Capítulo 840
Durante el resto de aquella semana no hice gran cosa. Me dediqué a seguir con mi rutina de ir al gimnasio y a trabajar, en donde no había muchos cambios. Si acaso, algunos alumnos y alumnas nuevos en donde no había nada reseñable, como tampoco lo había en el gimnasio.
No recibí respuesta alguna de Elena respecto a los pantallazos que le envié de la conversación que tenía con su jefe en donde él demostraba ser un idiota de cuidado. Y la verdad es que no sabía qué pensar sobre ello, porque no tenía mucha pista de cuál había podido ser la reacción de Elena al ver aquello.
Ángela me llamaba todos los días, ya fuera al mediodía o ya a la noche cuando sabía que había salido de trabajar para charlar conmigo, preguntarme cómo estaba y preguntar si tenía alguna noticia de Elena, aunque yo siempre solía responder lo mismo a esas dos últimas preguntas, diciéndole que estaba bien, gracias a lo encima que estaban mis amigos de mí, hablando también con Daniela y Valentina el lunes y con el resto los demás días, aunque con quien más lo hacía era con ella.
A la segunda pregunta sí que siempre le decía que no tenía respuesta por parte de Elena y que no sabía cómo estaba ni nada. Pero por suerte, el viernes por la noche, me llamaría Irene para contarme algo. Según me dijo, la había llamado varias veces a lo largo de la semana, en donde pudo charlar con ella en unas cuantas ocasiones, pero no pudo sacarle nada de primeras, porque se ponía bastante a la defensiva, aunque su insistencia para que se desahogara con alguien al contarlo, hizo que se abriera un poco con ella.
Le dijo que estaba cansada y molesta, conmigo y con su jefe por igual. De hecho, había pedido el traslado temporal a la ciudad en la que yo me encontraba, poniendo como excusa que tenía muy cerca las oficinas en donde trabajaba Valentina para consultarle y enseñarle los avances personalmente en algunas reuniones que pudieran montar, aunque el principal motivo era perder de vista a su jefe.
Le pregunté a mi amiga si le dijo algo en específico acerca de haberle enviado yo esas imágenes, aunque al parecer no hizo ningún comentario sobre eso. Sí que despotricó de él, diciendo que estaba decepcionada por haber confiado en él para contarle algunas cosas y que se lo pagara así, provocándome y malmetiendo para causar más inestabilidad aún.
También me comentó que le costó bastante que se abriera como lo terminó haciendo, siendo algo que le causaba algo de molestia, pensando que su amiga Yolanda tenía algo que ver, a lo que yo le respondí que no me extrañaría, pero no tardamos mucho más en despedirnos después de que me preguntara cómo estaba y de hacer yo lo mismo con ella.
En cuanto dejé de hablar con ella, le puse un mensaje a Valentina para preguntarle si podíamos hablar durante unos pocos minutos, respondiéndome ella directamente con una llamada, en la que me preguntaba si todo iba bien.
Le dije que sí, que no se preocupara, pero que quería consultarle algo, preguntándole si Elena se había vuelto a pasar por su oficina. Sí que lo hizo. De hecho, tuvieron una reunión muy fructífera según me contó mi ex, en donde estuvieron perfilando los últimos detalles de la campaña que tenían entre manos, quedando ella bastante satisfecha y alabando lo profesional que era y lo contenta que estaba con ella en particular, pensando en que se pondría en contacto con ella siempre que lo necesitara para un servicio del estilo.
También comentó que la recomendaría sus amistades profesionales, para que no le faltara trabajo, cosa que le agradecí. Ella me preguntó si ya habíamos hablado, preocupándose un poco al ver que aún no lo habíamos hecho, sobre todo estando tan cerca al estar ella por la ciudad. Dejamos ahí la conversación después de charlar un poco más, porque ya se hacía tarde y ella debía ir a trabajar al día siguiente.
Una vez dejé de hablar con Valentina, me puse en contacto con Ángela, contándole todo lo nuevo de lo que me acababa de enterar. Hacía sonidos que no eran muy optimistas, preguntándome qué tenía en mente. La verdad es que no mucho más de lo que venía teniendo esos últimos días, aunque sí que quería hablar con ella cuanto antes, sobre todo ahora que andaba más cerca de mí.
Ángela pensaba que quizá estaba siendo un poco impulsivo y que tal vez podría dejar pasar unos días más para poder pensar qué le quería decir, aunque le reconocí que fui moldeando una idea para tratar de establecer esa conversación con ella que cada vez veía más necesaria, de la misma manera que había buscado también a varios profesionales, para tener varias opciones por si alguna en especial no le parecía buena a ella. Se sorprendió un poco de mi planificación, diciéndome que sí que estaba mentalizado para llevarlo a cabo. Y no era para menos, porque cada vez veía más claro que necesitábamos esa ayuda.
Me preguntó si lo iba a hacer al día siguiente, aunque en realidad tenía pensado ir a jugar a la tienda un torneo que había para distraerme un poco y desconectar durante unas cuantas horas. Pensaba que me vendría bien para relajarme respecto al tema de Elena a la vez que me permitía pasar un poco de tiempo con los amigos, aunque en realidad el torneo era de los largos, de los que empezaba por la mañana y terminaba bien entrada la tarde.
Pero esos eran los mejores, porque se juntaba mucha gente y se podía competir decentemente, a la vez que hacíamos nuestros parones para comer y luego seguramente iríamos a cenar todos juntos. A Ángela le pareció una idea fantástica, pensando que me merecía pasarlo bien y disfrutar de ese plan, comentando que al día siguiente le diría a Elena de hablar para comentar lo que tenía en mente de pedir ayuda, a ver si había suerte.
Mi amiga me deseo toda la del mundo, tanto para el tema de Elena como para el torneo que tenía en la tienda. Le di las gracias, diciéndole también que era siempre muy buena conmigo y que no la merecía, aunque ella me quitaba eso de la cabeza haciéndome reír de paso.
Así que me marché a descansar para poder estar preparado para el día siguiente. No fui al gimnasio de hecho, porque sabía que esos días eran intensos y estar jugando durante tantas horas desgastaba bastante, sobre todo si no estabas acostumbrado. Pero antes de presentarme allí, me llamaría mi madre para preguntarme si quería ir a comer con ellos, aunque lo dejamos para el siguiente fin de semana al contarle el plan que tenía para ese día.
También me preguntó cómo estaba, ya que también estaba informada del tema de Elena, comentándole yo que el plan ese era para despejarme un poco de eso, pero que al día siguiente tenía pensado ir a verla para tratar el tema y sugerirle que necesitábamos ayuda. Me preguntó si estaba seguro de hacerlo tan repentinamente, pero como hice con Ángela, le conté que había estado pensando durante la semana cómo hacerlo para hablar con ella, teniendo varias opciones profesionales en las que nos pudiéramos apoyar.
También le conté que en parte, había tomado la decisión de hablar con ella al día siguiente al saber que se encontraba bastante cerca de mí, comentándole que estaba trabajando para mi otra ex, cosa que dejó descolocadísima a mi madre, pidiéndome que le contara sobre eso, porque andaba un poco perdida.
Le conté lo que ocurría entre las dos, mostrándose ella sorprendida por la casualidad tan grande que se había dado, aunque teniendo la empresa de Valentina problemas con el departamento de marketing y habiendo una buena empresa que se dedicaba a eso en la ciudad, pues no era para tanto, aunque en realidad sí que era así al haberle tocado a ella en su día hacer esa campaña que Valentina solicitó cuando ella y yo estábamos juntos. Eso sí que era digno de resaltar, porque este segundo trabajo había sido por lo contenta que había acabado con el resultado del primero.
En el torneo estuvimos todos los del grupillo menos Sara, que tenía un compromiso desde hacía antes. Me contó por privado que tenía una cita para tatuarse desde hacía un mes y que tenía muchas ganas, además de que había quedado con algunos familiares y también con algunos amigos después para irse de fiesta por la noche.
Me alegraba verla tan social, preguntándome ella a mí también cómo me iba, pues hacía ya unas semanas que no hablábamos. Le conté un poco por encima cómo me estaba yendo, dándome ella fuerzas para que la cosa mejorara entre Elena y yo, aunque tampoco le di muchos detalles, pero sí lo necesario para que entendiera lo que estaba pasando.
Aun teniendo todo aquello, me dijo que tenía ganas de verme, por lo que esperaba poder hacerlo en los próximos días, pareciéndome a mí bastante bien, ideando incluso algún plan para que nos pudiéramos ver y también jugar junto a todos los demás, pensando que estaría bien comentar por el grupo que se podrían venir alguna noche a casa para echar unas partidas.
La cosa no empezó del todo mal en el torneo, en donde nos pudimos esquivar entre amigos para no ponernos trabas los unos a los otros y poder avanzar así por parejo para no quedarnos descolgados, pues nos poníamos en modo equipo y nos lo tomábamos en serio.
Nos marchamos a comer en el descanso que se hizo con unos resultados buenos, teniendo ellos todas sus rondas ganadas siendo yo el que había cosechado solo una derrota, pero yo estaba bastante más tranquilo que ellos, porque en realidad estaba bastante desconectado, como venía siendo en los últimos meses. Eso no impidió que disfrutara de las partidas que estaba jugando, para nada, pero sí es verdad que iba más tranquilo que en otras ocasiones, no yendo con la presión de tener que ganar.
Era como que sabía de sobra que no iba a quedar entre los mejores aquel día y eso me permitía jugar con una calma que me hacía tomar decisiones acertadas al no tener esos nervios, aunque también es cierto que trataba de dar lo mejor de mí para no dejar al equipo un poco en la estacada.
Un par de ellos comentaron que vieron la partida en la que perdí y no tenía nada que hacer hiciera lo que hiciera, cosa que me motivaba, porque estaba yendo tranquilo y la cosa estaba marchando bien. Se habló también de varias partidas en las que ellos tuvieron un papel, y también en las que no.
Me gustaba estar así en ese momento, porque ya hacía que no participaba en un torneo de ese estilo y la verdad es que me lo pasaba muy bien, como estaba siendo en esta ocasión también. Además de jugar a un juego que me gustaba, me encontraba rodeado de gente a la que también le gustaba, también pasaba tiempo con algunas amistades, salíamos por ahí a comer y luego volvíamos para seguir jugando.
Desde luego, ese plan, además de gustarme, estaba cumpliendo su cometido, que era distraerme para relajarme un poco y no darle más vueltas a la cabeza de lo que venía haciendo últimamente con el tema de Elena y de pedir ayuda.
No conseguí colarme entre los 8 primeros para poder seguir jugando, pero me lo pasé muy bien igualmente y disfruté mucho de las partidas que jugué, aprendiendo cosas nuevas y viendo lo nuevo que se estaba jugando. Estuve más o menos cerca de entrar, pero no lo acabé haciendo, como algunos de mis conocidos, quedando más cerca que yo de entrar, pero dos de mi equipo sí que lograron meterse.
Ya que estaba allí, me quedé para ver acabar el torneo, porque estaba bastante entretenido y no estaba tan cansado como pensaba que iba a estar, porque había veces que se me levantaba incluso dolor de cabeza. Pero esta vez estaba bien, prestando bastante atención a lo que quedaba de torneo, en donde uno de los nuestros consiguió ganar. Todos estábamos muy contentos por aquello y decidimos salir a cenar para celebrarlo, aunque íbamos a hacerlo igualmente, porque era casi una tradición cuando campeonatos como ese tenían lugar.
La cena fue también fantástica, donde comentamos a grandes rasgos el torneo que habíamos hecho todos, aunque el ganador fue más protagonista como es obvio. Nos contó algunas decisiones que tomó sobre las que tenía dudas, aunque al final todo salió bien, comentando que había tenido un poco de suerte en ciertos tramos de alguna partida, pero también mencionó otras decisiones que eran más difíciles de tomar y que funcionaron bastante bien.
Fue una cena en la que nos lo tomamos con más calma, sobre todo ellos, que estaban más en tensión y necesitaban un poco de tranquilidad, pero todo fue de maravilla. Me decía a mí mismo todo el tiempo que tenía que hacer más eso, porque ese día me lo había pasado realmente bien y me había servido para evadirme mucho. Ya sí que se notaba el cansancio por todas esas horas jugando sin parar de pensar, por lo que concluimos ahí la noche, yéndonos cada uno a nuestra casa.