Durante la pubertad tenía un amigo de pajas (yo lo pajeaba y se la chupaba a él) y hubo varías arriesgadas. Las hormonas y las ganas.
En la moto alguna vez el conduciendo, en los castillos estos de un parque público (de noche), en los baños del instituto saltándonos alguna clase, en los baños del Burguer King.
Pero la más arriesgada y morbosa fue en su casa. Nosotros solíamos pajearnos escuchando a su hermano follar con la novia que nos daba un morbo que flipas. Pero un día me di cuenta de que la habitación del hermano, la ventana daba al patio de su casa. Una especie de balcón cerrado. Y el padre era cristalero (o como se llamen los que hacen ventanas) y tenía un taller y había cambiado las de casa con cosas que le sobraban. Total que le había colocado al chaval una ventana con un cristal que desde dentro no se veía lo de fuera, pero desde fuera si se veía lo de dentro, como era la única habitación que daba al patio. Cuando me enteré tuve que convencer a mi amigo de que teníamos que intentar mirar (era su hermano y supongo que tiene que dar cosa verlo follar por muy bueno que estaba su novia). Tras varios intentos que no salieron bien (cortinas cerradas o persianas bajadas) un día lo conseguimos y flipamos en colores. Ahí me di cuenta de que era un voyeur. Menudos pajotes (3 cada uno) nos cascamos. Luego paso alguna vez más, pero no demasiado, era muy arriesgado a que pudiera abrir la ventana y nos pillará allí.