El Fruto Prohibido. ( Continuación - 266 )
Continuamos charlando con algunos comentarios intrascendentes sobre el trabajo; y tratando de cambiar el tema fue que le opregunté:
----- ¿ Que ocurre con Rocío ? ¿ Que es lo que os pasa ?
Su semblante se volvió serio, y tras mirar al techo y resoplar... Me respondió:
----- No lo se, hermano.
Le miré un tanto sorprendido

y le pregunté:
----- ¿ Como que no lo sabes ? ¿ No será que no quieres responderme ?
----- No, no es eso...
----- ¿ Entonces que es ?
----- Es que no lo se; de veras que no lo se.
Luego bajó la mirada, y tras hacer una mueca continuó:
----- Cada vez entiendo menos que es lo que nos ocurre; es que me siento como un extraño en mi propia casa...
----- Pero como te vas a sentir un extraño si es tu propia casa.
----- Yaaaaa... Pero es que percibo como que sobro en su vida.
----- Pero como le vas a sobrar... Anda, anda... no digas tonterías.
----- Que si, que te digo yo que si; le sobro en su vida.
La verdad es que no acababa de comprender esta obcecación suya
----- Su pongo que no habrás hecho alguna...
Me miró aún más serio y me respondió:
----- Que no mi hermano; si estoy llevando la vida que ella quiere que lleve, así sin más.
----- ¿ Lo habéis hablado ?
----- No, que va.
----- Pues muy mal...
----- No hermano, ella no quiere.
----- ¿ Como que no quiere ?
----- Noooo... No quiere; por más que lo intento se niega en redondo y no hay manera.
Entonces le miré directamente y le pregunté:
----- ¿ Quieres que hable yo con ella ?
----- Noooooo... ni se te ocurra. Eso sería peor; complicaría aún más la situación.
----- ¿ Tu crees ?
----- Estoy convencido... Además, este es un asunto que debe resolverse entre ella y yo, y sin nadie más de por medio.
----- De todas maneras, si yo puedo hacer algo... Pues ya sabes.
----- Lo se hermano, lo se... pero no puedes hacer nada.
Hice un gesto de resignación, mientras que él continuó comentando:
----- Veremos si este tiempo en que estemos alejados causa en ella una reacción positiva y la hace reflexionar.
----- Yo creo que si. ----- le dije.
----- No lo se hermano, yo no estoy tan seguro de ello. A veces creo que con esta actitud lo que pretende es provocar nuestro divorcio.
----- Anda, anda... no pienses eso.,
----- Tiempo al tiempo.
Le hice un gesto de desacuerdo, a la vez que él cambió el tema al preguntarme:
----- ¿ Que tal Carmencita ?
----- Bien, como siempre... ----- le respondí.
----- Ayyyyy... hermano, como te envidio esa mujer.
Yo me reí...



----- ¿ Donde anda ? ----- me preguntó.
----- Supongo que estará en su casa.
----- ¿ Y como es eso ? ¿ Es que no van a verse ?
----- No, hoy no. Ya nos hemos visto en el trabajo.
Sonrió y me preguntó:
----- ¿ Entonces que plan tenemos ?
----- Pues a ver, hoy tengo una cena.
----- Ah que bueno... ¿ Y como es esa cena ? ¿ Me puedo apuntar ?
Y haciendo gestos negativos, le respondí:
----- Me temo que no.
En su rostro se dibujó una expresión de decepción, y me preguntó:
----- ¿ Y como es eso ?
Entonces le mentí:
----- Es una cena con un cliente.
----- Ahhhh... Comprendo.
----- Tal vez en otra ocasión... ----- le dije.
Me hizo un gesto de como que no me preocupase, y me preguntó:
----- ¿ Y hoy que plan tiene Carmencita ?
----- Pues no lo se; algo me comentó sobre que se iba con sus amigas.
----- ¿ También tiene grupo de amigas ? ----- me preguntó.
----- Claro.
----- Estaría bueno el poder quedar con ellas.
Hice un gesto y le respondí:
----- No se si sería buena idea.
----- ¿ Y eso por que ?
----- Imagina un grupo de mujeres desmadradas... A saber lo que pueden tramar.
Se rió...



y me dijo:
----- Cierto; pueden ser tremendas.
Y con semblante serio añadió:
----- A veces pienso si a Rocío no le estarán calentando la cabeza sus amigas.
----- Que no hombre, que no; que Rocío es muy inteligente para caer en esos juegos y dejarse influenciar.
----- No se...
----- Te digo yo que no.
En tono de resignación, me dijo:
----- Pues me quedaré aquí entonces, y ya veré que hago.
----- Tranquilo que mañana es sábado y ya haremos algún plan de combate.
Me respondió haciendo un gesto de complicidad.
----- Ahí en la cocina tienes la nevera bien surtida; prepárate lo que quieras para cenar. Estás en tu casa.
----- Gracias, hermano.
Y así estuvimos hablando del trabajo y de otros temas, a parte de su salud y como estaba llevando sus tratamientos... Pero la verdad es que en el fondo no percibía el mismo Ernesto de siempre, riendo y haciendo reír; veía cierto grado de tristeza en sus expresiones; y eso me preocupaba.
Continuamos hablando un rato más de nuestras cosas y riendo con sus toques de humor y con su risa contagiosa, porque cuando se inspiraba era un no parar de reír...




Y así llegó la hora de marcharme.
----- Bueno, ya me tengo que ir. ---- le dije.
----- Bien hermano, sin problema.
----- Recuerda que en el frigorífico tienes comida y bebida.
----- Si, ya se. No te preocupes, porque dentro de poco saldré a dar un paseo aquí por tu barrio.
Hice una mueca y le comenté:
----- Gracias por avisar; así podré dar la alarma a los maridos del barrio para que no dejen salir a sus esposas.
Y todo sorprendido

me dijo:
----- Heyyyy... ¿ Y como es eso ?
----- Porque un peligroso individuo anda suelto por la calle.
El se partió de risa...





y dándome una palmada en el hombro y me respondió:
----- Eres un malvado...
Continuará............................................................................................................