Fantasías sexuales de las españolas 2º parte

2​



Pisando la grava.



Paloma pisa la grava que rodea el contenedor que hace las veces de oficina oyendo el crujir que acompaña a cada uno de sus pasos. Es un sonido que le resulta agradable, igual que el de las hormigoneras, las máquinas y los golpes que cortejan todo edificio en construcción.
Su oficina, a modo de cuartel general, está situada en lo alto de una loma, lo cual le proporciona una visión de conjunto de toda la obra que está llevando a cabo. Desde allí le basta con echar un vistazo para ver si hay algo inusual, si todo marcha correctamente, si cada uno ocupa el lugar que debe, si las distintas fases del trabajo están sincronizadas. Se siente orgullosa de ser la responsable última de todo aquello. No es la primera vez que proyecta y diseña a la vez que ejecuta, pero sí es la primera que lo hace en una edificación de ese tamaño. Más de un centenar de casas adosadas, centro social, locales comerciales y equipamientos deportivos y jardines se van a desplegar en las faldas de aquellas colinas, no muy lejos del río Jarama. Piensa que no solo está en lo alto de un cerro, sino que es una analogía perfecta que le permitiría decir que está en la cima de su carrera. Profesionalmente hablando, no puede poner queja al acuerdo al que llegó hace apenas cinco años con Valentín Jurado y que rubricó a través de su perro de presa Santiago. Ahora es una arquitecta reputada que podría montar su propio gabinete, eso en el caso que no quiera aceptar ofertas, que ya las ha habido de otras promotoras y constructoras. No desea ganar más dinero, ni tan siquiera a esas alturas de su vida y con su edad no anhela fama, le basta con sentirse respetada dentro del gremio y que se reconozca su talento. Se lo ha ganado trabajando duro, poniendo toda la carne en el asador, echándole muchas horas, prácticamente ha estado dedicada a su trabajo durante todo este tiempo, mucho más incluso que cuando era funcionaria del Ayuntamiento. Se pregunta que debe hacer ahora. Si merece la pena buscarse otra colina más alta a la que subir o si ya es hora de dar un giro a su carrera y a su vida. Quizás de establecerse por su cuenta con pequeños proyectos que le permitan elegir y decidir en qué trabaja, solo aceptando aquello que realmente la motive y le guste, aunque no gane mucho dinero. Tal vez volver a la administración. En el Ayuntamiento aún mantiene su plaza mediante una petición sucesiva de excedencias. Trabajo burocrático pero tranquilo. O tal vez la tiente un cambio radical de actividad, reinventarse y hacer otra cosa distinta, aunque le cuesta pensar que pueda hacer algo que no esté relacionado directamente con la arquitectura.

El trabajo en aquel tajo comienza casi al amanecer y a media mañana se hace una pequeña parada para tomar un tentempié o un bocado. Ahora hay una falsa sensación de inactividad, aunque no todos paran a la vez y los ruidos le siguen llegando. Quizás sea por eso que no escapa a su control un vehículo que por la pista de tierra sube hasta donde está su caseta. No lo reconoce como uno de los habituales, es un todoterreno demasiado limpio y demasiado nuevo que no parece que haya pisado mucho barro. Cuando llega a su altura, dos hombres se bajan de él. Aspecto de funcionarios que tira para atrás. Uno de ellos porta un maletín para portátil, el otro solo una carpeta. Se dirigen hacia ella con una sonrisa.

- Buenos días - le saluda animosamente el primero y el que parece que lleva la voz cantante. Un tipo mayor con cara de ratón de biblioteca, compuesto de forma que parece que le ha vestido su madre. Pantalones de pana, jersey de pico que no combina, cuello de camisa abrochado hasta el último botón y una parca que parece que vaya a ir a clase en los salesianos.

- Soy Rafael Crespo, técnico del Ayuntamiento. Me han dicho abajo que usted es la responsable.

- Si es por temas de seguridad y prevención de riesgos laborales tenemos un jefe de obra que puede atenderles.

- No, no, es tema de papeleo, simple burocracia. Nos gustaría revisar algunos de los permisos.

- Claro, pasen a mi oficina por favor.

A pesar de ser una caseta prefabricada, el espacio interior resulta cómodo y práctico a la vez que está razonablemente limpio para lo que se supone que es una oficina de obra. Una pequeña mesa de reuniones, un escritorio donde Paloma monta su portátil y tiene a mano impresora, escáner y todo lo necesario para realizar su trabajo. Una máquina de café de cápsulas en un rincón completa la decoración. Todo muy funcional. Paloma les invita a sentarse en la mesa de reuniones.

- Pues usted dirá.

- Sí, voy a necesitar que me muestre el permiso de obra, inscripción en el Registro de empresas Acreditadas (REA), Seguro de Responsabilidad Civil y Certificado de Contratistas y Subcontratistas.

- De todo eso solo le puedo enseñar el permiso de obra y el seguro de Responsabilidad Civil.

- ¿No tiene los demás documentos?

- Rafael ¿puedo preguntarle cuánto tiempo lleva usted de técnico en el Ayuntamiento?

- Unos diez años - contesta el otro, afable y orgulloso.

- Y antes ¿ya estaba en la corporación municipal?

- Si, como administrativo.

- Supongo que terminó la carrera y se presentó a la promoción interna.

- Sí, sí, eso es – responde con cierta suficiencia y vanidad.

- Entonces, Rafael, si lleva tanto tiempo sabrá perfectamente que esos documentos casi nunca se guardan a pie de obra, sino que hay que pedirlos a la constructora mediante requisición, requisición que actualmente se hace por correo electrónico. En una obra solo están obligados a tener el permiso de obra y el seguro, que son justamente los que yo tengo aquí. Pero no se preocupe - dice al ver la cara de circunstancias del otro - Yo le facilito el correo, aunque debe tenerlo en la documentación que en su día se envió al Ayuntamiento. Por cierto, de todos estos documentos deben tener copia. Hubo que darles entrada como requisito para empezar los trabajos. Si me deja echar un vistazo a mi portátil miramos todos los documentos de los que ustedes ya disponen porque se les entregaron en el plazo marcado por la ley.

- Bueno, no es necesario, usted muéstreme lo que tenga aquí y ya cotejaré yo el resto con lo que haya en nuestras oficinas - contesta Rafael Crespo visiblemente nervioso.

No está acostumbrado a que le pongan mirando para Cuenca a la primera de cambio, se supone que él es la autoridad y los que se ponen nerviosos son aquellos a los que visita. Por el contrario, Paloma, lo mira muy segura, sin pestañear, dejándolo cocerse en su propio desasosiego antes de levantarse y dirigirse al archivador donde guarda los papeles. Mientras busca no puede evitar echar un vistazo de reojo al acompañante del tal Rafael y lo sorprende con una media sonrisa, como si todo aquello le divirtiera. Presenta los documentos al técnico.

- Bien, para cualquier otro documento puede dirigirse a nuestra oficina central para reclamarlo, incluidos los que ya debieran tener. Si se les ha perdido alguno, le puedo indicar la dirección de la oficina o el teléfono por si quiere llamar o acercarse presencialmente. También le puedo facilitar el contacto de la persona que puede atenderle.

El otro ya no sonríe, se limita a ponerse las gafas de ver de cerca y pegar la nariz a los papeles, revisándolos como un topo que va husmeando por una galería a ciegas. Va emitiendo pequeños gruñidos (que no se sabe si son de aprobación o de cabreo) al ir comprobando que los documentos que tiene delante parecen estar en regla. Su actitud conciliadora desde que llegó y de falsa amabilidad se ha trocado en mal humor. Paloma está tranquila, ella ha estado muchas veces en el lugar del otro y sabe que no puede pillarla en ningún renuncio, que todo está bien. Aquella no es una obra de tres al cuarto, sino que está respaldada por una promotora fuerte, con buenos contactos y esa inspección no va a ningún sitio. Lo que le extraña es que para ser una inspección rutinaria haya sido tan chapuza. Se pregunta qué están haciendo realmente aquellos dos en su obra. Paloma desvía la mirada hacia el otro tipo que no ha abierto la boca desde que han llegado y que por cierto tampoco se ha presentado.

- Bien, todo parece estar correcto - indica Rafael que parece haberse dado cuenta que allí ha pinchado en hueso, que más le vale cubrir el expediente de la visita como realizada y retirarse, porque la tipa que tiene enfrente parece saber muy bien el camino que pisa y no va a conseguir pillarla en un renuncio, ni irse con la satisfacción de haberla puesto una sola vez contra las cuerdas.

- Espero no haberla molestado mucho - dice en un tono bastante neutro que igual puede significar ironía que sincero pesar por haberle hecho perder el tiempo.

- Ninguna molestia, entiendo que usted tiene que hacer su trabajo - dice ella también en tono neutro, sin que se le note tampoco demasiado si es sarcasmo o cachondeo.

Es entonces, cuando todo parece finalizado, el momento en que el otro personaje, que no tiene pinta de funcionario municipal, le pregunta:

- ¿Dispone usted de los albaranes de entrega de mercancías?

- ¿Como dice?

- Le preguntaba por la documentación referente a la entrega de materiales. Me gustaría verla si no es mucha molestia.

Paloma centra ahora su atención en él. Viste con pantalones de pinza, camisa y cazadora ajustada Burberry. Posee unos ojos grises pequeños pero penetrantes, pelo pajizo de color rubio tirando a claro y es barbilampiño como un niño de diez años.

- Disculpe, creo que no he oído su nombre, tal vez sea porque no se ha presentado…

- Me llamo Fermín Márquez.

- ¿Y usted es? …

- Solo acompaño a Rafael como auxiliar. Me gustaría ver la documentación relativa a pagos y entrega de materiales, y si es posible, lo relativo a contabilidad que tengan por aquí.

- La recepción de mercancías la realiza generalmente el capataz de la obra o, sólo en los casos en que él no está disponible, yo misma, pero aquí no nos quedamos con esa documentación. Se envía lo más pronto posible a la oficina central donde está el departamento de contabilidad y donde seguro que usted sabe que hay que ir a reclamarla.

- Ya, solo preguntaba por si acaso la tenían aquí. Hay veces que en la oficina de obra disponen de ella.

- ¿De verdad cree que la gestión contable de una promoción de este tamaño se hace desde una caseta de obra?

- Bueno, no se pierde nada por preguntar.

- Claro. A mí me gusta también preguntar ¿sabe? ¿Podría decirme qué competencias tiene un ayuntamiento para solicitar documentación fiscal?

- Es simplemente una indagación a título informativo. Solo para uso interno de la corporación municipal. Ya sabe, encuestas y esas cosas que nos piden que hagamos.

Paloma pone cara de “pero ¿qué me estás contando chaval?”. Deja pasar unos instantes de mutismo en los que los segundos se arrastran lentos, pesados, evidentes, mientras clava su mirada inquisidora alternativamente en uno y en otro. Alumna aventajada de Jesús Quintero, parece ser capaz de leerles la mente, cosa que no es cierta por supuesto. Paloma sigue sin saber a qué han venido realmente ese técnico del Ayuntamiento y quién sea el tipo que le acompaña, pero hace como si los tuviera calados, los reta con la mirada devolviendo la pelota a su tejado y poniéndolos en el brete de explicarse o retirarse. Rafael Crespo se revuelve inquieto. El otro le devuelve una mueca convertida en sonrisa al parecer dispuesto a mantenerle el desafío, pero el técnico del Ayuntamiento considera que ya es bastante embarazosa la situación y levanta su culo de la silla, estirándose.

- Bien, si no puede aportarnos más documentación nos vamos. En caso necesario haremos una requisición a sus oficinas centrales.

- Claro. Hagan una lista de lo que necesitan y seguro que allí les atienden. Si hubiera algún problema pasen por la obra, me lo comunican y yo hablaré con la persona adecuada.

- Muy amable.

- Faltaba más.

Ese cortés adiós no engaña a nadie. Paloma les despide a pie de caseta viéndolos montarse en el vehículo, con gesto malhumorado el funcionario del Ayuntamiento, como si se preguntara por qué ha tenido que pasar aquella vergüenza y con ademán tranquilo y relajado el otro individuo, que no sabe quién es pero que se va con un extraño aire de deber cumplido que ella no alcanza a comprender.

¿Qué cojones ha pasado? ¿A qué carajo ha venido todo esto? se pregunta Paloma. No tiene sentido que vengan aquí a por esa documentación. La mayoría de los papeles que han pedido no se guardan en una caseta de obra ni en una oficina portátil. También han pedido documentos que ya tenían o deberían tener. El técnico hace más o menos el mismo trabajo que hacía Paloma así que ella entiende perfectamente que esa visita no parece obedecer a un propósito lógico. No le gusta, no le gusta ni un pelo. Lo piensa unos minutos, con la vista perdida en el horizonte de grúas y andamios antes de tomar la decisión de hacer una llamada. Finalmente toca el contacto de la oficina de su empresa.

- Hola Olga. Soy Paloma, necesito hablar con Valentín ya mismo.

- Valentín está ahora mismo ocupado, le diré que te llame en cuanto pueda.

- Tiene que ser ahora, es urgente, así que pásame la llamada por favor.

Demasiado bien sabe que ese “te llamará en cuanto pueda” es un poco como el que tiene tos y se rasca los cojones. No supone ninguna garantía de que le devuelvan la llamada rápidamente.

- Te he dicho que está ocupado. Tendrás que esperar.

- Muy bien, dile entonces que tengo aquí un inspector del ayuntamiento de Arganda. Que se tome todo el tiempo que necesite para llamarme. Mientras, yo iré hablando con él y facilitándole la documentación que me requiera.

Paloma cuelga sin molestarse en esperar respuesta. No tiene tiempo ni ganas de discutir con la víbora que hace de secretaria de Valentín Jurado. Ya ha lanzado el anzuelo y cualquier pelea es vana. Sólo resta sentarse a esperar a ver si pican. Tamborilea con los dedos encima de la mesa mientras se sirve un chupito. No pasan ni dos minutos cuando suena el teléfono.

- Hola ¿qué sucede?

La voz de Valentín suena cavernosa y enfadada. Igual resulta que sí, que estaba haciendo algo importante, aunque Paloma lo duda porque entonces no habría llamado tan rápido. Más bien debe ser la urticaria que le produce hablar con ella. En las contadas ocasiones que han coincidido desde que forma parte de la empresa, Valentín se ha ido a su casa con la irritación producida solo por la mirada asesina de Paloma.

- Sucede que acabo de tener una visita aquí en la obra. Dos tipos, uno del Ayuntamiento pidiendo ver permisos de obra y diversa documentación.

- Lo habrás remitido a nuestra oficina central ¿no? Es extraño que venga alguien del Ayuntamiento, saben que tenemos todo en regla.

- Ese no me preocupa, me preocupa el otro.

- ¿Que otro?

- El que no se identificó, pero olía a auditor a un kilómetro de distancia. Habló poco, pero mencionó temas relacionados con partidas presupuestarias, materiales comprados, etcétera. Además, no resulta para nada normal que alguien acompañe a un técnico del Ayuntamiento. Y me dio la impresión de que solo estaba tanteando, que callaba más de lo que decía.

- ¿Los remitiste para cualquier tema a nuestra oficina? - insiste Valentín.

- Por supuesto, le dije que los datos eran públicos y que para más información o en caso de necesitar algún detalle, que acudiera a nuestra agencia y que a través de nuestro servicio jurídico se le facilitaría todo lo necesario. Pero eso ya lo sabía. Lo que me pregunto es ¿que estaba haciendo este tipo aquí? ¿Es un aviso? ¿Hay algún tema que deba preocuparme?

- No te preocupes, haré mis averiguaciones a ver qué pasa. La gente del Ayuntamiento me debe más de una y me informarán. Seguramente se trate de una inspección rutinaria para cubrir el expediente.

- Valentín: teníamos un trato.

- Y lo he mantenido. No te pongas histérica que seguro que esto es una tontería.

- Yo me pongo como me sale del coño. El día que me ponga histérica de verdad te aseguro que lo vas a lamentar. De momento, si quieres tranquilizarme, garantízame que no me has metido en una obra donde haya ningún pufo.

- Te garantizo que no pasará nada. Ahora estate tranquila y si hay alguna novedad me vuelves a avisar. Voy a hacer algunas averiguaciones.

- Más vale.

Cuando Paloma cuelga no puede evitar darle vueltas a las últimas palabras de Valentín Jurado, de la misma forma que le está dando vueltas al culín de licor que aún queda en el vaso. No ha dicho “no hay nada, no te preocupes” si no “no pasará nada”. No se le escapa la diferencia ni lo que esta implica.

- Mierda.

Paloma toma el móvil. Parece dudar, pero finalmente localiza un número, uno que duerme el sueño de los justos en su agenda, al que ha evitado llamar hasta ahora y envía un mensaje.
 
2​



Pisando la grava.



Paloma pisa la grava que rodea el contenedor que hace las veces de oficina oyendo el crujir que acompaña a cada uno de sus pasos. Es un sonido que le resulta agradable, igual que el de las hormigoneras, las máquinas y los golpes que cortejan todo edificio en construcción.
Su oficina, a modo de cuartel general, está situada en lo alto de una loma, lo cual le proporciona una visión de conjunto de toda la obra que está llevando a cabo. Desde allí le basta con echar un vistazo para ver si hay algo inusual, si todo marcha correctamente, si cada uno ocupa el lugar que debe, si las distintas fases del trabajo están sincronizadas. Se siente orgullosa de ser la responsable última de todo aquello. No es la primera vez que proyecta y diseña a la vez que ejecuta, pero sí es la primera que lo hace en una edificación de ese tamaño. Más de un centenar de casas adosadas, centro social, locales comerciales y equipamientos deportivos y jardines se van a desplegar en las faldas de aquellas colinas, no muy lejos del río Jarama. Piensa que no solo está en lo alto de un cerro, sino que es una analogía perfecta que le permitiría decir que está en la cima de su carrera. Profesionalmente hablando, no puede poner queja al acuerdo al que llegó hace apenas cinco años con Valentín Jurado y que rubricó a través de su perro de presa Santiago. Ahora es una arquitecta reputada que podría montar su propio gabinete, eso en el caso que no quiera aceptar ofertas, que ya las ha habido de otras promotoras y constructoras. No desea ganar más dinero, ni tan siquiera a esas alturas de su vida y con su edad no anhela fama, le basta con sentirse respetada dentro del gremio y que se reconozca su talento. Se lo ha ganado trabajando duro, poniendo toda la carne en el asador, echándole muchas horas, prácticamente ha estado dedicada a su trabajo durante todo este tiempo, mucho más incluso que cuando era funcionaria del Ayuntamiento. Se pregunta que debe hacer ahora. Si merece la pena buscarse otra colina más alta a la que subir o si ya es hora de dar un giro a su carrera y a su vida. Quizás de establecerse por su cuenta con pequeños proyectos que le permitan elegir y decidir en qué trabaja, solo aceptando aquello que realmente la motive y le guste, aunque no gane mucho dinero. Tal vez volver a la administración. En el Ayuntamiento aún mantiene su plaza mediante una petición sucesiva de excedencias. Trabajo burocrático pero tranquilo. O tal vez la tiente un cambio radical de actividad, reinventarse y hacer otra cosa distinta, aunque le cuesta pensar que pueda hacer algo que no esté relacionado directamente con la arquitectura.

El trabajo en aquel tajo comienza casi al amanecer y a media mañana se hace una pequeña parada para tomar un tentempié o un bocado. Ahora hay una falsa sensación de inactividad, aunque no todos paran a la vez y los ruidos le siguen llegando. Quizás sea por eso que no escapa a su control un vehículo que por la pista de tierra sube hasta donde está su caseta. No lo reconoce como uno de los habituales, es un todoterreno demasiado limpio y demasiado nuevo que no parece que haya pisado mucho barro. Cuando llega a su altura, dos hombres se bajan de él. Aspecto de funcionarios que tira para atrás. Uno de ellos porta un maletín para portátil, el otro solo una carpeta. Se dirigen hacia ella con una sonrisa.

- Buenos días - le saluda animosamente el primero y el que parece que lleva la voz cantante. Un tipo mayor con cara de ratón de biblioteca, compuesto de forma que parece que le ha vestido su madre. Pantalones de pana, jersey de pico que no combina, cuello de camisa abrochado hasta el último botón y una parca que parece que vaya a ir a clase en los salesianos.

- Soy Rafael Crespo, técnico del Ayuntamiento. Me han dicho abajo que usted es la responsable.

- Si es por temas de seguridad y prevención de riesgos laborales tenemos un jefe de obra que puede atenderles.

- No, no, es tema de papeleo, simple burocracia. Nos gustaría revisar algunos de los permisos.

- Claro, pasen a mi oficina por favor.

A pesar de ser una caseta prefabricada, el espacio interior resulta cómodo y práctico a la vez que está razonablemente limpio para lo que se supone que es una oficina de obra. Una pequeña mesa de reuniones, un escritorio donde Paloma monta su portátil y tiene a mano impresora, escáner y todo lo necesario para realizar su trabajo. Una máquina de café de cápsulas en un rincón completa la decoración. Todo muy funcional. Paloma les invita a sentarse en la mesa de reuniones.

- Pues usted dirá.

- Sí, voy a necesitar que me muestre el permiso de obra, inscripción en el Registro de empresas Acreditadas (REA), Seguro de Responsabilidad Civil y Certificado de Contratistas y Subcontratistas.

- De todo eso solo le puedo enseñar el permiso de obra y el seguro de Responsabilidad Civil.

- ¿No tiene los demás documentos?

- Rafael ¿puedo preguntarle cuánto tiempo lleva usted de técnico en el Ayuntamiento?

- Unos diez años - contesta el otro, afable y orgulloso.

- Y antes ¿ya estaba en la corporación municipal?

- Si, como administrativo.

- Supongo que terminó la carrera y se presentó a la promoción interna.

- Sí, sí, eso es – responde con cierta suficiencia y vanidad.

- Entonces, Rafael, si lleva tanto tiempo sabrá perfectamente que esos documentos casi nunca se guardan a pie de obra, sino que hay que pedirlos a la constructora mediante requisición, requisición que actualmente se hace por correo electrónico. En una obra solo están obligados a tener el permiso de obra y el seguro, que son justamente los que yo tengo aquí. Pero no se preocupe - dice al ver la cara de circunstancias del otro - Yo le facilito el correo, aunque debe tenerlo en la documentación que en su día se envió al Ayuntamiento. Por cierto, de todos estos documentos deben tener copia. Hubo que darles entrada como requisito para empezar los trabajos. Si me deja echar un vistazo a mi portátil miramos todos los documentos de los que ustedes ya disponen porque se les entregaron en el plazo marcado por la ley.

- Bueno, no es necesario, usted muéstreme lo que tenga aquí y ya cotejaré yo el resto con lo que haya en nuestras oficinas - contesta Rafael Crespo visiblemente nervioso.

No está acostumbrado a que le pongan mirando para Cuenca a la primera de cambio, se supone que él es la autoridad y los que se ponen nerviosos son aquellos a los que visita. Por el contrario, Paloma, lo mira muy segura, sin pestañear, dejándolo cocerse en su propio desasosiego antes de levantarse y dirigirse al archivador donde guarda los papeles. Mientras busca no puede evitar echar un vistazo de reojo al acompañante del tal Rafael y lo sorprende con una media sonrisa, como si todo aquello le divirtiera. Presenta los documentos al técnico.

- Bien, para cualquier otro documento puede dirigirse a nuestra oficina central para reclamarlo, incluidos los que ya debieran tener. Si se les ha perdido alguno, le puedo indicar la dirección de la oficina o el teléfono por si quiere llamar o acercarse presencialmente. También le puedo facilitar el contacto de la persona que puede atenderle.

El otro ya no sonríe, se limita a ponerse las gafas de ver de cerca y pegar la nariz a los papeles, revisándolos como un topo que va husmeando por una galería a ciegas. Va emitiendo pequeños gruñidos (que no se sabe si son de aprobación o de cabreo) al ir comprobando que los documentos que tiene delante parecen estar en regla. Su actitud conciliadora desde que llegó y de falsa amabilidad se ha trocado en mal humor. Paloma está tranquila, ella ha estado muchas veces en el lugar del otro y sabe que no puede pillarla en ningún renuncio, que todo está bien. Aquella no es una obra de tres al cuarto, sino que está respaldada por una promotora fuerte, con buenos contactos y esa inspección no va a ningún sitio. Lo que le extraña es que para ser una inspección rutinaria haya sido tan chapuza. Se pregunta qué están haciendo realmente aquellos dos en su obra. Paloma desvía la mirada hacia el otro tipo que no ha abierto la boca desde que han llegado y que por cierto tampoco se ha presentado.

- Bien, todo parece estar correcto - indica Rafael que parece haberse dado cuenta que allí ha pinchado en hueso, que más le vale cubrir el expediente de la visita como realizada y retirarse, porque la tipa que tiene enfrente parece saber muy bien el camino que pisa y no va a conseguir pillarla en un renuncio, ni irse con la satisfacción de haberla puesto una sola vez contra las cuerdas.

- Espero no haberla molestado mucho - dice en un tono bastante neutro que igual puede significar ironía que sincero pesar por haberle hecho perder el tiempo.

- Ninguna molestia, entiendo que usted tiene que hacer su trabajo - dice ella también en tono neutro, sin que se le note tampoco demasiado si es sarcasmo o cachondeo.

Es entonces, cuando todo parece finalizado, el momento en que el otro personaje, que no tiene pinta de funcionario municipal, le pregunta:

- ¿Dispone usted de los albaranes de entrega de mercancías?

- ¿Como dice?

- Le preguntaba por la documentación referente a la entrega de materiales. Me gustaría verla si no es mucha molestia.

Paloma centra ahora su atención en él. Viste con pantalones de pinza, camisa y cazadora ajustada Burberry. Posee unos ojos grises pequeños pero penetrantes, pelo pajizo de color rubio tirando a claro y es barbilampiño como un niño de diez años.

- Disculpe, creo que no he oído su nombre, tal vez sea porque no se ha presentado…

- Me llamo Fermín Márquez.

- ¿Y usted es? …

- Solo acompaño a Rafael como auxiliar. Me gustaría ver la documentación relativa a pagos y entrega de materiales, y si es posible, lo relativo a contabilidad que tengan por aquí.

- La recepción de mercancías la realiza generalmente el capataz de la obra o, sólo en los casos en que él no está disponible, yo misma, pero aquí no nos quedamos con esa documentación. Se envía lo más pronto posible a la oficina central donde está el departamento de contabilidad y donde seguro que usted sabe que hay que ir a reclamarla.

- Ya, solo preguntaba por si acaso la tenían aquí. Hay veces que en la oficina de obra disponen de ella.

- ¿De verdad cree que la gestión contable de una promoción de este tamaño se hace desde una caseta de obra?

- Bueno, no se pierde nada por preguntar.

- Claro. A mí me gusta también preguntar ¿sabe? ¿Podría decirme qué competencias tiene un ayuntamiento para solicitar documentación fiscal?

- Es simplemente una indagación a título informativo. Solo para uso interno de la corporación municipal. Ya sabe, encuestas y esas cosas que nos piden que hagamos.

Paloma pone cara de “pero ¿qué me estás contando chaval?”. Deja pasar unos instantes de mutismo en los que los segundos se arrastran lentos, pesados, evidentes, mientras clava su mirada inquisidora alternativamente en uno y en otro. Alumna aventajada de Jesús Quintero, parece ser capaz de leerles la mente, cosa que no es cierta por supuesto. Paloma sigue sin saber a qué han venido realmente ese técnico del Ayuntamiento y quién sea el tipo que le acompaña, pero hace como si los tuviera calados, los reta con la mirada devolviendo la pelota a su tejado y poniéndolos en el brete de explicarse o retirarse. Rafael Crespo se revuelve inquieto. El otro le devuelve una mueca convertida en sonrisa al parecer dispuesto a mantenerle el desafío, pero el técnico del Ayuntamiento considera que ya es bastante embarazosa la situación y levanta su culo de la silla, estirándose.

- Bien, si no puede aportarnos más documentación nos vamos. En caso necesario haremos una requisición a sus oficinas centrales.

- Claro. Hagan una lista de lo que necesitan y seguro que allí les atienden. Si hubiera algún problema pasen por la obra, me lo comunican y yo hablaré con la persona adecuada.

- Muy amable.

- Faltaba más.

Ese cortés adiós no engaña a nadie. Paloma les despide a pie de caseta viéndolos montarse en el vehículo, con gesto malhumorado el funcionario del Ayuntamiento, como si se preguntara por qué ha tenido que pasar aquella vergüenza y con ademán tranquilo y relajado el otro individuo, que no sabe quién es pero que se va con un extraño aire de deber cumplido que ella no alcanza a comprender.

¿Qué cojones ha pasado? ¿A qué carajo ha venido todo esto? se pregunta Paloma. No tiene sentido que vengan aquí a por esa documentación. La mayoría de los papeles que han pedido no se guardan en una caseta de obra ni en una oficina portátil. También han pedido documentos que ya tenían o deberían tener. El técnico hace más o menos el mismo trabajo que hacía Paloma así que ella entiende perfectamente que esa visita no parece obedecer a un propósito lógico. No le gusta, no le gusta ni un pelo. Lo piensa unos minutos, con la vista perdida en el horizonte de grúas y andamios antes de tomar la decisión de hacer una llamada. Finalmente toca el contacto de la oficina de su empresa.

- Hola Olga. Soy Paloma, necesito hablar con Valentín ya mismo.

- Valentín está ahora mismo ocupado, le diré que te llame en cuanto pueda.

- Tiene que ser ahora, es urgente, así que pásame la llamada por favor.

Demasiado bien sabe que ese “te llamará en cuanto pueda” es un poco como el que tiene tos y se rasca los cojones. No supone ninguna garantía de que le devuelvan la llamada rápidamente.

- Te he dicho que está ocupado. Tendrás que esperar.

- Muy bien, dile entonces que tengo aquí un inspector del ayuntamiento de Arganda. Que se tome todo el tiempo que necesite para llamarme. Mientras, yo iré hablando con él y facilitándole la documentación que me requiera.

Paloma cuelga sin molestarse en esperar respuesta. No tiene tiempo ni ganas de discutir con la víbora que hace de secretaria de Valentín Jurado. Ya ha lanzado el anzuelo y cualquier pelea es vana. Sólo resta sentarse a esperar a ver si pican. Tamborilea con los dedos encima de la mesa mientras se sirve un chupito. No pasan ni dos minutos cuando suena el teléfono.

- Hola ¿qué sucede?

La voz de Valentín suena cavernosa y enfadada. Igual resulta que sí, que estaba haciendo algo importante, aunque Paloma lo duda porque entonces no habría llamado tan rápido. Más bien debe ser la urticaria que le produce hablar con ella. En las contadas ocasiones que han coincidido desde que forma parte de la empresa, Valentín se ha ido a su casa con la irritación producida solo por la mirada asesina de Paloma.

- Sucede que acabo de tener una visita aquí en la obra. Dos tipos, uno del Ayuntamiento pidiendo ver permisos de obra y diversa documentación.

- Lo habrás remitido a nuestra oficina central ¿no? Es extraño que venga alguien del Ayuntamiento, saben que tenemos todo en regla.

- Ese no me preocupa, me preocupa el otro.

- ¿Que otro?

- El que no se identificó, pero olía a auditor a un kilómetro de distancia. Habló poco, pero mencionó temas relacionados con partidas presupuestarias, materiales comprados, etcétera. Además, no resulta para nada normal que alguien acompañe a un técnico del Ayuntamiento. Y me dio la impresión de que solo estaba tanteando, que callaba más de lo que decía.

- ¿Los remitiste para cualquier tema a nuestra oficina? - insiste Valentín.

- Por supuesto, le dije que los datos eran públicos y que para más información o en caso de necesitar algún detalle, que acudiera a nuestra agencia y que a través de nuestro servicio jurídico se le facilitaría todo lo necesario. Pero eso ya lo sabía. Lo que me pregunto es ¿que estaba haciendo este tipo aquí? ¿Es un aviso? ¿Hay algún tema que deba preocuparme?

- No te preocupes, haré mis averiguaciones a ver qué pasa. La gente del Ayuntamiento me debe más de una y me informarán. Seguramente se trate de una inspección rutinaria para cubrir el expediente.

- Valentín: teníamos un trato.

- Y lo he mantenido. No te pongas histérica que seguro que esto es una tontería.

- Yo me pongo como me sale del coño. El día que me ponga histérica de verdad te aseguro que lo vas a lamentar. De momento, si quieres tranquilizarme, garantízame que no me has metido en una obra donde haya ningún pufo.

- Te garantizo que no pasará nada. Ahora estate tranquila y si hay alguna novedad me vuelves a avisar. Voy a hacer algunas averiguaciones.

- Más vale.

Cuando Paloma cuelga no puede evitar darle vueltas a las últimas palabras de Valentín Jurado, de la misma forma que le está dando vueltas al culín de licor que aún queda en el vaso. No ha dicho “no hay nada, no te preocupes” si no “no pasará nada”. No se le escapa la diferencia ni lo que esta implica.

- Mierda.

Paloma toma el móvil. Parece dudar, pero finalmente localiza un número, uno que duerme el sueño de los justos en su agenda, al que ha evitado llamar hasta ahora y envía un mensaje.
Vuelve Paloma 😄😄😄😄

Y yo liado a más no poder.

¿Esto sigue siendo Marta?
 
3​



Sigue la pista del dinero.

(The Wire)




Fermín espera con paciencia mientras avanza metro a metro por el atasco. A esas horas suele haber embotellamiento alrededor de la sede central de Hacienda en Guzmán el Bueno. No se altera porque ya está acostumbrado, además, así tiene tiempo para pensar. La visita de esta mañana a la obra que está llevando a cabo la promotora Wkm y constructora Unitesa en Arganda del Rey ha resultado un fiasco desde el punto de vista de la inspección. El técnico del Ayuntamiento al que ha obligado prácticamente a acudir a pie de obra gracias a una requisición, no sabía ni por dónde empezar. Normal, no tenía prevista la visita y todo aquello le ha pillado a contrapelo y es más que posible que sus superiores le estén pegando ahora la bronca padre porque no ha tenido tiempo de avisarles. De eso se trataba, de hacer algo no preparado y por sorpresa para que nadie tuviera tiempo a reaccionar, así que Fermín no se ofusca por la falta de resultados. En realidad, ya contaba con eso, su objetivo era otro.

Consigue llegar hasta la salida de la avenida y gira por una bocacalle, accediendo por un lateral al edificio de la Agencia Tributaria. No cualquiera trabaja en la sede central, ni tampoco cualquiera dispone de plaza de garaje allí, pero es que Fermín no es cualquiera. Trabaja en un grupo especial dentro de la Unidad Central de Coordinación en materia de Delitos contra la Hacienda Pública (UCCDHP), directamente dependiente del director del departamento. En principio esta es una unidad encargada de fijar criterios y elaborar procedimientos para guiar a los inspectores en materia de delitos económicos, así como dar asesoramiento a los propios inspectores. Pero Fermín pertenece a un grupo específico dentro de la unidad, un grupo un tanto singular. La Unidad de Seguimiento Administrativo (USA). Debido a sus siglas, dentro de la Agencia los conocen como los americanos.

Aún puede recordar cuando empezó allí, aquellos días en los que (al más puro estilo de las unidades de élite), le recomendaban no desvelar su pertenencia al grupo. Fueron tiempos felices, de ilusión y optimismo. Un momento en que parecía que era posible cambiar las cosas. Fue con la llegada de Rodríguez Zapatero al poder, cuando este manifestó lo que al parecer era una decidida voluntad de perseguir a los grandes defraudadores, imponiéndose reforzar la unidad de Inspección de Hacienda con un selecto grupo de inspectores que serían la punta de lanza que por fin abriría el melón de las investigaciones a los principales agujeros de fraude. Las grandes corporaciones, las grandes fortunas, los holding y entramados financieros que movían más dinero en España. Se supone que iban a ser algo así como los intocables de Eliot Ness. A partir un núcleo escogido de experimentados funcionarios se creó la unidad que, sin embargo, en su mayoría contaba con personal nuevo, recién incorporado a través de oposición y selección. Parecía que había voluntad de verdad porque querían una unidad nueva, libre de las costumbres y de los lastres corporativos que ya existían. Todo el mundo sabía que las grandes fortunas, bien sea a través del contacto directo o bien a través de algunos de los partidos que formaban gobierno, tenían sus propios recursos e informadores dentro de la misma Agencia Tributaria. No obstante, como solía pasar cuando gobernaba el Partido Socialista, una cosa eran las buenas intenciones y lo que se hacía en el escaparate y otra la voluntad real de llegar al final del asunto. Toda la formación recibida, toda la infraestructura montada, todas las labores de coordinación y de puesta en marcha del grupo, todas las expectativas levantadas, todo parecía indicar que casi enseguida se dirigirían a la yugular de los grandes defraudadores. Sin embargo, paralelamente a la creación de esta unidad, el Gobierno decretó una especie de amnistía fiscal, consistente en avisar a todos de lo que se estaba haciendo y perdiendo el factor sorpresa. Para cuando se pusieron manos a la obra, los malos ya estaban sobre aviso y en muchos casos habían tomado sus propias medidas de precaución. No obstante, la unidad funcionó y aunque rebajando sus expectativas, Fermín y sus compañeros se ganaron al sueldo. Se sentía a gusto y feliz, no solo por haber superado una dura oposición de acceso, sino porque le encantaba el trabajo que hacían. Allí estaban los mejores. Sin embargo, un nuevo giro de tuerca del destino le enseñó que, en este país, bajo un barniz de legalidad y de aparente igualdad de oportunidades, son los mismos de siempre quienes siguen teniendo la sartén por el mango. Con la llegada del Partido Popular y Rajoy al poder decayó notablemente el interés por perseguir a las grandes corporaciones y a los grandes depredadores fiscales. El trabajo de la unidad fue obstaculizado y se vieron mermados sus recursos. Otra amnistía fiscal, en este caso ya directamente sobre defraudadores que pudieron blanquear su dinero negro pagando los respectivos impuestos, dejó sin efecto muchas de sus investigaciones. Se podía hacer aflorar todo el capital acumulado en paraísos fiscales sin tener prácticamente que justificar nada. Desde el gobierno dejaron claras cuál eran sus prioridades y también cuáles eran sus amistades. Ellos pasaron de ser una unidad donde todo el mundo esperaba hacer una carrera fulgurante y ser la referencia dentro de Hacienda, al sitio donde nadie quería estar porque sabía que desde allí no iba a ningún lado. Más aun, era de los sitios en la agencia donde, si hacías bien tu trabajo, estabas mal visto. Poco a poco la gente fue saliendo de allí, la unidad perdió empuje y los más espabilados (y también los menos comprometidos) fueron optando por otras vías de promoción. Tu carrera y también tus expectativas económicas mejoraban ostensiblemente si pasabas a hacerte amigo o consultor de quienes tenían el dinero, o del gobierno que los amparaba. El mecanismo habitual era que te reclutaran, generalmente a cambio de información y a cambio de asesoría, no para evitar que la empresa hiciera ilegalidades necesariamente, sino para que no la pillaran con las manos en la masa. Una excedencia como técnico de Hacienda unos años en la privada, o de consultor en algún organismo público manejado por el partido político de turno y luego vuelta a tu puesto, en muchos casos ya próximo a la jubilación, habiendo ganado diez veces más y con una agenda de contactos envidiable.

Pero Fermín Márquez era una rara avis, de esos funcionarios que están por vocación, que profesan el juramento realizado de servicio a los ciudadanos, que aún creía que pertenecer aquella unidad le hacía un intocable, que quería perseguir de verdad del fraude, que no se conformaba con en el mejor de los casos dar avisos, si no que quería que se impusieran multas o si era posible, que por una vez algún gran defraudador pisara la cárcel. Cabezón, metódico, obstinado, comprometido con su trabajo, sigue imperturbable en la unidad, viendo como en vez de héroes ahora los miran como si fueran los de asuntos internos en la policía. Gente aparcada en un sitio que tiene poco recorrido, donde cuando hay posibilidad de dar un buen mordisco al crimen, te quitan el filete de las manos. Hay pocos medios y muchas trabas, pero a pesar de todo y, aunque no te pongan muchas medallas ni repercuta mucho en tu valoración ni en tu currículum, de vez en cuando se permite la satisfacción de poner contra las cuerdas a algún gran defraudador.

El único cambio reseñable es cuando lo pusieron a trabajar de la oficina de enlace con la UDEF. Los que quedan en su unidad han sido reconvertidos para colaborar con la policía. Muy pocos tienen la posibilidad de dirigir investigaciones personales por cuenta y riesgo de la agencia Tributaria en exclusiva. Ahora, más que investigadores, en ese nuevo departamento son asesores policiales, aunque tienen cierto margen de autonomía (que Fermín aprovecha al máximo). Y así es como llegó a la empresa de Valentín Jurado, Wkm, colaborando con la Unidad de Delitos Fiscales en un caso de blanqueo de capitales. No le dieron toda la información, casi nunca suelen hacerlo, solo le piden que investigue algún tema concreto, encargos limitados sin saber exactamente en qué consiste el grueso del caso ni cuánta gente hay implicada.

Se suponía que había una organización que lavaba dinero a través de diversas constructoras invirtiendo en vivienda. Le pidieron que revisara una cartera de empresas que en algún momento habían construido viviendas en las que luego había invertido la organización. Esto, por supuesto, no quiere decir que todas las empresas hicieran algo ilegal o que supieran de los asuntos ilegales de quien invertía el dinero en ellas, de hecho, la mayoría eran operaciones limpias, pero siempre el dinero acaba dejando algún rastro que conduce a algún sitio. Sigue la pista del dinero, que decían en The Wire. En eso Fermín es muy bueno. Ha localizado al menos dos promotoras que colaboraron con la organización sin hacer demasiadas preguntas y donde el volumen de inversión no cuadra con los datos de que dispone Hacienda. La promotora de Valentín jurado no es una de ellas, pero Fermín tiene olfato y en sus ratos libres, en vez de a jugar al pádel con los compañeros o con aquellos jefes que luego le puedan dar un achuchón a su carrera, se dedica a investigar preventivamente.

Una vez descartada la complicidad y ya que dispone de permisos para acceder a datos fiscales por orden judicial ¿por qué no echar un vistazo a estas promotoras que aparentemente están limpias? Su trabajo, entiende él, no acaba con obtener pruebas que sirvan para incriminar a los que resultan evidentemente culpables, sino en ver más allá. Descubrir fraudes allí donde hasta ahora nadie había visto nada le provoca una especial satisfacción. Dar un buen susto a aquellos culpables que se creen a salvo, que pasan desapercibidos y que no esperan que alguien ponga la lupa sobre ellos. Es el caso de Wkm, en la que ha detectado movimientos de capital extraños, un entramado de cuentas innecesario para una promotora que, en principio, tiene un volumen de actividad asociado solo a Madrid y no a toda la península. Un entramado que reconoce demasiado bien porque presenta la misma estructura de aquellos que tratan de dispersar ganancias, aumentar costos, beneficiarse de las desgravaciones y que pretenden hacer desaparecer mucho dinero y muy rápido. Siempre es lo mismo, incluso en aquellos casos donde no se trata de blanqueo descarado de capitales: a los que ganan no les basta con ser una empresa de éxito que ha multiplicado sus dividendos (curiosamente desde el último cambio de legislatura en el Ayuntamiento y en la Comunidad), quieren ganar más y quieren ganar rápido, seguramente porque tienen conexiones políticas y no quieren esperar a un cambio de marea, vaya a ser que las cosas no les funcionan tan bien si hay un cambio de responsables. De hecho, ha estado investigando y se ha dado cuenta que su negocio no se limita a obras cuya adjudicación o permisos dependen del Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad, sino de otros ayuntamientos, todos gobernados por el mismo partido. Un vistazo a sus cuentas declaradas y (más aún), a aquellas a las que ha podido acceder con permiso judicial por la investigación preventiva anterior, le dice que los números no cuadran. Demasiados gastos inflados, mucho movimiento de dinero y cuentas opacas. Algo huele a podrido.

Fermín aparca el vehículo en su plaza reservada. No todo van a ser malas noticias en su vida, al menos ese pequeño privilegio lo sigue conservando. Y también que dispone de un buen despacho. Todavía no han eliminado del todo su unidad y aunque los miren con otros ojos y ya no sean los niños bonitos de Guzmán el Bueno, todavía se acomoda en un lugar con máquina de café de la buena, nevera bien abastecida en la sala de juntas y microondas. Toma una Coca-Cola y se sienta en su oficina abriendo su portátil. No deja la puerta cerrada, hace calor y allí no llega bien el aire acondicionado. Saca su libreta de la carpeta y, metódico, pasa a su ordenador algunas notas que ha tomado inmediatamente después de la visita a Paloma Gálvez.

- Hola Fermín.

El inspector levanta la vista y observa a una mujer que ronda la cuarentena, más al final que al principio. Cinco o seis años mayor que él. Ojos un poco hundidos y ojerosos. Viste con discreción, suéter de cuello vuelto y falda hasta los tobillos. Pelo largo y liso, color castaño. Es alta y corpulenta, aunque no desgarbada. Abundante pecho y redondeces generosas en sus nalgas y muslos. Agita suavemente unos papeles en la mano. Ningún gesto brusco ni mirada desafiante, pero Fermín conoce lo suficiente a la inspectora de policía Mónica Pedroso como para saber que viene buscando pelea. Mónica es su equivalente en la UDEF y lleva ya un año colaborando con ella. Es la que lleva el caso de blanqueo de capitales donde trabaja actualmente y que le ha llevado a Wkm. Colaborando es un decir porque, aunque la Unidad de Seguimiento Administrativo ahora colabora con la UDEF a requerimiento judicial, lo cierto es que desde que han perdido peso en la agencia Tributaria se limitan a estar a sus órdenes en la práctica. Y eso la policía lo tiene muy interiorizado, no están acostumbrados a colaborar sino a ordenar. De facto, son ellos los que establecen qué debe investigar Fermín, hasta donde debe llegar su pesquisa y si hay imputación o no. Ir de la mano de la Policía abre muchas puertas, pero solo aquellas puertas que ellos quieren abrir y eso enfada bastante a Fermín, al que nunca le ha gustado que le pongan límites. “Qué pena de talento desaprovechado”, es la frase que él le suelta a Mónica cada vez que esta le corta alguna iniciativa.

- ¿Estás ocupado?

- Un poco, la verdad.

- Pues no lo parece, te has quedado mirándome como si me vieras por primera vez ¿qué pasa? ¿ahora te gusto o algo?

- Bueno, en realidad pensaba que con veinte años tenías que estar buenísima ¿nunca te has echado novio estable?

- Hijoputa ¿me estás llamando vieja?

- Solo eres vieja si lo eres de mente y tú tienes un espíritu y una mala leche de jovenzuela.

Fermín se permite ese tono con Mónica porque sabe que le resbala todo y que esa mala leche a la que hace referencia (y que por supuesto tiene), no se activa por ese tipo de comentarios. Donde debe tener cuidado para no resbalar es en la relación profesional. Mónica no es una policía de calle, pero ha visto bastante y está lo suficientemente curtida como para que le patinen e incluso le hagan gracia ese tipo de comentarios entre compañeros. Ahora, no le toques los ovarios ni cuestiones su autoridad cuando está trabajando. Ahí es donde puede ser que eche arena para atrás y te de una cornada que te mande a la enfermería. Fermín mira los papeles que trae la mano y supone que no son buena noticia para él.

- ¿Que me traes ahí?

- Has hecho un buen trabajo con lo de Comisa y Rentair, hay base para intervenir sus cuentas.

Esa es la caricia. Mónica frunce un poco hacia abajo los labios. Y ahora viene la ostia, piensa Fermín que la conoce como si la hubiera parido.

- ¿Me puedes explicar por qué Wkm está en esta requisición al juez para ser también intervenidas sus cuentas?

- Sospecho que puede haber algo.

- Las sospechas deben estar fundadas y según tus propios cálculos (que valen perfectamente para las otras dos), para esta no has presentado nada que indique indicio de delito.

- Bueno es que eso es lo que estamos buscando, indicios, sin investigar no los encontraremos.

- No es así como funcionamos y lo sabes. Para pedirle al juez un permiso para monitorizar sus movimientos económicos debe haber pruebas o indicios más sólidos.

- Tú sabes tan bien como yo que, si vosotros se lo pedís, el juez no pondrá pegas.

- Como Agencia Tributaria también podéis emitir un informe y hacer una solicitud.

- No nos harán caso y lo sabes. Con vosotros están a partir un piñón.

- Fermín, no me voy a arriesgar a que el juez nos eche para atrás la orden por culpa de una cagada como poner a Wkm en la lista sin las suficientes pruebas.

- Aquí huele raro y si tienes algo de policía, que lo tienes, lo sabrás tan bien como yo. Esta gente hace cosas extrañas ¿No te parece sospechoso que en el proceso de licitación haya coincidido en el tiempo con un incremento de patrimonio extraño de Manuel Cascajo, concejal de urbanismo del Ayuntamiento? Tan extraño como que la empresa beneficiaria arrastre una larga lista de adjudicaciones con el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad y ahora el Ayuntamiento de Arganda. Curioso que le den tantos contratos y más curioso aún que siempre sean con alcaldías del mismo signo político. Lo de Manuel Cascajo es casi una anécdota, pero la empresa que está realizando el proyecto reúne muchas de las características de otras empresas asociadas a actos de corrupción.

- Pero ¿qué carajo te pasa con Wkm? no los estamos investigando a ellos.

- No, todavía no.

- ¡Joder, Fermín, no me pongas de los nervios que como me dé una subida de leches me voy a cagar en todo lo que se menea! El objetivo principal es el fraude fiscal y para ir a por ello tenemos dos sociedades que sí podemos demostrar que hacen lavado de dinero ¡Céntrate coño! ¿O es que tengo que explicarte como tienes que hacer el trabajo? Deja en paz Wkm, no es momento de distraerse.

- Yo hago muy bien mi trabajo y no se trata de distraerse sino de sumar a lo que ya hay.

- No tienes absolutamente nada.

- Sabes que esa gente no es trigo limpio. Nadie hace una estructura de sociedades como la suya si no tiene pensado defraudar. Solo hay que hacer seguimiento de sus cuentas.

- ¿Y si no hay nada? en la captura preventiva que sacamos no aparecían movimientos extraños.

- Porque no estaban nerviosos. En cuanto agitemos el avispero cometerán algún error.

- ¿Qué quieres decir? - pregunta Mónica poniéndose de repente rígida.

Si las miradas matasen Fermín habría caído fulminado al suelo.

- ¿Fermín?

- A ver, digamos les he dado un pequeño empujón. Les he hecho una visita.

- ¡Me cago en mi puta vida! ¿qué has hecho qué?

- He estado esta mañana en la obra sin identificarme, solo acompañando un técnico del Ayuntamiento para una inspección rutinaria. Simplemente les he dejado caer alguna pregunta acerca de albaranes y facturas de material. Lo justo para ponerlos nerviosos y la responsable de aquello te puedo asegurar que ha captado la indirecta.

- ¿Como narices has conseguido que te acompañe un técnico del Ayuntamiento?

- Para eso sí tengo competencias, yo también puedo solicitar una inspección y que me acompañe alguien del consistorio, solo que lo he hecho al revés: me he presentado allí con la carta y antes de que pudiera reaccionar ni comunicar nada a sus superiores le he achuchado para que fuera a la obra a pedir papeles. El técnico ha preferido no complicarse la vida, es más, seguramente cerrará la boca y no contará ni siquiera a sus superiores lo que ha pasado hoy.

- Los acabas de poner sobre aviso.

- Bueno, si no tienen nada que esconder o si no hay nada importante como tú dices ¿qué problema hay?

- Aquí el único problema que hay es que no te enteras. Me tienes harta. Sabes que no puedes hacer nada sin consultarlo conmigo.

Fermín abre los brazos extendiendo las manos como dando a entender que la cosa ya no tiene remedio. Intenta un gesto de pesadumbre, pero no le sale. La media sonrisa de caimán viendo caer un pollo al agua lo delata.

- Muy bien, si esas son las que tenemos... - Dice Mónica agitando los papeles - Entonces voy a romper esto y a reformular la petición para que solo se sigan las cuentas de las dos empresas.

- Mónica, no. Déjame solo una semana, no te pido más. Si en una semana no hay resultados retiramos la petición de monitorizar a Wkm.

- Fermín: cómprate un bosque y te pierdes, hazme el favor.

Mónica sale del despacho mientras el inspector tributario resopla y da una patada al cajón de la mesa.

- Así no se puede, coño.
 
4



Tengo un trato, lo mío pa mi saco…

(La Mala Rodríguez)




El móvil de Paloma atruena inundando la casa con la melodía del tono de llamada. Es una canción de Lenny Kravitz. Decidió cambiar el aburrido tono que venía predeterminado porque le resultaba invisible al oído. Es el tema Fly y lo eligió porque era cañero y estridente y así no se le camufla entre los ruidos de obra o cuando deja el móvil aparcado en cualquier rincón de su hogar. Siguiendo la música consigue verlo, lo había dejado en la entradita, su sitio habitual. Ve que la llaman desde un número oculto. Normalmente no lo cogería, como toda buena ciudadana prefiere un dolor de tripas antes de un pesado comiéndole el coco por teléfono para que cambie de compañía del gas o electricidad. Pero hoy no pasa, esta mañana ha enviado un mensaje a un número. No se ha molestado en esperar porque sabe que nadie le va a coger el teléfono, pero está segura de que leerán el recado. Otra cosa es si deciden responder o no y si el mensaje ha llegado a quien ella cree que debe llegar. Esa llamada forma parte de un viejo acuerdo que no está muy segura de que aún siga vigente, o de que la persona con la que quiere contactar esté dispuesta a cumplirlo, pero ha decidido que no pierde nada por intentarlo. Hay una posibilidad de que esa llamada sea la que está esperando. Así que descuelga y ¡bingo!

- ¿Qué sucede?

Una voz que suena a metálico, pero reconocible a pesar de todo, la interpela. Es Santiago. Así, sin formalismos, sin saludar, como si fuese anoche la última vez que hablaron cuando en realidad fue hace cinco años. Entonces, muy a su pesar, Paloma tuvo que cerrar un pacto por el cual se tragaba sus principios, cerraba el pico y obtenía todo lo que tiene y es ahora. No fue un trato ventajoso, ella no quería nada de lo que ha conseguido, pero fue un pacto necesario.

- Yo también me alegro de oírte Santiago ¿Qué tal estás?

- Ocupado ¿qué quieres?

- Quiero saber que todo está bien, teníamos un trato.

Santiago tiene buena memoria y recuerda perfectamente que, aquello que llaman trato, en realidad fue un chantaje al que Paloma solo pudo poner una condición: que no la implicaran en nada turbio y que ninguno de los trabajos que realizara para la promotora tuviera ningún aspecto ilegal. Eso venía bien a las dos partes porque ellos tampoco acababan de fiarse de ella.

- Yo he cumplido mi parte, estoy seguro que estás al tanto – insiste.

- Y nosotros hemos cumplido la nuestra.

- No estoy tan segura.

- ¿A qué te refieres?

- Ayer se presentó un técnico del Ayuntamiento en la nueva promoción que estoy llevando en Arganda del Rey.

- No estoy al tanto de todas las promociones que hacéis, mi trabajo es otro.

- No te preocupes que ya te pongo yo al día: es una promoción en la zona sureste de Madrid, junto al rio Jarama. Varias manzanas de chalets en una zona colindante con el parque regional. Teóricamente todos los permisos están en regla y los terrenos fueron recalificados en su día por el ayuntamiento de Arganda.

- ¿Y entonces? - pregunta Santiago a quien aquel “teóricamente” no le ha sonado nada bien.

- Se supone que si todo está en regla no sé qué pinta un técnico del ayuntamiento pidiendo informes y haciendo preguntas en mi obra. Pensé que igual era simplemente una inspección de rutina para cubrir el expediente, pero el técnico no venía solo. Le acompañaba alguien que no se identificó, habló poco, escuchó mucho y estaba más pendiente de mis reacciones que de mis palabras. Ese tipo olía a funcionario a kilómetros, pero no a funcionario municipal.

- Entonces ¿quién crees que podía ser?

- No lo sé, tenía pinta de inspector de Hacienda o algo similar. Me hizo preguntas sobre facturas y albaranes, sobre temas de contabilidad. Todo esto me ha dado muy mala espina.

- Habla con Valentín.

- Ese trámite ya está hecho, llevo cinco años sin marcar el número que me diste ¿crees que te llamo por una tontería? La charla que he tenido hoy con Valentín me ha dejado más preocupada que tranquila. Se supone que estoy trabajando en una obra legal donde no hay ningún pufo, pero algo me dice que esta visita no es casual y nuestro trato era que a mí me teníais que mantener al margen de cualquier movida rara. Si salgo en un solo papel o me encuentro teniendo que declarar como imputada en cualquier proceso, vamos a tener problemas. Los vamos a tener todos.

Paloma hace un silencio corto para que la amenaza cale.

- Santiago: dime que estáis cumpliendo y que nada de lo que yo haya tocado está contaminado, porque me estoy empezando a poner nerviosa y tu jefe me pone más aún.

- Que yo sepa todo está bien. Voy a hacer alguna averiguación y te llamo. Estate tranquila y no hagas tonterías.

- Espero tu llamada.


Fermín no hace más que darle vueltas al asunto. Necesita monitorizar las cuentas conocidas de Wkm pero Mónica no está para pedirle un favor. Trabajan juntos desde que la UDEF y la Unidad de Seguimiento Administrativo colaboran. Los roces entre las dos unidades fueron constantes desde el inicio, pero una vez se acostumbraron y se consolidó el reparto de roles la relación mejoró. Nunca han llegado a hacer equipo del todo, pero funcionan razonablemente bien. Su trato con Mónica ha seguido un camino parecido. Formal al principio, productivo después una vez que se acostumbraron el uno al otro y luego, ha habido altibajos según los casos en los que han trabajado, la presión a la que han sido sometidos y las circunstancias personales de cada uno, que el humor también cuenta.

Hace unos meses Mónica se separó, aún no ha consumado el divorcio pero ya hace vida independiente. No da muchas explicaciones y Fermín no considera de buen gusto indagar en los temas personales, pero lo cierto es que parecía aliviada de haber puesto fin a la relación con su marido. Incluso diría que las primeras semanas estaba hasta de buen humor, cosa extraña en ella. Pero todavía carga con dos hijos adolescentes y el tenerse que ocupar ahora casi en exclusiva de la intendencia de la casa y de manejarlos, le ha devuelto la simpatía a la casilla de salida. Y desde la bronca del otro día la cosa está más tirante que el cuello de Isabel Preysler. Esta misma mañana cuando se han visto le ha lanzado una carpeta encima de la mesa, como quien tira un palo a su perro cuando lo saca a pasear a las siete de la mañana antes de ir al trabajo.

- Ahí tienes trabajo. Los primeros resultados de las monitorizaciones de las dos empresas. En la carpeta hay un resumen de gráficas y un pendrive con la información. Hemos detectado movimientos con cuentas establecidas en paraísos fiscales y algunas empresas pantalla. Haz algo útil y crúzalo con los datos fiscales que tenéis y también échale un vistazo a ver si ves algo raro que se nos haya escapado a nosotros.

- ¡Claro que sí guapi!

La mirada que le lanzó de vuelta tras el comentario tendría que esperar a ser mejor escritor para poder describirla, pero supongo que os podéis imaginar a Fermín tragando saliva y batiendo en retirada su lengua para concentrarse en la carpeta y solo atreverse a echar un vistazo de reojo al cabo de unos instantes, a ver si Mónica ya se había ido. Pero no, la policía dura e hija de puta estaba todavía allí, esperando que sus miradas se cruzaran para lanzarle una última advertencia muda pero intensa con los ojos. Sólo entonces se dio la vuelta y se fue sin decir adiós.

- Bueno pues ya tengo tajo – se dijo Fermín, aunque eso no le ha impedido dedicar tiempo a revisar también toda la documentación disponible en la agencia Tributaria sobre Wkm y Unitesa, su constructora.

Ha investigado a fondo la empresa haciendo un recorrido por aquellos organismos donde tiene acceso. También ha revisado artículos en prensa. Sorprendentemente apenas hay noticias de ellos y eso que han participado en algunos proyectos importantes dentro del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. No se menciona ni para bien y eso es sospechoso, porque a una empresa que obtiene buenos contratos, que parece estar a partir de un piñón con la administración local y autonómica y a la que todo le va viento en popa, normalmente le gusta obtener publicidad en medios de comunicación y redes sociales ¿Qué empresa no desea que los demás sepan que las cosas le van bien? ¿Quién le hace ascos a un poco de publicidad gratuita? pues lógicamente las que quieren pasar desapercibidas, los que quieren un perfil bajo porque igual de puertas para adentro la casa no está tan limpia. Un motivo más para investigarlos.

Ha podido comprobar que su andadura comienza con varios contratos con el Ayuntamiento y la Comunidad. También resulta ilustrativo que en los lugares donde construye siempre gobierne el mismo partido. El tema de las concesiones y recalificaciones sería otro campo donde investigar, pero ahí él ya no se mueve como pez en el agua, lo suyo es la contabilidad y el tema fiscal. Ha estado a punto de contárselo a Mónica, pero cuando la ha visto echando arena para atrás, como los toros antes de embestir, ha preferido meterse la lengua en el culo y callarse la boca. Se imagina la respuesta de ella y es que eso en todo caso correspondería a anticorrupción y no necesariamente a la UDEF. La cosa ahora está tan tirante que da por sentado que, si le lanza esa pelota, ella le va a dar de tacón fuera del área.

No, como tantas otras veces, todo va a depender de lo que él haga y de su iniciativa. Decide trazar un plan: tendrá que apañarse con lo que tiene y volver a revisar toda la documentación disponible. Tiene que haber otra forma de encontrar indicios en contra de Wkm. Pero ahora toca lo que toca, trata de conformarse mientras vuelve sobre la carpeta que le ha pasado Mónica.

- Vamos al lío – suspira.


Santiago tiene previsto viajar a Madrid. En un par de días tomará un vuelo desde Italia, donde se encuentra ahora. Siempre a caballo entre los dos países, está cansado. Piensa que debería retirarse, son muchos años bregando con un trabajo que lo sitúa en el limbo de lo legal, frontera que traspasa con demasiada frecuencia. No le apetece acabar su carrera cumpliendo una condena de prisión a estas alturas, aunque sea una pena mínima. Tiene que aprovechar y disfrutar de todo lo que ha ganado, que es bastante porque pagan muy bien sus servicios. Pero ahí está el problema, en que no sabe disfrutar del dinero ni de tanto tiempo libre. No tiene claro si sabrá adaptarse porque hasta ahora lo que le da la vida es su trabajo.

A ver, que no es que no sea capaz de disfrutar de la buena vida que su actividad le permite: viajar en primera, comer en restaurantes caros, vestir bien, permitirse caprichos como el Rolex Daytona que lleva de su muñeca y tener aventuras con distintas mujeres. Respecto al sexo, hace tiempo que perdió ya frescura. Aunque físicamente se conserva bien es evidente que tiene una edad, pero su inteligencia, su capacidad de persuasión y su don de palabra le han permitido hacer conquistas allí por donde ha pasado, generalmente ligues breves, de ocasión, solo para desfogar y satisfacer su ego pensando que conserva intacta su capacidad de atraer a las mujeres. Ahora, el sexo ya no es una necesidad perentoria, de manera que se dosifica bien y prefiere la comodidad de tener sexo de pago con una escort. Tan solo muy de vez en cuando, el tiempo y las ganas hacen que se permita intentar una conquista. Solo para saberse en forma, solo para saber que aún conserva cierta capacidad de atracción, pensando siempre en que algún día se retirará y quizás quiera sentar la cabeza. Entonces, en su vida habrá espacio y tiempo para una relación fija. Santiago tiene tantas cosas postergadas para el futuro que realmente no sabe qué pasará cuando llegue este. Quizás se siente inseguro y por eso le está costando tanto dejarlo, porque en su presente es alguien, hace cosas que le gustan, gana mucho dinero y tiene esa sensación de poder, de control. No sabe qué sucederá cuando ya no permanezca activo. Pero va ya tocando, se acerca la hora de tomar una decisión, piensa antes de marcar el número de Valentín. Movidas como estas ya le van viniendo largas y lo que antes ni se planteaba (y que luego pasó a convertirse en una posibilidad), poco a poco se va convirtiendo en una certeza: habrá algún momento en que mantenerse en su puesto le resulte más penoso que agradable. Va siendo hora de hacer cambios en su vida y despejar la incógnita de si está preparado para una jubilación.

Marca el teléfono y espera un par de tonos de llamada. Luego cuelga para esperar que sea Valentín el que lo llame desde una línea segura.

Apenas tarda.

- Hola Santiago.

- Hola.

- ¿Algún problema?

- ¿Que estáis haciendo en Arganda del Rey?

- Lo de siempre chalets y un centro comercial.

- Lo que hacéis con los ladrillos no me importa, me refiero a si el proyecto está limpio.

- Santiago, está todo controlado.

Esa respuesta le sienta como una patada en el culo.

- ¡Y una mierda está todo controlado, porque el que controla soy yo y me acabo de enterar! Valentín, no me gusta nada como estáis funcionando desde hace ya algún tiempo. Estáis cambiando negocio por seguridad cuando ambos deberían ir de la mano. Era más seguro mantener un perfil bajo.

- La legislatura se acaba y hay otros peces más gordos intentando ponernos freno y cortarnos el pienso. Hemos crecido mucho en muy poco tiempo, tenemos que aprovechar para posicionarnos y para ganar todo el dinero posible. Si conseguimos una buena cuota de mercado y crecer lo suficiente ya no podrán echarnos. Tú sabes cómo va esto.

- Claro que lo sé, esto va de hacer mucho dinero en poco tiempo por si la cosa se tuerce y hay que cerrar o bajar el nivel. De montar un negocio demasiado gordo para para garantizaos un sitio en la mesa de los poderosos, quizás al lado de Florentino. Pero ese no es mi trabajo, mi trabajo es que no te pillen y no puedo hacerlo si no me das la información. Últimamente todo esto está lleno de agujeros y por alguno de ellos nos van a meter un palo en el culo el día menos pensado. Eso es lo que significa lo que me estás diciendo de que no puedes parar la máquina, no sé si eres consciente.

- Santiago, los dos sabemos que esto excede de tus posibilidades, no puedes estar a todo a la vez, el volumen es demasiado alto. Si te pasara todo lo que tengo no darías abasto.

- Si quieres hacer las cosas bien hay que ir más despacio, ya te lo he dicho muchas veces.

- ¡No se puede ir despacio joder! ¿Es que no has entendido nada? Santiago, somos un Ferrari.

- Sois un niñato de dieciocho años conduciendo un Ferrari. Todos sabemos cómo puede acabar esto.

- Tenemos contactos, hay mucha gente implicada, está todo controlado, nadie se va a meter con nosotros. Si hay algún problema lo taparemos.

- Querrás decir que si hay un problema me tocará taparlo a mí. Tú lo has dicho Valentín: yo ya no doy abasto. Ni aunque me dedicara en exclusiva a trabajar para ti podría gestionar y prevenir todas tus movidas y, mucho menos, apagar todos los fuegos que vas encendiendo. Algún día el bosque se va a quemar y te va a pillar dentro.

Valentín no contesta, se limita a negar con la cabeza como si estuviera discutiendo con un niño pequeño. Es Santiago quien retoma la conversación tras unos segundos de incomodo silencio.

- ¿Puedes asegurarme que la urbanización esa del Jarama está limpia? Ahí tenemos a Paloma Gálvez.

Valentín levanta las manos en un gesto que podría significar cualquier cosa, pero que parece querer decir que esa promoción también tiene truco. Santiago interpreta su silencio como un no.

- ¿A quién se le ha ocurrido la maravillosa idea de meter a Paloma Gálvez en una promoción tocada?

- ¿Qué te pasa con Paloma? En todos sitios tenemos a alguien. Que haga su trabajo y nosotros nos ocuparemos de lo demás, como siempre.

- Teníamos un acuerdo con Paloma. Ella se callaba la boca y nosotros la manteníamos al margen de cualquier situación comprometida.

- Pues que siga muda y se dedique a sus labores. Ya se lo dije cuando me llamó.

- Valentín, te vuelvo a preguntar ¿Está limpia la promoción?

- Hemos tenido que tocar a alguna gente en el Ayuntamiento y también en la Comunidad de Madrid. Aquello está en el borde del parque natural pero el tema está controlado.

- ¿Eso es un hecho o un deseo?

- ¿Es ella la que te ha ido con el cuento?

- Ha recibido una visita.

- Sí, lo estoy investigando, supongo que será una inspección de rutina.

- Esta tía tiene olfato, sabe lo que hace y no parecía muy contenta cuando me ha llamado.

- Paloma no tiene por qué contactar contigo para nada.

- Pues lo ha hecho, así que asegúrate de que no tenemos allí ningún problema y si hay algo raro me llamas para que me ocupe yo personalmente.

- Lo comprobaré.

- De acuerdo.

Valentín cuelga y Santiago bloquea el móvil y se lo mete en el bolsillo. Se queda mirando hacia una de las tiendas que hay al otro lado de la calle, justo enfrente del bar donde está sentado tomando un café. No le gusta un pelo lo que está pasando y tampoco le gusta nada que sea precisamente Paloma la que lo haya tenido que poner sobre aviso. Todavía recuerda la mirada de aquella mujer cuando consiguieron comprarla extorsionándola. No es de las que se aguantan sin más. Santiago sabe reconocer una mirada peligrosa y aquella mujer tenía el peligro en los ojos. Supo tragarse el cabreo, la bilis y el veneno, pero no es de las que olvida ni de las que te puedes permitir dar un paso en falso con ellas. Ya la cabrearon una vez y (chica lista), fue lo suficientemente prudente como para no pelear una batalla que sabía que no podía ganar, pero es de aquellas personas con las que no conviene repetir apuesta. Le da un mal palpito. Hubiera preferido no volver a tener noticias suyas, su instinto le dice que es mejor no tocarle los ovarios.

Santiago decide no esperar a la llamada de Valentín. De todas formas, tenía que ir a Madrid de manera que decide adelantar el viaje. Abre el portátil y empieza a mirar billetes de avión.
 
Me está gustando un montón. 😄😄

A ver cómo se enlaza a Marta con Paloma.

Cuando me olvido que estoy leyendo una historia en un foro de relatos eróticos es cuando me doy cuenta que la historia me está apasionando. 😄😄
 
5



De vicios y familia.



La mujer hace un gesto dando dos veces con el dedo índice encorvado sobre la barra. Un crack, crack de la uña retumbando sobre la madera noble que atrae inmediatamente la atención del camarero, pendiente de cualquier detalle. En aquel lugar no trabaja cualquiera, solo profesionales con mucho oficio y la necesaria inteligencia emocional para anticiparse a los deseos de los clientes.

- ¿Le sirvo otro Margarita, señora?

Y sin embargo acaba de cometer un error. La mujer lo mira con ojos penetrantes solo un par de segundos antes de asentir, ha conseguido sacarla de su apatía, pero no en el modo que ella quisiera. Lo de señora sobraba. Que no es que le moleste, en su casa le gusta que el servicio la llame así y también cuando va de compras, o a la selecta peluquería donde hoy le han hecho un cardado con una buena dosis de laca que le da volumen a su pelo y lo hace parecer más recio y abundante de lo que realmente es. Pero allí no. Cuando está en ese local lo de señora suena a viejo, a apagado e incluso un poco sórdido. No pagan una cuota de casi ochocientos euros al mes para estar en un ambiente como podría ser el de cualquier club liberal de barrio. Allí las bebidas son de primeras marcas, los camareros van correctamente uniformados, las instalaciones están impolutas y el sitio está decorado con gusto, un poco barroco y recargado quizá, al estilo de un palacio versallesco, pero con gusto. Las normas también son mucho más estrictas: no se permiten los malos modos, ni la gente desnuda por las instalaciones comunes y por mucho dinero o muy poderoso que sea un hombre, no puede acceder allí solo ni tampoco en compañía de chicas contratadas, lo cual hace que la proporción entre hombres y mujeres siempre se mantenga equilibrada.

Recuerda con horror la visita que hizo con su marido a un local muy popular en Madrid. Y eso que se lo habían recomendado como uno de los mejores. Se sintieron extraños entre gente que no pegaba ni en educación ni en cultura con ellos, con unas formas y maneras que dejaban mucho que desear. Un sitio que a pesar del olor a desinfectante y del aspecto limpio de las sábanas y camas, no resistía su escáner para el polvo y los ácaros. Y lo peor de todo era que permitían el paso a hombres solos. En teoría no a la zona de parejas, pero si la noche estaba floja, acababan dejándolos entrar previo abono de un suplemento. Aquello se llenó de moscones, de gente que no guardaba las formas, todo muy animal y bruto, lo cual, si bien a su marido parecía divertirle, a ella le provocó rechazo.

- Vámonos de aquí - le dijo enfadada cuando apenas llevaban tres cuartos de hora y ya habían rechazado al menos una decena de intentos de acercamiento - A mí me llevas a un local con clase o no vuelvo a salir para jugar a esto.

Y así fue como acabaron por fin encontrando el lugar para sacudir las telarañas de su vida de alcoba. El Círculo Cultural de Miraflores se lo recomendó a su marido un cliente que también tenía gustos parecidos y la verdad es que acertaron: un local exclusivo donde solo entran socios, limpio, discreto y con camareros jóvenes y atentos, excepto este idiota.

La mujer es delgada, con un cuerpo sin flacideces gracias al pádel, al cardio y al yoga. Las tetas se le mantienen bien altas porque para eso son operadas. También se retocó un poco la nariz y los ojos. Su cuerpo alto y su andar estiloso todavía conservan trazas de modelo a pesar de sus cuarenta y tantos años largos. Claro, hasta que aquel camarero impertinente la vuelve a colocar en su sitio con un “señora” que se le clava en las tripas y que en ningún otro sitio le hubiera molestado, pero allí sí. Toma su copa y no se molesta en darle las gracias. Le hace un gesto a su marido que aburrido, apura su whisky. Esa noche hay poca gente y entre los que hay, nadie apetecible para hacer algo especial, porque para un polvo normal ya tienen ellos su cama y no necesitan acudir al círculo.

- Mira quién ha venido - murmura ella entre sorbo y sorbo de su Margarita.

Su marido levanta la vista y la fija en una mujer algo más bajita que su esposa, delgada, aunque con un buen culo. Lleva un traje chaqueta un poco por encima de los muslos, pelo recogido en un moño bien trabajado. Elegante y sobria, camina sin fijar su vista en nadie en particular y se sienta en una mesita del rincón. A pesar de los cómodos sofás, elige una silla entre rococó y art deco sobre la que cruza las piernas y hace un gesto a uno de los camareros que asiente. Es una habitual y no necesita decirle lo que quiere beber. Un vaso donde dos hielos lanzan destellos cobrizos vuela hacia su mesa y hasta el tercer trago, no levanta la cabeza y echa un vistazo al salón. Es entonces cuando sus miradas se encuentran

- ¿Te apetece? - pregunta la mujer.

- ¿Tú crees que querrá jugar hoy?

- Claro, si no ¿porque crees que está aquí?

La pareja hace volar hacia ella una sonrisa un poco impostada, como aquellos que se preparan para hacer un negocio o una transacción comercial. Paloma los ve y no se inmuta lo más mínimo. Contesta levantando la copa de bourbon en un mudo brindis. Es su forma de decirles que sí, que le apetece, pero que todavía no está lista. No hasta la segunda copa por lo menos. Su rutina siempre es la misma: intentar beber lo suficiente para anestesiarse un poco y luego tener sexo. Ya ha renunciado a los ligues esporádicos, a probar fortuna a través de aplicaciones informáticas o a pelo en la barra de algún bar. Prefiere ir a lo seguro.

La pareja se le acerca. Ya se conocen y saben cuál es el protocolo. Entablan una charla informal hablando de banalidades, ese tipo de charla que la gente de clase alta domina perfectamente: dejar pasar el tiempo hablando mucho y sin decir nada, siendo corteses, ocultando tras sus deferencias lo que no es más que clasismo puro y duro. Paloma lo sabe, van de exclusivos, de educados, de saberlo todo, de autosuficientes, cuando en realidad esa meritocracia que venden es totalmente impostada. Se creen mejores por tener dinero, pero el dinero les ha venido regalado vía herencia. Si son empresarios es porque sus padres les han montado la empresa o la han heredado. Si tienen éxito es porque se pueden permitir el lujo de fracasar una y otra vez hasta que aciertan, no tienen problemas de embargos ni de hipotecas, entre los de su clase siempre se apoyan, todos hacen negocios con todos y se pueden pagar los mejores asesores.

Paloma da el perfil: arquitecta, trabajando en una profesión liberal, ganando mucho dinero, construyendo sus propios diseños, el traje le viene a medida para relacionarse con este tipo de gente que la acepta entusiasmada como a una de los suyos. No meten a cualquiera en su cama, eso es lo que vienen a decir, aunque luego en la cama den rienda suelta a perversiones que harían palidecer a cualquier choni poligonera. En el fondo Paloma siente repulsa, no es con la gente que se relacionaría habitualmente, pero no está allí para hacer amigos, está para obtener placer, para desconectar su cerebro de la realidad diaria, para darse un chute de endorfinas que le permita relajar la tensión y quedase tranquila por unos días. Y para eso se encuentra en el sitio ideal, un lugar donde (aunque las pasiones sean bajas) el decorado es bonito, donde nadie tiene que disimular lo que quiere y lo que pretende, donde como en un supermercado, llegas, eliges y consumes.

Paloma pone buena cara a lo que le dicen, sigue la conversación mostrándose amable, llevándoles la corriente, refugiándose en tópicos y en frases evidentes para no crear malestar. Con el segundo bourbon ya se está cloroformizando. Con el tercero está lista y es ella misma la que les propone pasar a una habitación. No es un simple somier con sábanas bajeras como en los clubs normales lo que se encuentran, en una habitación de paredes lisas, con láminas fotocopiadas de dudoso gusto. Es una cama completa, extra grande, con un pequeño aseo, albornoces y toallas limpias. La puerta no tiene pestillo, está prohibido encerrarse, pero las normas también son claras: nadie puede acceder a una de las habitaciones si no es invitado por las personas que están dentro. Hay todo un código que indica si las parejas desean intimidad, ser solo vistas, si desean interactuar con otras parejas, si desean un chico o una chica. Todo va en función de si dejas la puerta abierta o no, de cómo colocas la cinta de distintos colores en el pomo y sobre todo del intercambio verbal. Hay que pedir permiso para entrar y, ante la duda, aclarar si quienes están en la habitación te admiten en el juego o no. Nadie puede forzar, insistir o molestar. Si en algún momento la cosa se tuerce o no transcurre tal y como alguien esperaba, puede abandonar la habitación libremente o pedir a los que han entrado después que la dejen. Está prohibido enfadarse o montar espectáculos. Luego, hay otras salas más amplias donde van las parejas que buscan un intercambio total, que no les importa tanto con quién están sino el hecho de participar en nuevas experiencias colectivas. Paloma ya ha probado también a jugar a eso, pero no le resulta del todo satisfactorio, de modo que prefiere jugar a dos o a tres bandas como mucho. Sus fetiches son muy concretos y no funcionan bien con demasiada gente alrededor. Y hoy es de los días que necesita descargar adrenalina.

Se colocan en torno de la cama como si tuvieran ya estudiada la coreografía. Ella también conoce los gustos de la pareja y sabe que no habrá problemas en el reparto de papeles. Se quita el vestido quedándose en tacones y bragas. Un liguero y unas medias ajustadas de rejilla son los únicos complementos. No lleva sujetador y sus pechos se muestran naturales y alzados. La mujer hace lo mismo, la única diferencia es que conserva el sujetador. Tiene un busto más voluminoso. Paloma, que ya la ha visto desnuda antes, piensa que en su juventud tuvo que lucir espectacular. Con ese tipazo y sin las arrugas que te va dejando la vida debía volver locos a los hombres. Los que tienen pasta eligen bien. Aunque en este caso no saldría decir cuál de los dos es el que puede presumir más de trofeo. Paloma es buena observadora y se da cuenta de que años de buena vida han dado lustro y un buen barniz a la mujer, pero no consiguen ocultar del todo ese anhelo de exclusividad, ese mirar por encima del hombro, ese resentimiento contra todos lo que no sean de tu clase, que a los hijos les sale de forma natural, pero en el caso de esta mujer le aparece desde el resentimiento. Ella no tiene pedigrí pijo, de niña bien, aunque como pasa muchas veces, es peor la recién llegada que quiere destacar que los que pertenecen desde siempre a esa clase exclusiva. Está claro que no fue la unión de dos iguales, simplemente fue una transacción donde ambos tenían algo que ofrecer. Sí, es posible que el trofeo haya sido mutuo concluye y decide centrarse en lo que ha venido a hacer, que ya está bien de darle a la cabeza. Ahora toca activar la piel, las entrañas, las terminaciones nerviosas, necesita un subidón, un pelotazo de placer que le permita volver a casa, darse una buena ducha y meterse en la cama relajada.

No han elegido esa habitación al azar: es la habitación donde se practican algunos juegos más duros de lo normal. En un armarito se encuentra todo un arsenal compuesto por cadenas, porras y fustas.

- ¡Desnúdale! - ordena paloma.

Y la mujer obedece. Desnudo ya no parece tan importante el hombre, ni tan seguro de sí mismo. Quizás sea ese sentimiento de estar desvalido es lo que lo atrae. el sentir por unos momentos que pierde el control, que está merced de otro. El perder su seguridad, el saber que el suelo sobre el que pisa se tambalea, que su dinero, su posición y su apellido no valen aquí. Quizás esa sea la sensación que busca, lo que lo excita, a todos nos gusta lo inaudito, lo extraño, lo inhabitual.

Le sujetan una correa al cuello y la correa es enganchada una cadena.

- ¡A cuatro patas! ¡Pasea al perro! - ordena Paloma mientras cierra la puerta. No desean público. Sin espectadores pueden ir más lejos en sus juegos.

El hombre es obligado a caminar en círculo. La mujer tira de él sin contemplaciones, obligándolo a moverse más ligero.

-Maldito animal ¡Camina, joder! ¡No me obligues a darte una paliza!

Cada vez que pasa junto a la cama Paloma le da un fustazo en las nalgas o en la espalda. Con cada golpe, la verga va adquiriendo dureza y pasa de colgar entre sus piernas a estar totalmente en erección y paralela a su vientre. No está mal de tamaño, igual que el tipo, tampoco desmerece físicamente. Aún en esa postura tan humillante y forzada, muestra que a pesar de su edad tiene un cuerpo cuidado y relativamente musculoso. Pero eso ya lo sabe ella porque no es la primera vez que forman un trío. También sabe que le gusta ser humillado y tiene una vena masoquista que es necesario alimentar, pero que al final hay premio porque el tipo es buen amante y por supuesto entregado a sus órdenes. Aguanta bastante y se deja manejar.

- Lo tienes muy mal educado, vaya mierda de perro - indica mientras se levanta y lo toma por el pelo obligándolo a levantar la cabeza - vamos a tener que castigarlo - concluye mientras le mete la mano entre las nalgas y desde atrás le agarra los huevos apretándoselos con fuerza.

El hombre no protesta, se limita a emitir un quejido, dolorido, pero a la vez se estremece de placer. Paloma vuelve a apretarle los genitales y una gota de líquido transparente sale de la punta de su polla.

- Estás deseando montar a una de estas dos perras ¿verdad? Pero esto no es tan fácil, tienes que ganártelo, cabrón ¡Quítate las bragas! - le ordena a la mujer que obedece sin dudarlo, con un punto de vicio en la mirada.

Paloma puede imaginarla en sus inicios en el mundo liberal, cuando ya aburridos de fornicar de todas las maneras posibles él le propuso acudir a uno de estos locales. Siempre son ellos los que toman la iniciativa y siempre son ellas las que fruncen el ceño pensando que no es buena idea, pero luego transigen. Este, seguro que es el caso, como si lo viera por un agujerito. Las pocas palabras intercambiadas las veces que han estado juntos, le permiten reconstruir lo que seguramente habrá sido el camino recorrido por estos dos en el mundo liberal.

- La idea de iniciarnos fue suya - confesó ella entre copa y copa como si tal cosa ya no importara.

Paloma está segura que la mujer al principio debió resistirse, no quería abrir su coto privado, aunque posiblemente ambos por separado se habían puesto ya los cuernos. Cuando te cansas es mejor así, sin malos rollos, sin que nadie se entere y sin que el uno sospeche del otro. No mezclemos la casa con lo que sucede fuera y todo irá bien. Pero cuando un marido se atreve a proponerte eso es que pasan dos cosas: la primera es que ya se está empezando a aburrir y la segunda es que de alguna forma todavía te guarda la lealtad suficiente como para proponerte jugar juntos. Si hubiera decidido ponerte los cuernos de forma permanente o echarse una amante, hace ya mucho que lo estaría haciendo sin pedirte permiso. A la mujer debió parecerle mejor entrar en el juego que cerrar la puerta y que el marido saltara por la ventana a otras aventuras. Al fin y al cabo, la pareja que disfruta junta no se es infiel. Y tras varios intentos infructuosos acabaron en este círculo liberal donde ya han podido dar rienda suelta a sus perversiones. Al principio más él que ella, pero luego también la señora parece haberle cogido el gusto. Ya puestos ¿Por qué no pasárselo bien? ¿Por qué no invertir los papeles y dejar de ser la esposa sumisa, bien hablada, la mujer florero que queda bien en todas las conversaciones, en todas las reuniones y en todas las fotos familiares, a la que no le falta de nada pero a la que tampoco se le pide nunca voz ni voto? Aquí manda ella y eso le gusta. La pone bastante porque sabe que tiene vía libre para hacer lo que quiera con su marido y también con otros. Así que ahora ha perdido la vergüenza, si es que alguna vez la tuvo. O más bien lo correcto sería decir que ha adquirido confianza y sabe que, en ese lugar y en ese momento, están permitida cosas que en cualquier otro sitio o situación serían impensables.

Se quita las bragas con un movimiento lento, sensual. Llamar bragas a esa pieza carísima de lencería que lleva puesta es casi un crimen. Se adaptan como una segunda piel, son elegantes a la vez que sensuales, marcando la forma de su cintura, adaptándose al bulto de su pubis, señalando los labios de su sexo, tan finas y delicadas que se podría adivinar cada arruga de su himen. Por detrás se pierden entre sus cachetes. La mujer todavía mantiene buena parte de su hermosura, pero una ayuda tampoco está mal, piensa Paloma mientras la ve por fin despegarlas de su intimidad y dejarlas caer sobre la cama.

- Ábrete de piernas y ponte en el borde.

Ella obedece ofreciendo impúdicamente su vulva mientras se mantiene semi incorporada, apoyándose en sus codos para no perder detalle de lo que sucede.

- Perro, huélele el coño.

El otro se hace un poco el remolón. Conoce lo que viene después. Paloma sabe que es algo que no suele practicarle a su mujer en la intimidad, por eso ha elegido esta forma de humillarlo. El hombre vacila, lo hace a propósito porque quiere provocarla y ella responde con un fustazo que se le marca en una de las nalgas y le alcanza los testículos por detrás. Ahora sí se acerca y olisquea entre las piernas de su pareja.

- Lame. Como si fueras un San Bernardo bebiendo agua. Que se oiga. Ponle ganas o te meto mi tacón por el culo.

El otro se estremece de placer y comienza a usar la lengua. Al principio a tontas y locas, como ella le ha ordenado, llenándola de saliva y pasando la lengua por su perineo, por sus muslos y por fin, por su coñito. La mujer se remueve satisfecha. Es un extra al que no está acostumbrada y todo aquello la pone mucho. El tipo no está muy habituado y no concentra sus lamidas donde debe, sino que las va repartiendo con una frecuencia desigual, así que la mujer lo agarra del pelo, le da una torta en la cara y la hunde entre sus muslos, guiándola con la mano hasta que la lengua da en el sitio correcto.

- Así, ahí, ahí es donde tienes que lamer perro y ahora más rápido, no te pares.

El otro continúa a la vez que ella empieza a gemir. Un fustazo en el culo lo interrumpe.

- ¡No te pares! - le grita Paloma mientras le pasa el cuero por entre los muslos.

Él continúa, haciendo que su mujer se retuerza de placer. En aquel momento y en aquel sitio es consciente de que ella manda y puede hacer lo que le dé la gana. La advenediza, la que gracias a su buen físico obtuvo un puesto muy por encima de su categoría, aquella a la que siempre trataron con cierto desapego y con aires de superioridad en su familia política, aquella a quien no engañaban las falsas sonrisas ni la amabilidad impostada, obtiene por fin su venganza, aunque sea en privado, aunque sea con solo una espectadora. Puede permitirse ser ella la que tome el mando, la que haga lo que le dé la gana y eso le provoca un placer equiparable al orgasmo. Sabe que no tendrá consecuencias, que en aquel momento y en aquel sitio su marido no solo se lo permite, sino que disfruta con esta transgresión, que encuentra un placer masoquista inmenso que no podría permitirse mostrar en ningún otro ámbito de su vida, que ese escarnio es también es su válvula de disfrute. Y Paloma es su cómplice. Una de tantas porque siempre eligen a mujeres. Pero Paloma es buena, muy buena, aunque se vende cara porque no siempre aparece por allí y no siempre es posible coincidir con ella.

- Métele los dedos gilipollas ¿no ves como la tienes? hazla a disfrutar ¿o es que eres tan inútil que solo sabes dar lengüetazos al aire? – le espeta mientras le tira del pelo y le fuerza a separar la cara, toda llena de flujo pegajoso para mirarla.

El obedece. Introduce dos dedos de golpe que se hunden sin dificultad en la vagina húmeda de su esposa, separando los labios que forman una larga raja desde el perineo hasta el clítoris.

- Con cuidado imbécil.

Él ralentiza el gesto y ahora lo hace más lentamente, sacando y metiendo dos dedos y presionando con el índice hacia arriba a la vez que continúa lamiendo. Ahora sí, poco a poco la mujer se tensa, se curva arqueando la espalda, cierra los ojos, se pasa la lengua por los labios humedeciéndolos y la deja fuera como si estuviera mamando o succionando algo. Su pecho sube y baja agitándose, su vientre se contrae en espasmos de gusto. Los jadeos se aceleran y pronto se pone tensa, estira los pies atrapando al hombre entre sus muslos y emite un gemido ronco y profundo. Al final, un grito liberador anuncia que se corre. Ahora abre los ojos mucho, la saliva le corre por la comisura de la boca y se queda como sorprendida, mirando al infinito. El orgasmo la ha dejado desorientada, ha sido muy intenso.

Su esposo mantiene la posición a cuatro patas, sin moverse del sitio, esperando órdenes. Paloma decide que es buen momento para desahogarse. Reconoce ese punto en el que está excitada y dispuesta para el placer. Ni demasiado pronto ni demasiado tarde, justo cuando su libido se ha puesto a trabajar y alcanza su nivel máximo.

- Súbete a la cama, perro.

El otro obedece. Con la fusta lo obliga a darse la vuelta y a ponerse boca arriba.

- Ponle un condón - le ordena a la mujer que obedece de forma mecánica. Aún está un poco aturdida y ella ya ha obtenido su placer, por lo cual actúa un poco indolentemente.

- Venga, que los demás también queremos disfrutar - le apremia Paloma.

Sabe que si ella se queda al margen la cosa decae, el triángulo para que funcione debe permanecer con todos sus miembros activos. La esposa le enfunda un preservativo y Paloma se quita las bragas poniéndoselas en la cara al tipo. Toma gel lubricante y lo esparce por sus labios exteriores e interiores. Ya no se moja como una jovencita y el roce con el preservativo le puede provocar más tarde escozor y sequedad, de modo que con el resto sobrante le embadurna bien la verga y luego se monta a horcajadas, flotando la punta contra la entrada de su vagina. Se la mete poco a poco hasta que hace tope. Tiene un tamaño medio, ni muy pequeña ni tampoco muy grande. Todavía no se ha acostado con un hombre que supere a Stefano en tamaño. Desecha el pensamiento con cierto enfado. No quiere ni pensar en él vaya a ser que se le agüe la fiesta, pero tiene que reconocer que a pesar de todo era un excelente amante el muy cabrón. De hecho, no puede evitar compararlo con los hombres con los que se va acostando. Rápidamente aparta el recuerdo y vuelve a concentrarse en la realidad, evitando aquel tema que la pone de mala leche. Se folla a aquel tipo como si se estuviera follando un consolador atado a un trozo de carne, solo buscando el estímulo físico, ignorando la conexión personal. Para ella solo es un juguete sexual dentro de la fantasía que está realizando allí. Empieza a tocarse, presiona su clítoris con ambos dedos, luego los separa y los vuelve a juntar pellizcándolo. Está poniéndose caliente, muy caliente. El tipo también resopla y ella le coge la cara con la mano apretándole las mejillas.

- Ni se te ocurra correrte cabrón, no te lo permito ¿lo entiendes?

Él intenta contestar, pero la presión sobre su cara hace que sólo emita un gorgoteo ininteligible.

- ¡Que te calles gilipollas! eres solo un perro y tu única misión es obedecer a tus dueñas.

Acto seguido coge la braga que estaba sobre su cara y se la mete en la boca casi provocándole asfixia.

- A ver si así, con el pico cerrado, no te oigo ladrar - dice mientras continúa follándoselo.

La mujer mira complacida, cediéndole ahora el protagonismo y la propiedad sobre su esposo. Ha obtenido su goce que se ve prolongado más allá del orgasmo al ver como siguen humillando a su marido. Paloma aprieta con más fuerza los dedos sobre su clítoris, iniciando un movimiento circular rápido e intenso que la lleva al orgasmo. Se corre mientras se aprieta uno de los pechos con la mano y con la otra mantiene la presión entre sus piernas. Su cintura se mueve delante y atrás y sus muslos se tensan hasta que por fin termina. Cuando acaba, todavía se mantiene unos momentos sobre él y finalmente se saca la verga de sus entrañas y se tumba en el lado libre de la cama.

- Quita el preservativo a este imbécil y dime que no se ha corrido. Como no me haya obedecido se va a ir con marcas a su casa - afirma mientras mueve la vara en el aire.

La mujer le muestra el condón vacío. Al parecer se ha portado bien. Paloma le saca las bragas de la boca y le pasa la fusta por la mejilla, en tanto que el otro recupera la respiración con dificultad, tosiendo varias veces.

- ¿Quieres descargar? Si quieres correrte tendrás que hacerlo como el perro que eres.

Él asiente con la cabeza sin atreverse siquiera a hablar. Este juego ya lo han repetido en otras ocasiones, de manera que basta una seña a su esposa para que sepa lo que tiene que hacer. Ella se coloca a cuatro con los brazos apoyados en la cama, en una posición cómoda, mientras que Paloma tira de la cadena atada al collar del cuello y lo hace que ande como un perro por el suelo, dando un par de vueltas.

- Móntala - le ordena.

Él se sitúa detrás y penetra a su mujer con cierta brusquedad. Le puede el ansia: le ha costado la misma vida contenerse antes con Paloma. Mueve el pene buscando la entrada a la vagina porque en el primer empujón la ha sacado demasiado y ahora está fuera. Consigue volver a meterla y la empuja con fuerza, sin consideración, exactamente igual que haría un perro. Ella levanta un poco la grupa, separando las rodillas y abriendo un poco las nalgas para que resulte más fácil. Continúa follándosela durante unos minutos, apenas tres o cuatro no más, hasta que encuentra una inclinación que le permite dar golpe de cintura más fuertes y también coger el ritmo adecuado haciendo inevitable su orgasmo. Se corre resoplando, agarrado a la cintura de su esposa, forzándola a pegar el culo contra su pubis para que reciba toda la descarga lo más dentro posible. Jadea como un auténtico animal en celo mientras eyacula varias veces en su interior. Paloma acompaña cada espasmo con un latigazo en el culo que lo haga hace enardecer. La mezcla de castigo y placer lo deja satisfecho y rendido, inclinado hacia adelante sobre su mujer, empotrándola entre él y la cama. Y así permanece un rato hasta que por fin recupera el control. Cuando se retira ella cierra los muslos entre los cuales se ve un buen chorro de semen que ha salido de su coño.

- Huélele el culo perro.

Él parece no entender la orden, todavía está un poco obnubilado. Paloma agita la fusta delante de su cara.

- Mete la nariz y la lengua entre sus nalgas, te he dicho.

El otro obedece y lame desde atrás a su mujer.

- Mejor túmbate, este inútil no tiene la lengua lo suficientemente larga…

La esposa se levanta y se echa en la cama abriéndose bien de piernas.

- Perro, lámele todo el coño hasta dejárselo bien limpio. No quiero ver una gota de flujo ni de tu semen manchando su piel.

Nuevamente el hombre cumple la orden, aplicándose con esmero y usando su lengua cuál bayeta para dejar todo lo limpia que puede a su mujer. Esta se queja de cosquillas, tiene ganas de hacer pipí y muy sensibles sus partes íntimas.

- Tengo que ir al servicio - indica mientras que el hombre alarga el brazo hacia un mueble auxiliar donde hay agua y bebidas. Está sediento, pero Paloma le da un nuevo latigazo en la mano.

- ¡Ahí no! tu bebe donde beben los perros.

Lo manda al pequeño aseo que hay en la habitación, que cuenta con un lavabo y un bidé además de una pequeña ducha. Le abre el agua al bidet y le dice que beba ahí, que los perros tienen que beber en su recipiente. El marido obedece. Entre tanto, Paloma detiene con la mano a la mujer que se va a sentar sobre el inodoro.

- Espera.

Cuando el otro ha terminado de beber le da una patada en el culo y una nueva orden.

- ¡A la ducha, perro malo y sucio! Túmbate con las patas para arriba.

Entonces invita a la mujer a ponerse sobre él con las piernas separadas.

- Méate encima de este despojo - le sugiere al oído.

Ella se concentra. Al principio parece que le cuesta, no había previsto esa parte del juego, pero tiene muchas ganas, así que por fin cuando el chorro rompe sale incontenible, un buen chorro de orín que impacta sobre el pecho y la cara de su esposo. El otro soporta aquella lluvia dorada. En ese momento parece molestarle, pero pronto comprende que es un elemento más de morbo, algo que hasta entonces no habían probado y que cuando recuerde el encuentro, hará que se ponga muy caliente y que desee volver a repetirlo. De manera que soporta toda la meada sobre su cuerpo, hasta la última gota.

- Este es tu premio por haberte portado bien. La próxima vez que nos veamos quizás me anime yo también a mearme en tu cara.

A partir de ahí consideran que el encuentro ha terminado. Hoy no pueden entretenerse mucho más al ser un día entre semana, quizás en un festivo o en otra ocasión pudieran prolongar más el encuentro que parece que, al menos al matrimonio, le ha sabido a poco. No hay charla informal, ni descanso en la cama mientras toman un aperitivo. Se apresuran a asearse y al terminar de vestirse, cada uno recupera sus roles habituales.

Salen de nuevo a la zona común y allí en la barra, se toman la última copa antes de despedirse. A Paloma se le ha hecho tarde.

- Nos gustaría verte fuera de aquí otra vez- le comenta el marido antes de separarse - ¿Por qué no vienes otro día a nuestra casa de campo?

- Para fiestas de ese tipo prefiero venir aquí.

- Las nuestras son aún más exclusivas. Creo que la última vez te lo pasaste bien.

Paloma duda un momento. Finalmente decide dejar la puerta abierta.

- Llamadme para la próxima que hagáis y ya me lo pensaré.

Se despiden amigablemente, como un trío de amigos que solo hubiera estado compartiendo unos vinos y un rato de charla. Paloma pide un taxi para ir a casa. Pega la cabeza al cristal frio, le agrada sentir el frescor en contraste con el bochorno de la calefacción. Ve su reflejo en el cristal, donde pavesas luminosas recorren la imagen distorsionada de su cara. Las luces la marean un poco así que cierra los ojos y se permite pensar sobre lo sucedido. Con esta pareja siempre ha tenido el mismo rol, el de domina, dirigiendo la función. La mujer también ha ejercido de dominatrix, pero con un rango inferior al de ella y el marido siempre como sumiso. El caso es que a ella le van los dos papeles, aunque al principio le llamaba más la atención ser sometida. Cuando pasó lo de Stefano se veía solo en ese papel que era con el que más disfrutaba, pero después y movida seguramente por la repulsa que le provocaba todo lo sucedido, empezó a explorar también su parte sádica. Y descubrió que le gustaba. Ahora alterna los roles según con quien le toque jugar. Esto amplía al doble sus posibilidades de disfrutar y ella lo aprovecha.

- Más despacio - le pide al taxista que aprovecha el poco tráfico nocturno para circular como si fuera Fernando Alonso intentando obtener la pole posición de un Gran Premio de Fórmula 1.

El otro levanta un poco el pie del pedal a pesar de lo cual, cuando la deja en casa se siente mareada. Ha comido poco, ha bebido mucho, le ha pegado un buen revolcón al cuerpo y ahora el vacío en el estómago, la tensión, el mareo del alcohol y las curvas del camino hacen que esté un poco inestable. Quizás no debería haber salido esa noche, pero odia cambiar sus planes, el cuerpo hacía ya bastantes días que le pedía un desquite y su mente también. Por unas horas ha conseguido dejar de darle vueltas a la visita que ha recibido esta mañana en la obra.

- ¡Mamá!

Paloma se da la vuelta para descubrir que acaba de coincidir con su hija. También vuelve tarde de donde quiera que haya estado, seguramente con ese novio nuevo que se ha echado.

- ¿Ahora llegas?

- Pues igual que tú.

Las dos entran en el ascensor. Paloma se tambalea un poco y su hija la agarra del brazo. No dice nada pero el olor a bourbon le llega, así como la mirada cansada con los ojos un tanto extraviados. Entran en casa y cierran la puerta, coincidiendo en silencio en el reducido espacio del recibidor, donde coreografían movimientos para no molestarse mientras dejan zapatos en el zapatero, abrigos en la percha y llaves y bolsos en la mesita de entrada. Los cuerpos no, pero las lenguas acaban por chocar poniendo voz a los reproches.

- ¿Dónde has estado?

- ¿Dónde has estado tú?

- ¡Basta! ¿Vas a seguir así toda la noche? soy tu madre, yo soy la primera que pregunto.

La hija la mira con aire condescendiente.

- Claro, preguntas primero para no tener que dar explicaciones.

- Yo no tengo que darte ninguna explicación.

- Pues entonces tampoco me la pidas a mí, que ya soy mayorcita.

- Bueno, eres mi hija y vives en mi casa, creo que tengo derecho a preguntar.

- He estado con Jorge.

- Lo suponía…

- Pues entonces para qué preguntas.

- Estarás tomando precauciones con ese chaval ¿no?

- Mamá, que no soy tonta.

- Eso espero, que no seas tonta y no te arruines la vida.

- Ya existe la píldora del día después así que no te preocupes - le responde provocadora.

- Mejor no llegar a eso.

- ¿Es lo que te inquieta? ¿Que me quede embarazada?

- Me inquietan muchas cosas. Estás empezando a vivir, dieciocho años no son nada. De como orientes ahora tu vida y de cómo trabajes en este momento tu futuro, dependerá lo que llegues a conseguir y también lo que acabes siendo.

- Bien, bonito consejo ¿Alguna lección más? ¿Algún error que tú hayas cometido y que yo no deba cometer? ¿Como por ejemplo que no beba?

Una nube negra pasa por los ojos de Paloma, que contesta arrastrando las palabras.

- Ha sido un día muy largo...

- Para ti todos los días lo son... ¿Cuándo has empezado a beber?

- No bebo.

- No te emborrachas y eso ya es buena señal, pero sigues bebiendo, puedo oler desde aquí el pestazo a Bourbon. Mamá, debes dejarlo completamente.

- Eso es asunto mío… y no te preocupes que lo tengo controlado.

- Consejos vendo que para mí no tengo. Si de verdad te preocupas por mí y quieres llevarme por el buen camino ¿no te parece que deberías empezar por dar ejemplo? Beber no te hace nada de bien. Ninguna de las dos queremos que vuelvas a entrar en depresión.

- ¡Basta ya! No lleves las cosas a tu terreno. Solo quiero que llegues a tu hora y que tengas cuidado en tus relaciones, supongo que no es mucho pedir teniendo en cuenta que vives en mi casa y te doy todo lo que necesitas.

- ¿Qué es esto? ¿Un contrato de alquiler?

- Llámalo como quieras pero es mi casa y son mis normas.

- Y si no las cumplo ¿me echas?

Paloma no está para discusiones en ese momento, el día no ha sido fácil y el efecto adormecedor y estimulante del sexo ha dejado paso al dolor de cabeza y el mareo que antecede la resaca.

- No me pongas a prueba - le contesta mirándola con furia.

Luego se dirige a su dormitorio dando por acabada la discusión. Su prioridad ahora es darse una buena ducha y cenar un vaso de leche con galletas antes de meterse en la cama. Hoy necesitará una pastilla para dormir.

- Hay que joderse - dice su hija lo suficientemente alto para que ella lo oiga.
 
6





No pasa nada por ser un poco capullo…

Y a ti tampoco te pasaría nada por ser un poco policía…






Han pasado varios días. Fermín ha monitorizado y ha hecho seguimiento de las cuentas de las dos empresas. Más bien el programa es el que ha monitorizado. Ahora toca analizar todos los movimientos y todas las cuentas que han salido a la luz. Han aparecido abundantes traspasos de cantidades entre distintas entidades, algunas radicadas en el extranjero. Con cada transferencia aparecía una nueva cuenta que investigar y una nueva sociedad. Titulares con una pinta de testaferros que echa para atrás. Sociedades pantalla, inversiones en fondos y en diversos activos, compraventas… todo el universo habitual cuando se trata de evadir impuestos a gran escala o de lavar dinero negro. Pero eso de por sí no vale para nada, hay que demostrar actividad ilegal o conexión entre el origen del dinero y el destino final que permita inculpar a los responsables. Al final casi siempre pasa igual: nunca atrapas a los grandes narcos con las manos en la masa porque nunca tocan la droga, ni el contrabando, ni el tráfico de armas, pero sí que tocan el dinero. Es por ahí por donde se les pilla. Fermín ha conseguido desenredar la madeja. En ingeniería económica es el mejor, es capaz de pensar, no como un inspector de Hacienda de la agencia Tributaria, sino como un defraudador y por tanto puede anticipar los movimientos y ver patrones. Imposible saberlo todo, imposible conectarlo todo, pero sí ha sido capaz de obtener pruebas que señalan vínculos y de descifrar la estrategia que han seguido las empresas para lavar dinero. Suficiente para que la UDEF pueda seguir interviniendo más cuentas y, sobre todo, obtener órdenes de registro que permitan hacerse con la información de estas empresas. Si hacen bien su trabajo y requisan los ordenadores portátiles y móviles adecuados, tendrán todo lo necesario para que haya causa judicial.

Ahora es cuando toca devolver la visita, de modo que va en busca de Mónica. No tiene despacho propio en Guzmán el Bueno, pero sí hay una sala reservada solo para ellos con varios puestos de trabajo, que es donde suelen estar regularmente cuando realizan trabajos coordinados con la Agencia Tributaria. La encuentra en su mesa habitual entre dos mamparas. Ese día está sola y eso le viene bien. Tiene algo que pedirle y no quiere oídos indiscretos.

- Hola.

- Hola Fermín ¿qué me traes?

- Aquí tienes tu carpeta y también el pendrive, ya sabes que no me gusta fotocopiar nada así que lo llevas todo en el lápiz de memoria.

- ¿Buenas noticias?

- Sí, en el correo tienes un breve resumen.

Ella coge el pendrive, guarda la carpeta en un cajón, luego abre el correo y lee el resumen que le ha pasado su compañero.

- Esto está muy bien, pero que muy bien - dice mientras repasa el contenido.

- ¿Habrá suficiente?

- Sí, aquí tenemos base para pedir varias órdenes de registro, intervenir teléfonos y bloquear cuentas. Buen trabajo ¿ves cómo cuando quieres puedes?

- Claro, si yo ya sé lo que te pone cachonda.

- Pues podrías dármelo más a menudo, guapo, que te vendes muy difícil.

- Si tú me quisieras tan bien como yo te quiero a ti...

- Te podrás quejar de mí…

- Mira, pues te voy a poner a prueba, tengo una cosa que pedirte.

- Si es una cerveza está hecho, te la has ganado.

- La cerveza luego, lo que quiero es una orden para poder investigar las cuentas de Wkm.

Como Fermín esperaba, Mónica arruga el hocico y no esconde su disgusto.

- ¿Todavía estás con eso?

- A ver, ya he hecho mi trabajo, tienes lo que necesitas ¿qué te cuesta hacerme ese favor? con todo esto, si tú le dices al juez que esa promotora puede tener relación, podría meter en el mismo paquete la monitorización de Wkm.

- ¿Es que no te cansas? eres un pesado de la hostia.

- Y tu una estrecha qué te cagas. Sería más fácil echarte un polvo que conseguir que me ayudaras por una vez en lo mío.

- En lo del polvo estoy necesitada, créeme, pero no tanto, tendrás que currártelo más. Y en lo otro, aquí no hay tuyo ni mío, aquí solo hay trabajo y no podemos ir por libre, Fermín. Nosotros no decidimos donde ponemos la lupa, hay un protocolo y hay unos jefes que nos marcan las prioridades.

- Escúchame, llevo varios días dándole vueltas a esta gente y estoy seguro que hay caso. El que mueve el cotarro como gerente es un tal Valentín Jurado. Se sabe poco o nada de él y sin embargo debe tener conexiones en todos los ayuntamientos donde gobierna el partido conservador. Y también en la Comunidad de Madrid. Justo desde que llegaron al poder empezó su meteórica carrera, mira qué casualidad. Ha obtenido licencias y concesiones en muchos sitios por delante de otras constructoras y promotoras mucho mejores y más experimentadas. Se está llevando un montón de concursos, incluso se le aparece la Virgen en la subasta de parcelas y terrenos. Lo que están haciendo ahora en Arganda del Rey tiene todo el aspecto de un pelotazo ¿Comprar un terreno a ese precio antes de que fuera urbanizable? nadie se arriesga a eso sabiendo que está tan cerca de un paraje natural. Esos sabían de antemano que les iban a recalificar. Ahora mismo están haciendo negocio por toda la comunidad, aquello es un no parar de ingresos y la estructura fiscal de sus empresas no parece la de una promotora normal, salvando las distancias tiene puntos comunes con las que acabamos de investigar. Entra mucho dinero, pero estoy convencido que es mucho más el que no vemos.

Fermín saca otra memoria USB del bolsillo.

- Mira este seguimiento de las cuentas visibles, las públicas, aquellas de que disponemos en Hacienda. Hay un plan que indica movimientos inusuales y mueven el dinero muy rápido. Aquí aparece todo justificado. Cuando desaparecen dos o tres millones de euros vuelven a aparecer de vuelta, pero ¿qué necesidad tienen de hacer tantos cambios? ¿Para qué mueven el dinero de una cuenta a otra si es legal? Tengo una teoría.

- Ya, y me la vas a contar.

- Claro, invítame a esa cerveza.


Poco después están en un pub. La música es suave y está a un tono que permite la conversación. No obstante, se colocan al fondo, en una mesita apartada cerca de los servicios. Deformación profesional de Mónica, que siempre se sitúa de espaldas a la puerta para ver quién entra y tener controlado al paisanaje. Dos Coronitas con medias rodajas de limón embutidas en la punta hacen los honores, junto con un pequeño bol lleno de frutos secos variados que ninguno de los dos ha tocado. Hay latas de mojama caducada que tienen mejor pinta, así que deciden no tentar a la suerte y eso que ninguno de los dos es quisquilloso. El bar es un semi sótano no muy bien iluminado al que le hace falta una reforma urgente, con mobiliario viejo y que no brilla precisamente por su limpieza, pero es un sitio tranquilo donde se puede hablar, ponen buena música y la cerveza está fría.

No es la primera vez que se reúnen allí, pero si es la primera vez que lo hacen solo los dos. La gente de la UDEF lo ha tomado como sitio de referencia para tomar la última copa al acabar la jornada. Los de la Tributaria suelen ir a una cafetería que hay enfrente o a un bar una calle más arriba. Locales más presentables. Fermín se pregunta de dónde viene esa tendencia de la Policía a montar el campamento en garitos cutres y oscuros.

- ¿Qué? - pregunta Mónica sorprendiendo a un Fermín que parece abstraído en sus pensamientos.

- Perdona, me he distraído.

- Vale, no hay problema, pero vuelve de donde quiera que estuvieras: no me gusta beber sola.

- Si bebes sola es porque quieres. Solo tienes que salir, enseñar la placa, esposar a un tipo y arrastrarlo a donde tú quieras.

- No es tan fácil.

- Vamos, una chicarrona como tú seguro que no tiene problemas para encontrar quien se tome una cerveza y le caliente la cama.

- Candidatos para eso siempre hay, otra cosa es que una tenga ganas de aguantar pelmazos. Los buenos están casi todos cogidos.

- Supongo que sí. En fin, hoy te tendrás que conformar conmigo.

- ¿Para beber o para follar? porque si es para follar, perdona que te diga, pero esta es una mierda de declaración.

Fermín ríe y pega un trago. Eso es lo que le gusta de Mónica: es dura, no tiene pelos en la lengua y no le puedes tocar lo más mínimo los ovarios con el trabajo, pero puedes hablar abiertamente con ella de lo que quieras y admite bromas que cualquier otra mujer pondría el grito en el cielo. Nada es lo suficientemente obsceno ni maleducado para ella y siempre te sigue el rollo. Fermín se pregunta por qué unidades habrá pasado y que es lo que habrá visto antes de llegar a la UDEF.

- En realidad no he venido aquí a engatusarte para echar un polvo sino a tratar de convencerte que merezco una oportunidad con lo de Wkm.

- ¡Ah claro! estábamos en que tenías una teoría…

- Eso es. Mira, he estado repasando las declaraciones de beneficios y las liquidaciones de impuestos de Wkm de los últimos años. Habíamos quedado en que esa gente despega justo cuando los conservadores ganan las elecciones. A raíz de ahí se suceden los contratos, primero en algunos ayuntamientos de la zona sur de Madrid, pero luego cuando llegan al poder en la capital empieza la fiesta: consiguen adjudicaciones en los PAU norte de Sanchinarro, Montecarmelo, etcétera, ahí es donde se ponen las botas. Las cifras de ingresos suben exponencialmente, pero a pesar de eso no me cuadra. He analizado a otras promotoras digamos que más legales (si es que esto es posible en una promotora) y los márgenes de beneficio que Wkm declara son mucho menores. Por ejemplo, la promotora Cemasa con una parcela mucho menor en Monte Carmelo, obtuvo unos beneficios declarados de 16 millones de euros en una sola promoción. Esta gente declaró solo 7 millones de beneficios. O son muy torpes construyendo o son malísimos gestionando, porque por unos pisos prácticamente iguales, con calidades muy similares y en parcelas contiguas, han obtenido tres veces menos beneficios que sus vecinos. Todo bien, la declaración es correcta y los papeles están en regla, pero yo pienso que inflan los costes. Habría que revisar toda la documentación, pero estoy convencido que las facturas de la constructora (en la que por cierto Wkm es socio mayoritario) están hinchadas, así como la de los materiales. Sólo he podido ver las partidas grandes sin desglosar, pero es probable que, si las comparamos al detalle, esa gente haya gastado el triple de ladrillos para hacer el mismo edificio que los demás.

- Vale, me estás diciendo que esa gente tiene el mismo margen de magnifico que el resto de promotoras, pero aumentan los costes artificialmente.

- Eso es.

- Lo importante es el dinero ¿dónde crees tú que termina?

- Siempre hay que seguir la pista del dinero, ese es un lema que valdría tanto para nosotros como para vosotros ¿quién se beneficia de todo esto? ¿dónde acaba la pasta? ¿quién hay detrás de todo? vamos a por el premio gordo ¿no? Pues ahí es donde yo quiero llegar y por eso necesito permiso judicial para monitorizar sus cuentas.

>> Mi teoría es la siguiente: esa gente no ha pegado el salto de la nada hacia las estrellas por casualidad, tiene muy buenos padrinos situados en puestos clave de la administración. No hablo de un vulgar soborno, hablo de que tiene que haber toda una trama. Generan como mínimo cinco veces más dinero del que declaran, hasta donde he podido comprobar, lo mueven a algunas cuentas fuera del país, a veces como forma de pago de asesorías a empresas consultoras. Pagan auténticas barbaridades por informes, auditorías y asesoramiento. Es el dinero que te he comentado antes que circula por algunas cuentas, que va al extranjero y luego vuelve en forma de facturas.

- Pero entonces ¿está justificado?

- Sí, está justificado y eso es lo que me extraña: están pagando unas cantidades demasiado elevadas. También deben ser la promotora más tonta del mundo. Si ellos hacen su negocio en Madrid ¿porque necesitan que una multinacional les dé asesoría? Parecen tenerlo todo hablado aquí y parece que resultan beneficiarios de una mano amiga ¿Para qué cojones necesitan mandar dinero fuera?

- Pero ¿de qué cantidades estamos hablando?

- Son cantidades altas para una simple consultoría, pero no justifican todo el dinero que sospechamos que se están llevando. Quizás esas facturas por consultoría también sean falsas y formen parte de los gastos inflados. Mi teoría (y vuelta la burra al trigo) es que el dinero negro que no hemos conseguido localizar, de una forma u otra lo envían al extranjero para lavarlo. En las Islas Caimán, Rusia, New Jersey y Panamá. Si pudiéramos intervenir las cuentas seguro que hallaríamos alguna conexión con algún paraíso fiscal.

- Entonces, todo el dinero que según tú generan en B…

- Seguramente lo tendrán ingresado en paraísos fiscales con cuentas opacas, o incluso puede que esté retornando a España a través de otras sociedades que no tenemos ni idea de cuáles son, pero que seguramente estén operando legalmente como compañías de capital extranjero en nuestro país. Podría investigar a Valentín Jurado y a su abogado pero no serviría, no serán tan torpes como para tener nada su nombre ni participar de ninguna empresa donde podamos cogerlos. Seguro que lo hacen a través de testaferros. La única forma de seguirle la pista al dinero es intervenir las cuentas. Y para eso te necesito.

- Creí que estábamos aquí por la cerveza y para hablar de echar un polvo…

- Joder Mónica, échame una mano con esto ¿qué trabajo te cuesta? puede ser un buen tanto para los dos.

- O también puede ser una patada en tus huevos y en mi culo. Nadie nos ha pedido meternos ahí, tenemos un montón de investigaciones abiertas, los expedientes se nos acumulan ¿qué necesidad hay de ir donde no nos llaman? tenemos trabajo para aburrir.

- Trabajos de rutina, coño, yo estoy hablando de ir a por los malos de verdad, a por unos que no se lo esperan, que los podemos pillar en bragas.

- Vale deja de jugar a ser el sheriff, tú no eres Gary Cooper en Solo ante el Peligro, esto no funciona así.

- Ya lo sé, esto funciona de forma que nosotros cumplimos el reglamento y los malos se van de rositas.

- No siempre, has hecho un buen trabajo y tenemos pillados a los de las otras dos empresas.

- Sí claro, esos son narcos, a por esos si podemos ir porque solo caerán unos que están al margen del sistema. Pero los que estafan desde dentro, a esos mejor no tocarlos ¿verdad? ¿eso es lo que me quieres decir?

- No seas capullo.

- No pasa nada por ser un poco capullo, a ti tampoco te pasaría nada por ser un poco policía.

- Mira, tengamos la fiesta en paz - dice Mónica dando un golpe con el tercio de cerveza en la mesa y consiguiendo llamar la atención del camarero, que mira sobresaltado y se queda pendiente por si hay problemas - Yo me paso por la raja del coño la opinión que tú puedas tener de mí como policía, no necesito demostrarte nada, ni a ti ni a nadie y bastantes problemas tengo ya con nadar entre toda la mierda que me encuentro cada día como para que vengas tú a darme lecciones. No te voy a pedir ninguna autorización para monitorizar a Wkm, que te quede claro. Vamos a cerrar el caso que tenemos entre manos que todavía nos queda mucho tajo y luego cogeremos el siguiente de la lista.

- ¿Siempre has tenido esa mala leche? ¿de chiquita también eras así? ¿jugabas al fútbol o a rugby con tus primos en vez de a las muñecas? no me cuesta nada imaginarte dando patadas y codazos.

- ¿Y tú te has vuelto gilipollas ahora o lo eres de nacimiento? me gustaría saberlo.

- Eso me ofende guapa. Mira, ya te has quedado sin follar...

Mónica apura la cerveza de un trago y se levanta.

- No follaría contigo ni aunque fueras el último hombre de la tierra.

- ¿Ya te vas? ¿Te bates en retirada del caso Wkm y también de nuestra pequeña pelea de enamorados? No te hacía tan cobarde.

- No es mi caso y tampoco el tuyo, métete esto en la cabeza. Y haz el favor de dejar de dar por culo. Dentro y también fuera del trabajo si es posible.

- Estoy dispuesto a ir a hablar con tu superior. Le presentaré mis conclusiones.

Mónica apoya las dos manos en la mesa y acerca su cara a la de Fermín.

- Si me puenteas me cago en tu puta madre y esas palabras serán lo último que oigas de mi boca porque no pienso volver a hablarte. Y eso es lo menos malo que te va a pasar porque si llamas a Jesús Carretero para decirle que vas por libre y que te dé plenos poderes con Wkm, no se va a molestar ni siquiera en darte una patada en el trasero, lo siguiente que hará (y créeme que lo conozco como si lo hubiera parido), es llamar a tu gerente y pedir que ponga tu cabeza clavada en una pica a la entrada de Guzmán el Bueno.

La inspectora deja un billete de 10 euros encima de la mesa.

- Estás invitado como quedamos.

- Sobran tres euros con cuarenta céntimos - le grita a Mónica que ya camina hacia la puerta.

- Ingrésatelos en la cuenta de gastos, luego rellena un formulario E - 121 para reflejarlo como donativo y finalmente lo enrollas y te lo metes por el culo.

- Yo también te quiero Mónica.

Ella le contesta con una peineta sin molestarse en girarse mientras sube los escalones de salida.

- Joder, vaya tarde – suspira Fermín.
 
7​



¿Cuánto dinero necesita un hombre?





Santiago espera para reunirse con Valentín. Ha llegado pronto y ya casi no reconoce el ambiente que hay en la agencia. Antes, toda la gente era de confianza, todos se conocían y se llevaba un control exhaustivo de quien entraba y de quién salía de la empresa. Ahora ve muchas caras nuevas, demasiadas. Las oficinas han casi cuadruplicado su tamaño y (buen observador), se da cuenta de que hay mucha gente que está al tanto de las actividades de la empresa, mezclada con otra que no parece formar parte del núcleo de confianza.

Wkm ha crecido mucho en pocos años al calor de los contratos, de las concesiones, de los negocios realizados entre gente con mucho poder y pocos escrúpulos. Y eso no es bueno para la seguridad, que es su parcela. Hubiera preferido un crecimiento más lento, más controlado, separando la parte administrativa de la parte ejecutiva y aumentando el personal de seguridad, pero nada de eso ha sucedido así. Ahora todo ha adquirido mucha velocidad, hay mucha pasta en juego y esta gente (como ya ha visto en tantas otras ocasiones y en tantos otros negocios), se ciega con el dinero fácil y rápido. Son los que matan la gallina de los huevos de oro, prefieren mucho en muy poco tiempo antes que jugársela a largo plazo, y eso lleva a operaciones arriesgadas, a posibles filtraciones, a llamar la atención de las fuerzas de seguridad, de la agencia Tributaria, de la gente… y a los poderosos no les gusta llamar la atención para lo malo. Esta gente se cree impune porque su red de contactos ha crecido y hacen negocios con personas muy fuertes, pero Santiago sabe que lo profesional es no recurrir a ellos salvo que sea imprescindible y en las menos ocasiones posibles. El abuso en esto acaba mal, no tanto porque los que mandan decidan hacer justicia de vez en cuando, sino porque los que vienen achuchando desde abajo están dispuestos a hacer caer a los de arriba para hacerse con su trozo de negocio.

Por todo esto no le gusta nada como están actuando y el ejemplo de las urbanizaciones en el valle del Jarama es sintomático. No le han consultado y nadie ha planificado la seguridad, actuando sobre la marcha, inspirándose en anteriores trabajos que en su día sí fueron controlados por Santiago. Han establecido contactos con el Ayuntamiento consiguiendo hacerse con buenos terrenos en una subasta pública bastante irregular, la recalificación de terrenos es posible que no haya cumplido con las exigencias legales y el número de personas a las que han tenido que sobornar en el Ayuntamiento y en la Comunidad de Madrid es elevado, volviendo la situación bastante inestable. Es un escenario que, cuando todo estaba bajo su control, él jamás se hubiera permitido. Pero ahora Santiago se siente como un apagafuegos. En el pasado su misión era evitar que se produjera un incendio. En la actualidad, a todos los sitios que llega ya hay llamas.

Valentín termina la reunión un grupo de individuos. Salen al pasillo, todos con trajes caros. Cree reconocer algún Armani y Brioni. De toda esa gente, solo conoce a Valentín y a otra persona. Ve cómo se despiden efusivamente y los invitados se encaminan hacia la puerta, guiados por uno de los subalternos a quien Santiago tampoco reconoce. Valentín se queda un par de minutos impartiendo órdenes a los que se quedan y luego se dispersan, mientras él se dirige con una sonrisa a saludarlo.

- Hace tiempo que no se te veía por aquí.

- Y eso antiguamente era buena señal.

- No seas cenizo, hombre - le espeta mientras lo hace pasar a su despacho - ¿Te sirvo una copa?

- No, todavía estoy un poco trastocado con el madrugón y el vuelo.

- Te haces viejo, Santiago.

- Sí y cuanto más viejo más desconfiado. Me gustaría retirarme y disfrutar tranquilamente de lo ahorrado ¿Cuál es tu objetivo, Valentín?

- ¿Por qué lo preguntas?

- Es solo una conversación de amigos. Me gustaría saber hacia dónde vas.

- Yo todavía no quiero jubilarme. Al contrario que tú, creo que todavía me queda mucha vida activa por delante. Ya sabes: seguimos creciendo y hay mucho por hacer.

- Lo que estoy viendo es un tren que va a toda máquina, eso es verdad, pero sin control el riesgo de descarrilamiento es muy alto.

- No vamos a descarrilar.

- Y eso ¿cómo lo sabes?

- El secreto está en ser tan grande que no te puedan dejar caer ¿Te acuerdas lo que pasó con la crisis bancaria? Para todo el mundo quedaron claras las prácticas de usura de las agencias de calificación y también de los bancos. El agujero era gordo, el saqueo fue grande y sin embargo ¿qué fue lo que pasó?: nada, no pasó nada. Se rescató el sistema con fondos públicos. Primero se suponía que era un préstamo que los bancos iban a devolver ¿te acuerdas de las declaraciones de Mariano Rajoy? Al final no devolvieron ni un duro y solo fueron cuatro idiotas a la cárcel. Simplemente no podían dejar caer el sistema bancario.

- Valentín, tienes que asegurarte que tú no vas a ser uno de los idiotas que van a acabar en prisión.

- Ahora formamos parte de la élite. Sabes con quien nos relacionamos, tenemos amigos en todos sitios: policía, justicia, ayuntamientos, contactos políticos al más alto nivel… todavía no hemos crecido lo suficiente, pero cuando lo hagamos nadie se atreverá a tocarnos y si lo hacen, ya seremos lo suficientemente ricos como para que no nos importe y tengamos nuestro culo a salvo. Uno ha conseguido su objetivo en este mundo cuando deja de trabajar para los políticos y los políticos empiezan a trabajar para ti.

- Porque hayas tomado copas con Florentino en el palco del Real Madrid no quiere decir que seas uno de ellos, Valentín, no te confundas.

- Todavía no soy uno de ellos, en eso tienes razón, pero ya volamos muy alto.

- ¿Me estás diciendo que todo tu plan de seguridad se basa en pensar que nadie va a hacer nada y que nadie te va a meter mano si te pillan?

- Tú lo has dicho antes Santiago, somos un tren, un Ferrari. Esto ya lleva demasiada inercia y no se puede parar. Hemos cogido tanta velocidad que pase lo que pase llegaremos a nuestro destino, incluso aunque el motor falle hemos cogido mucho impulso.

- No es mi forma de hacer las cosas.

- Lo sé, sé que esto te sobrepasa, por eso te doy solo el trabajo con el que puedes cargar, te reservo solo para las verdaderas emergencias.

- A mí no me sobrepasa el trabajo, es a ti. De lo que no pareces darte cuenta es que, si yo no hago bien mi labor, tú eres el que pierdes. Si esto se vuelve inmanejable irán a por el capitán del barco. No soy yo el que se va a estrellar, recuerda que tú vas montado en ese Ferrari.

- Vale, dejemos ya esto y centrémonos en aquello que sí podemos atajar.

Santiago hace gesto de reconocer que Valentín tiene razón, llegados a ese punto más vale no perder tiempo en discutir, sino centrarse en contener lo que aún se puede evitar y rezar para que él tenga razón. Ojalá tengan la suerte de llegar sanos y salvos al final del camino y que si tienen un accidente los airbags les protejan. Pero en ese momento toma definitivamente la decisión de empezar a soltar amarras. Poco a poco se irá desvinculando a medida que los negocios se extiendan. Se quedará solo como asesor y no como personal ejecutivo. Cuando termine este trabajo lo hablará con Valentín y le dejará las cosas claras, el primer paso para jubilarse definitivamente. También cerrará su sucursal en Italia, aunque está seguro que le va a dar menos problemas. Allí todos los trabajos los tiene controlados.

- Pues entonces centrémonos en lo de Arganda. Si lo que me has contado es cierto tenemos a gente implicada de la comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento ¿alguien más lo sabe?

- No, solo tenemos la visita del técnico del Ayuntamiento y la de un tal Fermín no sé qué. He podido averiguar gracias a mis contactos que se trata de un inspector de Hacienda.

- ¿Y qué pinta un inspector de Hacienda en una visita rutinaria a una obra de un técnico del Ayuntamiento?

- No lo sé, eso es lo que tú tienes que averiguar. Si no hubiera aparecido este tío por allí ni siquiera te habría pedido que vinieras. Pero es mejor no dejar ningún cabo suelto. Te paso los datos del técnico, del inspector y de la gente que tenemos en el Ayuntamiento y también mis contactos en Hacienda. Sé muy prudente Santiago, es posible que esto sea solo una tontería y tampoco quiero levantar la liebre.

- ¿Y qué hay de Paloma?

- Nada, cuanto menos sepa mejor. Que se limite a hacer su trabajo. Tranquilízala diciendo que solo ha sido una inspección rutinaria.

La reunión ha acabado. Justamente ahora, la secretaria asoma la cabeza como si hubiera podido adivinar que era el momento adecuado y le recuerda a Valentín que tiene una cita importante. El otro asiente, se levanta y le da la mano a Santiago cogiéndole el antebrazo con la otra en un gesto que parece querer indicar que entre ellos hay más que formalidad.

- ¿Cómo van las cosas por Italia?

- Bien. Todo controlado.

- Me gustaría que trabajaras en exclusiva para nosotros ya lo sabes. Puedo pagarte lo que quieras.

- ¿Cuánto dinero necesita un hombre?

- De eso nunca sobra.

- Tengo mis compromisos y de todas formas no daría abasto con todo lo que tienes aquí. Ya hablaremos más adelante, pero estoy mayor para esto. Algún día tendré que retirarme.

- Espero que sea tarde.

Santiago hace un gesto de la cabeza que podría significar cualquier cosa y se dirige hacia la puerta. En el último momento Valentín le dice:

- No te preocupes amigo. Limítate a atender los encargos y a ser tan eficiente como siempre.

- Hasta pronto, te mantendré informado.

Se despide de Olga, la secretaria, vieja conocida, que le dedica una sonrisa de complicidad solo reservada a los que llevan mucho tiempo en la empresa. Mientras camina hacia el ascensor va tomando decisiones sobre cómo va a organizar el encargo. Empezará por investigar a la gente del Ayuntamiento y sobre todo averiguar quién es ese tal Fermín Márquez y a qué se dedica en Hacienda. Otro tema sobre el que piensa actuar, estando en desacuerdo con su jefe, es con Paloma. No se fía un pelo de ella. Su experiencia y su instinto le dice que es de las que no olvidan las viejas heridas. Decide que también le pondrá vigilancia.


Han pasado dos días y Santiago sigue en Madrid. El episodio de Arganda del Rey parece controlado. Ningún titular ni aparentemente ninguna investigación, al menos pública, que haga referencia a ninguna irregularidad. El tipo del Ayuntamiento, Rafael Crespo, es un simple inspector de obras y todo hace pensar que la visita fue simple rutina, no hay ningún expediente abierto a la constructora en el consistorio. El tal Fermín le preocupa más. Hasta donde ha podido averiguar es inspector de Hacienda, pertenece a la Unidad Central de Coordinación, lo cual lo hace peligroso porque ahí no investigan a contribuyentes normales, pero ninguno de los contactos dentro de la agencia Tributaria ha podido confirmar que haya expediente abierto contra Unitesa o Wkm. ¿Que pintaba aquel tipo en una inspección a la obra? Santiago se ha reunido con Paloma y le ha pedido que le repita palabra por palabra todo lo que recuerda de la visita. El tipo no fue nada explícito y apenas intervino salvo para pedir unas facturas y un registro de materiales. Aquello le da mal pálpito. No sabe cómo ubicar aquella actuación, puede ser que Hacienda esté investigando las cuentas por alguna causa, pero al menos no es la policía. También puede ser que ese tipo tenga algún interés personal y esa visita no tenga carácter profesional. Ha preguntado a Paloma y afirma no conocerlo de nada. Él la cree. Suele saber cuándo le mienten. No parece que esté interesado en ella aunque todo es posible ¿Sabe algo y está preparándose para extorsionar? Si es así no tardarán en tener noticias de él. Tendría que tomar medidas para esa contingencia. Tiene a un operativo controlando también a Paloma por si las moscas. No puede hacer más de momento, Valentín debería entrar en razón y congelar totalmente cualquier operación o movimiento, pero sabe que eso ya no es posible. Cuando uno coge inercia ya no se puede parar y la bola rodante en que se ha convertido Wkm ya no se detiene. Ha tirado de contactos dentro de la policía y también de gente bien situada para que mantengan los ojos y los oídos abiertos y le informen. Retirará el seguimiento a Rafael Crespo (está convencido de que no es ningún peligro), se lo pondrá a Fermín y esperará resultados. No le gusta adoptar una posición defensiva, él preferiría anticiparse dando un buen golpe de mano, pero ahora mismo es lo único que puede hacer.
 
7​



¿Cuánto dinero necesita un hombre?





Santiago espera para reunirse con Valentín. Ha llegado pronto y ya casi no reconoce el ambiente que hay en la agencia. Antes, toda la gente era de confianza, todos se conocían y se llevaba un control exhaustivo de quien entraba y de quién salía de la empresa. Ahora ve muchas caras nuevas, demasiadas. Las oficinas han casi cuadruplicado su tamaño y (buen observador), se da cuenta de que hay mucha gente que está al tanto de las actividades de la empresa, mezclada con otra que no parece formar parte del núcleo de confianza.

Wkm ha crecido mucho en pocos años al calor de los contratos, de las concesiones, de los negocios realizados entre gente con mucho poder y pocos escrúpulos. Y eso no es bueno para la seguridad, que es su parcela. Hubiera preferido un crecimiento más lento, más controlado, separando la parte administrativa de la parte ejecutiva y aumentando el personal de seguridad, pero nada de eso ha sucedido así. Ahora todo ha adquirido mucha velocidad, hay mucha pasta en juego y esta gente (como ya ha visto en tantas otras ocasiones y en tantos otros negocios), se ciega con el dinero fácil y rápido. Son los que matan la gallina de los huevos de oro, prefieren mucho en muy poco tiempo antes que jugársela a largo plazo, y eso lleva a operaciones arriesgadas, a posibles filtraciones, a llamar la atención de las fuerzas de seguridad, de la agencia Tributaria, de la gente… y a los poderosos no les gusta llamar la atención para lo malo. Esta gente se cree impune porque su red de contactos ha crecido y hacen negocios con personas muy fuertes, pero Santiago sabe que lo profesional es no recurrir a ellos salvo que sea imprescindible y en las menos ocasiones posibles. El abuso en esto acaba mal, no tanto porque los que mandan decidan hacer justicia de vez en cuando, sino porque los que vienen achuchando desde abajo están dispuestos a hacer caer a los de arriba para hacerse con su trozo de negocio.

Por todo esto no le gusta nada como están actuando y el ejemplo de las urbanizaciones en el valle del Jarama es sintomático. No le han consultado y nadie ha planificado la seguridad, actuando sobre la marcha, inspirándose en anteriores trabajos que en su día sí fueron controlados por Santiago. Han establecido contactos con el Ayuntamiento consiguiendo hacerse con buenos terrenos en una subasta pública bastante irregular, la recalificación de terrenos es posible que no haya cumplido con las exigencias legales y el número de personas a las que han tenido que sobornar en el Ayuntamiento y en la Comunidad de Madrid es elevado, volviendo la situación bastante inestable. Es un escenario que, cuando todo estaba bajo su control, él jamás se hubiera permitido. Pero ahora Santiago se siente como un apagafuegos. En el pasado su misión era evitar que se produjera un incendio. En la actualidad, a todos los sitios que llega ya hay llamas.

Valentín termina la reunión un grupo de individuos. Salen al pasillo, todos con trajes caros. Cree reconocer algún Armani y Brioni. De toda esa gente, solo conoce a Valentín y a otra persona. Ve cómo se despiden efusivamente y los invitados se encaminan hacia la puerta, guiados por uno de los subalternos a quien Santiago tampoco reconoce. Valentín se queda un par de minutos impartiendo órdenes a los que se quedan y luego se dispersan, mientras él se dirige con una sonrisa a saludarlo.

- Hace tiempo que no se te veía por aquí.

- Y eso antiguamente era buena señal.

- No seas cenizo, hombre - le espeta mientras lo hace pasar a su despacho - ¿Te sirvo una copa?

- No, todavía estoy un poco trastocado con el madrugón y el vuelo.

- Te haces viejo, Santiago.

- Sí y cuanto más viejo más desconfiado. Me gustaría retirarme y disfrutar tranquilamente de lo ahorrado ¿Cuál es tu objetivo, Valentín?

- ¿Por qué lo preguntas?

- Es solo una conversación de amigos. Me gustaría saber hacia dónde vas.

- Yo todavía no quiero jubilarme. Al contrario que tú, creo que todavía me queda mucha vida activa por delante. Ya sabes: seguimos creciendo y hay mucho por hacer.

- Lo que estoy viendo es un tren que va a toda máquina, eso es verdad, pero sin control el riesgo de descarrilamiento es muy alto.

- No vamos a descarrilar.

- Y eso ¿cómo lo sabes?

- El secreto está en ser tan grande que no te puedan dejar caer ¿Te acuerdas lo que pasó con la crisis bancaria? Para todo el mundo quedaron claras las prácticas de usura de las agencias de calificación y también de los bancos. El agujero era gordo, el saqueo fue grande y sin embargo ¿qué fue lo que pasó?: nada, no pasó nada. Se rescató el sistema con fondos públicos. Primero se suponía que era un préstamo que los bancos iban a devolver ¿te acuerdas de las declaraciones de Mariano Rajoy? Al final no devolvieron ni un duro y solo fueron cuatro idiotas a la cárcel. Simplemente no podían dejar caer el sistema bancario.

- Valentín, tienes que asegurarte que tú no vas a ser uno de los idiotas que van a acabar en prisión.

- Ahora formamos parte de la élite. Sabes con quien nos relacionamos, tenemos amigos en todos sitios: policía, justicia, ayuntamientos, contactos políticos al más alto nivel… todavía no hemos crecido lo suficiente, pero cuando lo hagamos nadie se atreverá a tocarnos y si lo hacen, ya seremos lo suficientemente ricos como para que no nos importe y tengamos nuestro culo a salvo. Uno ha conseguido su objetivo en este mundo cuando deja de trabajar para los políticos y los políticos empiezan a trabajar para ti.

- Porque hayas tomado copas con Florentino en el palco del Real Madrid no quiere decir que seas uno de ellos, Valentín, no te confundas.

- Todavía no soy uno de ellos, en eso tienes razón, pero ya volamos muy alto.

- ¿Me estás diciendo que todo tu plan de seguridad se basa en pensar que nadie va a hacer nada y que nadie te va a meter mano si te pillan?

- Tú lo has dicho antes Santiago, somos un tren, un Ferrari. Esto ya lleva demasiada inercia y no se puede parar. Hemos cogido tanta velocidad que pase lo que pase llegaremos a nuestro destino, incluso aunque el motor falle hemos cogido mucho impulso.

- No es mi forma de hacer las cosas.

- Lo sé, sé que esto te sobrepasa, por eso te doy solo el trabajo con el que puedes cargar, te reservo solo para las verdaderas emergencias.

- A mí no me sobrepasa el trabajo, es a ti. De lo que no pareces darte cuenta es que, si yo no hago bien mi labor, tú eres el que pierdes. Si esto se vuelve inmanejable irán a por el capitán del barco. No soy yo el que se va a estrellar, recuerda que tú vas montado en ese Ferrari.

- Vale, dejemos ya esto y centrémonos en aquello que sí podemos atajar.

Santiago hace gesto de reconocer que Valentín tiene razón, llegados a ese punto más vale no perder tiempo en discutir, sino centrarse en contener lo que aún se puede evitar y rezar para que él tenga razón. Ojalá tengan la suerte de llegar sanos y salvos al final del camino y que si tienen un accidente los airbags les protejan. Pero en ese momento toma definitivamente la decisión de empezar a soltar amarras. Poco a poco se irá desvinculando a medida que los negocios se extiendan. Se quedará solo como asesor y no como personal ejecutivo. Cuando termine este trabajo lo hablará con Valentín y le dejará las cosas claras, el primer paso para jubilarse definitivamente. También cerrará su sucursal en Italia, aunque está seguro que le va a dar menos problemas. Allí todos los trabajos los tiene controlados.

- Pues entonces centrémonos en lo de Arganda. Si lo que me has contado es cierto tenemos a gente implicada de la comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento ¿alguien más lo sabe?

- No, solo tenemos la visita del técnico del Ayuntamiento y la de un tal Fermín no sé qué. He podido averiguar gracias a mis contactos que se trata de un inspector de Hacienda.

- ¿Y qué pinta un inspector de Hacienda en una visita rutinaria a una obra de un técnico del Ayuntamiento?

- No lo sé, eso es lo que tú tienes que averiguar. Si no hubiera aparecido este tío por allí ni siquiera te habría pedido que vinieras. Pero es mejor no dejar ningún cabo suelto. Te paso los datos del técnico, del inspector y de la gente que tenemos en el Ayuntamiento y también mis contactos en Hacienda. Sé muy prudente Santiago, es posible que esto sea solo una tontería y tampoco quiero levantar la liebre.

- ¿Y qué hay de Paloma?

- Nada, cuanto menos sepa mejor. Que se limite a hacer su trabajo. Tranquilízala diciendo que solo ha sido una inspección rutinaria.

La reunión ha acabado. Justamente ahora, la secretaria asoma la cabeza como si hubiera podido adivinar que era el momento adecuado y le recuerda a Valentín que tiene una cita importante. El otro asiente, se levanta y le da la mano a Santiago cogiéndole el antebrazo con la otra en un gesto que parece querer indicar que entre ellos hay más que formalidad.

- ¿Cómo van las cosas por Italia?

- Bien. Todo controlado.

- Me gustaría que trabajaras en exclusiva para nosotros ya lo sabes. Puedo pagarte lo que quieras.

- ¿Cuánto dinero necesita un hombre?

- De eso nunca sobra.

- Tengo mis compromisos y de todas formas no daría abasto con todo lo que tienes aquí. Ya hablaremos más adelante, pero estoy mayor para esto. Algún día tendré que retirarme.

- Espero que sea tarde.

Santiago hace un gesto de la cabeza que podría significar cualquier cosa y se dirige hacia la puerta. En el último momento Valentín le dice:

- No te preocupes amigo. Limítate a atender los encargos y a ser tan eficiente como siempre.

- Hasta pronto, te mantendré informado.

Se despide de Olga, la secretaria, vieja conocida, que le dedica una sonrisa de complicidad solo reservada a los que llevan mucho tiempo en la empresa. Mientras camina hacia el ascensor va tomando decisiones sobre cómo va a organizar el encargo. Empezará por investigar a la gente del Ayuntamiento y sobre todo averiguar quién es ese tal Fermín Márquez y a qué se dedica en Hacienda. Otro tema sobre el que piensa actuar, estando en desacuerdo con su jefe, es con Paloma. No se fía un pelo de ella. Su experiencia y su instinto le dice que es de las que no olvidan las viejas heridas. Decide que también le pondrá vigilancia.


Han pasado dos días y Santiago sigue en Madrid. El episodio de Arganda del Rey parece controlado. Ningún titular ni aparentemente ninguna investigación, al menos pública, que haga referencia a ninguna irregularidad. El tipo del Ayuntamiento, Rafael Crespo, es un simple inspector de obras y todo hace pensar que la visita fue simple rutina, no hay ningún expediente abierto a la constructora en el consistorio. El tal Fermín le preocupa más. Hasta donde ha podido averiguar es inspector de Hacienda, pertenece a la Unidad Central de Coordinación, lo cual lo hace peligroso porque ahí no investigan a contribuyentes normales, pero ninguno de los contactos dentro de la agencia Tributaria ha podido confirmar que haya expediente abierto contra Unitesa o Wkm. ¿Que pintaba aquel tipo en una inspección a la obra? Santiago se ha reunido con Paloma y le ha pedido que le repita palabra por palabra todo lo que recuerda de la visita. El tipo no fue nada explícito y apenas intervino salvo para pedir unas facturas y un registro de materiales. Aquello le da mal pálpito. No sabe cómo ubicar aquella actuación, puede ser que Hacienda esté investigando las cuentas por alguna causa, pero al menos no es la policía. También puede ser que ese tipo tenga algún interés personal y esa visita no tenga carácter profesional. Ha preguntado a Paloma y afirma no conocerlo de nada. Él la cree. Suele saber cuándo le mienten. No parece que esté interesado en ella aunque todo es posible ¿Sabe algo y está preparándose para extorsionar? Si es así no tardarán en tener noticias de él. Tendría que tomar medidas para esa contingencia. Tiene a un operativo controlando también a Paloma por si las moscas. No puede hacer más de momento, Valentín debería entrar en razón y congelar totalmente cualquier operación o movimiento, pero sabe que eso ya no es posible. Cuando uno coge inercia ya no se puede parar y la bola rodante en que se ha convertido Wkm ya no se detiene. Ha tirado de contactos dentro de la policía y también de gente bien situada para que mantengan los ojos y los oídos abiertos y le informen. Retirará el seguimiento a Rafael Crespo (está convencido de que no es ningún peligro), se lo pondrá a Fermín y esperará resultados. No le gusta adoptar una posición defensiva, él preferiría anticiparse dando un buen golpe de mano, pero ahora mismo es lo único que puede hacer.
Me jode un montón que relatos como este o los de Lola Barnon, Alex Blamen y tres o cuatro más autores tenga cuatro comentarios o visitas aquí o en T.R. y otros en que Rocco siffredi no le llega a la altura del betún sean de los más votos y valorados
 
Me jode un montón que relatos como este o los de Lola Barnon, Alex Blamen y tres o cuatro más autores tenga cuatro comentarios o visitas aquí o en T.R. y otros en que Rocco siffredi no le llega a la altura del betún sean de los más votos y valorados
Estoy contigo.
Y mira que hay relatos que no hay por dónde cogerlos.
Mas o menos como si yo me pusiera a escribir. Un desastre vamos 😂😂😂

Alex escribe genial. Lola también aunque bastante diferente.
 
Marta bien podría ser uno de los personajes de Terapia de Grupo.
Lo digo por su adicción al sexo,
 
8​



Tiene toda la relación…





Fermín merodea frente a la sala donde está la gente de la UDEF igual que una orca alrededor de un banco de atunes. Está casi decidido a entrar y a hablar con Jesús Carretero, el responsable del grupo de coordinación de la Unidad de Delitos Fiscales y la Agencia Tributaria. Sabe que Mónica tiene razón y qué además de una negativa, es posible que se lleve una buena hostia, pero también sabe que es su última oportunidad de conseguir que alguien le escuche. En la Agencia el tema apenas va a tener recorrido, aunque le den la razón y vean que hay posible caso. Para avanzar con Wkm es necesaria de colaboración de la policía, lo cual lo devuelve al mismo sitio donde está ahora. No es amigo de rodeos ni de dilaciones, mejor ir directo al grano. Finalmente se decide ¿Qué es lo peor que le puede pasar? ¿que lo saquen de la unidad y lo pongan a revisar declaraciones de ciudadanos normales? Pues mira, ya puestos, menos quebraderos de cabeza y mucho menos trabajo. Fichas de ocho a tres, te pegas una hora desayunando sin que nadie te diga nada y luego a huir, desconectando de todo este rollo y sin llevarte a mierdas a casa. Si no lo van a dejar hacer su trabajo bien, pues que lo manden a donde lo tengan que mandar. Sin embargo, algo en su interior le dice que está de subidón y que si la jugada le sale mal se va a arrepentir. Que echarle huevos en caliente está muy bien pero que, si se equivoca, va a pasar el resto de su carrera haciendo declaraciones paralelas a cualquier mindundi y entonces se va a acordar bien de este día. Pero le puede más el orgullo profesional y la cabezonería.

Abre la puerta y se dirige directamente a la mesa de Jesús Carretero. Antes de que se dé cuenta, una mano le agarra con fuerza el brazo y tira de él. Es Mónica que le hace un placaje que ríete tú de la Super Bowl americana. Empujándole y sin soltarle, la corpulenta policía lo saca en diagonal por otra puerta de la estancia. Jesús Carretero no se ha dado cuenta de nada, no ha levantado la vista de su ordenador. Un par de policías de la UDEF los miran sorprendidos, pero no hacen ningún comentario. Saben que colaboran juntos y también saben que en cualquier equipo hay tensiones, así que nadie pregunta nada y en unos instantes todos vuelven a lo suyo.

- ¡Qué coño haces! - pregunta Fermín bastante cabreado soltándose del puño de Mónica.

- ¿Qué coño haces tú?

- Voy a hablar con Jesús te pongas como te pongas.

- Tú no vas a hacer una mierda de pato.

Fermín inicia de nuevo el camino hacia su objetivo pero Mónica se interpone.

- Fermín, haz el favor.

- ¡Que me dejes te he dicho! ¿qué pasa, vas a dispararme? Ten cuidado que yo voy armado con una grapadora - dice mientras se palmea el bolsillo del pantalón.

- Qué gracioso eres. Anda sígueme.

- ¿Me vas a invitar a un café? Eso no te va a servir y tampoco hacer guardia delante del despacho de tu jefe.

Mónica lee la determinación en sus ojos.

- Eres imbécil, al final voy a tener que dispararte de verdad.

- Pues hazlo o apártate.

- Ven conmigo.

- ¿A dónde?

- Que vengas te digo.

Se meten en un pasillo lateral que da a unos ventanales. Mónica mira en todas direcciones y se asegura que están solos. Hace una llamada.

- Soy yo. Vamos para allá, él viene conmigo. Lo hablamos cuando lleguemos.

Luego cuelga.

- Coge tus cosas, no hables con nadie. Nos vemos en el garaje dentro de diez minutos. Si alguien te pregunta, que vamos a hacer una visita.

- Pero que...

Mónica le deja con la palabra en la boca y sin más explicaciones se dirige a su oficina. Un cuarto de hora después los dos circulan por el tráfico espeso de Madrid. El silencio dentro del vehículo contrasta con la cacofonía de motores, bocinas, gritos y demás ruidos de la calle madrileña un día de diario a media mañana.

- ¿Se puede saber dónde vamos?

- Cállate y no me des la paliza que bastante has abierto ya la boca. Ya lo verás cuando lleguemos.

Circula durante algo más de un cuarto de hora hasta que enfilan la calle Alcalá en dirección a Canillejas. Fermín piensa que se dirigen al complejo central de Canillejas de la policía, pero Mónica se desvía a la altura de la avenida Arcentales. Pasa entre distintas naves y edificios de oficinas y se para junto a uno de ellos. Hay hueco fuera así que deja el coche aparcado en la calle y lo invita a entrar. Es un edificio gris, mastodóntico, que más parece un búnker y donde hay un desangelado directorio a la entrada que indica la sede de numerosas empresas y oficinas, no muy lejos de donde se editaba antiguamente El País. A la entrada parece haber una especie de garita o portería pero nadie les pide que se identifiquen. Si hay personal de seguridad dentro, ni siquiera asoman la cabeza. Se cruzan con poca gente por los pasillos, aunque el ruido que les llega les indica que muchos de los locales y oficinas parecen estar ocupados y activos. Mónica se detiene frente a una puerta de chapa. Un cuadro delimitado por cuatro taladros indica que allí había una placa ahora desaparecida. Sólo un número en la esquina superior izquierda de la puerta la identifica, 23 B, sin que haya nada más que pueda dar a entender en qué consiste la actividad que se desarrolla allí ni a quien pertenece ese local. La puerta está cerrada con llave por dentro. Mónica da dos golpes y diez segundos después la puerta se abre. Un hombre maduro, barba blanca, los ojos claros, pelo canoso y abundante les echa una mirada rápida (sobre todo a Fermín) y luego se aparta y les deja libre el paso.

- Entrad -dice por toda presentación.

Aquel es un local mucho más grande de lo que se podía imaginar desde fuera. Esta diáfano y en uno de los laterales hay acumulado mobiliario viejo, material de oficina y cajas que sabe Dios que tienen dentro pero que, por la capa de polvo que las cubre, dan a entender que son perfectamente prescindibles y que el único motivo de que estén todavía allí es porque les resulta una molestia cargar con ellas hasta el contenedor. Cinco o seis mesas y sillas viejas rescatadas del montón de los trastos componen el núcleo de actividad, alejado de las ventanas. Algunas estufas portátiles, prolongadores tirados por el suelo, una nevera solitaria enchufada a una pared y en otra de las mesas una cafetera y un microondas, completan el ajuar. Sobre las mesas, material informático, ordenadores, impresoras, un pequeño Router...

El componente humano consiste en el hombre que les ha abierto la puerta, un tipo con pinta de policía, casi calcado del grupo que habitualmente se reúne en Guzmán el Bueno, pero a quien es la primera vez que Fermín ve, otro que tiene más pinta de hacker o de youtuber que de funcionario o agente de la ley y por último una mujer mayor, unos sesenta años, pelo ya también blanco, con aspecto un poco pijo y estirado que parece taladrar a Fermín con la mirada. Viste de forma sobria pero bien conjuntada con prendas que Fermín reconoce como caras. Botas de cuero, pantalón negro, jersey de punto hecho a mano, posiblemente un encargo personal de los que no encuentras en tiendas, lana de buena calidad. El abrigo de paño caro que hay colgado en una esquina tiene toda la pinta de ser suyo. Los pendientes y sortija a juego que lleva también tienen todo el aspecto de ser de oro de ley. Fermín trata de averiguar en calidad de qué está aquella mujer allí, pero le basta una mirada alrededor para comprobar que es la que parte el bacalao. Todos los demás esperan que ella diga la primera palabra.

- Así que este es el tipo.

Mónica asiente.

- Fermín Márquez. Es bueno, de los mejores en la inspección tributaria. Controla todo lo que hay que controlar de números y de ingeniería fiscal y tiene buen olfato. Sin acceso a información restringida ha conseguido averiguar algunas cosas de Wkm que ni siquiera nosotros sabíamos. Fermín te presento a la jueza doña María Isabel Garriga. Aquel es Paco Rubial, compañero de la UDEF - sigue señalando a los demás – Miguel, nuestro experto en hacking e informática y Manuel Barrios, agente judicial del juzgado número tres de plaza Castilla (el que se dedica a los delitos fiscales) y que hace toda la labor de intendencia y coordinación del grupo. Pertenece al equipo de María Isabel.

Fermín se queda con la boca abierta. No sabe que pensar de todo aquello ¿dónde diablos está y que hace toda aquella gente allí metida en un cuchitril en vez de estar en el cuartel general de la Policía o en sede judicial?

- ¿Es de fiar? - pregunta el tal Paco Rubial.

- No lo sé. Fermín ¿eres de fiar? ¿sabrás tener la boca cerrada?

- Depende ¿en qué atraco me acabas de meter?

- Si lo has traído tú es de fiar - corta en seco la jueza – y si comete una indiscreción o la caga ya nos ocuparemos de que sea la última vez que trabaje para el estado. Bienvenido señor Márquez. Que no le engañe el sitio ni el aspecto de la oficina, a todos los efectos esto es una investigación legal amparada por una orden judicial. Lo único que sucede es que buscamos discreción dada la naturaleza de nuestra investigación.

- Quiere decir que están investigando a gente muy poderosa y no quieren que se sepa. De ahí el secretismo y la necesidad de mantener la boca cerrada ¿verdad?

Una media sonrisa de la juez le dice que no va a descaminado.

- Solo una pregunta: ¿todo este secreto y toda la prevención, es para llegar hasta el final caiga quien caiga o para poder enterrarlo todo si salen nombres inconvenientes?

La jueza no parece ofendida, lo mira desde la atalaya de sus muchos años metida en el fango judicial.

- Le puedo asegurar señor Márquez que instruiré un caso contra todo aquel que haya pruebas. De la misma forma que en caso de duda o de que no haya indicios sólidos, sacaré de la ecuación a quien no podamos imputar. Esa es mi forma de trabajar ¿le parece a usted bien?

- Me parece.

- Pues entonces bienvenido al barco ¿se queda con nosotros?

- Claro. Mónica ha mencionado a Wkm. Esa promotora me interesa ¿Tiene relación con lo que están investigando?

La jueza le hace un gesto con la cabeza a Mónica, que se dirige a una de las paredes donde hay un gran marco de corcho fijado. Invita a Fermín a acercarse y este observa perplejo una gran imagen de Valentín Jurado, gerente de Wkm. A partir de ahí, numerosas fotos, post-it y recortes y notas se despliegan en un gran árbol que ocupa prácticamente todo el cuadro.

- Tiene toda la relación, Fermín.
 
Me jode un montón que relatos como este o los de Lola Barnon, Alex Blamen y tres o cuatro más autores tenga cuatro comentarios o visitas aquí o en T.R. y otros en que Rocco siffredi no le llega a la altura del betún sean de los más votos y valorados
Gracias por la parte que me toca formo. Si tuviera que publicar en base a los comentarios no me daría el trabajo de escribir. Por ejemplo, solo en TR ya van por 13.000 las lecturas de esta serie y apenas han comentado tres o cuatro personas (7 comentarios en total). Pero ya estoy curado de espantos como decía mi abuela, no escribo para divertirme con el salseo de los comentarios (aunque a nadie le amarga un dulce) pero sí me interesa mucho mejorar como escritor y para eso lo que mas ayuda es ver las reseñas de los lectores/as. Te permiten tomar el pulso al relato y detectar los fallos y las posibles mejoras. También lo que haces bien, la buena dirección.

Puedo entender que a la gente no le interese lo que escribo o que no le guste, pero no parece el caso por el numero de visitas y por las valoraciones (en eso TR es una web que ofrece mas información). En ese aspecto me gustaría recibir mas feedback de los lectores, ya sea por privado o en email, o bien en los comentarios. No me escuecen las criticas si son sinceras y me ayudan realmente a detectar campos de mejora. Pero bueno, aquí se viene ya llorado así que lo mio es escribir y publicar. Sé que hay gente al otro lado que esperan mis relatos, de manera que un saludo a todos y todas y como siempre....gracias por leer!!!!
 
Última edición:
9



Un error muy placentero



Paloma da un sorbo al bourbon. Es temprano, todavía no es ni la hora del vermut, pero hace rato que ha desayunado y su estómago lo acepta sin resentirse. El líquido anaranjado resbala por su garganta ya adormecida por una primera copa que ha apurado casi con avidez. Ya nota el efecto, el calor interno y también el chute que supone para su ánimo. Le viene bien porque necesita fuerza y convicción para hacer lo que tiene que hacer. Lleva su pañuelo especial (como ella lo llama) al cuello. Desde hace cuatro años siempre se lo pone cuando afronta un momento clave en su vida. Le ayuda a estar centrada y a recordarse a sí misma que ella es lo primero.

- Hola.

- Hola - responde al hombre impecablemente trajeado que acaba de llegar y se sienta a su lado.

Él le da un beso y ella le ofrece su mejilla esquivando la boca, lo que provoca una mueca de disgusto en el otro.

- Estamos demasiado cerca de la oficina así que mejor evitar escándalos ¿no te parece?

- ¿Es eso lo que te preocupa? ¿Por eso no quieres que nos veamos?

- Eso es lo que debería preocuparte a ti que eres el que está casado.

- ¿Desde cuándo te importa que esté casado?

- Desde nunca, no me importa lo más mínimo y lo sabes, pero sí me importa mi reputación profesional. Jamás debimos mezclar el trabajo con la cama, ha sido un error.

- Un error muy placentero ¿no te parece?

- Estoy de acuerdo, me lo he pasado muy bien contigo, pero ya es hora de que lo dejemos.

- Yo no quiero dejarlo.

- No es una opción, no te estoy pidiendo permiso para romper, simplemente te lo estoy notificando.

- Vaya, creía que el legalista era yo ¿me vas a enviar un burofax?

- Esta reunión es el burofax, a partir de ahora no nos vamos a volver a ver fuera de la oficina. Siento ser tan cortante, pero es lo mejor para los dos.

- Pero ¿qué nos impide seguir como hasta ahora?

- ¿Estás dispuesto a dejar a tu mujer y venirte conmigo? ¿estás dispuesto a que se haga público lo nuestro?

- Eso no tiene sentido y lo sabes, no nos beneficia a ni a ti, ni a mí.

- O sea, que quieres seguir nadando y guardando la ropa. Mira, estuvo bien mientras duró. No me gusta mezclar lo profesional y lo personal. Contigo hice una excepción, pero esto no va a ningún lado y se está convirtiendo para mí en una fuente de preocupación.

- Me gustas mucho…

- No, te gusta lo que hacemos, que es distinto.

- En eso eres la mejor.

- Ya sé que te gusta jugar y está bien hacerlo un rato, pero la vida no es juego. Escúchame: tú eres el que puede salir más damnificado de todo esto ¿es que no te das cuenta? al final estas cosas se acaban sabiendo y más en una empresa donde todos estamos pendientes de todos.

- Hasta ahora hemos sido discretos.

- ¡Nos vigilan! - casi grita ella - ¿es que no te das cuenta? - dice bajando un poco más la voz. Esto no es una empresa cualquiera, al final todo se acaba sabiendo.

El otro hace un gesto de fastidio, sabe que ella tiene razón.

- Joder, me parece increíble que sea yo la que tenga que decir estas cosas. Los tíos a veces parecéis niños pequeños.

Se hace un silencio entre ambos, que se retiran cada uno a su rincón de pensar malhumorados. Uno, porque no acepta que la relación se acaba. La otra, encorajinada porque entiende que todo debería ser más fácil y más sencillo. Ha dicho que se acabó y ya está, no hay que darle más vueltas al asunto ¿tan difícil es de entender? los tíos solo piensan con la polla.

- Bueno ¿una última vez? - propone con una sonrisa y el brillo en los ojos que Paloma conoce tan bien.

- Por favor ¿en serio? estamos cortando ¿es que no te has enterado?

- Venga, por los viejos tiempos.

- No te rebajes tanto Rubén, deberíamos brindar por todo lo bien que nos lo hemos pasado y despedirnos, eso sería lo más elegante.

Paloma levanta el vaso, saluda y apura la copa de un trago. Luego se levanta, paga la consumición y se va sin volver la vista atrás.


Mónica y Fermín están sentados en una de las mesas que tiene PC. La jueza le ha pedido a la inspectora que lo ponga al día de la investigación y que le designe actividad para colaborar con el grupo.

- Trabajarás aquí. No puedes sacar información de este ordenador. No puedes meter datos ni tampoco sacar nada, tiene capados los puertos de salida y entrada. Tampoco puedes navegar, la información se analiza aquí y aquí se queda. Si decides colaborar con nosotros tendrás que hacerlo fuera de horas de trabajo para no levantar sospechas, salvo casos excepcionales como el de hoy. Ya te aviso que no se pagan horas extras, como mucho alguna compensación en forma de dietas.

- ¿En qué consiste mi trabajo?

- Tenemos más información de Wkm de la que podemos analizar y además hay cosas que no entendemos.

- Al final pedisteis esa orden de monitorización ¿verdad? - dice Fermín echando un ojo a las carpetas.

- Esa orden estaba ya pedida desde mucho antes - dice de repente una voz que suena a sus espaldas: es María Isabel - Yo soy la que llevo el caso y cuando Mónica me dijo que habías hecho una visita a la obra de Arganda del Rey me dieron ganas de asesinarte. Todavía hoy no tengo claro si no sería mala idea. Pero lo cierto es que, aunque actuaste como el culo, has acertado. Llevamos tiempo monitorizando la cuenta y ahora resulta que se han puesto nerviosos y que ha empezado a haber movimientos. Necesitamos a alguien que los analice. Has conseguido que se muevan y que se expongan, pero ahora ya están sobre aviso y no podemos perder tiempo, necesitamos pruebas antes de que hagan desaparecer indicios o se vuelvan mucho más prudentes. Parece que están poniendo a salvo parte del dinero y para eso te necesitamos a ti. Procura no decepcionarnos, esto es cara o cruz. O sale bien y sales de aquí convertido en un héroe o sale mal y nos come la mugre.

La jueza le da un par de golpecitos en el hombro y se va, dejando que Mónica continúe.

- La liebre no ha saltado porque estuviéramos investigando a esas dos empresas y apareciera Wkm, si no al revés. Por increíble que parezca no tienen ninguna relación. Simplemente investigamos a todos los que tenían tratos con la promotora, pero como suele pasar y tú lo sabrás muy bien, a veces se hacen negocios limpios, no todo lo que tramitan es turbio. Los tratos trasparentes sirven de pantalla para ocultar los demás. Así que no se ha podido probar relación ilegal entre ambas. De hecho, creemos que ha sido solo casualidad que trabajaran juntas en una promoción. No hay nada que pruebe asociación ilícita. No obstante, investigamos a las dos empresas y descubrimos bastante mierda y de ahí llegamos al narco gallego. Es una pieza separada. Aunque no haya relación entre ambas (al menos probada), por separado acumulan la suficiente basura ilegal como para ir a por ellos. Esta gente está vinculada al narcotráfico.

- Pero ¿y Wkm?

- Lo sabes tan bien como yo, hay una trama empresarial y política corrupta.

- ¿Hasta dónde llega?

- Creemos que muy alto pero tú ocúpate de los números y de aportar pruebas, nosotros seguiremos el hilo hasta arriba.

- Sería una novedad que cayera alguien gordo.

- Eres hombre de poca fe ¿verdad Fermín? Esto no es la agencia Tributaria.

- No, pero seguramente funcionáis igual.

- ¿Por qué supones que estamos aquí metidos, en este cuchitril? ¿Y por qué te crees que nadie sabe de esto? ¿Piensas que trabajamos para nada? Si es así puedes irte y no perder tu tiempo.

Fermín echa un vistazo alrededor y mira a cada una de las personas que están a lo suyo. No le parece gente que nade en la abundancia, ni que necesiten el dinero, ni tampoco es la gente que espera un gran caso para relanzar su carrera. Puede ser que sea por pundonor profesional, por rabia, por estar cabreados con el mundo, pero aquella banda de ratas tiene más pinta de perdedores que de ganadores y eso le inspira confianza. Quizás esta vez hay alguien dispuesto a hacer justicia caiga quien caiga.

- Me quedo ¿Puedo empezar ahora mismo?

- Todo tuyo - le dice ella mientras le señala el ordenador y le apunta en un papel la clave de acceso - Ya has visto la nevera y ya sabes dónde está la máquina del café. Solo tendrás mi número de contacto, pero no me llames ni me escribas para nada relacionado con esto. Si necesitas que hablemos dame un toque y nos encontramos aquí o en la Agencia Tributaria.

- Gracias.

Abre sesión y pega la nariz a la pantalla. El próximo día tendrá que traer sus gafas de cerca.

- Bienvenido al equipo - le dice ella antes de irse a su puesto.


Paloma llega a su portal. Por el camino ha parado y se ha tomado otra copa. No ha cenado y está un poco mareada. Con la de esta mañana ya son dos y se siente un poco culpable, pero últimamente se le acumulan las preocupaciones, ahora no es buen momento para plantearse más retos como el dejar de beber. Por lo pronto a puesto fin a una relación que ya tenía fecha de caducidad y esa es la buena noticia del día. Tiene la tentación de picar algo en la calle, de todas formas nadie la espera en casa. Su hija ha debido suponer que esa noche ella salía porque la ha visto arreglarse al mediodía, y cuando sale, siempre vuelve tarde, muy tarde. Pero no tiene cuerpo, esa noche no. Su plan era cortar con su amante, cenar algo y luego ir al Círculo Cultural de Miraflores para desquitarse con un buen polvo, pero de repente ya no tiene ganas de nada, solo de darse una buena ducha, servirse una copa de vino, hacerse un sándwich y quedarse en el sofá durmiendo con la tele puesta. Es ese plan con el que juguetea su mente mientras sube en el ascensor. Abre la puerta y cuelga el bolso y la chaqueta. Se dirige a la cocina, tiene sed, lo primero será beberse un buen vaso de agua y luego ponerse cómoda. El salón está encendido así que Estefanía debe estar en casa. Mientras bebe, su oído registra una especie de sonido repetitivo que llega hasta ella. Es algo rítmico y extraño, como un golpeteo metálico.

- ¿Qué coño?...

En silencio deja el vaso sobre la encimera y se dirige hacia los dormitorios. Hay luz en el cuarto de su hija. El sonido aumenta a medida que se acerca, acompañado de un ronroneo gutural, un gemido sordo y apagado como un sollozo. Paloma se asusta en ese momento. Quizá sea por las copas de licor que ha tomado pero no se detiene a pensar con claridad, por el contrario, actúa impulsivamente empujando la puerta y plantándose en el cuarto.

- ¡Estefanía!

- Mamá ¡joder!

- ¿Qué haces?

Su hija está desnuda boca abajo, las manos esposadas al barrote del cabecero de la cama y un pañuelo negro le cubre los ojos. Sobre ella un chico joven montándola desde atrás. Da un respingo y se sienta tapándose con la sábana. Paloma puede verle durante un segundo el pene erecto, enfundado en un condón color rosa. La expresión del chico es de “tierra trágame”. Que te pille la madre de tu novia con el rabo fuera ya es suficiente vergüenza, si además lo hace en su propia casa y dándole fuerte a tu chica mientras la tienes esposada a la cama, la cosa pasa al siguiente nivel de pavor, salvo que seas un vividor. Por lo que se ve, no es el caso: el chico está colorado como un tomate, más bien tirando ya a morado porque se le ha cortado hasta la respiración. Tiene que ser su hija la que le diga:

- Ostia tío, ábreme las esposas.

Paloma sale de la habitación pegando un portazo. Sin decir nada se va al salón y abre el cajón más alto del mueble, recuperando una botella que está detrás de unas carpetas. Se sirve dos dedos, solo lo justo para dar tiempo a que los jóvenes se recompongan. Oye a su hija hablar con el novio en el pasillo, el chaval se va rápidamente sin ni siquiera asomar la cabeza. Pregunta si debe disculparse pero Estefanía le dice que no, que ya se ocupa ella y le empuja fuera de casa. Cuando entra tiene un pijama puesto. Su madre puede observar que va desnuda debajo, simplemente se ha echado la prenda por encima sin molestarse siquiera en ponerse bragas.

- ¿Tú no ibas a salir esta noche? - le pregunta contrariada y un poco mal encarada.

- Vaya, perdona si molesto por volver a mi casa, pero cuidado con el tonito que aquí las preguntas las hago yo.

- Pues pregunta – la reta Estefanía cruzándose de brazos y mirándola con tono desafiante.

- Lo de que te esposen a la cama ¿ha sido idea tuya o suya?

- Mía ¿por?

- Porque no me parece nada inteligente dejarte inmovilizar por un desconocido en tu propia casa estando sola con él.

La mirada de Estefanía es todo un reproche: el labio bajado, los ojos entornados fijos en ella, el gesto volviendo la cara a la vez que resopla. “En serio me dices tú esto a mí” le dice sin palabras. Se hace el silencio durante unos segundos, los que Estefanía emplea en desactivar la carga de profundidad que está a punto de lanzarle a su madre y tratar de que el incendio no se propague.

- No es un desconocido, es mi novio, no te preocupes que no te va a robar nada.

- No me preocupa que me roben, me preocupa tu seguridad.

Esto lo dice realmente preocupada. Así lo entiende Estefanía a la que el cabreo se le desarma un poco.

- Mamá, solo estamos haciendo un juego erótico, nada más. Ya tengo diecinueve años.

- Yo sé bien como pueden acabar esos juegos, solo te pido que tengas cuidado.

- Sé lo que hago, mi novio...

- Tu novio puede ser una persona distinta a la que tú crees - estalla Paloma, aunque inmediatamente baja la voz - Y no nos podemos fiar de nadie ¿entiendes? nunca sabes quién puede hacerte daño.

- Empiezas a estar paranoica…

- Tú te crees que no vas a cometer mis mismos errores ¿verdad? Hija, te estoy avisando, nunca sabes de dónde te va a venir la puñalada.

- Mamá ¿te estás oyendo?

- No, me estoy viendo reflejada en ti, con tu edad yo era igual. Y después, mucho más madura que tú, también era igual y a pesar de tener más experiencia y más conocimiento, la vida me pasó por encima. Y tú ahora crees que lo sabes y lo controlas todo, pero no tienes ni puta idea de los cabrones que hay ahí fuera esperando para joderte.

Estefanía se cruza de brazos. Todavía conserva el mohín enfadado en el rostro, pero parece que ha tomado la decisión de que ya está bien e inicia una prudente retirada. “Ni para ti ni para mí, vamos a olvidar que he metido a mi novio en casa y me has pillado haciendo lo que estaba haciendo y yo hago como que he aprendido la lección”.

- En fin, dejémoslo.

- Sí, mejor vamos a dejarlo, pero antes me prometes que tendrás mucho cuidado.

- Que sí.

Paloma evalúa más la actitud que la respuesta. Parece dudar de si su hija es sincera o solo dice lo que ella quiere oír. Finalmente se da por convencida, la chica no se va a echar en sus brazos pidiendo perdón, pero está sinceramente compungida, aunque no quiera demostrarlo.

- ¿Quieres que hablemos de ello?

- ¿De qué?

- De lo que te pasó a ti.

- Como tú dices, dejémoslo, no es el momento.

- Nunca lo es.

Paloma se vuelve y toma el vaso ya vacío.

- Mamá no bebas más.

Ella le echa una mirada iracunda.

- No se sabe quién riñe a quien en esta casa - musita con sarcasmo mientras lleva el vaso a la cocina para dejarlo en el fregadero - Y ya hablaremos de lo de traer chicos a casa - le dice a su hija antes de retirarse a su dormitorio.


Hay reunión. Todos toman asiento alrededor de la mesa redonda que está un poco alejada. A sus espaldas el vacío que media entre los puestos de trabajo, las ventanas y la basura apilada en cajas de la pared del fondo. Aquella mesa está en la frontera entre el sitio que habitualmente ocupan y que mantienen dentro de los límites de una cierta limpieza, tampoco demasiado exhaustiva porque no hay personal contratado y se tienen que apañar a ellos mismos para evitar que les coma la mugre, y la zona baldía por la que nunca o casi nunca transitan.

- ¡Qué asco! - dice la jueza mientras pasa un paño por la zona donde apoya su portátil. El mismo trapo va circulando de mano en mano hasta que todos limpian su parte. Una nube de polvo se mantiene en el aire durante unos segundos hasta que con suerte unos ácaros aterrizan en el suelo, mientras otros vuelven a la mesa revoloteando como pavesas en una candela - Es tarde y quiero irme a casa. Veamos que tenemos, a ver si la nueva incorporación se luce.

Todos se quedan mirando a Fermín que entiende que va a recibir poca información y que aquello, más bien constituye su prueba de fuego para saber si su fichaje ha valido la pena o no.

- Bien, efectivamente ha habido movimientos, parece que sí que se han puesto nerviosos. Se han producido una serie de transferencias a un entramado de cuentas, primero en España y luego en el extranjero. Algunas estaban previamente identificadas, todas cuentas asociadas a la actividad. No hay mucho donde hincar el diente ahí. Pero las del extranjero ya es otra cosa. El dinero se pierde en forma de pagos. Como ya había sospechado son pagos por distintos servicios y transferencias sin concepto. Hay de todo, incluidos servicios de consultoría, la verdad es que por cantidades muy elevadas. Todo también legal, aunque es poco creíble. Pagan demasiado, aunque no es ahí donde está el grueso del dinero negro. Esa pasta no debe ser ni el 10% del capital que les supongo que evaden. No cuadra.

- ¿Entonces? – Pregunta Garriga, se ve que la paciencia no está entre sus virtudes.

- El seguimiento de estas cuentas nos lleva al menos en dos casos a empresas pantalla con movimientos muy extraños. Mi tesis es la siguiente: Wkm recibe muchos ingresos en negro. Buena parte de los pelotazos que pegan y aparte de ellos, obtienen también una gran cantidad facturando de servicios y materiales que realmente no compran. Gastan demasiado. No me parece verosímil, así que pienso que hinchan los gastos para descontar beneficios y el dinero negro lo mandan afuera, donde es lavado e ingresado en cuentas exteriores. Creo que puedo demostrar a través del seguimiento de empresas suministradoras y de las anotaciones de Wkm, que hay un desfase bastante grande entre lo que han facturado realmente y los gastos reales. No he podido analizar toda la documentación, eso me llevaría muchísimo tiempo, pero aquí tenéis varios casos bien documentados que pueden servir de base para presentar indicios y para seguir tirando del hilo si ponemos más gente a trabajar en esto.

>> En la segunda parte no he podido identificar ninguna cuenta de retorno del dinero negro. Wkm no ha podido ser relacionada con esto. En resumen, podemos documentar inflado de facturas, falsedad contable y, si nos metemos en el tramo minorista, posiblemente pagos en “B” a la promotora por la venta de propiedades inmuebles. Tenemos un entramado de cuentas y de sociedades pantallas identificado y la coincidencia en el tiempo de salida y entradas de dinero. Todo apunta a un proceso paralelo de lavado de capital, pero nos faltaría establecer la relación directa, identificando donde acaban los activos y su relación con Wkm. Para eso necesitamos intervenir más cuentas en España y colaboración en el extranjero. Y por último está la trama de corrupción en las administraciones autonómicas y locales.

- De esa ya nos ocupamos nosotros - dice la jueza - tenemos otro equipo trabajando en ello. Aquí nos ocupamos solo de la parte económica. Bien, hay indicios suficientes. Paco, la petición a las entidades extranjeras tiene que salir del juzgado 4. Yo me pondré manos a ello para conseguirlo, aunque no hay demasiadas garantías. Incluso en Jersey (que se podía considerar casi Unión Europea) se muestran reacios a colaborar. No obstante, intentaré que se emitan las órdenes. Para el resto de sociedades y cuentas a nivel Comunidad Económica Europea y local, pondré en marcha los procedimientos habituales. Mañana mismo tendréis las otras órdenes. Vete ocupando del papeleo Manuel. Bueno, hemos ampliado el horizonte de investigación. Cada uno a lo suyo. Posiblemente no vamos a conseguir abarcar todo y tener pruebas para demostrar cómo funciona el organigrama completo, pero ya sabéis cómo va esto, nos vale con reunir lo suficiente para poder iniciar una acción judicial en regla. Lo demás vendrá después.

- ¿A qué se refiere con lo demás? - pregunta Fermín.

Mónica se lo aclara:

- Si podemos iniciar un procedimiento judicial con pruebas sólidas, aunque solo sea de una parte de los imputados, habrá una reacción en cadena. El primero que trinquemos, ante la amenaza de cárcel, empezará a colaborar y aportar pruebas. Eso hará que caiga más gente y los de arriba se pongan más nerviosos. Si conseguimos desatar el pánico todos irán colaborando en busca de reducción de condena o de exención de pena. Es la forma de llegar lo más alto posible de la organización. Si lo logramos es posible que algunos de los peces gordos que decías el otro día acaben pagando en la cárcel, o cuanto menos, desmontarles el chiringuito.

- Entiendo.

- Muy bien ¿alguna pregunta o alguna duda más?

- Yo tengo otra pregunta.

- A ver, dispara.

- La señora jueza me aclaró el otro día que ibais detrás de Wkm hace tiempo ¿Como lo supisteis? ¿dónde empezó todo esto?

Ante el silencio Fermín piensa que no ha entendido su pregunta.

- Quiero decir que por qué se os ocurrió investigar a Wkm ¿cuál fue el dato que os llevó hasta ellos?

Mónica y María Isabel intercambian miradas. El agente judicial sigue tomando notas para preparar la documentación, como si la conversación no fuera con él y el otro policía se encoge de hombros como diciendo que le da lo mismo. La jueza asiente, como dando permiso y es entonces, y solo entonces, cuando Mónica le da una respuesta que no esperaba.

- Tenemos un confidente dentro de la organización. Fue el que nos alertó y el que nos puso sobre la pista.

- ¿Cómo? ¿un confidente? pero ¿desde hace cuánto?

- Un año aproximadamente. No aportaba grandes pruebas, pero supo indicarnos con bastante precisión que delitos se podían estar cometiendo. Ha colaborado con nosotros facilitando información sobre la estructura de la empresa, quién es quién dentro de ella y las posibles líneas de fraude y de negocios opacos.

- ¿Tenéis Identificada a esa persona? ¿Puedo hablar con ella?

- De ninguna manera, solo Mónica y yo podemos contactar. No ha revelado su identidad pero es fiable, toda la información que nos ha pasado ha resultado muy útil.

- Eso explica muchas cosas y también abre muchas posibilidades.Tener a alguien dentro podría facilitar mucho las cosas.

- De hecho, ya las ha facilitado, por eso estamos todos aquí - remata Mónica.


Y ya hablaremos de lo de traer chicos a casa”.

Santiago para la grabación. Toma un sorbo de la botella de agua fresca que ha cogido del minibar y abre la puerta de la terraza de la habitación de hotel. Toma asiento en la silla con la pequeña mesita y contempla el patio del edificio decorado con abundante vegetación y una fuente de agua, un oasis verde que contrasta con los bloques grises que lo rodean. A lo lejos se puede ver a través del trozo de cielo azul que queda libre, la silueta de uno de los rascacielos que conforman el skyline de la Castellana. Le gusta aquel sitio, no es que necesite paz para pensar, Santiago es un tipo con reflejos y acostumbrado a tomar decisiones en situaciones de tensión y que requieren una respuesta rápida, pero eso no quiere decir que no le guste cavilar y tomarse su tiempo cuando la situación lo permite. Son las decisiones que casi siempre salen bien y las que suelen acertar.

Trata de componer las piezas del puzle. Parece evidente que al final ha sucedido lo que tenía que pasar, y es que la actividad de Wkm no ha pasado desapercibida. Su misión es fundamentalmente prevenir, pero no le han dejado hacer su trabajo. También contención de desastres, pero dado el volumen de todo lo que maneja la promotora, no sabe si esa contención podrá llevarse a cabo o si será suficiente para evitar males mayores. Todo depende de quien esté investigando, qué sea lo que investiga y hasta donde estén dispuestos a llegar. Espera que Valentín tenga razón y los de arriba paren el golpe policial, judicial y mediático. Él se centra en lo que puede hacer, qué es averiguar quién investiga y con qué datos cuentan. Y por supuesto, si hay alguien desde dentro dándoles la información. Un topo puede ser demoledor. Por eso ha puesto escuchas a algunas de las personas de las que sospecha. Hacer un seguimiento de los dispositivos del inspector de Hacienda ya son palabras mayores pero la gente de la empresa está a su alcance. Entre ellos Paloma.

“Y ya hablaremos de lo de traer chicos a casa”.

Vuelve a oírlo otra vez. Después de varios días no hay ningún signo de que la arquitecta pueda constituir un problema. La radiografía que ha elaborado a través de los micrófonos que ha instalado en su casa, es la de una mujer que se centra en su trabajo, que discute con su hija y que arrastra todavía secuelas del pasado. Bebe, pero aparentemente sin perder los papeles y fuera del trabajo. Y por lo que acaba de escuchar, tiene muy presente lo sucedido hace unos años y no parece querer en absoluto que se repita una situación igual. No da la impresión de que esté dispuesta a un nuevo enfrentamiento, más bien parece que lo teme. Sabe lo que son capaces de hacer.

Pero ¿y la venganza? En este momento no parece que tenga cabida, porque no se corresponde con el cuadro de síntomas y circunstancias que las escuchas dibujan. Siempre le ha parecido una persona a tener en cuenta, nunca olvidará la mirada que ella le lanzó el día que se reunieron en la cafetería y la puso entre la espada y la pared. No es de las que olvidan ni perdonan (eso seguro), y Santiago es bueno catalogando a las personas. Pero no parece ahora la misma Paloma y desde luego no está en el mejor momento para jugar con fuego. En principio descarta que ella sea la que esté ayudando a la Policía si es que hay alguien colaborando. No obstante, dejará los micrófonos unos días más solo por si las moscas, aunque a partir de ahora se centrará en el resto de sospechosos.
 
10



La encerrona.



- Necesitamos testimonios.

La jueza pone encima de la mesa un tema que resulta evidente para todos.

- Si queremos montar un caso con posibilidades, además de todas las pruebas necesitaríamos interrogar a gente de dentro. Si conseguimos pillarlos en contradicciones o que con su declaración avalen nuestras investigaciones, les tendremos cogidos. Nada desestabiliza más que tener testimonios de tu propia organización en contra. Eso en un juicio es demoledor.

- ¿Habrá alguien que quiera colaborar?

- Nos vale con pillarlos desprevenidos y que caigan en contradicciones, o que incluso su declaración confirme nuestras sospechas, pero si conseguimos que alguien colabore voluntariamente mejor que mejor.

- ¿Qué hay del informante? ¿No estaría dispuesto a dar el paso? – pregunta Fermín.

- No creo. No ha mostrado su identidad en ningún momento ni parece dispuesto a hacerlo. Utiliza un sofisticado software de distorsión de la voz y siempre llama desde números ilocalizables. Lo hemos pasado a la científica a ver si al menos podemos decodificar la voz para hacer un retrato robot, pero el sistema que utiliza es bueno, ni siquiera sabemos si es hombre o mujer. Alguien que se toma todas esas molestias dudo mucho que quiera ir de testigo.

- Entonces quizás la opción que nos quede es tantear a algún elemento bajo amenaza de inculpación. Si le metemos miedo a alguien dentro de la estructura puede ser que quiera colaborar ante la amenaza de cárcel ¿Se os ocurre alguien?

Fermín, ante el silencio de los demás se atreve a proponer una persona. Quizás sea porque es novato en este tipo de historias e impulsivo, pero aporta lo primero que se le pasa por la cabeza.

- La directora de obra de la promoción de Arganda del Rey. Es arquitecta y fue antigua funcionaria del Ayuntamiento de Madrid. A pesar de que tiene buen sueldo está limpia desde el punto de vista fiscal. Está en una posición en que, al menos el tema de contratos inflados y de gastos debe conocerlo, así como es posible que también sepa del trato de favor recibido en algunos ayuntamientos para poder construir.

- ¿Qué opinas? - pregunta la jueza a Mónica.

Ella lo piensa durante unos momentos.

- Creo que podría funcionar. Está lo suficientemente dentro como para que tenga conocimiento de lo que está pasando y lo suficientemente fuera del núcleo duro como para que la podamos asustar. Nadie de los que están metidos de lleno en el ajo hablaría sin más con nosotros, le temerán más a perder su puesto o a lo que les pueda suceder, pero ella no parece formar parte de la élite que se está llevando la pasta. Quizá no esté dispuesta a ir a la cárcel si hacemos una redada. Podríamos intentarlo.

- ¿Qué hacemos entonces? ¿la citamos?

- Si recibe una citación levantará la liebre antes de tiempo. Mejor le hacemos una visita informal. De todas formas, es muy probable que le vaya con el cuento a sus jefes, pero no tenemos nada que perder. Desde la visita de Fermín el avispero ya se está meneando. Hay movimiento en las cuentas y da la impresión de que han reforzado sus medidas de seguridad. No van a cerrar e irse, pero toman precauciones y eso significa que saben que alguien tiene puesta la lupa sobre ellos.

- Entonces ¿por qué no se quitan del medio?

Mónica mira Fermín con cierta condescendencia. Le falta experiencia en el ámbito policial.

- Porque no son ladrones cualesquiera. No es solo su dinero el que se juegan, ahí hay mucha inversión y simplemente no pueden cerrar e irse, no pueden desaparecer. Intentarán liquidar las promociones que tienen en marcha, no se pueden permitir fallar a sus inversores. Mientras tanto, tratan de blindarse y es posible que más adelante adopten un perfil bajo durante un tiempo para no llamar la atención más de lo necesario. Tienen recursos, pueden contratar los mejores abogados. Posiblemente los jefes hayan establecido cortafuegos para hacer difícil que lleguemos a ellos y sobre todo confían en que sus influencias en las altas esferas, sean estas las que sean, muevan ficha para parar el golpe.

- Entiendo.

- De acuerdo ¿quién se ocupa de hacer la visita a Paloma?

- Podemos montar una escena a lo grande – propone Paco Rubial - ¿Que os parece si la subimos en un coche y nos la traemos a una comisaría? Ya que vamos a terminar de levantar la liebre hagámoslo bien. Que se encuentre delante de todo un equipo y que piense que ya los tenemos pillados. Además, si lo hacemos así evitaremos que alguien de su empresa nos vea interrogarla. Si decide colaborar eso será de mucha ayuda. Cuanto más desapercibidos pasemos mejor.

- Vale, organizadlo para ayer mejor que para hoy - cierra la jueza.


Paloma acaba de salir camino del gimnasio. Procura ir dos días por semana mínimo, tres si puede. Le pilla cerca de casa así que va andando. Apenas ha recorrido unos metros cuando Mónica y Paco se le echan encima.

- Disculpe ¿es usted Paloma Gálvez?

El tono más parece de afirmación que de pregunta, constituye en realidad un aviso para que se detenga y les preste atención.

- Sí ¿quiénes son ustedes?

- La inspectora Mónica Pedroso y el inspector Francisco Rubial - contesta ella mientras exhibe su placa ¿Podemos hablar un momento con usted?

- ¿Sobre qué?

- Si es tan amable de acompañarnos le explicaremos en comisaría.

- Si hay que ir a la comisaría no será un momento.

- Intentaremos no retrasarla demasiado, no se preocupe, nosotros la traemos y la llevamos.

Paloma parece dudar un instante.

- Quizás debiera hablar antes con mi abogado.

- Señora no se ponga nerviosa, solo son unas preguntas.

- Ya que solo son unas preguntas no les importará que consulte antes con un profesional.

- ¿Tiene usted abogado?

- Yo no pero mi empresa sí ¿Es algo relacionado con mi empresa? - pregunta Paloma con toda la intención.

Los dos policías guardan silencio. finalmente, quien lo rompe es Mónica.

- Sí señora, es relacionado con su empresa, pero no necesita ningún abogado de momento, solo queremos hacerle unas preguntas. Será un interrogatorio informal.

Paloma todavía duda un poco. Mónica y su compañero mantienen la pose tranquila, aunque saben que lo peor que podría pasar sería que ella insistiese en llamar a un abogado y más aún de la empresa, pero hacen como si no les importara. Adivinan en Paloma un hueso duro de roer, así que más les vale no presionar demasiado a menos que sea necesario. Esperan a ver por donde respira. Para su alivio, ella acepta acompañarlos.

- De acuerdo, si me dejan luego en mi gimnasio...

- Sí señora, ningún problema.

Van a la comisaría de Chamartín que es la más cercana. Allí han reservado un pequeño despacho para interrogar a Paloma. No es su sede oficial pero prefieren que sea así, cuanta menos gente sepa que la interrogan mejor. Aparcan el coche en el patio dejándolo en doble fila y entran al edificio por una puerta lateral distinta a la que hay abierta al público. Salvo el guardia que les ha abierto la valla para que pasen nadie parece reparar en su presencia. Caminan por un pasillo dejando puertas a la izquierda y finalmente entran en un despacho. Allí les espera Fermín que se levanta para saludar a Paloma.

- ¡Paloma Gálvez! encantado de volver a verla.

- Vaya, no sé por qué no me sorprende encontrarle aquí. La última vez que nos vimos no tuvo a bien presentarse.

- Fermín Márquez.

Paloma alarga la mano y estrecha la del hombre que permanece tendida. Un saludo breve, formal, que rápidamente deshacen.

- Muy bien ¿alguien puede explicarme de que va todo esto?

- Enseguida, tome asiento por favor ¿no quiere un café? ¿agua?

- Estoy bien.

- Verá, queremos hablar con usted porque creemos que puede ayudarnos en una investigación.

- ¿A quiénes están investigando?

- A Wkm.

- ¿Mi empresa?

- No es su empresa, usted solo es una empleada.

- Vaya, nos ponemos quisquillosos con las definiciones. Tiene razón, no es mi empresa, pero trabajo para ella.

- Pues la empresa para que la que usted trabaja puede estar cometiendo al menos tres delitos de corrupción y otros cuatro o cinco fiscales.

- Yo no sé nada de eso. Me limito a proyectar y ejecutar obras. Soy arquitecta.

- No la estamos acusando señora Gálvez. De hecho, todo lo contrario: creemos efectivamente que usted está al margen. Tenemos bastante información, lo que les estamos pidiendo es que colabore con nosotros en la investigación desde dentro.

- ¿Desde dentro? ¿a qué se refiere? ¿a que haga de espía?

- Usted tiene acceso a contratos, a albaranes, a cuentas, a toda la documentación y permisos, conoce a todo el mundo y puede sernos muy útil.

- Yo no quiero ningún lío y menos con la empresa que me da de comer. Además, no veo cómo puedo hacerme con esa documentación a la que ustedes insinúan que tengo acceso.

- No se preocupe, nosotros la iremos guiando, le explicaremos lo que tiene que buscar y dónde es posible que lo encuentre. Usted es una persona de confianza en la organización y nadie sabrá que está colaborando con nosotros. No le pediremos nada que la ponga en riesgo, solo queremos ubicarnos bien, saber quién es quién dentro y dónde tenemos que ir a buscar las cosas. Si necesitamos documentación o pruebas nosotros mismos nos haremos con ellas, pero necesitamos a alguien que conozca bien la empresa y que nos oriente.

- Señora Gálvez – interviene Paco Rubiales -podemos hacerlo sin usted, solo que nos llevará más tiempo será más complicado. Si usted colabora con nosotros será mucho más sencillo, rápido y...

- ¿Y qué?

- Le voy a ser franco, me cuesta creer que su empresa esté cometiendo todos estos delitos y nadie sepa nada y menos alguien en su posición. Si es verdad que usted está al margen de todo, su obligación como ciudadana es colaborar con la Policía. Habrá cumplido con su deber y le estaremos muy agradecidos, y si resulta que no, cuando caiga Wkm (que caerán), a usted le resultará muy práctico estar del lado de los buenos.

- No tengo nada que esconder.

- ¿Eso es una negativa?

- ¿De qué delitos estamos hablando?

- Señora Gálvez, usted sabe perfectamente dónde están construyendo y que ahí ha habido una recalificación de terreno cuanto menos sospechosa. Hace tan solo unos meses eso era parque natural.

- No es cierto, eran terrenos rústicos, pero no parque natural, los chalets son legales.

- La carretera de acceso pasa por un parque natural y algunos de los equipamientos que se van a construir también, eso forma parte de la urbanización y sí que estaba en un entorno protegido, y claro que es legal porque ha habido una recalificación, lo que no es legal es la forma en que se ha hecho esa recalificación – interviene Mónica - Creemos que se han saltado al menos dos leyes de la Comunidad de Madrid y un decreto ley estatal. Sabemos incluso con quien han contactado en el Ayuntamiento y quienes aprobaron los pliegos y dieron los informes favorables. Queremos encontrar la documentación equivalente en su empresa y cotejar fechas y datos. Y hay más: también queremos saber todo lo relacionado con contabilidad y fiscalidad, entre ello, cosas que usted tiene muy a su alcance como saber qué partidas de materiales llegan a la obra, cuando llegan, quién firma los recibos y qué cantidad. De todo eso deben llevar un registro y debe haber personas responsables.

- ¿Eso es todo? - pregunta burlona, aunque un poco nerviosa.

- No, hay más. Pero empezaremos por ahí.

- Miren, esto es muy delicado y yo necesito pensarlo muy detenidamente.

- No tenemos demasiado tiempo, Paloma.

Mónica la tutea. Rebajando un poco el tratamiento formal trata de mostrarse a la vez cercana, pero también indicarle con esa confianza que, aunque sea arquitecta y sea alguien importante dentro de su empresa desde el punto de vista profesional, allí puede ser tan sospechosa como el que más. En ese momento llaman a la puerta y entra a la jueza Garriga.

- Hola ¿cómo va todo?

- Buenas tardes señora jueza, estamos hablando con Paloma Gálvez.

- Sí lo sé, me han dicho que estaban ustedes aquí. Encantada de conocerla señora Gálvez, soy la jueza que lleva esta investigación - dice mientras le tiende la mano a Paloma.

Ella se la estrecha inquieta. Si aquello es una puesta en escena lo han hecho muy bien, han conseguido aturdirla e impresionarla.

- ¿Le han explicado a la señora Gálvez que necesitamos su colaboración?

- Sí.

- ¿Está dispuesta a colaborar?

- Necesita pensarlo muy detenidamente - contesta Paco con cierto retintín.

- Lo entiendo señora, el problema es que la investigación no se detiene mientras se lo piensa y esto es una causa judicial. Cuando hablamos de la ley solo hay dos formas de situarse, que es frente a ella o junto a ella. Este caso está muy avanzado y va a dar resultados muy pronto, comprenderá que interpretemos la no colaboración con la justicia como un intento de obstaculizarla.

- Ya me lo ha explicado esta señora muy bien - dice refiriéndose a Mónica - Ella ya ha hecho de poli mala así que no es necesario que usted me apriete también.

- Pues entonces piénselo rápido. Y si me permite una recomendación, piénselo también muy en silencio. La fina línea que separa la inactividad de la colaboración es fácil de traspasar. Incluso suponiendo que usted no haya hecho nada malo, si filtra cualquiera de las cosas que ha oído aquí o si avisa a alguien de dentro de su empresa que estamos investigando, me encargaré de que usted también se siente en el banquillo. Colabore con nosotros o apártese, pero no interfiera en la investigación. Personalmente le recomiendo la primera opción, le estaremos muy agradecidos. Tengo que irme, Mónica ¿puedes salir un momento?

- Claro, disculpadme vuelvo enseguida.

Una vez ya en el pasillo ambas mujeres intercambian impresiones.

- ¿Como lo ves?

- Creo que accederá, tiene carácter y sabe aguantar el tipo, pero por dentro se está cociendo a fuego lento.

- ¿Estará implicada?

- No creo que lo esté, al menos a un nivel muy alto. Debe tener conocimiento de ciertas cosas, eso casi seguro y podrá sernos de utilidad, pero no creo que forme parte del núcleo duro de la empresa. La hemos investigado y parece estar bastante limpia, no tiene el perfil de una defraudadora ni de una persona corrupta.

- Bien, pues no aflojéis la presión, dejadla de nuevo en casa pero haceros con su teléfono y llamadla mañana mismo. Otra cosa: acaba de llamarnos nuestro informante.

- ¿Cuándo?

- Ahora mismo, por eso no he podido comenzar el interrogatorio con vosotros. Nos ha comentado que ha tenido conocimiento de que han parado un par de promociones de Wkm.

- ¿Tenían algo más en construcción?

- Pequeñas cosas, entre ellas hay dos que han parado las ventas. El informante lo ha comprobado y nos ha facilitado los teléfonos para llamar. Por lo visto ha telefoneado esta mañana mismo y han suspendido las ventas de pisos sobre plano. Sobre el listado de promociones irregulares o de posibles prácticas corruptas de Wkm que nos envió en su día ha sido incapaz de ampliar algo. Se reitera en la lista que nos pasó, así como en los informes indicándonos las posibles irregularidades y los posibles estamentos de la administración pública implicados. Respecto a lo de Arganda nos indica que antes incluso de la recalificación de los terrenos, Wkm ya tenía previsto construir la carretera de acceso. Los planos estaban realizados antes de la adjudicación, e incluso el material encargado y la contrata puesta sobre aviso para ejecutar la carretera en el menor plazo posible.

- ¿No es posible obtener esos documentos y certificar eso?

- Nos indica donde podremos encontrarlos en caso de efectuar un registro, pero hay que actuar rápido, esta gente parece estar sobre aviso y no sería extrañar que estén destruyendo documentación.

- Una orden y mañana mismo podemos ir a por ellos.

- Es precipitado, no estamos listos y podemos levantar la liebre. De momento estamos hablando de pruebas circunstanciales, hasta que no los tengamos agarrados con el tema de evasión fiscal no tenemos nada que sea lo suficientemente sólido. Si los intervenimos ahora y seguimos con las manos vacías o con material insuficiente, saldrán libres en el juicio. Necesitamos tiempo para seguir investigando las cuentas y monitorizando sus movimientos.

- Pero mientras se nos van a escapar por el otro lado.

- Ya lo sé Mónica, pero donde de verdad podemos hacerle daño es en la parte del dinero. La corrupción política es difícil de demostrar y, además, si pisamos muchos callos se formará un lío de mil pares de narices y veremos a ver si al final sale algo limpio de todo eso. Con el tema del dinero no es posible contestación alguna, si aportamos pruebas el fiscal podrá entrar a fondo. Si retrasamos unos días los registros para poder seguir monitorizando las cuentas, sólo unos días...

La inspectora asiente pensativa, busca, su mente no para de funcionar tratando de encontrar una posible salida. Quiere hacer bien el trabajo, ir para adelante con todo y no tener que sacrificar una parte de la instrucción a costa de la otra. Sabe que todo va entrelazado: corrupción y lavado de dinero, fraude fiscal, no quiere dejarse nada atrás.

- Esta mujer ¿podríamos utilizarla para obtener esa documentación? Deme los datos que le haya pasado la informante de dónde podemos conseguirla y yo hablaré con Paloma.

- De acuerdo, apriétala un poco. Si nos echa un cable le salvaremos el culo en caso que esté implicada.

- ¿Y si no está implicada?

- Joder, pues la invito a unas putas vacaciones en el Caribe, lo que ella quiera…

- Señora jueza, ese vocabulario no es propio de usted…

- Se me pega todo de vosotros, eso me pasa por juntarme tanto con la Policía.

Mónica vuelve a la sala.

- ¿Hemos terminado? -pregunta Paloma que parece impaciente por acabar.

- La señora jueza me ha pedido que vuelva a insistir en que colabore con nosotros. Usted es lista, no necesita que le repita todos los argumentos que…

- En efecto, no es necesario que insista – corta seca la arquitecta – les daré mi respuesta cuando lo piense.

- Que sea lo más pronto posible ¿le parece bien que la llame mañana?

- Muy bien, de todas formas me va a llamar aunque le diga que no...

- En ese caso la acompañamos de vuelta ¿Dónde quiere que la dejemos?

- En mi gimnasio, aun puedo aprovechar algo de la tarde.

-Pues vamos.


- ¿Dónde te dejo? - pregunta Paco Rubial a Mónica tras dejar a Paloma - ¿vas para casa?

- No, hoy no tengo a los nenes así que voy a cenar algo fuera, luego una copa y para casa. Tengo la cabeza como un bombo y estoy hasta los mismísimos ovarios de todo, a ver si me despejo un poco.

- ¿Quieres que te acompañe?

- No gracias, he quedado con unas amigas. Déjame aquí mismo por el centro.

- Vale.

Agradece que Paco no insista. Ya se enrollaron una noche, justo después de su separación. Un polvo de desahogo que le vino bien pero no tan bien como para repetir. Paco es un policía a la antigua, profesional, metódico, estricto seguidor del protocolo, lo que lo hace previsible y poco conflictivo en el trabajo y eso le gusta a Mónica, pero desprende un cierto olor a naftalina, a antiguo cuando están en la cama. Un tanto pasivo, aunque considerado. Así que prefiere no arriesgarse a estropear su relación laboral dándole la esperanza de que aquello se pueda repetir. Hasta ahora parece haber encajado sus negativas bastante bien, pero sigue insistiendo por lo que se ve.

Es tarde. Lo de la jornada laboral regulada es algo que no ha vuelto a oler desde que ascendió a inspectora. Se encuentra cerca de un restaurante italiano que le gusta bastante. Ponen unos macarrones a la amatriciana que le encantan. Eso y media botella de Lambrusco le arreglarán la noche y de guinda un buen helado. Justamente ahora que no hace régimen ni va a apenas al gimnasio es cuando ha perdido peso. El trabajo y la casa la tienen demasiado entretenida como para permitirse pensar en comer. La verdad es que sí que podía haber llamado a alguna amiga, es viernes y alguna de sus íntimas seguro que sale esa noche también a tomar algo. Al menos dos de ellas están también divorciadas, pero Mónica ha improvisado sobre la marcha. Antes de entrar al italiano saca el móvil y marca un número. Resulta que sí le apetece echar un buen polvo, lo que sucede es que tiene otro candidato que le da bastante buen resultado.

- ¿Joaquín?

- Hola Mónica ¡cuánto tiempo!

- Sí, he estado un poco liada, ya sabes este trabajo es una mierda pinchada en un palo.

- Lo supongo, a mí me pasa igual, estoy de hacer turnos hasta el gorro.

- Bueno, ya lo hemos hablado muchas veces, sácate una oposición interna y sal de la escala básica. Ahí siempre es la misma basura.

- Para eso hay que estudiar y no se me da muy bien ¿qué querías? - pregunta con tono entre interesado y anhelante, porque dado el tipo de relación que tienen se imagina para qué es la llamada.

- Esta noche estoy sola ¿Te apetecería tomar una copa? Estoy en el restaurante Grandine.

No ha mencionado la palabra follar pero la invitación no ha podido ser más directa y expresa.

- Salgo de turno en una hora, si me esperas…

- Vale, voy cenando yo ¿quieres que te pida algo?

- No, yo ya salgo de aquí comido. Te recojo y nos tomamos esa copa.

- Ok, llámame cuando estes por la zona.


Ha pasado justamente una hora. Mónica se toma el último sorbo de lambrusco a modo de postre. Hace tan solo unos meses hubiera considerado un fracaso patético el estar allí sola, cenando y bebiendo como un cosaco, pero ahora lo ve con otros ojos. Una cena sin nadie que le ponga loca la cabeza, sin hablar de trabajo, de penas o sin discusiones, disfrutando de aquella comida que le gusta y un vino de los que se suben a la cabeza es la idea que tiene de acabar bien el día, aunque la cosa puede mejorar. Espera impaciente a Joaquín, que es justo lo que necesita para hacerse un reset completo. Un metro noventa, musculado, compacto, joven, es un pedazo de animal capaz de manejarla bien con su gran envergadura, que no se cansa, lo que vulgarmente se conoce como un empotrador aunque a ella no le gusta usar esa palabra.

El muchacho pasó por la unidad antidisturbios, a la que fue un firme candidato por su buen físico, pero no le acabó de gustar eso de dar golpes a la gente que no conoce o que simplemente suele estar reclamando algo, con razón o sin ella. No es lo suyo, le reconoció sin demasiada dificultad. El chico, a pesar de todo, tiene criterio propio y toma decisiones que a lo mejor no le hacen muy popular entre algunos de sus compañeros y eso le gusta a Mónica, quien a pesar de ser una policía dura y veterana, no comulga con la gente de gatillo fácil y a la que se le va la mano con facilidad. De hecho, no casa nada bien con algunos de sus compañeros de ideología ultra. Considera que lo suyo es un oficio y no una herramienta para fastidiar a rivales ideológicos o para proyectar tu propia rabia contra los demás. Aparte del físico de Joaquín, le ha llamado la atención que parece un verso libre dentro de la Policía. Básicamente se considera un funcionario que hace un trabajo como otro cualquiera, que le permite tener una independencia económica y poder afrontar sus gastos, que se olvida de que es policía en cuanto sale de turno y que no está dispuesto a hacer demasiados esfuerzos por asumir más responsabilidad o más trabajo dentro de la carrera policial. En el fondo envidia su simpleza y su capacidad de desconectar y de disfrutar de la vida. Follar con alguien así, desde luego es mucho mejor que follar con Paco. Ella nunca le había sido infiel a su marido y ocasiones no le faltaron, pero una vez que la cosa estaba ya evidentemente a punto de ruptura, decidió que le parecía absurdo mantenerse casta. No es que Mónica necesite mucho sexo ni que tenga la libido muy por las nubes, pero era de las que no perdonaban un desahogo cuando tocaba y, vista la situación, no tardó en buscarse las habichuelas.

Procura no repetir y la verdad es que tampoco ha encontrado a nadie con quien le apetezca mucho hacerlo. Con Joaquín es diferente. Lo conoció en un operativo donde, nada más verlo, pensó que era el policía bruto que se usa para labores simples y que más allá de encargarle contener a la gente en un registro o perseguir a alguien en una redada, es mejor no darle más trabajo. Y es verdad que muy sofisticado no parece, pero precisamente esa simpleza y esa falta de pretensiones, unidas a una cierta gracia y picardía a la hora de relacionarse, es lo que más le atrajo de él. Es difícil que vuelvan a coincidir en el trabajo, aunque eso tampoco le importa demasiado a Mónica, que tiene muy claro que si le apetece acostarse con alguien lo va hacer y no va a sentir vergüenza por ello. Le importan un pepino las habladurías y lo que digan de ella sus compañeros masculinos. Para sobrevivir como mujer policía y más aún como inspectora, debe estar acostumbrada a lidiar muy bien con tanto machito henchido de testosterona.

El sexo con Joaquín es explosivo y le provoca todo un subidón, el mismo efecto que la droga a un adicto. La ayuda a desahogarse, a soltar estrés liberando un chute de endorfinas en el cerebro y la deja lista para continuar con su vida. De momento no necesita enamorarse ni lo busca, no quiere una nueva relación, solo quiere descansar, que todo vuelva a estar en su sitio, darse una alegría de vez en cuando y poco más… seguir con su vida.

Sale del restaurante un poco tambaleante. Hace unos minutos ha pedido la cuenta cuando Joaquín le ha enviado un mensaje por whatsapp. Él la recoge en su coche junto a la puerta.

- Hola ¿qué tal?

- Pues ya ves…

- Te veo muy contenta - dice él, al que no se le pasa el olor a alcohol - ¿celebrando algún caso resuelto?

- Más bien olvidándome de los que no puedo resolver. Pero no estoy aquí para hablar de trabajo, hoy no toca.

- ¿Y qué es lo que toca hoy entonces?

- Primero un helado bien grande, que no he tomado postre, y después una copa.

- ¿Y luego?

- Joaquín, no seas imbécil que con bastantes anormales trato ya cada día. Sabes perfectamente para qué te llamo, ahora que si no tienes ganas me cojo un taxi y me voy.

- Chica, que poco romántica eres ¡venga! que te llevo a tomar ese helado y luego a donde tú quieras.

- ¿Tu piso está libre?

- No, está mi compañero.

A Mónica no le hubiera importado encerrarse en la habitación y que el compañero de piso (otro policía), la oyera jadear o incluso gritar sí Joaquín hace una buena faena, pero su rollito ya le ha comentado en varias ocasiones que el otro policía con quien comparte piso es un pelmazo y un tío de lo más asocial. Imposible follar tranquilos si él está allí.

- Oye ¿y tu casa?

- No. Bueno ya apañaremos algo - dice ella por toda respuesta.

No está dispuesta a meter a ninguno de sus ligues en su piso, ya tirarán de hotel o de lo que haga falta, no sería la primera vez que acaban copulando en un parque o en un descampado. Y allí es precisamente donde acaban. En un descampado en la Casa de Campo que hace las veces de parking no oficial del parque de atracciones que en esa época está cerrado. Han estado metiéndose mano y pronto el coche se les queda pequeño para dos personas tan voluminosas, así que Mónica acaba echada sobre el capó con las manos apoyadas como si la estuvieran registrando, la falda sobre la cintura, las bragas por los tobillos y Joaquín penetrándola por detrás con suavidad no exenta de decisión. Luego, una vez dilatada y húmeda, empujando con fuerza, haciéndola sentir placer con sus dos voluminosas nalgas moviéndose y temblando con cada cachetazo que dan los muslos, la entrepierna y el vientre de Joaquín contra ellas. El alcohol que le provoca desinhibición y ganas, también la anestesia un poco impidiendo que llegue al orgasmo y reduciendo su excitación. Se siente un poco más lenta, rodeada de la negrura de los árboles en un sitio de la casa de campo donde hay poca o ninguna luz, pero donde ve brillar focos lejanos y luces que seguramente correspondan a la Plaza de España. Joaquín viene con ganas así que no tarda mucho en irse dentro. Se queda sudoroso, agarrado a su cintura, echándole el aliento en el cuello, acariciándole los pechos desde atrás. Ella se remueve con la verga todavía en su vagina. Cuando él se separa, se arrodilla, le quita el preservativo y se la chupa. El chaval se recompone rápido, el pene se estira, vuelve a recuperar dureza y ella, ahora sí muy excitada por el orgasmo de su compañero, lo empuja contra el coche. Ya lo han probado otras veces y sabe que tiene la altura perfecta para encajar uno con el otro, así que levanta un muslo, pega el pubis al de él y busca con su sexo el falo del hombre. Se frotan y la rigidez del miembro le provoca calambres en el clítoris. Está húmeda, a su edad todavía no ha perdido capacidad de lubricarse ni sufre de sequedad vaginal, aquello se le pone como un bebedero de patos cuando se excita, de modo que se permite juguetear un poco rozando el glande entre sus muslos, acariciando sus labios mayores y luego lo dirige con la mano para que tenga el ángulo adecuado. Poco a poco, con el muslo levantado y la rodilla apoyada en el capó, presiona para que entre. Tiene que juguetear un poco, pero pronto el falo está tan mojado como su propio sexo y resbala hacia el interior sin demasiada dificultad. Ahoga un largo suspiro mientras el trozo de carne duro y caliente se abre paso por su vagina hasta enfundarse completamente en ella. Insiste apretando hasta que ya no se la puede meter más adentro. Luego se mueve buscando el placer. La postura es forzada y un poco incómoda, pero a cambio el roce es mayor, se siente estimulada desde dentro y desde fuera también por el pubis del hombre. Sus pechos botan saliéndose del escote y ella le abre la camisa para sentir piel contra piel, para notar como sus pezones se restriegan por su pecho duro y ancho. En realidad, todo su cuerpo se frota, como si dos esponjas se estuvieran limpiando una a la otra. El sudor y el flujo es el detergente que hace espuma y sus cuerpos se adaptan el uno al otro ocupando cada hueco que queda libre, cada concavidad, provocando el estímulo en cada parte que resalta. Saltan chispas como si fueran yesca y pedernal. Ella le advierte:

- No te vayas a correr dentro.

No es cuestión de tener un susto a estas alturas de su vida. Mueve la cintura buscando un mayor contacto pero con movimientos suaves para evitar que se le salga. Pronto, eso no le basta, siente un inmenso calor que le sube desde el vientre hacia arriba, un cosquilleo en todo su pubis y pinchazos de placer en su ano que le corren por la espalda y por la columna vertebral. Sabe que es el anuncio del orgasmo y trata de intensificar y aumentar el ritmo, pero en esa postura resulta difícil. Es él, el que le coge el muslo y se lo sujeta levantándole la rodilla y abriéndole la pierna para facilitar la penetración. Entonces empieza a darle golpes de cintura que suenan a humedad y mucho placer. Justo cuando le viene el orgasmo, Mónica le aparta la mano y la rodilla y el muslo caen hacia abajo mientras ella se derrumba en peso y se empala aún más. Es así, casi de puntillas con los muslos cerrados y el falo atrapado en medio, como llega al clímax. Un beso húmedo en la boca buscando su lengua evita que grite, lo cual tampoco tendría demasiada importancia porque allí están prácticamente solos. Solo hay un par de coches, alejados de ellos lo suficiente como para no interferir y que seguramente albergan parejas que están a lo mismo, aunque en la oscuridad es imposible saber lo que están haciendo. Podrían estar follando encima del capot igual que ellos y no lo sabrían porque solo se ve la masa oscura del vehículo. Mónica se mantiene colgada del cuello de Joaquín, comiéndole la boca y apretándose contra él como un animal en celo, apurando todavía algunos latigazos de gusto, llevándose las últimas migas del atracón.

- ¡Joder! ¡joder! ¡qué bien, qué ganas! - repite con rabia mientras el otro le come el cuello y baja la boca hacia sus pechos.

- Para, para, ahora no, que los tengo muy sensibles. No me vayas a morder.

- Tranquila ya he cenado.

- Pues no lo parece, venías con ganas.

- Mira la que habla: tú sí que tenías ganas, me di cuenta en cuanto me llamaste que lo que querías era un polvo rápido.

- Vaya, espero que no te moleste.

- Esto nunca me molesta, puedes llamarme todas las veces que quieras, lo único que si me pillas de servicio y no puedo ir me va a dar mucho coraje.

Ella se ríe, todavía están abrazados cuando unas luces irrumpen en el descampado. Un todoterreno se mueve lentamente como si fuera un barco en el oleaje, subiendo y bajando con los baches. Busca con sus luces y entre todos los coches les apunta a ellos. Mónica deja caer su vestido y se separa de Joaquín, que con toda la tranquilidad del mundo se agacha y aprovechando que ella está delante cubriéndole, se sube los pantalones. El coche se acerca muy despacio mientras Mónica se estira la falda y Joaquín enciende un cigarro. Se para a tres o cuatro metros escasos de distancia. Un agente de la Policía Local baja de él mientras el otro permanece dentro. Es un coche del 092.

- Buenas noches ¿me enseñan su documentación?

Mónica mete la mano por la ventanilla y saca su bolso. Extrae la placa y la muestra al agente.

- Mónica Pedroso. Inspectora Pedroso – añade con un tono de autoridad - Él es Joaquín Crespo, agente de la Policía Nacional.

Joaquín echa una bocanada de humo sin considerar necesario tirar de placa. Está en lo cierto, la simple identificación de Mónica como inspectora del cuerpo Nacional de Policía hace que el agente salude y se le quiten las ganas de indagar si aquello es lo que parece o están en algún operativo.

- Disculpe, solo estábamos haciendo la ronda.

- Claro, no hay problema, no se preocupe.

Al compañero se le borra la sonrisa cuando ve al otro darse la vuelta y dirigirse de nuevo al coche con cara de circunstancias. Se largan sin molestar a los otros coches que hay por allí, al parecer la ronda ha terminado por esa noche.

- Que jodido que te manden a molestar a las parejitas de madrugada. No tendrá otra cosa mejor que hacer el alcalde.

- No le gusta que la gente se queje de encontrarse la Casa de Campo llena condones cuando vienen por la mañana a hacer deporte o a pasear con la familia.

- Ya, tiene el mayor burdel de España al aire libre a doscientos metros de aquí y vienen a dar por culo a las parejitas que no hacen daño a nadie. Bien ¿qué hacemos? te apetece que vayamos a un hotel y sigamos un ratito más.

- Bueno - responde Mónica encogiéndose de hombros.

No se molesta en recoger sus bragas del suelo que están llenas de polvo y tierra. Se limita a limpiarse bien con un kleenex antes de tomar asiento en el vehículo. Cuando se sienta en el coche, un leve mareo se va apoderando de ella. Ha cenado demasiado y también ha bebido demasiado. El estómago empieza a revolvérsele y el cansancio se apodera de su cuerpo una vez relajada después del polvo. De repente, el irse a un hotel ya no le parece tan buena idea. Cuando salen a la Nacional Cinco y toman en dirección a Madrid, le dice a Joaquín:

- Coge la M-30. Mejor me llevas a casa.

- ¿Y eso?

- Creo que he comido demasiado y no me siento muy bien. Me temo que te voy a estropear la noche de hotel, va a ser dinero tirado.

- Tenía pensado que pagarás tú que para eso eres inspectora y ganas más.

- Vale, pero será otro día.

- No problema jefa.

A veces la llama así y a Mónica le gusta. Cuando se conocieron en el operativo se dirigió a ella de esta manera en vez de señora o señora inspectora. A ella le hizo gracia y no se lo tomó como una muestra de confianza indebida. Aquel operativo consistió en desmantelar una casa de apuestas ilegales que en realidad servía de cebo para ocultar una trama mayor. Sabían que era muy difícil pasar desapercibidos, de manera que montaron ese local para que la policía no se fijara en lo importante y para que, si la desmantelaban, les sirviera de alarma para poner a salvo lo gordo.

- ¡Joder! ¡joder! ¡joder! - exclama dando golpes en el salpicadero.

- ¿Qué coño pasa?

- No me lleves a mi casa, llévame a avenida Arcentales con Alcalá.

- Pero ¿no estabas mal? ¿a estas horas te quieres ir a la avenida Arcentales?

- Tengo que acceder al ordenador, lo que quiero ver solo puedo hacerlo desde allí.

- ¿Y no puedes esperar a mañana?

- No.

- ¿Y tu ordenador está en ese sitio?

- No preguntes, tú llévame y ya está.

- Tu mandas jefa.

- Pues eso, tira para allá.

- Es igual que aquel operativo, las empresas que estamos investigando solo son un puto cebo, una puta trampa para que hagamos sonar el cascabel - Cavila Mónica, aunque se abstiene de decir nada en voz alta.
 
9



Un error muy placentero



Paloma da un sorbo al bourbon. Es temprano, todavía no es ni la hora del vermut, pero hace rato que ha desayunado y su estómago lo acepta sin resentirse. El líquido anaranjado resbala por su garganta ya adormecida por una primera copa que ha apurado casi con avidez. Ya nota el efecto, el calor interno y también el chute que supone para su ánimo. Le viene bien porque necesita fuerza y convicción para hacer lo que tiene que hacer. Lleva su pañuelo especial (como ella lo llama) al cuello. Desde hace cuatro años siempre se lo pone cuando afronta un momento clave en su vida. Le ayuda a estar centrada y a recordarse a sí misma que ella es lo primero.

- Hola.

- Hola - responde al hombre impecablemente trajeado que acaba de llegar y se sienta a su lado.

Él le da un beso y ella le ofrece su mejilla esquivando la boca, lo que provoca una mueca de disgusto en el otro.

- Estamos demasiado cerca de la oficina así que mejor evitar escándalos ¿no te parece?

- ¿Es eso lo que te preocupa? ¿Por eso no quieres que nos veamos?

- Eso es lo que debería preocuparte a ti que eres el que está casado.

- ¿Desde cuándo te importa que esté casado?

- Desde nunca, no me importa lo más mínimo y lo sabes, pero sí me importa mi reputación profesional. Jamás debimos mezclar el trabajo con la cama, ha sido un error.

- Un error muy placentero ¿no te parece?

- Estoy de acuerdo, me lo he pasado muy bien contigo, pero ya es hora de que lo dejemos.

- Yo no quiero dejarlo.

- No es una opción, no te estoy pidiendo permiso para romper, simplemente te lo estoy notificando.

- Vaya, creía que el legalista era yo ¿me vas a enviar un burofax?

- Esta reunión es el burofax, a partir de ahora no nos vamos a volver a ver fuera de la oficina. Siento ser tan cortante, pero es lo mejor para los dos.

- Pero ¿qué nos impide seguir como hasta ahora?

- ¿Estás dispuesto a dejar a tu mujer y venirte conmigo? ¿estás dispuesto a que se haga público lo nuestro?

- Eso no tiene sentido y lo sabes, no nos beneficia a ni a ti, ni a mí.

- O sea, que quieres seguir nadando y guardando la ropa. Mira, estuvo bien mientras duró. No me gusta mezclar lo profesional y lo personal. Contigo hice una excepción, pero esto no va a ningún lado y se está convirtiendo para mí en una fuente de preocupación.

- Me gustas mucho…

- No, te gusta lo que hacemos, que es distinto.

- En eso eres la mejor.

- Ya sé que te gusta jugar y está bien hacerlo un rato, pero la vida no es juego. Escúchame: tú eres el que puede salir más damnificado de todo esto ¿es que no te das cuenta? al final estas cosas se acaban sabiendo y más en una empresa donde todos estamos pendientes de todos.

- Hasta ahora hemos sido discretos.

- ¡Nos vigilan! - casi grita ella - ¿es que no te das cuenta? - dice bajando un poco más la voz. Esto no es una empresa cualquiera, al final todo se acaba sabiendo.

El otro hace un gesto de fastidio, sabe que ella tiene razón.

- Joder, me parece increíble que sea yo la que tenga que decir estas cosas. Los tíos a veces parecéis niños pequeños.

Se hace un silencio entre ambos, que se retiran cada uno a su rincón de pensar malhumorados. Uno, porque no acepta que la relación se acaba. La otra, encorajinada porque entiende que todo debería ser más fácil y más sencillo. Ha dicho que se acabó y ya está, no hay que darle más vueltas al asunto ¿tan difícil es de entender? los tíos solo piensan con la polla.

- Bueno ¿una última vez? - propone con una sonrisa y el brillo en los ojos que Paloma conoce tan bien.

- Por favor ¿en serio? estamos cortando ¿es que no te has enterado?

- Venga, por los viejos tiempos.

- No te rebajes tanto Rubén, deberíamos brindar por todo lo bien que nos lo hemos pasado y despedirnos, eso sería lo más elegante.

Paloma levanta el vaso, saluda y apura la copa de un trago. Luego se levanta, paga la consumición y se va sin volver la vista atrás.



Mónica y Fermín están sentados en una de las mesas que tiene PC. La jueza le ha pedido a la inspectora que lo ponga al día de la investigación y que le designe actividad para colaborar con el grupo.

- Trabajarás aquí. No puedes sacar información de este ordenador. No puedes meter datos ni tampoco sacar nada, tiene capados los puertos de salida y entrada. Tampoco puedes navegar, la información se analiza aquí y aquí se queda. Si decides colaborar con nosotros tendrás que hacerlo fuera de horas de trabajo para no levantar sospechas, salvo casos excepcionales como el de hoy. Ya te aviso que no se pagan horas extras, como mucho alguna compensación en forma de dietas.

- ¿En qué consiste mi trabajo?

- Tenemos más información de Wkm de la que podemos analizar y además hay cosas que no entendemos.

- Al final pedisteis esa orden de monitorización ¿verdad? - dice Fermín echando un ojo a las carpetas.

- Esa orden estaba ya pedida desde mucho antes - dice de repente una voz que suena a sus espaldas: es María Isabel - Yo soy la que llevo el caso y cuando Mónica me dijo que habías hecho una visita a la obra de Arganda del Rey me dieron ganas de asesinarte. Todavía hoy no tengo claro si no sería mala idea. Pero lo cierto es que, aunque actuaste como el culo, has acertado. Llevamos tiempo monitorizando la cuenta y ahora resulta que se han puesto nerviosos y que ha empezado a haber movimientos. Necesitamos a alguien que los analice. Has conseguido que se muevan y que se expongan, pero ahora ya están sobre aviso y no podemos perder tiempo, necesitamos pruebas antes de que hagan desaparecer indicios o se vuelvan mucho más prudentes. Parece que están poniendo a salvo parte del dinero y para eso te necesitamos a ti. Procura no decepcionarnos, esto es cara o cruz. O sale bien y sales de aquí convertido en un héroe o sale mal y nos come la mugre.

La jueza le da un par de golpecitos en el hombro y se va, dejando que Mónica continúe.

- La liebre no ha saltado porque estuviéramos investigando a esas dos empresas y apareciera Wkm, si no al revés. Por increíble que parezca no tienen ninguna relación. Simplemente investigamos a todos los que tenían tratos con la promotora, pero como suele pasar y tú lo sabrás muy bien, a veces se hacen negocios limpios, no todo lo que tramitan es turbio. Los tratos trasparentes sirven de pantalla para ocultar los demás. Así que no se ha podido probar relación ilegal entre ambas. De hecho, creemos que ha sido solo casualidad que trabajaran juntas en una promoción. No hay nada que pruebe asociación ilícita. No obstante, investigamos a las dos empresas y descubrimos bastante mierda y de ahí llegamos al narco gallego. Es una pieza separada. Aunque no haya relación entre ambas (al menos probada), por separado acumulan la suficiente basura ilegal como para ir a por ellos. Esta gente está vinculada al narcotráfico.

- Pero ¿y Wkm?

- Lo sabes tan bien como yo, hay una trama empresarial y política corrupta.

- ¿Hasta dónde llega?

- Creemos que muy alto pero tú ocúpate de los números y de aportar pruebas, nosotros seguiremos el hilo hasta arriba.

- Sería una novedad que cayera alguien gordo.

- Eres hombre de poca fe ¿verdad Fermín? Esto no es la agencia Tributaria.

- No, pero seguramente funcionáis igual.

- ¿Por qué supones que estamos aquí metidos, en este cuchitril? ¿Y por qué te crees que nadie sabe de esto? ¿Piensas que trabajamos para nada? Si es así puedes irte y no perder tu tiempo.

Fermín echa un vistazo alrededor y mira a cada una de las personas que están a lo suyo. No le parece gente que nade en la abundancia, ni que necesiten el dinero, ni tampoco es la gente que espera un gran caso para relanzar su carrera. Puede ser que sea por pundonor profesional, por rabia, por estar cabreados con el mundo, pero aquella banda de ratas tiene más pinta de perdedores que de ganadores y eso le inspira confianza. Quizás esta vez hay alguien dispuesto a hacer justicia caiga quien caiga.

- Me quedo ¿Puedo empezar ahora mismo?

- Todo tuyo - le dice ella mientras le señala el ordenador y le apunta en un papel la clave de acceso - Ya has visto la nevera y ya sabes dónde está la máquina del café. Solo tendrás mi número de contacto, pero no me llames ni me escribas para nada relacionado con esto. Si necesitas que hablemos dame un toque y nos encontramos aquí o en la Agencia Tributaria.

- Gracias.

Abre sesión y pega la nariz a la pantalla. El próximo día tendrá que traer sus gafas de cerca.

- Bienvenido al equipo - le dice ella antes de irse a su puesto.



Paloma llega a su portal. Por el camino ha parado y se ha tomado otra copa. No ha cenado y está un poco mareada. Con la de esta mañana ya son dos y se siente un poco culpable, pero últimamente se le acumulan las preocupaciones, ahora no es buen momento para plantearse más retos como el dejar de beber. Por lo pronto a puesto fin a una relación que ya tenía fecha de caducidad y esa es la buena noticia del día. Tiene la tentación de picar algo en la calle, de todas formas nadie la espera en casa. Su hija ha debido suponer que esa noche ella salía porque la ha visto arreglarse al mediodía, y cuando sale, siempre vuelve tarde, muy tarde. Pero no tiene cuerpo, esa noche no. Su plan era cortar con su amante, cenar algo y luego ir al Círculo Cultural de Miraflores para desquitarse con un buen polvo, pero de repente ya no tiene ganas de nada, solo de darse una buena ducha, servirse una copa de vino, hacerse un sándwich y quedarse en el sofá durmiendo con la tele puesta. Es ese plan con el que juguetea su mente mientras sube en el ascensor. Abre la puerta y cuelga el bolso y la chaqueta. Se dirige a la cocina, tiene sed, lo primero será beberse un buen vaso de agua y luego ponerse cómoda. El salón está encendido así que Estefanía debe estar en casa. Mientras bebe, su oído registra una especie de sonido repetitivo que llega hasta ella. Es algo rítmico y extraño, como un golpeteo metálico.

- ¿Qué coño?...

En silencio deja el vaso sobre la encimera y se dirige hacia los dormitorios. Hay luz en el cuarto de su hija. El sonido aumenta a medida que se acerca, acompañado de un ronroneo gutural, un gemido sordo y apagado como un sollozo. Paloma se asusta en ese momento. Quizá sea por las copas de licor que ha tomado pero no se detiene a pensar con claridad, por el contrario, actúa impulsivamente empujando la puerta y plantándose en el cuarto.

- ¡Estefanía!

- Mamá ¡joder!

- ¿Qué haces?

Su hija está desnuda boca abajo, las manos esposadas al barrote del cabecero de la cama y un pañuelo negro le cubre los ojos. Sobre ella un chico joven montándola desde atrás. Da un respingo y se sienta tapándose con la sábana. Paloma puede verle durante un segundo el pene erecto, enfundado en un condón color rosa. La expresión del chico es de “tierra trágame”. Que te pille la madre de tu novia con el rabo fuera ya es suficiente vergüenza, si además lo hace en su propia casa y dándole fuerte a tu chica mientras la tienes esposada a la cama, la cosa pasa al siguiente nivel de pavor, salvo que seas un vividor. Por lo que se ve, no es el caso: el chico está colorado como un tomate, más bien tirando ya a morado porque se le ha cortado hasta la respiración. Tiene que ser su hija la que le diga:

- Ostia tío, ábreme las esposas.

Paloma sale de la habitación pegando un portazo. Sin decir nada se va al salón y abre el cajón más alto del mueble, recuperando una botella que está detrás de unas carpetas. Se sirve dos dedos, solo lo justo para dar tiempo a que los jóvenes se recompongan. Oye a su hija hablar con el novio en el pasillo, el chaval se va rápidamente sin ni siquiera asomar la cabeza. Pregunta si debe disculparse pero Estefanía le dice que no, que ya se ocupa ella y le empuja fuera de casa. Cuando entra tiene un pijama puesto. Su madre puede observar que va desnuda debajo, simplemente se ha echado la prenda por encima sin molestarse siquiera en ponerse bragas.

- ¿Tú no ibas a salir esta noche? - le pregunta contrariada y un poco mal encarada.

- Vaya, perdona si molesto por volver a mi casa, pero cuidado con el tonito que aquí las preguntas las hago yo.

- Pues pregunta – la reta Estefanía cruzándose de brazos y mirándola con tono desafiante.

- Lo de que te esposen a la cama ¿ha sido idea tuya o suya?

- Mía ¿por?

- Porque no me parece nada inteligente dejarte inmovilizar por un desconocido en tu propia casa estando sola con él.

La mirada de Estefanía es todo un reproche: el labio bajado, los ojos entornados fijos en ella, el gesto volviendo la cara a la vez que resopla. “En serio me dices tú esto a mí” le dice sin palabras. Se hace el silencio durante unos segundos, los que Estefanía emplea en desactivar la carga de profundidad que está a punto de lanzarle a su madre y tratar de que el incendio no se propague.

- No es un desconocido, es mi novio, no te preocupes que no te va a robar nada.

- No me preocupa que me roben, me preocupa tu seguridad.

Esto lo dice realmente preocupada. Así lo entiende Estefanía a la que el cabreo se le desarma un poco.

- Mamá, solo estamos haciendo un juego erótico, nada más. Ya tengo diecinueve años.

- Yo sé bien como pueden acabar esos juegos, solo te pido que tengas cuidado.

- Sé lo que hago, mi novio...

- Tu novio puede ser una persona distinta a la que tú crees - estalla Paloma, aunque inmediatamente baja la voz - Y no nos podemos fiar de nadie ¿entiendes? nunca sabes quién puede hacerte daño.

- Empiezas a estar paranoica…

- Tú te crees que no vas a cometer mis mismos errores ¿verdad? Hija, te estoy avisando, nunca sabes de dónde te va a venir la puñalada.

- Mamá ¿te estás oyendo?

- No, me estoy viendo reflejada en ti, con tu edad yo era igual. Y después, mucho más madura que tú, también era igual y a pesar de tener más experiencia y más conocimiento, la vida me pasó por encima. Y tú ahora crees que lo sabes y lo controlas todo, pero no tienes ni puta idea de los cabrones que hay ahí fuera esperando para joderte.

Estefanía se cruza de brazos. Todavía conserva el mohín enfadado en el rostro, pero parece que ha tomado la decisión de que ya está bien e inicia una prudente retirada. “Ni para ti ni para mí, vamos a olvidar que he metido a mi novio en casa y me has pillado haciendo lo que estaba haciendo y yo hago como que he aprendido la lección”.

- En fin, dejémoslo.

- Sí, mejor vamos a dejarlo, pero antes me prometes que tendrás mucho cuidado.

- Que sí.

Paloma evalúa más la actitud que la respuesta. Parece dudar de si su hija es sincera o solo dice lo que ella quiere oír. Finalmente se da por convencida, la chica no se va a echar en sus brazos pidiendo perdón, pero está sinceramente compungida, aunque no quiera demostrarlo.

- ¿Quieres que hablemos de ello?

- ¿De qué?

- De lo que te pasó a ti.

- Como tú dices, dejémoslo, no es el momento.

- Nunca lo es.

Paloma se vuelve y toma el vaso ya vacío.

- Mamá no bebas más.

Ella le echa una mirada iracunda.

- No se sabe quién riñe a quien en esta casa - musita con sarcasmo mientras lleva el vaso a la cocina para dejarlo en el fregadero - Y ya hablaremos de lo de traer chicos a casa - le dice a su hija antes de retirarse a su dormitorio.



Hay reunión. Todos toman asiento alrededor de la mesa redonda que está un poco alejada. A sus espaldas el vacío que media entre los puestos de trabajo, las ventanas y la basura apilada en cajas de la pared del fondo. Aquella mesa está en la frontera entre el sitio que habitualmente ocupan y que mantienen dentro de los límites de una cierta limpieza, tampoco demasiado exhaustiva porque no hay personal contratado y se tienen que apañar a ellos mismos para evitar que les coma la mugre, y la zona baldía por la que nunca o casi nunca transitan.

- ¡Qué asco! - dice la jueza mientras pasa un paño por la zona donde apoya su portátil. El mismo trapo va circulando de mano en mano hasta que todos limpian su parte. Una nube de polvo se mantiene en el aire durante unos segundos hasta que con suerte unos ácaros aterrizan en el suelo, mientras otros vuelven a la mesa revoloteando como pavesas en una candela - Es tarde y quiero irme a casa. Veamos que tenemos, a ver si la nueva incorporación se luce.

Todos se quedan mirando a Fermín que entiende que va a recibir poca información y que aquello, más bien constituye su prueba de fuego para saber si su fichaje ha valido la pena o no.

- Bien, efectivamente ha habido movimientos, parece que sí que se han puesto nerviosos. Se han producido una serie de transferencias a un entramado de cuentas, primero en España y luego en el extranjero. Algunas estaban previamente identificadas, todas cuentas asociadas a la actividad. No hay mucho donde hincar el diente ahí. Pero las del extranjero ya es otra cosa. El dinero se pierde en forma de pagos. Como ya había sospechado son pagos por distintos servicios y transferencias sin concepto. Hay de todo, incluidos servicios de consultoría, la verdad es que por cantidades muy elevadas. Todo también legal, aunque es poco creíble. Pagan demasiado, aunque no es ahí donde está el grueso del dinero negro. Esa pasta no debe ser ni el 10% del capital que les supongo que evaden. No cuadra.

- ¿Entonces? – Pregunta Garriga, se ve que la paciencia no está entre sus virtudes.

- El seguimiento de estas cuentas nos lleva al menos en dos casos a empresas pantalla con movimientos muy extraños. Mi tesis es la siguiente: Wkm recibe muchos ingresos en negro. Buena parte de los pelotazos que pegan y aparte de ellos, obtienen también una gran cantidad facturando de servicios y materiales que realmente no compran. Gastan demasiado. No me parece verosímil, así que pienso que hinchan los gastos para descontar beneficios y el dinero negro lo mandan afuera, donde es lavado e ingresado en cuentas exteriores. Creo que puedo demostrar a través del seguimiento de empresas suministradoras y de las anotaciones de Wkm, que hay un desfase bastante grande entre lo que han facturado realmente y los gastos reales. No he podido analizar toda la documentación, eso me llevaría muchísimo tiempo, pero aquí tenéis varios casos bien documentados que pueden servir de base para presentar indicios y para seguir tirando del hilo si ponemos más gente a trabajar en esto.

>> En la segunda parte no he podido identificar ninguna cuenta de retorno del dinero negro. Wkm no ha podido ser relacionada con esto. En resumen, podemos documentar inflado de facturas, falsedad contable y, si nos metemos en el tramo minorista, posiblemente pagos en “B” a la promotora por la venta de propiedades inmuebles. Tenemos un entramado de cuentas y de sociedades pantallas identificado y la coincidencia en el tiempo de salida y entradas de dinero. Todo apunta a un proceso paralelo de lavado de capital, pero nos faltaría establecer la relación directa, identificando donde acaban los activos y su relación con Wkm. Para eso necesitamos intervenir más cuentas en España y colaboración en el extranjero. Y por último está la trama de corrupción en las administraciones autonómicas y locales.

- De esa ya nos ocupamos nosotros - dice la jueza - tenemos otro equipo trabajando en ello. Aquí nos ocupamos solo de la parte económica. Bien, hay indicios suficientes. Paco, la petición a las entidades extranjeras tiene que salir del juzgado 4. Yo me pondré manos a ello para conseguirlo, aunque no hay demasiadas garantías. Incluso en Jersey (que se podía considerar casi Unión Europea) se muestran reacios a colaborar. No obstante, intentaré que se emitan las órdenes. Para el resto de sociedades y cuentas a nivel Comunidad Económica Europea y local, pondré en marcha los procedimientos habituales. Mañana mismo tendréis las otras órdenes. Vete ocupando del papeleo Manuel. Bueno, hemos ampliado el horizonte de investigación. Cada uno a lo suyo. Posiblemente no vamos a conseguir abarcar todo y tener pruebas para demostrar cómo funciona el organigrama completo, pero ya sabéis cómo va esto, nos vale con reunir lo suficiente para poder iniciar una acción judicial en regla. Lo demás vendrá después.

- ¿A qué se refiere con lo demás? - pregunta Fermín.

Mónica se lo aclara:

- Si podemos iniciar un procedimiento judicial con pruebas sólidas, aunque solo sea de una parte de los imputados, habrá una reacción en cadena. El primero que trinquemos, ante la amenaza de cárcel, empezará a colaborar y aportar pruebas. Eso hará que caiga más gente y los de arriba se pongan más nerviosos. Si conseguimos desatar el pánico todos irán colaborando en busca de reducción de condena o de exención de pena. Es la forma de llegar lo más alto posible de la organización. Si lo logramos es posible que algunos de los peces gordos que decías el otro día acaben pagando en la cárcel, o cuanto menos, desmontarles el chiringuito.

- Entiendo.

- Muy bien ¿alguna pregunta o alguna duda más?

- Yo tengo otra pregunta.

- A ver, dispara.

- La señora jueza me aclaró el otro día que ibais detrás de Wkm hace tiempo ¿Como lo supisteis? ¿dónde empezó todo esto?

Ante el silencio Fermín piensa que no ha entendido su pregunta.

- Quiero decir que por qué se os ocurrió investigar a Wkm ¿cuál fue el dato que os llevó hasta ellos?

Mónica y María Isabel intercambian miradas. El agente judicial sigue tomando notas para preparar la documentación, como si la conversación no fuera con él y el otro policía se encoge de hombros como diciendo que le da lo mismo. La jueza asiente, como dando permiso y es entonces, y solo entonces, cuando Mónica le da una respuesta que no esperaba.

- Tenemos un confidente dentro de la organización. Fue el que nos alertó y el que nos puso sobre la pista.

- ¿Cómo? ¿un confidente? pero ¿desde hace cuánto?

- Un año aproximadamente. No aportaba grandes pruebas, pero supo indicarnos con bastante precisión que delitos se podían estar cometiendo. Ha colaborado con nosotros facilitando información sobre la estructura de la empresa, quién es quién dentro de ella y las posibles líneas de fraude y de negocios opacos.

- ¿Tenéis Identificada a esa persona? ¿Puedo hablar con ella?

- De ninguna manera, solo Mónica y yo podemos contactar. No ha revelado su identidad pero es fiable, toda la información que nos ha pasado ha resultado muy útil.

- Eso explica muchas cosas y también abre muchas posibilidades.Tener a alguien dentro podría facilitar mucho las cosas.

- De hecho, ya las ha facilitado, por eso estamos todos aquí - remata Mónica.



Y ya hablaremos de lo de traer chicos a casa”.

Santiago para la grabación. Toma un sorbo de la botella de agua fresca que ha cogido del minibar y abre la puerta de la terraza de la habitación de hotel. Toma asiento en la silla con la pequeña mesita y contempla el patio del edificio decorado con abundante vegetación y una fuente de agua, un oasis verde que contrasta con los bloques grises que lo rodean. A lo lejos se puede ver a través del trozo de cielo azul que queda libre, la silueta de uno de los rascacielos que conforman el skyline de la Castellana. Le gusta aquel sitio, no es que necesite paz para pensar, Santiago es un tipo con reflejos y acostumbrado a tomar decisiones en situaciones de tensión y que requieren una respuesta rápida, pero eso no quiere decir que no le guste cavilar y tomarse su tiempo cuando la situación lo permite. Son las decisiones que casi siempre salen bien y las que suelen acertar.

Trata de componer las piezas del puzle. Parece evidente que al final ha sucedido lo que tenía que pasar, y es que la actividad de Wkm no ha pasado desapercibida. Su misión es fundamentalmente prevenir, pero no le han dejado hacer su trabajo. También contención de desastres, pero dado el volumen de todo lo que maneja la promotora, no sabe si esa contención podrá llevarse a cabo o si será suficiente para evitar males mayores. Todo depende de quien esté investigando, qué sea lo que investiga y hasta donde estén dispuestos a llegar. Espera que Valentín tenga razón y los de arriba paren el golpe policial, judicial y mediático. Él se centra en lo que puede hacer, qué es averiguar quién investiga y con qué datos cuentan. Y por supuesto, si hay alguien desde dentro dándoles la información. Un topo puede ser demoledor. Por eso ha puesto escuchas a algunas de las personas de las que sospecha. Hacer un seguimiento de los dispositivos del inspector de Hacienda ya son palabras mayores pero la gente de la empresa está a su alcance. Entre ellos Paloma.

“Y ya hablaremos de lo de traer chicos a casa”.

Vuelve a oírlo otra vez. Después de varios días no hay ningún signo de que la arquitecta pueda constituir un problema. La radiografía que ha elaborado a través de los micrófonos que ha instalado en su casa, es la de una mujer que se centra en su trabajo, que discute con su hija y que arrastra todavía secuelas del pasado. Bebe, pero aparentemente sin perder los papeles y fuera del trabajo. Y por lo que acaba de escuchar, tiene muy presente lo sucedido hace unos años y no parece querer en absoluto que se repita una situación igual. No da la impresión de que esté dispuesta a un nuevo enfrentamiento, más bien parece que lo teme. Sabe lo que son capaces de hacer.

Pero ¿y la venganza? En este momento no parece que tenga cabida, porque no se corresponde con el cuadro de síntomas y circunstancias que las escuchas dibujan. Siempre le ha parecido una persona a tener en cuenta, nunca olvidará la mirada que ella le lanzó el día que se reunieron en la cafetería y la puso entre la espada y la pared. No es de las que olvidan ni perdonan (eso seguro), y Santiago es bueno catalogando a las personas. Pero no parece ahora la misma Paloma y desde luego no está en el mejor momento para jugar con fuego. En principio descarta que ella sea la que esté ayudando a la Policía si es que hay alguien colaborando. No obstante, dejará los micrófonos unos días más solo por si las moscas, aunque a partir de ahora se centrará en el resto de sospechosos.
Parece demasiado evidente que el topo sea Paloma….
1759848685842.png
 
Jaja. El comentario anterior lo puse antes de leer lo último. 😀😀

Definitivamente, Paloma no era el topo.

No será Santiago 😱
 
Atrás
Top Abajo