Capítulo 623
Estuve a nada de abrir la puerta para salir detrás de ella y hacerla recapacitar un poco, pero sabía que iba a ser peor si lo hacía, porque ella seguía reticente a que nos vieran juntos y hablar de esas cosas en la calle no le iba a hacer nada de gracia. Es verdad que era una calle no muy transitada, pero eso no me aseguraba que no hubiera alguien por la calle, aun así, además de que tenía bastantes vecinos. Así que volví para sentarme en el sofá con la esperanza de que pensara en frío la situación para ver si valoraba que le hubiera sido sincero y que no le había hecho lo que le hizo su ex, teniéndola mareada estando con otra. Yo fui de frente con todo y esperaba que ella tuviera eso en cuenta, aunque por su reacción y por las palabras que dijo lo veía muy difícil. Consideraba que la conocía ya bastante bien como para estar seguro casi por completo de que lo nuestro se había acabado y que era imposible que me pudiera perdonar.
Estaba muy apenado con cómo había acabado la situación, algo que puede parecer hipócrita por haber sido yo quien dio el paso para serle infiel, pero fue algo superior a mí y que no pude frenar. Haber hecho eso no me quitaba esa lástima que tenía por dentro por mucho que trataba de pensar que tal vez lo pensaría mejor y que podría relajarse una vez pasaran las horas para que pudiéramos hablarlo y tratar de buscar una solución, pero muy en el fondo sabía lo que había y lo veía imposible. Valentina era una mujer muy clásica y ya venía de una situación muy mala en el tema sentimental como para venir yo, hacerle esto y que me perdonara. Y fue algo que me llegó a preocupar de verdad, porque me dio por pensar que quizá le podía quedar algún trauma por haber pasado por esas dos situaciones tan seguidas. Yo acabé bastante regular después de la mía y no sabía cómo se lo podía tomar Valentina. Lo que sí sabía era que no se merecía ninguno de esos dos momentos por los que había pasado.
Por eso me puse en contacto con Daniela. En lo que ella cogía la llamada y sonaban los tonos de la misma, me entró una vergüenza enorme, porque obviamente tenía que contarle lo que había pasado para ponerla en contexto. Una vez contestó, me notó de inmediato que algo no iba bien. Al parecer mi tono de voz cuando le pregunté si estaba ocupada me delató bastante. Así que le empecé a contar lo que había pasado. Y seguía con esa vergüenza que me entró conforme los tonos de la llamada sonaban, pero es que ahora me notaba como me estaba poniendo rojo además por el calor que me entraba por la cara. Mi amiga no me echó la reprimenda ni me juzgo, porque pasó a preocuparse por nosotros dos. Como ya he descrito alguna vez, ella estaba encantada con vernos juntos y decía que le dábamos envidia. Era una amiga en común de los dos y la queríamos un montón, igual que ella a nosotros.
Tan solo me preguntó por qué había llegado a esa situación con lo bien que estábamos. Y no le sobraba razón, estábamos muy bien, pero acabó pasando y no me quedó más remedio que exponerle el único motivo que se me ocurría para que aquello hubiera tenido lugar: yo no estaba enamorado de Valentina. Daniela se sorprendió muchísimo cuando se lo dije, porque según ella nos mirábamos con mucho cariño. Y no le dije que no, pero no es lo mismo eso que estar enamorado. Yo quería a Valentina y lo seguía haciendo en ese mismo momento en el que le explicaba todo a Daniela, pero no llegó a despertar en mí sentimientos de enamoramiento. Daniela sugirió que tal vez estaba confundido, pero le dije que anteriormente había tenido una relación y ahí sí que me había llegado a enamorar, por eso sabía que era por ese motivo. Daniela me contestaba muy apenada diciendo que me entendía, pero que era algo muy malo lo que estaba pasando.
Por supuesto, le di la razón, porque era verdad. Y de ahí pasó a preguntarme si lo había hecho porque me faltaba algo en mi relación además de no estar enamorado. Le dije que no, que no me faltaba de nada y que pese a no estar enamorado de ella, estaba muy a gusto con su compañía y con todo en general, por eso le pedí que lo pensara en un momento en el que estuviera más tranquila, llegando a pedirle otra oportunidad. Le conté que no me acosté con cualquiera, que no había sido con una desconocida que había conocido esa noche. Pero antes de contarle quién era, le dije que no me faltaron ocasiones en las que poder llegar a algo más con una chica, siendo así con Sara y con Julia, aunque no le llegué a decir nombres a Daniela, limitándome tan solo a comentarle que eran un par de chicas, una de ellas que conocía de unos meses y otra de unas semanas, pero que no despertaban mucho más en mí más allá de cierto atractivo.
Y ya fue cuando le conté que se trataba de una amiga que conocía de hacía varios años, con la que había ido a la universidad, que pasábamos mucho tiempo juntos al estudiar, salir de fiesta, volver a casa juntos algún fin de semana o incluso llegar a ser follamigos. Hasta le conté que en esos tiempos me recogía en mi casa para ir juntos a la universidad también. Y no me quedé ahí, pues le relaté que esa misma chica había aparecido mientras yo mantenía una relación con otra persona y me trastocó un poco, porque me hizo ilusión volver a verla y de nuevo se iba a ir de mi vida. Ella parecía no entender y por eso le conté que de la misma manera que pasó en esta ocasión, en aquel tiempo también sembró dudas en mí respecto a mi relación y los sentimientos. Daniela parecía sorprendida por lo que le contaba, porque pensaba que debía ser alguien muy especial para que también me provocara eso estando enamorado de mi pareja de aquel entonces.
Por ese motivo me soltó que a lo mejor estaba enamorado de ella o algo así por haber caído tan fácilmente esta vez y por lo que le contaba de la otra ocasión. Fue algo que me dejó pillado y pensativo, pero no quise demorarme en pedirle a mi amiga que se acercara a casa de Valentina para que estuviera con ella para darle apoyo. En ningún momento le dije que la convenciera de que me perdonara y me diera otra oportunidad, porque era consciente de lo que había hecho y era algo muy serio y cuya decisión correspondía solo a Valentina. Es verdad que se lo pedí yo mismo, pero fue algo dicho en un momento desesperado por los nervios, aunque no quitaba que deseara que lo hiciera igualmente. De todas formas, pensaba que Daniela trataría de apaciguarla y de comentarle algo igualmente para echarme una mano. Ella no dudó en ningún momento en ir para allá en cuanto se lo pedí, diciéndome que lo iba a hacer igualmente en cuanto acabáramos de hablar, así que dejamos ahí la conversación para dejarla que fuera con su amiga y la apoyara en un momento así.
Lo único que añadió fue preguntarme si yo me encontraba bien, algo que como digo, puede parecer absurdo de preguntar cuando había sido algo voluntario, pero debía notarme el bajón que me entró después de que Valentina se fuera así de mi casa. Le dije que estaba bien, triste, pero bien y que cuidara de Valentina si lo necesitaba, porque sabía que era una mujer muy fuerte, pero también recordé cómo se puso cuando me contó lo que pasó con su exmarido y demás. Una vez colgó, me tumbé en el sofá tratando de relajarme un poco, aunque me costaba. Me quedé pensativo en aquello que me dijo Daniela de que tal vez sentía cosas muy fuertes por Ángela. ¿Y si era así? Como se ha podido observar a lo largo de esta historia, de nunca se me ha dado bien darme cuenta de los sentimientos que las personas generan en mí. Ya tuve dudas en los primeros encuentros que tuve con mi expareja, las cuales se disiparon cuando ella me confesó que sentía cosas por mí.
Y no fue la única ocasión, pues también estaba lo de Ángela, como le acababa de contar a Daniela. Con Valentina fue más extraño aún, porque pasamos de pura atracción y encuentros sexuales a algo más progresivo en donde se involucraban gestos y detalles poco comunes en ese tipo de relación entre dos personas. Y fui capaz de darme cuenta de aquello, pero al final me acabé dejando llevar para acabar emparejado con ella sin tener del todo claro lo que sentía con ella. Puede que la situación en la que empezó lo nuestro en serio tuviera que ver con llegar a estar así, pero es cierto que la quería. Le cogí mucho cariño con tanto encuentro y disfrutaba mucho su presencia. Quizá estaba enamorado y no era capaz de darme cuenta, como si hubiera diferentes grados en ese campo. Desde luego no sentía lo mismo que con Elena. A lo mejor con ella las cosas fueron muy intensas, aunque con Valentina no es que fuera la cosa relajada precisamente. O tal vez sí que quedé bastante traumatizado por el final que tuvo esa relación.
No quería estar solo, pero allí no tenía a nadie más aparte de Valentina y Daniela. Mónica rondaba por ahí, pero me daba miedo llamarla para hablar con ella y que se acabara convirtiendo aquello en una sesión improvisada. Por eso llamé a Ángela, que era la única conocedora de lo que pasaba por ser de hecho ella con la que tuvo lugar la situación. De manera parecida a Daniela, ella notó que la cosa no había ido bien. Empezó a hablarme de una manera muy cariñosa, relajando la voz como si tratara de tranquilizarme, aunque su voz ya era algo aniñada de por sí. Pero el caso es que le empecé a contar cómo había ido la cosa en esa conversación que tenía pendiente con mi novia. Una vez acabé no paraba de disculparse por haber ocasionado eso, aunque yo le restaba importancia al haber sido yo el que dio el paso, pero ella me lo rebatía al decir que conocía la existencia de mi novia, pero que también le hizo ilusión y que me encontró muy atractivo.
Al final lo dejamos en tablas en ese aspecto y pasó a preguntarme si veía alguna oportunidad de que se pudiera arreglar. Le dije que lo dudaba bastante, aunque había llamado a una amiga que teníamos en común para que estuviera con ella y que seguramente trataría de calmarla y demás, pero no era optimista respecto a una posible reconciliación. No llegué a comentarle nada de que no era la primera vez que me pasaba esto con ella, porque no lo veía oportuno y porque pensaba que aquello despertaría curiosidad en ella y tendría que explicarle varias cosas y cómo se resolvió aquello. Era algo que podría traer recuerdos de manera más que segura y bastante tenía con lo que acababa de pasar como para sumarle eso. Nos despedimos al poco, ya que ella tenía que madrugar bastante para coger un vuelo, aunque me dijo que me llamaría para ver cómo evolucionaba la cosa y para ver cómo me encontraba yo, prometiéndome que iría a verme en cuanto regresara.
Como era de esperar, aquella noche me costó bastante dormir. No paraba de darle vueltas al tema tratando de encontrar una solución, pero es que lo veía imposible. Miraba mucho el móvil por si tenía alguna noticia por alguna parte, ya fuera por Valentina o Daniela, pero no encontré nada. Por supuesto que no siendo la madrugada de un lunes ya. Fui un rato al gimnasio al día siguiente por la mañana aprovechando que no podía dormir para tener así una buena sesión y luego ir a trabajar, aunque estuve bastante taciturno durante todo el día. Ya por la noche recibiría mensajes de varias personas, aunque ninguno de quién más esperaba encontrarlos, de Valentina. Los primeros que abrí fueron los de Julia, quien me decía que no iba a ir más a la academia por obvias razones y que le había caído una buena bronca por parte de su madre y su tía, aunque no me contó nada con detalle. Pero no veía oportuno seguir yendo a las clases conforme estaba la cosa. Luego encontré algunos de Daniela en los que me contaba que había pasado la noche con Valentina para no dejarla sola. No se anduvo con rodeos, contándome que la encontró bastante triste cuando llegó a su casa y que había llorado por cómo tenía los ojos y que lo volvió a hacer cuando hablaron del tema, aunque no lo hicieron mucho y simplemente estuvo allí con ella para hacerle compañía.
Finalmente, dentro de los relevantes, encontré los de Ángela, donde me preguntaba cómo seguía y si se había resuelto la cosa. Le informé de todo, de cómo me encontraba y cómo había dado las clases ese día de manera calmada a no tener yo muchas ganas de nada y también explicándole que no había tenido ninguna palabra más con Valentina desde que se fue de mi casa. En cuanto abrió los mensajes me dijo de hacer una videollamada. Ya le conté todo lo que sabía con más detalle y ella tenía hasta peor cara que yo al tener sus cejas caídas y expresión triste. Estuvimos un buen rato hablando de varias cosas más además de eso para hacernos compañía, porque ella se encontraba allí sola también y no le apetecía mucho salir por cómo me estaba yendo la cosa a mí, prefiriendo quedarse en casa para hablar conmigo, agradeciéndole yo el gesto y preguntándole cómo se estaba por allí para cambiar un poco de tema.
El día siguiente fue prácticamente igual que el anterior, aunque me animé a ir a una floristería cuando salí del turno de mañana para comprar unas flores para Valentina, añadiendo una nota que estuve pensando durante la mañana cuando se me ocurrió la idea. Como no sabía si llegaría a casa a la hora que solía por si tenía lío en el trabajo, opté por mandarlas a la oficina a media tarde. Pero no llegué a obtener ninguna respuesta por su parte. Por la noche hablé con Daniela, aunque no me contó nada nuevo, diciéndome que había hablado con ella para ver cómo estaba y que habían quedado para almorzar juntas al día siguiente, pero que seguía sin querer hablar mucho del tema, aunque ella estaría ahí hasta que quisiera hacerlo. Yo le daba las gracias por no dejarla sola y le decía lo buena amiga que era, en especial cuando también me preguntaba a mí cómo me encontraba y demás, siendo ella la que contactó conmigo en esta ocasión. Yo le respondía diciéndole que seguro que no estaba tan mal como ella y que no se preocupara por mí, pero que no dejara de estar pendiente de ella.
Ya el miércoles, después de haber dejado un par de días para que la cosa se enfriara y no atosigarla, tuve noticias de Valentina. Y no fue en forma presencial ni en forma de llamada. Me mandó unos mensajes en los que me decía que no me quería volver a ver más, que la dejara en paz y que me alejara también de Daniela, porque era una chica muy buena y seguro que acababa corrompiéndola por mi manera de ser y por pensar solo en una cosa sin importarme lo que les pasara a los demás. Esto último fue lo que más me dolió, porque ya sabía que no íbamos a volver, aunque es verdad que esperaba al menos poder acabar bien dentro de lo que había, pero que me dijera eso fue algo que me afectó, porque era otra manera de decirme que me había cogido odio. Eso era algo que lamentaba de verdad por el cariño que le tenía y por lo bonitos que habían sido esos días que estuvimos juntos por muy breves que fueran.
Pasados unos minutos de haber leído yo ese mensaje, me bloqueó en WhatsApp y seguramente las llamadas también, aunque no fue algo que comprobara. Informé a Ángela de la resolución final del tema del que veníamos hablando los últimos días, lamentando ella enormemente que hubiera acabado así, dándome ánimos para que no estuviera triste, aunque también se le notaba un poco así a ella. De nuevo me dijo de irme con ella para que me despejara y la verdad es que ya no lo veía tan mal, especialmente después de cómo había acabado todo, por lo que le dije que lo pensaría para poder escaparme el fin de semana con ella. Pero ya iba siendo hora también de comentar esto en mi círculo más cercano, pues mis demás amigos estaban encantados con ella y los veía con ganas de que quedáramos más con ellos. Y tampoco era algo que me quería callar por lo ocurrido en la playa con Irene, quien agarró un buen cabreo por varios detalles que le oculté acerca de mi primera relación. Les dije de hacer una videollamada en la que estuviéramos los cuatro juntos, porque tenía que decirles algo importante, dándose ésta de inmediato.