Reencuentro con Elena

Pero y digo yo, porque no es capaz de ver de una puñetera vez que Elena es ya una etapa cerrada y se da cuenta de que está enamorado de Ángela y es viceversa? Es que no se ha dado cuenta que lo de que Ángela quiere volver de Francia es una señal más de que quiere estar con él? Es que nadie le va a hacer ver que está enamorado de Ángela?.
Es que da hasta coraje.
 
Por cierto, no estoy nada de acuerdo con la parte final de tu comentario , porque a mí Javi me cae bastante mejor que esa capulla.
Y te digo más, dudo que vaya a encontrar a nadie que la deje muerta en la cama como Javi.
Al final acabará con Ángela, mucho mejor que esa imbécil.
Creo que queda claro lo que pienso de Elena.

Comentaré algo antes de leer el capítulo de hoy.

Tal vez Javier sigue en la actualidad al lado de Elena, y nos estamos pasando unos cuantos pueblos condenándola sin defensa. ;):oops:

Siempre consideré curioso el título del relato, "Reencuentro con Elena", notando un cierto interés del autor, quizás involuntario, en destacar lo del reencuentro por sobre la ruptura, entregando una velada trascendencia positiva a ese hecho. :cool:
 
Recordar que a Javi le da una especie de infarto a parte de por el acoso de Noelia, por el tonteo de Elena con su jefe. Es difícil sacar conclusiones definitivas de la conversación de whatsapp. Probablemente Elena le dé algo de cuerda a su jefe ya que acaba de entrar en la empresa y no quiere que la echen. Hasta que punto quiere pasar a mayores pues es difícil de decir, pero la pareja Elena-Javi era supersolida. Normalmente cuando echas una cana al aire es porque no tienes en casa buen sexo o cariño. Todo eso lo tenía ella con Javi. Por no hablar de que ella venía superdolida de una infidelidad de su ex...
Lo del hermano de Javi es muy rato. Es un personaje fantasma. Yo no me creo, por mucho de que fuese a su bola, que si vives en la misma ciudad que tú hermano y su novia, no quedes alguna vez a tomar un café. En cambio, nunca se le menciona en el relato, es como si viviera en Siberia. Me parece más probable que ella, en el momento de la ruptura, consiguiese un traslado a otra ciudad que tuviese sede la empresa y allí conoció al hermano. No se si serán muy parecidos físicamente, pero si es por lo del apellido, si son García o Fernández, no tiene porqué darse cuenta Elena de que son hermanos. Lo de vengarse de su ex con su hermano y aparecer en casa en navidades no me cuadra con el carácter de Elena, en definitiva

Es mucho más probable lo que afirmas, la presencia de David en la vida de Elena debió iniciar luego de la ruptura.

Sin conocer el nivel al que escaló esa relación, fácil es imaginar que el hermano pudo generar en ella sensaciones semejantes a las que Noelia ha provocado en Javier.
 
Es mucho más probable lo que afirmas, la presencia de David en la vida de Elena debió iniciar luego de la ruptura.

Sin conocer el nivel al que escaló esa relación, fácil es imaginar que el hermano pudo generar en ella sensaciones semejantes a las que Noelia ha provocado en Javier.
Más quisiera el hermano, que tiene pinta de ser un vaina.
 
Comentaré algo antes de leer el capítulo de hoy.

Tal vez Javier sigue en la actualidad al lado de Elena, y nos estamos pasando unos cuantos pueblos condenándola sin defensa. ;):oops:

Siempre consideré curioso el título del relato, "Reencuentro con Elena", notando un cierto interés del autor, quizás involuntario, en destacar lo del reencuentro por sobre la ruptura, entregando una velada trascendencia positiva a ese hecho. :cool:
Tienes toda la razón.
No obstante: Yo espero que lean mis opiniones, con la misma falta de pretensiones con la que han sido escritas.
 
Pero y digo yo, porque no es capaz de ver de una puñetera vez que Elena es ya una etapa cerrada y se da cuenta de que está enamorado de Ángela y es viceversa? Es que no se ha dado cuenta que lo de que Ángela quiere volver de Francia es una señal más de que quiere estar con él? Es que nadie le va a hacer ver que está enamorado de Ángela?.
Es que da hasta coraje.
Javi le ha reconocido en su cara pelada de Angela que sigue enamorado de Elena, y se lo reconoció por la insistencia de Angela porque se daba cuenta de eso.

Además, Javi le aumenta sin necesidad la charla que tuvo con Noelia, donde esta le pregunta si esa persona especial era Angela, y Javi le dice que NO, en toda la cara de Angela. Por otro lado, si aún así quiere tener algo con Angela, tiene que sincerarse y decirle lo que ocurrió con su hermana. Es más, ni siquiera tienen que ser novios, como amigo especial hace rato debió confesarlo.

Como dije antes, Javi necesita terapia.
 
Javi le ha reconocido en su cara pelada de Angela que sigue enamorado de Elena, y se lo reconoció por la insistencia de Angela porque se daba cuenta de eso.

Además, Javi le aumenta sin necesidad la charla que tuvo con Noelia, donde esta le pregunta si esa persona especial era Angela, y Javi le dice que NO, en toda la cara de Angela. Por otro lado, si aún así quiere tener algo con Angela, tiene que sincerarse y decirle lo que ocurrió con su hermana. Es más, ni siquiera tienen que ser novios, como amigo especial hace rato debió confesarlo.

Como dije antes, Javi necesita terapia.
Nosotros también vamos necesitando algo de terapia... De hecho hacemos terapia de grupo aquí 😂😂
 
Ya, recuerdo aquella sesión en Pajilleros Anónimos, todos sentados en círculo y aquel chico nuevo ...

- Hola, me llamo Javier y no puedo dejar de hacerme pajas, física y mentalmente.

Y todos contestamos a la vez:

- Cuenta, cuenta ...

Y aquí estamos ... haciéndonos todos pajas pensando en Ángela, y en Elena, y en Valentina, y en Andrea, y Sofía, y en la tatuadora, y en la psicóloga, y en la del sexshop, y en Cintia, y en ... y hasta en Irene y Noelia ... y hasta alguno pensando en Maribel.
Varios en Maribel, alguno que otro en la abuela
 
Capítulo 782

Rápidamente me puse en camino hasta su casa, yendo quizá más rápido de la cuenta. No la miraba al estar pendiente de la carretera, pero podía ver por el rabillo del ojo como ella estaba echada hacia atrás en el asiento, con su cabeza ligeramente girada hacia mí. Estaba casi tan nervioso como en la primera vez que nos fuimos a la cama, aquella ocasión en la que estuve en su casa, ambos atareados con cosas de los estudios y pasándose el tiempo rápido, quedándome allí a dormir porque llovía a cántaros y hacía muy mala noche.

Ella me cedió su cama, marchándose a la de su compañera de piso, que no estaba en ese momento, pero al final me preguntó si me importaba que durmiéramos juntos, porque tenía frío. En esta ocasión era todo muy diferente. Ambos nos conocíamos demasiado bien a esas alturas en todos los aspectos, por lo que nervios por esa parte no iban a haber, más bien era porque tenía pinta de que no íbamos a vernos más de esa manera.

Aquello me tenía como con una presión en el pecho en donde le llegué a pedir que me dejara ir un momento al baño una vez entramos en su casa, comentando ella que estaba vacía, porque tanto su madre como su hermana se habían ido y no estaban ni siquiera en la ciudad, así que teníamos mucha vía libre para estar todo el rato que quisiéramos.

En el baño me eché agua en la cara para tranquilizarme un poco, porque seguía bastante nervioso y la verdad es que no quería que aquello empañara esa ocasión tan especial, porque además de ser muy probable nuestro último encuentro sexual, también tenía ese regalo que le hice como detalle.

Se notaba que le gustó mucho por su reacción a pesar de que de primeras pensé que la había cagado. Pero nada más lejos, porque pude notar cómo lo agarró con sus manos en varias ocasiones de camino a su casa, como también la encontré mirándolo estando ella frente al espejo de su habitación una vez me reuní con ella.

No tenía en mente acabar así con ella antes de salir de casa de mis abuelos, pero hice muy bien en darme una ducha por la mañana después de regresar de aquel paseo. Viendo que la noche pasada no ocurrió nada, no tenía en mente que pudiera surgir lo que estaba pasando, pero la verdad es que me apetecía mucho.

Otra vez se me venía a la cabeza esa frustración de no entender por qué quería seguir adelante con eso si Elena seguía en mis pensamientos y no los abandonaba, aunque traté de bloquear aquello para disfrutar del escaso tiempo que me quedaba con mi amiga de esa manera.

En cuanto entré en su habitación, ella giró su cabeza para mirarme con una sonrisa preciosa en su cara, alargando su mano para darme a entender que quería que me acercara. Una vez lo hice, me agarró la mano para tirar de mí y situarme detrás de ella para agarrar de nuevo mis manos y hacer que la abrazara desde atrás.

-Joder, mira que eres alto... -decía riendo un poco.
-Y tú, que también eres bajita...
-Ya. Quería que vieras cómo me queda el colgante.
-A ver así... -dije encorvándome bastante para poner mi cabeza al lado de la suya.
-Así mejor. ¿Cómo lo ves?
-Lo veo muy bien. Te queda estupendamente.
-Es de los mejores regalos que me han hecho.
-Me pregunto cómo te quedará teniéndolo solo a él encima -dije empezando a besar su cuello.

Ángela cerro sus ojos y me dejó besarle de esa manera, poniendo su mano en mi nuca para acariciarla, aunque no tardó mucho en darse la vuelta para besarnos en los labios, cosa que se alargó bastante. Y no me importaba, porque me hacía sentir muy bien y me encantaban sus besos.

Nos llegamos a tumbar en la cama para continuar haciéndolo, estando más cómodos, sobre todo por mí, para no tener que estar con la espalda de esa manera. No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero seguro que no fue poco, aunque al final nos empezamos a desnudar el uno al otro.

Yo fui el primero en hacerlo, quitándole sus botas y luego su vestido, dejándola con unos panties negros y su conjunto de ropa interior blanco con bordados que dejaba entrever parte de su piel. Le dije que era muy bonito, pero al final se lo acabé quitando para dejarla totalmente desnuda.

Ella impidió que empezara a jugar con su cuerpo al hacer lo mismo conmigo, empezando a quitarme la ropa. Lo hizo lentamente y de manera muy sensual, quedándome finalmente en igualdad de condiciones con ella. Pero se bajó un instante de la cama para poner algo de música para ese momento, volviendo de inmediato para continuar con los besos.

Mi polla estaba ya más dura que una piedra, pero ella solo se limitaba a rozarla de vez en cuando. Se lo estaba tomando con mucha calma, y la verdad es que no me importaba en absoluto, porque yo también estaba centrado en disfrutar del momento. Su olor era espectacular y me tenía como en una nube.

Tan a gusto estaba que solo acariciaba su culo, aunque luego pasaríamos a más. Ella agarró mi polla con suavidad para mover su mano muy lentamente mientras que yo subía las mías a sus pechos. También me acariciaba mucho la cara, pero en ningún momento nos dejábamos de besar.

Me pidió que me sentara en la cama, apoyando mi espalda en el cabecero, cosa que hice de momento, porque me lo pidió de manera muy cariñosa y hablando bajito. Una vez lo hice, Ángela se humedeció los dedos con saliva para pasarlos por su rajita, poniéndose sobre mí con una pierna a cada lado y empezando a metérsela.

Lo hizo de manera muy lenta, llegando hasta el final varios segundos después de empezar a metérsela. Tras eso, empezó a moverse también muy lento, haciéndome aquello con mucho cariño. Se movía que parecía una ola del mar, pero casi que su mirada robaba el protagonismo a lo que me estaba haciendo.

Me miraba de una manera tan intensa que me ponía más nervioso aún, pero fue algo momentáneo, ya que me volvió a agarrar la cara para empezar un nuevo beso. Era uno de los momentos que más me estaban gustado de los que había compartido con ella, como se lo hice saber, aunque me pidió que guardara silencio al sisear.

De pronto se empezó a mover más rápido, dándome un placer tan súbito que la paré en seco, porque iba a terminar. Ella me susurro al oído que no hiciera eso y que no pasaba nada si acababa, que podíamos seguir después.

Así que retomó aquello, intentando aguantar todo lo que pude, pero no fueron más de 5 minutos, en donde me empezaron a temblar las piernas y me empecé a vaciar dentro de ella, llegándole a ella también su orgasmo, el cuál manifestó con un gemido un poco alto, abrazándose a mí con mucha fuerza y temblando un poco.

Volvía a estar en esa nube en ese momento, sintiendo los latidos de su corazón al estar tan pegados y al ir tan deprisa. Aunque se separó de mí para echarse sobre la cama, tapándose el coño con una mano y quedando acurrucada contra mí. Yo también me tumbé y la abracé, dándole algunos besos por la cabeza que ella recibía con unos sonidos muy tiernos.

Estuvimos unos minutos con esas muestras de cariño, pero después de que ella se limpiara con toallitas, al igual que hice yo, empezamos de nuevo, tomándonos nuestros tiempos para todo al hacernos sexo oral el uno al otro y al hacerlo en varias posturas.

No sé cuántas veces llegamos al orgasmo cada uno, pero fue algo que quedó en un segundo plano, porque disfrutamos mucho, quedando exhaustos sobre la cama y bastante sudados. Hasta nos dimos una ducha para estar más cómodos, dándonos cuenta de que se nos había pasado toda la tarde y que era ya de noche, siendo cerca de las 10.

Ángela pensaba que su madre y su hermana volverían antes, pero se alegraba mucho de que no hubiera sido así, porque nos hubieran cortado el royo. Al final nos fuimos a cenar fuera, aunque fue algo rápido, volviéndola yo a llevar a su casa para despedirnos con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.

Veía a Ángela un tanto rara, porque obviamente aquel día fue muy bueno, pero la notaba algo tristona. Le dije que no tenía por qué estar así, porque lo habíamos pasado muy bien, pero ella dijo que le daba pena no poder vernos de esa manera alguna que otra vez.

Nos volvimos a dar un abrazo y quedamos en que hablaríamos, pero yo me tenía que ir, porque aún me quedaba un buen rato de camino hasta llegar casa. Me marché de allí en cuanto vi cómo entró en su casa, quedándome pensativo en cómo había ido el día con ella, o más bien cómo había ido desde que volvió de Francia.

Lo que más se me venía a la cabeza era un momento en el que ella se quedó mirando una de las fotos que nos hicimos esa misma tarde con Sofía y con Hugo, pareciendo tener nostalgia o algo parecido. Al final la acabó subiendo a redes, porque le gustó mucho. Me encantaba pasar tiempo con ella y estar de esa manera, pero ambos sabíamos lo que había y tenía que hacer las cosas bien.

Quedaban dos días de vacaciones y la cosa pintaba calmada. Por lo pronto, empecé por levantarme bien temprano para ir a hacer ejercicio durante bastante tiempo. Ya sí que veía el gimnasio un poco más despejado, cosa que me daba tranquilidad y que me permitía hacer mis ejercicios sin tanta molestia.

Se ve que no llegaba a la semana el propósito de ponerse en forma al cambiar de año para algunos, aunque siendo el día anterior festivo y día de Reyes, lo más seguro es que estuvieran fuera de la ciudad con sus familias y demás. En cualquier caso, yo estuve bastante a lo mío, yendo y viniendo también corriendo a casa para no enfriarme durante el camino, donde me di una ducha y desayuné tranquilamente.

Había demasiado silencio en casa y eso no me terminaba de gustar. En realidad, se hubiera ido Andrea de casa o no, iba a haber el mismo silencio, porque imaginaba que hubiera seguido en casa hasta el domingo.

Pero la realidad era que ya no estaba por ahí y que no la iba a ver más, o eso era lo que pintaba con el enfado tan grande que tenía. Por eso le mandé un mensaje por WhatsApp en el que le dije que la echaba de menos por casa y que esperaba que algún día pudiéramos volver a hablar y quizá volver a vivir allí conmigo.

Lo leyó no mucho rato después, pero no me contestó, dejándome en visto y nada más. Tras eso, me quedé pensativo en cómo había ido el día anterior con Ángela. La verdad es que esos últimos momentos empañaron un poco el día tan fantástico que pasé con ella, por lo que la llamé para ver cómo estaba.

Por suerte, la noté animada cuando me cogió la llamada. Estuvimos charlando un buen rato también, en donde ella me dio las gracias por el regalo de Reyes que le había hecho, corrigiéndose a sí misma al querer decir por todos los regalos, aunque ambos sabíamos que el colgante fue el que más ilusión le hizo.

También me comentó que iba a volver a Francia el próximo fin de semana y que se había decidido a preguntar su podía trabajar desde casa. Ella suponía que le iban a decir que no, pero quería proponerlo para ver si podía convencerlos, aunque fuera solo para probar durante unas semanas.

Yo le di todo mi apoyo y hasta me ofrecí para llevarla al aeropuerto cuando se tuviera que ir y para recogerla si es que le daban luz verde en lo de trabajar desde casa. Ella me agradeció mucho aquello y me dijo que me mantendría informado de cualquier cosa, sugiriendo vernos entre semana, pareciéndome a mí perfecto.

Al final nos dio la hora de comer, preparándome algo para ello, estando con más ganas por lo bien que habían ido los últimos días, aunque el tema de Andrea me seguía dibujando un gesto algo triste en el rostro cada vez que se me venía a la mente.

Tras comer me dediqué a jugar con los juegos que me regalaron, estando bastante entretenido y pasándose el tiempo muy rápido. Tanto, que me dieron las 9 de la noche sin que me diera cuenta. Hasta tenía mensajes de los que no me había percatado, pero fue por haber dejado el móvil bocabajo sin querer, por lo que empecé a responderlos todos, empezando por los de mi madre, quién me preguntaba cómo había ido el día anterior con mis amigos, pues le informé del plan de vernos y entregarnos algunos regalos.

Se alegró mucho de ver que la cosa había ido bien y hablamos de algunas cosas más, aunque nada del otro mundo. También vi mensajes de grupos en los que querían quedar para jugar a la vuelta de las vacaciones, apeteciéndome bastante al ver las ganas que se tenían y la buena pinta que tenía lo que iban a preparar. Pero lo que me resultó más raro fue encontrar un mensaje de Lucía, la hermana de Ángela.
 
Capítulo 782

Rápidamente me puse en camino hasta su casa, yendo quizá más rápido de la cuenta. No la miraba al estar pendiente de la carretera, pero podía ver por el rabillo del ojo como ella estaba echada hacia atrás en el asiento, con su cabeza ligeramente girada hacia mí. Estaba casi tan nervioso como en la primera vez que nos fuimos a la cama, aquella ocasión en la que estuve en su casa, ambos atareados con cosas de los estudios y pasándose el tiempo rápido, quedándome allí a dormir porque llovía a cántaros y hacía muy mala noche.

Ella me cedió su cama, marchándose a la de su compañera de piso, que no estaba en ese momento, pero al final me preguntó si me importaba que durmiéramos juntos, porque tenía frío. En esta ocasión era todo muy diferente. Ambos nos conocíamos demasiado bien a esas alturas en todos los aspectos, por lo que nervios por esa parte no iban a haber, más bien era porque tenía pinta de que no íbamos a vernos más de esa manera.

Aquello me tenía como con una presión en el pecho en donde le llegué a pedir que me dejara ir un momento al baño una vez entramos en su casa, comentando ella que estaba vacía, porque tanto su madre como su hermana se habían ido y no estaban ni siquiera en la ciudad, así que teníamos mucha vía libre para estar todo el rato que quisiéramos.

En el baño me eché agua en la cara para tranquilizarme un poco, porque seguía bastante nervioso y la verdad es que no quería que aquello empañara esa ocasión tan especial, porque además de ser muy probable nuestro último encuentro sexual, también tenía ese regalo que le hice como detalle.

Se notaba que le gustó mucho por su reacción a pesar de que de primeras pensé que la había cagado. Pero nada más lejos, porque pude notar cómo lo agarró con sus manos en varias ocasiones de camino a su casa, como también la encontré mirándolo estando ella frente al espejo de su habitación una vez me reuní con ella.

No tenía en mente acabar así con ella antes de salir de casa de mis abuelos, pero hice muy bien en darme una ducha por la mañana después de regresar de aquel paseo. Viendo que la noche pasada no ocurrió nada, no tenía en mente que pudiera surgir lo que estaba pasando, pero la verdad es que me apetecía mucho.

Otra vez se me venía a la cabeza esa frustración de no entender por qué quería seguir adelante con eso si Elena seguía en mis pensamientos y no los abandonaba, aunque traté de bloquear aquello para disfrutar del escaso tiempo que me quedaba con mi amiga de esa manera.

En cuanto entré en su habitación, ella giró su cabeza para mirarme con una sonrisa preciosa en su cara, alargando su mano para darme a entender que quería que me acercara. Una vez lo hice, me agarró la mano para tirar de mí y situarme detrás de ella para agarrar de nuevo mis manos y hacer que la abrazara desde atrás.

-Joder, mira que eres alto... -decía riendo un poco.
-Y tú, que también eres bajita...
-Ya. Quería que vieras cómo me queda el colgante.
-A ver así... -dije encorvándome bastante para poner mi cabeza al lado de la suya.
-Así mejor. ¿Cómo lo ves?
-Lo veo muy bien. Te queda estupendamente.
-Es de los mejores regalos que me han hecho.
-Me pregunto cómo te quedará teniéndolo solo a él encima -dije empezando a besar su cuello.

Ángela cerro sus ojos y me dejó besarle de esa manera, poniendo su mano en mi nuca para acariciarla, aunque no tardó mucho en darse la vuelta para besarnos en los labios, cosa que se alargó bastante. Y no me importaba, porque me hacía sentir muy bien y me encantaban sus besos.

Nos llegamos a tumbar en la cama para continuar haciéndolo, estando más cómodos, sobre todo por mí, para no tener que estar con la espalda de esa manera. No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero seguro que no fue poco, aunque al final nos empezamos a desnudar el uno al otro.

Yo fui el primero en hacerlo, quitándole sus botas y luego su vestido, dejándola con unos panties negros y su conjunto de ropa interior blanco con bordados que dejaba entrever parte de su piel. Le dije que era muy bonito, pero al final se lo acabé quitando para dejarla totalmente desnuda.

Ella impidió que empezara a jugar con su cuerpo al hacer lo mismo conmigo, empezando a quitarme la ropa. Lo hizo lentamente y de manera muy sensual, quedándome finalmente en igualdad de condiciones con ella. Pero se bajó un instante de la cama para poner algo de música para ese momento, volviendo de inmediato para continuar con los besos.

Mi polla estaba ya más dura que una piedra, pero ella solo se limitaba a rozarla de vez en cuando. Se lo estaba tomando con mucha calma, y la verdad es que no me importaba en absoluto, porque yo también estaba centrado en disfrutar del momento. Su olor era espectacular y me tenía como en una nube.

Tan a gusto estaba que solo acariciaba su culo, aunque luego pasaríamos a más. Ella agarró mi polla con suavidad para mover su mano muy lentamente mientras que yo subía las mías a sus pechos. También me acariciaba mucho la cara, pero en ningún momento nos dejábamos de besar.

Me pidió que me sentara en la cama, apoyando mi espalda en el cabecero, cosa que hice de momento, porque me lo pidió de manera muy cariñosa y hablando bajito. Una vez lo hice, Ángela se humedeció los dedos con saliva para pasarlos por su rajita, poniéndose sobre mí con una pierna a cada lado y empezando a metérsela.

Lo hizo de manera muy lenta, llegando hasta el final varios segundos después de empezar a metérsela. Tras eso, empezó a moverse también muy lento, haciéndome aquello con mucho cariño. Se movía que parecía una ola del mar, pero casi que su mirada robaba el protagonismo a lo que me estaba haciendo.

Me miraba de una manera tan intensa que me ponía más nervioso aún, pero fue algo momentáneo, ya que me volvió a agarrar la cara para empezar un nuevo beso. Era uno de los momentos que más me estaban gustado de los que había compartido con ella, como se lo hice saber, aunque me pidió que guardara silencio al sisear.

De pronto se empezó a mover más rápido, dándome un placer tan súbito que la paré en seco, porque iba a terminar. Ella me susurro al oído que no hiciera eso y que no pasaba nada si acababa, que podíamos seguir después.

Así que retomó aquello, intentando aguantar todo lo que pude, pero no fueron más de 5 minutos, en donde me empezaron a temblar las piernas y me empecé a vaciar dentro de ella, llegándole a ella también su orgasmo, el cuál manifestó con un gemido un poco alto, abrazándose a mí con mucha fuerza y temblando un poco.

Volvía a estar en esa nube en ese momento, sintiendo los latidos de su corazón al estar tan pegados y al ir tan deprisa. Aunque se separó de mí para echarse sobre la cama, tapándose el coño con una mano y quedando acurrucada contra mí. Yo también me tumbé y la abracé, dándole algunos besos por la cabeza que ella recibía con unos sonidos muy tiernos.

Estuvimos unos minutos con esas muestras de cariño, pero después de que ella se limpiara con toallitas, al igual que hice yo, empezamos de nuevo, tomándonos nuestros tiempos para todo al hacernos sexo oral el uno al otro y al hacerlo en varias posturas.

No sé cuántas veces llegamos al orgasmo cada uno, pero fue algo que quedó en un segundo plano, porque disfrutamos mucho, quedando exhaustos sobre la cama y bastante sudados. Hasta nos dimos una ducha para estar más cómodos, dándonos cuenta de que se nos había pasado toda la tarde y que era ya de noche, siendo cerca de las 10.

Ángela pensaba que su madre y su hermana volverían antes, pero se alegraba mucho de que no hubiera sido así, porque nos hubieran cortado el royo. Al final nos fuimos a cenar fuera, aunque fue algo rápido, volviéndola yo a llevar a su casa para despedirnos con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.

Veía a Ángela un tanto rara, porque obviamente aquel día fue muy bueno, pero la notaba algo tristona. Le dije que no tenía por qué estar así, porque lo habíamos pasado muy bien, pero ella dijo que le daba pena no poder vernos de esa manera alguna que otra vez.

Nos volvimos a dar un abrazo y quedamos en que hablaríamos, pero yo me tenía que ir, porque aún me quedaba un buen rato de camino hasta llegar casa. Me marché de allí en cuanto vi cómo entró en su casa, quedándome pensativo en cómo había ido el día con ella, o más bien cómo había ido desde que volvió de Francia.

Lo que más se me venía a la cabeza era un momento en el que ella se quedó mirando una de las fotos que nos hicimos esa misma tarde con Sofía y con Hugo, pareciendo tener nostalgia o algo parecido. Al final la acabó subiendo a redes, porque le gustó mucho. Me encantaba pasar tiempo con ella y estar de esa manera, pero ambos sabíamos lo que había y tenía que hacer las cosas bien.

Quedaban dos días de vacaciones y la cosa pintaba calmada. Por lo pronto, empecé por levantarme bien temprano para ir a hacer ejercicio durante bastante tiempo. Ya sí que veía el gimnasio un poco más despejado, cosa que me daba tranquilidad y que me permitía hacer mis ejercicios sin tanta molestia.

Se ve que no llegaba a la semana el propósito de ponerse en forma al cambiar de año para algunos, aunque siendo el día anterior festivo y día de Reyes, lo más seguro es que estuvieran fuera de la ciudad con sus familias y demás. En cualquier caso, yo estuve bastante a lo mío, yendo y viniendo también corriendo a casa para no enfriarme durante el camino, donde me di una ducha y desayuné tranquilamente.

Había demasiado silencio en casa y eso no me terminaba de gustar. En realidad, se hubiera ido Andrea de casa o no, iba a haber el mismo silencio, porque imaginaba que hubiera seguido en casa hasta el domingo.

Pero la realidad era que ya no estaba por ahí y que no la iba a ver más, o eso era lo que pintaba con el enfado tan grande que tenía. Por eso le mandé un mensaje por WhatsApp en el que le dije que la echaba de menos por casa y que esperaba que algún día pudiéramos volver a hablar y quizá volver a vivir allí conmigo.

Lo leyó no mucho rato después, pero no me contestó, dejándome en visto y nada más. Tras eso, me quedé pensativo en cómo había ido el día anterior con Ángela. La verdad es que esos últimos momentos empañaron un poco el día tan fantástico que pasé con ella, por lo que la llamé para ver cómo estaba.

Por suerte, la noté animada cuando me cogió la llamada. Estuvimos charlando un buen rato también, en donde ella me dio las gracias por el regalo de Reyes que le había hecho, corrigiéndose a sí misma al querer decir por todos los regalos, aunque ambos sabíamos que el colgante fue el que más ilusión le hizo.

También me comentó que iba a volver a Francia el próximo fin de semana y que se había decidido a preguntar su podía trabajar desde casa. Ella suponía que le iban a decir que no, pero quería proponerlo para ver si podía convencerlos, aunque fuera solo para probar durante unas semanas.

Yo le di todo mi apoyo y hasta me ofrecí para llevarla al aeropuerto cuando se tuviera que ir y para recogerla si es que le daban luz verde en lo de trabajar desde casa. Ella me agradeció mucho aquello y me dijo que me mantendría informado de cualquier cosa, sugiriendo vernos entre semana, pareciéndome a mí perfecto.

Al final nos dio la hora de comer, preparándome algo para ello, estando con más ganas por lo bien que habían ido los últimos días, aunque el tema de Andrea me seguía dibujando un gesto algo triste en el rostro cada vez que se me venía a la mente.

Tras comer me dediqué a jugar con los juegos que me regalaron, estando bastante entretenido y pasándose el tiempo muy rápido. Tanto, que me dieron las 9 de la noche sin que me diera cuenta. Hasta tenía mensajes de los que no me había percatado, pero fue por haber dejado el móvil bocabajo sin querer, por lo que empecé a responderlos todos, empezando por los de mi madre, quién me preguntaba cómo había ido el día anterior con mis amigos, pues le informé del plan de vernos y entregarnos algunos regalos.

Se alegró mucho de ver que la cosa había ido bien y hablamos de algunas cosas más, aunque nada del otro mundo. También vi mensajes de grupos en los que querían quedar para jugar a la vuelta de las vacaciones, apeteciéndome bastante al ver las ganas que se tenían y la buena pinta que tenía lo que iban a preparar. Pero lo que me resultó más raro fue encontrar un mensaje de Lucía, la hermana de Ángela.
Lucía??? Ahora se mete de nuevo Lucía por el medio??? Y de lo de Elena... llevamos 3 semanas esperando a que hable con ella y no llega el momento...
 

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