Capítulo 738
Estuvimos callados durante un buen rato hasta que ella me volvió a preguntar si me gustaba la cena, respondiendo yo afirmativamente. Ella me pidió que no me moviera, que se encargaba de recogerlo todo y de traer el postre. El vino que estuvimos bebiendo se me subió un poco y se le pusieron unas chapetas que acompañaban a sus risas bajitas. Se escudaba diciendo que ya no bebía casi nada y que con nada que tomaba cogía el punto rápidamente. Preparó un volcán de chocolate para cada uno y volvió en poco tiempo, sentándose a mi lado esta vez para enlazar uno de sus brazos con uno de los míos. Tampoco duró mucho el momento, porque nos lo acabamos rápido al ser pequeños, volviendo ella a recogerlo todo para sentarnos en el sofá, trayendo las copas de vino. La verdad es que estaba bastante guapa, con un vestido de lana de color gris, el cual realzaba mucho sus curvas. También tenía una pequeña apertura que hacía de escote, acompañando con unas medias negras muy tupidas y unos botines de color parecido al vestido.
Entre risas se sentó a mi lado en el sofá, empezando a acariciar mi cuerpo, especialmente metiendo su mano por dentro de mi ropa. Sus ojos estaban un poco entornados y ella no hacía más que mirarme a los ojos y a los labios. Intentó besarme en varias ocasiones, pero le decía que no quería por aquello de que parecía que tenía un poco de infección. También le dije que no debería haber tomado nada de alcohol, pero tampoco tomé demasiado, quedando un rato aún para tomarme el antibiótico que me tocaba. Ella se tapó la boca con la mano, pidiéndome perdón al habérsele pasado aquello, pero intentó solucionarlo al entrelazar sus dedos con los míos mientras me decía que estaba muy guapo, piropo que yo recibí como si tal cosa. No conforme con mi reacción, Noelia se subió encima de mí, con una pierna a cada lado para agarrar mi cara y mirarme, pegando nuestras narices y empezando a darme besitos por toda la cara.
Con unos susurros algo temblorosos me dijo que no podía esperar más y que necesitaba que nos fuéramos a la habitación para poder empezar cuanto antes. Así que nos levantamos y ella me llevó de la mano, moviendo su culo sensualmente hasta que llegamos a mi habitación. Allí, ella me sentó sobre la cama y me dio un abrazo, con varios besos más por toda la cara. Luego me empezó a desnudar hasta que lo hizo por completo, mirándome con mucho deseo. Tras eso, se empezó a desnudar a ella misma, echándome yo hacía atrás para apoyarme sobre mis codos y ver cómo lo hacía. De manera lenta y sin apartar su mirada hacia mí, se fue despojado de cada una de sus prendas, empezando por sentarse en la silla de mi escritorio para quitarse esos botines que llevaba, levantándose después para quitarse el vestido y quedar con su ropa interior y esos panties negros que llevaba, cosa que fue la siguiente en quitarse.
Ya estando solo con su ropa interior se me quedó mirando, dándose una vuelta para que viera que llevaba un tanga. En esta ocasión, tanto su sujetador como su tenga eran de color blanco. Hasta se puso en pompa para menear su culo, ganándose un azote por mi parte que hizo que riera. Tiré de ella para que se pegara a mí, encargándome yo de quitarle el resto de su ropa. Lo hice con su sujetador primero, aprovechando para agarrar sus tetas y manosearlas bien. Rápidamente, sus pezones se pusieron duros y ella empezaba a gemir de manera mimosa, acariciando mi cara. Después puse mis manos en su culo mientras nos mirábamos, susurrándome ella que me quería. Se lo bajé del tirón y la tumbé sobre la cama, poniéndome yo a su lado. Le empecé a acariciar el cuerpo, yendo rápidamente hasta su pubis para acariciarlo, empezando ella a estremecerse. Aunque no le duró mucho aquello, pues a los pocos segundos pasé a su rajita.
La encontré muy húmeda y se la empecé a acariciar. Noelia lanzaba gemidos muy tiernos y buscaba contacto con mi cuerpo, dirigiendo sus manos por diferentes partes de él. Estuve jugando con ella unos minutos, estimulándola de diferentes formas y procurando que no se corriera, llegando a estar muy cerca de hacerlo en dos ocasiones, pero paré a tiempo. Me acomodé sobre la cama para que ella se pusiera entre mis piernas y me la comiera, cosa que hizo durante un buen rato, aunque tuve que pararle en un par de ocasiones con un firme tirón de pelo por ir ella con mucha prisa. Le indiqué que lo hiciera despacio, disfrutándolo ella mucho más de esa manera por los gemidos que lanzaba. También le advertí que no gritara ni que se emocionara, porque ya me habían llamado la atención un par de veces por su culpa y no quería que volviera a pasar. Noelia continuó chupando mientras pensaba que era toda una putada no poder hacerle yo sexo oral, porque tenía muchas ganas, pero teniendo la boca en ese estado, prefería aguantar unos días para no correr riesgos.
Por eso me decidí a follarla, porque necesitaba ir un poco más allá y de esa manera estaría bien. La puse bocarriba y se la metí del tirón, gimiendo ella de la impresión. Lo tenía empapado y aún no habíamos hecho gran cosa. La empecé a follar a buen ritmo, aunque trataba de que no llegara hasta el final, pero en menos de 10 minutos se acabó corriendo por mucho cuidado que tuve. Pero eso no hizo que la cosa fuera a menos, porque se puso muy cachonda. Esa cara que tenía lo decía todo y ahora fue ella la que me colocó bocarriba en la cama, para darme la espalda mientras me montaba, haciendo subir y bajar su culazo. Yo le soltaba algún azote, gimiendo ella más fuerte en esos momentos y haciéndolo de manera uniforme y no muy alta entre medias. Le dije que me mirara y así lo hizo, follándome ahora como más me gustaba. Me gustaba bastante ver cómo su piel se enrojecía por algunas zonas, además de ver sus mejillas muy encendidas. Tiré de ella para pegar nuestros cuerpos y puse mis manos en su culo. Después le llevé un dedo a la boca para mojarlo y luego lo llevé hasta su culo, para acariciar su ano.
Noelia dio un respingo, pero se dejó hacer. La notaba bastante nerviosa cuando empecé a jugar por esa zona, comentándole que me apetecía empezar ya, porque no quería que se nos hiciera muy tarde. Estuve un rato jugando con su culo, usando también lubricante. Me habría encantado comérselo, pero pasaba lo mismo de antes. No quería correr riesgos, así que me dediqué a masturbarla con mis dedos cubiertos en lubricante. Con lo nerviosa que estaba de primeras no esperaba que fuera a comportarse de la manera en la que lo hizo, pues estuvo muy participativa y parecía disfrutarlo. Con lo bien que iba todo y lo excitada que la veía, pensé que ya estaba preparada. Y cuando fue a dar el paso se volvió a poner nerviosa, aunque no se echó para atrás. Me eché mucho lubricante en la polla y empecé a acariciarle la zona con ella, haciendo algo de presión de vez en cuando, irguiendo ella su espalda como respuesta.
No quería esperar más y le avisé de que iba a entrar, pidiéndome ella que llevara cuidado y que no le hiciera daño. No fue tan lenta la cosa como esperaba al ser su primera vez y al tenerlo tan pequeñito y cerrado. Costó un poco que entrara, pero su culo rápidamente se adaptó a mi polla, aunque no hacía más que meter el glande y un poco más. Le pregunté qué sentía, diciendo ella que era algo bastante raro, pero que podía seguir si yo quería. Y vaya que si lo hice, porque la empecé a follar, metiendo progresivamente mi polla cada vez más hasta que se la metí por completo. Noelia resoplaba y se quejaba de vez en cuando, pero no me decía que parara en ningún momento. Hasta se animaba a empujar con su culo en algunas ocasiones. Habiéndola metido ya por completo, empecé a follarla de manera más contundente, agarrándola de las caderas, pero sin apretar mucho, porque era su primera vez y pensaba que no podía venirme muy arriba.
-¿Quieres que te rompa el culo, guarra? -le pregunté muy excitado después de estar fallándola durante un rato y ver lo bien que ella aguantaba.
-Síiiiiii... -respondió en forma de gemido.
Ahora sí que la empecé a follar más duro, aguantando ella muy bien, cosa que me incitaba a aumentar más el ritmo. Al final la acabé reventando, sonando bastante cuando nuestras carnes se encontraban. Noelia hacía rato que tenía su cabeza hincada en la almohada para ahogar sus gemidos. Me notaba muy cerca, por lo que le dije que se tocara el coño, apurando yo lo máximo que pude hasta que me corrí, llegando hasta a gemir yo también. Descargué dentro de su culo y a ella le empezaron a temblar las piernas de manera muy exagerada. Me vencí con ella para quedar los dos de lado sobre la cama, respirando rápida y pesadamente hasta que a mí se me pasó el efecto de mi orgasmo, cogiendo papel para taparle a ella y yendo al baño para lavarme, dándome una ducha rápida. Cuando volví le dije a ella que hiciera lo mismo y fue al instante, yendo yo a tomarme el antibiótico y volviendo a la habitación.
Estaba muy adormilado cuando Noelia volvió completamente desnuda y con su pelo recogido con una goma. El medicamento me dejaba muy somnoliento y ella se sentó en la cama, preguntándome si se podía quedar a dormir conmigo, porque ya era tarde y además, llovía. Hice un sonido para responderle, pero ni yo mismo lo entendí. Supongo que ella lo entendería como una afirmación, porque se puso su tanga y cogió una de mis sudaderas para ponérsela y meterse en la cama conmigo, abrazándome y dándome las buenas noches, besándome en la mejilla, aunque luego lo hizo también en los labios. La verdad es que había sido una noche divertida y también estuvo bien el momento de la cena, la cual disfruté al estar muy buena, pero sabía que había sido cosa de Andrea, porque estaba todo demasiado bueno y ya había probado esos platos anteriormente de ella misma. No pude pensar en nada más, porque caí redondo por el antibiótico.