La tentación de Sara

¿Me lo parece a mi o Pablo es el arquetipo de lo que llamaríamos una persona pusilánime? Buena gente y pusilánime.

De Sara, por el momento, no veo tacha en su conducta. Joven, vive la vida, intenta afianzarse en su nuevo trabajo, tiene amigos en todas partes, un presunto novio, es educada, atenta y agradecida con quien le ayuda, le duele el trato duro del jefe, en lo laboral, claro. Aunque claro está, la estamos viendo a través de los ojos de Pablo, un detalle no menor.

Claro, parte del interés está ahí, que haga lo que haga Sara ... todos lo veremos a través de los ojos de Pablo. No será él el único mirón que se excite con la bella Sara ... ¿Verdad?
Será interesante, empatizar con el bueno y pusilánime de Pablo y excitarse viendo a la chica que le gusta a él.

Otro detalle no menor es el propio título: "La tentación de Sara". Dicho así, parece claro que la tentada es Sara, es ella la que tiene la tentación, aunque por lo que llevamos leído, pareciera que fuese Sara la que es la tentación de "alguien".
Más bien lo segundo. Sara es la tentación de Pablo, y yo añadiría también que será su perdición
 
Hay algo que no entiendo y me gustaría comentarlo: ¿Por qué algunos comentarios tratan como si Sara le debiera algo a Pablo? o como si ya le hubiera hecho algo malo?
En otra historia que leí pasaba algo similar, la protagonista aún no hacía nada malo (que estuviera comprobado) y varios ya la odiaban.

Yo entiendo que el título y, sobre todo, el autor que escribe la novela, ya adelantan por donde puede ir la historia. ¿Pero no es mejor esperar a que las acciones de los personajes hablen por ellos, a tener un prejuicio sobre los personajes? No sé, yo disfruto más dejando que los personajes te sorprendan que el adelantar "juicios".

Pero bueno simples desvaríos míos en un día muy aburrido :ROFLMAO:
 
Hay algo que no entiendo y me gustaría comentarlo: ¿Por qué algunos comentarios tratan como si Sara le debiera algo a Pablo? o como si ya le hubiera hecho algo malo?
En otra historia que leí pasaba algo similar, la protagonista aún no hacía nada malo (que estuviera comprobado) y varios ya la odiaban.

Yo entiendo que el título y, sobre todo, el autor que escribe la novela, ya adelantan por donde puede ir la historia. ¿Pero no es mejor esperar a que las acciones de los personajes hablen por ellos, a tener un prejuicio sobre los personajes? No sé, yo disfruto más dejando que los personajes te sorprendan que el adelantar "juicios".

Pero bueno simples desvaríos míos en un día muy aburrido :ROFLMAO:
Tienes razón, debemos esperar, pero es que somos unas marujas y a comentar nos quedamos solos..
 
Hay algo que no entiendo y me gustaría comentarlo: ¿Por qué algunos comentarios tratan como si Sara le debiera algo a Pablo? o como si ya le hubiera hecho algo malo?
En otra historia que leí pasaba algo similar, la protagonista aún no hacía nada malo (que estuviera comprobado) y varios ya la odiaban.

Yo entiendo que el título y, sobre todo, el autor que escribe la novela, ya adelantan por donde puede ir la historia. ¿Pero no es mejor esperar a que las acciones de los personajes hablen por ellos, a tener un prejuicio sobre los personajes? No sé, yo disfruto más dejando que los personajes te sorprendan que el adelantar "juicios".

Pero bueno simples desvaríos míos en un día muy aburrido :ROFLMAO:
No, si por eso mismo digo que lo mejor que puede hacer es olvidarse de ella y pasar página. Lo que no me gustaría es que se obsesione con ella.
 
Capítulo 5



Todavía adormecido me quedé en la cama sorprendido porque Sara tuviera compañía. O eso me había parecido, ya que, pasados diez minutos, no escuchaba nada en su habitación. Quizás habían sido imaginaciones mías y Sara había regresado sola.

Pero cinco minutos después me llegó un gemido. Tímido y casi imperceptible.

¿Se estaba masturbando Sara?

Eso me habría gustado, aunque, por desgracia para mí, la cama de ella empezó a crujir. Un sonido agudo y chirriante, con un vaivén cadencioso acompañado de unos cuantos suspiros. Y luego un gruñido hosco y ahogado de hombre.

No podía ser. Se estaban follando a Sara delante de mis narices. A mi Sara.

Solo contemplaba tres alternativas. Que hubiera venido su novio a Bilbao, que se lo estuviera montando con alguno de sus amigos, por lo que le estaría siendo infiel a su chico, y una tercera posibilidad que era, y con mucho, la que menos me gustaba.

Que estuviera follando con Javier.

Era la última persona con la que había visto a Sara, pero eso no podía ser. Después de tantos meses puteándola, comportándose con ella como un auténtico cretino, no quería creerme que, con una simple disculpa, Javier hubiera conseguido llevarse a la cama a Sara con tanta facilidad.

Además, ella lo odiaba, me lo había dicho muchas veces en las que yo había sido su paño de lágrimas. No soportaba nada de él, ni su manera de ser, ni su rancio machismo, ni su olor ni su físico de galán anticuado.

Era impensable esa posibilidad. Sara no podía estar acostándose con él. Que ya le pusiera los cuernos a su novio no era muy propio de ella, pues me parecía una chica fiel y con principios, pero que, además, lo hiciera con Javier, cuando su novio era un auténtico adonis, no me cuadraba nada de nada.

Y mientras tanto, seguían follando, a un ritmo lento, muy lento. Sara gemía bajito, quizás sabiendo que yo estaba en la habitación de al lado y no quería que la escuchara. Aunque el hotel estaba bien insonorizado, cualquier mínimo ruido, por pequeño que fuera, se hacía perceptible en el silencio de la noche.

Yo estaba metido en la cama, avergonzado, como si estuviera invadiendo la intimidad de Sara, y no quería que eso pasara. De verdad que no. Pero ¿qué podía hacer? Lo único que me quedaba era taparme los oídos, cosa que por supuesto no hice.

No me atrevía a moverme ni un milímetro, tumbado bocarriba, rígido, tapado con la sábana hasta el cuello, noté una gota de sudor perlando mi frente.

Era demasiado pudoroso para estas cosas, consideraba a Sara algo más que una simple compañera de trabajo, ahora era mi amiga. Y estaba empezando a sentir algo por ella, por eso me daba vergüenza escuchar cómo estaba follando en la habitación de al lado. No solo eso. Me encontraba incómodo en esa situación que yo no había generado, pero no lo podía evitar y lo peor era la sensación de opresión en el pecho y el estómago.

Sentía una decepción muy grande con Sara y sobre todo… celos. Muchos celos. Yo pensando que ella quería pasar la noche conmigo, tomarse una copa, comentar lo bien que había salido la auditoría y ahora me encontraba que Sara lo estaba celebrando con otro.

Otro que yo no sabía quién era.

Había sido un estúpido por pensar que tenía alguna posibilidad con aquella chiquilla a la que casi doblaba en edad y me quedé en la cama esperando que terminara de follar con ese desconocido. Era como una traición y los celos me invadían por completo.

Sin embargo, la calma inicial fue dando paso a un polvo más agresivo. Los movimientos de la cama incrementaron la velocidad y ahora los gemidos de Sara ya no eran tan tímidos. Jadeaba ansiosa, desesperada, y se notaba que lo estaba disfrutando mucho.

Los cuerpos de los dos amantes chocaban con violencia y a buen ritmo. Ese sonido de cuando embistes por detrás es único e inconfundible. Y no me cabía ninguna duda de que a Sara se la estaban follando así.

¿A cuatro patas?

Se me venía a la cabeza la imagen de Sara vestida de manera exquisita, con sus faldas, esos pantalones vaqueros hechos a medida, sus americanas arremangadas, su estilo hippie pero pijo, el pelo despeinado pero peinado. Informal y arreglada.

Con estilo y mucha clase.

Y ahora debía estar desnuda en la cama, dejando que se la follaran en una posición sumisa. ¿Le estaría poniendo los cuernos a su novio?, quizás se lo había llevado a Bilbao sin decirnos nada, al fin y al cabo, era lo lógico. En su primer viaje de trabajo no creo que se atreviera a decirnos que había metido a su novio en la habitación.

Pero ¿por qué entonces había insistido tanto en quedar conmigo durante la noche? Algo no me cuadraba, mi fuero interno no quería aceptar que Sara fuera una adúltera y que le estuviera haciendo a su chico lo mismo que mi exmujer había hecho conmigo.

Todo eran cábalas y suposiciones y aunque mi cabeza iba a mil, desde la cama no podía hacer nada más que conjeturas. Lo único que estaba claro es que a Sara se la estaban follando bien duro. Y sus gemidos se fueron transformando en gritos.

Ya no se escondía y dejaba salir todo ese placer aun sabiendo que yo podría escucharla desde la habitación de al lado. Y la seguían embistiendo más y más. Joder, el que se la estuviera follando era una puta máquina.

¡Menudo ritmo y vaya aguante que tenía!

Eso le restaba muchas posibilidades a que fuera Javier el que estuviera con ella. No me imaginaba a mi jefe con semejante capacidad física.

Durante todo el polvo no me había movido ni un milímetro, quieto, sin hacer ningún ruido, como si ellos pudieran verme a través de la pared. Yo no estaba haciendo nada, pero no podía quitarme esa sensación de vergüenza ajena, sintiéndome un pervertido por estar escuchando aquello.

Lo estaba pasando muy mal y de repente el que se tiraba a Sara dijo unas palabras que no pude entender y después un azote retumbó por toda la habitación. ¡Qué hijo de puta!

Aquel cerdo acababa de castigar el glúteo de Sara y fue la primera vez que sentí envidia por no ser yo el que estuviera con ella en la habitación. La estaba sometiendo con dureza y a Sara parecía que le gustaba que la trataran así cuando se le escapó un gemido de placer.

Y después de aquel azote vino otro. Y otro más. ¡PLAS, PLAS, PLAS!

La follada ya duraba más de media hora y por la manera de jadear, Sara debía estar a punto de correrse. Entonces fui yo el que comenzó a temblar. Nervioso, celoso, avergonzado, y sobre todo…, excitado.

Sí. Algo se había despertado en mí. Puede sonar extraño, pero durante el último año no había experimentado ningún apetito sexual, y no era algo que me molestara. Estaba centrado en mis hijas y en el trabajo. Tampoco lo había echado en falta.

Pero aquella noche, en la que estaba viviendo un cóctel explosivo de sentimientos, mi cuerpo dijo basta. Y liberó todo eso que llevaba guardado. A lo bestia. Jamás había tenido una empalmada así. Ni con dieciocho años. Incluso llegué a asustarme. La tenía dura, palpitante, los huevos muy hinchados. Una erección dolorosa.

Y casi sin querer bajé la mano para comprobar que estaba en lo cierto. Colé los dedos por el elástico del calzón. De repente hacía mucho calor en la habitación y salí de mi escondite, quedándome sobre las sábanas.

Bajé un poco el calzón y liberé mi polla, que me lo agradeció mostrándose erecta y poderosa.

Sara gritaba, gemía, se revolvía ansiosa y el traqueteo de la cama me indicaba que la follada no había bajado la intensidad. Su amante se tomaba de vez en cuando unos segundos de descanso, pero cuando volvía a la carga era peor y embestía a Sara sin piedad, como si la quisiera traspasar.

El muy cabrón ya la había dejado al límite en dos ocasiones. Por su manera de gemir no hubiera tenido problema en hacerla llegar al orgasmo, pero justo en ese momento él se paraba y Sara se quedaba ronroneando, ofreciéndole su culazo para que él volviera a la carga cuando le diera la gana.

Y yo comencé a acompasar sus movimientos con los míos. Mi mano subía y bajaba a la vez que el desconocido penetraba a Sara. Cuando sus cuerpos chocaban, yo hacía lo propio contra mi pubis.

Imaginé que era yo el que se estaba follando a Sara.

«Te gusta, ¿eh?, grita más alto, grita, zorra, que todo el hotel se entere de lo bien que te están partiendo en dos».

La tenía muy sensible, había sido demasiado tiempo sin tocármela y aquella paja no iba a durar mucho tiempo. Apenas pude seguir su ritmo un par de minutos y tuve que ralentizar o me hubiera corrido irremediablemente.

El que no aflojaba era el tipo de la habitación, que aceleraba y frenaba, soltando algún azote cuando le apetecía. Y Sara gritaba, buscando por fin el orgasmo del que tantas veces le habían privado por esa noche.

Él ya debía estar al límite también. ¿Cuánto tiempo se puede aguantar follando con semejante diosa?

Si yo mismo, escuchándolos desde la habitación de al lado, e imaginándome a Sara desnuda a cuatro patas, apenas había podido masturbarme durante dos minutos.

Entonces se acercó el final. Supe que esta vez él iba a dejar que Sara se corriera. Comenzó de cero. Se la debía haber sacado y un gemido de Sara me indicó que se la había clavado hasta los huevos. Luego un golpe seco, y otro más, cada vez más seguidos, y los gemidos de Sara también subieron de decibelios. Un azote duro ¡PLAS!, y después del grito de Sara él le recriminó algo que no pude entender.

Pero Sara estaba a lo suyo. Y veinte segundos más tarde, con las embestidas de ese animal a su máxima intensidad, Sara ya no gritaba. Berreaba. Aquella chica formal, dulce, pija y exquisita, gemía a lo bestia, mientras se la jodían a pollazos de manera vulgar.

Tensé las caderas, casi sin podérmela tocar, me palpitaba de manera descontrolada y pasé un dedo por el tronco, tirando ligeramente hacia abajo. Tenía el capullo hinchadísimo y en la penumbra de la habitación mi polla amenazó con explotar.

―¡¡¡AAAAAHHHGGG!!! ―chilló Sara liberándose por fin y llegando al orgasmo, pero no por ello su amante dejó de penetrarla.

La cama parecía a punto de partirse en dos, los huevos de ese tío rebotaban contra su coño y un nuevo azotazo impactó en el culo de Sara, que chilló más.

―¡¡AAAAAAAUUUU, AAAAAAUUU, SÍÍÍÍÍÍÍÍ, AAAAAAAAAH!!

Yo temblé y tuve que agarrarme la polla con firmeza. Una sacudida incontrolable me atravesó desde los pies a la cabeza y reconozco que sentí hasta miedo. Un año sin correrse no es cualquier cosa.

Noté el semen subiendo apresurado desde los huevos y atravesando impaciente todo mi falo, en busca de la salida. Era doloroso y también placentero. Me revolví en la cama y cerré los ojos dejándome llevar.

Salió con tanta potencia que el primer impacto me alcanzó de lleno en la cara. Lo noté caliente y viscoso, corriéndome a la vez que Sara, que no dejaba de gritar en un interminable orgasmo. El segundo y tercer latigazo me cruzaron también la cara de arriba abajo. Seguía con la cadera tensa y levantada, apuntando hacia mí, sin importarme que me estuviera bañando con mi propia leche.

¡Jamás me había corrido así!

No paraba de soltar semen y mi mano subía y bajaba incrédula por lo que salía de mis pelotas. Cuando terminé, el corazón latía desbocado, y debía haber echado más de quince lefazos que me habían bañado por completo la cara y el pecho.

Me quedé unos segundos todavía jugando con mi mano, acariciándomela, exprimiendo las últimas gotitas y cuando se me pasó el calentón, me invadió casi de inmediato un sentimiento de culpa. Me acababa de correr escuchando cómo se follaban a Sara y me avergoncé de mí mismo.

¿Cómo podía haberme hecho una paja mientras se tiraban en la habitación de al lado a la chica que me gustaba?

Ellos parecían haberse dado una tregua, y yo también me quedé unos segundos tumbado sobre la cama. No me atrevía ni a moverme para limpiarme y a pesar de haberme corrido no se me había bajado ni un ápice la erección.

Entonces escuché unas cuantas embestidas más y luego Sara le dijo algo a su amante. Esto sí lo pude entender más o menos con claridad.

―Espera, no quiero que te corras dentro…

Después él protestó una frase ininteligible y la cama me indicó que los dos se estaban moviendo. No reconocí la voz de aquel tipo a través de la pared. Era muy normal, sin ninguna característica especial, ni grave ni aguda, y podía ser perfectamente la de mi jefe como no serlo.

Luego volvieron a hablar y de repente silencio. ¿Habrían terminado ya? Y unos minutos más tarde percibí unos ruiditos de succión. Ahora solo se escuchaban unos tímidos gemidos de Sara. ¿Se lo estaría comiendo después de follársela? ¿Le estaría chupando las tetas?

Fuera lo que fuera el caso es yo seguía empalmado y cubierto por mi propia corrida. Me sentí sucio y depravado, aunque no había hecho nada malo, solo excitarme mientras escuchaba cómo se la metían a la de prácticas.

Pero en el fondo había algo más. Mucho más. Sara no era solo la chica de prácticas, desde que llegó a la empresa habíamos congeniado genial y aunque me lo negaba a mí mismo, me estaba empezando a pillar seriamente por ella.

Entonces, ¿por qué me ponía cachondo aquella situación?

Era una contradicción que me tenía muy descolocado. Quería odiarla, pero la deseaba al mismo tiempo. Y cuando ella volvió a gemir, mi mano buscó desesperada mi polla y la rodeé con los dedos. Ni tan siquiera me molesté en limpiarme y bañado en mi propio semen comencé a masturbarme. Saqué la lengua, alcancé una gotita de lefa que me rozaba los labios y la lamí desesperado.

Tuve que tensar las caderas de nuevo y aumenté el ritmo al que me la sacudía a la vez que Sara gemía ya de manera plausible. Ahora el chapoteo de su coño y sus gemidos solitarios me indicaban que su acompañante la estaba penetrando con los dedos.

¡Y qué bien lo hacía el muy cabrón, porque ella parecía que estaba a punto de alcanzar un nuevo orgasmo!

―Ooooh ―jadeó aquel tipo de repente.

¿Se la acabaría de meter?

No parecía, porque sus dedos entraban y salían a toda velocidad y Sara estaba más mojada que en toda la noche. Con otro gruñido de él y un nuevo ruido de la cama cambiaron de posición.

―Al suelo, ponte en el suelo, de rodillas… ―Pude entender a aquel tipo―. Ooooh, eso es…, más, más, no pares ahora… ¿Estás segura de que…? ―Y me fue imposible descifrar el final de la frase.

Pero Sara le contestó con un «SÍ» rotundo.

Ella dejó de gemir y ahora tan solo lo hacía su misterioso acompañante, que debía tener su polla metida en la boca de Sara. Se la clavaba tan profundo que enseguida me llegaron las primeras arcadas y el ruidito típico de succión acompañado de saliva, que le rebosaba.

Llevaba más de un año sin correrme y ahora iba a hacerlo de nuevo en menos de diez minutos. Esta vez aguanté más y disfruté al máximo cerrando los ojos e imaginando lo que pasaba al otro lado de la pared.

Quería estar muy enfadado con Sara, pero no lo podía evitar.

Aquel cabronazo debía tener los dedos entrelazados en su preciosa melena y le sujetaba la cabeza para clavarle la polla hasta el fondo de su garganta. Y Sara la recibía gustosa, excitada, caliente, sumisa. De rodillas en el suelo de ese hotel.

Era una curiosa manera de celebrar su primera auditoría.

Recogí con el dedo parte del semen que me bañaba la cara y lo metí en mi boca. Ese sabor tan peculiar era lo que iba a degustar Sara en breves instantes. Pasé dos dedos por mi mejilla, por la frente, por el pecho, hasta formar una mezcla más abundante para ponerla sobre mi cara a unos veinte centímetros.

Abrí los labios y dejé que me cayera directamente en la garganta, sintiendo cómo aquel denso manjar se abría paso con dificultad y resbalaba hasta mi estómago a la vez que me la meneaba con brío y soltura.

Tensé las caderas, esperando el momento de la verdad. «Vamos, cerdo, córrete en la boca de esa putita, hazlo, joder», mascullé entre dientes escuchando atragantarse a Sara.

«Menuda golfa estás hecha. Te están clavando la polla hasta los huevos». «Solo espero que sea tu novio el que está contigo, porque si no menudos cuernazos le estás poniendo al surfero ese buenorro».

―No pares ahora, no pares…, ooooh, ooooh. ―Pude entender a su acompañante y Sara le contestó con la boca abierta y mirándolo a los ojos mientras no dejaba de meneársela con la mano.
―¡Hazlo, no me importa!, eso es lo que querías, ¿no?
―OOOOH, OOOOH… AAAAAH, AAAAAH, AAAAAH…

Y a la vez que ese tipo derramaba su primera descarga de la noche en la boca de Sara, me la agarré con firmeza y un nuevo disparo me impactó de nuevo en la cara. Yo gruñía al mismo tiempo que él y fantaseaba con que era el que tenía mi polla acomodada en los perfectos y carnosos labios de Sara.

Os puedo asegurar que ese segundo orgasmo fue igual o mejor que el primero, y el acompañante de Sara se pegó casi un minuto jadeando a lo bestia mientras descargaba en su boca. Luego escuché cómo ella tosía y terminaba escupiendo todo al suelo.

«¿No es eso lo que querías? ¡Pues toma lefada en la boca!».

Todavía me quedé unos segundos más relamiéndome y jugando con mi mano sobre mi falo mientras el tío que estaba con Sara comentaba algo y luego alguno de ellos utilizaba el baño.

Ahora sí, parecía que también habían terminado. Casi una hora de buen sexo después, se podía afirmar que el amante de Sara desde luego que había cumplido con creces, más de lo que el 95 % de los mortales podría haber aguantado con semejante diosa.

Escuché el ruido de la puerta de su habitación cuando el misterioso acompañante se fue tras una breve despedida de apenas treinta segundos. Eso solo me confirmaba una cosa.

Que el que había estado con Sara no era su novio, o habría pasado la noche con ella. La muy puta le acababa de poner los cuernos. Eso sí que no me lo esperaba por parte de Sara.

Me levanté al baño yo también y me miré al espejo. Estaba hecho un cuadro y lo normal hubiera sido pegarme una ducha, pero era demasiado tarde y no quería molestar al resto de huéspedes del hotel; así que me limpié como pude con un poco de papel y regresé a la cama.

Miré la hora en el móvil y ya eran más de las tres y media. Casualmente abrí el WhatsApp y entré en el chat de Sara, aunque sabía que no me había contestado, pero sí que leyó el mensaje que le mandé nada más salir del bar. Y el corazón me latió a mil pulsaciones cuando unas letras en verde con tres puntos suspensivos comenzaron a parpadear en la pantalla.

Sara 3:37
… escribiendo…
 
Esta noche Sara tenía ganas de marcha, y como no pudo con Pablo, se buscó a otro. Su novio consentidor debe estar muy satisfecho.

Y ahora le escribe a Pablo para hacerle saber lo que se ha perdido.
:ROFLMAO:
 
Blanco y en botella
Que previsible era.
Con razón ni se percató de sus cuernos.
Estamos en la presencia de otro patético pajero que va llevar un sufriente sin vivir al lado de esa diosa.
 
Bueno se han follado a la Sarita. Habrá sido Javier? Yo no creo que sea él.

Para mi el mensaje que Sara esta escribiendo es solo para responder los mensajes previos de Pablo.

PS: DL cuantos capítulos tendrá la novela en total? Lo pregunto para ver si sigo leyendo un poco de los adelantos o me espero a que salga la novela ya que yo prefiero leer todo del tirón.
 
Bueno se han follado a la Sarita. Habrá sido Javier? Yo no creo que sea él.

Para mi el mensaje que Sara esta escribiendo es solo para responder los mensajes previos de Pablo.

PS: DL cuantos capítulos tendrá la novela en total? Lo pregunto para ver si sigo leyendo un poco de los adelantos o me espero a que salga la novela ya que yo prefiero leer todo del tirón.
Supuestamente ahora en Octubre DL la publicaba en la selva, pero nada aún.
En TW lo anuncia para el 31 de Oct.
 
Es fácil empatizar con los protagonistas de DL, su dependencia emocional les hace queribles por los demás..

Resultando en un común Talón de Aquiles para ellos, son demasiado queribles, lo que no les permite ser deseables.

Tipos que para follar necesitan conectar emocionalmente, que sin amor se les dificulta tener erecciones.

En esta última escena en su dormitorio, mientras al lado empotraban a Sara, Pablo dio indicios claros de como viene su comportamiento ante el morbo de ver con otro a una posible pareja sentimental.

Sería muy complicado para la dinámica en el trabajo que Javier, jefe de ambos, sea el autor de los orgasmos de Sara.

Es probable que no se desvele su identidad muy pronto, quizás al conocerla sabremos demasiado de la personalidad de Sara.

Por lo descrito, Sara debió estar suficientemente atendida por el follador de turno, aún así se da las ganas de responderle a Pablo.

En eso consiste el juego que se trae Sara, mantenerlo cerca, pendiente de ella.

Quizás enamorarlo para convertirlo en alguien que en forma incondicional cuide de ella.

No esperemos de Pablo algo que no puede ser, puede a muchos disgustarnos, pero sabemos lo que viene cuando leemos a DL.
 
Lo que me temía. Pablo es un pringado nivel Top y encima se masturba mientras a la pedazo de... Se la folla otro. Que decepción de tío y que pedazo de .. es Sara.
Si yo fuera su amigo, le daba 4 collejas y lo enderezaba y hacia que se olvidará de esa tía que no se merece nada.
Y encima la muy zorra le escribe no sé qué. Vete por ahí, pedazo de zorra.
 
Es fácil empatizar con los protagonistas de DL, su dependencia emocional les hace queribles por los demás..

Resultando en un común Talón de Aquiles para ellos, son demasiado queribles, lo que no les permite ser deseables.

Tipos que para follar necesitan conectar emocionalmente, que sin amor se les dificulta tener erecciones.

En esta última escena en su dormitorio, mientras al lado empotraban a Sara, Pablo dio indicios claros de como viene su comportamiento ante el morbo de ver con otro a una posible pareja sentimental.

Sería muy complicado para la dinámica en el trabajo que Javier, jefe de ambos, sea el autor de los orgasmos de Sara.

Es probable que no se desvele su identidad muy pronto, quizás al conocerla sabremos demasiado de la personalidad de Sara.

Por lo descrito, Sara debió estar suficientemente atendida por el follador de turno, aún así se da las ganas de responderle a Pablo.

En eso consiste el juego que se trae Sara, mantenerlo cerca, pendiente de ella.

Quizás enamorarlo para convertirlo en alguien que en forma incondicional cuide de ella.

No esperemos de Pablo algo que no puede ser, puede a muchos disgustarnos, pero sabemos lo que viene cuando leemos a DL.
De Pablo lo único que me espero ya es que es un pedazo de pringado que si fuera mi amigo a este lo enderezaba yo y lo alejaba de esa pedazo de...
 
Lo que me temía. Pablo es un pringado nivel Top y encima se masturba mientras a la pedazo de... Se la folla otro. Que decepción de tío y que pedazo de .. es Sara.
Si yo fuera su amigo, le daba 4 collejas y lo enderezaba y hacia que se olvidará de esa tía que no se merece nada.
Y encima la muy zorra le escribe no sé qué. Vete por ahí, pedazo de zorra.

Carlos siendo Carlos. :aplausos1:
 
Bueno se han follado a la Sarita. Habrá sido Javier? Yo no creo que sea él.

Para mi el mensaje que Sara esta escribiendo es solo para responder los mensajes previos de Pablo.

PS: DL cuantos capítulos tendrá la novela en total? Lo pregunto para ver si sigo leyendo un poco de los adelantos o me espero a que salga la novela ya que yo prefiero leer todo del tirón.

Me sumo a esa interrogante del PS.
 
Última edición:
Blanco y en botella
Que previsible era.
Con razón ni se percató de sus cuernos.
Estamos en la presencia de otro patético pajero que va llevar un sufriente sin vivir al lado de esa diosa.
Por eso desde el minuto 1 he dicho que se aleje de ella. Pero ya ha entrado en modo pringado nivel campeón del mundo. Y lo peor es que va a seguir así. Que pena de tio.
Menos mal que al menos se llama Pablo y no Carlos.
 
No porque Si su segundo nombre es Carlos, los Carlos tenemos carácter y no somos unos pringados como este.
A mí me escribe a esa hora y le contesto en plan borde que se vaya a reírse de su Madre.
A saber con quién ha estado. El novio seguro que no, Javier a saber puede ser o puede que no. Lo que le daría un giro interesante es que fuera el que está ahora con su ex. Aunque esto sería ya muy retorcido.
 
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