La tentación de Sara

PARTE 1




Capítulo 1



La mayoría de las veces no valoramos lo que tenemos. Siempre estamos pensando en problemas absurdos, en facturas, el trabajo, dinero…, y no nos preocupamos de disfrutar del día a día. Y es que no somos conscientes de que nuestra vida puede dar un giro radical de la noche a la mañana.

Y eso es precisamente lo que me pasó a mí.

A mis cuarenta y cinco años puedo decir que atravesaba un gran momento personal y profesional. Consolidado como uno de los mejores auditores de la compañía, llevaba casado quince años con Natalia, teníamos dos preciosas niñas de diez y siete, un enorme chalet de tres plantas que era la envidia de nuestros vecinos y un BMW X6 recién estrenado.

Al llegar a casa, después de trabajar, me encontré a mi mujer sola. Me extrañó que no estuvieran nuestras hijas y ella tenía mala cara.

―Tenemos que hablar ―me dijo con voz seria.

Lo primero que hice fue preocuparme y pensar que tenía una enfermedad grave o algo por el estilo, pero nada más lejos de la realidad, me hizo sentarme a su lado y me cogió de las manos en un gesto cariñoso. Luego las soltó, se recostó en el sofá cruzando las piernas y con voz temblorosa me soltó de repente.

―Pablo, es muy difícil para mí decirte esto…, pero quiero el divorcio.

Creo que me quedé sin palabras y el corazón me palpitaba tan fuerte que se me iba a salir del pecho. Miré fijamente a mi mujer como si no entendiera lo que acababa de decir, pero claro que lo había entendido. Y eso era lo peor de todo, que no comprendía lo que estaba sucediendo.

Nos llevábamos bien, jamás discutíamos, teníamos una vida acomodada y no había percibido ningún indicio de que esto pudiera pasar. Ni por lo más remoto.

Es difícil aceptar esa situación o saber qué decir a tu mujer en ese momento, así que tiré de tópicos.

―Pero ¿por qué?, ¿he hecho algo?
―No, no es por ti……, de verdad que no es por ti…, tú no tienes la culpa de esto.
―¿Entonces?, ¿es que acaso te estás viendo con otro?, porque es que estoy a cuadros.
―Esa no es la cuestión.
―Claro que es la cuestión ―exclamé poniéndome de pie―. Llevamos juntos toda la vida, veintitrés años, y ahora me sueltas de repente esto…, creo que al menos merezco una explicación…
―Llevaba una temporada mal y me ha costado darme cuenta de lo que me pasaba…… y ya no podía seguir así.
―¿Que no podías seguir cómo…?
―Contigo…, no quería seguir contigo.
―¿Es que ya no me quieres?, ¿cómo se puede dejar de querer a una persona de un día para otro después de tantos años?
―Pues claro que te quiero…, eres el único hombre con el que he estado, el padre de mis hijas……
―¿Y entonces?, ¿estás con otro?
―No, no estoy con otro…, pero tampoco te quiero mentir, he conocido a alguien, sí, aunque no tiene nada que ver con esto.
―Ah, que has conocido a alguien, pero no tiene nada que ver… ―dije en tono irónico―. ¿Y se puede saber quién es?
―No lo conoces.
―¿Te has acostado con él?
―No, joder, no me he acostado con él, te he dicho antes que nos estamos conociendo, pero lo del divorcio es otra cuestión, te lo hubiera pedido igual aunque él no estuviera…
―Ya, seguro, ¿y cuánto tiempo llevas «conociéndolo»?, si se puede saber…
―Mira, Pablo, no quiero seguir con esto, creo que te haría más daño del necesario.
―Necesito saberlo, no puedes soltarme de repente que me dejas y no darme más datos, me volvería loco.
―¿Qué quieres saber?
―Pues quién es, dónde lo has conocido, cuánto tiempo llevas con él…
―Es un chico del gimnasio, llevamos hablando cinco meses, un día me invitó a un café después de clase de spinning y yo acepté y… hasta hoy…
―Y ya está, te tomas un café con un tío y lo dejas todo por él… ¿Y cómo es?, ¿joven?, ¿en qué trabaja?
―Pablo, no quiero seguir con esto…
―Contéstame, por favor…
―Es más o menos como nosotros, treinta y cinco…
―Es diez años más joven… ¿Y en qué trabaja?
―Tiene un concesionario de coches de lujo…
―Así que me has dejado por un vendecoches…
―Lo sabía, Pablo, sabía que te ibas a poner así, no me siento cómoda hablando de él contigo.
―¿Y no te has acostado con él?
―No.
―Está bien, tendré que creerte. Lo dejas todo por un tío con el que solo te has tomado algún café después del gimnasio. ¿Tú te lo creerías?
―Pablo…
―¿O es que habéis quedado más veces?, ¿cuándo os veis?
―Ya te he dicho que solo allí.
―¿Y él sabe que me vas a dejar por él?, porque supongo que no se esperará que dejes a tu marido si solo habéis charlado.
―Sí, está al corriente.
―Venga, Natalia, sé sincera y dime cuánto tiempo llevas follando con ese tío…
―Pablo, aquí se acaba la conversación ―dijo mi mujer y salió del salón para ir a la cocina.

Abrió el armario, sacó una infusión de tila y yo fui detrás de ella.

―¿Y ahora qué se supone que va a pasar? ―pregunté.
―Por las niñas espero que lleguemos rápido a un acuerdo. Creo que lo mejor es que se queden aquí conmigo hasta que encuentres algo y luego podemos compartir custodia, una semana cada uno con ellas.
―Claro, para que puedas follar con ese sin preocuparte de las niñas la semana que no te tocan…
―Deja de decir tonterías, Pablo.
―Así que me pones los cuernazos y tú te quedas con la casa, con las niñas y luego ya si eso, compartimos custodia para que vivas de puta madre con ese tío y con mi dinero…
―Mi abogada está preparando los papeles, no voy a discutir más contigo…
―Ah, que ya tienes abogada y todo…, muy bien. ¿Y ahora qué tengo que hacer?, ¿me voy de casa y me denuncias por abandono del hogar?, ¿me quedo y nos hacemos la vida imposible?
―Yo no te voy a denunciar por abandono del hogar, Pablo, creo que me conoces un poquito.
―Sí, eso creía, pero ahora ya no sé quién eres… Antes de irme yo también tengo que hablar con un abogado, asesorarme…, ¿es lógico, no?
―Sí.
―Tranquila, esta noche dormiré en otra habitación, yo también quiero que esto sea rápido, y me gustaría despedirme de las niñas.
―Sí, claro, ahora voy a buscarlas a casa de mis padres…


Y en menos de dos semanas me vi en la calle, sin casa, sin mujer y sin mis hijas. Ese primer impacto inicial no lo supe digerir bien y me vine abajo. Mi vida con Natalia se podía decir que era casi idílica y de la noche a la mañana me acababa de enterar de que mi mujer se había encoñado con otro y me dejaba por él.

Los primeros meses fueron un suplicio. Saqué un par de maletas con ropa de casa y me metí en el primer piso que visité de la inmobiliaria. Estaba céntrico, con dos habitaciones y cerca del trabajo, pero muy viejo y olía a rancio que tiraba para atrás. No tenía ganas de buscar más. Perdí ocho kilos en esas semanas, apenas comía, me costaba dormir, tenía ataques de pánico nocturnos, no limpiaba, no hacía la cama, y aquel chamizo en el que me había metido se convirtió en una pocilga.

Estaba tan jodido que incluso perdí las ganas de estar con mis hijas. Me daba asco que pudieran verme así o que me visitaran en aquella cloaca.

Un día apareció Natalia, tenía muchas llamadas perdidas suyas que no había querido contestar y sin previo aviso se presentó en mi casa.

Recuerdo la cara de asco que puso cuando vio el estado de abandono y depresión en el que me encontraba. Ella estaba radiante, impoluta, con un brillo de piel que yo no había visto jamás, me pareció realmente atractiva, como si no conociera a esa mujer con la que había estado tantos años casado. Llevaba una americana oscura, camiseta blanca y unos pantalones vaqueros ajustados. Lo primero que hizo fue recoger la mesa y llevar el plato y el vaso al fregadero.

―Joder, Pablo, ¿qué estás haciendo?, ¿cómo puedes vivir así?, llevamos tiempo sin saber de ti, las niñas quieren verte…
―He estado ocupado…
―Esto es deprimente, menuda pocilga… ―dijo apartando una silla para sentarse, pero se lo pensó bien al ver su estado y se terminó quedando de pie.
―No tengo ganas de buscar otra cosa, esta es mi casa ahora ―comenté dejándome caer en el sofá y encendiendo la vieja tele de tubo con el mando―. Y deja de recoger eso, coño, que a mí me gusta que esté así…
―Este fin de semana quería dejarte a las niñas, pero ya veo que…
―¿Te vas todo el finde a follar con tu nuevo novio?
―Déjalo, Pablo, ya las llevo a casa de mis padres…
―Me parece bien.
―¿Y eso es todo lo que vas a decir?, no te reconozco, en serio, no es propio de ti comportarte así con las niñas…
―No quiero que me vean así ni que vengan a esta «pocilga»…
―Llevas sin verlas casi un mes…, quiero ponértelo fácil con lo de la custodia, pero como sigas en este plan, quizás tenga que hablar con mi abogada…
―Déjame una semanas para que busque otra cosa…
―Te doy un mes, Pablo, si sigues así… ―me amenazó sin terminar la frase―. Y no quiero llegar a…
―Lo he entendido.
―¿Entonces, no te quedas con las niñas este finde?
―No, no puedo, había quedado…
―Ya veo, ya… Como quieras. ― Se dio medio vuelta y salió de casa sin decir nada más.

Me gustaría decir que esa visita de Natalia hizo que me pusiera las pilas, pero cuando entras en un estado así de abatimiento, depresión y ansiedad como el que yo tenía, no te quedan fuerzas ni ganas de nada.

Lo único que pude hacer fue llorar desconsoladamente y me metí un chute de benzodiacepinas para quedarme dormido hasta el día siguiente.

Tenía que tocar fondo y el detonante fue una carta certificada que me llegó de Natalia. No cumplió su amenaza y por cortesía mi ex todavía me dio un margen de cuatro meses más hasta que, viendo mi situación, su abogada se puso en contacto conmigo para pedirme la custodia total de mis hijas para ella.

Aquella tarde llamé a mi mejor amigo, Daniel, al que había dado todo tipo de excusas para no quedar con él y le pedí que viniera a verme. Él había pasado por un caso como el mío, también se había divorciado cinco años atrás y era el que mejor me podía entender y asesorar.

En cuanto llegó a casa me desahogué con él y Daniel escuchó atento sin decir una sola palabra. Lo primero que hizo fue buscarme unas zapatillas, unas bermudas, una camiseta vieja y salimos a la calle a correr. Yo no podía ni con el alma, y después de veinte minutos echamos otra hora más andando a toda velocidad.

Es increíble lo que puede hacer un poco de deporte en nuestro organismo, pero cuando llegué a casa, me sentía eufórico y con ganas de revertir mi situación.

―No tenía que haber dejado que pasara tanto tiempo ―se lamentó mi mejor amigo.
―Tú no tienes la culpa, me llamaste muchas veces y pasé de ti.
―Sí, tampoco te quería agobiar, en estos casos, y hablo por experiencia, es mejor dar un poco de margen, pero quizás debería haber estado más encima, no pensé que fueras a estar tan jodido, lo siento, tío ―dijo Daniel sentándose conmigo en el viejo sofá―. Y, por favor, lo primero que tienes que hacer es salir de esta cueva, ¡es deprimente!
―Tienes razón, no sé cómo he acabado así…

Entre los dos recogimos la casa, le pegamos un repaso de arriba abajo y tres horas más tarde seguía siendo la misma mierda, pero al menos estaba limpia.

Daniel se despidió de mí con la promesa de volver al día siguiente para salir a hacer ejercicio otra vez. Y yo, con la adrenalina todavía recorriendo mi cuerpo, después de cenar, me tomé un café bien cargado y me puse manos a la obra. Estuve mirando pisos en varias páginas de inmobiliarias y por la mañana llamé a todas para cambiar de vivienda.

No podía seguir en aquel sitio.

Mi amigo volvió al día siguiente y al otro también…, y tres semanas más tarde me estaban dando las llaves de un lujoso apartamento de dos habitaciones.

No quiero decir que me curé de mi ansiedad de un día para otro, pero cuando mis hijas entraron en el nuevo piso y escuché sus gritos de alegría recorriendo la casa, me llenó de orgullo y me invadió una gran felicidad.

Aquel apartamento era una gozada. Preparado con una fantástica tele oled de 65 pulgadas en la que ver películas con mis princesas, una Nintendo Switch para jugar con ellas y una habitación llena de juegos con dos camas para que se empezaran a quedar a dormir conmigo.

Natalia se portó de manera muy generosa olvidando mi fase depresiva, y unos meses más tarde firmamos el divorcio y la custodia compartida.

Un año después de aquel fatídico día en el que mi ex me dijo que me quería dejar, había nacido un nuevo Pablo, aunque todavía no me encontraba preparado para rehacer mi vida y empezar una relación con nadie.

Había estado demasiado centrado en el trabajo, en mis hijas y en hacer deporte, y precisamente en el curro se me acercó Javier, jefe y compañero a la vez, para anunciarme una novedad.

―La semana que viene va a entrar una chica de prácticas en nuestro grupo…
―¿Ah, sí?
―Sí, he participado en el proceso de selección, ya verás cuando la veas… ―me dijo subiendo las cejas.
―¿Es guapa?
―Si te digo la verdad, ni he leído su currículum, en cuanto he visto la foto me he decantado por ella, je, je, je, veinticinco añitos…, no te digo más… ―bromeó en un asqueroso tono que sonó muy machista.

Y el lunes, a las ocho y cinco, cuando llegué a la oficina, una jodida diosa acompañaba a Javier, que le enseñaba cortésmente la auditoría. Guapa no, guapísima, con unos labios carnosos que eran una invitación a besar, pelo muy largo de color castaño con mechas por las puntas, ojos grandes, sobre 1,70, parecía tener un pecho generoso y un perfecto culo bajo ese pantalón de vestir negro que llevaba con un dobladillo con el que lucía una pulsera tobillera.

Moderna, elegante e informal.

Se subió las mangas de la americana talla oversize cuando se acercó a mí y Javier me la presentó.

―Y este es Pablo, estaremos los tres juntos en el equipo…
―Encantada, me llamo Sara… ―Y me dio dos efusivos besos ante la atenta mirada de Javier.

Una agradable fragancia me envolvió los sentidos… y me puse muy nervioso solo con pensar en que durante los seis próximos meses iba a trabajar con aquella chica.

No podía ser más atractiva…
muy buen relato!!
 
Más que la humillación, me cae peor la humillación junto con la culpa.

No vaya a ser que todo sea falso, qué él le increpe de mala manera a Sara, y esta en venganza por no haber confiado en ella, se desquite con Javier y él quede como un super idiota (justo como le pasa al de la Cena) .

Lo que faltaría
 
Más que la humillación, me cae peor la humillación junto con la culpa.

No vaya a ser que todo sea falso, qué él le increpe de mala manera a Sara, y esta en venganza por no haber confiado en ella, se desquite con Javier y él quede como un super idiota (justo como le pasa al de la Cena) .

Lo que faltaría
Ya pero es supondría que Javier ha tenido la increíble imaginación como para inventarse y recrear toda esa escena. Además de la foto que le ha enseñado. Y los datos del aniversario.
 
Ya pero es supondría que Javier ha tenido la increíble imaginación como para inventarse y recrear toda esa escena. Además de la foto que le ha enseñado. Y los datos del aniversario.


Sí pero la foto y lo del aniversario no es determinante, puede ser información sencilla y simple manipulada a su conveniencia para quedar como un fucker que se la ha vuelto a cepillar, y lo que ha hecho realmente es contarle la fantasía de como le hubiera gustado follarla esa noche.

Aunque bien es cierto que el comportamiento que describe en ella cuadra con el que le ha contado las otras veces y con el que ella le ha contado en aquel polvo de que él no podía follarla o no debía follarla como la follaban los demás, porque no podía ser igual que ellos ya que para ellos ella no era importante.

Ciertamente en este momento no hay nada determinante que nos permita asegurar que ha sucedido o no ha sucedido.

También hay que decir que si ha pasado en su aniversario, desde luego la tía no está pero nada nada bien de la cabeza, y es más peligrosa que un mono con una caja de bombas y esto lo digo en todos los sentidos no solo en el de la fidelidad sexual y de la otra.

Porque mira que me he follado unas cuantas zorritas y zorronas con novio, pareja o casadas, y desde luego ninguna ha caído en una fecha señalada.

.
 
No creo que Javier mienta. Todo concuerda, la foto, los datos y en las folladas anteriores Sara contaba lo mismo. Javier es un cabrón pero estima a Pablo, está recreándose contando la batalla de macho a su amigo.

En fin, una lástima, Pablo sufre por amor. No sé qué pasará al final, pero como dije hace un par de capítulos... Pablo va a perder deuna forma u otra, de hecho, ya ha perdido
 
No creo que Javier mienta. Todo concuerda, la foto, los datos y en las folladas anteriores Sara contaba lo mismo. Javier es un cabrón pero estima a Pablo, está recreándose contando la batalla de macho a su amigo.
En fin, una lástima, Pablo sufre por amor. No sé qué pasará al final, pero como dije hace un par de capítulos... Pablo va a perder deuna forma u otra, de hecho, ya ha perdido
Tienes razón, no tiene sentido que Javier mienta a estas alturas, si la misma Sara ha comprobado que ocurrió todo lo que le cuenta a Pablo.
 
Estoy de acuerdo. Pablo va a perder. Y es más, cuanto antes lo asuma mejor. E irse a otro trabajo le puede servir para dar el paso y olvidar a Sara y a Javier y mandarle a la mierda para siempre.

Eso si. Estoy deseando leer la conversación con Sara. Por donde saldrá esta.
 
Estoy de acuerdo. Pablo va a perder. Y es más, cuanto antes lo asuma mejor. E irse a otro trabajo le puede servir para dar el paso y olvidar a Sara y a Javier y mandarle a la mierda para siempre.

Eso si. Estoy deseando leer la conversación con Sara. Por n saldrá esta.
Tengo la esperanza de que Pablo se pare firme ante Sara y no se deje embaucar por los sentimientos y estimulos que la zorra esa provoca en él, esperando esa conversación
 
Perdón por la tardanza en publicar que llevo unos días con mucho lío, así que os dejo un par de capítulos, espero que os gusten.

Un saludo
Nada que perdonar, David. Es un regalo que escribas para nosotros de manera desinteresada. Pones tu tiempo y talento al servicio de nuestro gozo. Te mando un aplauso 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻 y te doy las gracias por hacernos pasar tan buenos ratos. Un abrazo, fenómeno.
 
Yo creo que Sara lo hizo con Javier por ganas, y que quizás se lo cuente a Pablo a modo de juego, aunque creo que habrá algo más. Quizás un cierre igual que el comienzo, un último viaje los 3, eso tiene que pasar si o si, donde Javier no sabe que son novios y creo que intentar afollarse a Sara delante de Pablo, o quien sabe, quizás intentar compartirla con Pablo? Pablo se excita, pero al mismo tiempo sabe que no es lo que quiere, está en una gran disyuntiva. Verá follar a Javier y Sara? O cantará el noviazgo cuando tenga que presenciarlo? Y más importante, se quedará con Sara sabiendo que ya le fue infiel, y que no le interesa la relación? Sara ya sabe que la onda cornuda le excita a Pablo, y quizás lo esté preparando para cuando eso pase, pero jugar con fuego te puede quemar
 
Capítulo 37




Antes de seguir le pedí a Javier que me dejara hacer un pequeño receso para ir al baño. Necesitaba echar un pis y limpiar el estropicio que me había originado. Estaba mareado y me costó mear, apoyado contra la pared como un borracho de bar.

A pesar de sentirme asqueado conmigo mismo, necesitaba seguir escuchando al necio de Javier, quería saber de primera mano cómo había humillado a mi novia, y ella se había rebajado prestándose a cualquier cosa que él quiso hacerle.

A mí jamás me había chupado la polla, ni me había dejado metérsela a pelo, ni probar su increíble culo y mucho menos correrme en su cara o en su boca. Y Javier le hacía eso y más cada vez que tenían uno de sus encuentros furtivos en los hoteles por toda la geografía española.

Estuve unos minutos hasta que limpié el corridón que bañaba mi vello púbico y cuando terminé, ya volvía a estar semiempalmado. En ese estado regresé a la cafetería. Javier ya había pedido otros dos cócteles y degustaba el suyo pasándose la lengua por los labios, como si estuviera saboreando el coñito de mi novia.

¡Lo que le gustaba el alcohol!

Tomé asiento y Javier reanudó su relato casi de inmediato, sin que yo se lo pidiera.

―Pues como te iba contando, me quedé en su cama, tumbado en pelotas. Ella estuvo un buen rato en el baño, y yo pensando: «Lo mismo se ha arrepentido de que yo esté aquí y ahora no quiere salir»; pero debió estar arreglándose un poco y limpiándose, pues cuando salió, ya no había ni rastro de mi corrida y no llevaba el pelo tan despeinado. Vino directa hacia mí, ¡uffff, impone ver a esa jaca desnuda!, con esas tetas tan grandes y el coño depilado…, se subió a la cama y se recostó a mi lado…
―¿Te la volviste a follar?
―No, Pablito, uno tiene ya una edad y en ese momento no la tenía todavía…, bueno, ya sabes…, necesito unos minutos para recuperarme. Y ella se dio cuenta enseguida, ¡no se le escapa una a la niñata!, y me soltó: «¿Vas a poder seguir?». No sé si lo preguntó para putearme por el tema de los años y tal…, pero conmigo lo llevaba claro…, y contrataqué: «¿Qué tal tu culo?, se notaba que hacía tiempo que nadie te lo follaba; me ha costado bastante meterla». Se lo apreté con fuerza y luego le solté un azote. Ella se avergonzó y bajó la cabeza, «Bien, bien, mejor de lo que pensaba», susurró. Entonces le acaricié el coñito, mmmmm, ¡lo seguía teniendo empapadísimo!
―Joder…
―Dejó que le clavara un par de dedos, ¡en ese momento me encantó follármela despacito! Ella me miró suplicante, todavía estaba muy cachonda, y nos comimos la boca, mmmmmm, un morreo más tranquilo mientras le metía y sacaba los deditos… Ella, gimiendo suave, fue abriendo las piernas y también me la agarró con un par de dedos, aunque todavía no la tuviera dura, pero la niñata se esforzó, ja, ja, ja…, ¡otra vez tenía ganas de polla! Se puso a hacerme una paja moviendo las caderas, arriba y abajo, dejando que me la siguiera follando con los dedos, cada vez gimiendo más alto… y me la apretó con fuerza, sacudiéndomela deprisa… Volvimos a comernos la boca y con eso ya se me puso dura del todo, mmmmm…
―Entonces te la follaste…, a pelo, seguro…
―Todavía no, ese era el momento de denigrarla un poquito más, quería ver hasta dónde estaba dispuesta a rebajarse la niñata… y le empecé a decir cerdadas, «A partir de hoy quiero que seas mía, cada vez que salgamos de viaje voy a follarte, me la vas a chupar y después voy a terminar dándote por el culo, así ya no se te va a cerrar nunca más, ¿te parece bien?»…, y ella negó con la cabeza y me dijo que no podía hacer eso, que tenía novio, ja, ja, ja, ¿te puedes creer lo zorra que es esta tía?, allí abierta de piernas, dejando que le metiera los putos dedos, y se me hace la digna, ja, ja, ja.
―¡Qué asquerosa!
―Y yo seguí: «Me da igual tu novio, si no sabe follarte, que se joda, ¿o te corres con él igual que conmigo?», y la niñata gemía, jadeaba, pero no quería contestar, y yo insistí: «Contesta, ¿te folla igual de bien que yo o es un puto inútil?». ¿Te puedes creer que después de esto cerró los ojos?, se le escapó un gemido y sentí los dedos más empapados, tenía el coño mojado no, lo siguiente…, y me dijo en bajito: «Tú me follas mejor», ja, ja, ja…, y seguí: «Ya lo sabía, que te follo mil veces mejor que el cornudo de tu novio». Y ahí fue cuando le pregunté si le había sido infiel más veces o solo conmigo.

En ese instante me puse en alerta, quería escuchar aquello bien, y ya volvía a tener la polla dura bajo los pantalones.

―Me dijo que no, y me pareció sincera, ¡era la primera vez que le ponía los cuernos a su novio!, eso me puso más cachondo, lo reconozco, y fue cuando le pregunté: «¿Es que no quieres ser mi niñata?, mira cómo te chapotea el coño, seguro que con tu novio no te has mojado así en la vida», y tensó las caderas y las sacó hacia fuera, se me estaba derritiendo, tío… «Estás demasiado buena para follar con un solo tío, yo creo que todos deberían disfrutar del cuerpazo este de guarra que tienes, cualquiera estaría dispuesto a follarte en la auditoría. ¿No te daría morbo tirarte a cada compañero cada vez que salieras de viaje con alguno?, ¡serías la puta de todos!, pero solo lo harías con quien yo te ordenara». Ja, ja, ja, ¿qué te parece, Pablito?, podría decirle que la siguiente vez que salgáis juntos de auditoría se acueste contigo, ¿no te molaría tirarte a la niñata?

Eso ya era demasiado, Javier ordenando a mi novia que hiciera el favor de acostarse conmigo. Aquello no podía ser más humillante.

―Era solo una fantasía, pero a ella le estaba volviendo loca imaginárselo. Luego le dije que tendría que tatuarse «niñata» en el coño para mí, así con unas palabras bien bonitas en vertical y luego se lo cubriría dejándose un poquito de vello…, ja, ja, ja, le dije que tenía que pedir cita a última hora con el tatuador, antes de cerrar, porque se iba a poner muy cachonda dejándose tatuar eso en el coño, allí tumbada en la camilla, abierta de piernas, y después se lo tendría que follar…, ja, ja, ja…, y fue cuando le pregunté si se tatuaría eso por mí, ¡joder, menuda cara se le puso! Nos dimos otro muerdo, ella me miró con los ojos semicerrados y me dijo: «Sí». Eso me puso muchísimo, tío, así que insistí en que se lo decía muy en serio…, y ella suspiró: «Si me lo pides…, lo hago»…, uffff, ¡menudo morbazo!, aquello hizo que se me pusiera muy dura…

No daba crédito a las palabras de Javier, Sara no solo no tenía ningún tattoo, es que además no le gustaban, siempre decía que eso de marcarse la piel para toda la vida no iba con ella, y de repente, dejándose meter los dedos en la cama, se le ofrecía a Javier para tatuarse en todo el coño.

―¿Y tú crees que se haría eso… por ti? ―pregunté yo.
―No lo sé, pero allí abierta de piernas y chapoteando mientras jugaba con los dedos en su coñito parecía muy sincera…, ja, ja, ja… Le dije que eso me pondría muy cachondo, entonces me levanté de la cama y le pregunté si tenía un rotulador negro. Ella me dijo que tenía uno en su maletín… Luego volví a subir a la cama. Sara me miró extrañada, pero no cerró los piernas, me esperó abierta y expectante. Le pedí que se recostara y comencé a escribir en su pubis, justo encima de su coño.

N
I
Ñ
A
T
A​

»Así, en vertical, me ocupó unos tres o cuatro centímetros. Ella lo miró. «Más o menos sería algo parecido a esto», le comenté, y ella bajó la mano, se acarició el coño y suspiró; luego me dijo: «Quiero que me vuelvas a follar» y se tumbó en la cama bocarriba. Estábamos los dos muy cachondos con la chorrada de lo del tatuaje y me puse encima de ella y se la clavé mientras nos comíamos la boca otra vez. Estaba tan cerdo que la informé de que me iba a correr dentro, que me ponía mucho hacerlo en su aniversario y que al día siguiente, cuando quedara con el panoli del novio, todavía llevaría mi lefada. Ella miraba hacia abajo viendo mi polla entrar justo por debajo de su tatuaje. Yo creo que eso le excitaba como no había estado en su puta vida y sin que se diera cuenta cogí el rotulador y le escribí en un pecho «zorra» y en el otro lo mismo, y luego, desde el nacimiento de sus tetones hasta el ombligo, le puse en grande «PUTA» y en la frente «cerda», ja, ja, ja, y me la seguí follando, ¡era la hostia! Tuve que sacarla de la cama para que se viera así de pie frente al espejo y ella jadeaba; luego seguí escribiendo en su espalda, otro «NIÑATA» en grande, y en el culo PU-TA, la mitad en cada glúteo, ja, ja, ja…, y le dije que me gustaba tenerla así, «marcada como si fuera ganado, y que era mía». Le pregunté que si le ponía cachonda verse de esa manera en el espejo y me contestó que sí, luego la arrastré hasta la cama por el pelo, como si fuera una perra, gateando…, y allí me la follé en un misionero, pero metiéndole bien un dedo por el culo, hasta que me corrí dentro, tío…, ufffff…
―¿Y ella te dejó?
―¿Que si me dejó?, ja, ja, ja, pues claro, no solo eso, es que me puso las manos en el culo para no dejarme escapar…
―¡Qué zorra!
―Ni que lo digas. ¡Qué gustazo derramarse dentro de una tía que está tan buena como Sara, mmmm, dos polvazos en menos de treinta minutos, ¡madre mía!, y todavía quería más la nena, a esta no te la acabas en una noche, Pablito, hazme caso…
―¿Te dijo que quería seguir?
―Se quedó tumbada, con toda mi leche saliendo de su coño, ¡menuda imagen!

Cogió el móvil y se puso a rebuscar en la galería, luego me lo pasó y lo que vi en la pantalla me heló la sangre. Era un primer plano del coño de Sara, del que emanaba un viscoso líquido blanco, y justo encima, escrito a rotulador, «NIÑATA».

―Ey, tío, de esto ni una palabra a nadie, me pidió por favor que no dijera nada, al fin y al cabo, es normal, tiene novio…
―¿Y, aun así, te dejó hacer una foto?
―Lo tiene bonito, ¿verdad? ―dijo hablando del coño de mi chica como si fuera lo más normal del mundo.
―Sí…
―¿Te lo habías imaginado así?, porque seguro que alguna vez has fantaseado con ella, no me digas que no, Pablito…, pasáis mucho tiempo juntos, seguro que te pone…
―Bueno, no te voy a decir que no…
―Mira cómo le brillaba, seguía empapada y cachonda. Me encanta ver salir mi semen de su interior. Y luego la palabra escrita a rotulador, es muy morboso…
―Sí, mucho, ufffff…, lo que no entiendo es que te dejara hacer esa foto, es muy comprometida…
―Solo se ve un coño, podría ser de cualquiera… Le dije que no se preocupara, que no se vería su cara…
―Joder, vaya historia…, ¡es alucinante!
―¿Verdad que sí?, pues no me he inventado ni una coma…

Aquello había terminado, como nuestras copas. Javier degustó el final de su cóctel y cuando me iba a levantar, le quiso poner el punto final a su relato.

―Allí la dejé, tío, con marcas por todas las partes del cuerpo, con el culo abierto, con mi semen saliendo de su interior… y pintada de arriba abajo con toda clase de insultos, ¡menudo cuadro!, yo creo que en ese momento hubiera hecho cualquier cosa que le pidiera…
―¿Tú crees que te la podrías haber follado otra vez?
―Cero dudas, mientras yo me vestía, ella seguía en la cama, con las piernas abiertas, sobándose las tetazas de manera vulgar…, aunque no decía nada, solo suspiraba…, y me largué de la habitación sin tan siquiera decir adiós…
―¿Y eso?
―Para pasar de ella, y humillarla todavía más…, quería que se quedara con ganas de polla, ja, ja, ja. Pobrecito el novio, al día siguiente lo debió destrozar de lo cachonda que estaba…; aunque la niñata seguro que esa noche se hizo un dedo en la ducha mientras se borraba todo lo que le había escrito por el cuerpo…, ja, ja, ja…
―¿Y a partir de ahora te la vas a follar más veces?

Nos pusimos de pie para dirigimos hacia el ascensor. Nos costaba mantener la línea recta y hablábamos de manera pastosa. Quizás nos habíamos pasado un poco con el alcohol.

―Joder, Pablito, tan inocente como siempre, como tú te vas de la empresa, la niñata tiene todas las papeletas para ser mi nueva compañera en un 99 %, así que imagínate lo que van a ser nuestros viajes a partir de ahora, me la pienso follar en todas las auditorías que pueda…, me la suda que tenga novio, ¿o es que tú no harías lo mismo?
―No sé, si tuviera novio…, quizás respetaría que…
―Pero si es un pichafloja, ¿cómo puede tener desatendida a una zorra así?, hay que ser muy pero que muy capullo para no darle a la niñata lo que se merece…, y yo desde luego no voy a desaprovechar cada oportunidad que tenga para hacer de todo con esa putita, je, je, je…
―Bueno, visto así ―dije apesadumbrado.
―Pues claro, Pablito…, si al final le estás haciendo un favor, ja, ja, ja, estás satisfaciendo a su novia, seguro que luego está más contenta, te lo tendría que agradecer y todo el muy cornudo…

Llegué hasta mi habitación. No me atreví ni a levantar la mirada y nos despedimos con un escueto «buenas noches». Pasé y me senté derrotado en la cama.

Se acabó.

Mi historia con Sara había sido muy intensa, pero acababa de llegar a su fin. Lo que me había contado Javier ya no lo podía dejar pasar por alto. No solo había sido una infidelidad, había sido una degradación total. El día de nuestro primer aniversario Sara lo había invitado a su habitación y había dejado que Javier la sodomizara, que se la follara a pelo, que se corriera en su boca y dentro de ella, le había permitido que escribiera todo tipo de insultos por su cuerpo y lo que era peor, al día siguiente actuó conmigo como si nada hubiera pasado.

Con una frialdad absoluta.

Solo el alcohol que llevaba encima mitigaba en parte mi dolor, pero sabía que me iba a tocar pasar unos días muy jodidos. Asqueado me senté en la taza del baño y terminé la noche con una paja. No puedo decir que la disfrutara, porque esta vez incluso me costó llegar al orgasmo, y cuando lo hice, ni tan siquiera sentí un mínimo de placer.

Nada.

Me arrastré hasta la cama y me dejé caer derrotado, enseguida alcancé un sueño profundo, solo quería despertar en casa con mis niñas y que toda esta pesadilla ya hubiera pasado, pero todavía quedaba lo más difícil.

Encontrarme cara a cara con Sara y terminar mi relación con ella… Y cuando todo esto saliera a la luz, no se presumía una ruptura nada pacífica…

¡Tendría que escupirle cuatro cosas bien dichas a esa zorra! ¡Esto no podía quedar así!
 
Y con este capítulo afrontamos la parte final de La tentación de Sara, solo quedan 6 capítulos. Ya veo que os está gustando la historia y me encanta los debates y las ideas que os montáis sobre el desarrollo del libro. Creo que estamos haciendo un gran hilo entre todos.

Dejadme hacer un inciso, pues hoy es un día especial. Acaba de salir la segunda parte de El inquilino universitario y os animo a que leáis la continuación de esta novela.

¡Un abrazo!
 

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Bueno, como dijeron, espero Pablo tenga la entereza suficiente para dejarse embaucar.

De todas maneras, yo intentaría antes hacerle todo lo que no me dejó, como un capricho personal, y luego alejarme para siempre de esa enferma.

Y luego él, entrar en terapia para no derrumbarse como antes.
 
Bueno, como dijeron, espero Pablo tenga la entereza suficiente para dejarse embaucar.

De todas maneras, yo intentaría antes hacerle todo lo que no me dejó, como un capricho personal, y luego alejarme para siempre de esa enferma.

Y luego él, entrar en terapia para no derrumbarse como antes.

Coincido contigo.

Yo primero sin decirle nada de la historia del jefecillo, le meteria dos o tres, o cuatro copas, para "desarmarla" pero sin "ponerla pedo", ni dejarla sin conocimiento ni nada, simplemente para ponerla en ese punto de "adelante con todo", y le metería una señora follada de antologia, de esas sin contemplaciones de ningún tipo, de las que luego casi necesitas entablillarte la polla de la tralla que le has dado, y por supuesto hacerle absolutamente todo lo que le hizo el jefecillo, menos la pintada de "niñata", para que no se vaya a dar cuenta y corte el polvo de golpe y encima sea ella la que salga victoriosa.

La iba a hacer sentirse como un ultramarinos, porque le iba a dar carne, huevos y leche como si no hubiese mañana, aunque me tuviese que anestesiar el capullo para no correrme deprisa y aguantar bombeandola y empotrandola, o lo que hiciese falta, y le iba a dejar el coño y el culo bien pero que bien abiertos, además de hacerla tragar toda la leche que pudiese, llenarle de lefa su carita de zorra, escupirla y darle azotes y algunos bofetones, y por supuesto humillarla todo lo posible procurando que "no rompa" antes de tiempo.

Y al acabar le diría, bueno zorrita ahora por fin se en carne propia como se sentia Javier mientras se follaba a esa zorra que se hacia pasar por mi adorable novia que se iba a dormir cuando me estaba regalando unos cuernos de esos de diecisiete puntas, y no se si habrás disfrutado, pero si no lo has hecho me la pela entre mucho y bastante, ahora ya te puedes ir a seguir zorreando lo que quieras con todos los tios que quieras, o apuntarte a todas las auditorias del javierito para que te siga partiendo por la mitad en cada viaje y vuelvas bien llenita como una buena zorra sumisa.

Y para esa follada, me gastaría algo de pasta en dos billetes de avión, y me la llevaria a otro sitio, lejos, París, Londres, Bruselas (donde sea), y el registro en el hotel lo haria a su nombre, y una vez terminado el tema que he descrito, me largaría dejandola allí "colgada" y diciendole algo como "bueno paga la factura del hotel, que con eso me doy por pagado por la follada que te he metido zorra" y la factura que la pagase ella, ya que el registro está a su nombre.

A partir de ahí "silencio radio" absoluto, bloqueo en whatsapp, etc. y si consigue llegar a mi telefonicamente o por email o lo que sea, respuestas cero pelotero.

Desde luego hay que ser muy gilipollas, además de otras cosas, para estar con una tia así sabiendo quien y que es, recordemos, la cabra siempre tira al monte, y si ya sabemos que a las parejas anteriores las corneaba y bien, esta claro que nosotros no vamos a ser mejores que ellos y nos vamos a quedar sin que nos cornee.

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Última edición:
Pablo no va a hacer lo que propone @dayamineral porque no es capaz, no tiene ese carácter. Es una persona que respeta a los demás. De pensamiento únicamente a veces se le ve maldad pero es incapaz de llevarla a la práctica. Como mucho, podrá pasar que en la ruptura ella le suplique que no lo deje y que está dispuesta a hacer de todo con él, Pablo entonces tendrá un ataque de furia y la follará más duro, sin preservativo y puede que hasta la encule y al terminar le dirá que no quiere estar con una zorra como ella.

Sí, ya lo sabemos, Sara es mucha mujer para Pablo, pero él le dijo en todo momento que quería una novia, una compañera de vida, una pareja para todo, incluso como familia con sus hijas, no sólo un bonito cuerpo del que presumir y follar. Él se enamoró hasta las trancas, le dió otra oportunidad pero lo que él quiere no es posible con Sara, podría serla con la ex de su amigo que ya no recuerdo el nombre.

Es cierto que en los relatos de David Lovia el protagonista es cornudo o no le anda lejos pero en este caso, no veo a Pablo aceptando esto: Pablo novio oficial y público (de momento no es público) de una Sara que como dice Javier follará con él cada vez que vaya de viaje e incluso con más auditores de trabajo porque Javier se lo pide. Es más fuerte la rabia y el dolor que tiene que el empalme o la mala paja que se hizo en el hotel (le costaba hasta correrse, un buen cornudo se correría y diría que fué la mejor paja de todas) Y si al final sí que aceptara la condición de cornudo lo haría sin hacer pública su relación (ahora él se va de la empresa por lo que laboralmente nadie sabría nada) Pero cada vez que se fuese de auditoría sabría que Javier la estaría dominando más, cada vez sería más insufrible pasar las noches en vela y además ahora Javier no le contaría nada.

Por un momento, llegué a pensar que al irse de director en una sucursal de la nueva empresa, se llevaría a Sara con él y podría tener controlado que no se fuese con otros de auditoría pero... quién controla a una yegua salvaje como Sara, Pablo no puede evitar lo que dijo @dayamineral en otro comentario: "la cabra siempre tira al monte". Esto no tiene futuro
 
Pablo no va a hacer lo que propone @dayamineral porque no es capaz, no tiene ese carácter. Es una persona que respeta a los demás. De pensamiento únicamente a veces se le ve maldad pero es incapaz de llevarla a la práctica. Como mucho, podrá pasar que en la ruptura ella le suplique que no lo deje y que está dispuesta a hacer de todo con él, Pablo entonces tendrá un ataque de furia y la follará más duro, sin preservativo y puede que hasta la encule y al terminar le dirá que no quiere estar con una zorra como ella.

Sí, ya lo sabemos, Sara es mucha mujer para Pablo, pero él le dijo en todo momento que quería una novia, una compañera de vida, una pareja para todo, incluso como familia con sus hijas, no sólo un bonito cuerpo del que presumir y follar. Él se enamoró hasta las trancas, le dió otra oportunidad pero lo que él quiere no es posible con Sara, podría serla con la ex de su amigo que ya no recuerdo el nombre.

Es cierto que en los relatos de David Lovia el protagonista es cornudo o no le anda lejos pero en este caso, no veo a Pablo aceptando esto: Pablo novio oficial y público (de momento no es público) de una Sara que como dice Javier follará con él cada vez que vaya de viaje e incluso con más auditores de trabajo porque Javier se lo pide. Es más fuerte la rabia y el dolor que tiene que el empalme o la mala paja que se hizo en el hotel (le costaba hasta correrse, un buen cornudo se correría y diría que fué la mejor paja de todas) Y si al final sí que aceptara la condición de cornudo lo haría sin hacer pública su relación (ahora él se va de la empresa por lo que laboralmente nadie sabría nada) Pero cada vez que se fuese de auditoría sabría que Javier la estaría dominando más, cada vez sería más insufrible pasar las noches en vela y además ahora Javier no le contaría nada.

Por un momento, llegué a pensar que al irse de director en una sucursal de la nueva empresa, se llevaría a Sara con él y podría tener controlado que no se fuese con otros de auditoría pero... quién controla a una yegua salvaje como Sara, Pablo no puede evitar lo que dijo @dayamineral en otro comentario: "la cabra siempre tira al monte". Esto no tiene futuro
Que desazón, totalmente de acuerdo contigo.

Esperemos que Pablo no caiga en esa espiral depresiva cuando su ex lo dejo.
 
Pablo no va a hacer lo que propone @dayamineral porque no es capaz, no tiene ese carácter. Es una persona que respeta a los demás. De pensamiento únicamente a veces se le ve maldad pero es incapaz de llevarla a la práctica. Como mucho, podrá pasar que en la ruptura ella le suplique que no lo deje y que está dispuesta a hacer de todo con él, Pablo entonces tendrá un ataque de furia y la follará más duro, sin preservativo y puede que hasta la encule y al terminar le dirá que no quiere estar con una zorra como ella.

Sí, ya lo sabemos, Sara es mucha mujer para Pablo, pero él le dijo en todo momento que quería una novia, una compañera de vida, una pareja para todo, incluso como familia con sus hijas, no sólo un bonito cuerpo del que presumir y follar. Él se enamoró hasta las trancas, le dió otra oportunidad pero lo que él quiere no es posible con Sara, podría serla con la ex de su amigo que ya no recuerdo el nombre.

Es cierto que en los relatos de David Lovia el protagonista es cornudo o no le anda lejos pero en este caso, no veo a Pablo aceptando esto: Pablo novio oficial y público (de momento no es público) de una Sara que como dice Javier follará con él cada vez que vaya de viaje e incluso con más auditores de trabajo porque Javier se lo pide. Es más fuerte la rabia y el dolor que tiene que el empalme o la mala paja que se hizo en el hotel (le costaba hasta correrse, un buen cornudo se correría y diría que fué la mejor paja de todas) Y si al final sí que aceptara la condición de cornudo lo haría sin hacer pública su relación (ahora él se va de la empresa por lo que laboralmente nadie sabría nada) Pero cada vez que se fuese de auditoría sabría que Javier la estaría dominando más, cada vez sería más insufrible pasar las noches en vela y además ahora Javier no le contaría nada.

Por un momento, llegué a pensar que al irse de director en una sucursal de la nueva empresa, se llevaría a Sara con él y podría tener controlado que no se fuese con otros de auditoría pero... quién controla a una yegua salvaje como Sara, Pablo no puede evitar lo que dijo @dayamineral en otro comentario: "la cabra siempre tira al monte". Esto no tiene futuro
Pues yo no tengo tan claro que Pablo no lo acepte.
Él quiere a Sara y Sara lo quiere a él (aunque parezca que no).
Ya en frío puede que piense:"ahora que no voy a trabajar con ella, que se folle a Javier y luego que vuelva a mí para querernos.

Sara, con lo joven que es, ha decidido estar con Pablo. Le confiesa a Javier que sólo engaña a su novio con él y se ha resistido hasta hoy.

Javier es la tentación de Sara. Su jefe, con trazas de machista y que la trata como a ella le gusta en la cama.
Pero en la mayoría del tiempo ella prefiere a Pablo antes que a nadie.
Sara tiene un problema psicológico que le hace desear lo que Javier representa y Pablo tiene un problema porque sabe lo que quiere Sara y no se lo da.

Con todo esto, no defiendo a Sara. Yo ya hace tiempo que hubiera roto la relación por menos de lo que hizo. Sólo trato de comprenderla.
La historia no es tan simple como decir "Sara es una puta", no. Aquí hay más tela que esa simple conclusión porque, si fuera una puta, se follaría a todo el que se le cruzara. Y no lo hace, creo.
 
Solo voy a decir una cosa, y en letras mayúsculas, para que se note mí cabreo:. JAVI ES UN PEDAZO DE GILIPOLLAS. UNA BASURA, RUIN, MISERABLE y ASQUEROSO.
Pablo lo que tiene que hacer es reventarle la cara a ese pedazo de mierda e impactarlo contra la pared. Verás como respeta un poco.
Y luego evidentemente va a romper con Sara, porque no tiene otra salida.
Me dan asco los dos miserables, valiente zorra está hecha y valiente montón de mierda que es Javier.
 
Solo voy a decir una cosa, y en letras mayúsculas, para que se note mí cabreo:. JAVI ES UN PEDAZO DE GILIPOLLAS. UNA BASURA, RUIN, MISERABLE y ASQUEROSO.
Pablo lo que tiene que hacer es reventarle la cara a ese pedazo de mierda e impactarlo contra la pared. Verás como respeta un poco.
Y luego evidentemente va a romper con Sara, porque no tiene otra salida.
Me dan asco los dos miserables, valiente zorra está hecha y valiente montón de mierda que es Javier.
Noto tu enfado, pero Javier sólo se ha aprovechado cuando Sara le ha dejado.
Hasta ese día, Javier se había topado con negativas por parte de ella y respetaba su decisión.
 
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