Capítulo 812
-¿Cómo fue ayer el día? -preguntó en cuanto le descolgué la llamada- Me gustó mucho veros juntos a todos.
-Pues no muy allá, la verdad...
-¿Y eso? A ver, Elena y tú teníais la cara un poco larga, sobre todo ella. Creo que no le hizo mucha ilusión verme...
-Ya, me di cuenta de cómo te miró, cosa que tampoco me hizo gracia.
-¿Qué ha pasado?
-Pues nada, que no se le ocurre otra cosa que presentarse aquí ayer con una amiga suya a la que nunca he tragado y que no hizo más que poner trabas en nuestra relación. Y no conforme con eso, cuando pasó lo que pasó, me amenazó con denunciarme si buscaba a Elena para intentar hablar con ella.
-Buff... ¿Y qué pasó?
-Pues lo que tenía que pasar, que me enfadé. Le dije que lo sentía mucho, pero que esa chica no iba a entrar a mi casa y que no me interesaba nada hablar con ella.
-Uff, es que... A ver...
-¿A ver, qué?
-Pues que por mucho que no quisieras ni verla, tal vez podrías haber llevado la situación de otra manera.
-Lo siento, pero no. En esto no voy a ceder nada. Esa chica es una víbora. ¿Te puedes creer que en su día metió mierda de mí y Elena no hizo nada?
-¿En serio?
-Pues sí. Fue en una quedada que tuvieron en la que estaba Irene. Que también hizo comentarios hacia ella y Mario que, en fin... Pero el caso es que de mí también. Irene se enfadó mucho y la mandó a la mierda. Y con razón.
-Parece que es problemática, sí.
-A Irene tampoco le ha hecho gracia esto que ha hecho Elena.
-Imagino con lo que me has contado.
-Y aquí estoy, en casa, cabreado.
-¿Cuándo has vuelto?
-Esta mañana. Pasamos la noche en casa de Irene y Mario. Fíjate si estaba enfadado con Elena que ni siquiera he dormido con ella.
-¿Entonces?
-En el salón me quedé.
-Pero hombre, no creo que sea para tanto... Ahora estarás reventado por dormir ahí de mala manera seguramente.
-Un poco. Pero eso no es lo importante para mí.
-Ya, ya.
-No sé en qué estaba pensando, la verdad...
-Pues supongo que esa chica es una buena amiga suya y seguramente quería que os volvierais a ver para que os llevéis bien de nuevo.
-Pues no va a pasar, te lo aseguro.
-Tal vez deberías ser un poco más abierto. ¿Y si es una prueba que te está poniendo?
-Pues sinceramente, me parece una mierda. Tampoco entiendo por qué me tendría que poner pruebas.
-Ya, eso es cierto. Pero piensa que aún no está segura de qué rumbo tomar respecto a ti. Puede que esto que ha pasado le haya ayudado a ver el camino. Por eso he pensado lo de que ha podido ser por ponerte a prueba.
-Si a ti te parece normal forzar a alguien a que haga algo que no quiere para saber si quieres estar con esa persona, pues...
-No, no he dicho que me parezca bien, pero se me ha pasado por la cabeza. Al fin y al cabo, no estoy en la cabeza de Elena para saber qué piensa. Solo trato de buscar una explicación.
-Ya. No sé. La verdad es que no se lo quiero ni preguntar, porque seguramente la cosa vaya a peor si lo hago.
-¿Entonces?
-Creo que lo voy a dejar estar. Al menos hasta que se me pase el cabreo.
-Bueno, sí. Quizá sea lo mejor.
-Ella también se ha enfadado, no te vas a pensar.
-A ver, lo veo normal si es su amiga y tú le has hecho ese feo.
-Nada más vernos me ha dicho que le ha dado mucha vergüenza lo que he hecho, pero es que no iba a bajarme los pantalones con eso. Luego que si sea comprensivo, que lo está pasando mal porque ha roto con su pareja por tener problemas para quedarse embarazada, entre otras cosas...
-Hala... Pues...
-Me da igual. Esa chica es mala. Cuanto más lejos la tenga, mejor.
-No sé... ¿Y si ha cambiado?
-No me interesa. ¿No ves que a ti te puso mala cara cuando te vio ayer y no le he dicho ni media? Aunque no ha sido por falta de ganas...
-No pasa nada.
-Sí pasa, porque para mí tú eres tan importante como lo es esa chica para ella, o seguramente más. Ella va diciendo que sea comprensivo y tal y luego hace lo mismo. ¿Por qué no predica con el ejemplo entonces?
-No sé... Está enfadada.
-No, si eso ya lo sé. Me he dado cuenta durante todo el día de ayer y también hoy, sobre todo al despedirnos.
-¿Cómo os habéis despedido?
-Con un adiós. Ni un beso, ni un abrazo.
-¿Qué esperabas con lo que ha pasado?
-No sé, tal vez para dejar ese mal rollo un poco de lado, pero se ve que no.
-Pues eso significa que ella está tan molesta con esto como tú para que no dé su brazo a torcer.
-Dudo muchísimo que pueda estar más enfadada que yo, o que se me acerque.
-Ay... Cuando te pones en plan niño no hay quién te gane a cabezón...
-Pero si es que es verdad, joder. ¿Qué necesidad había de hacer eso? Es que se ha jodido todo el fin de semana por lo que ha hecho.
-Bueno, tú tranquilo, ¿vale? Lo importante ahora es que te calmes y que se te pase el cabreo. Si quieres podemos comer un día por si te viene bien para distraerte.
-No quiero que tengas problemas en el trabajo por mí.
-No te preocupes, puedo ir algún día. Hay veces que no tengo tanto lío y me puedo escapar.
-Como tú veas, pero tampoco quiero que te veas obligada ni nada por el estilo.
-¿Obligada? Para nada. Además, me apetece estar un rato contigo.
-La verdad es que a mí también me apetece.
-Pues ya está. Estos días miraré cuánto tengo que hacer en el trabajo y algún día me escapo para allá. Mañana o pasado seguramente.
-Vale. Oye, ¿y cómo fue la cosa con Cintia ayer?
-Jajajajaja. Muy bien, la verdad.
-Me lo imaginaba.
-¿Sí? ¿Por qué? Jajajajaja.
-Porque sé que ha pasado la noche contigo.
-Andaaaaaa. ¿Y eso? ¿Has hablado con ella?
-Sí, un poco. Tenía curiosidad de saber quién era la chica que iba conmigo ayer. Aunque no me ha contado nada de lo que hicisteis ayer. Solo que estaba volviendo a casa.
-Sí, se ha ido esta mañana.
-¿Y qué tal?
-Bastante bien. Es un encanto.
-Joder, me sigue costando relacionar eso con Cintia.
-No te pases...
-No, si no lo digo a malas. Sé que ha cambiado, pero es que con las que me ha liado me cuesta... ¿Y qué hicisteis?
-Pues lo que te comenté y bueno, ya nos viste en el cine, jajaja.
-Ya.
-Luego cenamos juntas y pasamos la noche en mi casa.
-¿Con tu madre delante?
-Le dije que era una amiga.
-¿Sabe que te gustan las chicas?
-Sí, pero no pensó nada raro.
-Am.
-Aunque nos entró el calentón y... Jajajajaja.
-Vaya, pues a lo mejor os escuchó.
-No creo. Llevamos mucho cuidado y nuestras habitaciones están bien separadas. No hubo gemidos, solo jadeos, jajajajaja.
-Ah, tus jadeos...
-Lo dices como si los echaras de menos, jajajajaja.
-Pues tal vez... Últimamente no ando tan servido como a lo que estaba acostumbrado...
-Pero me dijiste que el miércoles bien, ¿no?
-Sí, la verdad es que sí. Pero es que la frecuencia con la que lo hago ahora es mucho menor y pues a veces lo paso mal.
-Vamos, que estás como los caballos, a base de paja y agua, jajajajaja.
-Básicamente. Y con esto del enfado que tenemos, a saber cuándo...
-Bueno, pues otra razón para dejar el ego de lado.
-No creo que sea cuestión de ego, sino de sentido común.
-En cualquier caso, te vendría bien dejarlo estar y centrarte en buscar una reconciliación.
-Ya. A ver qué tal en unos días. Estaría bien que ella pusiera de su parte también.
-Seguro que sí.
-Ya te contaré.
-Vale. Pues quedamos en eso. Mañana o pasado nos vemos para comer.
-Perfecto.