Capítulo 851
Otra sorpresa vendría más tarde en forma de una visita por parte de mi amigo Hugo, quien vino a verme como venía haciendo regularmente esa semana. Se sorprendió un poco de ver a Ángela allí, porque sabía que no vivía por allí, pero no dijo nada, saludándose ambos y empezando a charlar entre todos, aunque él preguntó que si todo iba bien, porque me notaba un poco raro, a lo que Ángela me miró y ya pues le conté lo que había pasado por la mañana.
Él, preocupado, me preguntó si estaba bien, diciéndole que dentro de lo que cabía, pero que la compañía de Ángela me lo estaba poniendo muy fácil y que de hecho habíamos pensando en que se iba a venir a vivir unos días conmigo.
A él le pareció bien la idea con tal de que no estuviera solo, porque me conocía y sabía la de tonterías que podía llegar a hacer, aunque le dije que eso ya era pasado y que no lo haría más, alegrándose él de oír esas palabras, mostrando mucha tranquilidad en ese aspecto al tener yo allí a Ángela.
Luego me preguntó si le había dicho algo a los demás, respondiéndole yo que justo estábamos hablando de aquello Ángela y yo, diciéndole que no sabía muy bien cómo hacerlo. Ángela dijo que tarde o temprano tendría que hacerlo, por lo que no importaba mucho la manera, sobre todo cuando ya venían un poco avisados por mí mismo con las expectativas que tenía.
Hugo se volvía a mostrar preocupado, sobre todo por Sofía, quien sabía que no se lo iba a tomar bien, aunque a mí me preocupaba más Irene, pero no se lo dije, ya que conocía también a Sofía y sabía de sobra cómo era y cómo le iba a afectar.
Ángela sugirió que hablara también al día siguiente con Irene para contárselo aprovechando que iba a ir hasta allí, aunque yo lo veía quizá un poco precipitado. Hugo pensó que tal vez lo mejor era decírselo cuanto antes por si prefería enterarse por mí a hacerlo por Elena, por si cambiaba un poco la versión debido a su enfado.
Al final me convencieron de hacerlo, por lo que al día siguiente tendría esa situación, aunque Ángela me dijo que estaría allí conmigo para darme fuerza y apoyo. Le volví a dar las gracias y ya pasamos a hablar de otras cosas para no estar todo el tiempo con el mismo tema de conversación, porque se supone que ambos habían ido para lo contrario.
Hugo se acabó marchando al buen rato de llegar, quedándonos Ángela y yo solos nuevamente, aunque se acercaba la hora de la cena, diciendo ella que estaría muy bien salir a cenar algo por ahí, aunque yo no tenía muchas ganas, pero su insistencia ganó, pensando que me vendría muy bien salir para que me diera un poco el aire, por lo que nos pusimos el abrigo y salimos a la calle para ir a algún sitio, acabando en uno no tan lejano, en donde cenamos bastante bien.
Dimos una pequeña vuelta, viendo a varios estudiantes por la calle. Ya quedaba nada para Semana Santa y se notaba que estaban aprovechando ese día de cara a los exámenes que tendrían que hacer la próxima semana, estando Ángela encantada con ese ambiente.
Aunque no tardamos mucho en volver a casa, porque a mí no me apetecía seguir dando vueltas. Le dije que ella podía seguir si le apetecía, pero es que yo no estaba para eso en ese momento, pero ella me dijo que no quería pasear sola y que quería estar conmigo para hacerme compañía, por lo que volvimos.
Allí nos pusimos más cómodos, dejándole yo algo de ropa, aunque le estaba bastante grande todo, pero se apañaba bastante bien, por lo que no hubo problema. No teníamos mucho sueño, por lo que nos quedamos en el salón, yendo ella a la cocina a por agua, volviendo sin embargo con un chocolate caliente para cada uno.
Dijo que lo vio y le apeteció, pensando que me vendría bien para levantarme el ánimo y que entrara más en calor. Nos lo estuvimos tomando mientras jugamos un poco con la consola, diciéndome ella que cada vez le gustaba más, por lo que estuvimos entretenidos durante un buen rato.
Me preguntó si quería que durmiera ella para no sentirme tan solo, pero le dije que no era necesario y que así era mejor, porque pensaba que no podría dormir mucho durante la noche y tampoco le dejaría a ella con tanto moverme, aunque le di las gracias igualmente por preocuparse tanto.
La verdad es que me estaba dando un calor que me estaba sentando muy bien. No me podía quejar en ese aspecto para nada, aunque estando ya a solas en la cama le empezaba a dar vueltas a lo ocurrido por la mañana, pensando mucho en Elena, no parando de venir su cara a mi mente.
Llegó a un punto en el que fue desesperante, por lo que me levanté para tomarme algo que me ayudara a descansar mejor. Ángela me preguntó si todo iba bien, diciéndole que me estaba costando dormirme y que iba a ver si me podía tomar algo para remediarlo.
Ella de primeras me aconsejó una tila, pero es que no me gustaban nada las infusiones, como ella ya sabía, por lo que opté por cortar una pastilla para dormir. Ella me acompañó para asegurarse de que todo iba bien. Hasta lo hizo hasta mi habitación, arropándome y dándome un beso en la frente, dándome las buenas noches.
Hice bien en tomarme aquella pastilla, porque me ayudó bastante a dormir. Me desperté a una hora más prudencial de lo que solía hacer, porque lo normal era hacerlo cuando estaba por amanecer. En esta ocasión ya lo había hecho de manera sobrada, pero tampoco es que fuera tan tarde.
Pillé a Ángela despierta, haciendo el desayuno, diciéndole yo que no tenía por qué, aunque ella riendo un poco me dijo que sí viendo la cara de dormido que tenía. Le dije que no me sentaban muy bien los somníferos, cosa que también sabía, preguntándome si estaba bien, diciéndole yo que sí, que solo necesitaba un café y una ducha para espabilarme.
Así que desayunamos tranquilamente, sacando ella tema de conversación, estando muy alegre, como siempre. También me contó que se había dado ya una ducha, aunque se había tenido que poner la misma ropa al no haberse echado nada, cosa con lo que no estaba muy cómoda, pero que tendría solución pronto cuando dijéramos de irnos.
No quería hacerla esperar, así que me fui al baño a darme una ducha para arreglarme e irnos, llevándola yo en mi coche, pues había venido en autobús el día anterior. El camino a casa fue muy ameno, con ella poniendo música en la radio y cantando bastante, animándome a mí también a hacerlo, aunque no es que me entusiasmara mucho la idea, pero sí que me arrancaba sonrisas verla así.
La dejé en su casa, diciéndome ella que me tomara todo el tiempo que necesitara con mi familia, que no me viera apurado por ella, que no iba a tener ningún problema, pareciéndome a mí bien. Aunque me bajé para saludar a su madre, recibiéndome ella muy bien, dándome un fuerte abrazo, el cual se prolongó, preguntándome cómo me encontraba. Le dije que no me podía quejar, haciendo ella un gesto para darme calor. Me invitó a quedarme a comer, pero le dije que mi familia me esperaba para ello, dándole las gracias por el ofrecimiento.
Me fui a casa de mis abuelos para pasar el día con ellos, recibiéndome todos muy bien. No sé si mi madre les diría algo, aunque tampoco noté nada fuera de lo común en el comportamiento de todos. Ella sí que estaba muy pendiente de mí, pasando su brazo por mis hombros a cada momento, procurando sentarse a mi lado todo el tiempo. Cuando nos quedamos más solos después de comer al irse todos a descansar, me estuvo preguntando cómo fue la cosa, aunque sin presión para que no me sintiera mal.
Le conté todo, poniendo ella cara de pena y dándome bastantes abrazos, aunque hablamos también de cómo me lo estaba tomando, viéndose mi madre sorprendida en comparación con la vez que me dejó, porque lo pasé realmente mal, pero en ésta, sin embargo, no estaba de alguna manera que se pudiera parecer a aquello. Era algo que ya habíamos hablado un poco, pero le conté que como que me di cuenta de varias cosas y que el cuerpo se me hizo a esa idea, como si ya viniera avisado.
Pero eso no significaba que no estuviera triste, porque lo estaba. Ella me dijo que sí se me notaba desánimo en mi expresión, pero ella estaba más tranquila al no verme como en aquella ocasión, diciendo que esperaba no volver a verme así nunca más. También le conté que mi amiga Ángela se preocupó mucho por mí y que pasó todo el día conmigo, viniendo por casa por sorpresa.
Mi madre me preguntó si ella estaba buscando algo en mí al estar tan pendiente de mí, recordando también que fue la chica con quien engañé a Valentina. Le dije que eso estaba más que hablado y que no se trataba de eso, diciéndole que simplemente éramos muy buenos amigos y que ella tenía un corazón de oro, preocupándose siempre por lo mejor para mí.
Le expliqué cómo se preocupó nada más tuvo lugar aquel engaño, cómo también me aconsejaba mucho durante esas semanas que me estuve viendo con Elena, mencionando yo que de no haberlo hecho, la cosa habría ido mucho peor y que seguramente habríamos cortado todo vínculo mucho antes.
También le sorprendió un poco el hecho de que Ángela se viniera a vivir conmigo durante unos días, pero al mismo tiempo le gusta a la idea, porque así sabía que no estaría solo y también que me vendría bien su compañía para estar distraído y no aislarme, cosa que tendía a hacer en esas situaciones.
Dejó caer que estaría bien que volviera para vivir allí, pero me dijo que ya sabía que no podía dejar mi trabajo tan a la ligera para no dejar tirada a tanta gente. Al final dejamos la conversación, pensando mi madre que seguro que Elena buscaría la ayuda que necesitaba y quizá en un tiempo la cosa podría cambiar entre nosotros una vez estuviera tratada.
Me mostraba escéptico al respecto, pero mentiría si dijera que no deseaba un poco que así fuera. Me disculpé con mi madre para salir a la calle y hacer una llamada, porque quería informar al resto de mis amigos de lo sucedido.
Pensé que era lo mejor empezar por Sofía. Hugo nos contó a Ángela y a mí que aún iba a estar en su casa, teniendo pensado venir el fin de semana siguiente, por lo que no iba a estar cerca para poder contárselo en persona, porque no quería esperar tanto.
Me preguntó qué tal estaba después de saludarme, empezando a charlar con ella un poco para ver cómo le iba por casa y cómo estaban todos por allí. Después de ponernos al día le dije que tenía algo que contarle, cosa que hizo que se pusiera en guardia, temiéndose lo peor. Le dije que no iba mal desencaminada, empezando a contarle lo que pasó el día anterior en casa de Elena.
Mi amiga estaba muy apenada por lo que escuchaba, preguntándome si no había ninguna posibilidad de que pudiéramos enfocarlo de otra manera. Le expliqué que Elena no quería tratar los problemas que teníamos de manera profesional y que me había dado cuenta de varias cosas, poniéndose todo muy difícil.
También le dije que no cerraba la puerta del todo, porque si ella ponía de su parte y veía que iba en serio, quizá en un futuro podríamos hablar y ver si podríamos intentarlo de nuevo, tal y como me dijo mi madre que podría ser, aunque tampoco quería que se aferrara mucho a aquello, ya que lo veía bastante difícil.
Sofía me dijo que vendría antes para venir a verme, pero le dije que no hacía falta que trastocara sus planes y que podríamos vernos al próximo fin de semana, que era cuando iba a venir. Me preguntó si estaba bien, diciéndole que estaba triste y desanimado, pero que ni de lejos como la otra vez, quedándose ella más tranquila.
También le comenté el tema de que Ángela se iba a venir a vivir conmigo unos días aprovechando que ella tenía mucha más movilidad por el tema de su trabajo, pareciéndole a ella bien, por las mismas razones que me dijo mi madre.
Me preguntó varias veces si estaba bien o si necesitaba algo, pero en todas le dije lo mismo, pidiéndole que no se preocupara más de lo que debía, porque ya podía ver que yo me encontraba bien en realidad.
Tras hablar eso me preguntó si se lo había dicho ya a Irene y a Mario, diciéndole que no, que tenía pensado acercarme a verlos y contárselo en persona, esperando ella que Irene no se lo tomara muy mal.
Le dije que pensaba que no lo haría, aunque estaba un poco nervioso al respecto. Ya cuando le dije que me había dado cuenta de cosas y que debía tomar una decisión, ella reaccionó un poco regular, no sabiendo cómo lo haría ahora que ya la había tomado y no iba a ser de su agrado.
Sofía me volvió a preguntar si necesitaba algo más y sí que le pedí algo en realidad, diciéndome ella que lo que fuera. Lo que le pedí fue que no dejaran de hablar y quedar con Elena, porque quería que en el tema amistad que teníamos todos, la cosa siguiera igual.
Tan solo quería evitar reuniones en las que pudiéramos estar los dos al mismo tiempo para esquivar momentos muy incómodos, pero eso no significaba que no se pudiera hacer la misma vida en la que todo el círculo de amigos pudiera quedar como siempre se había hecho. Sofía me dijo que contara con aquello y que de hecho, iba a llamar a Elena en cuanto dejáramos de hablar nosotros, aunque en realidad iba a hacerlo se lo pidiera yo o no.
Habiendo acabado de hablar con Sofía por teléfono, volví a casa de mis abuelos para informarle a mi madre de que me iba a casa de Mario para hablar con ellos. Me preguntó cómo había ido la cosa con Sofía, diciéndole yo que de aquella manera, porque ella era sensible y estas cosas le afectaban un poco, pero que tampoco fue para tanto.
Le expliqué que contárselo a Irene sí que me resultaba más difícil, porque la conocía y sabía cuánto nos quería a ambos, pero no quería demorarme más, porque pensaba que cuanto antes pasara por eso, mejor, por lo que me fui, dándome mi madre suerte una vez más.
Ya en el coche le pregunté a Mario por mensaje si estaban en casa, diciéndome el que sí, y que estaban solos, cosa que me venía perfecta, porque tal vez Elena se podría haber dejado caer. Así que me puse en camino, preguntándome mi amigo si todo iba bien y diciéndole yo que sí, que quería saber si estaban disponibles para ir a verlos aprovechando que estaba por allí.
Tal vez Elena ya le hubiera contado algo a ambos, o quizá había sido Sofía, aunque no lo creo en realidad, pero la cosa es que nada más entrar, como que parecía que sabían por qué estaba allí. Sobre todo era Irene, quien mostraba esa cara, preguntándome qué pasaba. Me senté en el sofá y esperé a que Mario también lo hiciera. Irene estaba impaciente, con sus piernas cruzadas, mirándome fijamente.
Mario parecía algo más despistado al respecto, porque parecía que tenía puesto un partido de fútbol cuando llegué. No sabía por dónde empezar, porque tenía algo de miedo de cómo se pudiera tomar Irene el asunto, porque ya había visto cómo se puso cuando le avisé un poco de lo que podría pasar, siendo uno de los principales motivos, por lo que preferí reflexionar un poco más la decisión antes de tomarla tan en caliente. Tenía la baza de decirle que quizá en un futuro la cosa podría cambiar, como hice con Sofía y cosa que deseaba en realidad, pero no sabía si Irene quedaría contenta con eso.