Capítulo 679
También me percaté de lo dura que se me puso al momento, siendo un detalle notable por sentir algo parecido la primera vez que probé aquello hacía menos de un día. En esta ocasión, con una chica era ya mucho más fácil que se me pusiera dura por completo en lugar de morcillona solamente. Además, Noelia estaba muy bien por mucho asco que le tuviera por otras circunstancias, pero ahora lo cierto es que todo aquello me daba igual. Era como si yo fuera otra persona a la que Noelia no le había hecho nada. Eso ponía mucho más fácil continuar con el magreo que nos empezamos a dar. Ella también se percató de lo dura que se me puso, pasando a decirlo con esas mismas palabras, riéndose de manera traviesa después. Y no desaprovechó la ocasión que se le presentó, porque rápidamente me puso a mí bocarriba para quedar ella sobre mí, sacándomela del pantalón de chándal que me había puesto cuando volví a casa para empezar a masturbarme.
No paraba de decir que le encantaba y que la había echado mucho de menos, pasando a comérmela con ansia después de darme cuenta de lo roja que estaba. La veía muy guapa con ese look nuevo que tenía al parecerse tanto a su hermana y más que lo hacía al quitarse las gafas y dejarlas sobre la mesa. Es que eran como una copia, joder. Llegó un punto en el que ella me desnudó por completo de cintura para abajo, quedándome solo la sudadera, aunque no tardaría en quitármela para mirarme con una expresión de deseo tan alta que parecía que le iba a dar algo. Estaba muy roja y su respiración bastante acelerada. Sus ojos no paraban de moverse por mí cuerpo y tras unos segundos en silencio me dijo que no podía gustarle más, pasando a echarse sobre mí de nuevo para besarme con intensidad, cosa en la que yo participaba, empezando también a besarla para acabar comiéndonos la boca de manera bastante guarra.
Noelia estaba tan nerviosa que se trababa al hablar, cosa que le hacía gracia a ella misma. Yo estaba como anestesiado. No era para menos con lo que tenía el cuerpo, pero es que aun estando con Noelia así estaba muy a gusto. Notaba calidez y bienestar, algo que me parecía imposible con ella a su lado, pero esas sensaciones eran tan reales que no me parecía mal dejarme llevar para disfrutar de aquello. Noelia pasó a desnudarse, de manera muy rápida, dejando la ropa repartida por donde cayera, ya fuera por el sofá, por el suelo, o incluso la mesa. En cuanto le vi ese vello púbico nuevo que se había dejado resoplé, causando su risa y que me preguntara de manera cariñosa si me gustaba, pasando yo a decir que me encantaba, igual que los piercings que se había hecho en los pezones. Ella emitió un sonido de agrado bastante infantil y me volvió a besar, aunque esta vez más cariñosamente.
-Pfff... Jajajaja.
-¿Qué pasa? -le pregunté al verla indecisa.
-Nada, que me encantas... Jejejeje. Es que no sé qué hacer, porque me muero de ganas por sentirte, pero también te la quiero seguir chupando.
-Hay tiempo para todo... -dije cerrando mis ojos para relajarme.
-Mmm... -murmuró de nuevo de manera infantil.
Al final de decidió por seguir chupándomela, haciéndolo bastante bien al mover su lengua, sorber, usando también sus labios y sus manos, sin olvidarse de los huevos. Hasta se la hincaba en la boca todo lo que podía, generándole arcadas por lo profundo que llegaba. Me preguntaba si me gustaba cómo me la comía, a lo que yo le respondía afirmativamente, pareciendo alentarla a ella para continuar con esa mamada, poniéndole incluso más ganas. Pero a mí también me apetecía algo más, por eso le dije que se moviera para hacer un 69. Ella parecía impresionada por lo que le dije, pero no dudó ni un segundo en moverse para ponerse así, aunque ya en posición miraba mucho hacia atrás antes de que se lo empezara a comer. Le pregunté qué pasaba y ella me dijo que me quería ver cómo lo hacía, a lo que yo le respondí que se pusiera como quisiera y que luego podíamos hacer el 69.
Así que se puso sobre mí, con una pierna a cada lado, mirando hacia abajo para ver cómo se lo comía, cosa que empecé a hacer después de ver lo mojado que lo tenía. Y también me gustaba su olor, por lo que no tardé nada en pasar mi lengua por toda su rajita, provocándole un fuerte escalofrío a ella que pude notar cuando se estremeció, pero también pude hacerlo al sentir cómo se le erizó la piel. Lanzó un gemido alto y sensual y se lo empecé a comer bien, lamiendo, succionando e incluso besando todo su coño. Hasta me metía la lengua en su pequeño orificio para follarla de esa manera por así decirlo. Mis manos también se apoderaron de su culo y de sus tetas cuando no estaban en éste último. Me estaba gustando bastante la experiencia y ponía empeño para comérselo en condiciones y así era cuestión de tiempo que se acabara corriendo, haciéndolo en mi boca, pasando a estremecerse de manera fuerte, agarrándose al sofá con una mano, mientras la veía apretar los ojos con mucha fuerza. Seguí comiéndoselo hasta que ella misma se apartó al bajarse de mí, poniéndose de pie, aunque le temblaban las piernas, riendo por ello.
Cuando se le pasó un poco, se tumbó a mi lado para besarme con cariño, abrazándose a mí y acariciando mi cara, aunque cuando se dio cuenta de que la seguía teniendo dura como una piedra, echó mano a ella para seguir masturbándome, acabado comiéndomela de nuevo y finalmente haciendo ese 69 que le sugerí. Ahora podía ver también su ojete, cerradito y bastante bonito. Hasta me animaba a soltarle algún azote que ella recibía con una pequeña risa. De nuevo se acabó corriendo en mi boca, sin llegar a hacerlo yo, quedando esta vez en esa postura para descansar, dejándola yo de estimular para que pudiera hacerlo. Pero no tardó tampoco en incorporarse para mirarme con sus ojos entornados y una risa tonta en la cara. Me dijo que necesitaba sentirme dentro de ella, por lo que me puso sentado en el sofá, algo escurrido sobre él y se puso sobre mí al pasar una de sus piernas por encima de mi cuerpo.
-Así, como a ti más te gusta, cariño -dijo agarrando mi cara con sus dos manos para darme un beso muy tierno.
Tras eso, se empezó a meter mi polla en su coño, el cual estaba ardiendo. No podía estar más caliente, literalmente. También la notaba muy húmeda y poco a poco se la metió por completo, suspirando una vez lo hizo. Se me quedó mirando de manera muy fija a los ojos, dándome algunos besitos por la cara, diciéndome una vez más que le encantaba. Se empezó a mover lentamente una vez dijo aquello, aunque no tardó mucho en ir subiendo el ritmo progresivamente hasta alcanzar uno bueno para darme una buena follada. Noelia gemía de una manera diferente a lo que ya había visto en ella, pero es que me daba igual. Estaba siendo capaz de pasármelo bien y eso era lo que contaba ahora mí en ese momento. En menos de 5 minutos se estaba corriendo, pegando su cuerpo al mío, notando yo cómo de duros tenía sus pezones, ya que no me dejaba comerle las tetas al estar todo el tiempo agarrando mi cara para besarme sin parar.
Yo no llegué a hacerlo, pero cuando ella se recuperó de su orgasmo y se bajó de mí, se puso de rodillas sobre el suelo para chupármela como hizo al principio, pidiéndome que le diera mi leche, con esas mismas palabras. Y fue algo que acabé haciendo después de que me la comiera durante un rato más grande que el que estuvimos follando. Se la saqué de la boca y me masturbé sin levantarme del sofá para descargar sobre su cara, aunque ella abrió mucho su boca y sacó su lengua para recibirlo todo y tragarlo, apartando mi mano de mi propia polla para llevársela a la boca y chupármela un poco más hasta que acabara de salir semen de ella. No tuve que pedirle que parara, porque ella supo cuándo hacerlo y tras eso, se tumbó de nuevo en el sofá conmigo a lo largo para quedarse abrazada a mí. Yo me relajé bastante después de disfrutar de un sexo que a mi parecer era bueno en ese momento y la verdad es que no estaba mal, porque su olor también me gustaba, aunque al estar con los ojos cerrados no podía percibir más de ella aparte de su tacto y olor.
Como si tuviera un muelle en el culo, se levantó del sofá para coger su móvil y pedir cena para los dos, aunque no me llegó a pedir opinión, pero no falló al llamar al lugar al que lo hizo, no haciéndolo tampoco al pedirme algo de lo que servían ahí. Aún se acordaba de las cosas que me gustaba pedir cuando lo hacíamos más de un año atrás cuando vivíamos juntos ella, su hermana y yo. Después se vistió y me ayudó a mí a hacerlo también, quedándonos sentados sobre el sofá, con ella abrazada a mí, acariciándome y dándome besos. Yo estaba como si nada, como si no me llevara con ella como el perro y gato. Cuando llegó la comida, se levantó de inmediato para ir a recogerla y pagar, diciéndome que no me preocupara de nada. Si hasta puso ella la mesa y desenvolvió todo para que pudiéramos cenar. Lo hicimos tranquilamente, contándome ella cómo le iba en la universidad, narrándome su rutina con todo lujo de detalles, porque yo me quedé callado. Aquello que me tomé me seguía haciendo efecto y una vez acabamos de cenar y lo recogimos todo, volvimos al sofá, aunque no tardamos en volver a enrollarnos, ahora más detenidamente, pero en nada nos fuimos a mí habitación para continuar allí.
Allí nos lo tomamos con mucha más calma. Yo seguía con esa sensación de bienestar proporcionado por la sustancia y Noelia parecía también estar mucho más tranquila. Se ve que había desfogado bien en ese momento que tuvimos previo a la cena, donde llegó a tener tres orgasmos. Yo también logré acabar y así era mucho más fácil aguantar, aunque tampoco es que tuviera un estímulo muy grande de primeras, pues Noelia se puso tumbada sobre mí y poco a poco nos fue desnudando a ambos, volviendo a esa postura en la que se echaba por completo sobre mi cuerpo. Me dio infinidad de besos, tanto en los labios, como en la cara y el resto del cuerpo. No llegó a tocar mi cuello en ningún momento, cosa que me sorprendía, porque estaba seguro de que conocía de sobra ese detalle en mí, pero por lo que sea ni lo rozó, prefiriéndolo yo así. Me agarraba la cara en todo momento y en esos breves descansos de tantos besos, me miraba muy fijamente a los ojos.
Esos ojos oscuros me transmitían mucho deseo, pero no era lo único, porque me miraba de una manera sumamente especial. Notaba miradas iguales a las que me lanzaba Elena en su día y con lo que se parecían ambas, me llegaba a calar bien dentro. Es una sensación difícil de explicar la que me ocurría, pues simplemente me dejaba hacer, pero por dentro como que no quería que me mirara así, pero muy en el fondo me gustaba. Por suerte, Noelia fue bajando por mi cuerpo muy lentamente, dándome besos por todos sitios, aunque cuando llegó a las caderas se detuvo y se acomodó bien para lo que parecía ser una mamada. Aunque se demoró un rato en ponerse a ello, pero mientras tanto me besaba toda la zona cercana, llegando a poner su cara de lado sobre mi pubis para darme un abrazo. Decir que parecía contenta es quedarse corto, porque cuando se separaba de mí en esos besos o en ese abrazo que me dio, lanzaba risas muy tiernas, que seguía con otra muestra de cariño, como con más besos, por ejemplo.
Pero seguía con ganas de más y por eso acabó por meterse mi polla en su boca, aunque ésta estaba flácida. Pero no tardó mucho en empezar a hincharse, aprovechando ella para metérsela por completo en esos momentos hasta que se llegó a poner dura del todo y no podía hacerlo. Pero, aun así, empezó a chuparla bien para darme placer. Empezó de manera lenta, aunque no tardó en empezar a subir el ritmo progresivamente hasta tal punto que hacía mucho ruido. Tampoco parecía importarle, porque estábamos solos en casa, aunque los vecinos podrían estar escuchando algo, pero a mí también me daba igual en ese momento. De nuevo, otra sensación rara me venía a la cabeza en la que parecía estar con Elena antes de que me dejara, como si todo fuera perfecto con ella y nunca hubiera pasado nada ni nos hubiéramos separado. Era una sensación muy cálida y agradable y mirar a Noelia y verla tan parecía a ella con esos cambios que hizo, pues hacía parecer más real esa sensación.