Capítulo 826
Así que ya tenía plan para la noche, no pudiendo esperar a que llegara para estar con ella otras pocas horas. Se me hizo la tarde eterna, pero finalmente llegó la hora de que todos volvieran a casa. Ni pasé por casa, yendo directo a donde tenía aparcado el coche para poder irme cuanto antes.
Le pisé un poco más de la cuenta para llegar antes, sorprendiéndose Elena cuando llegué, diciéndome que pensaba que iba a tardar un poco más y que por eso no estaba la cena lista aún. No me importó en absoluto, por lo que esperamos un poco picando algo en la cocina.
Una vez se acabó de hacer, ya cenamos más tranquilamente en el salón, donde teníamos puesta la tele de fondo, aunque no le hacíamos caso, porque ella me preguntaba cómo había ido las clases de la tarde. También hablamos qué podíamos regalarle a Sofía, teniendo Elena la idea de que lo comprásemos el sábado antes de ir para allá.
Al parecer Elena se enteró bien de cómo iría la cosa respecto al cumpleaños. Me contó que la idea era que nos juntáramos unos pocos para cenar y luego nos iríamos a un local que iba a alquilar, así estábamos bien recogidos y algo excluidos de ese ambiente de fiesta que perjudicaba a Hugo. Sofía le contó que pensaba que así no le sería tan duro, aunque él se mostraba muy optimista diciendo que por un día no pasaba nada y que la ocasión lo merecía.
Aunque siguió diciendo que tanto Sofía como Hugo se marcharían relativamente pronto, porque querían ir al día siguiente a su casa para poder celebrarlo también con su madre y sus abuelos, pero que los que fuéramos nos podíamos quedar hasta la hora que quisiéramos. La verdad es que el plan pintaba bastante bien, estando Elena de acuerdo conmigo. Me preguntó si tenía algo en mente para pasar la noche, pillándome un poco descolocado.
Ella rio al dudar yo por no haber pensado en aquello, suponiendo que nos quedaríamos en casa de Irene y de Mario, aunque al parecer Elena no tenía la misma idea, porque cuando le sugerí aquello, ella puso cara rara. Me hizo hasta gracia la expresión que puso, por lo que le pregunté riendo cuál era el problema.
Su respuesta fue simple: quería algo más de intimidad para los dos. Pensaba que esa noche la cosa se iba a animar, sobre todo viendo cómo habíamos estado los últimos días, por lo que quería más intimidad. Al ver su cara, le pregunté de nuevo riendo si es que acaso le daba vergüenza, porque se lo notaba, además de que se ruborizó ligeramente.
Un gesto por su parte me lo confirmó, diciendo yo que era una pena, porque la cosa se podía animar entre los cuatro, algo que Elena no recibió bien por la cara que puso, aunque rápidamente le dije que era broma, porque no era más que eso, una broma.
Afortunadamente, la cosa no fue a más, pasando ella a comentar que podíamos reservar una habitación en el hotel en el que estuvimos una vez y que coincidimos precisamente con Irene y con Mario en uno de sus juegos en los que fingían ser dos desconocidos que coincidían ahí y acababan en la cama.
Me comentó que le gustó mucho la vez que estuvimos allí y que le traía buenos recuerdos, por lo que me pareció muy buena idea, comentándole yo que intentaría pedir la misma habitación si le parecía bien. Una sonrisa mientras afirmaba con la cabeza era más de lo que necesitaba para ver que la idea le había gustado mucho. También estuvimos hablando qué podíamos hacer durante el día.
Al final pensamos en improvisar un poco, pero la idea principal era que yo la recogiera, irnos a donde yo vivía para comprar el regalo de Sofía e irnos para llegar a la hora de comer, dejándola yo en su pueblo para que ella lo hiciera con su madre y con su abuela, que ya hacía un tiempo que no lo hacía, mientras que yo lo hacía con mi familia. Luego, la recogería y nos iríamos al hotel para dejar las cosas, tomándonos un café con los amigos, dando un paseo o algo así y luego volviendo para arreglarnos.
Me estaban entrando unas ganas locas de que llegara el fin de semana, porque ese plan tenía una pinta muy buena. Tan buena como estaba la cena que preparó Elena para los dos. Le di las gracias por haber hecho aquello, diciendo ella que no era para tanto, pero la verdad es que sí, porque tenía mucha hambre y ella me conocía bien para saber qué me gustaba.
Una vez quedó todo recogido, nos fuimos al sofá, donde sí que estuvimos viendo un poco la tele, aunque al final acabamos entre besos, terminando en la cama, comentando ella que se le había pasado comprar condones, aunque yo cogí un par de los que dejé en la guantera del coche, de los que había preparado para el fin de semana que acabábamos de pasar.
Así que continuamos sin problema, aunque nos lo tomamos con calma, pero al final acabamos como ambos deseábamos acabar. Eso sí, tuvimos que bajar el colchón al suelo de nuevo para no hacer ruido.
Solo se escuchaban nuestros jadeos en el silencio de la noche, además de un ligero chirrido de los muelles del colchón, porque estábamos yendo lento. Ella estaba tumbada bocarriba, con sus piernas bien abiertas y elevadas, mientras que yo estaba sobre su cuerpo, empujando ligeramente.
Elena no dejaba de darme besos al abrazarme el cuello para pegarme a su cuerpo, pidiéndome que parara alguna que otra vez, porque quería que aquello durara un poco más. Me quedaba quieto cuando me lo decía, pero no dejaba de mirarla, cerrando ella los ojos para tratar de calmarse, pero siempre que los abría me encontraba, sonriendo y acercándose a mí para que nos diéramos un beso.
Pero cada vez le costaba más aguantar y se acabó corriendo, lanzando un gemido alto que rápidamente calló al morderme un poco el hombro. Yo apreté un poco más, porque andaba cerca también y terminé por llegar, acabando dentro del preservativo.
Elena cayó dormida de inmediato. Tenía pinta de que había sido un día estresante por la mañana con aquella presentación que me comentó, porque era importante y seguro que le había costado dormir la noche anterior. Así que pasé por el baño para quitarme el condón y lavarme un poco, haciéndolo con ella también al coger unas toallitas y limpiarle con suavidad para no despertarla.
Después me acomodé a su lado para taparnos bien y dormir, porque ya era un poco tarde para volver y no quería irme así, sin despedirme de ella y dejándola con el colchón en el suelo. La abracé bien y no tardé mucho en dormirme, sin pensar en gran cosa, tan solo en que tenía muchas ganas de que llegara el fin de semana para aquel plan que tan buena pinta tenía. Me desperté antes que ella, aunque no tardó en hacerlo, porque debía madrugar, como me contó en la cena que tuvimos.
Me dio los buenos días y se desperezó, diciendo que tenía que darse una ducha, por lo que se levantó para ir al baño mientras que yo ponía la cama bien y la hacía, vistiéndome y esperándola en el salón. No tardó mucho en volver ya arreglada para irse al trabajo, aunque desayunamos juntos allí mismo, despidiéndonos con un buen abrazo antes de que ella se marchara, aunque cuando me iba a ir, Elena me agarró de la mano para tirar de mí, haciendo que me acercara a ella para darme un beso.
Iba sonriendo como un tonto de camino a casa, como tuve que estar también en la ducha y luego en el trabajo. Me lo notaba mucho y también se veía reflejado en cómo de animado estaba para las clases de todo el día. Al día siguiente sí que fui al gimnasio, porque el día anterior no lo hice al tener que volver desde casa de Elena.
Alguien más se percató de mi ausencia, porque Natalia me preguntó dónde había estado el día anterior, porque no me vio aparecer. Para desviar un poco el tema le pregunté si no tenía sus clases más tarde en la mañana como para venir tan temprano, pero ella reía y decía que le gustaba madrugar.
Cogió la costumbre de ponerse a mi lado para darme charla mientras estábamos allí haciendo ejercicio y la verdad es que me lo hacía ameno, pero no me gustaba que estuviera tan encima, porque me sugirió de nuevo aquello de tomar un café. Le volví a recordar que había alguien más y que no me parecía bien, pero ella seguía con que solo era un café. Tras un silencio me preguntó ya en claro si tenía novia, sonriendo ella al verme dudar, aunque no apartaba su mirada de mí, esperando una respuesta.
Le dije que era complicado, pidiéndome ella detalle, aunque no me parecía el mejor lugar para tratar ese tema, por eso me sugirió de nuevo tomarnos un café. Me dijo con naturalidad que no me preocupara, que no se iba a tirar encima de mí, que ya le había quedado claro que no quería nada con ella.
Para que se quedara tranquila, acabé aceptando su propuesta, así que quedamos para tomarnos un café después de comer ese mismo día. Pero antes de todo eso, tenía que volver a casa para darme una ducha y luego ir a trabajar, por lo que me puse en camino, mirando alguna floristería que hubiera en la ciudad de Elena, porque me apetecía tener ese gesto con ella, sobre todo sabiendo lo que le gustaban las flores.
También pensé que le había regalado pocas mientras habíamos estado juntos, aunque eso podría tener remedio viendo cómo iba la cosa entre nosotros. Logré dar con una y dejé preparado el encargo para que se las llevaran al trabajo, no pudiendo esperar ver qué me ponía por mensaje o qué me decía por llamada, aunque la verdad es que me habría encantado verle la cara al recibirlas.
Aunque no tuve respuesta de ella en toda la mañana en realidad, recibiéndola en forma de mensaje cuando estaba terminando de prepararme algo para comer una vez regresé a casa. En él me decía que le habían encantado, aunque le había dado un poco de vergüenza por el revuelo que se había montado en la oficina.
También me envió una foto de esas flores que yo había elegido previamente, por lo que no me pilló de nuevas verlas. Además, le escribí algo breve en una nota, bueno, di esa indicación, aunque no mencionó nada de aquello. No hablamos mucho más, porque tenía lío en el trabajo y había ido a comer con su amiga Yolanda para volver a la oficina en cuanto acabaran.
Yo seguí a lo mío, estando bastante tranquilo, pero llegando la hora de ese café que tenía pendiente con Natalia. No la vi al llegar, por lo que me senté, pidiéndome un café en lo que venía. No tardó en llegar, viniendo bastante bien vestida para lo que yo me esperaba. No es que fuera para salir de fiesta, pero llevaba un jersey de cuello vuelto con un poco de escote por una apertura que tenía, unos vaqueros, ambas prendas ajustadas y unas botas, además de ir maquillada.