había puesto fin a nuestra pasada relación. En realidad, veía normal que estuviese aún a la defensiva un poco, pero sí es cierto que me incomodó un poco entablar esa conversación. Más que la que tenía que ver con el tema de mis amigos. Que también me resultaba algo difícil hablar de ello, pero no tanto como esa parte inicial. Me gustó mucho cómo Valentina se preocupó por mí por las caras que ponía o por los comentarios que hacía, llegando a prestarse para hablar con Irene e intentar poner paz.

Pero no esperaba acabar como lo hicimos. Sí, era lo que tenía en mente, pero pensaba que íbamos a tardar mucho más, o que directamente, no se iba a dar la situación al ser ella tan firme en sus decisiones, porque ya me dijo que no me hiciera ilusiones con absolutamente nada. Como prueba de no esperar acabar así fue que no llevé condones, porque poniéndome en situación sabía que ella lo querría así, sobre todo al saber de sobra que me estaba viendo con más chicas, aunque la verdad es que últimamente no era tan así, pero seguro que desconfiaba de mí en ese aspecto dijera lo que dijera. Estaba muy sorprendido con ese detalle de dejarse llevar hasta tal punto como para prescindir de cualquier protección. Embarazada no se iba a quedar, eso ya lo sabíamos, pero ella era escrupulosa y sus ganas dejaron de lado ese detalle. Estaba seguro de que el vino que bebimos la noche pasada tenía mucho que ver para haber acabado así, pero también es evidente que algo de ganas tenía que tener.

No tardó mucho en volver a la habitación, envuelta en una toalla, al igual que su pelo. Entró en silencio, sentándose en la cama muy despacio para coger algo del cajón de su mesita. Yo cerré mis ojos, haciéndome el dormido, aunque cuando vi que estaba de espaldas a mí, me acerqué a ella un poco y puse mi mano en su costado, dándole un susto al reaccionar ella dando un respingo. Hasta se levantó de la cama para apartarse de mí, dándose la vuelta para mirarme. Le di los buenos días y ella también lo hizo, aunque de manera algo tímida. Cogió sus cosas y salió de la habitación, diciéndome que mejor me dejaba intimidad y que me podía dar una ducha si quería. No me dio tiempo ni a responderle, porque salió de la habitación a toda prisa. Y eso que lo intenté, pero ella hablaba tan rápida y atropelladamente que no pude comunicarme con ella. Me parecía muy raro que se comportara así, porque parecía que no nos conocíamos de nada, cuando habíamos estado juntos.

Pero le hice caso, con la idea de darme una ducha, levantándome, viendo que era una hora muy prudente, porque no llegaba a las 10 de la mañana. De hecho, le quedaba mucho. Cogí mi ropa y me la llevé al baño, donde encontré toallas y demás. Cuando acabé me vestí con la misma ropa que llevaba el día anterior, porque no llevaba otra, bajando para buscar a Valentina, dándome un buen olor a café. Al llegar a la cocina encontré una cafetera y algo de fruta y tostadas, así que desayuné, entrando Valentina desde fuera para decirme que tenía que atender una llamada importante, haciéndolo mientas tapaba el micrófono de su móvil. Se volvió a salir fuera de la casa y yo acabé de desayunar, recogiendo lo que había usado y dándome cuenta de que todo lo usado la noche anterior estaba ya fregado y colocado. Era una situación bastante rara, porque me daba la sensación de que era como si no nos conociéramos de nada. Como si fuera un ligue de ella de una noche, al cual le presta poca atención después de haber hecho lo que tenía que hacer con él.

La esperé sentado en el sofá del salón mientras miraba el móvil, teniendo un mensaje de Sofía en el que me decía que quería pasarse por mi casa para verme si no estaba ocupado. No tenía ni idea de qué iba a pasar con Valentina, por eso no le respondí directamente, poniéndole que le respondería más tarde para no dejarla en visto. Valentina no tardó mucho en aparecer, diciéndome que me llevaba a casa, que tenía una reunión importante. Me extrañó que tuviera una un domingo, pero supuse que sería una emergencia o algo por el estilo, así que me levanté y cogí mi abrigo para irnos de allí. De día estaba todo bastante bonito pese al día gris que hacía, con una llovizna muy fina, por lo que tuvimos que ir a paso ligero al coche. Pero una vez entramos y nos pusimos el cinturón, Valentina se quedó quieta, mirando al frente mientras agarraba el volante con las dos manos. La miré, pero ella no reaccionaba y me parecía raro, porque si tenía prisa lo más normal era que arrancara para irnos, pero no lo hacía.
 
Lo contacta después de los cuernos, le repite 50 veces que no se haga ilusiones sin que le pregunten, lo lleva a su casa de campo a cenar con vino, y dice que flipa por como acabó todo.

Estas son las cosas por las que no se sabe que creer y que no. Mucho de lo que dice parece como una terapia de auto convencimiento, o auto engaño, parecido a uno que se medica por problemas mentales. No sé, quizá esté exagerando.
 
Sí claro, Javi no se folla a las feas. Ahora bien, es increíble lo de este chaval porque donde pone el ojo.... zas!!! follada al canto. Así es normal que no madure y siga cometiendo los mismos errores una y otra vez.
Claro, claro, si siempre obtienes recompensa y cuando te dan un palo son cosas de la reacción exagerada de los demás, pues para qué hacer nada de otra manera.

Siempre hay que tener muy claro que todo lo vemos a través de los ojos de Javi, así que la realidad puede ser muy diferente, pero nosotros estamos atrapados en la mente un tanto curiosa de Javi. Eso tiene sus partes buenas y sus partes malas, por un lado el estrecho vínculo con esa mente que nos tiene secuestrados y, por otro lado, el enorme conflicto entre esa mente y la nuestra. Yo, a veces, le daría de hostias, pero no sé si para que me libere de sus tonterías o para que entre en vereda. Y otras veces me da pena y otras me da envidia, joder que cacao.
 
Lo veis... Gente de poca fé!!!.
Valentina sólo quería charlar un rato con Javi, todas las señales así lo indicaban.
Y ahora me diréis:
"Es que se han acostado juntos otra vez "
Acaso no es esa una de las mejores y más esenciales formas de comunicación entre las personas?.
Hablar, tener sexo etc... Son formas de enviarse mensajes, o no? 😜
 
Para ver este contenido necesitaremos tu consentimiento para configurar cookies de terceros.
Para obtener información más detallada, consulte nuestra página de uso de cookies.
Esta ha sido la despedida definitiva de Valnetina. El último
Para ver este contenido necesitaremos tu consentimiento para configurar cookies de terceros.
Para obtener información más detallada, consulte nuestra página de uso de cookies.
 
Capítulo 702

-¿Pasa algo? -pregunté al verla así.
-Sí.
-¿Qué es? -pregunté algo preocupado.
-Javi, ha sido un error que quedáramos anoche para cenar.
-¿Por qué?
-Porque yo no quería acabar así -dijo sin atreverse a mirarme a la cara.
-Ah...
-Fue ese vino, que parece que no, pero... Bebimos mucho anoche.
-Sí. Es verdad. Pero algo de ganas tenías que tener también para haber acabado así.
-No.
-¿Cómo qué no?
-Pues eso. No.
-Valentina, nadie se acuesta con alguien si no le apetece por muy bebido que esté.
-Ay... -decía resignada- Es que... Javi, ¿cómo no voy a tener ganas con todo lo que hemos vivido...? No es que sean unas ganas explícitas, porque yo no quería hacer esto contigo. Ya te lo dije. Pero al final ha acabado pasando. Anoche me ablandé y con el vino... Y luego con ese beso que me diste. Por un momento parecía que habíamos vuelto a finales de Julio, antes de que tú...
-Ya. Eso fue justo lo que me pasó a mí anoche. Te vi comiendo chocolate con esa forma tuya, cerrando tus ojos, poniendo esas caras, estando tan guapa y sexy que me recordó a las caras que ponías cuando nos besábamos siendo pareja. No pude evitar hacerlo.
-Ha sido un error -repitió.
-Bueno... Yo lo he pasado bien. Fue una noche fantástica con la cena y eso.
-Ya. ¿Cómo no te va a gustar? -dijo molesta.
-No quería decir... Pues sí, Valentina -reconocí tras pensarlo-. Después de volver a verte y ver que la cosa se había reencaminado me entraron ganas de vernos para... Como cuando nos conocimos.
-Javi, es lo que te dije. Solo te importa el sexo.
-No es tan así, Valentina. Fuiste tú la que me propusiste quedar para cenar y hablar.
-Y tú encantado.
-Pues sí -le volví a reconocer-. Porque últimamente me siento de solo... Valentina, no te estoy mintiendo con todo esto. Lo estoy pasando mal de verdad.
-Y después de hablar tenías pensado algo más, ¿no?
-Pues en realidad no. ¿No viste que no llevaba condones encima?
-Esa es otra...
-No pasa nada. Si en realidad...
-Déjalo -dijo algo agotada-. ¿Cómo es que no trajiste si querías volver a…?
-Pensaba que me iba a costar más. O que no lo iba a poder conseguir.
-Serás... Mira, a lo mejor Irene tiene razón. Tal vez lo mejor sea alejarse de ti.
-Valentina...
-Es que no quieres verlo. Tus amigos han hecho esto para que despiertes y te des cuenta. ¿No lo ves?
-No sé. Lo que dijeron fue muy feo. Y la forma también.
-Te deberías replantear algunas cosas.
-¿Es que hay alguien más?
-¿Qué? ¿Te refieres a si me veo con alguien?
-Ajá.
-Ya estoy escarmentada después de que me hayan engañado dos veces. No hay nadie.
-¿Ya no vas a querer conocer a nadie más?
-Por ahora no. Necesito dejar pasar un poco de tiempo. ¿Por qué lo preguntas?
-Por nada...
-No te hagas ilusiones de nada -dijo interrumpiéndome-. Ya te lo dije. No pienso volver contigo y tampoco quiero hacer lo que hicimos anoche. Esto ha sido un arrebato. Que te quede bien claro.
-Vale. No he preguntado por eso. Pensaba que con el daño que te había hecho ya no querrías estar con nadie más.
-Por ahora va a ser así.
-Es que como me has dicho que tenías una llamada y una reunión importante, pensaba que había alguien más.
-Pues no. Solamente estaba hablando con Daniela, que estaba preocupada por no haber vuelto anoche a casa.
-Vale.

Valentina me llevó de vuelta a casa, en lo que fue un momento que se me hizo largo y bastante incómodo. La veía arrepentida de lo ocurrido hacía unas horas y la verdad es que dejaba todo muy claro en esa conversación que acabábamos de tener. Yo no buscaba absolutamente nada tampoco, pero me pareció demasiado dura al decirme todo aquello.

-Javier -dijo en un tono más serio mientras esperábamos a que el semáforo en el que estábamos se pusiera en verde-, creo que lo mejor es que nos dejemos de ver y que dejemos de hablar.
-¿Eso es lo que quieres?
-Sí -dijo mirándome a los ojos esta vez-. Quiero que sepas que he pasado momentos muy buenos contigo, pero me duele mucho lo que me hiciste. Y sé que si hablamos de esa manera tan cercana voy a querer que nos veamos. Y si nos vemos va a pasar lo que pasó anoche. Y no quiero. Reconozco que me gusta, que me haces sentir muy joven y que me lo paso bien, pero no es lo que quiero.
-Vale. Pues así será.
-Quizá más adelante, cuando pase un tiempo podamos empezar una amistad -dijo mirando al frente.

No dijimos nada más hasta que llegamos a mi casa. Ella paró el coche justo en la puerta y yo la miré. Valentina miraba al frente, sin decir nada en absoluto. Así que me despedí de ella y ya sí que dijo algo también para despedirse, bajándome yo del coche y marchándose ella antes de que pudiera abrir la puerta de mi casa. Fue una situación rara e incómoda. Estaba muy claro que le había hecho bastante daño por esas palabras que me dijo al final. Aunque me gustaba que dijera eso de poder iniciar una amistad pasado un tiempo. Al final no habíamos acabado tan mal como yo pensaba en un primer momento en cuanto empezó esa conversación en su coche. Algo desconcertado entré en casa y me cambié de ropa para ponerme más cómodo, avisando a mi amiga Sofía para que viniera cuando quisiera, aunque no esperaba que lo hiciera tan rápido, porque en cuestión de media hora estaba llamando al timbre de mi casa.

-Joder, ¿cuánto has corrido? -le pregunté en cuanto vi que era ella.
-Nada. Ya estaba viniendo.
-¿Y eso? Si te puse antes que no sabía muy bien cuándo iba a volver a casa. Te has lanzado a la aventura y podrías haber venido para nada.
-Da igual, si tenía pensado dar una vuelta por aquí igualmente para ir de compras.
-Ah, bueno... Pasa.

Hice un par de cafés para los dos y volví con ella para sentarme en el sofá, a su lado.

-¿Y cómo es que has venido ya a casa? ¿No se ha animado la cosa después de la noche que habéis pasado?
-Pues la verdad es que no.
-¿No se animó la cosa anoche directamente, o...? -preguntó algo decaída.
-No, no. Sí que se animó. Pero esta mañana...
-¿Qué ha pasado?
-Pues que estaba muy esquiva.
-¿Esquiva? ¿Por? Si dices que anoche fue bien...
-Ya. Fue bien porque bebimos bastante. Empezamos con el vino y no paramos. Si hasta seguimos bebiendo un poco cuando acabamos y nos sentamos en el sofá para seguir charlando.
-¿Fue aquí?
-No. Fue en el chalet. ¿Te acuerdas de él?
-Claro. Si estuvimos ahí hace unos meses. ¿Te llevó ahí?
-Sí. Fue un poco sorpresa, porque no me dijo en ningún momento a dónde íbamos. Y eso que le pregunté. Cuando empezamos a entrar por el camino de tierra ya sabía que íbamos hacia allí.
-¿Y qué tal?
-Muy bien. Está muy bonito todo pese a estar empapado por la lluvia. Lo vi un poco por encima. Me encontré las canchas tapadas y la piscina vacía, pero muy bien. Lo sigue cuidando.
-¿Y la cena cómo fue?
-Bueno...
-Uy...
-No, a ver... Es que fue bien y mal por momentos.
-¿Por?
-Bien, porque hablamos de muchas cosas, más que lo malo, el tema de Irene y Mario y también cosas referentes a nuestra pasada relación.
-Ammm...
-Ella me daba sus puntos de vista y tal, pero ya está. Luego nos comimos el postre. Le llevé un surtido de chocolate. Ya sabes lo que le gusta.
-Ajá.
-Y empezó a poner esas caras que pone cuando lo come, que parece que se la están metiendo.
-Hala, jajajaja.
-Es que es verdad. Y pues me recordó mucho a cuando estábamos juntos, a cuando nos besábamos cuando empezamos a ser pareja y no me pude aguantar y la besé.
-¿Y qué hizo ella?
-Pues se asustó un poco y se echó para atrás.
-Uff...
-Cuando vi que se puso así, pues me disculpé y le dije que ya me marchaba, pero ella me agarró del brazo y tiró de mí para besarme. Y ahí empezamos a liarnos de manera bastante guarra, subiendo poco después a la habitación, aunque nos costó. Allí ya follamos como locos durante un buen rato.
-Anda...
-Y me quedé dormido. Me desperté esta mañana solo en la cama. Ella estaba en la ducha y cuando acabó vino a la habitación, envuelta en una toalla. Cuando la toqué, como que se asustó otra vez. Dijo que mejor me dejaba solo y se fue. Me di una ducha y cuando acabé bajé para buscarla, pero no la encontré, así que me puse a desayunar. Entró desde fuera para decirme que tenía una llamada importante, mientras tapaba el micrófono del móvil. Luego entró como con prisa diciendo que nos teníamos que ir, porque tenía una reunión.
-Bueno.
-Pero no había ninguna reunión ni nada.
-¿Entonces?
-Estaba muy arrepentida de haberme invitado a cenar.
-No... -decía con pena.
-Pues sí. En resumen, me ha dicho que lo mejor es que nos dejemos de ver, porque piensa que siempre que nos vayamos a ver vamos a acabar así. Dice que le hago sentir muy joven, que le gustan esos encuentros y que pasó momentos muy buenos conmigo, pero que no es lo que quiere. No se le olvida el daño que le he hecho y no quiere que nos veamos más por lo mismo. Quizá podamos ser amigos algún día. Eso me ha dicho.
-Pues vaya... -decía desanimada.
-No sé por qué te pones así, si estaba claro que iba a seguir sin querer saber nada de mí.
-No ha dicho eso. Ha dicho que más adelante...
-Ya. Seguro que va a pasar eso... -dije escéptico.
-¿Y por qué no?
-Ha dicho eso para salir del paso.
-No seas tan negativo, Javi.
-Soy realista más bien. Sigue resentida conmigo, que lo entiendo, pero sigue diciendo que me da igual lo que pueda sentir la gente y que solo voy a lo que voy. Solo me va a ver de esa manera de aquí en adelante.
-No tiene por qué... -dijo intentando dar positivismo a la conversación.
-Dudo que la vuelva a ver.
-No pienses así, va...
-Da igual...
-Es que tú quieres seguir viéndola. Es eso, ¿no?
-Bueno... Tampoco es para tanto. Es verdad que tenía ganas con ella después de volverla a ver, pero de ahí a volver a intentarlo... No estoy ahora mismo para eso.
-Pues vaya.
-Bueno, ya que has venido, ¿comemos fuera o nos pedimos algo?
-¿Eh? No, no. Si yo me tengo que ir ya.
-¿Ya? ¿Pero no decías que ibas a dar una vuelta y luego de compras?
-Sí, pero me tengo que volver temprano, que tengo que hacer alguna cosa del trabajo.
-Ah... ¿Pero por qué no te vas después de comer?
-Porque no sé muy bien cuánto me va a llevar y no quiero retrasarme mucho.
-No te entiendo. Podrías haber venido otro día entonces para las compras y eso.
-También he venido a verte.
-Pero no lo tenías seguro. Estabas avisada.
-He venido para verte y tenía ese plan B por si al final no podías. Al final he tenido suerte -dijo sonriendo.
-Bueno...
-Me voy a ir ya, ¿vale? ¿O te vienes conmigo de compras?
-La verdad es que muy divertido no pinta.
-Ya, jajajaja. Pues nos vemos otro día, ¿vale? A ver si te pasas más por allí.
-Vale.
-Y de paso ves a la familia -dijo levantándose.
-Espera.
-¿Qué pasa?
-Te tengo que dar algo -dije yendo hacia mi habitación, aunque regresé de inmediato.
-¿Qué es? Ah, no. No me lo voy a llevar.
-Sí, llévatelo. Es mejor así.
-Javi, este reloj te lo regalaron ellos. Fue algo muy bonito.
-Ya, ya lo sé. Pero Irene dijo...
-Da igual -dijo interrumpiéndome.
-No. No da igual. Si dijo eso es porque lo piensa de verdad, así que va ser mejor que te lo lleves y se lo des.
-No me lo voy a llevar, Javi. Si quieres devolvérselo, hazlo tú mismo.
-Por favor, Sofía. No me pongas esto más difícil.
-Pero te lo puedes quedar para recordar esos momentos -intentó convencerme.
-Que no, Sofía. Que es mejor que lo tengan ellos. Llévatelo ya que vas a volver y se lo das cuando puedas.
-Javi, ¿tú tampoco quieres ser amigo de ellos?
-¿Cuándo he dicho yo eso?
-Es la impresión que me da dándome este reloj.
-Te lo doy, porque es así como lo quieren ellos. No por otra cosa.
-¿De verdad?
-Sí.
-Bueno, ya verás cómo dentro de poco te lo vuelven a dar -decía intentado volver a ser optimista.
-Venga, no te pongas así -dije dándole un abrazo y después un beso en la mejilla.
 
No quiero parecer egoísta pero, que bueno que vuelva a desaparecer un personaje tan intrascendente para la historia. Espero se quede así hasta el final.

Personalmente, de mis personajes favoritos y con diferencia de la obra. De lejos las mejores folladas han sido con ella, y creo que hubiese sido un buen cierre para el propio protagonista haber acabado con ella.
 
Personalmente, de mis personajes favoritos y con diferencia de la obra. De lejos las mejores folladas han sido con ella, y creo que hubiese sido un buen cierre para el propio protagonista haber acabado con ella.
En la historia ha habido 13457 folladas. Creo que sería un poco difícil determinar un ranking
 
Todo muy predecible, demasiado.:oops:

Parece ser que lo de Javier puede llegar a ser contagioso, Valentina torpemente dando una excusas infantiles acerca del encuentro.

Eran claras sus intenciones de un principio. No iba a elegir la remota y privada cabaña para charlar de la vida, lo quería en el entorno preciso. cosa que Javier fuera Javier.

Lo más sano para Valentina que se aleje y queme las naves, y que en el futuro si a él le nace, intente algo con ella.

Con Sofía "ocurre algo", ahora como que siempre está cerca, se la ve más seguido en la ciudad de Javier, y en cada encuentro anda con prisa por tener otras "diligencias" que atender.

Además ha pasado bastante tiempo que no lo busca sexualmente, siendo muy extraño por lo que ella siente con él. Es como si esos intereses ya estuvieran siendo bien atendidos.

Creo todos imaginamos por quién. ;)
 
Última edición:
Todo muy predecible, demasiado.:oops:

Parece ser que lo de Javier puede llegar a ser contagioso, Valentina torpemente dando una excusas infantiles acerca del encuentro.

Eran claras sus intenciones de un principio. No iba a elegir la remota y privada cabaña para charlar de la vida, lo quería en el entorno preciso para que Javier fuera Javier.

Lo más sano para Valentina que se aleje y queme las naves, y que en el futuro si a él le nace, intente algo con ella.

Con Sofía "ocurre algo", ahora como que siempre está cerca, se la ve más seguido en la ciudad de Javier, y en cada encuentro anda con prisa por tener otras "diligencias" que atender.

Además ha pasado bastante tiempo que no lo busca sexualmente, siendo muy extraño por lo que ella siente con él. Es como si esos intereses ya estuvieran siendo bien atendidos.

Creo todos imaginamos por quién. ;)
Totalmente de acuerdo. No termina de sorprender las excusas tontas de Valentina, las cuales fueron directamente proporcional a las expectativas de Javi.

Lo de Sofía parece muy evidente, y de nuevo, percibimos algo obvio desde la mente de Javi, pero este ni siquiera se lo plantea. Qué está pasando entonces?
 
Valentina, organiza una encerrona en toda regla, para cepillarse a Javi, si o sí... Y ahora dice que mejor dejen de verse.
Javi se deja llevar en exceso por sus instintos, y Valentina desea hacer lo mismo, pero se reprime.
Cuando le venga el próximo calentón, Valentina vuelve a organizar otra charla con Javi.
Por otra parte, hay un misterio por resolver en esta historia:
Cómo es que, el " irresistible para todas", Javi, no ha conseguido conquistar a su compañera de piso?
Tiene Andrea de verdad un novio?
Alguien lo ha visto?
Rechazó a Javi, porque en realidad le van las chicas?
O simplemente será la Criptonita de Javi?
 
Atrás
Top Abajo